viernes, 12 de abril de 2024

EL TÚNEL - de Ernesto Sábato




No sé por qué en las últimas semanas mi vista se ha venido posando en noticias de prensa que hablaban del aumento de la soledad en nuestra sociedad, así como de la incomunicación que asola nuestras relaciones personales tan chisporroteantes de redes sociales. Y de pronto me encontré ante el estante donde descansa este librito de Ernesto Sábato, tan menudo y abismal como un punto impreso que albergase un agujero negro. Está claro que el recuerdo de su gravedad me impulsó a releerlo.

La novela posee una intensidad inusitada. Está narrada por una primera persona atormentada y tiene un comienzo fulgurante y abrupto: «Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne». Las posteriores páginas nos arrastrarán hasta el fondo de una mente febril y desesperada. La novela toma la forma de una confesión sobre las motivaciones de un crimen que ya ha sido cometido y que es contado por el narrador con «la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme».

Este súbito comienzo por el desenlace hace que se nos imponga el punto de vista del narrador, el cual nos impele a descubrir las circunstancias personales que le llevaron al crimen.

La acción se inicia en 1946, en la ciudad de Buenos Aires. En la galería donde expone sus pinturas, Castel se da cuenta de que una mujer, María Iribarne, contempla con atención una escena marginal en una de sus telas. El caso es que muchas personas han pasado indiferentes ante la obra; pero María lleva un rato allí, observando una imagen que para el pintor es primordial. En esta circunstancia Castel siente que esa mujer es única por haber sido capaz de discernir el simbolismo de aquella imagen: una mujer absorta ante el mar es vista a través de una ventana. Ahí comenzará su obsesión por María, quizás la única persona en el mundo capaz de comprenderlo.
"Cuando ella se detuvo frente a mi cuadro y miró aquella pequeña escena sin oír ni ver la multitud que nos rodeaba, ya era como si nos hubiésemos tuteado y en seguida supe cómo era y quién era, cómo yo la necesitaba y cómo, también, yo le era necesario”

Juan Pablo Castel es un hombre solitario y pesimista, misántropo e introvertido, metódico y un tanto paranoico. Busca un puente por el que escapar de un mundo de soledad y caos. Como buen artista plástico ve su vida entera resumida en una imagen, metáfora del tormento de soledad que lo engulle, un túnel: «...Un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida».

De alguna forma el túnel representa una visión metafísica del existir, del mismo modo que Castel, como hombre, representa a todos los hombres arrojados a este mundo caótico en el que siente que no encaja. De ahí su pesimismo y su reacción desmesurada ante la posibilidad de haber encontrado a la persona ansiada.

Sábato supo perfilar en esta novela la soledad metafísica ("ansiosa y absoluta") que se cernía sobre el hombre del siglo XX. Las primeras críticas señalaron el profundo análisis psicológico del protagonista por un lado y la descomposición moral de un hombre aplastado por la soledad y la incomunicación por otro. Un palpitante recorrido por los tortuosos laberintos de la psicología a la par que por los precipicios del existencialismo. No en vano la obra fue refrendada por el mismísimo Albert Camus ante la crítica mundial. En todo caso la neurosis de Castel es obvia y, quizas, ahí podría rastrearse un sustrato autobiográfico relacionado con las depresiones que el propio autor declaró haber sufrido.

"Obsesión" de Curiaqui, 2020

Abruma el poder de introspección y análisis del protagonista. Es capaz de inflamar pequeños detalles insignificantes hasta convertirlos en teorías que navegan raudas por su obsesión: «Mi cerebro es un hervidero, pero cuando me pongo nervioso las ideas se me suceden como en un vertiginoso ballet». Castel llega a describir tres sueños que nos muestran su estado de confusión y angustia, sumergiéndonos de golpe en su subconsciente:
"Tuve este sueño: visitaba de noche una vieja casa solitaria. Era una casa en cierto modo conocida e infinitamente ansiada por mí desde la infancia, de manera que al entrar a ella me encontraba perdido en la oscuridad o tenía la impresión de enemigos escondidos que podían asaltarme por detrás o de gentes que cuchicheaban y se burlaban de mí, de mi ingenuidad. ¿Quiénes eran esas gentes y qué querían? Y sin embargo, y a pesar de todo, sentía que en esa casa renacían en mí los antiguos amores de la adolescencia, con los mismos temblores y esa sensación de suave locura, de temor y de alegría. Cuando me desperté, comprendí que la casa del sueño era María". 
La confesión de Castel se acaba convirtiendo en el relato de su descenso al abismo de la demencia, donde unas veces se ve triunfador y otras denostado. 
"Volví a casa con la sensación de una absoluta soledad. Generalmente, esa sensación de estar solo en el mundo aparece mezclada de un orgulloso sentimiento de superioridad, desprecio a los hombres, los veo sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos: mi soledad no me asusta, es casi olímpica.
Pero en aquel momento, como en otros semejantes, me encontraba solo como consecuencia de mis peores atributos, de mis bajas acciones."
Sus razonamientos son como fulgores que iluminan por igual razones y sinrazones, contradiciéndose a cada instante: 
“Las horas que pasamos en el taller son horas que nunca olvidaré. Mis sentimientos, durante todo ese período, oscilaron entre el amor más puro y el odio más desenfrenado, ante las contradicciones y las inexplicables actitudes de María; de pronto me acometía la duda de que todo era fingido. Por momentos parecía una adolescente púdica y de pronto se me ocurría que era una mujer cualquiera, y entonces un largo cortejo de dudas desfilaba por mi mente: ¿dónde?, ¿cómo?, ¿quiénes?, ¿cuándo?."
Son muchos los estudiosos que han valorado El túnel como una de las novelas donde mejor se describe la neurosis; cómo nace, medra y se desencadena a través de la inseguridad, el miedo al rechazo, la angustia de la incomunicación y los arrebatos de ira y culpa. A todo esto se añade, en una lectura actual, la violencia de género.


En los años setenta los lectores nos recreábamos en el mito de Eros y Thánatos, en las obsesiones y manías de quien persigue lo inalcanzable y ha de afrontar una sensación de pérdida o derrota que podemos cifrar en la infancia o el amor. Pero con la sensibilidad de hoy en día nos llama la atención el maltrato. Así lo certifica la relación de amor-odio y desprecio con que Castel trata a las mujeres. También el ansia irreprimible de posesión y la agresividad que desatan sus celos (tanto del marido como de cualquier hombre con quien trate María). Desde el principio Castel se comporta como un maltratador y un misógino.

Para mí está claro que éste no era el objetivo de Sábato. Su disparo era más elevado, pero se dio perfecta cuenta de que este ámbito ("trivial" lo denomina) ganaba espacio en la trama, según reconoció en una entrevista:
–Mientras escribía esa narración, arrastrado por sentimientos confusos e impulsivos no del todo conscientes, muchas veces me detuve perplejo a juzgar lo que estaba saliendo, tan distinto de lo que había previsto. Y, sobre todo, me intrigaba la creciente importancia que iban adquiriendo los celos y el problema de la posesión física. Mi idea inicial era de la escribir un cuento, el relato de un pintor que se volvía loco al no poder comunicarse con nadie, ni siquiera con la mujer que parecía haberlo entendido a través de la pintura. Pero al seguir el personaje, me encontré con que se desviaba de este tema, para «descender» a preocupaciones casi triviales de sexo, celos y crimen. Esta derivación no me agradó mucho, y repetidas veces pensé en abandonar el relato que me alejaba tan decididamente de lo que me había propuesto.

Más tarde comprendí la raíz del fenómeno: los seres humanos no pueden representar nunca las angustias metafísicas al estado de puras ideas, sino que lo que hacen encarnándolas, obscureciéndolas con sus sentimientos y pasiones. Los seres carnales son esencialmente misteriosos y se mueven a impulsos imprevisibles, aun para el mismo escritor que se sirve de «intermediarios» entre ese singular mundo irreal pero verdadero de la ficción y el lector que sigue el drama. Las ideas metafísicas se convierten así en problemas psicológicos; la soledad metafísica se transforma en el aislamiento de un hombre concreto en una ciudad bien determinada; la desesperación metafísica se transforma en celos; y la novela o relato que estaba destinado a ilustrar aquel problema, termina siendo el relato de una pasión y de un crimen. Castel trata de apoderarse de la realidad-mujer, mediante el sexo. Empeño vano….

Castel trata de superar la soledad existencial y el absurdo de la condición humana aferrándose al amor. Pero cuando todo falla mata a María con una queja de lo más patética: "tengo que matarte, me has dejado solo"; como si fuera un niño desvalido que se venga de su madre apuñalándole en el pecho y el vientre, las partes de su cuerpo que considera de su propiedad. Este tipo de símbolos abundan en la narración. María es un nombre que denota lo maternal y virginal; lo que seguramente esté relacionado con el título del cuadro que une a los protagonistas, "Maternidad".

Finalmente quiero hacer notar el aspecto onírico y pesadillesco de la narración. Se puede decir que la novela transcurre fuera del tiempo y del espacio, en el fluir de la conciencia del protagonista. El narrador arrastra al lector hacia su propia lógica y delirio; allí donde no hay horas ni días, sino esperas angustiosas interrumpidas por lapsos de éxtasis, confusión y dolor.
"Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, o a la espera de la muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia..."







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El túnel’ fue la primera novela de Ernesto Sábato (1911 - 2011) y fue publicada en 1948. Anteriormente sólo había publicado el ensayo ‘Uno y el Universo’ (1945). Con ella inició una carrera literaria que incluye otras dos novelas fundamentales: "Sobre héroes y tumbas" (1961), donde está inserto el perturbador "Informe sobre ciegos",  y "Abaddón el exterminador" (1974). Entre medias de estas obras, publicó numerosos ensayos vinculados a la ciencia, la filosofía, la política y la cultura. 
Sábato fue un reconocido físico que desarrolló investigaciones en el Laboratorio Curie de Paris y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En 1943 sufrió una crisis existencial en la que le llevó a alejarse de forma definitiva del ámbito científico para dedicarse de lleno a la literatura y la pintura.
Pero además Sábato siempre estuvo comprometido con la sociedad de su tiempo. En 1983 fue presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y publicó un informe conocido por la famosa expresión Nunca más (también llamado Informe Sábato). La idea era juzgar a las Juntas militares que gobernaron dictatorialmente el país entre 1976 y 1983, sacando a la luz el terrorismo de estado que practicaron provocando la desaparición y muerte de miles de personas. 

domingo, 31 de marzo de 2024

LEE MILLER. Cinco Retratos - de Eleonora Antonioni

 

Liana Editorial - 2021 - (edición original en 2019)

Hoy en día para la mayoría de nosotros Lee Miller no es más que una de las muchas mujeres artistas que la historia ha enterrado; pero fue una mujer libre y polifacética que vivió y amó con mucha intensidad en la parte central del siglo XX.

Nació en 1907, en EEUU, y fue criada en un entorno culto y adinerado. De su madre heredó el amor por las artes y de su padre el de la fotografía. Su espectacular belleza fue un arma de doble filo ya que fue violada por un cuidador contratado por la familia cuando contaba tan sólo siete años de edad. De forma insólita su padre le hizo posar desnuda para sus fotografías artísticas desde los 8 años hasta bien entrada la adolescencia, pensando (¡?) que esto le ayudaría a superar el trauma.

Su belleza era tan cabal que en la mismísima calle llamó la atención de Condé Montrose Nast, fundador de la revista Vogue, en la que inició una exitosa carrera como modelo. Inopinadamente, en 1929, una de sus fotografías se usó para anunciar compresas. Era la primera vez que una foto de mujer (y no una ilustración) figuraba en este tipo de anuncio, lo que constituyó un escándalo. Harta de esta hipocresía y movida por sus inquietudes artísticas se embarcó hacia París donde se convirtió en alumna y amante de Man Ray. Lee fue un icono de la vanguardia artística parisina participando muy activamente en el movimiento surrealista. Fue retratada por Pablo Picasso y solicitada como actriz por Jean Cocteau para una de sus películas. Junto a Man Ray descubrió (por un error en el laboratorio) la "solarización", técnica que acabó entrando en el catálogo de la fotografía. Cuando se cortó esta relación (debido a la libertad sexual que Lee practicaba), ella se volvió a EEUU y abrió su propio estudio fotográfico hasta que se casó con un millonario egipcio al que posteriormente abandonó por el crítico de arte Roland Penrose.


Al estallar la Segunda Guerra Mundial se convirtió en corresponsal de guerra para Vogue, siendo una de las cuatro mujeres norteamericanas acreditadas para seguir y narrar la guerra en Europa. Avanzaba siempre junto a los soldados de primera línea de combate por lo que fue capaz de entregar importantes fotografías. Suyas son, por ejemplo, las únicas instantáneas existentes de la liberación de Saint-Malo. También fue una de las primeras reporteras en  tomar fotos de la liberación de Paris. Sin detenerse allí siguió el avance junto a las tropas aliadas hacia Alemania. Se hizo muy famosa la instantánea que se tomó bañándose desnuda en la bañera de la casa de Hitler en Munich. Aunque ella no lo sabía, justo ese mismo día el Führer se suicidaba en su bunker de Berlín. Estar en la avanzada le permitió ser una de las primeras personas en enviar imágenes y crónicas sobre los horrores de los campos de exterminio de Dachau y Buchenwald, recién abandonados por los nazis. Eran tan escalofriantes que las acompañó con una nota para sus compañeros de la revista: “Os ruego que me creáis. Esto es cierto”.

La barbarie de la guerra acabó llevándola a la depresión y al alcohol haciéndole abandonar la fotografía. Guardó todo su material fotográfico en el desván de la finca de Sussex donde se retiró junto a su marido. Allí falleció en 1977 siendo su hijo, Anthony Penrose, quien poco tiempo después descubriría este tesoro escondido compuesto por 60.000 negativos originales y 20.000 fotos impresas además de otros documentos y manuscritos. Con ellos publicaría, en 1988, el libro Las vidas de Lee Miller.

Tal y como se lee en la contraportada de este volumen, Lee Miller fue capaz de vivir «muchas vidas en una sola mujer». Modelo en Nueva York, artista surrealista en Paris, frívola vividora en El Cairo, reportera de guerra por toda Europa hasta su retiro en el Reino Unido. De ahí que esta novela gráfica de Eleonora Antonioni resulte tan entretenida como reveladora. Nos presenta a una mujer electrizante y de espíritu indomable, poseedora de una fuerza y belleza arrebatadoras. Siempre actuó con plena libertad, movida por su curiosidad y su irremisible atracción por el arte. Convivió y compartió inquietudes con grandes personalidades del arte y la cultura del siglo XX, de lo que da cuenta un completo glosario al final del libro: Leonora Carrington, Max Ernst, Jean Cocteau, Dora Maar, Pablo Picasso…

La estructura del álbum soslaya la de una biografía tradicional al presentarnos a Miller a través de cinco retratos que resumen cinco momentos muy concretos de su vida. A través de ellos Laura Antonioni nos permite bucear en las luces y sombras de esta mujer tan libre y valiente como elegante y vital: primero su infancia, luego su época de modelo a la que sigue su viaje a París para convertirse en alumna de Man Ray para seguir con su etapa de  fotoperiodista en la Segunda Guerra Mundial y concluir con los últimos años de su vida en los que se dedicó compulsivamente al mundo de la cocina.

Cada una de estas cinco partes está dibujada con una atmósfera particular que subrayan decoraciones y referencias visuales en un intento de reflejar cada época: Los eventos de moda y las portadas de Vogue que recogen sus éxitos como modelo; viñetas más artísticas, de inspiración art déco, para recrear el París de las vanguardias y más descarnadas para el de reportera en la Segunda Guerra Mundial. Me llama la atención la forma indirecta en que está representada la agresión sexual que tuvo de niña. 


Pero esta división en capítulos no afecta al estilo gráfico, que se mantiene a lo largo de todo el álbum: un dibujo de línea sencilla que se sustenta en un sorprendente color bitono, con el negro y el amarillo como únicos elementos cromáticos. Según ha reconocido la misma autora "utilicé la paleta amarilla porque fue lo primero que me vino a la mente al pensar en su actitud lúcida y brillante. Y al mismo tiempo es un homenaje a su cabellera rubia".

Una atractiva novela gráfica que nos recupera a un personaje fascinante.



























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*Solarización

Como muchos otros inventos la solarización nación de un error. En este caso el error consiste en velar el positivo cuando el proceso de revelado aún no está concluido. 
Lee Miller abrió la puerta del laboratorio cuando Man Ray aún tenía una fotografía en la cubeta del revelado. Si el momento es el adecuado y el tiempo de luz es el correcto aparece una solarización en lugar de un papel negro. 
Hoy en día la fotografía digital ofrece la opción de solarizar una fotografía a cualquier aficionado. Según el tipo de foto, esta técnica le puede añadir un efecto tan extraño como hermoso. 
Al margen podemos ver una fotografía solarizada de la propia Lee Miller realizada por Man Ray.















FOTOS de LEE MILLER


Lee Miller retratada por Man Ray

Lee Miller - "Retrato del espacio" El Cairo 1937





Lee Miller "Hija de un oficial alemán suicidada con cianuro"




Fotografías de Lee Miller en el campo de exterminio de Dachau






Lee Miller - "Fusilamiento del Primer Ministro Húngaro Laszlo Bardossy" 1946



jueves, 14 de marzo de 2024

LA DISCIPLINA DE PENÉLOPE - de Gianrico Carofiglio



Esta novela sirve de presentación para una nueva detective sin licencia, se llama Penélope Spada y fue fiscal en Milán; pero la vida le dio un buen revolcón y ahora simplemente sobrevive en medio del caos. Tras un incidente de los gordos en la fiscalía su vida profesional y personal se fueron al carajo. Sólo hay atisbos en la novela de lo que ocurrió, pero debió de ser algo muy chungo. Tiene pinta de que apostó fuerte y perdió. Ahora no quiere ver a ninguno de sus antiguos compañeros, ni tan siquiera pisar los juzgados. 
"-Le hicieron una marranada, jefa. Una auténtica marranada. Pagó por todos y eso no es justo. Me alegro de haber tenido la ocasión de decírselo.
-Pagué porque metí la pata a lo grande unas cuantas veces, Rocco. No hay mucho más que añadir."
Mientras arrastra esta debacle se gana la vida como investigadora en casos de poca monta y mantiene abierto una especie de despacho en la parte de atrás de un café. Hasta allí llega un hombre que quiere saber quién mató a su mujer y que en su momento fue investigado como sospechoso del crimen. La causa se archivó, pero él quedó marcado. Le pide a Penélope que resuelva definitivamente el caso para poder recuperar el honor perdido y también para poder contarle algún día la verdad a su hija y no lo culpe de su desaparición.



Penélope cree que la investigación está agotada, pero un periodista amigo suyo, Filippo Rinardi, le dice que sospecha que ahí hay algo más. De modo que ella inicia la indagación a la vieja usanza, desde cero y sin más armas que las de su capacidad de observación y deducción. Así es como consigue una tenue pista que había pasado desapercibida: en la ropa de la mujer asesinada había algunos pelos blancos que pueden llevarla a un perro que a su vez...

La investigación logra reactivar su mente, poner un poco de orden en su vida, entusiasmarse por la caza...y eso le da un respiro. Porque Penélope es una bomba de relojería. 

La ex-fiscal es un personaje que fascina desde las primeras páginas. Ella misma es la acción y la trama. Desde el primer minuto nos sorprende su espíritu libre y rompedor. La novela se abre con ella despertándose en la cama con un hombre al que desconoce. Otro más. Es una mujer fuerte, inteligente y sumamente independiente, pero ha entrado en una peligrosa espiral de autodestrucción. Su estilo de vida es pura contradicción. Es la más frágil y también la más dura; es hermosa y encantadora, pero está rodeada por una espesa soledad. Únicamente come alimentos orgánicos pero fuma y bebe a raudales. Se mata haciendo ejercicio físico, pero no hay quien le quite su bourbon incluso mezclado con los psicofármacos. Todo lo que hace es como como si buscara anestesiarse de un profundo dolor que impregna cada página. Ella misma tiene muy presente una cita de Macbeth:
"Dad palabra al dolor. El dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe."

El caso es sencillo pero suficientemente intrigante como para que apreciemos los mecanismos de la investigación, que es una de las fortalezas de Carofiglio, ya que ejerció como Fiscal durante muchos años. Pero se puede decir que el caso nunca sobrepasa en importancia a la presentación de este personaje único y torturado, que está de vuelta de todo porque ya ha conocido el fracaso.

La novela resulta absorbente y directa, sus poco más de doscientas páginas se leen en dos ratos. En ella se combina la dinámica clásica de la novela negra con un logrado retrato de la intensidad emocional de los personajes. Por eso los encontramos tan creíbles y contemporáneos.   
"La psiquiatra decía que, para afrontar mis problemas y, en particular, la rabia descontrolada, tenía que aprender a poner nombre a los sentimientos y las emociones.
—Mire, Penélope —me había dicho una vez—, uno de los pasos más importantes para superar el malestar o incluso la enfermedad mental es construirse un vocabulario preciso que describa las propias sensaciones interiores. Si uno dice indistintamente «feliz» y «entusiasta», o bien «triste» e «infeliz»; si afirma «estoy enfadado» cuando, en realidad, está triste, o bien «estoy triste» cuando está muy enfadado, entonces nunca podrá eludir la influencia oculta de esas emociones y de esos sentimientos que no sabe reconocer. Y viceversa, poner nombre a las emociones negativas reduce el poder que tienen sobre nosotros. El psicofármaco más potente es un buen vocabulario."
De alguna forma Penélope está aprendiendo a vivir de nuevo, con angustia y dolor; por eso es tan interesante. El mundo que todos presuponemos se ha roto para ella y, como quien dice, está aprendiendo a nombrar y percibir todo de nuevo. Esto le ayudará a descubrir ciertos errores cognitivos que son habituales y que le ayudarán a resolver el caso. 
     "En una de aquellas ocasiones, mientras hojeaba un ensayo sobre los errores cognitivos, me topé con una especie de acertijo.
«Un hombre y su hijo de diez años viajan en coche. En un momento determinado, el padre pierde el control del vehículo y, en el accidente, muere de forma instantánea. El niño resulta herido de gravedad: necesita una complicada operación de urgencia, por lo que el hospital avisa a una eminencia médica. Cuando entra en el quirófano y ve al niño, dice: “No puedo operarlo, es mi hijo”. ¿Cómo es posible?».
     Detesto los acertijos."


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Gianrico Carofiglio
 fue magistrado desde 1986 y trabajó como fiscal adjunto en la dirección antimafia del distrito de Bari. Fue elegido senador por el Partido Demócrata en 2008. Su primera novela se remonta al año 2002, Testigo inconsciente. Con esta obra Carofiglio inauguró el thriller jurídico italiano y presentó al abogado Guido Guerrieri, protagonista de una exitosa saga de novelas y de una serie televisiva en Italia. Entre sus numerosos libros destaca El pasado es tierra extranjera (2004) que cuenta con una adaptación cinematográfica en 2008; El silencio de la ola (2011) o El lado vertiginoso de las cosas (2013). Entre sus obras más recientes encontramos  Una verdad cambiante (2014) y A las tres de la mañana (2017). En 2021 inauguró una nueva serie protagonizada por la ex-fiscal Penélope Spada que ya cuenta con un segundo volumen titulado Rencor.

martes, 12 de marzo de 2024

DUNE - de Denis Villeneuve

2024


Lo primero que quiero decir es que desde que vi la primera parte de esta Dune me pareció un despilfarro que un tío con las cualidades de Denis Villeveneuve (autor de películas tan poderosas como La llegada, Sicario, Incendies o Prisioneros) esté pasando los mejores años de su vida profesional embarcado en proyectos secundarios.

Porque no nos engañemos, tanto  Blade Runner 2049 como Dune son películas muy buenas pero también son cartuchos rellenados que nunca tendrán la luminosidad de la detonación original. Con esto no quiero decir que la Dune de David Lynch sea muy superior a esta de Villeneuve; sino tan sólo que el cartucho ya está gastado (recordemos que además existen dos miniseries y varios videojuegos). Aunque también hay que decir que mientras la primera parte era una fría introducción a la historia y los personajes, en esta segunda parte Villeneuve ha planteado una película distinta, más centrada en las dudas y emociones de un supuesto mesías que se resiste a reconocerse como tal. Esto es loable y además está conseguido: Contar cómo Paul Atreides se ve rodeado de profecías (por parte de los fremen del sur y su líder Stilgar) e intereses y manipulaciones (por parte de su propia madre) que le presionan para se reconozca como el Elegido mientras él se resiste hasta que, finalmente, el ataque despiadado de los Harkonnen a los poblados fremen, le empuja a aceptar su destino. 

Esta es la esencia de la película y está contada de manera sobresaliente, con unas imágenes y un sonido que logran meterte de lleno en el indeciso corazón del joven Paul Atreides. Lo que ocurre es que esto no es más que una de las caras de ese poliedro multifacético que es la novela original de Frank Herbert. De ahí que se eche en falta la complejidad del relato original, ese universo de conspiraciones entre Grandes Casas feudales, la presencia de la intrigante Cofradía Espacial e incluso una más profunda reflexión ecológica, cuestión muy principal para un Herbert que había investigado con sumo interés los ecosistemas desérticos y el impacto de la acción humana en su entorno medioambiental. 






Si tuviésemos que elegir sólo cinco novelas de ciencia ficción para señalar las cumbres del género, Dune sería una de ellas. Una novela densa como pocas donde se representa de nuevo la eterna lucha entre el bien y el mal en uno de los universos más elaborados, complejos e imaginativos que ha alumbrado la literatura fantástica. La acción se desarrolla en la época de un imperio feudal intergaláctico sustentado en un conjunto de Casas Nobles (el Landsraad) que gobiernan los distintos planetas bajo el mandato de la Casa Imperial Corrino, representada por el Emperador Padishah Shaddam IV. 

En la obra se describen las intrigas y conspiraciones palaciegas de este imperio feudal constituido por un complejo entramado socio-político y religioso habitado por humanos, superhumanos, nuevas especies y estilos de vida desconocidos; impregnado todo ello por un profundo misticismo representado por órdenes religiosas como los Mentats, las reverendas madres Bene Gesserit o la Cofradía Espacial.


Publicada en 1965, la novela vendió millones de ejemplares y obtuvo los premios Hugo y Nebula. El propio Georges Lucas supo beber de este manantial para crear su extraordinaria saga espacial Star Wars: La "fuerza" que define a los Jedi tiene su correlato en la especia "melange", un recurso exclusivo de Arrakis y que es clave para cualquiera que quiera ostentar el poder por su capacidad para desbloquear todo el potencial del ser humano. Sin ir más lejos, los miembros de la Cofradía Espacial -los "Navegantes"- son humanos mutados por el consumo continuo de la especia melange. Su mutación les permite discernir el futuro y el profundo universo e incluso plegar el espacio para posibilitar el viaje a cualquier punto de la Galaxia.







Pero vayamos al asunto.
Entre todas las tramas y temáticas que incluye la novela, Dune, Parte 2 se centra totalmente en el ascenso de Paul Atreides, un adolescente dotado de extraños poderes abocado a convertirse en dictador, mesías y mártir. Recordemos que la primera parte nos narraba el traslado de Paul con toda la Casa Atreides hasta Arrakis para gobernarla por orden del Emperador que, una vez allí, los traiciona respaldando a la Casa Harkonnen que los ataca por sorpresa hasta casi extinguirlos. Pero Paul y su madre logran escapar huyendo al desierto donde son acogidos por sus misteriosos habitantes, los fremen. 

Toda esta segunda parte trata del aprendizaje de Paul respecto a la cultura y tácticas fremen y de su resistencia a reconocerse como el Elegido. También asistimos al ascenso de su madre, lady Jessica (Rebecca Ferguson), al puesto de Reverenda Madre de los fremen, desde donde estimula las creencias y supersticiones que identifican a Paul con el líder mesiánico que están esperando, "Muad'Dib". Incitación que es secundada por Stilgar (Javier Bardem) uno de los líderes fremen. En este sentido es muy interesante la oposición de la joven Chani (Zendaya), de la que Paul se ha enamorado, puesto que defiende que estas creencias no son más que una impostura que les dirige a un nuevo modelo de opresión. 

 
El despiadado ataque de los Harkonnen a los poblados fremen acabará empujando a Paul a tomar una decisión que marcará su destino y el del universo. Reta al Emperador a venir hasta Arrakis con su corte bajo la amenaza de destruir la única fuente de la especia...y en ese épico enfrentamiento Paul acabará perdiéndose a sí mismo, completando una venganza que le llevará hasta la cúspide del poder. 

Me gusta especialmente el mundo secreto de las Bene Gesserit, mujeres que han sido entrenadas durante años para controlar su cuerpo y su metabolismo.  Por eso lady Jessica es capaz de tomar el Agua de la Vida -el veneno azul procedente de la bilis de un gusano- y sobrevivir al trance ganando una superior consciencia. Las Bene Gesserit pueden decidir quedar embarazadas de un niño o de una niña y de ahí viene la traición de Jessica a su Hermandad, que la encargó concebir una niña; pero por su amor al duque Leto, eligió darle un heredero. 

Al cometer este crimen lady Jessica albergaba la esperanza de concebir al Kwisatz Haderach, culminación del larguísimo programa de selección genética que la Hermandad lleva ejecutando desde hace siglos. El resultado final sería un super-ser con conocimientos proféticos que gobernaría el universo bajo la influencia de las Bene Gesserit. El plan original pasaba por casar a la hija del duque Leto Atreides con el sobrino del barón Harkonnen para acabar con las luchas de ambas casas y colocar a un Emperador bajo el influjo de la Hermandad en el Trono del León Dorado. Pero ahora todo ese plan se ha trastocado. 








Si entre la primera parte y la segunda hay un evidente avance en la intensidad y emoción del relato es de esperar que, en una más que previsible tercera parte, Villeneuve consiga mostrar por fin en todo su esplendor este complejo mundo del que sólo nos ha mostrado una pequeña parte.
 

Por lo que parece el director tiene la ambición de que estas dos partes de Dune sean un punto de partida para el desarrollo de una nueva franquicia intergaláctica. En sus propias palabras «Dune será una saga al estilo de Star Wars, pero para un público adulto». Esa tercera parte adaptaría el segundo libro de la saga, ´Dune Messiah´ y así lo deja entender el final un tanto abrupto de esta Parte 2 en el que Paul Atreides vence al Emperador Padishah Shaddam IV y decide tomar por esposa a su hija Irulan (Florence Pugh) para inmediatamente declarar la guerra al resto de Grandes Casas dado que no reconocen su ascenso al trono imperial.
  


Cabe decir que, paradójicamente, esta tercera parte ¡ya se hizo hace 20 años! Se trata de una miniserie de 3 capítulos (con un joven James McAvoy), Hijos de Dune, que actualmente se puede ver tanto en HBO Max como en Filmin. Las intrigas palaciegas son muchas y jugosas; pero los efectos especiales cantan por obsoletos.

Actualmente también está en producción una serie de televisión que expandiría este universo de Dune, se trata de Dune: Profecy que se centra precisamente en la orden matriarcal de las Bene Gesserit. La serie se ambienta 10.000 años antes de la ascensión de Paul Atreides y pone el foco en las Hermanas Harkonnen mientras luchan contra las fuerzas que amenazan el futuro de la humanidad y establecen la legendaria hermandad conocida como Bene Gesserit. La serie adapta el libro Hermandad Bene Gesserit (2012) escrito por Brian Herbert, hijo del creador de Arrakis, y K. J. Anderson.

jueves, 7 de marzo de 2024

CAMINOS del ESPEJO - de Alejandra Pizarnik

"Figura escribiendo reflejada en un espejo", Francis Bacon



 

I

Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.


II

Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde filoso de la noche. 


III

Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.


IV

Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.


V

Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, el ramo que abandona el viento en el umbral.


VI

Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.


VII

La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.


VIII

Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.


IX

Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.


X

Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos, Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.


XI

Al negro sol del silencio las palabras se doraban. 


XII

Pero el silencio es cierto. Por eso escribo, Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.


XIII

Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. 
¿Y qué deseaba yo?
Deseaba un silencio perfecto.
Por eso hablo.


XIV

La noche tiene la forma de un grito de lobo.


XV

Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. Peregrina de mí he ido hacia la que duerme en un país al viento.


XVI

Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.


XVII

Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.


XVIII

Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla lleno de viento. 


XIX

Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo, he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi voz. 


  

Alejandra Pizarnik
La extracción de la piedra de locura  (1968) 
 en Poesía Completa
Editorial Lumen 2002

jueves, 29 de febrero de 2024

LAS MUERTAS - de Jorge G. Ibargüengoitia


Las muertas fue escrita por el mexicano Jorge Ibargüengoitia en 1977 y tiene una nota inaugural que ya nos avisa del carácter del relato: "Algunos de los acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios". Es decir hechos reales pasados por el tamiz de la creación literaria para llegar a una verdad más visceral y amarga que la contada en los periódicos: los crímenes de "las Poquianchis", las hermanas González Valenzuela, proxenetas que llegaron a regentar varios locales durante más de 15 años en México.

Ibargüengoitia apreció en la historia el sustrato palpitante de una novela ya que declaró que el caso de estas hermanas representaba "un panorama moral de nuestro tiempo": tanto por la ferocidad y el carácter de sus actos, como por el tamaño de la red ilegal que habían tejido y el grado de connivencia al que había llegado con policías, políticos y militares. 

Porque la experiencia nos dice que un negocio así no se mantiene tanto tiempo si no es contando con la aquiescencia oficial y también que, en ocasiones, se acaba jodiendo por un detalle nimio, como ocurre aquí con los celos de Serafina Baladro. Así es como comienza el libro, con Serafina y su secuaz, el Valiente Nicolás, disparando ráfagas sobre la panadería regentada por su antiguo amante, Simón Corona, incendiándola después. Esta venganza por un malquerer será el punto de inflexión que  determinará el fin del perverso reinado de las hermanas Baladro, trasunto de las hermanas González Valenzuela acusadas en Guanajuato, en 1964, de asesinato y trata de blancas, en medio de un gran revuelo mediático.


La novela nos conducirá por el reguero de detenciones y declaraciones que este ataque provocará, porque Simón reconoce a su atacante y ante la policía empezará a tirar del hilo revelando el imperio de prostitución, crimen y corrupción que las hermanas Baladro han venido tejiendo con el respaldo del capitán Bedoya. El expediente de sus fechorías es de lo más completo: secuestros, sobornos, homicidios, corrupción de menores, trata de mujeres, abortos ilegales e incluso inhumaciones clandestinas. 

La narración se desarrolla haciendo confluir tres líneas discursivas, la periodística, la jurídica y la literaria. La historia se presenta al lector en forma de recortes, expedientes y declaraciones de los imputados, con testimonios a veces coincidentes y otras contradictorios, a los que se suman algunas acotaciones irónicas del narrador para acabar componiendo un relato complejo y punzante que va más allá de la mera crónica negra. El narrador se muestra impasible ante la sordidez y ceguera moral de los personajes. Parece que simplemente levanta acta; pero es a través de su ironía y de lo grotesco de las situaciones que plantea cuando nos obliga a cuestionarnos sobre las nociones de justicia y culpa. 

Siendo una historia extremadamente violenta, trufada con la transcripción de las declaraciones en sede judicial, la lectura posee una extraña ligereza; y es que se lee con esa especie de urgencia que supura todo relato de sucesos. La multitud de personajes implicados tienen un notable desarrollo psicológico, lo que sumado a una ambientación asombrosamente conseguida hace que la novela sea fascinante. 

También ayuda el estilo que es directo pero elegante. Las situaciones están narradas con un realismo tan crudo que las acerca al absurdo y lo grotesco. Los personajes son muy vívidos y actúan gobernados por las más bajas pasiones. El mal aparece sazonado por la necedad, la ignorancia y una ausencia absoluta de moral que Ibargüengoitia aprovecha para introducir su particular humor negro. Así la reproducción del almidonado lenguaje judicial o las rimbombantes declaraciones de estos criminales de pacotilla los acerca al ridículo y la sátira.
Joel Kalako - Cihuateteto 3

Los crímenes son terribles, chapuceros y sangrientos; pero el autor logra conjurar el horror retratando tanto a víctimas como a verdugos con un toque de humor y una profunda humanidad. No hay más que ver a estas mujeres trastornadas por la desgracia: Serafina por su amor contrariado, Arcángela por la muerte de su hijo baleado, Blanca por un aborto que la deja catatónica. 

De hecho y aunque parezca mentira, bajo toda esta violencia late el amor. Los capítulos Un viejo amor, sobre los amores de Simón y Serafina, e Historia de Blanca son de lo más goloso. En ellos se concitan inocencia, pasión exacerbada y ese punto de locura capaz de desarmar una vida entera. La historia de Blanca es de lo más conmovedor. Comprada a los 14 años, tenía una especie de personalidad múltiple que la hacía actuar de distinto modo con cada cliente; callada con unos, furibunda con otros, melosa con algunos. Cambió docenas de veces de nombre para acabar llamándose Blanca cuando era negra y poniéndose cuatro dientes de oro. También la pareja que hacen Simón Corona y Serafina Baladro resulta entrañable. Él es un perdedor y ella una mujer fatal que se ve arrastrada por una patológica obsesión de cuidar a su macho. Logran convivir durante tres temporadas distintas; pero siempre Simón acaba abandonándola para llevar una vida sencilla como panadero que Serafina entiende como una traición.

"De las tres temporadas que viví con Simón la última fue la mejor. Él me hacía menos reclamaciones y yo estaba apasionada. Tan feliz me sentía que hasta me dieron ganas de conocer el mar."
"Cuando llegamos al hotel me quité el vestido y le dije a Simón:
-Ahora sí quiero que vengas encima de mí.
Y él fue encima de mí y yo sentí que nunca había querido a nadie tanto y que el amor que nos teníamos Simón y yo iba a ser eterno. Por eso le conté la historia de mi vida. Le dije todo, hasta que yo era la que había arreglado con el coronel Zarate que mandara soldados a que lo persiguieran y lo encerraran en el cuartel y lo molestaran cada vez que trataba de abandonarme.
No contestó. Se levantó de la cama dándome la espalda y empezó a vestirse."
Grabado de Leopoldo Méndez

Más que la maldad son la miseria y la picaresca las que campan a sus anchas en estas páginas. Todo tiene un aura de fatum que varios personajes asumen. Cuando las Baladro compran a Blanca por trescientos pesos, la Calavera recuerda que tenía "todas las características de un mal presagio". También cuando Arcángela se entera de que su cuñado Teófilo ha disparado a las muchachas que tenían en el rancho para evitar que huyeran, le anticipa a la Calavera el derrumbe del tinglado: "-Se me hace, Calaverita, que ya nos llevó la chingada". También Simón reflexiona sobre la fatalidad de los acontecimientos que se fueron concatenando para llevarle hasta Pajares, donde se vuelve a encontrar con Serafina. Intenta despedirse rápido pero reconoce que "el destino tenía escrita otra historia". 

El libro se lee como los testimonios de tipos acorralados por la miseria y la ruindad; pero también como una crónica periodística de un realismo sórdido que incluye la corrupción policial y judicial; asuntos que a día de hoy mantienen una vigencia perturbadora.

Las Poquianchis

La arquitectura de la novela es la de un rompecabezas elaborado a partir del personaje de Simón Corona. Me llama la atención la forma en que se van encadenando las historias de unos y otros. Aparece Humberto (hijo de Arcángela Baladro) en una declaración y a continuación un capítulo desarrolla la historia de este problemático muchacho cuyo arresto llevará a su madre a sobornar al capitán Bedoya y de ahí a mantener una larga y fructífera relación amorosa. Al final del capítulo La Vida Secreta se refiere que murió Blanca y a continuación hay un capítulo con La vida de Blanca. Los protagonistas y sus testimonios se van engarzando en un intento de acotar un relato inabarcable de tragedia y miseria que el narrador arma como un auténtico rompecabezas.

Ma atrae sobremanera el modo en que se superponen diversos planos en la narración. Por un lado se concitan distintos ámbitos del lenguaje: las noticias de los periódicos son el alimento y detonante para que Ibargüengoitia escriba su novela; luego el novelista interviene recopilando textos y testimonios donde palpita un lenguaje oral que contrasta con la posterior jerga legaloide con la que el agente judicial lo vuelca en los atestados. Todo ello supone una puesta en escena verbal de primera magnitud. Del mismo modo existe una superposición temporal cuando se alterna la narración actual con la rememoración de los hechos por parte los testigos y la reproducción de las declaraciones judiciales.

Leyendo este libro me ha venido a la memoria la reciente y desgarradora novela de Fernanda Melchor, Temporada de huracanes. No sólo porque ambas nacieron de las páginas de sucesos; sino porque a través de un poderoso ejercicio de lenguaje el autor logra sumergirnos en un territorio condenado a la miseria, la marginación y la violencia. No en balde Melchor colocó en el frontis de su libro la misma cita que Ibargüengoitia redactó para el suyo: "Algunos acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios."







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El caso de "Las Poquianchis" sacó a la luz el submundo de las madrotas. Las chicas que estaban a su servicio eran «capturadas» con engaños a sus padres, quienes creían que iban a servir en casas de ricos hacendados. Una vez en su poder, las recluían y forzaban para ejercer la prostitución. En 1964 una de las chicas logró escapar y al relatar su experiencia a su madre, ésta decidió denunciarlas. En «La Barca de Oro», su negocio principal, que se encontraba en San Francisco del Rincón (Guanajuato), ocultaban un cementerio clandestino en el que se hallaron los cadáveres de 80 mujeres, 11 hombres y varios fetos. Si alguna muchacha se queda embarazada le hacían abortar sin ningún tipo de garantía sanitaria, lo que en muchas ocasiones les provocaba la muerte.