miércoles, 17 de mayo de 2023

FATUM - de Juan Galiñanes

España,2023


Aunque la película comienza con vuelo bajo de pronto remonta –con un atraco a una sucursal bancaria rodado con mucho brío- y nos empieza a demostrar que Galiñanes sabe rodar un thriller tenso y compacto.
La película tiene un ritmo consistente y sabe aprovechar los puntos de inflexión que ofrece la trama para conseguir un puñado de secuencias de gran intensidad dramática.

Dos padres que no tienen nada que ver acabarán confluyendo en una situación fatal. Sergio (Luis Tosar) es un pobre hombre que ha caído en las garras de la ludopatía. Su mujer está a punto de irse de casa con sus dos hijos, pero decide darle una última oportunidad. Sin embargo, a las pocas horas recibe el soplo de un amaño y, a pesar de estar con sus hijos, acude con ellos a la casa de apuestas.
El otro es Pablo (Alex García), un francotirador de los GEO cuyo hijo sufre una insuficiencia cardíaca tan severa que está hospitalizado hasta que pueda recibir un trasplante.



El fatum del que habla el título se va a encargar de que mientras Sergio está con sus hijos en la casa de apuestas se produzca allí un violento atraco. Hay toma de rehenes, aparecen los GEO (con Pablo entre ellos) y la situación se enquista con negociaciones y muchos nervios. En el asalto final muere accidentalmente el hijo de Sergio. El sentimiento de culpabilidad de ambos padres los enzarzará en una agria disputa que acabará conduciéndolos a un chantaje emocional con visos homicidas.

La película presenta a los personajes de forma somera, sin profundizar demasiado en el drama de la ludopatía o en los problemas de estas dos parejas. Va directa al conflicto que se establece entre estos dos padres obsesionados con sus hijos. La intriga que establece está muy bien manejada y, sin caer excesos, nos mantiene pegados a la pantalla.



Galiñanes juega muy bien con las herramientas del thriller y nos regala varios picos de tensión rodados con mucho acierto. Luis Tosar y Alex García sostienen la función de forma solvente y creíble con la presencia puntual de una Elena Anaya que sorprende en el papel de comisaria al frente del operativo policial. Sin olvidar la música de Manuel Riveiro que es de las que aporta el dramatismo necesario para sumergirnos en la intriga.

En suma, una puesta en escena muy cuidada con sólidas interpretaciones y secuencias muy bien elaboradas que mantienen la tensión hasta un final que, en cambio, me parece un tanto impostado. De hecho me recordó el final que le impusieron a Clint Eastwood en Ejecución Inminente (True Crime, 1999)



La película está producida en Galicia por Vaca Films, lo cual empieza a ser garantía de cualificados y entretenidos thrillers como atestiguan «El desconocido», «Celda 211» o «Quien a hierro mata», película de Paco Plaza de la que precisamente Juan Galiñanes fue guionista.

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