viernes, 30 de julio de 2021

CUENTOS COMPLETOS V - de Philip K. Dick




El escritor Thomas M. Disch comenta en el Prólogo de este volumen lo que es público y notorio respecto a las carencias estilísticas de Dick, cuyas narraciones revelan una ejecución poco esmerada. Pero de ahí deduce el verdadero valor de este autor como muñidor de ideas formidables. Leer una historia de Philip K. Dick, dice, no es "contemplar una obra de arte terminada. Es más bien como involucrarse en una conversación." O sea, un intercambio de ideas que se disparan en múltiples y sorprendentes direcciones. Las ideas de Dick son tan profundas y osadas que han hecho que esta "conversación" que se inició hace 70 años todavía produzca unos frutos magníficos. Así lo reflejan películas tan recientes como Minority Report (2002) de Steven Spielberg, A Scanner Darkly (2009) de Richard Linklater o Destino Oculto (2011) de George Nolfi; además de la notable serie The Man in the High Castle.

El volumen es un perfecto compendio de las múltiples y fascinantes facetas que alumbra Dick: la realidad como una ficción de otro o incluso de uno mismo, el abrumador control gubernamental, la posibilidad mesiánica de redención, el tiempo como un laberinto de eternidad repetitiva… hasta incluye algunos relatos no publicados anteriormente que constituyen toda una rareza entre sus temas habituales y que nos acercan a un Dick más personal e incluso polémico. Como el relato Las prepersonas, un alegato de trazo grueso contra el aborto, donde el gobierno permite que los padres se deshagan de un niño hasta la edad de 12 años. También es muy excéntrico Cadbury, el castor necesitado, una especie de parábola animal o quizás también todo un viaje psicotrópico. Aunque el más llamativo entre estos es "El ojo de la sibila", donde el propio Dick aparece como oráculo en la Roma clásica hablando de un futuro desastroso en 1970 y de unos "inmortales" que visitan la Tierra de vez en cuando para tutelar su evolución.

Pero lo mejor del volumen son esos tres o cuatro poderosos relatos en los que Dick visita uno de sus temas seminales: eso de que la realidad es un constructo de alguien (de una máquina, una entidad o incluso de uno mismo) que nosotros vivimos como si fuese un sueño o una pesadilla. A los cuales hay que añadir dos estupendos relatos donde el tiempo y nuestra mente se entrelazan para crear pesadillas; y todavía un par más que exploran otra de las ideas fuerza de Dick, la de una sociedad totalitaria regida por un ente todopoderoso que incluso pretende el control mental de los ciudadanos a través del consumo de drogas.  
Ph. K. Dick visto por Crumb


"Las grandes ideas de Dick ocupan una longitud de onda única en el espectro de lo imaginativo. La conquista del espacio no es para él. En su obra, la colonización del sistema solar se traduce simplemente en la aparición de nuevos y más deprimentes suburbios. Tampoco lo son las ridículas fiestas de disfraces de la invención de nuevas razas de monstruos alienígenas. Dick fue siempre demasiado consciente de la presencia del rostro humano detrás de estas mascaradas como para perder el tiempo perpetuándolas"; comenta Disch en el Prólogo.

En La cajita negra se mezclan las obsesiones políticas y mesiánicas de Dick, en un relato que une la guerra fría y los telépatas con la persecución de un misterioso líder religioso cuya doctrina, basada en la empatía, está corriendo como la pólvora. 
El propio autor nos comenta esta historia en una de sus notas:
"Hice uso de este relato cuando escribí mi novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? De hecho, la historia está mejor hilvanada en el relato. Aquí, una religión es considerada una amenaza por todos los sistemas políticos; por consiguiente pasa a ser una especie de sistema político, puede que el sistema político definitivo. El concepto de cáritas (o ágape) se manifiesta en mi obra como la clave de la autenticidad humana. El androide, que es el hombre no auténtico, la máquina que actúa meramente por reflejos, es incapaz de experimental empatía. En el relato nunca llega a quedar claro si Mercer es un invasor de otro mundo."
Síndrome de alejamiento es uno de los mejores en el desarrollo de esa idea tan dickiana de que la realidad no es más un ficción en la que vivimos como marionetas. Todo comienza cuando un operador ve a su mujer viva, actuando como si no hubiera pasado nada... cuando él recuerda perfectamente que la ha asesinado.

La hormiga eléctrica es un relato de lo más inquietante en el que Dick vuelve al tema central de su universo, expresado así por él mismo: "¿cuánto de lo que llamamos "realidad" está realmente ahí y cuánto en nuestra propia cabeza?" 
Ilustración de David Mack para Marvel


El gerente de una empresa tiene un accidente, pero cuando despierta en el hospital los médicos le dicen que no le pueden tratar porque es un robot. El descubrimiento lo deja en shock y un abismo se abre bajo sus pies: ¿Quién soy? ¿Quién me creó? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Qué es la realidad y qué significan mis percepciones?. 

El propio Dick hablaba de este relato en su ensayo “Como construir un universo que no se derrumbe a los dos días después”: "De repente, el señor Garson Poole descubrió que su realidad consistía en una cinta agujereada que iba de bobina en bobina dentro de su pecho. Fascinado, comenzó a rellenar y a añadir nuevos agujeros. Inmediatamente, su mundo cambió. Una bandada de patos voló por la habitación cuando abrió un nuevo agujero en la cinta." 
La manipulación de la cinta provoca cambios en la realidad, hasta una escena final que Dick reconoció que le asustaba.

La fe de nuestros padres plantea una sociedad totalitaria regida por un Benefactor Absoluto que ejerce el control de todas las mentes mezclando psicotrópicos en la comida y el agua. Dick vuelve a plantear la rebelión contra el poder absoluto y la conformación de la realidad llevando a su protagonista hasta el mismísimo salón del trono de esa omnímoda entidad. En el libro se recoge una larga nota del autor sobre este relato:
"El título se corresponde con el de un himno. Creo que con este relato conseguí ofender a todo el mundo, lo que en aquel momento me pareció una buena idea, pero que he lamentado desde entonces. Comunismo, drogas, sexo, Dios... lo puse todo junto y, por extraño que pueda parecer, cuando al año siguiente se me cayó el tejado encima, tuve la sensación de que este historia tenía algo que ver. (1976)
(...) Hay una parte del relato que me resulta especialmente interesante, a la vista de los recientes experimentos con alucinógenos: la experiencia teológica que han experimentado muchos de los que han probado el LSD. Me da la impresión de que se trata de una nueva frontera: hasta cierto punto, ahora es posible estudiar desde una perspectiva científica la experiencia religiosa... y, lo que es más, se la puede ver como una experiencia en parte alucinógena y en parte real."
En dos notables narraciones Dick juega con uno de sus juguetes favoritos, el tiempo. En Su cita será ayer, presenta a unos Estados Unidos que viven en Fase Hobart, una situación donde el tiempo va hacia atrás (los adultos se convierten en jóvenes y posteriormente en niños hasta llegar a volver al útero materno) produciéndose una serie de sorprendentes paradojas. Alternando la Fase Hobart (hacia atrás) y la Fase Normal (hacia adelante) podríamos vivir en un círculo eterno.



Por su parte Algo para nosotros, temponautas nos presenta una paradoja temporal. Los astronautas que iban a hacer el primer viaje en el tiempo colapsan en la reentrada cayendo en un bucle temporal en el que asisten a sus funerales infinitas veces.
"Parecía un déjà vu, y de pronto lo comprendió. "Estamos en un bucle temporal cerrado, y seguimos dando vueltas y vueltas, tratando de resolver el problema de la reentrada, creyendo siempre que es la primera vez, la única... y sin resolverlo nunca. ¿Cuántas veces ya? Puede que un millón. Puede que nos hayamos sentado aquí un millón de veces, analizando los mismos hechos una vez y otra y sin llegar a ninguna parte. Al pensar esto sintió un agotamiento insoportable". pág. 292
El terrible y agotador regalo de la vida eterna sobre el que Dick aporta su reflexión en una nota: "La esencia de la ficción sobre el viaje en el tiempo es siempre una confrontación, en los mejores casos contra uno mismo. En realidad éste es el tema de muchas obras de gran calidad literaria, pero en el caso de relatos como Algo para nosotros, temponautas, el momento en que el personaje se encuentra cara a cara consigo mismo permite una alienación que ninguna otra variedad de literatura haría posible... alienación y no comprensión, como cabría esperar."

Una odisea terrícola es el curioso relato sobre un mundo postapocalíptico y sin duda el germen de la posterior novela Dr. Bloodmeny o cómo nos las apañamos después de la bomba. Relato y novela son tan consecuentes que no sólo comparten la trama general, sino la mayoría de los personajes principales con sus mismas características y nombres. Entre ellos destaca Hoppy Harrington, nacido sin brazos y sin pies; un paria antes de la bomba que se convierte en imprescindible por su habilidad como arreglatodo... aunque en secreto alimenta una perversa ambición. Y sobre todo Eddie, una niña que porta en su interior a su hermano, un homúnculo con extraños poderes psíquicos y capacidad para hablar con los muertos. Se trata un personaje prototípico de Dick: un ser paranoico, con ciertos poderes psíquicos, que se encuentra incurso en una oscura conspiración.

Hay otro grupo de relatos en que Dick afronta el poder de las máquinas y la Inteligencia Artificial. Así en Combate sagrado la Genux-B está a punto de desencadenar una guerra haciendo una interpretación de los hechos tan sutil que escapa a los humanos. Mientras que en La revancha una inocente máquina de petacos se convierte en el juguete más peligroso al llevar su enfrentamiento con el jugador a la vida real. 

Espero llegar pronto y El caso Rautavaara son exploraciones de la mente humana en situaciones extremas. En el primero el sistema de sueño de un cosmonauta sufre una avería y deberá permanecer despierto los 10 años de travesía. 
"La nave había sido programada para hallar una solución en el caso de que se produjese una anomalía de ese tipo.
-Lo que haré -oyó que decía la voz de la nave- será proporcionarle un estímulo sensorial. El peligro que corre se deriva de la privación sensorial. Si permanece consciente durante diez años sin datos sensoriales, su mente se deteriorará. Para cuando lleguemos al sistema LR4, será un vegetal."
pág. 406
No por su encuadernación es un relato fantástico sobre un libro encuadernado con piel animal  que nos recuerda al mismísimo M.R. James. Según las notas de Dick el relato surge de un deseo personal, "que la Biblia fuera cierta". Por eso introduce al wub y su extraña piel, la cual al revestir los libros provoca alteraciones en los textos, siempre relacionadas con la inmortalidad.
La narración llega a un punto clave cuando uno de los científicos reflexiona sobre la naturaleza de este hecho: cabe pensar sobre si los wub con sus modificaciones simplemente emiten una opinión o en cambio hablan con conocimiento de causa?




Los cinco tomos que constituyen los «Cuentos completos» de Philip K. Dick fueron publicados por primera vez en Estados Unidos en 1987, cinco años después de la muerte de su autor. Esta quinta entrega recoge las últimas muestras de su narrativa breve, veinticuatro relatos escritos entre los años 1963 y 1980. 
Toda una exploración sobre la fragilidad del yo y de la realidad impulsada por una extraordinaria paranoia y lucidez.

viernes, 16 de julio de 2021

El INCENDIO - creada por Daisy Coulam



Deadwater Fell (El Incendio) abunda en un subgénero que me encanta y que le viene dando estupendos réditos a la televisión británica: un pueblo pequeño donde ocurre un crimen (o una desgracia) lo que desencadena una exploración de los traumas y secretos que esconden los habitantes de esa pequeña comunidad. Ahí están las muy notables Happy Valley o Broadchurch para confirmarlo. 

La serie resalta el contraste entre la rutinaria vida del pequeño pueblo escocés de Kirkdarroch, con sus picnics y mercadillos de caridad, y los turbios secretos que afloran cuando un hecho terrible la sacude. La tragedia llega en forma de incendio en la casa de un médico de familia en el que mueren su mujer y sus tres hijas. El drama se desarrollará desde la perspectiva de dos parejas, la del médico superviviente Tom Kendrick (David Tennant) y su esposa Kate (Anna Madeley), maestra de guardería; junto con sus amigos más cercanos, la también maestra Jess (Cush Jumbo) y su marido, el oficial de policía Steve (Matthew McNulty).

Steve será precisamente quien, sin pensárselo dos veces, irrumpirá en la casa incendiada para intentar rescatar a sus amigos. Aunque logra sacar a Kate, ya está muerta; mientras que a Tom logra salvarlo. Tras el impacto inicial, pronto se revelarán aspectos insospechados. El primero es que Steve se encontró con la habitación de una de las hijas cerrada a cal y canto con un candado; lo que impidió cualquier intento de salvarla. El segundo es que el forense descubre que tanto Kate como las niñas ya estaban muertas antes del incendio. ¿Qué demonios ocurrió en esa modélica familia?


En este comienzo fulgurante ya se inserta una escena clave, el accidente de coche que tuvieron unas semanas atrás Kate y Jess mientras aquella conducía fuera de sí, acompañada de sus hijas. Pronto saldrán a relucir los problemas de depresión que arrastraba Kate desde el parto de su última hija, la cual sufre parálisis cerebral.

La creadora de esta ficción, Daisy Coulam, está más interesada en el drama psicológico y emocional que en la investigación criminal. Y eso se agradece. A través de breves flashbacks irá componiendo el mapa de todas las relaciones y secretos que alberga esta pequeña comunidad, centrándose en lo que se esconde bajo la apariencia pulida y perfecta de una familia ejemplar. Daisy Coulam es una apasionada de las series documentales sobre crímenes; sin embargo -según explicó en una entrevista- "el problema que les veo es que siempre se enfocan en la figura del asesino. Mi objetivo con esta serie era analizar por qué ocurren estos sucesos y retratar a la víctima como la persona real que es".

Efectivamente el personaje de Kate ofrece un juego enorme a pesar de que su muerte ocurre al principio del primer episodio. Víctima o verdugo, su presencia es constante a través de los recuerdos de los otros personajes, los cuales irán componiendo el puzzle de su compleja personalidad. Por supuesto su amiga Jess la cree incapaz de llevar a cabo el asesinato de su familia. Y también recordará con amargura el reciente episodio en que ella misma fue seducida por el marido de aquella, Tom Kendrick.


La verdad de los hechos se decantará por la suma de pequeños detalles y frases que no fueron percibidos en el pasado en su verdadera intención. Jess irá recopilándolos poco a poco hasta alumbrar una nueva realidad donde quedará patente la fragilidad de las relaciones y las mentiras que todos ellos han ido acumulando.

La encuesta policial se hilvana perfectamente con la revelación de los distintos secretos que van aflorando. El guión de Coulam se estructura en base a brevísimos flashbacks que se intercalan a menudo ofreciendo nuevas facetas y giros que actualizan constantemente nuestra perspectiva. De este modo la trama social y familiar se vuelve impredecible dotando al relato de un intenso crescendo dramático. "Vemos radiografías, pero no vemos el dolor", llega a decir el médico, refiriéndose a que desconocemos lo más íntimo incluso de los más allegados. 

Para dar espesor a los personajes Coulam ha introducido toda una serie de variaciones muy contemporáneas sobre el tema de la maternidad. Ahí están los intentos frustrados de Jess para ser madre por inseminación. O la relación de paternidad compartida que se han inventado Jess y Steve respecto a los hijos de éste con su exesposa Sandra (Lisa McGrillis). O incluso la anciana madre de Tom, siempre protectora. 



El guión bucea con trazo sutil y decidido en un retrato emocional que encuentra a sus mejores cómplices en los actores protagonistas. Anna Madeley y Tenant llevan a cabo unas interpretaciones llenas de una ambivalencia que nos descoloca, y Cush Jumbo (que luego se convertiría en la mordaz abogada Lucca Quinn en la extraordinaria "The Good Fight") y Matthew McNulty nos trasladan unos personajes que se mueven entre los remordimientos y la necesidad de saber qué pasó realmente. 
Como nosotros.
Muy buena.

domingo, 4 de julio de 2021

TABLE 7 - de Marko Slavnic y Andrew McDonald

 










Serie Cortometrajes


Una pareja mantiene una conversación íntima en un restaurante.
Poco a poco brotan los reproches. 
A continuación vemos que un hombre está escuchándolo todo desde una especie de sótano.
¿Qué está ocurriendo?
La disputa se acerca a un punto sin retorno cuando un giro totalmente sorprendente aporta una luz inesperada.

El contraste que se nos ofrece entre una situación aparentemente trivial y un rayo de fantasía (ese toque de inspiración o de clarividencia que a veces nos falta en la ofuscación) es magnífico.
Slavnic sólo necesita 4 minutos para efectuar todo un golpe de magia.



Ojalá que el restaurante estuviese disponible para algunas ocasiones. Hum.
El corto fue escrito por Marko Slavnic, quien lo dirigió junto a Andrew McDonald.
Se puede ver subtitulado en español  aquí, en youtube