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jueves, 13 de marzo de 2025

RAIN DOGS - creada por Cash Carraway


Esta es la serie más sórdida y promiscua que he visto en años... pero también la más llena de vitalidad. Sus personajes se arrastran por el arrabal de Londres pero su fuerza vital es inquebrantable.

Una mujer, su hija de diez años y un amigo intentan sobrevivir a las  enormes dificultades personales y económicas que les plantea un Londres tan contemporáneo como inclemente. Desde el minuto uno sabemos que no les va nada bien. La serie se abre con ellas dos empacando sus escasas pertenencias mientras la policía aporrea la puerta para desahuciarlas de esos minipisos en colmena donde viven los peones. Se van con la cabeza alta, al fin y al cabo llevan años buscándose la vida en condiciones muy precarias. La madre tranquiliza a la niña mientras la deja en la puerta del colegio, "no te preocupes cariño ya sabes que tengo mano con los espíritus y antes de las cinco de la tarde habrán dispuesto un techo para nosotras". Pero no es así. La primera noche tienen que romper el cristal de un coche para dormir a cubierto de la lluvia. La segunda tienen que aceptar la caridad de un tipo para dormir en un cuartucho....hasta que el pervertido exige el pago del favor. 



Están al borde de la indigencia, pero nadie se recrea en ello, la vida sigue. Lo que te engancha es el carácter inexpugnable de la madre, Costello Jones (Daisy May Cooper). No tiene nada, ni dinero, ni techo, pero nunca la ves desesperada. Está muy bregada por la vida y además es de armas tomar. Tuvo que huir de casa muy joven por abusos de su madre y trabaja por horas haciendo cabina en un sex shop. Su hija Iris (Fleur Tashjian) es su motor, también su sueño de convertirse en escritora. Quiere escribir sobre esta vida perra que le ha tocado vivir.



La otra parte de la historia es Shelby (Jack Farthing) el colega que Costello conoció en la Universidad, un niño rico gay tan cínico como ingenioso que acaba de pasar un año en la cárcel. Cuando Costello ya no tiene donde agarrarse él provee el dinero suficiente para que no se despeñe. Aunque él no está mejor. Su padre se suicidó. Su madre no quiere saber nada de él, le pasa una simple paga que él dilapida en el juego y las apuestas. Ya fuera de la trena sigue sin saber qué hacer con su vida. Sólo tiene claro que siempre cuidará de Iris, pero tiende a desaparecer, a la melancolía y a la depresión. 

Los tres forman un trío calavera que avanza por la vida dando tumbos. Su ecosistema es el lumpen, la prostitución, el alcoholismo, la precariedad y unos servicios sociales de derribo. La serie aporta una mirada crítica a un sistema que es muy eficiente redistribuyendo la pobreza; pero aquí no hay militancia política como ocurre en las películas de Ken Loach, por ejemplo. La sociedad que retrata sin tapujos es áspera y descarnada, pero las malas condiciones económicas y sociales parecen asumidas, tras la Thatcher y el Brexit se dan por amortizadas. La cuestión está en cómo lo afrontan -con un inocente empeño- este trío de desubicados. 




No están solas estas almas en pena. Sus vigilias se aderezan con todo tipo de personajes extravagantes, pervertidos y tramposos. Una periodista engaña a Costello para sacar adelante un escandaloso reportaje que acaba perjudicándole. Las compañeras de cole de Iris son unas pijas que la alienan todavía más. Gloria (Ronkẹ Adékoluẹjo) es la mejor amiga de Costello, trabaja en la funeraria de su padre, pero su vida no es menos caótica. Los ratos más relajados de Costello son los que pasa con Lenny (Adrian Edmonson), un anciano y pervertido artista especializado en pintar coños y desnudos. Lenny está de vuelta de todo y vive pegado a su bomba de oxígeno. Costello le ayuda limpiándole la casa y posando para él abierta de piernas mientras él se masturba. 

Hay un capítulo en el que la ricachona madre de Shelby los envía a vivir a su casa de campo con los gastos pagados. Por lo menos allí los tendrá controlados. Ni aún así. Después de unas pocas semanas ya se están haciendo la vida imposible. La bronca es constante. Shelby llega a robar los ahorros de Costello para jugárselos. Luego se desespera y llega a decir que nunca se ha odiado más a sí mismo. Costello quiere irse pero no puede hacerle esa putada a Shelby, dejarle sin Iris. La ricachona madre no es tan misericordiosa. Llama a un psiquiátrico y vienen a recogerlo para ingresarlo.

Así transcurren estos ocho episodios que destilan frescura y autenticidad. Una montaña rusa de amarguras y emociones. Todo es difícil e inarmónico en sus vidas, pero ni Costello ni Shelby buscan lástima. Son capaces de tomar las peores decisiones posibles, las más egoístas e incluso las más autodestructivas, pero también las más humanas. “Es normal odiar a las personas que amas”, le dice lúcidamente Shelby a Costello en algún momento de su historia de encuentros y desencuentros. 


Tom Waits fue quien acuñó el término “rain dog”, en referencia a los perros callejeros que pierden su camino de regreso a casa porque los rastros y las huellas han desaparecido con las tormentas. Aquí la metáfora se extiende a los seres humanos que se sienten perdidos y desorientados en la vida. La serie no sólo adopta el título de la canción de Waits sino también su poso romántico y melancólico. El amor puro e incondicional está siempre presente en el tortuoso camino que Costello, Iris y Shelby recorren. Su viaje constituye toda una meditación poética sobre la alienación, la camaradería y la búsqueda de un sentido a este mundo desolado.

domingo, 16 de febrero de 2025

Un ASESINATO en EL FIN DEL MUNDO - creada por Zal Batmanglij y Brit Marling



















La Inteligencia Artificial (IA) ya ha llegado y está en boca de todos por la supuesta amenaza que representa... y no sólo para miles de puestos de trabajo. Esta es una serie de intriga y asesinatos que se desarrolla en un hotel perdido en los confines de Islandia; pero que se remata con un comentario muy relevante sobre el papel que podría jugar la IA.

Darby Hart (Emma Corrin) es un joven escritora que está en el candelero por la publicación de un libro "true crime" sobre su experiencia investigando a un asesino en serie de mujeres. También es hacker aficionada y admiradora de Lee Andersen (Brit Marling), una pionera en el campo del hackeo y las redes que se retiró para casarse con Andy Ronson (Clive Owen), multimillonario y máxima autoridad mundial en tecnología e Inteligencia Artificial. El éxito del libro hace que sea invitada por el gurú Ronson a un retiro de máximo nivel junto a ocho personas célebres por liderar sus campos en la ciencia, el arte o la tecnología. El reto que lanza a sus invitados es morrocotudo: el cambio climático ya es irreversible y la tecnología nos tiene que ayudar a mantener habitable la Tierra. Espera que entre todos puedan detectar y debatir las ideas que conformarán nuestro futuro. 

El lugar del retiro es un hotel remoto y poco accesible en el borde del Círculo Polar Ártico. Es un especie de refugio construido por Ronson y está dotado de todos los avances que la tecnología puede ofrecer, incluida una avanzadísima IA recién creada por él que igual te prepara un baño caliente a 34º exactos que te resuelve una ecuación de fluidos o te ayuda a gestionar tus problemas de ansiedad. Cuando Darby llega allí se encuentra con dos sorpresas sucesivas. La primera es que entre los invitados está Bill (Harris Dickinson), su antiguo socio de investigación criminal, ahora convertido en Colmillo, un excéntrico artista callejero con modales de poeta maldito. La segunda ocurre esa misma noche, cuando Darby se lo encuentra muerto en su habitación. Todo el mundo lo ve como un accidente, pero Darby intuye que ha sido un asesinato e inicia una investigación por su cuenta.



La serie se articula en torno a dos líneas temporales que se van alternando. Por un lado seguimos la cruzada amateur que Darby y su compañero Bill mantuvieron contra el psicópata asesino de mujeres. Y por otro asistiremos en directo al desarrollo de la investigación que Darby lleva a cabo en el hotel, sin asistencia de la policía, ya que están aislados por una brutal tormenta.

Darby tiene un aspecto aniñado y frágil, siempre ensimismada con sus auriculares, pero es muy inteligente y decidida. Tras el éxito de su libro se la conoce como «la Sherlock Holmes de la Generación Z». Su afición detectivesca le viene por haber acompañado desde niña a su padre forense en docenas de autopsias y escenas del crimen. Pero también es una experta hacker muy sensible con los asesinatos de mujeres. Pirateó la base de datos de la policía y quedó abrumada por la cantidad de asesinatos de mujeres archivados sin resolver; así que se puso manos a la obra. El hilo que descubre son pequeñas joyas de plata que siempre aparecen junto a los cadáveres. Movilizando a la colonia hacker la pareja va tirando de ese hilo que les acaba llevando hasta el origen de la serie y la identidad del psicópata.

En paralelo asistimos al grueso de la investigación en el hotel, un espacio de lo más inquietante por estar aislado en medio del hielo y porque a pesar de la abrumadora tecnología que lo sustenta esconde secretos en cada habitación. La alerta de Darby tiene premio cuando descubre al experto biólogo saliendo del hotel y dirigiéndose a una montaña cercana. Desde allí lanza unas señales luminosas en código morse hacia la costa cercana... pero cuando al día siguiente intenta hablar con él, también aparece muerto.



Antes de meterse en un laberinto de cadáveres y pistas, la serie explora inquietudes contemporáneas como la dependencia de la inteligencia artificial, el perturbador rol mesiánico que adjudicamos a los empresarios tecnológicos y la inoperancia de gobiernos y sociedades ante el cambio climático.

Son sólo 7 episodios de intriga muy consistente que están muy bien rodados e interpretados; pero en sus episodios centrales encuentro un desagradable parón. En ellos los guionistas juegan al mismo juego que Agatha Christie estableciera en el clásico "Los diez negritos". Un espacio cerrado y un grupo de personas que debemos ir descartando como sospechosos mientras se suceden los asesinatos. Para mí es la parte menos interesante. Ahora bien la serie vuelve a activarse en los episodios 6 y 7 con el propio matrimonio Ronson en el centro de la intriga. ¿Los crímenes esconden un complot contra el magnate? ¿O un plan secreto de dominación?

Por su parte la investigación que llevan a cabo Darby y Bill profundiza en la relación personal de estos dos jóvenes revelando contradicciones muy contemporáneas. Muchos críticos han subrayado este desarrollo dramático como algo muy novedoso, donde se puede percibir el modo en que se relaciona la generación Z. Yo creo que no es para tanto. En cambio sí me llama la atención la dualidad sorprendente que se establece entre Darby y las mujeres asesinadas. Las mujeres víctimas tienen un rol tradicional, muy diferente del de su vindicadora; aunque éste no tiene por qué ser el de una mujer granítica o robusta. La fortaleza de Darby se cifra en su empatía y una fina inteligencia.



La guionista y actriz Brit Marling se ha encargado de dejar muy claras sus pretensiones:
“Queríamos entrelazar dos géneros, está el clásico whodunit [quién lo hizo], pero también la historia de los orígenes de Darby, que en realidad es una historia de amor y una road trip, mientras ella y Bill viajan por el oeste de Estados Unidos, dos detectives aficionados lidiando con un caso sin resolver y lo que ocurre con ellos mientras hacen ese viaje juntos. El whodunit hace que la historia de amor en ese viaje en coche sea más tensa, y la historia de amor hace que el misterio sea más emocional y con más peso. Esa especie de polinización cruzada era muy interesante”.







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Brit Marling
y Zal Batmanglij son una actriz y un director que junto a Mike Cahill  (director de I Origins) han compartido tareas de escritura y dirección en diversas películas independientes con gran reconocimiento en el festival de Sundance. Marling y Batmanglij buscaron ampliar horizontes narrativos creando la serie 
‘The OA’, para Netflix; una historia compleja y enrevesada  que fascinó e indignó a partes iguales. Brit Marling se estrenó como protagonista televisiva en la serie “Babylon”,  un original policíaco creado por Danny Boyle.

lunes, 13 de enero de 2025

NO DIGAS NADA - creada por Joshu Zetumer


Esta serie nos relata en toda su crudeza los años conocidos como The Troubles, los 20 años -desde finales de los 60 hasta los 90- que el Ejército Republicano de Irlanda (IRA) sembró de bombas, atentados y desapariciones. Compuesta por 9 episodios el hilo conductor es la peripecia vital de las hermanas Price, Dolores y Marian; dos jóvenes católicas que ante las humillaciones y segregación a la que les sometían los protestantes probritánicos decidieron enrolarse en la banda terrorista. Inicialmente Dolores rechazaba la violencia como solución al conflicto irlandés; pero tras ser agredida con furia al participar en una manifestación pacífica en defensa de los derechos civiles, cambió de opinión y se sumó a la lucha armada por una Irlanda unida. 

No digas nada se centra en la vida y hechos de estas dos hermanas en el IRA (El momento cumbre de su carrera es el atentado con bomba en Old Bailey en marzo de 1973, en el que más de 200 personas resultaron heridas); pero tiene dos subtramas que la recorren por debajo hasta convertirse en el centro de la historia durante los dos últimos capítulos, el secuestro y asesinato de Jean McConville y la figura de Gerry Adams, líder del Sinn Feinn, cuya figura sale malparada. McConville era una viuda de 38 años, católica y madre de diez hijos, que no se quiso involucrar con los terroristas pero que, por humanidad, asistió a un soldado británico herido en su portal. Pocos indicios más bastaron para que los republicanos la raptasen y ejecutasen bajo la acusación de ser una traidora informante. Su secuestro marca el punto de partida de la serie y la investigación sobre su desaparición y hallazgo del cadáver supone el punto final. Entremedias se desarrolla una exploración compleja y altamente dramática de esa época terrible. 




La ejecución de McConville por el IRA fue una de las más controvertidas de entre los más de 3.000 asesinatos que la violencia sectaria produjo durante tres décadas en Irlanda de Norte. De hecho el IRA ejecutó a varios de sus miembros y a civiles por meras sospechas de traición o colaboracionismo, con la intención de mantener el control interno en su territorio. La serie refleja notoriamente ese miedo a represalias por hablar o actuar, revelando la atmósfera asfixiante que se vivía a diario y los dilemas morales que afrontaban quienes se encontraron atrapados en ese fuego cruzado. 

El otro asunto que permea todos los capítulos es el papel que jugó Gerry Adams, tanto en los atentados terroristas como en el proceso de paz que le llevó a la Casa Blanca en 1994. Él nunca admitió haber pertenecido al IRA y mucho menos haber ordenado secuestro a atentado alguno -así reza a la conclusión de cada capítulo de esta serie que narra con verosimilitud sucesos históricos-; pero los hechos narrados por Dolores Price lo desmienten y le retratan como un personaje melifluo y escurridizo; siempre atento a flotar sobre la mierda que imponía a los demás y pendiente solo de pulir su figura pública. De ahí que la serie conjugue no sólo el interés dramático (alto) de personas concretas como las hermanas Price o los hijos de McConville, sino también el interés histórico de lo que supusieron aquellos años de plomo, la intrahistoria del conflicto y cómo al final los republicanos se sintieron estafados por su líder.

Esto lo expresa muy gráficamente su lugarteniente, Brendan ´Dark´ Hughes (Anthony Boyle), cuando ya fuera de la cárcel ve triunfar al diputado Gerry Adams tras renegar de su pasado, mientras él tiene que bregar con sus traumas, su conciencia y una precaria situación económica. Al encontrarse con Dolores y ser preguntado por ésta le responde: "Lo veo como el tipo que convence a cien personas para que empujen un barco que está encallado y finalmente cuando el barco surca el mar él se sube y deja a los demás en tierra. Así me siento".














El título de la serie esconde una ironía amarga. Primero representa el silencio que el IRA imponía en sus barrios y reductos a todo aquel que allí vivía; pero luego ese silencio también lo impuso Gerry Adams a los propios miembros del IRA, cuando el proceso de paz estaba en marcha y temía que le torpedearan su carrera política. El autor del libro en que se basa la serie ha reflexionado: "Muchos en Irlanda del Norte creen que el precio de la paz es el silencio".

La miniserie es un ejemplo de periodismo objetivo mostrando la barbarie de ambos bandos. Queda patente la deshumanización de los protagonistas de aquellos hechos y el fanatismo con que se siegan vidas cuando está en juego una causa. Llama la atención el interés del comandante británico en que no se denomine "guerra" al conflicto, cuando la ocupación militar, las detenciones y la tortura hacia los católicos eran tan patentes como las tanquetas y los controles en las calles. Los británicos impusieron una sociedad segregada en Belfast, donde los católicos estaban arrinconados y sin posibilidades de promoción económica y social. 
 


Pero lo que queda finalmente en la retina es el coste psicológico de la violencia política. Ya adulta, y tras pasar por la cárcel, Dolores se confiesa a su hermana Marian (Hazel Dope): "Últimamente me estoy haciendo preguntas importantes". Ella tiene pesadillas con los compañeros católicos a los que condujo a la ejecución y solo puede dormir a base de pastillas y alcohol. Tanto los lugartenientes de Adams como las hermanas Price entregaron su vida a la causa y cuando acabó aquel período se encontraron vacíos, atormentados y en territorio de nadie. La narración no los presenta ni como héroes ni como villanos; sino como personas comunes que defienden románticamente su ideal de patria y comunidad; sin dejar de pensar en todo momento que están haciendo lo correcto. 

La serie es la adaptación del libro homónimo de Patrick Radden Keefe, bostoniano de ascendencia irlandesa que en 2013 quedó fascinado por la figura de Dolores Price tras leer una noticia sobre ella. Tras cuatro años de investigación y recogida de testimonios publicó su libro en 2018. La serie se beneficia de este texto ambicioso, pormenorizado y muy bien documentado que se lee como un thriller. Logra poner en contexto tanto a los hechos históricos como a los personajes. Representar hechos históricos no impide que la serie sea dinámica a la vez que profundamente emotiva. Hay que tener en cuenta que la herida irlandesa está todavía abierta y que el libro de Radden Keefe informa sobre desaparecidos que aún son llorados por sus familiares, así como sobre actos de figuras públicas que aún están vivas. Sin ir más lejos uno de los hijos de Jean McConville, Michael, declaró al Belfast Telegraph que "Utilizar lo que le pasó a nuestra madre para entretener es repugnante". Asimismo la exmiembro del IRA Marian Price ha demandado a Disney tras ser representada como la ejecutora de un crimen central en la trama.

Hay que reconocer que el relato es éticamente inapelable y la foto que nos ofrece de esa época sangrienta es creíble. Impresionan esas "desapariciones" de ciudadanos en las que Dolores participó como chófer, del mismo modo que nos sobrecoge la fuerza moral con que las hermanas Price afrontan una larguísima huelga de hambre en la cárcel.





El testimonio de Dolores Price (interpretada por Lola Pettigrew de joven y Maxine Peake de adulta) es la base de la crónica. Su testimonio, registrado antes de su muerte, nos ofrece una visión íntima de la lucha armada y de los dilemas morales que afrontaron quienes se involucraron en ella. Sus remordimientos le llevaron al alcohol y posteriormente al reconocimiento de los hechos ante un investigador universitario que se dedicó a recoger la historia oral de aquellos años por testigos de la época. 

Por supuesto la serie me recuerda a la desgarradora Patria, sobre el terrorismo de ETA; aunque yo creo que el espectro de esta es más amplio. Patria se centra en el drama de dos familias y unos retazos de la vivencia de la sociedad (como aquella perturbadora secuencia en que la "cuadrilla" ciclista del Tato le hace el vacío cuando es señalado por ETA). En No digas nada al drama personal se añade la visión política de aquellos hechos que culminaron en los acuerdos de Viernes Santo

domingo, 21 de julio de 2024

MI RENO de PELUCHE - creador Richard Gadd








Esta serie tiene guasa. Trata del acoso que sufre un pringao por parte de una mujer desequilibrada mentalmente. Pero no es lo típico...aunque sí resulta agobiante. Lo que cuenta es una experiencia auténtica de acoso y obsesión que vivió el protagonista y creador de la serie, Richard Gadd, quien no tiene problema en desnudar su alma y mostrar ante la cámara esta inquietante historia. 

Donny Dunn (Richard Gadd) es un aspirante a cómico profesional que entre bolo y bolo se gana la vida sirviendo copas en un pub. Una tarde se planta en la barra Martha (excepcional Jessica Gunning), una mujer joven, obesa y con toda la pinta de estar anímicamente hundida. Él intenta consolarla con una broma y hasta le invita a un refresco cuando ella declara estar sin blanca. La atención del joven camarero hace mella. Ella abre bien los ojos y le observa. Algo se ilumina en su interior.




Desde entonces vuelve todas las tardes cada vez más animada. Tiene un amigo. Alguien la escucha. Pero la alegría pronto se convierte en frenesí y la vida de Donny en pesadilla. Martha desarrolla rápidamente una obsesión malsana por el humorista al que pretende cuidar y mimar (hasta casi asfixiarlo) como si fuese su “baby reindeer” (reno de peluche).  

Lo que sigue es un acoso en toda regla invadiendo la vida entera del humorista. En la vida real el acoso duró cuatro años y medio acumulando el tipo 41.071 correos electrónicos, 744 tweets, 106 páginas en cartas y 350 horas de mensajes de voz. Cuando pretendía alejarla no sólo recibía amenazas él, sino también sus padres y sus parejas. Todo ello obligó al cómico a cambiar de residencia. Finalmente un juez emitió una orden de alejamiento contra la acusada, lo que resulta menos drástico que el final escrito por Gadd para la serie; aquí Martha acaba en prisión.


Desde el minuto uno la relación es de lo más extraña. Enseguida nos damos cuenta de que algo no funciona en Martha, pero Donny sigue viéndola. Como espectadores tememos los arrebatos de Martha, pero también asistimos todavía más extrañados a la contemporización de Donny. Será porque ambos están rodeados de un gran vacío y, de algún modo, se necesitan el uno al otro...aunque sea de un modo enfermizo. 

En el momento en el que Gadd conoció a su acosadora en la vida real no estaba pasando por un buen momento personal ni profesional. En medio de una ristra de fracasos profesionales que amenazaban con asfixiarle, de pronto se siente valorado por ella. En una entrevista a The Guardian llegó a declarar: «Sería injusto decir que ella era una persona terrible y yo era una víctima». Así de compleja es la serie que cuenta con un episodio 4 traumático, cuando Donny sufre la agresión sexual de un compañero guionista con el que está trabajando. Uf.



Tal y como se muestra en este episodio el humorista se encontraba en una verdadera encrucijada vital. Violado por un "amigo", acosado hasta la extenuación (la mujer se sienta durante horas en la parada de autobús delante de su piso o aparece en sus actuaciones boicoteándolas) e iniciando una relación inesperada con una mujer trans (maravillosamente interpretada por Nava Mau); el cómico vuelca su ansiedad y pesares en un libreto que inesperadamente, gracias a las redes y el boca oreja, acaba siendo un éxito. 

Lo mismo que hizo el propio Richard Gadd en 2019, cuando se presentó en el Festival Fringe de Edimburgo con su espectáculo "Baby Reindeer". Aunque de hecho la serie recoge trazas de este espectáculo y del anterior "Monkey see, monkey do", presentado en 2016.


Para cualquiera que vea la serie, tanto el humor como la personalidad de Gadd le dejarán estupefacto. Porque no nos engañemos, el estilo de humor que practica es el de la anticomedia, la astracanada y las situaciones incómodas. Un poco al estilo de nuestro insigne Ignatius Farray, vamos. Las actuaciones en las que vemos rular a Donny por esos antros y trastiendas de pub donde el único estipendio son las propinas, son de las que provocan el silencio incómodo, cuando no la vergüenza ajena. Lo mismo que vivió en carne propia Richard Gadd.

Pero el tipo (tanto Gadd en la realidad como Dunn en la serie) supo hacer de la necesidad virtud. Con dudas sobre su propio oficio e incluso sobre su sexualidad, tuvo el arrojo (o la desesperación) de desnudar su alma en un escenario cutre sin importarle cuán vulnerable llegara a mostrase. 
Pura catarsis. Admirable.




A pesar de centrarse en narrar un acoso, la serie entreteje la trama con otros problemas sociales pendientes de resolver. La dependencia psicológica es chunga y la atención que presta la policía a l@s denunciantes de acoso muy mejorable. En cuanto a los problemas de salud mental, el que los sufre está abandonado a su suerte. En la serie Martha ya cuenta con un largo historial pero a pesar de ello nunca fue atendida y terminó volcando sus traumas en el primero que pasaba por ahí. 

También queda reflejado el desgaste psicológico del artista, siempre pendiente de si el éxito llegará o no. Últimamente hemos visto casos de deportistas que han sucumbido a la presión. También quiero resaltar un signo de modernidad: la representación normalizada de relaciones con personas trans.



En sólo 7 episodios de 35 minutos se ventila esta miniserie de ritmo ágil y fondo amargo. 

A destacar el formidable trabajo de la actriz Jessica Gunning, conocida por participar en producciones como Pride (Orgullo, 2014) y series tan emblemáticas como Doctor Who y Ley y orden. Ella es quien da vida al personaje central y logra colmarlo de una gama infinita de matices, unas veces conmovedores y otras escalofriantes. 



viernes, 17 de mayo de 2024

HERMANAS HASTA LA MUERTE - creada por Sharon Horgan



Escribo esta reseña sin saber el resultado final. Ya es de madrugada y he cubierto mi ración de dos capítulos por noche, así que hasta mañana no veré si el cuñado más cabrón, misógino y racista visto en los últimos tiempos muere definitivamente a manos de las hermanas Garvey... sin que éstas resulten imputadas.

Como estas cinco hermanas deseo que "El Capullo", así es como lo llaman, desaparezca de la faz de la tierra. Está casado con Grace, una de ellas, a la que humilla constantemente cercenando sus relaciones y socavando su confianza en sí misma. Se trata de un tipo tóxico hasta la extenuación, mendaz y manipulador. Sus maquinaciones y trapacerías no tienen fin... y está acostumbrado a salirse con la suya.


Las Garvey siempre han estado muy unidas debido a la muerte prematura de sus padres. Esto hizo que la hermana mayor -Eve (Sharon Horgan)- tomara las riendas de la familia, consiguiendo trenzar unos potentes vínculos fraternales; pero el controlador y misógino J. P. mantiene secuestrada psicológicamente a la dulce Grace (Anne-Marie Duff) con argucias machistas (eres débil, no serás capaz, yo te protejo, te debes a tu casa). 

No sólo eso. 
También jodió en el pasado a otra de las hermanas, Becka (Eve Hewson),  prometiéndole invertir en su negocio para dejarla en la estacada en el momento clave. Además amenaza a otra, Úrsula, con hacer pública una aventura extramatrimonial de la que se ha enterado... Y todo ello porque el tipo es un fanático religioso aunque se pajea a escondidas ante el ordenador.

Pero su proyecto estrella es reventar la promoción laboral de Eve ya que ambos trabajan en la misma empresa. Las maliciosas insinuaciones que de macho a macho intercambia con el jefe amenazan con torpedear definitivamente la carrera de la mayor de las Garvey. 


Argg. Es un capullo integral y merece morir.
Si hasta denuncia falsamente a un vecino timorato acusándole anónimamente de pedófilo. Su pecado era ser amable con Grace e intentar consolarla cuando la veía llorando.

Así que lo que tenemos por delante es una deliciosa miniserie de diez episodios que se apoya en el intríngulis de cómo conseguirán las hermanas deshacerse de él. Cosa nada fácil; porque entre el miedo de estar cometiendo un crimen y la suerte que tiene el cabrón, todo se complica enormemente... lo cual es ideal para desarrollar todo tipo de situaciones dramáticas y cómicas en una serie rebosante de humor negro y sororidad.

La serie comienza precisamente con el entierro del malvado J.P. (Claes Bang). Las hermanas están eufóricas pero han de mantener la compostura. Nada sabemos de cómo se ha llegado hasta aquí, por eso el desarrollo se articula en dos líneas narrativas llenas de suspense. Por un lado iremos conociendo las andanzas pasadas de J.P. y los proyectos que inician las hermanas para deshacerse de él. Por otro, en el presente, las hermanas deberán afrontar un peligro inesperado, la investigación de la compañía de seguros que ha de pagar a la viuda por la muerte accidental de J.P.


Ambas líneas son de lo más sabroso y sus constantes giros logran ponerte de los nervios. Los planes de las Garvey se suceden y a veces son de los más estrafalario (una trampa en forma de congelador o durante un juego de paintball), pero aunque se acercan mucho a su objetivo, siempre acaban fracasando. 

Mientras que en el presente han de sujetar sus nervios cada vez que aparecen los hermanos Claffin. Efectivamente la batalla enfrentará a dos grupos de herman@s malheridos; ya que Thomas y Matthew acaban de heredar la empresa de seguros de su padre, quien se ha suicidado incapaz de hacer frente a todos los pufos y estafas que ha ido acumulando. Así que ambos tendrán que elegir entre declararse en bancarrota o investigar desesperadamente a las hermanas para buscar un resquicio con el que librarse del pago.



Como en toda comedia que se precie todo ha de estar bien trabado, así que Becka acabará enrollándose con Mathew para que la investigación y la relación caminen por el borde del precipicio; a la vez que, también ella, es la masajista de la madre de J.P., lo que le dará la oportunidad de descubrir un secreto familiar de lo más perturbador.

En cada capítulo no sólo se nos irá desgranando un nuevo plan de asesinato, sino también las circunstancias personales de cada hermana; a cual más peculiar. El trazo de los personajes y unas interpretaciones de altura (esas miradas cruzadas, esos silencios) consiguen que te involucres emocionalmente en el juego.
 
Pero no nos equivoquemos, la parte del maltrato a Grace es seria. 
J.P. es un personaje magníficamente dibujado, capaz de intuir una debilidad para extorsionarte o de hurgar maliciosamente en el teléfono de sus cuñadas. Un tipo perfectamente odioso, a la vez apuesto, sibilino y opresor.
 


Mañana sabré si las Garvey consiguen quitárselo de en medio... 
Pero qué digo.
Si la serie comienza precisamente con su entierro.
Pero entonces ¿Quién lo hizo? ¿Y cómo?
Lo dicho, una serie  mordaz y brillante con un tremendo suspense.


















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Dos notas:
1.- La serie está basada en una original belga titulada Clan que fue escrita por Malin-Sarah Gozin y Bert Van Dael en 2012. La actriz y guionista Sharon Horgan recibió el encargo de su adaptación internacional. 
Aparte de reservarse el papel de Eve, quiso potenciar las dinámicas familiares sobre el tono histriónico del original para lo cual trasladó la acción a su Irlanda natal. Ciertamente la interacción entre personajes y entorno ofrece una fresca veracidad. Incluso la página oficial de Irlanda dedica a la serie un artículo con las encantadoras rutas de su rodaje. 

2.- El paquete musical de la serie es excepcional. La canción de Leonard Cohen Who by fire reinterpretada por J.P. Harvey adorna la obertura y subrayando los momentos claves encontramos temas de Fiona Apple, The Pogues, Marlena Shaw o Billie Holiday. Un soundtrack lleno de exquisitez.


miércoles, 20 de septiembre de 2023

The BEAR - creada por Christopher Storer




The Bear es la historia de un restaurante de bocatas caótico y bullicioso que siempre está al borde del colapso. Se llama The Original Beef of Chicagoland y su encantador y adicto propietario, Mikey, se lo ha dejado en herencia –tras suicidarse- a su hermano pequeño, Carmen “Carmy” Berzatto.

El caso es que el restaurante está en las últimas y su organización es desquiciante. Además es pequeño y sucio. La pintura de las paredes y las máquinas de videojuegos no se han tocado desde los ochenta; y por si fuera poco, el equipamiento y toda la instalación eléctrica apuntan ruina. Todo está a punto de claudicar... pero Carmy (Jeremy Allen White) se lo toma como un reto/homenaje a su hermano y pretende reflotarlo.

En The Beef  reina una atmósfera sofocante. Todo allí es vocinglero y paradójico. La media docena de empleados siguen un “sistema” que les lleva directamente al caos y a enfrentarse a gritos entre ellos constantemente; pero cuando Carmy intenta reorganizarlo ponen el grito en el cielo alegando: “¡no me toques el sistema!”. Y eso que Carmy es un reputado chef que viene de dirigir el mejor restaurante de Nueva York. Por lo que sea, Mikey nunca dejó que Carmy trabajase en The Original Beef, en cambio ahora el joven se siente obligado a mantener abierto el tinglado de su hermano. Quizás lo menos paradójico es que, aunque trabajen jornadas agotadoras de diez horas diarias, no logren que el negocio sea rentable.



La historia podría ser una más sobre un negocio que se va a pique, pero sus personajes, las problemáticas que desarrolla y sobre todo la sazón con que está cocinada esta miniserie la convierten en un producto más que notable. Y cuando digo sazón quiero decir una forma sabrosona de mezclar los ingredientes para trasladarte el agobio y el sinsentido de un trabajo atosigante. Las cocinas siempre parecen una olla hirviendo a punto de explotar. Este ambiente excitado y los mil problemas que surgen cada día son puestos en pantalla con un ritmo frenético y furioso que acaba siendo marca de la casa. Planos cortos y rápidos. Primerísimos planos donde aflora una tensión demencial. Música rock a tope. Gritos. Sudores. Algo que se rompe. Y cuando parece que todo va a funcionar nuevos problemas. Un no parar. 

En la realización se mezclan eléctricamente el caos del día a día con los recuerdos y las neuras de un Carmy al que los ataques de ansiedad tienen contra las cuerdas. Viendo algunos capítulos me he llegado a sentir verdaderamente agobiado por el estrés que retrata y eso que la playlist es de lo más apetecible con gente como Wilco, Pearl Jam, Van Morrison, R.E.M. o Sufjan Stevens.

Por supuesto también nos provoca la empatía con estos aspirantes a perdedores. La serie insiste en la idea de un equipo mal avenido que se precipita al vacío hasta que descubren que han de confiar en los demás y trabajar en equipo. 



Los puntos de conflicto que desarrollan estos ocho capítulos son innumerables, pero en todas las salsas siempre están Sidney Adamu (Ayo Edebiri), la jovencita recién llegada del Instituto Culinario de América, y Richie (Ebon Moss-Bachrach), el mejor amigo de Mikey, que ejerce de encargado del local y arreglatodo. La vieja y la nueva guardia luchando por el poder.

Sidney llega al inicio de la serie para hacer sus prácticas en el que era el restaurante favorito de su padre, al que la traía de pequeña para comer esos bocatas de ternera tan grasientos como sabrosos. Ella será el gran apoyo de Carmy en su cruzada por organizar racionalmente el restaurante, aunque sus ritmos diferirán y acabarán, ¡cómo no!, enfrentándose.

Richie por su parte las ha visto de todos los colores en el restaurante. La simple supervivencia les consume toda su energía sin poder salir a flote. ¡Pero si Richie ha llegado a trapichear con drogas en el callejón trasero para que el negocio sobreviviera durante la COVID! Es el rey del chapuceo y de puentear los problemas.... hasta que una visita de la Inspección rebaja la calificación del negocio a C de catástrofe.




Marcus (Lionel Boyce) es un secundario de lujo, de esos que el espectador agradece. Mantiene la calma en el caos y se esfuerza por hacer bien su trabajo... pero consume demasiado tiempo con el ensayo y error. Carmy apoya en principio su dedicación a tartas y postres, pero la vorágine constante en la que vive The Original Beef acaba llevándoselo por delante e incluso llega a despedirse.

La serie propone emociones fuertes exponiendo de forma genuina las dificultades del mundo de la restauración, lo que hace aflorar una paradoja más. La mayoría de la plantilla asume que dedicarse a la cocina y trabajar en ese restaurante es un verdadero infierno; pero en cambio es allí donde encuentran lo que realmente necesitan: un lugar en el mundo que dé sentido a sus vidas y un grupo de personas que supla la ausencia de una familia normal. Así que veremos cómo a The Beef y sus currantes la vida les va a dar una segunda oportunidad.

Aunque cada episodio dura sólo 30 minutos la lista de catástrofes es interminable. En el catering por el cumpleaños de un niño se les caen pastillas de ansiolíticos en el zumo por lo que todos los niños acaban dormidos en el césped. Un problema de electricidad se carga el compresor de las cámaras frigoríficas lo que les obliga a improvisar para salvar la carne almacenada. El tío Cicero (Oliver Platt) visita a Carmy para proponerle la compra del negocio... e informarle de que prestó 300.000 dólares a Mikey que nunca le devolvió. Incluso las buenas noticias los empujan al precipicio. Una crítica positiva en una revista les inunda de pedidos hasta el punto de casi reventar definitivamente al famoso y lengedario The Original Beef of Chicagoland.

El auténtico y original Mr. Beef en Orleans Stree -Chicago-


Como curiosidad hay que decir que tanto la fachada como el interior del restaurante se basa en un negocio auténtico y original denominado The Original Mr. Beef en Orleans, por la calle donde se sitúa en River North, Chicago. El creador de la serie era cliente habitual y amigo del dueño por lo que filmó allí la mayor parte del episodio piloto.​

Estás invitado.
Métete en esta jaula de grillos.
Te aseguro que no saldrás indemne de su ritmo frenético.




martes, 6 de junio de 2023

PUSTINA - de Štěpán Hulík



Pustina es un pueblo envenenado y al borde de la extinción.
Rodeado por una mina de carbón al aire libre y una central nuclear parece ubicado en un planeta extractivo donde no se vive, sino que sólo existe la necesidad. La panorámica de sus llanuras desolladas con las gigantescas máquinas roturadoras excavando le da un aspecto lunar. Este yermo desapacible amenaza con enfrentar y asfixiar a sus habitantes. Primero porque la Compañía minera les ha propuesto comprarles todas las casas para expandir la excavación. Y segundo porque mientras preparan el referéndum que decidirá su futuro, desaparece la hija de la alcaldesa, de catorce años; lo que hará saltar las costuras de este microcosmos.

La vida no ofrece muchas oportunidades en Pustina, Chequia, un nombre que podría traducirse como “páramo” o también como lugar yermo y baldío. El pueblo carece de expectativas. No hay futuro ni trabajo. Casi hay más jóvenes encerrados en el reformatorio que en el instituto. Las casas y los coches están desvencijados como en los restos de un naufragio. Tal y como uno de los personajes llega a decir, aquí “todo es una mierda”. Se intuyen los resabios de una aciaga época comunista. Nadie se fía de nadie. 

No sólo una gran parte de los jóvenes están encerrados en el reformatorio, todos viven como si estuviesen confinados en una trampa gélida y sucia. El lugar más animado es la gasolinera en la carretera, ya que está cerca de la frontera con Polonia. Allí no sólo abundan los camiones, el tráfico de drogas y la prostitución están al cabo de la calle. Esta atmósfera deprimente está muy conseguida y se convierte en un personaje más de la serie.
En este páramo hostil la desaparición de la niña hace aumentar las sospechas de unos contra otros. Todo se complica porque la alcaldesa Hanna Sikorová (Zuzana Stivínová) es de las pocas personas que está en contra de la venta del pueblo a la Compañía minera. También porque su ex marido Karel (Jaroslav Dusek) es el primer sospechoso. Fue profesor del Instituto, pero ahora está retirado tras diagnosticarle un trastorno bipolar que le lleva a vivir como un pordiosero en una cabaña aislada en el bosque. Su hija Míša desapareció una tarde cuando iba a visitarlo.

Estos son los mimbres de un drama en 8 episodios que se desarrolla en tres niveles: la investigación policial, el drama familiar y el trasfondo sociopolítico de una comunidad exhausta.

El ex marido de la alcaldesa, Karel Zikorova, se convertirá en un elemento central de la trama ya que, a la vista de la inoperancia policial, toma la iniciativa de investigar por su cuenta. Las sospechas sobre unos y otros acabarán sacando a la luz oscuros secretos, hijos bastardos y viejas reyertas en un ambiente crispado y violento.
La serie no es perfecta, ni mucho menos, pero está realizada de forma muy notable y cuenta con unos intérpretes que parecen nacidos para su papel. Uno de los aspectos más conseguidos es la atmósfera de degradación material y moral que impera en el pueblo. El escritor checo Štěpán Hulík era muy consciente del valor añadido que aportaba el paisaje, según ha reconocido en una entrevista:
 “Estábamos usando los bosques que rodean el pueblo de manera similar. Hicimos todo lo posible para crear la sensación de que la naturaleza es un testigo silencioso de todo. Al menos uno de nuestros personajes, Karel, puede sentir esto. Al final del episodio dos, mira los árboles en el bosque y parece estar hipnotizado por ellos. Sabe que esos árboles le están diciendo algo, pero no puede entender lo que intentan decirle, y el espectador también puede entenderlo”.

Siendo esto muy válido hay que decir, por el contrario, que la serie peca de ser un tanto morosa y contemplativa. Está claro que la investigación para encontrar a la niña está a la misma altura que el reflejo de las tensiones que sufre esa comunidad depauperada; pero hay pocas elipsis y demasiados minutos meramente descriptivos o con gente mirando absorta.



Tampoco aprovecha del todo las ambigüedades de los personajes, las cuales sólo quedan apuntadas: como la aviesa dueña de la tienda que acaba sucediendo a la alcaldesa en el cargo, o el taxista Abraham, también concejal, que cultiva una imagen de tipo íntegro pero que acaba traicionando a la alcaldesa votando en su contra. O el encargado del reformatorio, que conoce los trapicheos en que andan metidos muchos de los jóvenes, incluido su hermano. También está desaprovechado un inicio sumamente perturbador, la muerte del burro que era la mascota de la guardería. Aparece torturado y colgado con alambre de espino en el bosque; pero el asunto se pierde en el desarrollo sin mayor trascendencia y se resuelve de forma anodina.

Finalmente apuntar que el enfrentamiento entre los que están a favor y en contra de la venta del pueblo está desarrollado de forma sucinta. Se da por amortizado una vez que se aprueba llevar a cabo un referéndum sin profundizar en la historia de miseria que arrastran o si de verdad la venta supondrá una nueva oportunidad. En este sentido me acordé de la magnífica As bestas, cuando sitúa a los dos contenientes cara a cara, en el bar, para exponer sus prejuicios, amenazas y puntos de vista.



De todos modos tengo que decir que he disfrutado del visionado y creo que la serie merece la pena. Muy bien rodada y mejor interpretada, nos hará recordar a la citada As bestas, pero también a The Killing o Winter´s bones.

El escritor checo Štěpán Hulík ha sido el guionista de esta serie que cuenta con la dirección de Alice Nellis e Ivan Zachariás.
Hulik ya fue el guionista de Burning Bush, una miniserie de 3 episodios sobre la figura de Jan Palach, un estudiante que se suicidó a lo bonzo en la plaza de Wenceslao como protesta por la ocupación rusa en plena Primavera de Praga, en 1968. Jan Palach hoy en día es considerado un héroe nacional y la serie cuenta su historia a través de la figura de Dagmar Buresova, la abogada que defendió el legado de Palach tras su suicidio y que llegó a ser ministra de justicia de Checoslovaquia una vez alcanzada la democracia. La serie fue dirigida por la reconocida cineasta polaca Agnieszka Holland

lunes, 1 de mayo de 2023

La VÍCTIMA NÚMERO 8 - de Sara Antuña y Marc Cistaré


Pero ¡Por Dios! ¡Cómo se puede tirar por la borda una serie que prometía tanto y con tan buenos mimbres!

La serie tiene 8 episodios de los que los dos primeros son muy notables, con intriga y dinamismo; pero a partir del tercero la tensión se cae como un suflé fallido y la intriga se va de paseo por subtramas torpemente desarrolladas y hasta con pinceladas de telenovela familiar. Los dos últimos episodios, capitales para aclarar un complot que pintaba de lo más interesante, son atropellados y desaprovechan secuencias que podían haber sido tan potentes como la del coche en el que coinciden la inspectora honesta y el agente corrupto mientras ambos están recibiendo whatsapps particulares que destapan la trama y los enfrenta definitivamente. 

Hagamos un análisis de daños.
La serie comienza por todo lo alto con un atentado yihadista en el casco viejo de Bilbao. En principio hay siete muertos; pero mientras se está montando el operativo policial se da a conocer que uno de los heridos acaba de morir. Es la víctima número ocho y su muerte esconde detrás todo un complot criminal que tiene su origen en las disputas de poder en una familia de la aristocracia empresarial vasca.  


Cuando en el capítulo dos nos enteramos de que esta octava víctima era el presidente de una poderosa compañía y que han sido su celoso hermano y un agente de la Inteligencia quienes han montado el atentado para encubrir su asesinato, imaginamos una trama en la que visitaríamos las cloacas del estado y los secretos inconfesados entre el alto empresariado y los servicios secretos españoles. 
Pues no. 
También imaginamos una trama de corrupción policial al estilo de Line of Duty. Pues tampoco. 
Qué queda pues.
Pues queda una trama que sobre el papel tiene un dibujo muy interesante, un complot organizado para hacerse con el poder de una gran empresa jugando con el miedo al yihadismo y con un cabeza de turco que, siendo musulmán, ya está condenado.





El detonante de la trama principal es la identificación de Omar Jamaal (César Mateo) como el presunto terrorista. Aunque ha sido raptado y le han obligado a grabar un mensaje para atar todos los cabos de su condena, un accidente lo pone en libertad y pasa a ser el fugitivo más buscado. Sólo le cabe huir mientras intenta probar su inocencia. 

Otras dos tramas se suman a esta principal. La investigación que sigue la inspectora de la ertzaintza  Koro Olaegui (Verónika Moral) por un lado, torpedeada por el agente de Inteligencia corrupto, y los esfuerzos de la novia de Omar, Edurne (María de Nati), para intentar convencer a la inspectora de que Omar es inocente. Para ello se aliará con un periodista de sucesos de la vieja escuela y dudosa ética -Eche (Marcial Álvarez)- que utilizará todos los cauces para conseguir la información necesaria. 

Mientras tanto se nos muestra el impacto del atentado en las dos familias implicadas, los Azkárate por un lado con sus intrigas de poder y la familia de Omar por otro, sufriendo los prejuicios discriminatorios que vemos a través de una estupenda Farah Hamed interpretando a Adila, la madre de Omar.



Aunque hay que reconocer que la implicación de todo un agente especial de inteligencia está justificada de un modo tosco, la idea del complot y el fugitivo tira con fuerza de la historia. También hay personajes muy atractivos como el de la inspectora Koro que está embarazada y defiende un sentido muy ético de su trabajo. 

O el periodista Eche, un cínico baqueteado en mil batallas que tiene que someterse a diálisis todas las semanas. Es un personaje al que vemos cambiar según avanza la investigación, desde buscar sólo el pelotazo de una noticia en exclusiva a querer ayudar a Edurne y a Koro. Su situación personal, sus habilidades para extraer información y su relación con la perra Manola que le dejó su exmujer son de lo mejor de la función. También el lío familiar-empresarial de los Azkárate prometía mucho aunque al final se ha quedado en meros clichés. Lástima. 



A pesar de todos estos atractivos el visionado de la serie a partir del capítulo 3 sufre de una apatía producto de una realización plana, meramente instrumental, donde las escenas exponen las ideas mínimas para el desarrollo de la trama pero sin ninguna tensión ni dinamismo.

Mientras la veía me acordé de la estupenda serie de la BBC Collateral, a cuyo nivel podría haber aspirado ésta; y también del Mateo Gil de Los favoritos de Midas, que le habría dado a esta historia la energía de la que carece.