Mostrando entradas con la etiqueta novela criminal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta novela criminal. Mostrar todas las entradas

sábado, 2 de agosto de 2025

EL CASO MOREL - de Rubem Fonseca


El caso Morel es una obra de una gran sabiduría literaria. En la novela se entrecruzan tres historias superpuestas, un libro dentro de un libro, al que se suma un diario...y dos personajes memorables que se influyen hasta parecer sólo uno ante el espejo. 
"Vilela encuentra que se parece a Morel. La misma vida marcada por la pobreza, la soledad, la repugnancia por la violencia. El sadismo de Morel perturba a Vilela. Siente el mismo impulso vital hacia la violencia, no una manifestación salvaje de atavismo, sino el deseo maduro y lúcido que permitía a Morel la conciencia de su propia crueldad."
El caso Morel comienza con la visita a la cárcel del comisario Matos y su amigo Vilela, una famoso novelista. Su objetivo es Paul Morel, un fotógrafo de éxito que cumple condena acusado del brutal asesinato, por una paliza, de una de sus amantes en la playa de Río de Janeiro. Al parecer Morel pretende escribir su autobiografía donde confesará tanto sus actos como sus motivaciones y ha pedido asesoramiento. En sucesivas visitas le irá entregando a Vilela una serie de páginas manuscritas donde se mezcla el relato de una vida depravada de sexo y violencia con puntuales reflexiones sobre la función del arte o el sentido de la vida.

La novela alterna los capítulos redactados por Vilela y la investigación del comisario Matos con las notas escuetas y dispersas de Morel. El libro acaba siendo un espejo donde no solo se reflejan sus protagonistas, sino también la violenta sociedad brasileña de los años 70. 
El resultado, sin duda, es una novela para degustar. 
Todavía hoy, 52 años después de su publicación, mantiene intacta su fascinación debido a dos rasgos principales, la pulsión violenta y subversiva de sus personajes y el carácter radical de su propuesta literaria.
"-No sé cómo empezar -dice Morel-. El rey le dijo a Alicia: "comienza por el principio, luego sigue, y cuando llegues al final te paras". Pero, ¿dónde está el principio?
Vilela:
-También se puede empezar por el final y terminar por el principio o en el medio".
Contrastes en Brasil




Las páginas revelan la vida frenética y degenerada que ha llevado Morel...y también su inmenso vacío existencial. Los héroes de Fonseca suelen ser tipos solitarios y misántropos que desbordan los límites morales de la sociedad. Buscan la exaltación y el placer a través del dolor, quizás como única constatación de estar vivos. Efectivamente durante la lectura no dejo de percibir un profundo desencanto vital, como cuando Joana -una de las mujeres de Morel- está en París y asiste al strip-tease de una mujer negra en Pigalle. Tras el espectáculo los presentes aplauden pero Joana -y Morel que lo refiere- aprecian una sonrisa triste en la cabaretera que parece decir: «No sois culpables de estar aquí, en este lugar infeliz, y yo tampoco, nada tenemos que ver con esto, simplemente gastamos nuestra vida». Esa visión de la vida como un juego al que estamos obligados a jugar parece enojar a Morel que elije el consuelo del sexo, por el que tiene una fijación desorbitada. 
—Has perdido la sensibilidad y la inquietud. El otro día te miraba mientras te bañabas. Hasta tu cuerpo está diferente, ya no tienes esa musculatura enjuta. Estás debilitado y corrompido, feliz con tus mujeres y tu hijo, piensas que la promiscuidad te curó de la apatía. Estás jodido.





Morel no es un libertino ni mucho menos, pero su embriagadora vitalidad acaba empujándolo más allá de los límites morales marcados por la sociedad. Llega a plantear una experiencia de cohabitación con tres mujeres de condiciones sociales diferentes, una pintora, una exprostituta y una mujer muy rica, la que a la postre será la víctima. Su sinceridad con ellas es brutal. Ninguna se llama a engaño. Cada una de ellas encuentra en Morel algo profundamente ansiado.
19
Diario:

"Cuando Morel me invitó a la familia, acepté. Creía que era posible la existencia de lazos familiares que no fueran de alambre de espino. El casamiento institucionaliza la ideología burguesa de la seguridad, corrompe la vida emocional de las personas. No conozco un matrimonio feliz, ni uno siquiera. Conozco a los hipócritas constructores de la fachada-que-queda-bien, infelices que de noche se acuestan juntos como viejos compañeros de una miserable hospedería, e ignoran o desdeñan los tormentos que afligen al otro. Esos matrimonios tienen un solo objetivo: comprar cosas, ser respetables, eficientes, influyentes, todas las formas secretas u ostensibles de la corrupción. Toda esposa es una mujer frustrada."


Hay un asesinato y un cadáver pero este "experimento" familiar no parece ser el origen del crimen. En cambio lo que queda mal parado es el matrimonio tradicional tal y como grita Joana en su diario. Un diario que es la prueba definitiva de la acusación, pero también de la exculpación. En las anotaciones de la rica Joana sobre su relación con Morel no hay maltrato ni vejación, sino la constatación de un viaje de exploración muy personal. Ella adoraba las perversiones sexuales de Morel y las alentaba. Una situación que leída hoy día puede llevar a algunas personas a repudiar la novela por violencia de género. Pero no hay caso. El libro va más allá. El sujeto maltratador aquí no es el hombre -puesto que Morel se resigna a satisfacer los deseos de su compañera- sino una sociedad y una moral constreñidora.  
"—Cuénteme cómo ocurrió todo —dijo Matos, con voz compasiva—. ¿Usted odia a las mujeres, lo castran a uno, no es verdad?
Guardé silencio.
—Entonces voy a leer un poco más. «Corrí por la habitación, quería que me persiguiera, eso me excitaba mucho, varias veces me alcanzó y me caí. Cuando llegué a la cocina, Paul me aferró por el pelo, me mordió la cara, cogió una botella del fregadero, me puse las manos sobre la frente, el golpe cayó sobre el brazo, sentía que se partía el hueso. “Me vas a matar”, dije. “Sí, puta, te quiero matar”, pero el segundo golpe falló, la botella se estrelló contra la pared y el ruido despertó a Paul. “Cariño”, me dijo con dulzura…».
Pausa de Matos.
—Etcétera, etcétera…
—Yo no he matado a Joana. Ni le rompí el brazo.
—Entonces, ¿es todo mentira? ¿Las zurras con el látigo, el ondinismo, las degradaciones, las depravaciones, todo imaginación de la muchacha? ¿Quiere que lea un poco más?
—No, por favor.
Matos se quita las gafas.
—¿Conocía este diario?
—Una o dos veces vi a Joana escribir en él. No sabía que era un diario.
—¿Quiere saber cómo vino a parar a mis manos? Una mujer lo dejó abajo, en un sobre con mi nombre. Una nota decía: «El asesino es Paul Morel». Así le encontramos, por una alcahuetería. Ningún mérito para nosotros…, pero en fin, lo que interesa son los resultados."


Aunque la estructura de la novela se corresponde con un relato policial, el fin que persigue no es la restitución del orden social o jurídico. Morel no es un criminal que esté confesando su crimen, es un sujeto -prisionero- que necesita escribir sobre los acontecimientos que lo han llevado a la cárcel como un método para indagar en la realidad de lo ocurrido. Y para ello nada mejor que hablar del entorno social en el que vive, rebosante de hipocresía.
"—La mayoría de los hombres de nuestra clase social —le dije a Gigi— inicia su vida sexual con putas o criadas, chicas importadas del norte o traídas de las favelas, en su mayoría mulatas a las que el hijo de la familia jode con desdén. «Sabes, Laura, ayer mi marido pescó a Eduzinho en la cama de la criada»: una frase dicha con gracia y alivio por las madres el chico aprende a ser hombre y no es necesario darle más dinero. —Gigi me miraba asustada—. El chico crece con la idea de que el acto sexual es una experiencia indigna y subterránea, y que las mujeres que se someten no pueden ser nunca dignas de respeto; se las culpará de todo lo malo que pasa en la Casa del Patriarca y se las considerará débiles mentales porque solo así, por la falta de respeto del hombre a la mujer, podrá subsistir el matrimonio. El gran mito brasileño de la mulata como diosa sexual deriva de esta contingencia cultural. La mulata tiene la piel bastante oscura para parecer inferior a las mujeres de la familia del macho blanco, lo que le permite a este rehacer las deseables condiciones de la primera experiencia sexual sin la menor ansiedad. Nada mejor que una mulata para la sodomía, es un tópico en todo el país."
Otro modo de indagar en lo ocurrido es narrarlo. Y aquí nos encontramos con que más allá de la investigación criminal o de la crítica social la novela lleva a cabo una penetrante reflexión sobre el propio hecho de narrar. ¿Dónde está la realidad en la narración de Morel?. ¿Todo lo que se cuenta allí es verdad o es el delirio de un alienado o un neurótico? Quizás Morel sólo quiera escandalizar a la sociedad o simplemente exorcizar sus traumas. Compartiendo los hechos criminales, Vilela y Morel acabarán encontrándose en el laberinto de la ficción.
"—A esta historia le falta lógica. ¿Has leído el relato de Morel?
—Claro que sí. Ya te dije que escribe como tú.
—No confiesa.
—¿También te has olvidado de Mittermayer? —pregunta Matos—. La confesión es la prostituta de las pruebas. Recuerda el crimen de Arca que tú mismo investigaste. Había una falsa confesión, por exhibicionismo patológico.

El libro nos muestra una encrucijada donde se agitan y mezclan lo ocurrido de verdad con lo narrado por Morel y lo referido por Joana en su diario. Las pistas están ahí, pero pueden ser contradictorias. Morel le llega a responder a Vilela cuando le cuestiona sobre la veracidad de sus escritos: "Usted me decepciona. La única realidad ¿no es la de la imaginación?". Además Morel ha construido su relato rebautizado a los personajes. Él mismo se convierte en Paul Morais y a sus mujeres Joana, Carmen e Ismenia, las ha convertido en Heloisa, Aracy y Lilian. Además, como un agorero, es capaz de repetir, hasta en seis ocasiones, una especie de letanía: "Nada debemos temer, excepto las palabras". Aquí me parece ver una resignación. Al referir algo, al escribir sobre algo, ya lo estamos encubriendo, lo estamos interpretando. 
“—Leí lo de Moráis —continúa Matos—. Ese individuo te imita, pensé que leía tu último libro. Es igual. Joana y Heloísa. ¿Crees que existen las otras mujeres? Varios hechos son verídicos: de veras ganó un premio en la Bienal, se separó de la primera mujer… En el interrogatorio policial, Moráis declaró que vivía solo con Heloísa en la casa de Santa Teresa. ¿Mentía? No sé… Hay que investigar eso. La mierda es que estoy muy escaso de personal, todos los días hay nuevos homicidios. ¡Cómo se mata en esta ciudad!
—También podrían ser puras imaginaciones de Morel —dice Vilela, sin convicción.
Piden la comida.
—La imaginación de los dos es la cosa más alucinante que vi en mil años en la policía —responde Matos—. Moráis ha escrito en su relato: «Sospecho que el universo no es más extraño de lo que supongo; es más extraño de lo que somos capaces de suponer».
—Sí, eso es literatura. Una más de sus citas. ¿Quién habita en esa vivienda que menciona el informe sobre el examen del lugar? ¿Lo averiguaron?
—Una mujer llamada Creuza, que vivía con un individuo llamado Félix Assunçáo Silva. Él murió ahogado el verano pasado, en febrero. Se decía peón de albañil, pero en realidad era un ladrón ordinario de tercera categoría. Creuza fue quien halló el cadáver de Heloísa.
—¿Por qué, en esa ocasión, Morel golpeó a Heloísa hasta el punto de romperle nueve costillas, perforar el pulmón y provocar una contusión en la cabeza?
—¿Quién puede saber lo que pasa por la mente de un sádico? ¿O de un masoquista? Gilíes de Rais, mariscal de Francia, que luchó al lado de Juana de Arco, en Orleans, mató y torturó a cientos de personas en procura de gratificación sexual; Febronio, un modesto compatriota, sacrificó a muchos chicos para poder alcanzar el orgasmo. Le conocí en el Hospicio Judicial: era un pobre infeliz que sufría de fimosis y no podía tener relaciones sexuales con nadie, un ser ignorante y confundido, alejado del mundo.
—Termina con esta charla de Emilio Zola —responde Vilela—"


La sequedad de la escritura, la promiscuidad y la heterogeneidad de apuntes y citas cultas me hacen ver la novela como un organismo vivo, como una gaveta llena de papeles y notas que articulan pero no acotan el más íntimo ser del fotógrafo. De ningún modo el texto es un flujo mental, sino el cajón caótico que resume una vida disoluta. El texto salta sin problemas de lo soez a lo literario. No en balde en una nota señala "por encima de todo sé veraz contigo mismo". Las notas demuestran una amplia cultura clásica y unas reflexiones nada hueras sobre literatura y arte. Aunque se regodea al acordarse de que Maupassant "se envanecía más de sus hazañas amorosas que de su literatura".

La novela se estructura en capítulos cortos y llenos de diálogos entre los tres protagonistas, policía, escritor y prisionero. Una técnica narrativa que te mantiene en vilo hasta el desenlace final. La prosa es concisa y tensa; la mirada aguda, atenta a las miserias e imposturas de la vida. Fonseca despliega un estilo directo, conciso y realista, como su protagonista.
Estamos en la misma celda y nos miramos en silencio.
—No sabías cómo empezar tu libro. ¿Sabrás terminarlo?
—No era un libro. Apenas una pequeña biografía, mal escrita. A story told by a fool
—¿Y la biografía? ¿Sabrías cómo terminarla?










👉  
José Rubem Fonseca (1925 - 2020) fue un escritor y guionista brasileño que ganó el Premio Camões en 2003. Llegó a ser comisario de policía lo que le permitió conocer las miserias de la sociedad brasileña. Entre 1953 y 1954 estuvo varias veces en la Universidad de Nueva York, donde se apasionó por la literatura, actividad a la que se dedicó por completo tras dejar la policía. En esos años conoció al también escritor Dalton Trevisan con quien trabó amistad. También se apasionó por el cine, convirtiéndose más tarde en guionista y llegando a colaborar con HBO.
Tras haber publicado varios libros de cuentos, en 1973 publicó su primera novela, El caso Morel. Tenía 48 años y un pleno dominio de las técnicas narrativas.
Sus héroes se caracterizan por poseer una aguda sensibilidad, una visión crítica de la sociedad y una indisimulada misantropía. Practican una liberalidad sexual sin ambages y una capacidad de subversión decidida frente a la moral establecida. 
Otro libro de Fonseca en este blog, Bufo y Spallanzani.

sábado, 28 de junio de 2025

LA AGONÍA del ASESINO - de James Sallis


Empecemos por lo más obvio para quien haya leído a este autor. James Sallis emplea las convenciones habituales del género negro para bucear inmisericorde en los problemas emocionales y vitales de sus personajes; habitualmente aquejados por el dolor, la pérdida o la desesperación. En esta novela en concreto -una de las mejores- la acción apenas tiene importancia, en cambio Sallis nos hace ver -y sentir- la vida de sus tres protagonistas desde su mismísimo centro de gravedad. Aunque por supuesto hay un misterio que investigar resuelto con un giro hábil e inesperado... pero esta es la menor de las satisfacciones que ofrece este autor.

Poeta, cuentista, periodista y novelista, la gran creación de Sallis es su detective Lew Griffin, protagonista de 6 novelas. Un tipo introspectivo, de raza negra, que habitualmente husmea por los bajos fondos de Nueva Orleans y que, con el paso del tiempo y de las novelas, llegará a ser profesor de Universidad y escritor. Pero en esta novela precisamente Sallis se desmarca de esa fascinante y corrupta ciudad de Luisiana para trasladar la acción a Phoenix, Arizona. Al concluir la lectura parece claro que al novelista no le interesaba tanto desarrollar el personaje de la ciudad -aquí un escenario desdibujado- como el de sus devastados personajes. El resultado es muy sugerente, atípico y un tanto onírico ya que utiliza tres voces narrativas para implicarnos en cada una de estas vidas que corren paralelas y solitarias aunque extrañamente interconectadas. Todo un reto y un triunfo de este gran narrador.





Por un lado tenemos al asesino a sueldo que da título a la novela, un hombre sin nombre que se acerca al final de su vida (resistiendo a base de medicamentos) y que afronta su último trabajo. Por otro está Sayles, un policía cínico y harto de todo cuya desoladora vida familiar incluye a una esposa enferma terminal que huye del hogar para ahorrarle al marido el sufrimiento de su lenta agonía. Finalmente está Jimmie, un adolescente que ha sido abandonado por sus padres y ha tenido que aprender a valerse por sí mismo. Ahora sobrevive comprando y vendiendo artículos inusuales por eBay mientras se consuela leyendo novelas a los ancianos de un asilo.

Tres personajes afligidos y desarraigados que afrontan su destino en rigurosa soledad. En algún lugar leí una entrevista en la que el autor explicaba que “el libro trata sobre personas aisladas, ya sea por razones personales, familiares o sociales, lo que sea, pero aisladas de la sociedad". Se puede decir que este es el sentimiento que permea toda la novela y que una ciudad como Phoenix, situada en pleno desierto, resalta todavía más. Los tres protagonistas son almas perdidas que se enfrentan a la conmoción que les provoca sus propias vidas. Lo impresionante es el modo en que Sallis logra narrarlo todo desde el interior de cada uno de ellos con autenticidad, dándonos a conocer sus dudas, recuerdos y temores. 



El asunto empieza con sorpresa ya que cuando el asesino se apresta a ejecutar su encargo otro sicario se le adelanta, lo que hace que se proponga identificarlo y cazarlo; aunque el tiempo apremia ya que no le resta mucho. Lo que no sabe es que el detective Dale Sayles les comienza a seguir la pista tras el tiroteo. Por su parte el joven Jimmie de pronto ha empezado a sufrir unas aterradoras pesadillas que -asombrosamente- comparte con el asesino.

La interconexión de estos tres personajes es uno de los asuntos que me causaron mayor perplejidad. No sólo porque Jimmie tenga los mismos sueños que el asesino, sino también porque los libros que lee a los ancianos reflejan por momentos asuntos de la trama e incluso un programa de televisión recordado por el asesino nos transmite un mensaje relacionado tan sutil como poderoso. Hay otro aspecto, también inmaterial, que sirve para ahondar el misterio de este vínculo entre los personajes, los comentarios de El Viajero en su blog. Jimmie lo visita a menudo encontrando allí sorprendentes presagios. 
"Los comentarios de El Viajero habían empezado a aparecer cinco años atrás. Al principio parecía tratarse de un blog más: asuntos de actualidad, abastecimiento de petróleo, inmigración, política exterior. Nada de chismorreo del mundo del espectáculo, ni de opiniones personales ni de todo ese parloteo político que inundan la mayoría de los blogs. De hecho, no se hablaba gran cosa de personas, solo de hechos. Jimmie había consultado los archivos, siguiendo la pista hacia atrás.
Y de repente, cosas de las que El Viajero había hablado hipotéticamente —escasez de gas, una debacle electoral, una inundación en el Medio Oeste— sucedieron realmente."


La novela deja intuir una especie de inconsciente colectivo o espacio onírico donde las vidas de sus protagonistas llegan a superponerse y entrecruzarse. Esto se ve favorecido por la forma de narrar de Sallis, llena de saltos narrativos donde se acumulan anécdotas, recuerdos y pensamientos sin respetar la linealidad de las historias. Lo cual se corresponde con la forma que adopta el relato, donde las tres voces se multiplican en capítulos cortos, intensos y muy vívidos.
"Regresó a sus sitios favoritos para leer de nuevo aquel comentario añadido a la última entrada de El Viajero. ¿Era auténtico? ¿Era un timo? ¿Qué decía? Mejor dicho, ¿qué decía en realidad? Se puso a leerlo una y otra vez.
Mi estancia aquí ha sido muy breve. Al final he visto muy poco de vuestro mundo y he comprendido aún menos.
Nunca olvidéis que el vuestro es un mundo de gran belleza: las nubes, los árboles, el agua que corre, la caricia del viento. Pero muchos de vosotros no vivís en él; solo estáis de visita y preferís vivir en un mundo de palabras, de teorías."
Esa noche, pensando en el texto de El Viajero, recordó lo que había sentido por la tarde, montado en su bicicleta, lo solo que había estado atravesando el mundo."
La historia de estos tres perdedores marcados por la violencia y el desconcierto resulta inquietante y su desarrollo tiene un fuerte poso psicológico que lleva al lector hasta el borde del abismo. Más que de la investigación de un crimen, esta potente y desgarradora novela trata del misterio y el azar que rige nuestras vidas, así como de los abismos de soledad y desesperación a los que fatalmente nos enfrentamos.
"Salió del baño como de una cueva, parpadeando; al otro lado de la ventana, la luz del día empezaba a dar señales de vida. Vio un autobús deshaciéndose del último cargamento humano de la noche, que emprendió el regreso al hogar, sustituido por los que ahora empezaban su jornada: se preguntó cuántos de ellos estarían pensando en su existencia, en dónde terminarían, en dónde habían empezado, en las curvas de sus respectivos caminos, en el banal misterio de sus desgraciadas vidas."
A pesar de que la novela explora un territorio emocional devastador, su estilo siempre es sobrio y elocuente, como corresponde a un clásico del género negro. En una página se nos refiere lo que un usuario escribió en el blog de El Viajero: "La verdad es algo que únicamente atisbas con el rabillo del ojo; mírala de frente y desaparecerá." Esta es una sentencia que  la novela no acata.



_____________________________________________________
Otra de Lew Griffin en este blog.

lunes, 12 de mayo de 2025

HUÉRFANOS de BROOKLYN - de J. Lethem



Podríamos considerar este libro como una versión moderna de la novela negra más clásica. Al fin y al cabo tenemos una trama de corrupción, sicarios, una femme fatale y un detective pequeño investigando un asunto que se va haciendo cada vez más grande hasta conducirle a la cúspide del crimen organizado y corporativo de una ciudad. También es una pesquisa que no busca más rentabilidad que el deber; ya que el  detective se considera obligado a indagar sobre la muerte de un amigo recién asesinado. El círculo se estrecha si digo que Lethem cita en su novela a El halcón maltés de Dashiell Hammett y a El sueño eterno de Raymond Chandler.

Aunque hay que decir que el detective narrador no es el clásico. No tiene el glamour de un tipo duro que suelta frases cínicas y arrasa con las mujeres. Tampoco lleva gabardina, ni es un empedernido borracho. Lionel Essrog es uno de los detectives privados más insólitos de la novela negra porque padece el síndrome de Tourette; lo que le hace soltar "palabros", insultos e inconveniencias en los momentos más inoportunos. También besa a la gente o les toca el hombro compulsivamente y se obsesiona con el número seis. Todo un bicho raro al que su jefe no dudaba en llamar "engendro". Él mismo tiene claro en qué lo convierte su trastorno, "un charlatán de feria, un subastador, un artista de performance del centro, un hablante ambiguo, un senador ebrio de filibusterismo». Pero que nadie se llame a engaño, Essrog tiene una mente despierta, una memoria de elefante y su enfermedad le regala una ventaja para interpretar el lenguaje verbal y corporal de la gente. Su necesidad obsesiva de encontrar patrones se convierte en un activo para desentrañar la muerte de su amigo y jefe Frank Minna. 
 


Como muchos libros del género, este comienza con la muerte de un detective por meter las narices donde no le llaman. El cadáver de Frank Minna aparece entre la basura y la agencia de detectives que dirige queda paralizada. Allí trabaja Essrog y otros tres compañeros. Ellos son los Hombres Minna, cuatro huérfanos adolescentes a quienes Minna rescató del hospicio St. Vincent para trabajar en principio en su empresa de mudanzas (presuntamente de objetos robados). Pero los chanchullos de Minna le llevan a tener que salir por piernas cuando un día le destrozaron la furgoneta. Cuando reaparece un par de años más tarde es para reconvertir su empresa en una agencia de detectives en la que los cuatro huérfanos hacen de todo sin preguntar nada.
"Los hombres Minna conducen coches. Los hombres Minna escuchan las líneas grabadas. Los hombres Minna se quedan detrás de Minna, con las manos en los bolsillos, con aspecto amenazador. Los hombres Minna llevan dinero. Los hombres Minna recogen paquetes. Los hombres Minna siguen instrucciones...".
Essrog se lo debe todo a Minna y está dispuesto a tirar del hilo para saber en qué estaba metido y quién le mató. Pero la compleja red de turbios negocios que tejió su jefe no se lo va a poner fácil.

Lionel no es el único personaje que delata una visión moderna de la trama detectivesca; también hay una malvada corporación japonesa, unos monjes budistas que actúan como matones de la mafia y un omnipresente gigantón polaco devorador de kumquats. Todo ello sin contar con un personaje que lo permea todo, el propio barrio de Brooklyn.
"La calle Court de Minna era el viejo Brooklyn, una superficie plácida e intemporal, llena de conversaciones, tratos e insultos casuales, una maquinaria política de barrio con dueños de pizzerías y carnicerías y reglas no escritas por doquier. Todo era palabrería excepto lo que más importaba: los acuerdos tácitos."


Las primeras indagaciones de Lionel pronto le revelarán que Frank no era un gánster de poca monta como parecía, sino un verdadero tiburón que se movía en lo más profundo de los bajos fondos de Brooklyn. La lista de sospechosos es larga y empieza por lo más cercano, la mujer de Frank, llena de indiferencia ante la muerte de su esposo; y su hermano Gerald, con quien mantenía una relación muy turbulenta. Todo eso sin olvidarse de un par de ancianos italianos llamados Matricardi y Rockaforte que parecen los verdaderos capos tras la fachada de Minna.

A medida que Lionel se adentra en los secretos de Minna tanto las preguntas como los peligros se multiplican. ¿Por qué Frank se construyó una habitación secreta y qué significan esos archivos con proyectos de construcción y transacciones bancarias crípticas? ¿Por qué, al enfrentarse a Matricardi y Rockaforte, esos mafiosos vejestorios aprueban su búsqueda pero sugieren que lo primero es encontrar a la esposa fugitiva, Julia Minna? ¿Quién es el misterioso Roshi, un maestro zen estadounidense con quien Minna pasó su última noche? ¿Por qué insistió Minna en que le telegrafiaran para esa reunión? ¿Y qué papel desempeña en este asunto un grupo de monjes japoneses de la Corporación Fujisaki?

Lionel acabará percatándose de que cuanto más profundiza, la conspiración se muestra más amplia, hasta que una enigmática llamada de pronto le coloca en el camino correcto; el que le conduce a una conspiración al más alto nivel del crimen organizado, la corrupción política y la lucha por el poder.



Sin abandonar los esquemas clásicos de la novela policíaca, Lethem logra sumergirnos más allá de los antros y callejones de Brooklyn, hasta hacernos navegar por los vericuetos de una mente paradójica donde los pensamientos se mezclan y enredan sin cesar.

El libro es sumamente ingenioso y muy disfrutable, pero también encierra un gran poso. Por lo menos en dos sentidos. Uno es que el camino hacia la revelación que emprende Lionel se convierte también en un camino de aprendizaje para él. La investigación no sólo le acercará a resolver el asesinato de Frank, sino también a conocer más sobre sí mismo y las fortalezas que pueden acompañar a su singularidad. Los desafíos que afronta pondrán a prueba sus habilidades como detective, pero también afilarán su mente desde esa atalaya tan particular que es su modo de percibir el mundo.

El otro bagaje que porta el libro es el lenguaje en que está escrito, condicionado por la enfermedad de su protagonista y narrador. Él es quien nos cuenta la historia en primera persona y a veces la narración parece caótica; pero no nos equivoquemos, la singularidad que introduce el autor no es una simple boutade, sino un mecanismo de enorme potencia literaria. El propio Lethem lo ha subrayado: «Siempre he tenido un elemento de juego de palabras joyceano en mis libros, algunos personajes que controlaban el balbuceo o la espuma por la boca. Empecé a preguntarme adónde quería llegar y qué estaba evitando al mantenerlo tan controlado. El síndrome de Tourette me dio la oportunidad de poner el juego de palabras y la asociación libre en primer plano».



Los chispazos verbales que atraviesan el relato son reveladores del proceso mental del protagonista, de ahí que los galimatías, anagramas y juegos de palabras acaban teniendo un ritmo propio que asume el lector como parte de la trama. Es verdad que una lectura así exige una mayor implicación (aunque no pocas veces te provocan carcajadas), ya que el lector ha de sintonizarse con esa jerigonza tan particular; pero el que lo haga percibirá el meollo del asunto, ya que el síndrome de Tourette se revelará como una metáfora de la condición humana. Lionel siempre lo describe como algo ajeno a él, un mecanismo autónomo de su cabeza; lo que nos recuerda la dualidad en que vivimos, la lucha que mantenemos con nuestro interior. Asunto del que también Lethem era consciente.
"Las conspiraciones son una versión del síndrome de Tourette: la creación y el rastreo de conexiones inesperadas son una especie de susceptibilidad, una expresión del anhelo de tocar el mundo, de impregnarlo de teorías, de acercarlo. Al igual que el síndrome de Tourette, todas las conspiraciones son, en última instancia, solipsistas: el paciente, el conspirador o el teórico sobreestiman su centralidad y ensayan constantemente un deleite traumático en la narración, el apego y la causalidad, en caminos de escape de la Roma del yo."



Así empieza esta apasionante historia.
                 




           ENTRA UN TIPO 


El contexto lo es todo. Disfrázame y verás. Soy un voceador de feria, un subastador, un artista de performances del centro de la ciudad, un experto en lenguas ignotas, un senador borracho de maniobras dilatorias. Tengo el síndrome de Tourette. Mis labios no paran, aunque sobre todo susurro y murmuro como si leyera en voz alta mientras mi nuez sube y baja y el músculo de la mandíbula late como un corazoncito escondido bajo la mejilla pero sin emitir ningún sonido; las palabras se me escapan en silencio, meros fantasmas de sí mismas, cáscaras vacías de aliento y tono. (De ser un villano de Dick Tracy, tendría que ser Mumbles.) Las palabras se precipitan fuera de la cornucopia de mi cerebro en esta forma limitada para pasearse sobre la superficie del mundo, haciéndole cosquillas a la realidad como los dedos a las teclas de un piano. Acariciando, toqueteando. Son un ejército invisible en misión de paz, una horda pacífica. No tienen malas intenciones. Apaciguan, interpretan, masajean. Por todos lados suavizan imperfecciones, devuelven pelos despeinados a su lugar, forman filas de patos y reponen terrones gastados. Cuentan y sacan brillo a la plata. Dan amables palmaditas a la espalda de las ancianas y les arrancan sonrisas. Solo — ahí está el problema— cuando se encuentran con una perfección excesiva, cuando la superficie ya ha sido pulida, los patos ordenados y las viejas damas complacidas, mi pequeño ejército se rebela y entra por la fuerza. La realidad necesita algún que otro error, la alfombra ha de tener algún defecto. Mis palabras empiezan a tirar nerviosamente de las hebras buscando asidero, un punto débil, una oreja vulnerable. Entonces llega la urgencia de gritar en la iglesia, en la guardería, en el cine abarrotado. Empieza con una comezón. Sin importancia. Pero pronto la comezón es un torrente atrapado tras un dique a punto de reventar. El diluvio universal. Mi vida entera. Ya vuelve. Anegándote las orejas. Construye un arca. —¡A la mierda! —grito.





👉___________________________________________
Buscando información sobre el libro llegué al comentario de un afectado por el síndrome de Tourette. Su opinión es descorazonadora, pero recomienda el libro por su autenticidad.


"No puedo imaginarme el libro escrito ahora. Los críticos se rebelarían. Aun así, basándome en las historias contadas por la gente de mi grupo de Facebook —esas personas con tics más disruptivos que los míos: maldiciendo, agitando los brazos, golpeando, gritando— ese desprecio por el trastorno sigue siendo rampante. Lo oigo en mi cabeza aunque nunca lo oiga en voz alta."Huérfanos de Brooklyn" es un libro sincero, y lo odié muchísimo. No necesito tanta fealdad en mi vida. No necesito que Jonathan Lethem, que no tiene síndrome de Tourette, me diga que soy un bicho raro. Me siento así todos los días.
Agradezco que hayas leído esto hasta el final. Si más personas comprenden el síndrome de Tourette, aumentará la aceptación (o la menor tolerancia). Escribir una historia como esta es la única manera que conozco de ayudar. Por favor, compártela con quienes creas que la puedan necesitar."

viernes, 21 de febrero de 2025

LA VIDA SECRETA de LOS ESCRITORES - de Guillaume Musso


Esta novela es deliciosa por dos motivos muy poderosos. Porque tiene una intriga absorbente y muy original, y porque nos muestra los engranajes con los que un escritor construye una novela. Ah.

Nathan Fawles se convirtió en un escritor famoso y legendario con sólo tres novelas; pero desde hace 20 años no escribe nada y vive retirado del mundo en la isla mediterránea de Beaumont. Nadie sabe el motivo de este silencio por lo que todo el mundo habla del "misterio Fawles", aunque según su agente no hay tal. Fawles no da entrevistas ni recibe visitas; pero en el otoño de 2018 dos personas que no se conocen entre sí están empeñadas en visitarlo y desentrañar su misterio. Son Raphaël Bataille y Mathilde Monney. El primero es un escritor novel que —con una novela bajo el brazo— busca el consejo literario de su escritor favorito. La segunda es una periodista con un as en la manga que piensa que le abrirá las puertas. El mismo día en que los dos acechadores desembarcan en la isla aparece —atado a un árbol— el cadáver de una mujer a la que han torturado. Rápidamente las autoridades acordonan la isla. Nadie puede entrar o salir de ella. Comenzará entonces un peligroso juego de imposturas y verdades a medias entre Raphäel, Mathilde y Fawles hasta revelar una funesta verdad.  
"Era un escena hermosa, Mathilde era hermosa. A Fawles le habría resultado muy fácil dejarse llevar en ese instante, pero sabía que todo aquello no era más que un juego de manipulación entre dos personas convencidas de que estaban controlando a la otra. Fawles sospechaba que ese juego traería cola."
Viñeta de "La vie sècret des écrivains" - de Miles Hyman


Se trata de un thriller muy efectivo y de lo más imprevisible que comienza pacíficamente en un isla soleada hasta que las sombras de un fatídico pasado van dando la vuelta a todo lo que dábamos por sentado. La novela incluye unas cuantas escenas muy perturbadoras entre las que destaca el descubrimiento de un sótano con todos los elementos de tortura y la revelación final de Fawles. También contiene una insólita historia en torno al camino que recorre una cámara de fotos perdida -desde Hawai a Taiwan pasando por Alabama- antes de convertirse en la prueba que desatará la acción. Este fantástico itinerario me recuerda a las historias azarosas de Paul Auster y será este sencillo objeto el que empezará a romper la cerradura del "misterio Fawles".

Visto el campo en que juegan sus protagonistas -escritores, periodistas- la novela también incluye unos cuantos dardos sobre el periodismo y el mundo de la edición. 
"Las publicaciones de su cuenta eran un ejemplo perfecto de lo peor que podía crear el pseudoperiodismo 2.0: temas licenciosos, titulares anzuelo, broncas, lapidaciones, chistes malos, retuits sistemáticos de vídeos alarmistas y de todo aquello que pudiera degradar la inteligencia, azuzar los bajos instintos y alimentar miedos y obsesiones. El clásico propagador casero de intoxicación y de teorías cuasiconspirativas que siempre se queda bien parapetado detrás de la pantalla."
La estructura de la novela es una narración en paralelo que sigue por un lado las vicisitudes de Raphäel y por otro las de Mathilde. El primer tercio del libro tiene un tono periodístico, el segundo de pura investigación y en el tercero aflora un verdad insólita y muy dolorosa. En esta última parte es el escritor el que toma la batuta para relatar los hechos en los que todos ellos están implicados porque son los que les han traído hasta aquí. Es un relato oscuro y desgarrador en el que están mezclados turbios acontecimientos de nuestra historia reciente como la guerra en los Balcanes. 

Viñeta de "La vie sècrete des écrivains" de Miles Hyman

La parte de la investigación de Mathilde tiene el atractivo de una investigación con múltiples giros para ir desvelando el "misterio Fawles"; mientras que la de Raphäel nos ofrece un juego metaliterario cautivador. Con él la obra se abre a una nueva dimensión, la de una novela dentro de la novela. Como el propio Raphäel llega a constatar la investigación criminal y la investigación sobre la profesión de escritor están asombrosamente entrelazadas.  

Esto se aprecia con rotundidad cuando Raphäel se percata de que está viviendo unos hechos que por sí mismos constituyen una novela... y se pone a escribirla. El momento en que Raphäel abre su portátil y se pone a escribir el primer párrafo de su nueva novela es mágico: lo leemos y recordamos haberlo leído 150 páginas atrás ¡es el mismo párrafo con que comienza el libro que tenemos entre manos! De modo que nos encontramos leyendo una novela que está ocurriendo en tiempo real mientras el autor participa de los hechos y nos los relata mientras están ocurriendo.


Me resulta fascinante este juego de espejos entre un escritor que abomina escribir y otro que anhela empezar y lo hace convertido en un personaje de su propia novela. Además Musso añade a la novela una genial Apostilla titulada "¿De dónde viene la inspiración?", que supone un triple salto mortal sobre este juego de espejos en torno a la autoría de la novela.

Pero no nos engañemos la novela desarrolla una intriga magníficamente tramada, con asesinatos, pistas falsas y un final impresionante. Mathilde es una periodista que en el fondo busca una venganza personal pero se encontrará con una terrible verdad.

El juego metaliterario permea toda la novela. Aparece en las citas que encabezan cada capítulo y el propio libro que se abre con una de Umberco Eco en "La isla del día de antes": "Para sobrevivir, hace falta contar historias". Esto es lo que hace esta novela, contar historias que se entretejen logrando implicar tanto al escritor como al lector.
"Mathilde lo atacó por otro frente.
—Los novelistas son los mayores mentirosos de la historia, ¿no?
—No, esos son los políticos. Y los historiadores. Y los periodistas. Pero los novelistas, no.
—¡Claro que sí! Cuando en sus novelas hacen como que cuentan lo que es la vida, están mintiendo. La vida es demasiado compleja para someterla a una ecuación o encerrarla en las páginas de un libro. Tiene más fuerza que las matemáticas o la ficción. Las novelas son ficción. Y la ficción, técnicamente, es una mentira.
—Es todo lo contrario. Philip Roth lo expresó de maravilla: «Es el tipo de relato que suministra al narrador una mentira mediante la cual puede expresar su indecible verdad».






















👉______________________________________________
Nacido en 1974, Guillaume Musso comenzó a escribir durante sus estudios y ya nunca dejó de hacerlo. Desde hace años es un escritor superventas en Francia. Sus novelas han sido traducidas a 44 idiomas y varias de ellas han sido adaptadas al cine. "La vida secreta de los escritores" es su libro número 17. Su novela de misterio "Y después..." se ha adaptado al cine, con Romain Duris y John Malkovich en los papeles protagonistas. Desde hace años, se ha consolidado como uno de los escritores imprescindibles de la literatura de suspense francesa, con títulos como "La llamada del ángel" y "Central Park".  
"La huella de la noche" -que sirvió de inspiración para una serie de televisión-, "La vida secreta de los escritores" y "La vida es una novela", publicadas por la Editorial AdN, fueron todo un éxito mundial. 

jueves, 31 de octubre de 2024

LA DESAPARICIÓN de ADÈLE BEDEAU - de Graeme Macrae Burnet



El escocés Graeme Mcrae Burnet se estrenó como autor con esta novela, publicada en 2014, y eligió escribirla como si fuese un clásico de otra época, al estilo de Georges Simenon: con personajes triviales viviendo su anodina vida en un pueblo aburrido de la Alsacia francesa. Pero ¿Quién dice que en esos remotos puebluchos no existen almas que palpitan como un volcán?

Lo primero que salta a la vista es la impecable ambientación provinciana. Como el Restaurante La Cloche donde cada día se reúnen los mismos parroquianos que mantienen inalterables sus horarios y hábitos desde hace décadas. Allí acude todos los días el taciturno Manfred Baumann, director de una sucursal bancaria. Primero a comer y por las tardes a tomarse unos vasos de vino acodado en la barra. Todo es adusto, tedioso y repetitivo. Una vida con encefalograma plano...hasta que la joven camarera Adèle Bedeau desaparece una noche. 

Lo segundo en lo que destaca la novela es en la disección de los personajes. Graeme Macrae va penetrando como un cirujano en las distintas capas de sus antagonistas –sospechoso e inspector– hasta desnudar completamente sus almas. Para conseguirlo utiliza una narración en paralelo donde se van alternando sus puntos de vista aportando flashbacks sobre su vida previa y formación. Así conoceremos la infancia solitaria de Manfred y una adolescencia donde tuvo lugar un suceso trágico que no cesa de atormentarlo. El otro punto de vista nos lo ofrece el inspector Gorski, un tipo atrapado en una ciudad de provincias y en un matrimonio rutinario. Siendo todavía un novato dejó un crimen sin resolver por el que fue condenado un hombre inocente. A día de hoy es un fiasco que lo sigue mortificando. 

E. Hopper, "Halcones de la noche" (detalle) 1949




Resultan muy llamativos los paralelismos que establece el relato entre ambos, incluso en el hecho de que los dos traicionaron las expectativas de sus padres y de que, ya adultos, tienen que seguir atravesando el antiguo negocio de sus progenitores para acceder al piso donde ahora los visitan ya mayores. Baumann una floristería y Gorski una casa de empeños. Además el inspector tuvo su bautizo de fuego hace veinte años precisamente investigando un caso en el que Baumann estuvo implicado. Actualmente y gracias a la actitud esquiva y reticente del banquero, éste se convierte en el primer sospechoso de la desaparición de la camarera. 

Aunque lo que más les une es un carácter muy semejante. Efectivamente los dos son torpes, inseguros con las mujeres y solitarios. Sufren en público. De algún modo ambos padecen el síndrome del impostor. Carecen de habilidades sociales y les angustia su creencia de que todo el mundo los está examinando. "Manfred se había acostumbrado a vivir con la impresión de que lo observaban continuamente", se dice en un momento dado. También llegan a reconocer la "presión de tener que actuar con naturalidad" en su vida diaria. Este es uno de los rasgos más interesantes de la novela, que más que investigar un caso se centra en hurgar en esos miedos y contradicciones que todos escondemos, celosos de nuestros secretos más vergonzosos y de nuestras mentiras más procaces.

Jean Beraud, En el café, bebedores de absenta (detalle) -1909-

Se puede decir que la obra está montada como un laberinto de espejos donde policía y sospechoso se reflejan, en una trama que nos empuja a considerar por igual la inocencia y la culpabilidad de Manfred. El hilo de tensión que mantiene la novela es precisamente esa sensación de difusa culpabilidad que todos albergamos, sobre todo cuando un policía se dirige a nosotros.
"Después de todo, ¿no vivía ya su día a día como si estuviera sometido a una vigilancia constante, como si esperase de un momento a otro que lo desafiaran a ofrecer una explicación de sus acciones o a responder a quién sabe qué oscuras acusaciones? ¿Acaso no estaba plenamente convencido de que tarde o temprano emplazarían a cuantos lo rodeaban a testificar en su contra?"
Saint-Louis es un villorrio anodino, situado cerca de Estrasburgo en la frontera franco-suiza. En él la vida se marchita. El protagonista es torpe, obsesivo y solitario. La investigación es somera. El caso no es sangriento ni de altos vuelos, entonces ¿Por qué atrapa esta notable novela?. Por el lúcido retrato de estas palpitantes almas y su forma de narrarlo. Sin olvidar el placer de su último giro metaliterario.

Tan francesa se muestra esta novela de autor escocés que hasta las referencias que citan sus protagonistas para iluminar sus desvelos son tan galas como Zola o el propio Simenon.
"La descripción que Zola hacía de sus personajes, atrapados por su temperamento y desprovistos de libre albedrío, fue como una liberación para Manfred. Le quitó una pesada carga de encima. Él también era prisionero de las fuerzas que lo habían moldeado: la naturaleza torpe e insociable con la que incomodaba a todo el mundo; su deplorable posición como impostor en el hogar de sus abuelos; su incertidumbre acerca de qué camino tomar cuando acabara el colegio. Ya no controlaba su propio destino. Después de todo, ¿qué le había llevado a conocer a la chica del vestido amarillo? ¿El libre albedrío? No, había sido el destino."
Pueblo de Alsacia

Y queda el desconcertante Epílogo que tras la resolución del caso nos asalta. Un broche final en forma de juego metaliterario en el que el autor se presenta como mero traductor al inglés de una obra de culto que viene reeditándose con éxito en Francia desde 1982. Su supuesto autor, Raymond Brunet (qué cerca de Burnet), habría volcado en la novela el trasunto de su propia vida, incluido el Restaurante de la Cloche y sus parroquianos, donde él mismo almorzaba a diario. Todo ello bajo el designio de Georges Simenon, y lo que escribió en el Prólogo de su novela autobiográfica Pedigrí: "Todo es verdad, pero nada es exacto". Este nuevo giro, que ofrece un efímero éxito a Raymond Brunet, no logra hacerle escapar ‒como a su protagonista‒ de un frustrante destino.

Graeme Macrae continuó por este derrotero en su siguiente novela, Un plan sangriento, publicada en 2019; pero de una forma mucho más sofisticada. Un falso true crime en el corazón de la Escocia más oscura.
                                                                                              ⇩ 
                                                                                                                            
                                                                                             
                                                     A continuación.....

Un PLAN SANGRIENTO - de Graeme Macrae Burnet


Publicada en 2019, Un plan sangriento es un falso true crime que se desarrolla en las remotas Highlands escocesas, a mediados del siglo XIX. Si Graeme Macrae remataba su primera novela, La desaparición de Adèle Bedeau (2014), con un giro metaliterario tan brillante como postizo; en esta segunda se lanza ya sin disimulo a explorar los límites de la ficción con un excelente y elaboradísimo artefacto literario.

En 1869, el jovencito Roderick Macrae asesinó brutalmente a tres personas en la aldea de Culduie, en las Tierras Altas de Escocia. El juicio posterior cautivó tanto a la prensa como al público británico. El libro pretende acercarse a aquel suceso como si de un documental se tratase, aportando todo tipo de testimonios, informes y artículos de prensa. No en balde el subtítulo en inglés ya es notoriamente descriptivo, "Documentos relativos al caso de Roderick Macrae". Efectivamente el volumen tiene la forma de un completo dossier donde conviven la confesión manuscrita del asesino, su informe psiquiátrico, las declaraciones de la policía y de testigos así como un jugoso relato sobre el desarrollo del juicio mas un epílogo donde se recopilan las caprichosas interpretaciones que se publicaron en prensa sobre el asunto. Todo un compendio para intentar llegar a la verdad más allá de la admisión de culpabilidad, puesto que ¿Por qué un joven más bien apocado cometió actos tan atroces? ¿Por qué no intentó encubrir el crimen? ¿Tenía indicios de locura o sus míseras condiciones de vida fueron el detonante?.

En el Prólogo del libro Graeme Macrae afirma que se encontraba "escarbando un poco" en la vida de su abuelo cuando acabó "encontrando" un documento extraordinario: las memorias manuscritas que su antepasado, Roderick Macrae, escribió en la prisión de Inverness mientras esperaba su juicio. Había asesinado a tres personas, el alguacil de su pueblo, su hija adolescente y su hijo de cuatro años. Para narrar aquel suceso el autor se sumerge (y a los lectores con él) no solo en la psicología del criminal sino también en las circunstancias sociales de aquella época sombría. 


La obra comienza así: 

"Prólogo

ESCRIBO ESTO A INSTANCIAS DE MI ABOGADO, el señor Andrew Sinclair, quien, desde que me encarcelaron aquí, en Inverness, me ha tratado con un grado de cortesía que no merezco en modo alguno. Mi vida ha sido breve y de escasa consecuencia, y no es mi deseo eximirme de la responsabilidad de los actos que recientemente he cometido. Así pues, no es por otra razón que la de corresponder la amabilidad de mi abogado que consigno estas palabras por escrito.

De esta forma arrancan las memorias de Roderick Macrae, un campesino escocés de diecisiete años, acusado de cometer tres brutales asesinatos en su aldea natal, Culduie, en Ross-shire, la mañana del 10 de agosto de 1869.
No pretendo demorar en exceso al lector, pero creo que un puñado de observaciones preliminares proporcionarán cierto contexto al material aquí reunido. Aquellos lectores que prefieran pasar directamente a los documentos propiamente dichos son libres de hacerlo, por supuesto."
El libro se presenta como un completo archivo de testimonios e informes en torno al caso; pero yo lo dividiría en tres partes principales. La primera, por supuesto, es la declaración incriminatoria del asesino donde él mismo nos explica su situación personal y familiar y su vida miserable. En ella da cuenta de los acontecimientos que desembocaron en los asesinatos. La redacción es aseada y coherente, a veces hasta poética; de ahí que algunos la tilden de falsa. La impresión que nos queda es la de un ser condenado simplemente por haber nacido pobre.

El contrapunto a este memorándum lo encontramos en el análisis mental y social que el reputado médico Bruce Thomson hace del acusado. El capítulo se titula "Viajes por los confines de la locura" y en él nos muestra una postura llena de prejuicios en torno a que el origen genético, social o racial (era un seguidor de las teorías fisiognómicas) determina la inclinación al crimen de una persona.

La tercera y muy suculenta parte de la novela es la reproducción del juicio que nos proporciona comentarios agudos y contradictorios. De hecho son jocosas las discrepancias entre los testimonios acerca de la personalidad de Roderick. Testimonios que Graeme Macrae sabe caracterizar con un lenguaje y estilo propio.



Es evidente que la obra tiene una estructura compleja y original que el autor ha declarado deudora de un clásico que leyó siendo estudiante: "Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano... Un caso de parricidio del siglo XIX presentado por Michel Foucault". Este es el título completo y está editado por Tusquets. Rivière fue un joven campesino francés que en 1835 asesinó a toda su familia. El libro lo integran la crónica real del crimen escrita por el propio asesino y los documentos (informes psiquiátricos, declaraciones de testigos y artículos de prensa) que Foucault reunió en torno al caso. El paralelismo es manifiesto.

También muchos críticos han comparado esta novela con A sangre fría, de Truman Capote. Sin embargo hay un factor diferencial concluyente, los libros de Foucault y Capote parten de un hecho real, mientras que esta novela de Macrae ¡es pura ficción!. Sólo el pueblo es real, así como la figura del cirujano-psiquiatra James Bruce Thomson (1810-1873), que evalúa al asesino confeso. Sus puntos de vista precientíficos y clasistas aportan a la novela el contexto cultural de la época.

Las declaraciones, actas y testimonios que leemos poseen una gran verosimilitud, como demuestran los informes médicos de las víctimas que llegan a ser escalofriantes. Además el período histórico y sus gentes queda perfectamente reflejado, en especial "la férrea ideología calvinista de la iglesia de Escocia, (...) que planteaba que los pobres tenían que resignarse ante el sufrimiento por su condición, que les venía impuesto por su nacimiento". También cobran relieve las teorías sobre la demencia que comenzaban a expandirse en la época, de ahí que las memorias del médico, incluidas en el capítulo "Viajes por los confines de la locura" ejerzan de contrapunto al memorándum del acusado. Detrás de los crímenes ya no se veía el mal, sino los desequilibrios mentales o condiciones materiales. 
Campesinos en Escocia

Macrae Burnet ha elaborado un falso 'true crime' plagado de puntos de vista contrapuestos, pistas falsas y testimonios poco fiables en la seductora tradición del manuscrito encontrado. Su ingenio literario es capaz de montar todo un mecanismo que juega con el lector, haciéndole dudar sobre verdades que parecían aceptadas y cuestionar cada nueva revelación. Incluso la confesión de Roderick acabará roída por las dudas.

La novela es apasionante y evidencia una formidable investigación histórica y cultural sobre las gentes y costumbres de aquella región. Su lectura está salpicada de momentos emotivos y no falta el sentido del humor. Es patente que no se trata de un thriller convencional, ya que cuenta con un profundo tratamiento antropológico y judicial; pero no por ello resulta menos emocionante y legible.

La obra nos seduce por la secuenciación y profundidad de la información que aporta; pero sobre todo por la construcción de los personajes. Los vecinos del pueblo son enigmáticos y rudos, mientras que el psiquiatra es rígido y engreído. Por su parte el asesino confeso nos provoca sensaciones contradictorias. En ocasiones parece una víctima y en otras un ser amoral. Unas veces muestra destellos de inteligencia y otras parece un simple estúpido. 
«No es suficiente que pienses que ningún hombre podría cometer actos tan atroces y estando en su sano juicio. Hombres cuerdos pueden cometer y cometen tales crímenes, y el mero hecho de cometer tal acto no coloca, en sí mismo, a un individuo fuera de los límites de la razón».




En una entrevista el autor reconocía que su novela no trata sobre el mal o su origen: "en mi forma de entender la creación de una novela, lo que menos me interesa es el tema. Lo que más me preocupa son los personajes y los lugares, a medida que voy hablando de ellos surge el tema. Los personajes y el lugar crean los novela".

La obra me provoca variadas reflexiones. En torno al concepto de culpabilidad o al de la frontera entre locura y cordura. También sobre la definición de justicia o del criterio moral; pero señalaré otras dos. 
 
La primera surge de las memorias del doctor James Bruce Thomson, una persona real cuyos artículos mencionados en la novela pueden encontrarse en internet. En la trama es llamado por la defensa para intentar alegar locura, pero cualquier lector quedará perplejo con su actuación. Mr. Thomson es un tipo arrogante y ferviente seguidor de las teorías fisiognómicas de la época. No le interesa la locura o la culpabilidad de Roderick. Su interés es rígidamente antropológico. Ve la pobreza como el caldo de cultivo propio para el criminal. Para él nacer pobre ya te convierte casi en un criminal: 
"El estudio de la clase criminal no debe centrarse exclusivamente en la herencia, sino que debe también prestar atención a las condiciones en las que mora el individuo degenerado. La herencia, por sí sola, no puede explicar la perpetración de un crimen. El aire viciado de la barriada, el hambre y un entorno de inmoralidad generalizada deben ser admitidos también como factores en la manufactura del criminal."
Highlands - Escocia





La segunda reflexión afecta a la posición del lector ante el libro. El descendiente Graeme Macrae se topa por casualidad con la declaración de un asesino y reúne sobre su mesa todo tipo de testimonios, actas e informes. Con ello intenta entender los hechos más allá de la referida confesión. Pero no nos ofrece sus conclusiones. Entregando el dossier completo y abierto el autor logra implicar al lector, situándolo a su mismo nivel. Porque tanto policías, como testigos y médicos sólo son capaces de decirnos "su verdad"; de modo que el lector tendrá que recomponer este puzzle y crear la suya propia... siendo así que ya no podrá olvidar que cada testimonio acarrea su propia mochila de prejuicios e intereses.





  El caso Rivière:  El 3 de junio de 1835, un campesino normando de 20 años llamado Pierre Rivière asesinó a su madre, su hermana y su hermano con una podadera. Al salir de casa le dijo a un vecino: "Acabo de liberar a mi padre de todas sus tribulaciones. Sé que me darán muerte, pero no me importa". A continuación se refugió en el bosque donde vivió durante meses. Cuando lo detuvieron varios testigos declararon que era un demente y que siempre había mostrado un comportamiento "extraño".  En la cárcel el parricida escribe una Memoria donde expone cómo, deliberadamente, planeó y llevó a cabo el crimen. 
En el volumen se nos presenta el expediente de los procedimientos judiciales del caso, luego su notable autobiografía y finalmente una colección de ensayos modernos sobre Rivière, objeto de un seminario del Collège de France dirigido por el eminente psiquiatra e historiador Michel Foucault, autor de "La locura y la civilización".
Para el fiscal, la aberración de Rivière se debía a su negativa a aceptar la disciplina que una sociedad orgánica necesariamente impone a sus miembros. El psiquiatra de la acusación confirmó que Rivière no estaba loco, sino que estaba «sobreexcitado» por un largo conflicto con sus padres. Según todo ello fue condenado a muerte, pero el rey conmutó la pena por cadena perpetua en respuesta a la intervención inusual de un grupo de los principales psiquiatras de París. Estos declararon que el criminal era deficiente mental y añadieron que «debería haber sido puesto en confinamiento» mucho antes del crimen.
Foucault realizó este trabajo colectivo de compilación y ordenación de todo tipo de  documentos, desde los legales hasta los periodísticos, durante un seminario en el Collège de France. Uno de sus objetivos principales fue el de revelar al lector cómo un mismo hecho puede ser manipulado, tergiversado e interpretado por los distintos lenguajes que codifican la opinión pública : jurídicos, médicos, policíacos y periodísticos.
 La entrevista completa a Graeme Macrae Burnet de la que se han sacado estos dos extractos se encuentra en el blog totalnoir.



👉________________________________________________________________
Graeme Macrae Burnet
 nació en Kilmarnock, Escocia, en 1967. Vive y trabaja en Glasgow, donde estudió literatura inglesa antes de continuar sus estudios en la Universidad de St Andrews y trabajar después en televisión y dar clases en el extranjero. 
Ha sido nominado al premio Booker en dos ocasiones: en 2016 por Un Plan Sangriento (His Bloody Project) y en 2022 por Caso Clínico (Case Study), su cuarta novela, que consiste en una serie de cuadernos aparentemente enviados al autor en 2020 para ayudar en su investigación sobre un psicoterapeuta rebelde de los años 60.  También es autor de dos novelas ambientadas en Francia y escritas en un estilo influenciado por el novelista belga Georges Simenon: La desaparición de Adèle Bedeau (2014) y El accidente en la A35 (2017).