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viernes, 21 de febrero de 2025

LA VIDA SECRETA de LOS ESCRITORES - de Guillaume Musso


Esta novela es deliciosa por dos motivos muy poderosos. Porque tiene una intriga absorbente y muy original, y porque nos muestra los engranajes con los que un escritor construye una novela. Ah.

Nathan Fawles se convirtió en un escritor famoso y legendario con sólo tres novelas; pero desde hace 20 años no escribe nada y vive retirado del mundo en la isla mediterránea de Beaumont. Nadie sabe el motivo de este silencio por lo que todo el mundo habla del "misterio Fawles", aunque según su agente no hay tal. Fawles no da entrevistas ni recibe visitas; pero en el otoño de 2018 dos personas que no se conocen entre sí están empeñadas en visitarlo y desentrañar su misterio. Son Raphaël Bataille y Mathilde Monney. El primero es un escritor novel que —con una novela bajo el brazo— busca el consejo literario de su escritor favorito. La segunda es una periodista con un as en la manga que piensa que le abrirá las puertas. El mismo día en que los dos acechadores desembarcan en la isla aparece —atado a un árbol— el cadáver de una mujer a la que han torturado. Rápidamente las autoridades acordonan la isla. Nadie puede entrar o salir de ella. Comenzará entonces un peligroso juego de imposturas y verdades a medias entre Raphäel, Mathilde y Fawles hasta revelar una funesta verdad.  
"Era un escena hermosa, Mathilde era hermosa. A Fawles le habría resultado muy fácil dejarse llevar en ese instante, pero sabía que todo aquello no era más que un juego de manipulación entre dos personas convencidas de que estaban controlando a la otra. Fawles sospechaba que ese juego traería cola."
Viñeta de "La vie sècret des écrivains" - de Miles Hyman


Se trata de un thriller muy efectivo y de lo más imprevisible que comienza pacíficamente en un isla soleada hasta que las sombras de un fatídico pasado van dando la vuelta a todo lo que dábamos por sentado. La novela incluye unas cuantas escenas muy perturbadoras entre las que destaca el descubrimiento de un sótano con todos los elementos de tortura y la revelación final de Fawles. También contiene una insólita historia en torno al camino que recorre una cámara de fotos perdida -desde Hawai a Taiwan pasando por Alabama- antes de convertirse en la prueba que desatará la acción. Este fantástico itinerario me recuerda a las historias azarosas de Paul Auster y será este sencillo objeto el que empezará a romper la cerradura del "misterio Fawles".

Visto el campo en que juegan sus protagonistas -escritores, periodistas- la novela también incluye unos cuantos dardos sobre el periodismo y el mundo de la edición. 
"Las publicaciones de su cuenta eran un ejemplo perfecto de lo peor que podía crear el pseudoperiodismo 2.0: temas licenciosos, titulares anzuelo, broncas, lapidaciones, chistes malos, retuits sistemáticos de vídeos alarmistas y de todo aquello que pudiera degradar la inteligencia, azuzar los bajos instintos y alimentar miedos y obsesiones. El clásico propagador casero de intoxicación y de teorías cuasiconspirativas que siempre se queda bien parapetado detrás de la pantalla."
La estructura de la novela es una narración en paralelo que sigue por un lado las vicisitudes de Raphäel y por otro las de Mathilde. El primer tercio del libro tiene un tono periodístico, el segundo de pura investigación y en el tercero aflora un verdad insólita y muy dolorosa. En esta última parte es el escritor el que toma la batuta para relatar los hechos en los que todos ellos están implicados porque son los que les han traído hasta aquí. Es un relato oscuro y desgarrador en el que están mezclados turbios acontecimientos de nuestra historia reciente como la guerra en los Balcanes. 

Viñeta de "La vie sècrete des écrivains" de Miles Hyman

La parte de la investigación de Mathilde tiene el atractivo de una investigación con múltiples giros para ir desvelando el "misterio Fawles"; mientras que la de Raphäel nos ofrece un juego metaliterario cautivador. Con él la obra se abre a una nueva dimensión, la de una novela dentro de la novela. Como el propio Raphäel llega a constatar la investigación criminal y la investigación sobre la profesión de escritor están asombrosamente entrelazadas.  

Esto se aprecia con rotundidad cuando Raphäel se percata de que está viviendo unos hechos que por sí mismos constituyen una novela... y se pone a escribirla. El momento en que Raphäel abre su portátil y se pone a escribir el primer párrafo de su nueva novela es mágico: lo leemos y recordamos haberlo leído 150 páginas atrás ¡es el mismo párrafo con que comienza el libro que tenemos entre manos! De modo que nos encontramos leyendo una novela que está ocurriendo en tiempo real mientras el autor participa de los hechos y nos los relata mientras están ocurriendo.


Me resulta fascinante este juego de espejos entre un escritor que abomina escribir y otro que anhela empezar y lo hace convertido en un personaje de su propia novela. Además Musso añade a la novela una genial Apostilla titulada "¿De dónde viene la inspiración?", que supone un triple salto mortal sobre este juego de espejos en torno a la autoría de la novela.

Pero no nos engañemos la novela desarrolla una intriga magníficamente tramada, con asesinatos, pistas falsas y un final impresionante. Mathilde es una periodista que en el fondo busca una venganza personal pero se encontrará con una terrible verdad.

El juego metaliterario permea toda la novela. Aparece en las citas que encabezan cada capítulo y el propio libro que se abre con una de Umberco Eco en "La isla del día de antes": "Para sobrevivir, hace falta contar historias". Esto es lo que hace esta novela, contar historias que se entretejen logrando implicar tanto al escritor como al lector.
"Mathilde lo atacó por otro frente.
—Los novelistas son los mayores mentirosos de la historia, ¿no?
—No, esos son los políticos. Y los historiadores. Y los periodistas. Pero los novelistas, no.
—¡Claro que sí! Cuando en sus novelas hacen como que cuentan lo que es la vida, están mintiendo. La vida es demasiado compleja para someterla a una ecuación o encerrarla en las páginas de un libro. Tiene más fuerza que las matemáticas o la ficción. Las novelas son ficción. Y la ficción, técnicamente, es una mentira.
—Es todo lo contrario. Philip Roth lo expresó de maravilla: «Es el tipo de relato que suministra al narrador una mentira mediante la cual puede expresar su indecible verdad».






















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Nacido en 1974, Guillaume Musso comenzó a escribir durante sus estudios y ya nunca dejó de hacerlo. Desde hace años es un escritor superventas en Francia. Sus novelas han sido traducidas a 44 idiomas y varias de ellas han sido adaptadas al cine. "La vida secreta de los escritores" es su libro número 17. Su novela de misterio "Y después..." se ha adaptado al cine, con Romain Duris y John Malkovich en los papeles protagonistas. Desde hace años, se ha consolidado como uno de los escritores imprescindibles de la literatura de suspense francesa, con títulos como "La llamada del ángel" y "Central Park".  
"La huella de la noche" -que sirvió de inspiración para una serie de televisión-, "La vida secreta de los escritores" y "La vida es una novela", publicadas por la Editorial AdN, fueron todo un éxito mundial. 

jueves, 31 de octubre de 2024

LA DESAPARICIÓN de ADÈLE BEDEAU - de Graeme Macrae Burnet



El escocés Graeme Mcrae Burnet se estrenó como autor con esta novela, publicada en 2014, y eligió escribirla como si fuese un clásico de otra época, al estilo de Georges Simenon: con personajes triviales viviendo su anodina vida en un pueblo aburrido de la Alsacia francesa. Pero ¿Quién dice que en esos remotos puebluchos no existen almas que palpitan como un volcán?

Lo primero que salta a la vista es la impecable ambientación provinciana. Como el Restaurante La Cloche donde cada día se reúnen los mismos parroquianos que mantienen inalterables sus horarios y hábitos desde hace décadas. Allí acude todos los días el taciturno Manfred Baumann, director de una sucursal bancaria. Primero a comer y por las tardes a tomarse unos vasos de vino acodado en la barra. Todo es adusto, tedioso y repetitivo. Una vida con encefalograma plano...hasta que la joven camarera Adèle Bedeau desaparece una noche. 

Lo segundo en lo que destaca la novela es en la disección de los personajes. Graeme Macrae va penetrando como un cirujano en las distintas capas de sus antagonistas –sospechoso e inspector– hasta desnudar completamente sus almas. Para conseguirlo utiliza una narración en paralelo donde se van alternando sus puntos de vista aportando flashbacks sobre su vida previa y formación. Así conoceremos la infancia solitaria de Manfred y una adolescencia donde tuvo lugar un suceso trágico que no cesa de atormentarlo. El otro punto de vista nos lo ofrece el inspector Gorski, un tipo atrapado en una ciudad de provincias y en un matrimonio rutinario. Siendo todavía un novato dejó un crimen sin resolver por el que fue condenado un hombre inocente. A día de hoy es un fiasco que lo sigue mortificando. 

E. Hopper, "Halcones de la noche" (detalle) 1949




Resultan muy llamativos los paralelismos que establece el relato entre ambos, incluso en el hecho de que los dos traicionaron las expectativas de sus padres y de que, ya adultos, tienen que seguir atravesando el antiguo negocio de sus progenitores para acceder al piso donde ahora los visitan ya mayores. Baumann una floristería y Gorski una casa de empeños. Además el inspector tuvo su bautizo de fuego hace veinte años precisamente investigando un caso en el que Baumann estuvo implicado. Actualmente y gracias a la actitud esquiva y reticente del banquero, éste se convierte en el primer sospechoso de la desaparición de la camarera. 

Aunque lo que más les une es un carácter muy semejante. Efectivamente los dos son torpes, inseguros con las mujeres y solitarios. Sufren en público. De algún modo ambos padecen el síndrome del impostor. Carecen de habilidades sociales y les angustia su creencia de que todo el mundo los está examinando. "Manfred se había acostumbrado a vivir con la impresión de que lo observaban continuamente", se dice en un momento dado. También llegan a reconocer la "presión de tener que actuar con naturalidad" en su vida diaria. Este es uno de los rasgos más interesantes de la novela, que más que investigar un caso se centra en hurgar en esos miedos y contradicciones que todos escondemos, celosos de nuestros secretos más vergonzosos y de nuestras mentiras más procaces.

Jean Beraud, En el café, bebedores de absenta (detalle) -1909-

Se puede decir que la obra está montada como un laberinto de espejos donde policía y sospechoso se reflejan, en una trama que nos empuja a considerar por igual la inocencia y la culpabilidad de Manfred. El hilo de tensión que mantiene la novela es precisamente esa sensación de difusa culpabilidad que todos albergamos, sobre todo cuando un policía se dirige a nosotros.
"Después de todo, ¿no vivía ya su día a día como si estuviera sometido a una vigilancia constante, como si esperase de un momento a otro que lo desafiaran a ofrecer una explicación de sus acciones o a responder a quién sabe qué oscuras acusaciones? ¿Acaso no estaba plenamente convencido de que tarde o temprano emplazarían a cuantos lo rodeaban a testificar en su contra?"
Saint-Louis es un villorrio anodino, situado cerca de Estrasburgo en la frontera franco-suiza. En él la vida se marchita. El protagonista es torpe, obsesivo y solitario. La investigación es somera. El caso no es sangriento ni de altos vuelos, entonces ¿Por qué atrapa esta notable novela?. Por el lúcido retrato de estas palpitantes almas y su forma de narrarlo. Sin olvidar el placer de su último giro metaliterario.

Tan francesa se muestra esta novela de autor escocés que hasta las referencias que citan sus protagonistas para iluminar sus desvelos son tan galas como Zola o el propio Simenon.
"La descripción que Zola hacía de sus personajes, atrapados por su temperamento y desprovistos de libre albedrío, fue como una liberación para Manfred. Le quitó una pesada carga de encima. Él también era prisionero de las fuerzas que lo habían moldeado: la naturaleza torpe e insociable con la que incomodaba a todo el mundo; su deplorable posición como impostor en el hogar de sus abuelos; su incertidumbre acerca de qué camino tomar cuando acabara el colegio. Ya no controlaba su propio destino. Después de todo, ¿qué le había llevado a conocer a la chica del vestido amarillo? ¿El libre albedrío? No, había sido el destino."
Pueblo de Alsacia

Y queda el desconcertante Epílogo que tras la resolución del caso nos asalta. Un broche final en forma de juego metaliterario en el que el autor se presenta como mero traductor al inglés de una obra de culto que viene reeditándose con éxito en Francia desde 1982. Su supuesto autor, Raymond Brunet (qué cerca de Burnet), habría volcado en la novela el trasunto de su propia vida, incluido el Restaurante de la Cloche y sus parroquianos, donde él mismo almorzaba a diario. Todo ello bajo el designio de Georges Simenon, y lo que escribió en el Prólogo de su novela autobiográfica Pedigrí: "Todo es verdad, pero nada es exacto". Este nuevo giro, que ofrece un efímero éxito a Raymond Brunet, no logra hacerle escapar ‒como a su protagonista‒ de un frustrante destino.

Graeme Macrae continuó por este derrotero en su siguiente novela, Un plan sangriento, publicada en 2019; pero de una forma mucho más sofisticada. Un falso true crime en el corazón de la Escocia más oscura.
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                                                     A continuación.....

Un PLAN SANGRIENTO - de Graeme Macrae Burnet


Publicada en 2019, Un plan sangriento es un falso true crime que se desarrolla en las remotas Highlands escocesas, a mediados del siglo XIX. Si Graeme Macrae remataba su primera novela, La desaparición de Adèle Bedeau (2014), con un giro metaliterario tan brillante como postizo; en esta segunda se lanza ya sin disimulo a explorar los límites de la ficción con un excelente y elaboradísimo artefacto literario.

En 1869, el jovencito Roderick Macrae asesinó brutalmente a tres personas en la aldea de Culduie, en las Tierras Altas de Escocia. El juicio posterior cautivó tanto a la prensa como al público británico. El libro pretende acercarse a aquel suceso como si de un documental se tratase, aportando todo tipo de testimonios, informes y artículos de prensa. No en balde el subtítulo en inglés ya es notoriamente descriptivo, "Documentos relativos al caso de Roderick Macrae". Efectivamente el volumen tiene la forma de un completo dossier donde conviven la confesión manuscrita del asesino, su informe psiquiátrico, las declaraciones de la policía y de testigos así como un jugoso relato sobre el desarrollo del juicio mas un epílogo donde se recopilan las caprichosas interpretaciones que se publicaron en prensa sobre el asunto. Todo un compendio para intentar llegar a la verdad más allá de la admisión de culpabilidad, puesto que ¿Por qué un joven más bien apocado cometió actos tan atroces? ¿Por qué no intentó encubrir el crimen? ¿Tenía indicios de locura o sus míseras condiciones de vida fueron el detonante?.

En el Prólogo del libro Graeme Macrae afirma que se encontraba "escarbando un poco" en la vida de su abuelo cuando acabó "encontrando" un documento extraordinario: las memorias manuscritas que su antepasado, Roderick Macrae, escribió en la prisión de Inverness mientras esperaba su juicio. Había asesinado a tres personas, el alguacil de su pueblo, su hija adolescente y su hijo de cuatro años. Para narrar aquel suceso el autor se sumerge (y a los lectores con él) no solo en la psicología del criminal sino también en las circunstancias sociales de aquella época sombría. 


La obra comienza así: 

"Prólogo

ESCRIBO ESTO A INSTANCIAS DE MI ABOGADO, el señor Andrew Sinclair, quien, desde que me encarcelaron aquí, en Inverness, me ha tratado con un grado de cortesía que no merezco en modo alguno. Mi vida ha sido breve y de escasa consecuencia, y no es mi deseo eximirme de la responsabilidad de los actos que recientemente he cometido. Así pues, no es por otra razón que la de corresponder la amabilidad de mi abogado que consigno estas palabras por escrito.

De esta forma arrancan las memorias de Roderick Macrae, un campesino escocés de diecisiete años, acusado de cometer tres brutales asesinatos en su aldea natal, Culduie, en Ross-shire, la mañana del 10 de agosto de 1869.
No pretendo demorar en exceso al lector, pero creo que un puñado de observaciones preliminares proporcionarán cierto contexto al material aquí reunido. Aquellos lectores que prefieran pasar directamente a los documentos propiamente dichos son libres de hacerlo, por supuesto."
El libro se presenta como un completo archivo de testimonios e informes en torno al caso; pero yo lo dividiría en tres partes principales. La primera, por supuesto, es la declaración incriminatoria del asesino donde él mismo nos explica su situación personal y familiar y su vida miserable. En ella da cuenta de los acontecimientos que desembocaron en los asesinatos. La redacción es aseada y coherente, a veces hasta poética; de ahí que algunos la tilden de falsa. La impresión que nos queda es la de un ser condenado simplemente por haber nacido pobre.

El contrapunto a este memorándum lo encontramos en el análisis mental y social que el reputado médico Bruce Thomson hace del acusado. El capítulo se titula "Viajes por los confines de la locura" y en él nos muestra una postura llena de prejuicios en torno a que el origen genético, social o racial (era un seguidor de las teorías fisiognómicas) determina la inclinación al crimen de una persona.

La tercera y muy suculenta parte de la novela es la reproducción del juicio que nos proporciona comentarios agudos y contradictorios. De hecho son jocosas las discrepancias entre los testimonios acerca de la personalidad de Roderick. Testimonios que Graeme Macrae sabe caracterizar con un lenguaje y estilo propio.



Es evidente que la obra tiene una estructura compleja y original que el autor ha declarado deudora de un clásico que leyó siendo estudiante: "Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano... Un caso de parricidio del siglo XIX presentado por Michel Foucault". Este es el título completo y está editado por Tusquets. Rivière fue un joven campesino francés que en 1835 asesinó a toda su familia. El libro lo integran la crónica real del crimen escrita por el propio asesino y los documentos (informes psiquiátricos, declaraciones de testigos y artículos de prensa) que Foucault reunió en torno al caso. El paralelismo es manifiesto.

También muchos críticos han comparado esta novela con A sangre fría, de Truman Capote. Sin embargo hay un factor diferencial concluyente, los libros de Foucault y Capote parten de un hecho real, mientras que esta novela de Macrae ¡es pura ficción!. Sólo el pueblo es real, así como la figura del cirujano-psiquiatra James Bruce Thomson (1810-1873), que evalúa al asesino confeso. Sus puntos de vista precientíficos y clasistas aportan a la novela el contexto cultural de la época.

Las declaraciones, actas y testimonios que leemos poseen una gran verosimilitud, como demuestran los informes médicos de las víctimas que llegan a ser escalofriantes. Además el período histórico y sus gentes queda perfectamente reflejado, en especial "la férrea ideología calvinista de la iglesia de Escocia, (...) que planteaba que los pobres tenían que resignarse ante el sufrimiento por su condición, que les venía impuesto por su nacimiento". También cobran relieve las teorías sobre la demencia que comenzaban a expandirse en la época, de ahí que las memorias del médico, incluidas en el capítulo "Viajes por los confines de la locura" ejerzan de contrapunto al memorándum del acusado. Detrás de los crímenes ya no se veía el mal, sino los desequilibrios mentales o condiciones materiales. 
Campesinos en Escocia

Macrae Burnet ha elaborado un falso 'true crime' plagado de puntos de vista contrapuestos, pistas falsas y testimonios poco fiables en la seductora tradición del manuscrito encontrado. Su ingenio literario es capaz de montar todo un mecanismo que juega con el lector, haciéndole dudar sobre verdades que parecían aceptadas y cuestionar cada nueva revelación. Incluso la confesión de Roderick acabará roída por las dudas.

La novela es apasionante y evidencia una formidable investigación histórica y cultural sobre las gentes y costumbres de aquella región. Su lectura está salpicada de momentos emotivos y no falta el sentido del humor. Es patente que no se trata de un thriller convencional, ya que cuenta con un profundo tratamiento antropológico y judicial; pero no por ello resulta menos emocionante y legible.

La obra nos seduce por la secuenciación y profundidad de la información que aporta; pero sobre todo por la construcción de los personajes. Los vecinos del pueblo son enigmáticos y rudos, mientras que el psiquiatra es rígido y engreído. Por su parte el asesino confeso nos provoca sensaciones contradictorias. En ocasiones parece una víctima y en otras un ser amoral. Unas veces muestra destellos de inteligencia y otras parece un simple estúpido. 
«No es suficiente que pienses que ningún hombre podría cometer actos tan atroces y estando en su sano juicio. Hombres cuerdos pueden cometer y cometen tales crímenes, y el mero hecho de cometer tal acto no coloca, en sí mismo, a un individuo fuera de los límites de la razón».




En una entrevista el autor reconocía que su novela no trata sobre el mal o su origen: "en mi forma de entender la creación de una novela, lo que menos me interesa es el tema. Lo que más me preocupa son los personajes y los lugares, a medida que voy hablando de ellos surge el tema. Los personajes y el lugar crean los novela".

La obra me provoca variadas reflexiones. En torno al concepto de culpabilidad o al de la frontera entre locura y cordura. También sobre la definición de justicia o del criterio moral; pero señalaré otras dos. 
 
La primera surge de las memorias del doctor James Bruce Thomson, una persona real cuyos artículos mencionados en la novela pueden encontrarse en internet. En la trama es llamado por la defensa para intentar alegar locura, pero cualquier lector quedará perplejo con su actuación. Mr. Thomson es un tipo arrogante y ferviente seguidor de las teorías fisiognómicas de la época. No le interesa la locura o la culpabilidad de Roderick. Su interés es rígidamente antropológico. Ve la pobreza como el caldo de cultivo propio para el criminal. Para él nacer pobre ya te convierte casi en un criminal: 
"El estudio de la clase criminal no debe centrarse exclusivamente en la herencia, sino que debe también prestar atención a las condiciones en las que mora el individuo degenerado. La herencia, por sí sola, no puede explicar la perpetración de un crimen. El aire viciado de la barriada, el hambre y un entorno de inmoralidad generalizada deben ser admitidos también como factores en la manufactura del criminal."
Highlands - Escocia





La segunda reflexión afecta a la posición del lector ante el libro. El descendiente Graeme Macrae se topa por casualidad con la declaración de un asesino y reúne sobre su mesa todo tipo de testimonios, actas e informes. Con ello intenta entender los hechos más allá de la referida confesión. Pero no nos ofrece sus conclusiones. Entregando el dossier completo y abierto el autor logra implicar al lector, situándolo a su mismo nivel. Porque tanto policías, como testigos y médicos sólo son capaces de decirnos "su verdad"; de modo que el lector tendrá que recomponer este puzzle y crear la suya propia... siendo así que ya no podrá olvidar que cada testimonio acarrea su propia mochila de prejuicios e intereses.





  El caso Rivière:  El 3 de junio de 1835, un campesino normando de 20 años llamado Pierre Rivière asesinó a su madre, su hermana y su hermano con una podadera. Al salir de casa le dijo a un vecino: "Acabo de liberar a mi padre de todas sus tribulaciones. Sé que me darán muerte, pero no me importa". A continuación se refugió en el bosque donde vivió durante meses. Cuando lo detuvieron varios testigos declararon que era un demente y que siempre había mostrado un comportamiento "extraño".  En la cárcel el parricida escribe una Memoria donde expone cómo, deliberadamente, planeó y llevó a cabo el crimen. 
En el volumen se nos presenta el expediente de los procedimientos judiciales del caso, luego su notable autobiografía y finalmente una colección de ensayos modernos sobre Rivière, objeto de un seminario del Collège de France dirigido por el eminente psiquiatra e historiador Michel Foucault, autor de "La locura y la civilización".
Para el fiscal, la aberración de Rivière se debía a su negativa a aceptar la disciplina que una sociedad orgánica necesariamente impone a sus miembros. El psiquiatra de la acusación confirmó que Rivière no estaba loco, sino que estaba «sobreexcitado» por un largo conflicto con sus padres. Según todo ello fue condenado a muerte, pero el rey conmutó la pena por cadena perpetua en respuesta a la intervención inusual de un grupo de los principales psiquiatras de París. Estos declararon que el criminal era deficiente mental y añadieron que «debería haber sido puesto en confinamiento» mucho antes del crimen.
Foucault realizó este trabajo colectivo de compilación y ordenación de todo tipo de  documentos, desde los legales hasta los periodísticos, durante un seminario en el Collège de France. Uno de sus objetivos principales fue el de revelar al lector cómo un mismo hecho puede ser manipulado, tergiversado e interpretado por los distintos lenguajes que codifican la opinión pública : jurídicos, médicos, policíacos y periodísticos.
 La entrevista completa a Graeme Macrae Burnet de la que se han sacado estos dos extractos se encuentra en el blog totalnoir.



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Graeme Macrae Burnet
 nació en Kilmarnock, Escocia, en 1967. Vive y trabaja en Glasgow, donde estudió literatura inglesa antes de continuar sus estudios en la Universidad de St Andrews y trabajar después en televisión y dar clases en el extranjero. 
Ha sido nominado al premio Booker en dos ocasiones: en 2016 por Un Plan Sangriento (His Bloody Project) y en 2022 por Caso Clínico (Case Study), su cuarta novela, que consiste en una serie de cuadernos aparentemente enviados al autor en 2020 para ayudar en su investigación sobre un psicoterapeuta rebelde de los años 60.  También es autor de dos novelas ambientadas en Francia y escritas en un estilo influenciado por el novelista belga Georges Simenon: La desaparición de Adèle Bedeau (2014) y El accidente en la A35 (2017). 

jueves, 21 de mayo de 2020

VENTAJAS de VIAJAR EN TREN - de Antonio Orejudo



"El problema de Helga Pato con las personas era que confundía a los narradores con los autores y a éstos algunas veces con los personajes."
Según avanzaba en la lectura no podía dejar de recordar este comienzo del capítulo 2. Me parece que ahí se encuentra uno de los centros de gravedad de esta extraordinaria novela que navega con mucho desenfado e ingenio por las aguas donde se confunden realidad y ficción. De hecho el capítulo 1 comienza con un "Imaginemos a una mujer..." que nos invita a echar a volar la imaginación para visitar los mundos que crean y habitan las personas, convirtiendo el libro en un auténtico mar de historias.
"Imaginemos a una mujer que al volver a casa sorprende a su marido inspeccionando con un palito su propia mierda. Imaginemos que este hombre no regresa jamás de su ensimismamiento, y que ella tiene que internarlo en una clínica para enfermos mentales al norte del país. Nuestro libro comienza a la mañana siguiente, cuando esta mujer regresa en tren a su domicilio tras haber finalizado los trámites de ingreso, y el hombre que está sentado a su lado, un hombre joven, de nariz prominente, ojos saltones y alopecia prematura, que viste un traje azul marino y lleva sobre las rodillas una peculiar carpeta de color rojo, se dirige a ella con esta pregunta tan peregrina:
- ¿Le apetece que le cuente mi vida?
Este hombre se presenta como Ángel Sanagustín, psiquiatra del hospital donde acaba de ingresar a su marido y estudioso de los trastornos de la personalidad a través de las narraciones y escritos de los pacientes. Para ratificarlo muestra una carpeta roja donde guarda numerosos relatos de distintos enfermos. Cuando el psiquiatra se apea en una parada para buscar un refresco y pierde el tren, la mujer se encuentra de pronto en suspenso y con la carpeta de escritos en sus manos. 

Éste es el punto de inflexión para que multitud de páginas sueltas y personajes se vayan apelmazando en esta novela corta donde las historias se multiplican y entrelazan gozosamente: la del propio psiquiatra fascinado con la historia de Martín Urales, un paranoico suplantador de personalidades que sospecha de un complot gubernamental basado en la clasificación de la basura, y la de otros pacientes que exponen sus relatos aquejados de esquizofrenia, autismo, paranoia, coprofagia, o acatisia. "¿Quién hoy día no es más o menos esquizofrénico?" Nos dice el doctor Sanagustín.


En el otro lado de la moneda nos encontramos a la protagonista, una editora que a través de su propia historia y otros encuentros nos acerca una reflexión sobre los mecanismos fisiológicos y psicológicos que se activan con la lectura ("La personalidad no es otra cosa que lo que cuentan de alguien". O todavía más, "Lo que hacemos, lo que sentimos, lo que experimentamos es simplemente un impulso electromecánico que sólo adquiere sentido cuando lo contamos"). A lo que añade también una crítica nada velada sobre ciertos tipos de literatura. 

"Durante meses le siguieron llegando esos melancólicos bodegones sobre la guerra civil, la preguerra civil o la posguerra civil, que los nacidos en los años cuarenta y cincuenta se empeñaban en recrear una y otra vez en narraciones que confundían la seriedad con el tedio, la ñoñería con la sensibilidad, y que incluían personajes que se llamaban Inés o Alfonso, y complementos circunstanciales del tipo «con la lenta parsimonia del verdugo». […] Tampoco le interesaban ya las novelas tiovivo, la especialidad de su marido, esas páginas reflexivas, falsamente reflexivas, que no llegaban a ninguna parte, que daban vueltas y vueltas para deleite del lector a una anécdota más o menos trivial, más o menos original, hasta que se paraban en el mismo punto del que habían partido…"
Crítica que llega hasta los éxitos prefabricados atravesados por los neones de la televisión y la publicidad.
"Una novela titulada Lobotomía, en adelante LA OBRA, que planteaba, según explicaba en su sinopsis, la inquietante hipótesis de que todo lo que aparecía en la pantalla del televisor fuera una ficción que seguía las directrices de un guión previamente establecido. Los célebres incidentes en el País Vasco, por ejemplo, eran ejecutados frente a la cámara por especialistas bien entrenados. Los participantes en los concursos de preguntas y respuestas eran en realidad actores profesionales que desempeñaban el papel de ciudadanos normales y nerviosos que simulaban entusiasmarse con premios asignados de antemano. Los partidos de fútbol seguían las pautas ideadas por un equipo de diseñadores de contenidos, como se llaman ahora los escritores, que dosificaba las jugadas peligrosas, los incidentes en las gradas y que colocaba los goles en los minutos más adecuados para arrasar en los índices de audiencia"
"El Doble Secreto", de René Magritte, 1927


Todo el libro es un laberinto de pasillos y puertas por donde se cuelan multitud de historias que se cruzan y multiplican. El juego literario de la impostura, la duplicidad y del narrador poco fiable convierten la novela en un festín de la imaginación.  

Es curioso que muchos de los nombres tengan referencias geográficas (Linares, Alkarria, Urales). Cuando en el epílogo se descubre la postrer impostura de Martín Urales de Úbeda, no pude por menos que pensar en la expresión tan castiza de "irse por los montes de Úbeda". Desde que en la página inicial el psiquiatra Sanagustín le hiciera a la protagonista aquella pregunta tan peregrina: "¿Le apetece que le cuente mi vida?", ese narrador múltiple y bullicioso desarrolla toda una panoplia de historias y emboscadas que subrepticiamente nos van encelando....

...Y si ese "irse por los Montes de Úbeda" lo unimos a la exposición que el propio Sanagustín hace de la esquizofrenia hebefrénica (una tendencia irreprimible a narrar su propia vida), tenemos un juego de espejos y colores (personajes) verdaderamente deslumbrante. La novela en el fondo es un trampantojo en el que las voces de los narradores se superponen en un juego donde el gozo del viaje es perderse.


Porque es el propio doctor Sanagustín quien después de traer a colación la esquizofrenia hebefrénica, refiere la historia de Martín Urales de Úbeda, que a su vez le fue referida por la hermana Amelia Urales de Úbeda, que descubrimos suplantada por el propio Martín, que finalmente descubrimos que suplanta al doctor Sanagustín. Un efecto Droste fabuloso donde una historia se esconde dentro de otra del mismo modo que un personaje se esconde tras otro en narraciones constantemente delegadas que nos producen tanto vértigo como gozo literario. ¿Quién es el auténtico Ángel Sanagustín? ¿Es Martín Urales de Úbeda real? ¿Existieron los sujetos paranoicos y alucinados cuyos relatos se conservan en la carpeta roja o son proyecciones literarias de un demiurgo esquizoide e impostor? 

El tono de la novela es divertido y hasta delirante. Las múltiples tramas descabelladas; pero Orejudo mantiene un férreo hilo narrativo y mezcla con habilidad un juego creativo de primer orden donde abundan los escamoteos de identidad, la impostura y la confusión entre lo imaginado y lo vivido. Elementos que el autor explota con fértil imaginación. 

Hay mucho de metaliteratura y de juego realidad/ficción en esta novela. El primer capítulo se titula "El casamiento engañoso" y no es por casualidad. La novela ejemplar de Cervantes con el mismo título y su Quijote debatiéndose entre molinos de realidad y gigantes de ficción son claras inspiraciones para Orejudo. Tampoco en Ventajas de viajar en tren la divisoria está muy clara. El personaje del relato "Trastorno paranoico de tipo somático" que se cree con huesos de cristal y vive postrado, construye una imagen ideal de su vida y del mundo que le rodea por influencia de la lectura y la ficción. Pero cuando finalmente viaja a París y conoce a una cojita encantadora, todo ese idílico mundo se derrumba revelando una realidad vulgar y decepcionante. 

"¿Qué puedo decir? La vida real me pareció mucho más monótona, monocorde e insustancial que esa otra vida que reflejaba la literatura. Eso es lo que dicen los escritores, ¿no? Pues es verdad. Así como los personajes de una buena novela usan registros verbales diferentes, yo pensaba que cada persona hablaba de un modo marcadamente distinto, y que una conversación, como las discusiones de las novelas, era un corredor de voces entremezcladas, que se contaminaban las unas de las otras, formando una especie de caleidoscopio verbal. ¡Qué decepción! En la vida real casi todas las personas hablan como en el telediario, o peor."
En cambio al leer la novela nos pasa como al loco de Cervantes o al doctor Sanagustín con Martín Urales, que su narración nos fascina.
"Al contrario que el esquizofrénico, el paciente paranoico está siempre atento a los estímulos externos, estableciendo entre ellos vínculos erróneos. Las narrativas de los paranoicos son extremadamente efectivas y convincentes, y pueden llegar a ser peligrosísimas. Como se puede imaginar, yo trato a gente muy rara, a pacientes que interpretan el mundo de una manera patológica, a sujetos que establecen nexos inexistentes o que extraen conclusiones delirantes. Pues bien, no me he vuelto a topar jamás, ni en la clínica ni fuera de ella, con un cuadro sintomatológico como el del individuo este que le digo que dejaron suelto. Martín Urales de Úbeda, así se llamaba, no me importa decir su nombre porque está muerto, se suicidó. El nombre lo dice todo, ¿verdad? Martín Urales de Úbeda. Aquel hombre me subyugó, su poder de sugestión era hipnótico. Yo, que me tengo por un hombre equilibrado y emocionalmente estable, que estaba ya entonces protegido por una cierta experiencia profesional, estuve a punto de sucumbir, estuve a un paso de ver el mundo con sus ojos, de convertirme en un paranoico por inducción; pero afortunadamente logré escapar de su hechizo" 
Por el contrario los lectores no querremos escapar de esta novela tan ingeniosa y divertida. Muy literaria.

sábado, 13 de enero de 2018

La MANO de la BUENA FORTUNA - de Goran Petrović











Este es uno de esos escasos libros que nunca podrás concluir. Siempre estará germinado en ti. Un libro capaz de provocar una gozosa estupefacción.

Todo gira alrededor de un libro sin trama y sin personajes, abarrotado estrictamente por descripciones que se titula El Legado. Su autor es Anastas S. Branica y sus páginas describen pormenorizadamente una finca y una mansión. Un mundo único y autosuficiente que Anastas ha creado para vivir en él junto a su amada. 
Cada hierba, cada árbol, cada ventana, cada mueble, cada columna ha sido cincelado a través de las palabras hasta dotarlo de una extraña realidad: un lugar ficticio donde se pueden encontrar e interactuar los diversos lectores de sus páginas. Esa es la fascinación de El Legado, y también su misterio, puesto que no todos los lectores poseen esa capacidad de abstraerse.
"Con la señora Natalia Dimitrijevic iba aprendiendo que los personajes y tramas literarios no eran todo lo que se ofrecía a un lector verdadero, es decir, no eran lo más interesante. Si en algún lugar se indicaba alguna calle, de hecho, si apenas se mencionaba, Natalia Dimitrijevic sabía desviarse a alguna plaza de la que no había una palabra siquiera, de allí a otro callejón y luego podía entrar en un edificio y según sus ganas subir un desván ajeno. (...) Pero tampoco eso era lo más sorprendente para Jelena. Al lado de la anciana, ella se daba cuenta de la presencia de otros. Una multitud de distintas personas en ese mismo momento, pero en el otro extremo de Belgrado, en otra ciudad, incluso en la otra parte del mundo, leía el mismo libro. Y ese libro, y ese espacio, los unía a todos." pág 56

El meollo de esta novela podríamos definirlo como literatura cuántica, porque se desarrolla en ese punto del horizonte donde no se sabe si es cielo o tierra, realidad o ficción. El punto cuántico se encuentra justo en el centro del triángulo que componen autor - obra - lector. De ahí el título. La Mano de la Buena Fortuna es una tienda que siguen visitando las protagonistas de la novela pero que en realidad desapareció hace décadas. Sin embargo todavía hay personajes que pueden visitarla e incluso hacer alguna compra. El tiempo y el espacio se curvan y mezclan de un modo inaudito en esta novela; tal y como sabe muy bien la anciana guardiana del misterioso libro que ejerce de llave: "el tiempo de más allá es un tiempo concentrado. Puede suceder que nuestros cinco minutos, allí duren una hora completa..." (pág. 41)

Goran Petrović propone que cada libro puede constituirse como esa dimensión paralela donde los lectores se puedan encontrar. No metafóricamente, sino en una nueva realidad. ¿Como en un club de lectura? Creo que no. Me parece algo más radical.
Ahora estás pensando que tú sí serías unos de esos lucidos lectores capaces de transportarse al fondo de los libros y de las almas ¡Ah nuestra arrogancia de lectores! 
"Existen tres tipos de lectores según la clasificación del viejo quisquilloso de Goethe. El primero, que disfruta sin reflexionar. El tercero, que reflexiona sin disfrutar. Y el intermedio, que reflexiona disfrutando y disfruta reflexionando, la clase que, en  realidad, recrea un obra de arte; Roland Barthes, sin embargo, dice... Yuri Tinianov.. Hans Robert Jauss... Wolfgang Iser... Naumann... Teoría de la percepción de la obra literaria... La obra abierta... El horizonte de expectativas... la concretización del texto... El triángulo autor-obra-público.... La semiótica... La concatenación de los signos..." pág. 18
Dado que todo gira alrededor de un libro capaz de constituirse como una dimensión propia; sus capítulos son nombrados como Lectura Primera, Lectura Segunda, etc; como si se tratara de sucesivas visitas. Goran Petrović nos va relatando las vidas y lecturas de los distintos protagonistas que se van encontrando en ese espacio mítico de El Legado

El protagonista es un pobre corrector de pruebas que malvive escribiendo en revistas de viajes, Adam Lozanić. Ya sospechaba velados encuentros con otros lectores que leían simultáneamente su mismo libro, pero cuando le contratan para corregir El Legado todo se precipita. Conocerá a Jelena, una joven asistenta a través de la cual entrará en contacto con Natalia Dimitrijević, la anciana que le sumergirá ya sin remedio en El Legado y la vida de su autor. Natalia Dimitrijević entraba en la biblioteca "vestida de gala, como los demás se arreglarían para una fiesta, con guantes de hilo y sombrero de rigor, nada más que para soñar ociosa como si se encontrara bajo la misteriosa sombra de una parra frondosa." Esa misma mujer que un día le reconoció a su joven asistenta: "Desde aquí se ramifica el árbol de mi vida..."
Anastas conoció a Natalie Houville dentro de un libro sobre arquitectura helénica, Le Temple Grec. Aun viviendo en espacios muy distantes se encontraron allí, en una página del libro que leían simultáneamente: "La advirtió sentada en una piedra, con un bloc de dibujo sobre sus rodillas, mientras esbozaba los contornos del paisaje." Por su parte Adam Lozanić se encontrará dentro de El Legado con otro lector, Podimika, y con Zlatana, la ama de llaves y entrañable cocinera de Natalia Dimitrijević. 

A través de todos ellos el libro se convierte en una memoria del siglo XX en Serbia y también un canto al amor. La Mano de la Buena Fortuna es una catarata de emociones derivadas de la pura literatura. De ningún modo el artificio literario estorba la dulzura, a veces punzante, de la emoción. El juego de texto, subtexto y signos está al servicio de cómo se puede vivir la vida con mayor intensidad gracias a la literatura. Paradójicamente.


Quinta da Regaleira, una finca como la que Anastas S. Branica pudo haber compuesto sólo con palabras para compartir su amor.

El libro como lugar de encuentro. Éste parece ser el corolario de esta fascinante novela. Pero no sólo.

También encontramos una reflexión sobre el ritual de la lectura y su alcance, o sobre el libro como material memoria. También del libro como liberación y como aprendizaje. El libro es "un tiempo dentro del tiempo" se dice en otra página:
"Adam recordó que hacía dos o tres años escuchó una historia de un hombre que era de allí donde, al parecer, construían puentes y balsas en los tiempos de paz sólo para poder escapar de los tiempos de guerra." pág 82
Y sobre todo ese concepto mágico, "la lectura total". El capitulo inicial, "Entrada", comienza y finaliza del mismo modo y con las mismas palabras; como si el autor nos dijera que para ir muy lejos no hay que ir en línea recta sino transitar en el mismo espacio pero en otra dimensión. Como hace el niño Anastas S. Branica cuando una tarde invade la biblioteca paterna para leer un libro de aventuras y allí conoce por primera vez el mar. Ante los gritos de su padre vuelve a la realidad donde comprueba que está todo mojado y en el suelo hay un charco de agua salada....

Dos últimas citas de este libro mágico.
"Verba volant, scripta manent". Las palabras vuelan, lo escrito permanece. Es el encargo que le hace la anciana Natalia al corrector Adam Lozanić, para que lo incluya como inscripción en bajorrelieve en El Legado...

Por otro lado, en el momento en que los dos protagonistas, Adam y la anciana Natalia, comienzan la lectura de El Legado, uno está afectado por la fiebre y otra por el Alzheimer. En el fondo una alteración de la percepción, lo que me lleva a recordar el momento en que un compañero de estudios le dice a Adam, "acuérdate de Thomas Mann, la vida es una fiebre de la materia". p. 77

"Anastas se presentó ante el famoso comerciante de objetos raros Isaac Conforti e hizo una selección general de los muebles. Nada sorprendido, acostumbrado a que el cliente siempre tuviera la razón si tenía con qué pagar, y habituado a las ideas exageradas, tan habituales en los Balcanes para compensar la falta de otras cosas, incluso de épocas y siglos enteros, Isaac Conforti fue entregando, a lo largo de dos años de colaboración, páginas y páginas de descripciones con las que se amuebló cada rincón libre de la villa de Anastas Branica. Una vez a la semana llegaba a la casa en Gran Vračar, es decir, desde hace tiempo la casa en la ladera del cerro de Zvezdara, un ayudante o el anticuario en persona frotándose las palmas de las manos, y acto seguido desenvolvía decenas de rollitos de papel en los cuales evaluaban cada pieza particular, desde su primer brillo matutino hasta la sombra vespertina que dejaba al crepúsculo.
—Señor Anastas, usted es un hombre afortunado, hoy tengo una alfombra de Bujara, cada nudo fue atado a mano con la característica paciencia oriental, sin una sola omisión.
(...)
—Un secreter de madera de rosa y de limonero. A decir verdad, tal vez no lo entienda de buenas a primeras, porque se trata de todo un laberinto de divisiones secretas. Sin embargo, si cada uno de los sesenta y nueve cajones se abre en el orden correcto, el doble fondo del septuagésimo da acceso directo al espacio infinito." pág. 183






Goran Petrović (Kraljevo, Serbia central, 1961) estudió literatura serbia y yugoslava en la Facultad de Filología de Belgrado. Actualmente trabaja como bibliotecario en el Monasterio Žiča ahí mismo en Kraljevo. Ha publicado un libro de prosas breves, Consejos para una vida más fácil (1989), la colección de cuentos La isla y los cuentos circundantes (1996), la novela El cerco de la iglesia de San Salvador, Atlas descrito por el cielo (2003) y La mano de la buena fortuna (2005), novela galardonada con el premio NIN, uno de los mayores reconocimientos en Serbia.