domingo, 20 de septiembre de 2020

PRIMER AMOR - de Iván Turguénev



Hay libros sin más acción que la ir de una casa a otra o dar un paseo por el jardín y que, sin embargo, pueden albergar en su interior violentas batallas e impetuosos tornados. Los suelo colocar bajo el epígrafe "las zozobras del alma". Aunque claro está, sólo caben allí obras escritas con profundidad y sutileza como es este caso. 

En esta novela corta de Turguénev la historia es liviana, pero la intensidad lírica y dramática que logra imprimir el autor pone en pie un texto de una viveza atemporal, en la que cualquiera de nosotros podemos percibir trazos de nuestra primera juventud. 
"Me perdía en mis pensamientos y buscaba lugares apartados. Sentía predilección por las ruinas de invernadero. Me subía al alto muro, me sentaba y permanecía sentado tan desconsolado, tan solo y tan triste en mi juventud, que me compadecía de mí mismo. ¡Cuánto me complacían estos sentimientos tristes! ¡Cuánto me deleitaba en ellos!".
16 años tiene el protagonista, Vladimir Petrovich. Está pendiente del examen para acceder a la Universidad y en ese verano vacío pero lleno de expectativas se siente mecido por el violento vaivén que produce el ímpetu juvenil y la melancolía: 
"Siempre recordaré las primeras semanas que pasé en la villa. Hacía un tiempo soberbio. Nos habíamos instalado en ella el 9 de mayo, día de San Nicolás. Yo solía ir a pasear por nuestro parque, el Neskuchny, o por el otro lado de la Puerta de Kalugsky; me llevaba cualquier libro de texto -el de Kaidanov, por ejemplo-, pero raras veces lo abría, y me pasaba la mayor parte del tiempo declamando versos, de los cuales sabía muchísimos de memoria. La sangre me hervía, y mi corazón se hallaba henchido de anhelos, dulces y absurdos: lo esperaba todo, lo quería todo y todo me sorprendía, y estaba preparado para cualquier cosa; mi imaginación volaba alrededor y se posaba fugazmente sobre los mismos temas una y otra vez, como los vencejos rodeando un campanario al amanecer. Me perdía en mis pensamientos, me entristecía e incluso me entregaba al llanto. Pero a través de todo aquello, brotaba, como la hierba en primavera, una vida joven e hirviente."
At the window - de Konstantin Korovin


Pronto conocerá a su nueva vecina, la hermosa Zinaida Aleksándrovna, hija de una princesa venida a menos, que es cortejada por varios pretendientes de distinto pelaje. Vladimir sufrirá los embates del amor, el miedo, la osadía, el desconcierto y finalmente el desengaño, como un duro e inexorable aprendizaje del camino a la edad adulta. 
"Por aquellos días comenzó mi pasión. Recuerdo que sentí lo mismo que debe de sentir un hombre cuando ocupa por primera vez un cargo: dejaba de ser un chiquillo, me había enamorado. He dicho que mi pasión comenzó en aquellos días; hubiera podido añadir que a la vez comenzaron mis tribulaciones."
A pesar de que nos encontramos en pleno siglo XIX, con sus reglas morales y sociales ya caducas y un cortejo del todo trasnochado para el lector actual, no creo que nadie deje de sucumbir a la viveza y autenticidad de lo narrado. Nos conmoverá la ternura e inocencia de esa mirada juvenil que descubre el amor. Viviremos de primera mano el alboroto de su corazón. La indecisión, las dudas o la osadía por las que transita. Del mismo modo compartiremos el dolor genuino que le provocará la decepción y el engaño cuando Vladímir descubra que Zinaida está saliendo en secreto con alguien muy cercano a él.

La novela está narrada bajo el esquema de una historia dentro de otra historia, puesto que el asunto comienza con una reunión de amigos que tras la cena se han prometido contar la historia de su primer amor. Turguénev logra así colocarnos en la perspectiva de un adulto rememorando sus recuerdos de juventud, ya que él mismo contaba con 42 años cuando escribió la obra. Una vez metidos en ella me admira el modo en que el autor se convierte en un joven de 16 años, con toda su pasión e inocencia. También percibo que la creación de personajes es su cimiento fundamental. El padre frío y distante, la madre siempre irritable, la princesa venida a menos un tanto zafia y vulgar, los pretendientes de diversa procedencia (el húsar, el médico, el conde y el poeta) y la joven coqueta y apasionada: "De todos mis tipos femeninos el que más me satisface es Zinaida. Pude mostrar en él una persona realmente viva, coqueta por naturaleza, pero un coqueta atractiva", dejó escrito Turguénev.

Por su parte al protagonista no le cabe otra que la candidez. Subyugado por la idealización que ha hecho de Zinaida y por su inocencia en los asuntos mundanos, no se percata de lo que está ocurriendo de verdad, más allá de lo evidente. La relación entre Zinaida y su padre. Esto le permite al autor insinuar los hechos más que narrarlos, dejar que el lector vaya componiendo una realidad más compleja de la puramente narrada. La relación se sugiere en los juegos y adivinanzas que organiza la joven, en cierto diálogos que mantiene con sus invitados, en ciertos avatares del argumento. También en los gestos cómplices y cariñosos que ella tiene con el hijo del hombre al que ama.

Hacia el final de la novela, Turguénev deja correr el tiempo, cuatro años, para ver el poso que dejó aquel verano. Vladimir ha terminado la Universidad, su padre ha fallecido de un súbito ataque; pero inopinadamente, un día tiene la oportunidad de volver a ver a Zinaida, ahora casada. 

El final es amargo y nos ofrece un enorme contraste con aquel verano tan luminoso  y feraz. Es entonces cuando el joven puede reflexionar ya sobre el esplendor de la juventud perdida, sobre la lozanía de ese primer amor que permanecerá inmarcesible ("...la querré y la adoraré hasta el fin de mis días") y la presencia de la muerte hasta entonces omitida.






______________________________________________________________________________

Iván Turguénev (1819-1883), es uno de los grandes autores rusos del siglo XIX.
Publicó "Primer amor" en 1860.
Es reconocido sobre todo por la recopilación de relatos Memorias de un cazador (1852) y su novela Padres e hijos (1862), en la que muestra sin medias tintas el sistema aún feudal que persistía a lo largo de toda Rusia.
Fue contemporáneo de Flaubert, con quien mantuvo una buena amistad, y de figuras como Gógol, Dostoyevski y Tolstoi.

jueves, 17 de septiembre de 2020

TENET - de Christopher Nolan



Qué lastima.
No podré poner esta TENET junto a obras tan soberbias como El Caballero Oscuro u Origen. Se quedará en un segundo escalón, junto a Interstellar. Dos películas imposibles por las enormidades que abarcan....pero que el guionista y director ha logrado llevar a puerto, tanto en el guión como en la realización.
Eso es lo que hay que agradecerle.
Porque ver ambas en el cine resulta de lo más gratificante.

Nolan vuelve a demostrar que posee una ambición sin límites a la hora de rodar tramas atravesadas por conceptos espacio-temporales y una capacidad asombrosa para desarrollarlas coherentemente en pantalla. 
Porque lo consigue. 
Hay acción y hay virtuosismo en las imágenes que nos regala. 
No quiero ni imaginarme el esfuerzo de imaginación y conceptualización para desarrollar tanto Interstellar como TeneT.
Enorme. 
Y arriesgado: por lo peliagudo de introducir conceptos cuánticos espaciotemporales y, encima, ofrecer espectáculo.


Pero claro, otra cosa es emocionar.
Uno de los problemas que arrastra la película es que su desarrollo es tan complejo que, el montaje del mecanismo tritura todo lo demás. Apenas hay factor humano. Sólo al final, cuando la mujer del villano (Elizabeth Debicki), en una de las revueltas del tiempo, descubre quién es esa mujer que se tira desde el barco. O también cuando Neil (Robert Pattinson), el colega del protagonista, entrega su parte del botín (código) y se despide para volver al jaleo. Sólo en esos dos momentos siento el pellizco de la emoción. El resto es un ingenio de física teórica cuyas ecuaciones y derivadas se arrastran por la pizarra, obligándote a un ejercicio meramente intelectual.


TENET cuenta la captación de un agente sin nombre (John David Washington) para afrontar una misión de espionaje titánica: evitar la destrucción del mundo que pretende llevar a cabo una enigmática organización del futuro, usando la inversión temporal. La llave de esta operación es el típico malvado megalomaníaco, interpretado por Kenneth Brannagh, quien está recibiendo del futuro un algoritmo que invertirá la totalidad del flujo del tiempo, provocando una catástrofe.

El hecho de que todos acaben conociendo el mecanismo de ir y venir en el tiempo, convierte a la película en un ejercicio de suspense y acción verdaderamente frenético. Las escenas de persecución entre coches que están en distinta línea temporal son superlativas. Los "set-pièces" de acción (asalto a la opera y al almacén del aeropuerto, persecución de coches, combates a gran escala del final) se suceden sin cesar con una puesta en escena grandiosa y de enorme precisión técnica. Las escenas ya vistas que volvemos a visitar desde otro momento temporal resultan especialmente fascinantes. 

Para mí lo peor de todo es el tufo a James Bond que tiene la aventura. Esa simplificación del asunto con un supermalvado que quiere estrujar el mundo entre sus manos, frente a un héroe indestructible y elegante (aunque Nolan ironiza mucho y bien con los trajes de su protagonista), me parece un tanto simplona. 
En cambio valoro mucho el gusto de Nolan por el rodaje físico, sin CGI. El director considera que el espectador sabe y siente cuando las cosas están ocurriendo de verdad delante de la cámara. Y esto, en la sala, se agradece. Aquí puedes encontrar las localizaciones reales.



Nolan ya ha demostrado en películas precedentes que es un tipo cerebral cuya tramas dibujan laberintos repletos de símbolos encriptados. Memento y Origen ya eran laberintos hechos de recuerdos y tiempo, mientras que los planes del Joker en El Caballero Oscuro eran endiabladamente metódicos y milimétricos. Nolan funda sus películas sobre detalles fascinantes que parecen conducir al caos, pero que finalmente se delatan geométricos. Así es TENET, una película que, como su título, transcurre y se lee tanto hacia adelante como hacia atrás, en una trama que avanza y retrocede constantemente a través del tiempo.

El palíndromo TENET es el centro del famoso y enigmático Cuadrado Sator. Una inscripción latina que fue encontrada por primera vez en Pompeya, en 1925, y que posteriormente ha aparecido también en un templo de Siria, en una pared de la catedral de Siena y en Santigago de Compostela. El cuadrado está formado por 5 palabras: SATOR - AREPO - TENET - OPERA - ROTAS; las cuales componen un palíndromo múltiple ya que se pueden leer tanto de arriba abajo como a la inversa y de izquierda a derecha o viceversa; siendo TENET el palíndromo que ocupa la cruz central, pudiéndose leer desde los cuatro puntos cardinales. 





















Por supuesto todas estas palabras aparecen a lo largo de la cinta. Andrei Sator es el supermalvado traficante de armas ruso que tiene en su poder la tecnología del futuro para llevar a cabo la inversión. Rotas es su empresa. Arepo es el falsificador de un cuadro de Goya que el protagonista utiliza para acercarse a Sator a través de su mujer, una experta en arte. Ópera queda ilustrada en la impresionante secuencia de apertura y TENET es la palabra que le da su nuevo jefe al protagonista que "te servirá para abrir y cerrar puertas"; tradicionales símbolos esotéricos de acceso a distintas dimensiones.

La película aborda el concepto de la inversión de la entropía y Nolan lo transforma en algo espectacularmente cinematográfico: coches abollados que rebotan y dan vueltas sobre el asfalto hasta quedar tersos y brillantes sobre sus ruedas; o balas que no salen de la pistola, sino que regresan a ella. Recordemos que la entropía puede definirse como la medida del desorden de un sistema. Cuanto más desordenadas están las partículas, mayor es su entropía: Un sistema termodinámico en equilibrio como un bol de cubitos de hielo tiene una alta probabilidad de desordenarse entrópicamente y convertirse en agua. El matemático James R. Newman lo definió como "la tendencia general del universo hacia la muerte y el desorden".

La entropía hace referencia a la transferencia de energía que se efectúa cuando algo se deteriora. Es decir, cómo generamos energía con el simple paso del tiempo, que usualmente percibimos como una degeneración, pero que en términos físicos es una mera transferencia de energía. TeneT no es científicamente precisa, pero sí coherente con su hipótesis de partida, invertir el flujo de la entropía. Esta coherencia la aporta de nuevo, como en Interstellar, la colaboración del físico teórico y Premio Nobel, Kip Thorne.

Otra de las teorías que se cita la refiere Neil en su presentación en el aeropuerto de Oslo, la teoría de los electrones de Richard Feynman. Esta teoría respalda las declaraciones de Nolan cuando defiende que "TeneT no es una película de viajes en el tiempo". En una entrevista quiso explicarlo: "Sí trata del tiempo y las diferentes formas en que puede funcionar; pero sin que parezca una lección de física, la inversión es la idea de que la materia ha invertido su entropía, por lo que está retrocediendo en el tiempo, en relación a nosotros." O sea, el agua está invirtiendo el proceso para volver a ser cubitos, o el huevo estrellado se está recomponiendo.

Los estudios sobre la antimateria nos explican que un electrón es una partícula que tiene una carga negativa, y su existencia implica que exista su hermano gemelo de antimateria, el positrón, con características idénticas pero con carga positiva. Los electrones y los positrones son imágenes especulares entre sí y Feynman teorizó “que lo que percibimos como positrones son en realidad solo electrones que han alcanzado un punto en el tiempo en el que giraron y ahora están regresando en sentido contrario con su carga invertida”. Está comprobado que la antimateria es algo real. Todas las partículas elementales tienen una contraparte con la misma masa pero carga opuesta. Cuando una partícula choca contra su antipartícula, ambas se destruyen, produciendo otras partículas, por ejemplo fotones o rayos gamma. 

Pero más allá de jugar con la paradoja temporal del abuelo (que no puede ser asesinado por un nieto antes de poder concebir a su padre), la película mezcla con enorme brillantez el cine de acción, espías y ciencia ficción con una "buddie movie", para hablarnos de la percepción del tiempo y de la amenaza del caos y la entropía, algo que el hombre sufre y practica con trágica inconsciencia.  





_____________________________________________________________________
Bonus Track.- -Las teorías científicas detrás de Tenet