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sábado, 26 de julio de 2025

LA INVENCIÓN de MOREL - de Adolfo Bioy Casares


Este clásico de la literatura fantástica resulta tremendamente ambiguo y perturbador. No solo actualiza el Mito de la Caverna de Platón o el del Eterno Retorno de Nietzsche, sino que tiene trazos de la más reflexiva ciencia ficción, además de provocar debates tan filosóficos como el de la inmortalidad o tan contemporáneos como el de la realidad virtual. Todo ello en una novela primeriza publicada en 1940.

Un fugitivo de la justicia llega en un bote de remos a una isla desierta en el Pacífico Sur. Allí se esconde bajo unos acantilados. Pasado un tiempo descubre sobre él algunas construcciones abandonadas. Posteriormente se percata de que allí moran algunos habitantes. Sin revelar su posición se dispone a espiarlos, intentando escuchar sus conversaciones, ya que todo le resulta demasiado extraño.  

Sin duda el prófugo recuerda cómo llegó a conocer esta isla misteriosa. Su presentación nos recuerda a la de un mito o a una maldición india.
     "Un italiano, que vendía alfombras en Calcuta, me dio la idea de venirme; dijo (en su lengua):
     —Para un perseguido, para usted, sólo hay un lugar en el mundo, pero en ese lugar no se vive. Es una isla. Gente blanca estuvo construyendo, en 1924 más o menos, un museo, una capilla, una pileta de natación. Las obras están concluidas y abandonadas.
     Lo interrumpí; quería su ayuda para el viaje; el mercader siguió:
     —Ni los piratas chinos, ni el barco pintado de blanco del Instituto Rockefeller la tocan. Es el foco de una enfermedad, aún misteriosa, que mata de afuera para adentro. Caen las uñas, el pelo, se mueren la piel y las córneas de los ojos, y el cuerpo vive ocho, quince días. Los tripulantes de un vapor que había fondeado en la isla estaban despellejados, calvos, sin uñas —todos muertos—, cuando los encontró el crucero japonés Namura. El vapor fue hundido a cañonazos."



Los enigmáticos residentes son caracterizados como turistas y entre ellos hay una mujer, Faustine, que todos los días mira el atardecer desde un mismo lugar del acantilado. Con frecuencia entabla conversación con un hombre llamado Morel. Estos turistas actúan de un modo inquietante. Parecen repetir acciones e incluso conversaciones, en una especie de reinicio constante que parece entrañar algún tipo de clave.

Por ejemplo los habitantes aparecen y desaparecen siempre de forma súbita y cuando el huido logra indagar en algunas dependencias no encuentra evidencia de que allí viva nadie. También oye a los turistas quejarse del calor cuando en realidad hace frío. Finalmente teme estar volviéndose loco cuando se percata de que las conversaciones entre Faustine y Morel son siempre idénticas, en el tono y en las frases. Llega a creer que algunas de la raíces de las que se alimenta son alucinógenas, aunque poco a poco se inclina a pensar que está viendo fantasmas o, peor aún, que él mismo es un fantasma y no lo sabe. Como Jorge Luis Borges señala en el Prólogo, Bioy «despliega una Odisea de prodigios que no parecen admitir otra clave que la alucinación o el símbolo, y plenamente los descifra mediante un solo postulado fantástico pero no sobrenatural».





La novela está construida como un artefacto de ficción con sus piezas meticulosamente encajadas; siendo estas detalles inocuos, pistas ambiguas y secretos reflectantes que el autor va distribuyendo pacientemente por el engranaje de sus páginas. Esta elaboración artesanal de la trama, con detalles que anticipan y determinan el sorprendente desenlace es una característica muy particular de Bioy Casares que podemos apreciar en muchos de sus mejores cuentos, como En memoria de Paulina donde también se vislumbra una pugna entre apariencia y realidad. Además tanto la novela como el cuento son, en el fondo, dos historias de amor en las que el narrador enamorado ve a su amor inabordable. Dos preguntas palpitan en ambos textos: ¿Conozco de verdad a la persona que amo? ¿o lo único que puedo llegar a conocer es lo que yo mismo proyecto?.

Este modo de construir la ficción es subrayado por Borges en el Prólogo, el cual ha quedado como una especie de Manifiesto sobre la Literatura Fantástica, género muy incipiente en aquella época en las letras hispánicas. Borges considera esta obra como una novela fantástica de aventuras que se contrapone a la amorfa novela psicológica en que "no se propone como una transcripción de la realidad", sino como un "objeto artificial que no sufre ninguna parte injustificada". Afirma que las obras fantásticas de "imaginación razonada" tienen en común con la novela de peripecias tradicional y con la ficción detectivesca un argumento hábilmente tejido, un rigor intrínseco y una capacidad de suspensión y sorpresa. Estas características son las que determinan que la obra sea "un objeto artificial", algo que posee una realidad artística propia, más allá de la realidad cotidiana. Lo cual no implica que el texto sea frío o carezca de emociones. Al contrario, el amor y el miedo, la soledad y la falta de comunicación desempeñan un papel central en la obra. 



Pero volvamos al asunto. Un día el fugitivo decide acercarse a Faustine, la interpela... pero ella no reacciona ante él. Sus encuentros con el resto de habitantes obtienen el mismo resultado. Nadie nota su presencia; todos continúan con sus actividades como si él no existiera. Durante su estancia en la isla nuestro protagonista no deja de barruntar que allí se solapan realidad y alucinación. Todo es a la vez patente y profundamente misterioso.
"Al pasar por el hall vi un fantasma del Tratado de Belidor que me había llevado quince días antes; estaba en la misma repisa de mármol verde, en el mismo lugar de la repisa de mármol verde. Palpé el bolsillo: saqué el libro; los comparé: no eran dos ejemplares del mismo libro, sino dos veces el mismo ejemplar."
Como se ve, la trama resulta casi onírica y su desarrollo esconde un homenaje al cine y a la novela de H. G. Wells "La isla del Doctor Moreau". Bioy Casares anticipa la realidad virtual de nuestros días pero, sobre todo, elabora una gran metáfora sobre la inmortalidad y el amor sin olvidar dos aspectos que retratan al hombre moderno, la soledad en medio de la multitud y la dificultad para distinguir lo auténtico de lo falaz.  Incluso diría más, plantea un asunto tan radical como ¿existe el ser humano más allá de sus recuerdos?.

En nuestra era de la imagen no puede dejar de cautivarnos esta reflexión sobre cómo los personajes pierden toda identidad humana al convertirse en imágenes ficticias, ya que la realidad inventada se convierte en la única realidad. Así lo certifica el prófugo: "Las copias sobreviven, incorruptibles. Ignoro cuáles son las moscas verdaderas y las artificiales". O todavía de forma más inapelable: "...no hay más Faustine que esta imagen...", concluye el narrador.
Constanza Ragal 

Tampoco es que el lector sepa mucho del protagonista. Apenas que es venezolano y que huyó de una condena a cadena perpetua. No sabemos ni tan siquiera su nombre ya que el texto tiene la forma de un diario que alguien escribió. La novela entera glosa el debate de fondo entre realidad y ficción, ya que incluye unas notas a pie de página introducidas por un desconocido editor que apuntan a reforzar su verosimilitud. 

Todo ello tiene que ver, creo yo, con la verdadera esencia de esta extraordinaria novela. El poder de la ficción para usurpar la realidad. Poco a poco el narrador va comprometiéndose con el mundo de ilusión presente en la isla hasta el punto de que ésta se convierte en su realidad principal. Llega a olvidar sus problemas de fugitivo para buscar desesperadamente integrarse en ese mundo de quimera.



Morel creó algo que le hace perdurar más allá de la realidad física. También el fugitivo considera que su diario le ofrecerá esto cuando muera, por ello se esfuerza en que sea completo y preciso.
"Siento con desagrado que este papel se transforma en testamento. Si debo resignarme a eso, he de procurar que mis afirmaciones puedan comprobarse; de modo que nadie, por encontrarme alguna vez sospechoso de falsedad, crea que miento al decir que me han condenado injustamente. Pondré este informe bajo la divisa de Leonardo - Ostinato rigore- e intentaré seguirla."
Esta determinación por la objetividad otorga una ilusión de realidad al ambiente fantástico. Obsérvese que el fugitivo, del mismo modo que Morel, está creando un dispositivo -literario en este caso- capaz de hacerle perdurar, aunque su anhelo máximo sería incrustarse en la conciencia de Faustine.
"Al hombre que, basándose en este informe, invente una máquina capaz de reunir las presencias disgregadas, haré una súplica. Búsquenos a Faustine y a mí, hágame entrar en el cielo de la conciencia de Faustine. Será un acto piadoso."
Jorge Luis Borges escribió en el Prólogo a la primera edición de esta novela en la editorial Losada: «He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta». 










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 Adolfo Bioy Casares (1914-1999) fue un verdadero maestro del cuento y la novela breve. “La invención de Morel” se publicó en 1940 y marcó el arranque del género fantástico en español según Borges. Luego seguirían otros libros memorables como “El sueño de los héroes”, “Historias fantásticas”,  “Dormir al sol” y "La trama celeste".
La ambigüedad de la trama de "La invención..." y su intenso poso filosófico ha retado a todo tipo de artistas. En 2018 el antiguo batería del grupo The Police compuso y estrenó la ópera ´The Invention of Morel´. Antes el comiquero Miguelanxo Prado la abrazó como inspiración para su album "Trazo de tinta". E incluso los chalados guionistas de Lost (JJ Abrams y Damon Lindelof,) hicieron aparecer a Sawyer (Josh Holloway) leyendo "La invención de Morel" (en el episodio 4 de la 4ª temporada) para ampliar aún más el desconcierto de los espectadores. También ha dado lugar a distintas versiones cinematográficas entre las que destaca "El año pasado en Marienbad"  (1961), de Alain Resnais, una deslumbrante pieza francesa tan experimental como poética.

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  La inspiración de la novela viene determinada por la fascinación de Bioy Casares por la estrella de cine Louise Brooks, actriz y escritora estadounidense que se convirtió en una de las caras más famosas del cine mudo. Se la conoce, principalmente, por sus papeles en películas mudas durante la última mitad de la década de los años 1920 , sobre todo por La caja de PandoraThe Diary of a Lost Girl, ambas realizadas en Berlín por el director alemán Georg Wilhelm Pabst. Tras finalizar su carrera cinematográfica en 1938, optó por establecerse en Nueva York, ciudad en la que trabajó como vendedora en unos grandes almacenes y, más adelante, de acompañante de hombres ricos.

*  El asunto de una realidad alternativa o más radicalmente aún, el de una ficción que se superpone a la realidad lo trató posteriormente el propio Borges en su magistral relato "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius". En él una antigua sociedad secreta conspira para transformar el universo siguiendo los parámetros imaginarios de la ficticia nación de Uqbar. No en vano para estos gnósticos, "el visible universo no es más que una ilusión", por lo que es factible sustituirlo por cualquier otra.

viernes, 12 de abril de 2024

EL TÚNEL - de Ernesto Sábato




No sé por qué en las últimas semanas mi vista se ha venido posando en noticias de prensa que hablaban del aumento de la soledad en nuestra sociedad, así como de la incomunicación que asola nuestras relaciones personales tan chisporroteantes de redes sociales. Y de pronto me encontré ante el estante donde descansa este librito de Ernesto Sábato, tan menudo y abismal como un punto impreso que albergase un agujero negro. Está claro que el recuerdo de su gravedad me impulsó a releerlo.

La novela posee una intensidad inusitada. Está narrada por una primera persona atormentada y tiene un comienzo fulgurante y abrupto: «Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne». Las posteriores páginas nos arrastrarán hasta el fondo de una mente febril y desesperada. La novela toma la forma de una confesión sobre las motivaciones de un crimen que ya ha sido cometido y que es contado por el narrador con «la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme».

Este súbito comienzo por el desenlace hace que se nos imponga el punto de vista del narrador, el cual nos impele a descubrir las circunstancias personales que le llevaron al crimen.

La acción se inicia en 1946, en la ciudad de Buenos Aires. En la galería donde expone sus pinturas, Castel se da cuenta de que una mujer, María Iribarne, contempla con atención una escena marginal en una de sus telas. El caso es que muchas personas han pasado indiferentes ante la obra; pero María lleva un rato allí, observando una imagen que para el pintor es primordial. En esta circunstancia Castel siente que esa mujer es única por haber sido capaz de discernir el simbolismo de aquella imagen: una mujer absorta ante el mar es vista a través de una ventana. Ahí comenzará su obsesión por María, quizás la única persona en el mundo capaz de comprenderlo.
"Cuando ella se detuvo frente a mi cuadro y miró aquella pequeña escena sin oír ni ver la multitud que nos rodeaba, ya era como si nos hubiésemos tuteado y en seguida supe cómo era y quién era, cómo yo la necesitaba y cómo, también, yo le era necesario”

Juan Pablo Castel es un hombre solitario y pesimista, misántropo e introvertido, metódico y un tanto paranoico. Busca un puente por el que escapar de un mundo de soledad y caos. Como buen artista plástico ve su vida entera resumida en una imagen, metáfora del tormento de soledad que lo engulle, un túnel: «...Un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida».

De alguna forma el túnel representa una visión metafísica del existir, del mismo modo que Castel, como hombre, representa a todos los hombres arrojados a este mundo caótico en el que siente que no encaja. De ahí su pesimismo y su reacción desmesurada ante la posibilidad de haber encontrado a la persona ansiada.

Sábato supo perfilar en esta novela la soledad metafísica ("ansiosa y absoluta") que se cernía sobre el hombre del siglo XX. Las primeras críticas señalaron el profundo análisis psicológico del protagonista por un lado y la descomposición moral de un hombre aplastado por la soledad y la incomunicación por otro. Un palpitante recorrido por los tortuosos laberintos de la psicología a la par que por los precipicios del existencialismo. No en vano la obra fue refrendada por el mismísimo Albert Camus ante la crítica mundial. En todo caso la neurosis de Castel es obvia y, quizas, ahí podría rastrearse un sustrato autobiográfico relacionado con las depresiones que el propio autor declaró haber sufrido.

"Obsesión" de Curiaqui, 2020

Abruma el poder de introspección y análisis del protagonista. Es capaz de inflamar pequeños detalles insignificantes hasta convertirlos en teorías que navegan raudas por su obsesión: «Mi cerebro es un hervidero, pero cuando me pongo nervioso las ideas se me suceden como en un vertiginoso ballet». Castel llega a describir tres sueños que nos muestran su estado de confusión y angustia, sumergiéndonos de golpe en su subconsciente:
"Tuve este sueño: visitaba de noche una vieja casa solitaria. Era una casa en cierto modo conocida e infinitamente ansiada por mí desde la infancia, de manera que al entrar a ella me encontraba perdido en la oscuridad o tenía la impresión de enemigos escondidos que podían asaltarme por detrás o de gentes que cuchicheaban y se burlaban de mí, de mi ingenuidad. ¿Quiénes eran esas gentes y qué querían? Y sin embargo, y a pesar de todo, sentía que en esa casa renacían en mí los antiguos amores de la adolescencia, con los mismos temblores y esa sensación de suave locura, de temor y de alegría. Cuando me desperté, comprendí que la casa del sueño era María". 
La confesión de Castel se acaba convirtiendo en el relato de su descenso al abismo de la demencia, donde unas veces se ve triunfador y otras denostado. 
"Volví a casa con la sensación de una absoluta soledad. Generalmente, esa sensación de estar solo en el mundo aparece mezclada de un orgulloso sentimiento de superioridad, desprecio a los hombres, los veo sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos: mi soledad no me asusta, es casi olímpica.
Pero en aquel momento, como en otros semejantes, me encontraba solo como consecuencia de mis peores atributos, de mis bajas acciones."
Sus razonamientos son como fulgores que iluminan por igual razones y sinrazones, contradiciéndose a cada instante: 
“Las horas que pasamos en el taller son horas que nunca olvidaré. Mis sentimientos, durante todo ese período, oscilaron entre el amor más puro y el odio más desenfrenado, ante las contradicciones y las inexplicables actitudes de María; de pronto me acometía la duda de que todo era fingido. Por momentos parecía una adolescente púdica y de pronto se me ocurría que era una mujer cualquiera, y entonces un largo cortejo de dudas desfilaba por mi mente: ¿dónde?, ¿cómo?, ¿quiénes?, ¿cuándo?."
Son muchos los estudiosos que han valorado El túnel como una de las novelas donde mejor se describe la neurosis; cómo nace, medra y se desencadena a través de la inseguridad, el miedo al rechazo, la angustia de la incomunicación y los arrebatos de ira y culpa. A todo esto se añade, en una lectura actual, la violencia de género.


En los años setenta los lectores nos recreábamos en el mito de Eros y Thánatos, en las obsesiones y manías de quien persigue lo inalcanzable y ha de afrontar una sensación de pérdida o derrota que podemos cifrar en la infancia o el amor. Pero con la sensibilidad de hoy en día nos llama la atención el maltrato. Así lo certifica la relación de amor-odio y desprecio con que Castel trata a las mujeres. También el ansia irreprimible de posesión y la agresividad que desatan sus celos (tanto del marido como de cualquier hombre con quien trate María). Desde el principio Castel se comporta como un maltratador y un misógino.

Para mí está claro que éste no era el objetivo de Sábato. Su disparo era más elevado, pero se dio perfecta cuenta de que este ámbito ("trivial" lo denomina) ganaba espacio en la trama, según reconoció en una entrevista:
–Mientras escribía esa narración, arrastrado por sentimientos confusos e impulsivos no del todo conscientes, muchas veces me detuve perplejo a juzgar lo que estaba saliendo, tan distinto de lo que había previsto. Y, sobre todo, me intrigaba la creciente importancia que iban adquiriendo los celos y el problema de la posesión física. Mi idea inicial era de la escribir un cuento, el relato de un pintor que se volvía loco al no poder comunicarse con nadie, ni siquiera con la mujer que parecía haberlo entendido a través de la pintura. Pero al seguir el personaje, me encontré con que se desviaba de este tema, para «descender» a preocupaciones casi triviales de sexo, celos y crimen. Esta derivación no me agradó mucho, y repetidas veces pensé en abandonar el relato que me alejaba tan decididamente de lo que me había propuesto.

Más tarde comprendí la raíz del fenómeno: los seres humanos no pueden representar nunca las angustias metafísicas al estado de puras ideas, sino que lo que hacen encarnándolas, obscureciéndolas con sus sentimientos y pasiones. Los seres carnales son esencialmente misteriosos y se mueven a impulsos imprevisibles, aun para el mismo escritor que se sirve de «intermediarios» entre ese singular mundo irreal pero verdadero de la ficción y el lector que sigue el drama. Las ideas metafísicas se convierten así en problemas psicológicos; la soledad metafísica se transforma en el aislamiento de un hombre concreto en una ciudad bien determinada; la desesperación metafísica se transforma en celos; y la novela o relato que estaba destinado a ilustrar aquel problema, termina siendo el relato de una pasión y de un crimen. Castel trata de apoderarse de la realidad-mujer, mediante el sexo. Empeño vano….

Castel trata de superar la soledad existencial y el absurdo de la condición humana aferrándose al amor. Pero cuando todo falla mata a María con una queja de lo más patética: "tengo que matarte, me has dejado solo"; como si fuera un niño desvalido que se venga de su madre apuñalándole en el pecho y el vientre, las partes de su cuerpo que considera de su propiedad. Este tipo de símbolos abundan en la narración. María es un nombre que denota lo maternal y virginal; lo que seguramente esté relacionado con el título del cuadro que une a los protagonistas, "Maternidad".

Finalmente quiero hacer notar el aspecto onírico y pesadillesco de la narración. Se puede decir que la novela transcurre fuera del tiempo y del espacio, en el fluir de la conciencia del protagonista. El narrador arrastra al lector hacia su propia lógica y delirio; allí donde no hay horas ni días, sino esperas angustiosas interrumpidas por lapsos de éxtasis, confusión y dolor.
"Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, o a la espera de la muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia..."







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El túnel’ fue la primera novela de Ernesto Sábato (1911 - 2011) y fue publicada en 1948. Anteriormente sólo había publicado el ensayo ‘Uno y el Universo’ (1945). Con ella inició una carrera literaria que incluye otras dos novelas fundamentales: "Sobre héroes y tumbas" (1961), donde está inserto el perturbador "Informe sobre ciegos",  y "Abaddón el exterminador" (1974). Entre medias de estas obras, publicó numerosos ensayos vinculados a la ciencia, la filosofía, la política y la cultura. 
Sábato fue un reconocido físico que desarrolló investigaciones en el Laboratorio Curie de Paris y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En 1943 sufrió una crisis existencial en la que le llevó a alejarse de forma definitiva del ámbito científico para dedicarse de lleno a la literatura y la pintura.
Pero además Sábato siempre estuvo comprometido con la sociedad de su tiempo. En 1983 fue presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y publicó un informe conocido por la famosa expresión Nunca más (también llamado Informe Sábato). La idea era juzgar a las Juntas militares que gobernaron dictatorialmente el país entre 1976 y 1983, sacando a la luz el terrorismo de estado que practicaron provocando la desaparición y muerte de miles de personas. 

viernes, 29 de octubre de 2021

LA PUERTA del CIELO - Ana Llurba



Ana Llurba, con una reconocida trayectoria como editora y poeta, se estrenó en la ficción con esta breve novela, a la vez naif y perturbadora, sobre un puñado de chicas adolescentes encerradas en un sótano, a la espera de la salvación divina. Son seguidoras del culto Fraternidad Cósmica y su mesiánico líder las ha confinado en esa “Nave” a la espera de ser rescatadas por los Padres Creadores procedentes del espacio sideral.

La novela narra el día a día de estas jóvenes ingenuas y sumisas, entregadas a un culto absurdo, pero congruente para ellas, ya que en él depositan su anhelo de salvación. Su conocimiento del mundo parece mínimo ya que toda su experiencia vital se remite a este cerrado microcosmos de penitencia, devoción y sordidez. El hambre y el aburrimiento consumen sus horas, rodeadas de cucarachas y con la amenaza de ser arrojadas a un pozo cuando no obedecen o de ser ´premiadas´ por la violación del líder mientras entona su monserga redentora.

La imaginería religiosa que se despliega en las páginas por momentos es delirante (rezando a astronautas y dioses extraterrestres); pero Llurba logra dotarla de dobles sentidos y de una ironía que subraya el absurdo y la candidez que la sustenta. Plegarias cristianas adaptadas a una liturgia espacial, conversaciones imaginarias con muñecas de trapo y testimonios de fe proclamados ante un ejército de cucarachas conviven con maltratos y abusos sexuales en un clima asfixiante que alterna arrebatos de horror y ternura: "Ave Plateada Estelar, ruega por nosotras astronautas, ahora y en la hora de nuestra ascensión. Amén."


La alienación de estas jovencitas enternece y aterra a partes iguales. Encerradas por un pretendido cataclismo exterior, su régimen de vida está lleno de estrafalarias rutinas litúrgicas, castigos físicos e inflamadas penitencias cuyo rigor aspira a la purificación. Afectadas por una especie de síndrome de Estocolmo, dedican sus días a la interiorización de los mantras sagrados que constan en los Testimonios de la Sabiduría Cósmica y en las cintas VHS que les muestra el líder, con títulos tan reveladores como "El retorno de los dioses" o "Recuerdos del futuro: las huellas de los antiguos astronautas".

Pero la realidad es mostrenca y las leyes de la comunidad muy severas. En este microcosmos las penitencias se convierten en un ejercicio implacable de control y maltrato, mientras que los sacrificios de estas novicias se traducen en verdaderas violaciones. Por momentos las vejaciones bordean lo sádico. No nos engañemos, lo que se concita en esta "nave" es el miedo a los otros, a la propia libertad y al exterior, que se resuelve en un férreo juego de poder en el interior.


Según la sagradas enseñanzas de su autoproclamado líder, los Primeros Padres visitaron la Tierra en el remoto pasado, dejando señales y huellas. Luego, a través de un rayo luminoso, fecundaron a una virgen para que diera a luz al Primer astronauta, quien murió en la cruz antes de elevarse en el aire y ser recogido por una aeronave transparente. Este Primer astronauta nos reveló la verdad: que la vida había llegado hasta nuestro planeta procedente de la estrella Betelgeuse, a través del meteorito HUL76, y que volvería a extinguirse en un proceso inverso que se conoce como el Segundo Advenimiento. Sólo los fieles y abnegados podrán sobrevivir al trance final que aguarda a la humanidad, siempre y cuando se entreguen a la férrea disciplina que imponen los Testimonios de la Sabiduría Cósmica.

Escuchemos cómo revive el Comandante de esta "nave" su revelación:
“El juicio, la condena y los abucheos públicos después de que su esposa lo denunciara por abusar de su hija Silvita. Los castigos infligidos por sus compañeros de cárcel. El descubrimiento de aquella religión espacial que predicaba el hermano Gagarino. Su nuevo bautismo en la Fraternidad cósmica poco después de salir de la cárcel. De repente, un destello dorado lo encandiló. Una bola de fuego cruzando por delante del cristal ajado interrumpió aquel viaje astral por su propia vida. 
Perturbado por la interrupción repentina de aquel cometa, el Comandante lo señaló con la punta del dedo índice y miró a los Padres creadores. Entonces le contaron que planeaban un segundo retorno a la Tierra en esa bola de fuego incandescente. Su choque contra la superficie terrestre provocaría un reseteo universal, una venganza cósmica, la Catástrofe definitiva de la que solo sobrevivirían un Comandante y un minúsculo grupo de vírgenes, que él protegería de la hecatombe. Esa era su misión, él sería ese Comandante que aguardaría en una nave bajo la superficie. Al igual que Noé, esperaría el momento en que vinieran a rescatarlo para llevárselo con ellos hasta Betelgeuse, la estrella más brillante de la constelación de Orión, hasta La Puerta del Cielo”. pág. 17-18
El título nos remite a la secta ovni “Heaven´s Gate” que en 1997 fue noticia cuando sus seguidores llevaron a cabo un suicidio colectivo en San Diego, EEUU. El gurú de esta secta, Marshall Herff Applewhite, convenció a sus seguidores de que sus almas subirían a una nave que llegaba a la Tierra escondida detrás del Cometa Hale-Bopp que por aquel entonces visitaba la tierra. Pero Llurba trasciende la anécdota para presentarnos una psicología dependiente, la de la protagonista, que a pesar de su carácter inquisitivo no es capaz de traspasar el velo mítico de la religión.

La narradora es Estrella, una adolescente soñadora y manipulable en cuyas cuyas creencias se mezclan cristianismo, ufología y apocalipsis. Está embarazada del líder y tiene por confidente a Catalina. Estrella será una narradora tierna y perturbadora, pero también poco fiable. Inquiere constantemente sobre su entorno, sobre los Testimonios y sobre los Padres astronautas lo que la lleva al castigo del pozo. Los siete días que pasa allí encerrada son las jornadas que relata la novela. 

El doble encierro de estar confinada en la nave y dentro de ella en el pozo, junto con un corazón inflamado por la fe hacen derivar a Estrella hacia un delirio de hierofanía: Ella es la elegida por los Primeros padres. Sus sacrificios y perseverancia la convertirán en la única superviviente tras la devastación del planeta. Su deber será predicar a su rebaño, las cucarachas, ya que serán las únicas que se salvarán del cataclismo. Ellas preservarán su mensaje y lo difundirán por el mundo futuro.
"Quizás fuera cierto lo que le decía Catalina, y esta fuera la última prueba que los Padres creadores le imponían. Ahora debía seguir su consejo y relatarles su historia a sus acólitas, a su tripulación. Así ellas transmitirían a la posteridad el testimonio de estos días tan agrestes."
Muchos aspectos confluyen en la novela. Sin duda se trata de un bildugsroman feroz y apocalíptico donde vemos a la protagonista crecer desde la ignorancia a la revelación y desde la inocencia al delirio. El mundo incógnito y amenazante, los rituales del poder y sus primeras experiencias sexuales la acabarán marcando de tal modo que la realidad que percibe se retuerce hasta convertirse en una revelación divina. Ella se convertirá en la "madre nutricia" de la salvación: lleva un bebé en sus entrañas y un rebaño de creyentes la sigue. El grado de sugerencia es enorme y la autora nos lo procura con un lenguaje sencillo y directo que se articula en capítulos muy cortos que tienen la virtud de lo esencial.


La propia autora ha citado como referente de su obra a la narradora infantil y terrible de Siempre hemos vivido en el castillo, el clásico de Shirley Jackson. Ambas protagonistas son capaces de conformar un mundo demencial a la medida de su perturbación. También se cita al gran Rafael Pinedo, creador de mundos desoladores y postapocalípticos como los que aparecen en su famosa "trilogía de la destrucción de la cultura", compuesta por las novelas breves Plop, Frío y Subte. En concreto en Frío, la protagonista sobrevive en un convento a una ola de frío extremo que devasta el mundo. Ante el éxodo general ella se queda en el monasterio acompañada por un ejército de ratas ante las que oficia delirantes misas. 

Tanto la Estrella de esta novela de Llurba, como la protagonista de Frío, nos entregan unos informes detallados de sus penurias dictadas por la tiranía de unas creencias absurdas y de unos estrictos rituales religiosos con los que pretenden ordenar el caos de sus mentes. Algo como lo que ha hecho la autora de esta novela: "Mientras escribía no pensé para nada en la denuncia de la violencia de género, sino en lo que era coherente para los personajes en ese mundo de alienación y encierro que tiene sus propias reglas."

El itinerario en el que acompañamos a Estrella se acaba convirtiendo en un periplo fuertemente batido por las tormentas de la religión, del despertar sexual, los problemas de identidad y la muerte.






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Después de leer este libro, podemos continuar con el mismo tema, pero desde un punto de vista más cómico y grotesco con la serie Unbreakable Kimmy Schmidt: comienza cuando un pequeño grupo de mujeres son rescatadas de un bunker en el que un fanático religioso las ha tenido encerradas durante 15 años.



Kimmy (Tina Fey) fue secuestrada con 14 años por un líder que decía estar salvándola de un apocalipsis nuclear. Cuando la policía rescata a "las mujeres topo", Kimmy se encuentra en medio de la vorágine de Nueva York pero con la inocencia de los 14 años aún en el corazón. Ella se lanza a una gozosa exploración de las tierras incógnitas de la gran ciudad y de la edad adulta. El absurdo de la vida moderna y las personas desquiciadas que se encuentra en su camino parecen confirmarle que ha aterrizado en un extrañísimo planeta. 



jueves, 13 de agosto de 2020

El ENTENADO - de Juan José Saer




Novela elocuente y reveladora.
Su lectura diáfana nos traslada la crónica de Indias de una expedición española al Río de la Plata, a principios del siglo XVI. El narrador es un grumete que es capturado por los indios colastinés, mientras el resto de la partida de soldados primero es asesinada y posteriormente descuartizada, asada y comida en un festejo que deviene en un frenesí orgiástico. Inopinadamente el joven es respetado, pudiendo vivir libremente entre los indios que le proporcionan habitáculo y comida, pero ninguna instrucción.


Toda la primera parte de la novela está ocupada por ese relato casi antropológico de su vida en la tribu. Durante 10 años intentará comprender el idioma y las costumbres, tradiciones y rituales que le parecen ininteligibles; hasta que un día, inadvertidamente, los indios le colocan en una barca llena de víveres y lo liberan río abajo.






























Sólo años más tarde, después de varias aventuras por Europa y con el grumete convertido en un anciano que escribe su historia, comprenderá hasta qué punto aquella experiencia le provocó una nueva forma de percibir y habitar la realidad: “después de sesenta años esos indios ocupan, invencibles, mi memoria”.

Por ahí vienen las aguas subterráneas de esta novela y sus páginas más formidables. En el último tercio del libro la antropología inicial se convierte en una metafísica profunda. Como en Borges, el relato que ha comenzado desde el exterior de una peripecia de pronto se abisma más allá de la realidad, trascendiendo su simple apariencia. Analizando de nuevo el lenguaje de los indios y rememorando sus costumbres y su concepción del mundo, el "hijastro" (entenado) de aquellos indígenas se percata de que, en su cosmovisión, "ellos y el mundo eran una y la misma cosa". De hecho se consideraban a sí mismos como los únicos "hombres verdaderos"; estimando que todo lo demás, lo exterior a ellos mismos o a su aldea, es una niebla informe y carente de una consistencia real.





































Ya desde el principio el narrador nos había ofrecido indicios de que el viaje lo estaba conduciendo hacia el origen del mundo y de la realidad. 
"El olor de esos ríos es sin par sobre esta tierra. Es un olor a origen, a formación húmeda y trabajosa, a crecimiento. Salir del mar monótono y penetrar en ellos fue como bajar del limbo a la tierra. Casi nos parecía ver la vida rehaciéndose del musgo en putrefacción, el barro vegetal acunar millones de criaturas sin forma, minúsculas y ciegas." pág. 24
Incluso recordando aquella primera noche entre los indios, en la soledad desmesurada de su camastro, el anciano observa que "esa criatura que llora en un mundo desconocido asiste, sin saberlo, a su propio nacimiento. No se sabe nunca cuando se nace: el parto es una simple convención."pág 38 

El argumento va mucho más allá de contrastar lo civilizado y lo primitivo. El padre Quesada, que lo acogió y educó a su regreso a España, opinaba que los indios
"eran hijos de Adán, putativos sin duda, pero hijos de Adán, lo cual significaba para él que eran hombres. Yo, silencioso, pensé esa noche, me acuerdo bien ahora, que para mí no había más hombres sobre esta tierra que esos indios y que, desde el día en que me habían mandado de vuelta yo no había encontrado, aparte del padre Quesada, otra cosa que seres extraños y problemáticos a los cuales únicamente por costumbre o convención la palabra hombres podía aplicárseles. pág 120

El verdadero centro gravitacional del relato está en la exposición de la metafísica que rige el mundo de los indígenas: ¿que es la realidad? ¿somos reales o meras apariencias? ¿hay un ser que permanece inmutable? ¿Cuando abandono el río, éste sigue existiendo? Casi nada.

Efectivamente aquel decenio entre los indios se convierte en algo más que una simple aventura, para volverse una experiencia existencial. Poco a poco, con el paso de los años y contrastando su experiencia entre los indios con la vivida posteriormente en las ciudades y puertos de Europa, el narrador discierne el cambio que se ha producido en su percepción. Para los indígenas lo real está permanentemente amenazado por la informe nada y ellos son el único soporte de la realidad. Para ellos el universo es muy frágil, cada cosa amenaza con disolverse y debe ser forzada a permanecer a diario, a través del incesante sistema de rituales que exige la incertidumbre.

 


De ahí que sean tan organizados y no dejen que nada ni nadie se extravíe. De ahí que no se alejen nunca del único mundo real, su pequeña aldea. De ahí que en su idioma no exista palabra alguna equivalente a "ser" o "estar", y que la única más cercana signifique "parecer".

De ahí que una vez al año se vean arrastrados, contra su voluntad, por una fuerza oscura e inmemorial, a una orgía de antropofagia, sexo y alcohol. Un ritual que no tiene nada que ver con un salvajismo atávico, puesto que viven esas bajezas con poca satisfacción y mucha culpa; sino con el intento de estos "hombres verdaderos" por distinguirse de esa masa viscosa y sin sentido que es el mundo; un intento de eludir el acecho de la nada primigenia, la amenaza constante de no ser. Frente a esa exterioridad que se hunde en la nada, devorar a los otros, a lo exterior, supondrá afianzar su existencia: "de esa carne que devoraban, de esos huesos que roían y que chupaban con obstinación penosa iban sacando por un tiempo, hasta que se les gastara otra vez, su propio ser, endeble y pasajero".

Por su parte el entenado también se encuentra explorando su experiencia y su identidad, definitivamente anclada entre dos mundos.

"Mientras me alejaba río abajo, sin destino conocido, sentía algo que recién esta noche, sesenta años más tarde, cuando ya no se desplega, frente a mí, casi ningún porvenir, me atrevo, sin estar sin embargo demasiado seguro, a formular: que no venía nadie, remando río abajo, en la canoa, que nadie existía ni había existido nunca, fuera de alguien que, durante diez años, había deambulado, incierto y confuso, en ese espacio de evidencia. Así hasta que un recodo del río borró, abrupto, la visión, y salí de ese sueño para siempre." pág. 103

Para los indígenas "lo exterior era su principal problema. No lograban, como hubiesen querido, verse desde afuera", porque en el exterior reina y amenaza la nada. 


De ahí que en cada expedición para hacer acopio de prisioneros que sacrificar en el ritual, siempre traían a uno vivo. Cada festín contaba con su entenado, que durante unas cuantas semanas era adoptado y alimentado hasta liberarlo unas semanas después, acompañado de todo tipo de vituallas y agasajos: 
"querían que de su pasaje por ese espejismo material quedase un testigo y un sobreviviente que fuese, ante el mundo, su narrador”. 

Al grumete le costó muchos años descubrir que él era el Otro, el ojo exterior que los indígenas requerían. Por eso no lo instruyeron, por eso preservaron su diferencia. El entenado se convertirá en el testimonio de su prodigiosa existencia.
























P.D. ⏩______________________________________________

No puedo acabar sin referirme al estilo de Saer, elegante y rítmico, caracterizado por unas largas oraciones que se subordinan y solapan en busca de precisión. Cualquier párrafo de los seleccionados más arriba puede servir de ejemplo, también estos:

“Era una lengua imprevisible, contradictoria, sin forma aparente. Cuando creía haber entendido el significado de una palabra, un poco más tarde me daba cuenta de que esa misma palabra significaba también lo contrario, y después de haber sabido esos dos significados, otros nuevos se me hacían evidentes, sin que yo comprendiese muy bien por qué razón el mismo vocablo designaba al mismo tiempo cosas tan dispares. Engui, por ejemplo, significaba los hombres, la gente, nosotros, yo, comer, aquí, mirar, adentro, uno, despertar, y muchas cosas más. (...)
En ese idioma, no hay ninguna palabra que equivalga a ser o estar. La más cercana significa parecer. Como tampoco tienen artículos, si quien decir que hay un árbol, o que un árbol es un árbol dicen parece árbol. Pero parece tiene menos el sentido de similitud que el de desconfianza. Es más un vocablo negativo que positivo. Implica más objeción que comparación. No es que emita a una imagen yua conocida sino que tiende, más bien, a desgastar la percepción y a restarle contundencia. La misma palabra que designa la apariencia, designa lo exterior, la mentira, los eclipses, el enemigo. El horizonte circular, que me había parecido al principio indiscutible y compacto, era en realidad, tal como lo designaba el idioma de esos indios, un almacén de supercherías y una máquina de engaños. En ese idioma, liso y rugoso se nombran de la misma manera. también una misma palabra, con variantes de pronunciación, nombra lo presente y lo ausente. Para los indios, todo parece y nada es." pág. 142

La novela fue publicada en 1983 y se basa en un par de hechos históricos. Por un lado Francisco del Puerto fue un joven grumete español embarcado en la expedición de Juan Díaz de Solís. El grumete fue hecho prisionero por una tribu de aborígenes durante diez años, después de los cuales le permitieron regresar a su tierra, siendo rescatado por Sebastián Caboto.
Por otro lado de los Colastiné apenas se sabe que habitaron en las inmediaciones del río Paraná y cuyos miembros eran originarios de lo que hoy es la región de Santiago del Estero.

Con esos pocos datos Saer teje una fascinante novela siguiendo su propia admonición: “Lo desconocido es una abstracción; lo conocido, un desierto; pero lo conocido a medias, lo vislumbrado, es el lugar perfecto para hacer ondular deseo y alucinación”.

lunes, 4 de febrero de 2019

SU CUERPO y OTRAS FIESTAS - de Carmen María Machado

Carmen María Machado es una bruja y la poción con que te embauca son sus historias.
Hasta 16 distintas se pueden contar en la narración inicial del libro, El Punto de más. Hasta 20 se concentran en el segundo, Inventario, donde una mujer relata sus encuentros sexuales mientras una plaga letal se extiende por el planeta. Más de 200 nos encontramos en Especialmente Perversos, donde nos presenta pequeñas recensiones de los episodios de la serie Ley y Orden: Unidad de Víctimas Especiales. Las historias se multiplican por cada esquina. En sus páginas todo tiende a convertirse en una, los recuerdos y los miedos también. Siendo tan joven (nació en Pensilvania en 1986) las historias se le caen de entre el refajo como si fuese una vieja ancestral. El mundo está poblado de historias nos parece decir.

 "Siempre se me ha dado bien contar historias. Una vez, cuando era pequeña, mi madre me sacó de una tienda porque empecé a gritar que había visto deditos en la sección de verduras.. Una cuantas mujeres se volvieron turbadas hacia mí y se quedaron mirando mientras yo daba patadas al aire y golpeaba la esbelta espalda de mi madre."
Y otra
"Al elegir el vestido de novia, me acuerdo de la historia de una joven que quería ir a un baile con su amante pero no tenía dinero para el vestido. Se compró una preciosa túnica blanca en una tienda de segunda mano; después cayó enferma y abandonó este mundo. El doctor que la reconoció en sus últimos momentos descubrió que la muerte se había producido por efecto del líquido de embalsamar. Al parecer, un empleado poco escrupuloso de unas pompas fúnebres le había robado el vestido al cadáver de una novia.
Creo que la moraleja de la historia es que ser pobre puede matar." pág. 21
Como las brujas también, ejerce de mujer libre, explorando la sexualidad de sus protagonistas con audacia y naturalidad. 
"No es normal que sea la chica sea la que instruya a su chico, pero lo único que quiero es enseñarle lo que me gusta, lo que ocurre tras mis párpados hasta que me quedo dormida. Llega a conocer la chispa de mi expresión cuando el deseo me atraviesa, y yo no le niego nada." pág 19
Y otra
"Nos casamos en abril, en una tarde de frío excesivo. Él me ve antes de la boda, con el vestido, e insiste en besarme profundamente y en meter la mano por debajo del corpiño. Se le pone dura y le digo que quiero que use mi cuerpo como le parezca bien. Rescindo la primera regla, dada la ocasión. Me empuja contra la pared y apoya la mano en el azulejo que queda junto a mi garganta, para mantener el equilibrio. Roza la cinta con el pulgar. No mueve la mano, y mientras se agita en mi interior va diciendo: "Te quiero, te quiero, te quiero." No sé si seré la primera mujer en recorrer el pasillo de la Iglesia de Saint George con semen goteándole pierna abajo, pero me gusta creer que sí." pág 22
Los cuentos parten de intensas vivencias emocionales que de pronto cobran un giro siniestro. 

Carmen María Machado

Subrayaría dos aspectos en este debut verdaderamente talentoso. Uno ya dicho, las historias multiplicándose por doquier. Otro y principal, la audacia, la desinhibición para adentrarse en la intimidad de estas mujeres protagonistas que, bien sea con hombres o mujeres, afrontan con furia su íntima travesía. Porque es un hecho resaltable que las protagonistas de estos cuentos son mujeres que gobiernan sus vidas y sus cuerpos. Alguien gritará ¡feminista! como una acusación. ¿Por qué? ¿Porque sólo salen mujeres y sus vivencias? 
¡Qué gilipollez! 
La literatura explora el mundo, los mundos que cada uno llevamos dentro. Y el mundo de Carmen María Machado es total y ferozmente femenino. Un mundo libre y salvaje; aunque no carente de ternura. En el libro se mezclan en agridulce armonía el dolor y el amor. 
Obra de la Fotógrafa Isabel Tallos

"Nunca se vive con una mujer, se vive dentro de ella", leemos en la página 66. Y a ello nos aboca Carmen María. A vivir dentro de un mujer libre y vital con todas las consecuencias. Conocer sus penas, sus angustias, su placer, su dolor, sus temores y sus deseos. Este desvelamiento de lo interior me parece muy valiente y certero. Los relatos abordan el mundo femenino como algo muy físico, el cuerpo es tan importante como para aparecer en el título. Tanto como para centrar varios de los relatos e invitarnos a una reflexión sobre la relación de la mujer con su cuerpo y las presiones y violencias que los hombres y la sociedad ejercen sobre él.

En Las mujeres de verdad tienen cuerpo éstas sufren una extraña plaga, se vuelven transparentes y pierden su corporeidad, aunque no desaparecen.
"Nadie sabe qué es lo que lo provoca. no se transmite por el aire. No se transmite por vía sexual. No es un virus ni una bacteria, o, si lo es, los científicos no han conseguido aislarlo. Al principio todos le echaron la culpa a la industria de la moda, luego a los millenials, y al final al agua. Pero al agua le han hecho pruebas, las millenials no son las únicas que se vuelven incorpóreas y no se puede decir que a la industria de la moda le venga de perlas que las mujeres se evaporen. No pueden vestir al aire. Y mira que lo han intentado". pág 147.

Por supuesto que abordar relatos de mujeres desde un punto de vista puramente femenino lleva a sus cuentos a convertirse en metáforas de viejas reivindicaciones. El cuerpo femenino siempre ha sido un campo de batalla donde dirimir el poder. Vestir tu cuerpo, soportar el machismo sobre él, ostentar el derecho a controlarlo sin injerencias. Todas estas cuestiones están presentes en los relatos, desde el inicial El punto de más, referido a esa práctica misógina que tiene lugar tras el parto y que consiste en darle un punto de más a la mujer después de la episiotomía, con el único objetivo de que el marido goce más del sexo aunque sea a costa del dolor de la mujer. En este cuento la protagonista lleva perennemente una cinta verde anudada al cuello. Después de entregar a su novio todo, su cuerpo, su amor, su dedicación; él siempre quiere más, quiere quitarle esa cinta inocente que ella no consiente en quitarse jamás. Por mucho que dé la mujer, parece que nunca es suficiente. 
"-Una esposa no debería tener secretos.
Noto calor en la nariz. No quiero llorar.
-Te he dado siempre todo lo que has pedido -replico-. ¿No se me permite esto, solo esto?.
-Quiero saber.
-Crees que quieres saber -reprocho-, pero no.
-¿Por qué pretendes escondérmelo?
-No te lo estoy escondiendo. Simplemente no es tuyo.
Se acerca mucho a mí y me aparto de su olor a bourbon." pág. 32
Otro tanto ocurre en Las mujeres de verdad tienen cuerpo, donde las mujeres transparentes lo viven como una condena de no se sabe qué pecados. Incorpóreas y desoladas acuden a una costurera para pedirle que les cosa vestidos reales a sus cuerpos intangibles. El final del cuento es terrorífico. La protagonista se encuentra con que muchas de estas mujeres cosidas a sus vestidos se reúnen en su tienda de ropa; pero cuando quiere liberarlas, ellas no se mueven, ni van a ningún sitio. ¿Se han convertido definitivamente en maniquíes sin vida? ¿La sociedad se ha salido con la suya cosificando a la mujer?
Obra de Joel-Peter Witkin

Otro de los cuentos que tiene que ver con la relación de la mujer y su cuerpo es Ocho bocados, en el que una mujer decide someterse a una cirugía bariátrica porque sus hermanas han pasado por el mismo proceso y le aseguran la felicidad. La vergüenza y el odio hacia el propio cuerpo acaban cobrando una forma siniestra.

Noto en la escritura de Carmen María Machado la presencia constante de enumeraciones. El relato Inventario podría ser paradigmático. Al constante fluir de historias que se van entreverando en la trama, se suman las enumeraciones de lugares donde la protagonista ha vivido o las personas que ha amado. En una de las relaciones, el hombre tiene un gatillazo, se enfada y sale dando un portazo: "La adrenalina me tenía tan acelerada que me puse a elaborar la lista de los animales que había tenido en mi vida -siete, incluidos mis dos peces beta, que murieron con una semana de diferencia cuando tenía nueve años-, y una lista de las especias que lleva la sopa pho. Clavo, canela, anís estrellado, cilantro, jengibre, semillas de cardamomo.".

También se enumeran los recipientes que hay en la casa-convento en el relato Madres. En el titulado Especialmente Perversos donde se refieren 272 visionados de la serie Ley y Orden, hay un pequeño capítulo titulado "Remordimientos" que dice: "Por la noche Stabler hace una lista con los remordimientos del día." 
¿Tienen algún significado tantas enumeraciones? Quizás sean sólo puntos de anclaje. Objetos mágicos que nos rodean y cuya constatación no ofrece seguridad ante el vértigo del mundo y de la vida.

Para que no quede duda, la autora nos ofrece la enumeración de una religión muy particular que comparten una pareja de mujeres problematizadas con la maternidad.
"Más allá de la mesa hay un altar, con velas encendidas por Billie Holiday, Willa Cather, Hipatia y Patsy Cline. Al lado hay un viejo podio que antaño sujetaba Biblias y sobre el que hemos adaptado un viejo manual de química para sea el Libro de Lilith. En sus páginas se encuentra nuestro propio calendario litúrgico: Santa Clementine y Todos los Caminantes; Santas Lorena Hickok y Eleanor Roosevelt, cuya celebración es en verano, con arándanos que simbolizan el anillo de zafiro; la Vigilia de Santa Julieta, acompañada de pastillas de menta y chocolate negro; el Festín de las Poetisas, durante el que se recita a Mary Oliver acompañándola de lechos de lechuga, a Kay Ryan acompañada de un plato de aceite y vinagre, a Audre Lorde con pepinos, a Elizabeth Bishop con zanahorias; la Exaltación de Patricia Highsmith, que se celebra con caracoles cocidos en mantequilla y ajo mientras se recitan relatos de suspense junto al fuego de otoño; la Ascensión de Frida Kahlo con autorretratos y disfraces; la Candelaria de Shirley Jackson, festividad invernal que da comienzo al amanecer y termina al anochecer con un juego en el que se apuestan dientes de leche y piedras. Algunas de ellas tienen sus propios libros: los arcanos mayores y menores de nuestra pequeña religión." pág 64-5
Un relato destaca por su realismo. La residente parece inspirado en una experiencia personal. Una escritora acude con una beca a una residencia para artistas. El bloqueo en la redacción de su novela acaba tornándose metáfora de un bloqueo sobre el encuentro “consigo misma” que el recogimiento de la residencia hace aflorar. "Ese fue el mudo placer de la residencia: dar repentino permiso para que los recuerdos vuelvan a ti." La experiencia de rebobinar los recuerdos y encontrar el clic que te convierte en lo que eres puede resultar aterradora y eso es lo que nos ofrece la Machado aquí: "una poda en carne viva para que sus ramas puedan brotar más saludables que antes." 











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Noto un poco enfadado a Patricio Pron por el éxito de Carmen María Machado. En su artículo de ElPaís.com está más preocupado por colgarle etiquetas al libro que de analizar su méritos o deméritos: "hay en ellos una adhesión tan absoluta a los imperativos del tipo de literatura new weird (una mezcla de terror y fantástico con elementos de realismo mágico y ciencia ficción) que la industria editorial publica incesantemente en nuestros días como “la” literatura “de mujeres” que esa adhesión (que algunos celebrarán) convierte Su cuerpo y otras fiestas en algo menos que un lugar común".
Aunque también reconoce que "Se trata de un primer libro, por lo que parece evidente que Machado los escribirá mejores en el futuro".

Yo creo que si algo demuestra la Machado en este primera obra es que tiene una voz y un mundo propio; y esto es magnífico.
Aplaudo y comparto, sin embargo, el último párrafo de Pron: "mientras tanto, todavía están allí (afortunadamente) las voces de Margaret Atwood, Angela Carter, Shirley Jackson, Silvina Ocampo, María Luisa Bombal, Sara Gallardo, Marosa Di Giorgio, Inés Arredondo: todas ellas, a la espera de ser descubiertas y/o revisitadas por el lector."