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miércoles, 19 de marzo de 2025

ANORA - de Sean Baker



Esta película se llevó la Palma de Oro del último Festival de Cannes y acaba de recibir el Oscar a la mejor Película, a la mejor Dirección, al Mejor Guión y al Mejor montaje, además del Oscar a la mejor interpretación femenina. 
No entiendo el por qué de los cuatro primeros Oscars. 
La película me parece más que sencilla simple, con un conflicto de poca envergadura y unos personajes en los que hay poco que rascar.

Anora es una joven de ascendencia rusa que trabaja en un local neoyorkino como bailarina erótica. Una noche recibe a un grupo de jóvenes entre los que destaca uno de carácter jovial, con muchas ganas de divertirse. Es el hijo de un jerarca ruso multimillonario y acaba enrollándose con Anora. El pase privado le parece poco y termina llevándosela a su mansión de Brighton Beach. Deseoso de alargar la fiesta le propone un contrato de 15.000 dólares por ser su novia durante una semana. 


Todo es fantástico. Anora alucina. El dinero corre a raudales. Se van de juerga y luego a follar. Salen de compras y luego a follar. El chico se pasa el día jugando a videojuegos y sólo para para follar. Finalmente coge su jet privado y se van a Las Vegas para correrse una juerga y... acaban casándose en una de esas capillas tan kistch que pululan por la ciudad del juego. Anora cree que ha encontrado a su príncipe azul pero, aunque ellos no lo saben, acaban de cruzar una línea roja.

El guardaespaldas avisa a la madre del chico que monta en cólera y viene rauda desde Rusia para deshacer el entuerto. Cuando baja del avión en Nueva York ya la están esperando el abogado y el juez con los papeles del divorcio preparados. A nadie le importa Anora. Ha tenido un pico de felicidad que apunta a estrellarse contra el suelo. Aunque ella no es una víctima. Conoce bien los sinsabores de la vida y planta cara; pero la calidez de ese corto viaje que acaba de hacer desde lo contractual hasta lo emocional ha convertido su fuerza en vulnerabilidad. 


La historia tiene el gancho de presentarse como el reverso acibarado de Pretty Woman, pero no tiene profundidad ni encanto. Anora se ha lanzado por el tobogán enloquecedor de esa oportunidad única sin reservas ni dudas. Ella solo vive el momento. Por supuesto se resiste cuando la madre empuja para organizar el divorcio; pero no percibo drama y la emoción es limitada. Todo es demasiado previsible.
Es como cuando has perdido un contrato. 
El chico es un viva la virgen que por supuesto va a lo suyo, mientras Anora sigue resbalando por un cristal de colores que sólo se rompe en el último plano.
 

Creo que todos estos premios tienen algo que ver con reconocer una carrera, una mirada y un estilo que, por supuesto, lo merecen; pero no han acertado con la película. Sean Baker tiene mejores películas donde practica esa vuelta de tuerca a la sociedad norteamericana para mostrar sus miserias y sus valores deshumanizantes. 

Sean Baker nació en 1971 y su trayectoria lo avala como un cineasta de gran honestidad y humanismo. Su cámara pone el foco en la gente que habita los márgenes de ese mito edulcorado que es el sueño americano. Y lo hace con un riguroso realismo pero también con una gran sensibilidad, atento al dolor de los excluidos. Aunque se dio a conocer con Starlet (2012) rompió moldes definitivamente con "Tangerine", una cinta muy cruda sobre una prostituta transgénero que, al salir de la cárcel, inicia la búsqueda de su anterior amante sondeando en la noche de la ciudad. Este asunto se repite en Anora cuando el chico desaparece y la madre, el guardaespaldas y Anora recorren todos los antros de la ciudad buscándolo. Aunque yo me quedo con "The Florida project’ (2017), una crónica ácida y tierna de los descartados por el sueño americano.
 
En ella Willem Dafoe encarna al responsable de un motel situado en las inmediaciones de Disney World. Tanto el motel como el parque acaban siendo dos espacios extremos, artificiales y casi irreales. En ese motel cercano al "lugar más feliz de la Tierra" malviven una madre y su hija, víctimas de la desesperanza y la miseria que provoca la trituradora capitalista. Cabe recordar que en EEUU está prohibido instalarse de forma permanente en estos alojamientos, de modo que aquellos que no disponen de vivienda deben deambular de motel en motel o de habitación en habitación escondiendo su infortunio. El recorrido de ambas por la derrota es amargo pero vitalista y, sobre todo, está lleno de humanidad y amor.  Brooklynn Prince interpreta a la niña protagonista de seis años y, como Mikey Madison en Anora, está magnífica.
Finalmente queda "Red rocket" (2021) otra crónica más de la realidad americana mas sórdida. Su protagonista es una estrella en declive del cine porno que abandona Los Angeles para regresar a su pueblo de origen en Texas. Pero tiene grabado a fuego la cultura del éxito americano de modo que, una vez allí, se lía con una Lolita local en la que ve una nueva oportunidad para reverdecer laureles en la Tierra de los Sueños. Sean Baker retrata a este buscavidas adulador y ególatra con una gran empatía, sin juzgarlo.

miércoles, 18 de mayo de 2022

EL CONTADOR de CARTAS - de Paul Schrader



El contador de cartas es un tipo curtido en las mazmorras de la desesperación que encuentra su tranquilidad en las partidas de cartas. Fue uno de los militares que participaron en las torturas de la prisión de Abu-Grahib y cuando explotó el escándalo acabó en la cárcel. El papel de torturador quebró su espíritu y en la cárcel encontró esa mínima paz necesaria para transitar por la vida. También desarrolló su habilidad con las cartas y a su salida recorre el país de casino en casino buscándose la vida.

La vida y el juego de William Tillich (Oscar Isaac) son espartanos. No le gusta llamar la atención. Gana unos cientos de dólares y se retira a la habitación del motel donde el tormento de las torturas lo persigue. Ha logrado aplacar sus demonios, pero aún lo acechan cada noche.

Su vida cambia cuando en una convención conoce a Cirk (Tye Sheridan), hijo de un compañero de Abu-Grahib que no resistió el estrés y se pegó un tiro. Antes destrozó la vida de su mujer y de su hijo maltratándolos. Cirk tiene la vida quebrada. Pagó los platos rotos de los horrores cometidos por su padre. Ha abandonado la Universidad y sólo piensa en vengarse del comandante John Gordo (Willem Dafoe), instructor de Abu-Grahib que nunca fue imputado. Pero Tillich, que sabe lo que es vivir con el odio desbordándose, se propone ofrecerle una oportunidad para enderezar su vida. Por ello acepta la oferta de la representante La Linda (Tiffany Haddish) para dejar de contar cartas en las mesas del 21 y pasar a los campeonatos de póker. Piensa en utilizar las ganancias para redimir al muchacho. Moviéndose de ciudad en ciudad ambos tendrán tiempo para restañar sus heridas.


La película es sobria y precisa, de corte clásico. Se desarrolla con el mismo ritmo sosegado que Tillich impone a su vida. Una especie de sordina que logra manteniendo unas adormecedoras rutinas. Esta apariencia de relato frío esconde una profunda amargura y una sensación de fatalidad que sin remedio nos va inundando. Toda la película se resume en esa tensa espera de la que Tell habla cuando se refiere a las cartas: 
"En el póker el jugador no juega contra la banca sino contra otros jugadores. La banca se lleva una parte. Hacen falta dos cosas, conocer las posibilidades matemáticas y conocer a tus rivales. La clave es esperar. Pasan las horas... y los días. Mano tras mano, cada una igual que la anterior... hasta que ocurre algo.
Hay cierto lastre que un jugador va acumulando cuando acepta un bancaje. Es igual que el lastre que acumula cualquier persona endeudada. Aumenta y aumenta. Tiene vida propia. Un hombre también puede acumular cierto lastre moral por lo actos que cometió en el pasado...y ese lastre nunca se puede soltar"
La vida obsesiva y controlada de Tillich tiene una vía de escape en el diario que escribe por las noches y cuya lectura en off nos acompaña durante el metraje. La vida es una trampa cuya condena es de muy difícil remisión. Cuando empieza la historia nos encontramos a Tillich encerrado en la cárcel militar leyendo las Meditaciones de Marco Aurelio. Es un tipo silencioso y atormentado por su violento pasado. Como otros personajes de Schrader, como los obsesivos Mishima o Travis Bickle (Taxi Driver), o los atormentados Wade Whitehouse (Aflicción) o John Le Tour (Posibilidad de escape), este contador de cartas es un hombre que huye de sí mismo. Todos ellos son personajes macerados en la culpa y el tormento de su pasado; samuráis en busca de redención. 

















Paul Schrader ha reconocido que suele recurrir a “personajes solitarios que usan una máscara, la de su profesión. Puede ser un taxista, un traficante de drogas, un gigoló o un religioso; y enfrento a este personaje a un gran obstáculo, personal o social. No hablo de la culpa en general, como la culpa cristiana, sino de un tipo de culpa más específico. ¿Y si alguien ha hecho algo por lo que no es capaz de perdonarse? Incluso ha cumplido sentencia en prisión, pero, aunque la sociedad lo haya absuelto, él mismo no es capaz de darse ese perdón. Ha cometido una atrocidad, y ahora vive en una especie de purgatorio. ¿Cómo se lidia con algo así?".

Efectivamente Tillich estuvo prisionero en una cárcel donde él era el torturador y ha acabado encerrado en otra cárcel donde purga sus pecados. Cuando sale después de ocho años de condena la culpa lo acompaña como un tatuaje indeleble. Por eso, cuando está encerrado en la prisión militar, reconoce que "nunca imaginé que me acostumbraría a vivir encerrado". Ése será siempre su estatus.

La película está llena de paralelismos. Entre la vida y las cartas, entre el joven ofuscado y el veterano samurái, entre las cárceles físicas y las morales. Entre medias, la inopinada pareja recorre un camino de mutuo aprendizaje. Aunque la cita más evidente es la aparición de un jugador de cartas apodado «Minnesota Fats», en alusión al célebre personaje de El buscavidas (The Hustler, Robert Rossen, 1961), el recorrido por los casinos del país, recuerda inevitablemente a "El color del dinero" (Martin Scorsese); sólo que aquí hay muchas menos cartas que carambolas en aquella. Lo que abunda es la pesadilla que de continuo asedia a Tillich y, a través suyo, la denuncia de la tortura como método institucionalizado por la política estadounidense.



Cuando finalmente el muchacho confirma la fatalidad de su destino, Tillich asume que deberá enfrentarse al comandante John Gordo. Un duelo final que Schrader narra con un brío seco y excepcional. 

El detonante es un whatsapp con la foto de una fachada que todos reconocemos y que cita a Tillich con su adriestrador. Lo sigue un plano del protagonista mirándose en el espejo hasta lo más profundo del alma. Luego vendrá la partida en la que se siente fuera de juego y su abandono para conducir su coche con los faros rasgando la noche. 
La tensión se masca en medio de un silencio estremecedor. 
Tillich por fin se presenta en casa de John Gordo y le reta. Lleva consigo la bolsa donde guarda sus antiguas herramientas de tortura. Los dos salen de la habitación. Parecen dirigirse a un ritual autodestructivo. Mientras la cámara sigue enfocando los dos sillones que han quedado vacíos, escuchamos los golpes y los gemidos de dolor en off. La incertidumbre es insoportable y la lección de cine de esas que te golpea el estómago. Magnífica.





Cabe apuntar que el elenco de actores está excelente. Oscar Isaac nos vuelve a fascinar con esa contención y mirada magnética que ya es marca de la casa y Tye Sheridan consigue trasladarnos su enojo y deseos de venganza. Mientras Willen Dafoe y Tiffany Haddish ejercen de sacerdotes de este ritual destructor.

Para acabar quisiera resaltar dos detalles de la realización.
Las pesadillas que asaltan a Tillich cada noche son tremendas. Le hacen revivir de continuo sus torturas en Abu Grahib. Como si de un círculo del Infierno de Dante se tratara allí no existe la humanidad. Para reproducirlas el equipo de Schrader reconstruyó Abu Ghraib y rodó con una iluminación y un formato distorsionado y delirante. Schrader quería dar la impresión de una realidad virtual ominosa que te rodea y asfixia. El director de fotografía Alexander Dynan dijo que se inspiró en "los vídeos de realidad virtual que se publican en YouTube o Vimeo y el reproductor no parece admitir la imagen: está comprimida y aplanada de una manera francamente extraña, las puertas están torcidas y las siluetas distorsionadas”.





El otro detalle que llamará la atención del espectador es que cada vez que Tillich llega a una nueva habitación de motel, cubre con sábanas todos los muebles y sillas, incluida la cama. La sorpresa es que cuando finalmente acude a la casa del comandante Gordo para enfrentarse a él, vemos que también éste tiene su casa embozada de este modo. Le han preguntado a Schrader sobre este extremo pero, según dijo, no pretendía nada en especial; se le ocurrió y lo rodó. Podría interpretarse de muchas maneras. Yo tiendo a verlo como una reproducción de esas celdas acolchadas donde encerraban a personas acosadas por brotes psicóticos. Un sufrimiento tan radical como el de estos torturadores sin redención.

EL CINE de Paul SCHRADER


Paul Schrader es un guionista de raza cuyos libretos abordan  profundos estudios de personajes atormentados por la culpa y la expiación. Su guión más paradigmático siempre será Taxi Driver, de 1976, que rodó con envidiable brío su gran amigo Martin Scorsese.

Perteneciente a una estricta familia calvinista, allí se le inculcó que el hombre está abocado al pecado sin remedio desde su mismo nacimiento. En su casa todos los días se leía la Biblia y no estaba bien visto ir al cine. La primera vez que vio una película tenía diecisiete años.

Producto de su educación religiosa, el cine de Schrader nos presenta la "depravación total del hombre" mientras lucha, desesperado, por encontrar esa "gracia irresistible" de la que también hablaba Calvino. Sus personajes suelen estar atormentados por la culpa y un silencio terrible por parte de Dios, lo que les aboca a un vacío moral insoportable. No solamente no saben qué hacer sino que, como el taxista Travis Bickle o el boxeador de "Toro salvaje", no entienden qué significa o cómo articular su propia vida. De ahí que el cineasta reflexione: "La soledad y la paranoia de Travis no tienen un origen social, son puramente existenciales".

En el libro de entrevistas "Schrader sobre Schrader" también confiesa: "Supongo que cualquier persona que haya tenido una educación profundamente cristiana como yo, estará interesada en la culpa, la redención y las metáforas de la salvación". De modo que la pregunta que siempre sobrevuela a sus protagonistas es ¿Cómo expiar nuestras culpas?.

Schrader estudió cine en California y en 1972 presentó una tesis que podría servir de guía para su propio cine, "El estilo trascendental de Ozu, Bresson y Dreyer". En 1975 ya firmó su primer guión, elaborado sobre una idea de su hermano Leonard,  "Yakuza", de Sidney Pollack.

Paul Schrader pasó una muy mala racha en 1973. Había roto con su mujer y también con la chica que provocó la separación. Se encontraba solo, sin trabajo y viviendo en un coche mientras le rondaban pensamientos suicidas. Bebía mucho para apaciguar el dolor que le producía una úlcera y estaba obsesionado con la violencia y la pornografía, aspectos que luego reflejaría en el protagonista de Taxi Driver. En 1979 estrenó su primera película como director, "Hardcore", en la que una chica perteneciente a una familia calvinista acude a una convención y desaparece cayendo en las redes del porno. Ante la ineficacia de la policía el padre se lanza a un descenso a los más sórdidos infiernos para intentar rescatarla.

Esta base argumental, muy semejante a la de Taxi Driver, reitera la del clásico de John Ford, "Centauros del desierto" (The Searchers), película venerada por los nuevos cineastas que emergieron en los setenta como Francis Ford Coppola, Steven Spielberg o George Lucas. La cinta está basada en una novela western de Alan Le May que está magníficamente editada en la editorial Valdemar. Se inspiró en una historia real, la de Cynthia Ann Parker, secuestrada en 1836 por los comanches a los nueve años de edad, tras masacrar a su familia. La búsqueda atormentada que durante años mantiene su tío Ethan Edwards (John Wayne) constituye un relato sombrío que nos muestra a un hombre errante, noble y solitario, pero al mismo tiempo un tanto neurótico y racista; rasgos que también definirán al taxista Travis Bickle.
Schrader, Scorsese y De Niro durante el rodaje de Taxi Driver
















Schrader es un cineasta obstinadamente independiente y, a pesar de su prestigio, su carrera como director no ha sido fácil. Le cuesta un mundo poner en pie una película; por lo que no es raro encontrar a otros directores amigos en tareas de producción. Así ocurre en su última película estrenada, El Contador de Cartas ( 2021), un notable y sombrío relato que ha contado con la producción ejecutiva de su amigo Martin Scorsese.

Aunque ha logrado filmar una buen puñado de películas, como Perros Salvajes, 2016; Desenfocado, 2011, El beso de la mujer pantera, 1982 o American Gigoló, 1980, entre otras; las que yo destacaría de su filmografía son las siguientes:

Para este retrato de autodestrucción también tuvo que contar con la ayuda en la producción de Francis Ford Coppola y de George Lucas. "Mishima" es un retrato biográfico del autor japonés que hurga en las contradicciones de un hombre que trató de alcanzar la imposible armonía entre él mismo, el arte y el mundo en que le tocó vivir. La trama se centra en el día en que se practicó el seppuku (harakiri), el 25 de noviembre de 1970, y está salpicada de flashbacks para contar diversos episodios de su vida relacionados con sus obsesiones y su obra. 

Posibilidad de escape (Light Sleeper, 1992) tiene guión y dirección del propio Schrader y su protagonista sería como un espejo del de Taxi Driver, aunque sin las implicaciones fascistoides de Travis Bickle. Varias películas de Schrader, como 'American Gigolo', 'Posibilidad de escape' o 'The Walker', toman 'Pickpocket', de Robert Bresson, como modelo a la hora de trazar el itinerario del protagonista por un submundo marginal del que se libera a través de un encierro físico que le supone la recuperación de la gracia. El héroe de esta historia es John Letour, un vendedor de drogas de altos vuelos que, como aquél taxista ofuscado, es perseguido por sus demonios y padece insomnio.
También como el más reciente Contador de cartas anota su vida y reflexiones en un diario mientras recorre un mundo sórdido del que acaba atisbando una redención a través de la violencia.

El placer de los extraños (The comfort of strangers, 1990) cuenta con un guión de Harold Pinter sobre novela de Ian McEwan. Se trata de un relato sumamente perturbador sobre la manipulación emocional y la soledad esencial del ser humano. 
Una joven pareja en crisis se ve fatalmente enredada en la perversa telaraña que les tiende una extraña y narcisista pareja con la que se encuentran en un viaje. La atmósfera asfixiante de una decadente Venecia envuelve la enfermiza pugna que mantienen Christopher Walken y Rupert Everett, con la complicidad de sus respectivos cónyuges.

El reverendo (First Reformed, 2017).
De nuevo con guión y dirección del propio Schrader, es uno de sus más brillantes estudios sobre la desesperación, el remordimiento y la soledad espiritual. Schrader se crio en una familia de la Iglesia Reformada que le impidió asistir a una sala de cine hasta que ya fue mayor de edad.
El título original de First Reformed hace referencia a la supuesta primera iglesia calvinista erigida en el condado de Nueva York entre finales del siglo XVIII y principios del XIX por colonos frisones (holandeses). En este hermoso edificio de madera blanca y sobriedad reformista, ejerce de sacerdote Ernst Toller (Ethan Hawke), ante una parroquia más bien escasa.
La película retrata a un sacerdote torturado que al entrar en contacto con un feligrés obsesionado con el deterioro del planeta se sumerge más y más en la autodestrucción. El reverendo plantea reflexiones sobre asuntos como el medioambientalismo, la mercantilización de la religión y los peligros del extremismo ideológico.

Aflicción (Affliction, 1997) 
Con guión y dirección de Schrader se trata de un film brutal y desgarrador sobre el atormentado sheriff Wade Whitehouse (Nick Nolte) y su intento de expiación.  Wade es un hombre gris y menospreciado por todos en el pequeño pueblo donde ejerce. Pero barrunta una oportunidad de redención cuando muere un sindicalista en una partida de caza. Aunque la mayoría cree que se trata de un accidente, él está convencido de que se trata de un asesinato y resolverlo le dará la oportunidad que estaba esperando para demostrar su valía ante su propio padre -un hombre dominante y alcohólico (poderoso James Coburn) - y ante sus vecinos.

lunes, 20 de julio de 2020

THE TALE - de Jennifer Fox

EEUU, 2018


Una niña de 13 años siente que es invisible en la vida, tanto en el colegio como en su familia. Un hombre adulto, divorciado, logra que se sienta especial. Cultiva sus ganas de ser independiente, sentirse mujer y ser querida. Embauca a la niña que le consiente todo hasta llegar a la copulación.


Estos son los hechos desnudos y ponen los pelos de punta. Pero si sólo fuese eso, la película no valdría más que una noticia de abuso de menores, de las muchas que lamentablemente se repiten sin cesar. Además, seguramente, yo no la habría visto. Me repugna el abuso. Odio a esos cabrones. 

Pero me llamó la atención que la historia estuviese escrita y dirigida por la protagonista que sufrió el abuso, ¡Qué valiente!. Además, cuando acabé el visionado, no pude dejar de pensar ¡qué bien lo ha contado!. Sin caer en el melodrama, la carnaza o el fácil escándalo. Jennifer Fox es hoy una documentalista de prestigio y ejerce de profesora en una universidad. Durante diez años ha dado vueltas a su relato hasta encontrar una estructura narrativa sutil y compleja que ayuda enormemente a acercarnos a una verdad llena de aristas. 

El caso es que después de 30 años dirigiendo documentales para exponer la realidad, y en pleno rodaje de su trabajo Flying: Confessions of a Free Woman; se dio cuenta de que estaba escuchando historias de abusos que sonaban como lo que ella vivió en su infancia...aunque ella lo recordaba como un romance. ¿se había estado engañando a sí misma desde que su entrenador de 40 años se apropió de su virginidad cuando ella tenía 13?.

Hay que elogiar sin paliativos la sinceridad de que hace gala la cineasta, que pone en imágenes su propia indagación del pasado: "Mi objetivo era comprender cómo y por qué sucedió para ayudar a otras personas y al mundo a entender lo complejo y los matices de este tipo de experiencias". 

El arranque de la historia se produce cuando la madre (Ellen Burstyn) de la autora descubre un relato (The Tale) de su hija entre los papeles del instituto. Alarmada por su contenido y sospechando que lo que allí se cuenta realmente ocurrió, la presiona para que revise sus recuerdos y le cuente esa oculta verdad de sus vivencias en un campamento de equitación. Al leer su propio relato, la autora (interpretada con una gran profundidad dramática por Laura Dern) debe afrontar que sus recuerdos están enmarañados y edulcorados. Congeló aquella historia y la guardó en el desván de tal modo que, al visitar ahora ese texto, parece la historia de otra persona.






















De ahí que la película tenga los trazos de una indagación histórica con su búsqueda de testigos y todo. Pero evidentemente la mejor entrevista que puede hacer para aclarar los hechos es a la niña de 13 años que los vivió. De este modo la película se acerca al abuso sexual desde dos puntos de vista, el de la víctima de 13 años que lo vivió como un triunfo y la mujer adulta que lo dejó enterrado en su memoria. 


En el pasado la cineasta revela, paso a paso, la estrategia de un depredador sexual, cómo embauca a la niña con halagos y teorías: eres especial, más madura que otras niñas, nuestra relación es algo único que nadie puede entender; todos viven en el convencionalismo, pero tú eres valiente, eres capaz de tomar tus propias decisiones.... Mientras que en el presente Jennifer tiene que despojar a sus recuerdos de un halo dulcificado que los presenta como el éxito de una madurez anticipada.

"The tale" se despliega así entre escenas del presente y del pasado que fluyen de un forma increíble y que llegan incluso a contrastarse cuando la niña responde a las preguntas de la Jennifer adulta.

-"Me mentiste. Todos estos años me dijiste que fue algo bueno.
-Y lo fue. Saqué un 10 (con la redacción de "la historia").
-Un 10...¿crees que eso importa? Eso no hace que esté bien.
-¿Prefieres que sea una víctima patética? Pero ¿sabes qué? No lo soy. Tengo algo que nadie más tiene. Ahora soy la maestra, no una niña invisible."
Esta estructura nos permite adentrarnos en el drama de un modo que muchas veces es desconcertante y siempre desgarrador. Porque la niña lo cataloga como un triunfo: evidentemente la niña fue manipulada por su entrenador pero también por su propia mente.
Jennifer portando su sobresaliente.


























El tema principal es espeluznante; pero ello no debe hacernos olvidar la estructura narrativa tan maravillosamente trenzada por la directora para contar su historia y enfrentarse a sus propios fantasmas. De hecho Jennifer se ve, en principio, como una adolescente de 15 años, y así aparece representada por Jessica Sarah Flaum durante varias escenas. Pero cuando su madre le enseña su foto de aquella época, con sólo 13 años, debe aceptar que era una simple niña (y así aparece interpretada ya definitivamente por Isabelle Nélisse), inmadura, sin criterio y con una escasa formación moral.


En definitiva la película desarrolla la indagación de un trauma y el esfuerzo por revelar los mecanismos de la mente humana para salir indemne. Jennifer Fox se va quitando las vendas con gran valentía y nos muestra unas cicatrices que ella misma desconocía. 
"Nuestra perspectiva y las historias que nos contamos cambian todo el tiempo y se nos enseña que una historia borra la siguiente en un embudo que cambia constantemente  hacia esta cosa llamada 'verdad'. Esa es la ideología occidental, me atrevo a decir que es la esencia de los conceptos freudianos. Pero a medida que envejezco, me doy cuenta de que la verdad tiene muchas historias paralelas que conviven simultáneamente en nuestras vidas como las capas de un pastel. Para cuidar realmente el alma, tenemos que permitir aflorar la verdad completa en toda su complejidad y honrar las contradicciones." 



jueves, 9 de abril de 2020

A Ghost STORY - de David Lowery


La persistencia de la memoria, podría haberse titulado esta película con fantasma que deja el terror de lado para depurar un delicado drama y, sobretodo, una reflexión sobre el tiempo.

Un músico y su mujer viven en una pequeña casa de campo. Al poco él muere en un accidente de tráfico. Estando en la morgue, ella se despide de él y lo deja cubierto por una sábana.
Ella se va, pero el plano sigue fijo mostrándonos la mesa y el cadáver cubiertos por la sábana. 
La duración del plano parece anunciar que la vida se ha ido.
Estamos pasando al otro lado.
Finalmente el fantasma se levanta de la mesa y, cubierto con la sábana, vuelve a casa. Lo que sigue es el devenir, durante décadas incontables, de este melancólico y solitario fantasma que se ha quedado anclado en esa casa y sus recuerdos. 















Estoy seguro de que Lowery no conoce los versos de Bécquer, pero yo me acordé de aquel poema suyo que clama por la soledad de los muertos.  

Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron. 
La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intervalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo. 
Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil rüidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
Porque la película es una ilustración precisamente de esto, de la soledad y el desamparo en que se hunden los muertos. Una película sencilla, de bajo presupuesto, casi con un único decorado en esa casa desvencijada; sin diálogos y que, como una música leve, va abriendo puertas e iluminando aspectos de la historia hasta componer un poema sobre el paso del tiempo, la memoria y el amor. Plácida en su desarrollo, enigmática en su objetivo.



La cinta tal y como está rodada y montada rompe moldes. El formato de la pantalla es casi cuadrada, de 4:3, con bordes redondeados, a lo que se suma una serie de planos fijos tan largos, lentos y silenciosos que, si no te expulsan de la película, exigen de ti una nueva percepción. Parecen querer demostrar que el tiempo es algo más que acción. De hecho el director ha vaciado la película de hechos y se ha quedado sólo con el tiempo. Sus secuencias iniciales contienen planos larguísimos y fijos. En uno, antes del título, vemos a la protagonista (Rooney Mara) sacar un baúl a la basura. 100 segundos completos, con la cámara fija mientras ella viene arrastrando el baúl paso a paso y luego el regreso a la casa. En otro ya está viuda, vuelve a casa y se encuentra un pastel que le ha dejado una vecina. Otro plano fijo larguísimo y silente nos la muestra comiéndose el pastel cucharada tras cucharada, durante más de tres minutos, subrayando que está sola. Su mundo se ha vaciado y el tiempo para ella es una tremenda oquedad.


Luego ella se va de la casa y durante la mayor parte de la película nos quedamos solos con este fantasma afligido que se ha quedado colgado de una expectativa que no conocemos. Aquí percibo uno de los puntos clave de la película. El tiempo del fantasma es muy distinto. Con la cámara fija sobre él, el fantasma gira un poco la cabeza y ve que la casa está habitada por otra familia. Vuelve a girar la cabeza y ahora está ocupada por un horda de artistas. Vuelve a girarla y la casa aparece destartalada y medio hundida. El tiempo se comprime. Lo que parecen segundos realmente son años y décadas... Sin moverse del sitio, el fantasma nos va guiando por un curso del tiempo que se desliza hasta la distopía y el western antes de cerrar el círculo en el comienzo de todo, dando un sentido completo y elevado a la narración. 

Ese contrataste entre el tiempo minucioso de una vida humana y el tiempo inmutable de la Historia es uno de los dos aciertos que sustentan la película y queda resumido en el plano de sacar la basura. Ese plano comienza enfocando la imperturbable profundidad del cielo estrellado para continuar, en un violento giro de la cámara, con la minucia de esa actividad tan cotidiana. El otro acierto es netamente dramático, una pequeña nota que la protagonista esconde en una jamba antes de irse. Su sentido se declara en la escena inicial, con la pareja abrazada en el sofá.

-Cuando era pequeña no parábamos de mudarnos. Escribía notas y las doblaba para que fueran muy pequeñas y las escondía en diferentes sitios porque así, si un día volvía, habría un pedacito de mí, esperándome.
-Y alguna vez volviste?
-No.
-A eso me refería. No me hizo falta.
-¿Qué decían?
-No eran más que viejas rimas y poemas, cosas que me gustaba recordar.
-¿Por qué te fuiste de todas esas casas?
-Porque no tuve elección.


No es la única nota que se esconde en la película. En su viaje por los eones, el fantasma se encuentra en la misma pradera pero en el tiempo de los pioneros en la conquista del Oeste. Allí otra niña que juega esconde una nota bajo una piedra. Las dos niñas quieren imaginar el viaje de estos mensajes por los océanos del tiempo y eso es lo que nos ofrece esta película fascinante. 

El estilo lírico y contenido apartan al film de cualquier pretenciosidad y lo dotan de un halo melancólico y romántico. Lo interesante de A Ghost Story es que percibimos la realidad desde el punto de vista del fantasma. En un momento dado este desolado espectro mira a través de la ventana y ve a otro congénere, también en la ventana de la casa de al lado. "¿Qué haces?", le pregunta. "Espero". "¿A Quién?" "Lo he olvidado".

¿Son nuestros recuerdos, los fantasmas? La reflexión acerca de lo que dejamos atrás, la pérdida, la memoria y el amor (y su fecha de caducidad) te agujerea el corazón. Como dice uno de los artistas presente en la casa, "Todo aquello que os haya hecho sentir importantes o exclusivos, todo desaparecerá", "de modo que escribe un libro, pero sus páginas arderán" en la fogata del tiempo.
Nada permanecerá. 
Aunque lo contradiga la propia película con un final que eleva su sentido y una canción tan maravillosa como "I get overwhelmed", compuesta por Daniel Hart e interpretada por su banda Dark Rooms. Como la película, habla de la soledad; pero su existencia la conculca.




A Ghost Story es de 2017, pero antes el director y guionista David Lowery ya había juntado a sus dos protagonistas Rooney Mara y Casey Affleck en otra intensa y romántica pieza Ain’t them Bodies Saints (2013).

miércoles, 3 de agosto de 2016

La BRUJA - de Robert Eggers

Terror feminista, terror de atmósfera, terror religioso....Hacía tiempo que no leía tanto alboroto alrededor de una película de terror. The Witch ha sido todo un fenómeno desde que se estrenó en Sundance en 2.015 -donde consiguió el premio al mejor director- y luego abrió el Festival de Sitges. Pero creo que el parloteo ensordecedor puede acabar enterrando o distorsionando una película.

Estamos en Salem, Nueva Inglaterra, año 1630. En una de aquellas comunidades de colonos puritanos donde nacieron los actuales EEUU. Los tiempos son duros para abrirse camino y la pequeña aldea mantiene sus estrictas normas con brazo de hierro. Por diferencias en la interpretación de los evangelios, una familia al completo es expulsada. Tendrán que sobrevivir en los bosques cercanos donde, según la creencia popular, habita el mal. Como se ve, la historia se ambienta en la histeria que se generó alrededor de las brujas, cuyo apogeo llegó con los famosos Juicios de Salem, en 1692.

Desde el principio todo se tuerce. El hijo recién nacido desaparece, los cultivos se malogran, los animales tienen comportamientos insólitos. Con la paranoia en ascenso, tanto la madre como los hermanos pequeños comienzan el acoso sobre la hija adolescente, a la que llegan a acusar de brujería.

La ambientación histórica es formidable, la sutileza con que la inquina se extiende por la familia soberbia; la incertidumbre creciente. El director y guionista se basó en documentos y leyendas de la época en su intento por reproducir ese ambiente malsano y supersticioso. Conseguido. 

Creo que la película juega sus mejores bazas en el terror cotidiano de cómo una comunidad construye su propio infierno. Sometida al aislamiento, a merced de una naturaleza salvaje, al miedo y a la superstición; esa familia genera su gangrena moral precisamente a instancia de sus prejuicios y creencias. Estos colonos puritanos enardecidos por su fanatismo religioso y aplastados por una soledad cósmica (la física del bosque, pero también la metafísica por el abandono de su dios que los somete a miseria y desamparo) terminan encarnando sus demonios en la hija adolescente, el chivo expiatorio.

Más que terrorífica, la película es en grado sumo perturbadora. Me quedo con esos dos primeros tercios donde se expone la descomposición de la familia en base a una crítica del fundamentalismo religioso; cuyas herramientas más habituales son la superstición, el miedo y la intolerancia. Es una lástima que no se haya profundizado más en la relación con la madre (celosa ante la pujanza de la hija) o en las pulsiones de la joven que quiere liberarse de la miseria o en su relación con lo mágico. Es magnífica la ambientación física y moral, a la que el director dota de una crudeza digna de elogio. 

....Aunque finalmente la película acepta el elemento sobrenatural. Aparece el Maligno, al que la joven se entrega. Un clásico juego de profecía autocumplida. Sin embargo yo creo que esta opción tiene que ver más con lo comercial que con lo que el desarrollo previo de la historia demandaba. Un juego donde el Maligno se nutre de la represión y el extravío puritano.

Cada personaje parece encarnar un pecado. El del padre es el orgullo (los jueces le advierten que él es el acusado y ellos quienes deben juzgarle), el de la madre la avaricia (le enoja su pobreza y la desaparición de una copa de plata se convierte en una nueva acusación hacia su hija, a la que llega a proponer vender a una familia).

No me parece relevante el aspecto feminista que muchos creen ver en la liberación de la joven, cuando acude -finalmente dichosa- al aquellarre en el bosque (por otro lado espléndidamente rodado). Recordemos que no es la primera vez que el Ángel Caído es visto como una liberación.





P.D. Tiendo a pensar que esta película está relacionada, por supuesto con El Bosque, de Shyamalan, en cuanto a comunidad paranoica; Pero también con Bone Tomahawk. Ambas son extrañas y alucinadas. Poseen un enfoque realista y descarnado que parece indicar que el maligno podemos ser nosotros mismos, sin aditamento sobrenatural. Asimismo nos trasladan a épocas donde la vida civilizada se ve acosada por miedos ancestrales. Se podría hablar de terror atávico o antropológico.

martes, 14 de julio de 2015

I ORIGINS - de Mike Cahill

EEUU-2014


Intriga, Drama, Ciencia ficción poética, Investigación del conocimiento. La película hace imposible cualquier etiquetado. Una historia de amor constante más allá de la muerte como clamaba Quevedo, que deriva en un debate entre ciencia y religión. 
"-Estamos casados desde siempre, en el mundo espiritual ¿no?. Creo que nos conocemos desde siempre.
- ¿De veras?
-Sí.Cuando ocurrió el Big Bang todos los átomos del universo estaban juntos en un único punto que estalló hacia afuera. Así que mis átomos y tus átomos estaban junto entonces y, quien sabe, quizás se juntaron varias veces en los últimos 13.700 millones de años. Así que mis átomos conocen a los tuyos y siempre los han conocido. Mis átomos siempre amaron a tus átomos."
Ian es un biólogo molecular que investiga la evolución de los ojos. Inicia una hermosísima historia de amor con Sofi, joven soñadora y espiritual; que se ve truncada por la muerte de ella en un accidente. 

Años más tarde, en los cada vez más extendidos archivos biométricos que nos clasifican y desnudan, encuentra sus mismos ojos (una improbabilidad estadística) en una niña registrada en la India. Ante el científico ateo se abre un abismo de vértigo. ¿Esta anomalía de los ojos trae adherido algún indicio de su anterior portadora?

La película está rodada como un contenido pero intenso drama sobre el amor y las dudas del alma. Sus imágenes se abonan a una cadencia intimista deslumbrante. La historia de amor entre Ian y Sofi refulge: consigue ser única y extraña. La muerte de Sofi y el posterior hallazgo de idénticos iris dejará al científico sin asideros.

En una segunda parte, elegante y reflexiva, la cinta despliega preguntas sobre el destino y el azar, sobre la evolución y las creencias religiosas. La historia está tan bien trazada que alumbra razonamientos y posturas vitales a la vez que horizontes de misterio.
"-La religión se basa en escritos de hombre de miles de años atrás. Esas creencias no pueden ser cambiadas ni desafiadas. Son fijas. En la ciencia, los grandes pensadores han escrito cosas hace mucho, pero cada generación las mejora. Las palabras no son sagradas. Einstein es un hombre brillante, pero no es nuestro dios. Es un escalón en la evolución del conocimiento  pero siempre continuamos avanzando .
-Una vez, un científico le preguntó al Dalai Lama: ¿Qué haría si algo científico refutara sus creencias religiosas? Luego de pensarlo mucho respondió: miraría todos los documentos, la investigación, e intentaría comprender las cosas. Al final, si fuera evidente que las pruebas científicas refutaran mis creencias espirituales, cambiaría mis creencias.
-Es una buena respuesta.
-Ian, ¿Qué harías si una expereincia espiritual refutara tus creencias científicas?"

La película se ampara en profundas dudas y vivencias íntimas que el trío protagonista representa con sinceridad. El guión apela a los sentimientos sin temer asomarse a la ciencia o al misticismo. 

"Cada persona en el planeta tiene un par de ojos únicos y cada uno su propio universo."Así es como se presenta nuestro científico. Precisamente la anomalía de encontrar unos ojos idénticos promueve el conflicto. Es muy interesante la forma de afrontarlo por parte de Ian, estableciendo un protocolo de prueba científica.

En él nos vemos reflejados todos. Podemos creer o no creer, pero queremos vivir con intensidad y, como podemos, hacemos frente a las más íntimas dudas y preguntas. 

Ian estudia la evolución del ojo humano para demostrar que no es necesario un divino ingeniero -como algunos propugnan- sino que los ojos son producto de la evolución. Entonces "¿tú vas a refutar a Dios? le pregunta Sofi. A lo que responde: ¿Refutar? ¿quién lo demostró primero?
No tenemos remedio.




P.D. 1.
La espiritual Sofi le cuenta a su novio la historia de los faisánidos.

-¿Conoces la historia de los faisánidos?
-No ¿qué es eso?
-Es un ave que percibe todo el tiempo en un instante. Canta canciones de amor y de ira, temor, alegría y tristeza al mismo tiempo. Todo combinado en un magnífico sonido. 
Esta ave, cuando conoce al amor de su vida, siente felicidad y tristeza. Felicidad porque ve que para él es el comienzo y tristeza porque ella sabe que ya todo terminó"


P.D. 2.
Tal y como se cuenta en la película, la India es uno de los países del mundo donde más se ha apostado por la identificación biométrica de sus ciudadanos. A estas alturas ya han sobrepasado el número de 700 millones de personas identificadas.

miércoles, 27 de mayo de 2015

BESTIAS del SUR SALVAJE - de Benh Zeitlin

Beats of the Southern Wild
EEUU -2012-










Realidad mítica.-
Rudimentaria película que, sobre los escombros de un campamento arrabalero, consigue crear una extraña magia. La cinta tiene una apariencia primitiva, ingenua. No parece que pretenda más que mostrar, sin mayores pretensiones, la vida de unos seres desahuciados; pero poco a poco su pujante verdad nos irá ganando y el mundo, a la vez mágico y terrible, de la pequeña Hushspuppy (Quvenzhanés Wallis, 6 años en el rodaje), se quedará prendido en nuestro corazón.

La historia se centra en la epopeya de esta pequeña que vive en una zona pantanosa de las afueras de Nueva Orleans, lo que ellos denominan "La Bañera". Ha sido educada en la comprensión y aceptación de la naturaleza, pero deberá enfrentarse a dos retos mayúsculos, una tormenta que anegará su comunidad y el cáncer que carcome a su padre. 

Hay una distancia enorme entre las imágenes, aparentemente desaliñadas -cámara en mano-, del estercolero donde sobrevive este grupo de indigentes, y la poesía que irradia esta historia conducida por Hushpuppy.

La pequeña protagonista destila candidez e inocencia por cada poro. Es capaz de encontrar el fulgor más íntimo de la vida viviendo en un sumidero y logra trasladarnos la insondable soledad del ser humano a través de una fantasía bien elocuente. 

Llama poderosamente la atención que esa fantasía se nos haga llegar a través de unas imágenes de estilo documental, con grano, iluminación naturalista y actores no profesionales; pero ese contraste es el que nos obliga a ser más plenamente conscientes de lo que se nos está contando. 

Uno de los temas de la película es la civilización vista como una máquina agresiva y voraz para con las personas y la naturaleza. Otro es el desgarro de la vida y el ansia de libertad. La pantalla refleja una especie de apocalipsis (trasunto del huracán Katrina) de nuestra civilización cuando la tormenta eleva las aguas y arrasa las infraviviendas donde vive este grupo, en el extrarradio de Nueva Orleans.

Por encima de todas las calamidades pujará la esperanza indesmayable de esta pequeña narradora y la tozudez de este grupo de seres marginales que sobrevive irreductible a la civilización. El ecosistema de esta comunidad es otro de los atractivos de la película. Un grupo extenuado y anárquico que se nutre de su entorno natural y entre cuyas veleidades (bien regadas de alcohol) se advierte incluso una particular cosmogonía.

La niña se intentará explicar este mundo virulento y hostil a través de fantasías y metáforas. La inundación, por ejemplo, cobrará la forma de los monstruosos uros a los que Hushpuppy se enfrentará en una imagen memorable.














Otra secuencia mágica y terrible es la del sueño del más allá, cuando las niñas buscan la salvación lanzándose al mar para ir hacia un destello que se ve en el horizonte. Una barcaza iluminada que esconde una nueva pesadilla.

Resulta entrañable el ansia de trascendencia y la armonía con el universo que manifiesta esta niña en medio del albañal.

       Cuando todo se calma detrás de mis ojos
       veo lo que me hace ser
       volando por ahí en trozos invisibles.
       Si me fijo mucho desaparecen,
       pero cuando todo está tranquilo,
       veo que están aquí.
       Veo que soy un trocito
       de un enorme, enorme universo
       ...y eso hace que todo esté bien.

       Cuando muera, 
       los científicos del futuro lo descubrirán todo. 
       Sabrán que una vez existió una Hushpuppy 
       y que vivía con su padre en La Bañera.