sábado, 29 de mayo de 2021

TIEMPO de VENDIMIA - de Luis Landero



  

Tengo un cuaderno nuevo y no sé
en qué gastarlo. 
Es invierno, 
ya ha oscurecido, hace mucho frío y afuera 
resuena el temporal. 
Yo me he arrimado a este cuaderno 
como el mendigo 
al calorcillo de la lumbre. 
Por el momento no sé qué escribir, es cierto, 
pero eso importa poco. 
Cuando uno no sabe qué escribir, 
cuando la imaginación flaquea, 
cuando el alma se apaga y se embrutecen 
los sentidos, 
y cuando aun así uno siente la necesidad de escribir, 
siempre queda la posibilidad de abandonarse a los recuerdos. 
En nuestro pasado está todo 
cuanto necesitamos para encender 
el fuego de la inspiración. 
Hasta la fantasía tiene su casa en la memoria. 

No escribas lo que sientes, escribe 
lo que recuerdas y dirás la verdad, 
como decía no recuerdo quién. 
Así que no hay más que salir 
a pasear por el bosque del tiempo ya vivido, 
sin otro rumbo que el azar. 

No buscas nada, 
no vas a ningún sitio. 
Y sin embargo de vez en cuando encuentras una seta, 
un lazo del pelo, un nido de perdiz. 
Una moneda de oro. 
 
                                Todo, 
todo está en el fardo de la vida. 
                                 Recojamos, pues, 
nuestros propios despojos 
como el mejor botín ganado en buena guerra.








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Con estas líneas comienza el libro El huerto de Emerson, retazos de unas memorias muy particulares que comenzaron con El balcón de Invierno. Luis Landero (Alburquerque, Badajoz 1948) es un novelista esencial de la literatura contemporánea española con obras tan notables como Juegos de la edad tardía (1989), El mágico aprendiz (1998), Retrato de un hombre inmaduro (2010) o Lluvia fina (2019). En sus novelas aparecemos todos nosotros, antihéroes del cada día; personajes que no nos cuesta imaginar cruzando cualquier calle por la que pasamos a diario. Landero nos atrapa con la sencillez de lo cotidiano, con la verosimilitud de las vivencias que expone y con un manejo muy particular de la representación del tiempo; entre elipsis, vueltas al pasado y anuncios del futuro.
Sin olvidar la omnipresencia en todos sus libros del acto de narrar, bien a través de reflexiones o de personajes (escritores fallidos o amantes de la literatura) que introducen constantemente una reflexión metatextual acerca del hecho de narrar.

lunes, 24 de mayo de 2021

LA SERPIENTE




















Corren los años 70 y el sendero hippie que recorre el sur de Asia bulle de jóvenes buscando nuevas experiencias. Decenas de ellos encontrarán la muerte justo cuando pensaban que habían encontrado un valedor. Estos miles de jóvenes iban buscando una nueva forma de vivir y una nueva espiritualidad pero se encontraron con Charles Sobhraj, un asesino en serie que, con la excusa de ayudarles, les robaba y asesinaba.

Los 8 episodios de esta conseguida miniserie revelan la extraña psicología de este asesino y su modus operandi entre 1974 y 1975, cuando asesinó a 12 personas, aunque las estimaciones elevan este número a más de 30. Sobhraj se acercaba a los incautos viajeros ofreciéndoles ayuda desinteresada e incluso alojamiento para ganarse su confianza. Después les drogaba, desvalijaba (cheques de viaje, joyas, pasaportes) y asesinaba, deshaciéndose de sus cuerpos. 


Sobhraj contaba con la ayuda de una novia y cómplice de nacionalidad canadiense, Marie-Andrée Leclerc (Jenna Coleman), que le ayudaba a que todo pareciese normal. Primero les vertían un producto en las bebidas que les provocaba fiebre y diarreas. Posteriormente y con la excusa de ayudarles, les seguían dando esta "medicina" hasta que estaban seguros de poder quedarse con todo lo que tenían de valor. Algunas de sus víctimas estuvieron secuestrados y medio inconscientes varios días e incluso semanas. Finalmente los asesinaban, quemando sus cuerpos en la selva o abandonándolos en el mar.

Sobhraj usaba sobre todo dos tapaderas, la de corredor de joyas y la de narcotraficante; esto le obligaba a moverse continuamente por todo el sur de Asia: India, Tailandia, Nepal, Turquía e Irán. Haciendo uso de los pasaportes de los asesinados (cambiando simplemente la foto), logró evadir los controles internacionales sin dejar rastro. Por esta forma de escabullirse se le llegó a conocer como "la serpiente"; pero también recibió el apelativo de "el asesino del bikini", al aparecer así las dos primeras víctimas que se le adjudicaron. La primera fue una joven procedente de Seattle cuyo cadáver apareció con este bañador. La siguiente fue un joven judío, Vitali Hakim, cuyo cuerpo quemado fue encontrado cerca de una carretera. Posteriormente la novia francesa de Hakim, Charmayne Carrou, llegó a Tailandia para investigar la desaparición de su novio, en un momento en que Sobhraj había captado a una pareja holandesa en Hong Kong y los había invitado a su casa en Tailandia. Los cuerpos de esta pareja holandesa fueron encontrados estrangulados y quemados el 16 de diciembre de 1975 y poco después apareció el cadáver de Carrou; estaba ahogada y vestía un bikini con flores como la primera víctima.  


El desinterés de la autoridades, la falta de medios forenses para investigar, la cantidad de jóvenes viajando por ciudades y drogas facilitó la impunidad de este criminal. De hecho la serie abre con un Charles Sobhraj (Tahar Rahim) respondiendo a una entrevista televisiva en los años noventa, tras ser detenido, juzgado y absuelto en Paris. Pausado y desafiante niega a la periodista toda participación en los delitos de que le acusan. Los siguientes capítulos desgranan su historia cuyo centro de operaciones era Bangkok. Para ello la serie realiza numerosos saltos temporales en donde se nos da cuenta de cómo conoció a su novia, cómo se produjeron los distintos encuentros y asesinatos o cómo huyó de la casa de su madre porque, para él, vivir allí era una humillación.

Este es uno de los puntos más interesantes de la historia. Las motivaciones y compleja personalidad de este tipo que quería vengarse de un mundo que, según él, le rechazaba por ser mestizo. Era hijo de un comerciante indio casado con una de sus empleadas vietnamitas. La negativa de su padre a reconocerle le causó un profundo resentimiento y se lanzó a buscarse la vida, engañando y apropiándose de todo cuanto podía. Hay pruebas de que Charles Sobhraj hablaba fluidamente varios idiomas, lo cual le era muy útil tanto para captar a sus víctimas como para asumir sus identidades al viajar con los pasaportes robados. 
Billy Howle como Herman Knippenberg

Pero el punto central de la serie es la incansable lucha que mantiene contra él un funcionario de la embajada holandesa, Herman Knippenberg (Billy Howle). Este joven diplomático y su esposa, Angela Kane (Ellie Bamber), documentaron hasta la extenuación todos los movimientos y fechorías de Sobhraj ayudados por una pareja de franceses, Nadine y Remi Gires, vecinos del criminal en Bangkok.

El diplomático holandés de servicio en Tailandia localizó a los asesinos en 1975, después de que éstos mataran a dos viajeros holandeses y quemaran sus cadáveres. Sorprendentemente Knippenberg tuvo que enfrentarse a su propio jefe, el cónsul, para poder continuar sus pesquisas, incluso cuando afectaban a ciudadanos holandeses. En la serie se hace patente el enorme valor cívico que tiene el compromiso con la justicia de un funcionario civil. Otro cualquiera hubiese evitado todo el cúmulo de molestias a las que se enfrentó. En 2004, tras más de 30 años investigando y recabando datos, declaró: "No podía olvidarlo, era como tener malaria. Cada dos años más o menos ocurría algo que me hacía volver al caso". Finalmente, tras varias condenas y huidas de la cárcel, Sobhraj fue condenado y encarcelado de por vida en una prisión nepalí.

Por momentos la impunidad de Sobhraj parece increíble. Las fiestas y cócteles a los que invitaba a sus víctimas, eran propicios para verter en sus bebidas los venenos con que enfermaban, colocándolos así en una situación de dependencia. También la facilidad con que manipulan los pasaportes. Pero sobre todo es la personalidad de Sobhraj, su carisma y don de gentes, su frialdad para afrontar cualquier situación por comprometida que fuera, su habilidad para usar la corrupción policial en su beneficio lo que le facilitaba salir indemne. "Siempre que pueda hablar con la gente, puedo manipularlos", confesó en una entrevista con Richard Neville. Aunque fue detenido varias veces siempre acabó escapando de la justicia.

Charles Sobhraj arrestado


Su fin comienza en 1976 cuando intenta drogar a un grupo de estudiantes franceses que viajaban en un autobús en Nueva Delhi. Los jóvenes se percataron de sus intenciones, lograron avisar a la policía y fue capturado. Pasó varios años en la cárcel, pero escapó tras organizar una fiesta de cumpleaños a la que invitó a guardias y prisioneros. Logró poner sedantes en dulces y bebidas, dejando inconsciente a todo el personal excepto a él mismo y otros cuatro fugitivos. 

La serie escrita por los guionistas Richard Warlow y Toby Finlayes pormenoriza los encuentros y desmanes de estos renacidos Bonnie and Clyde mezclando diversas líneas temporales, lo que convierte la narración casi en un expediente judicial. El que logró reunir Herman Knippenberg, sin cuyo esfuerzo y sacrificio habría quedado ignorado: "Se había salido con la suya durante tanto tiempo que se creía invencible. Personalmente, creo que pudo haber matado a muchos más. Dentro de su apartamento de Bangkok encontramos una pila de pasaportes y permisos de conducir," declaró el diplomático.

lunes, 17 de mayo de 2021

EL LAGARTO NEGRO - de Edogawa Rampo



Esta novela tiene el regusto del folletín y de esas aventuras publicadas por capítulos (como lo fue ella misma) en las que se suceden situaciones extremas que enganchan al lector hasta la nueva entrega. También tiene ese sabor pulp y bizarro que proporcionan los giros imposibles, la maestría para el disfraz que ostentan los protagonistas y las maquinaciones y huidas tan audaces como inverosímiles. Pero de lo que no cabe duda es que se trata de una lectura tremendamente entretenida, con ese punto entre pervertido y siniestro que aporta una malvada de lujo, la señora Midorikawa, la hermosísima jefa del hampa en la ciudad Imperial.

El Lagarto Negro fue publicada en el año 1934 y comparte con las obras de Conan Doyle y de Edgar Alan Poe la creación de un detective imbatible por su arrojo y aguda inteligencia, el detective Kogorō Akechi. La archienemiga en este caso será la astuta y despiadada madame Midorikawa, líder criminal conocida como el Lagarto Negro, por el espectacular tatuaje que luce en su brazo. Esta perversa y hermosa mujer tiene la obsesión enfermiza de coleccionar los objetos más hermosos del planeta y un importante joyero de Osaka posee dos que le interesan sobremanera, el mayor diamante de Japón, la Estrella de Egipto, y una joven hija angelical.
"Lo que yo busco no es su dinero. Lo que yo deseo es reunir todas las cosas bellas de este mundo. Joyas, obras de arte, personas hermosas...
-¿Cómo? ¿Personas también?
-Sí. Una persona bella es superior a cualquier obra de arte."
Para enfrentarse a semejante reto el joyero ha contratado al famoso detective Kogorō Akechi, y es que la propia madame Midorikawa le ha avisado de sus intenciones; lo que da al enfrentamiento ese carácter de juego que a Holmes tanto excitaba. "Comienza la partida" solía decir cuando atisbaba un misterio a la altura de su intelecto.
"He sido yo quien lo ha puesto sobre aviso. Yo, ¿sabes, Jun-chan? no soy tan cobarde como para atacar por sorpresa. Jamás he robado sin avisar antes. Advierto a mis víctimas, como debe ser; dejo que se prevengan convenientemente y así nos batimos en igualdad de condiciones. Si no, para mí no tiene el menor interés. De hecho, más que el objeto sustraído, lo que vale la pena es el combate.
-Entonces ¿también los ha avisado esta vez?
-Sí. Les puse sobre aviso en Osaka... ¡Oh, sólo de pensarlo me retumba el corazón! Kogoro Akeshi será un digno contrincante. Me divierte mucho imaginar que voy a librar con él esta batalla singular." pág. 28
Aunque más que al detective victoriano, esta partida recuerda a las andanzas de Arsenio Lupin, por el carácter insólito y espectacular de muchas acciones, el gusto por el disfraz de ambos contendientes y lo rocambolesco de sus aventuras. Por ejemplo cómo logró el Lagarto Negro raptar a la joven cuando toda la casa estaba rodeada de vigilantes y el propio Akechi custodiaba el dormitorio desde la sala contigua. O dónde logró esconderse Akechi en el barco de madame Midorikawa cuando sus esbirros removieron cada rincón y sentina sin encontrarlo.

 


La acción siempre es trepidante y la trama se convierte en una persecución constante trufada por todo tipo de artimañas. La novela se desarrolla en cuatro escenarios donde se producen escaramuzas y victorias parciales que rápidamente son enjugadas. El primero es un hotel de lujo donde Midorikawa logra raptar a la joven que al poco tiempo es rescatada por Akechi; el segundo es la mansión del joyero, el tercero es el barco donde Midorikawa traslada en secreto su botín y el último es la mismísima boca del lobo, la guarida de El Lagarto Negro, sede de su Museo del Terror. En todos y cada uno de ellos Akechi y Midorikawa ponen en juego su intrepidez y lógica detectivesca.

El carácter aventurero de la obra hace que nos bebamos las páginas como un refresco y volvamos a sentirnos como unos adolescentes siguiendo los lances de este entretenidísimo duelo. Porque en cada celada que se tienden lo que sale a relucir es la admiración y fascinación mutua que se profesan. Hasta se llegan a retar de forma temeraria, haciendo apuestas sobre quién de ellos ganará. La naturaleza aventurera del relato se subraya cuando el narrador se hace presente para llamar la atención del lector sobre algún asunto y así ganarse su complicidad.
"Estimados lectores, graben en su memoria las palabras de Akechi ¿podrá el famoso detective mantener su promesa? ¿No será de nuevo derrotado? Porque, si tal cosa llegara a suceder, no tendría otra salida que sacrificar su profesión."
Si la acción vibrante y las constantes argucias nos llevan en volandas por las páginas, el libro cuenta además con una atmósfera siniestra -la morgue, los clubs, los puertos y las guaridas- digna de las mejores películas de serie negra de los 40. A ello contribuye una pérfida y sensual Midorikawa que en la mayor parte de la novela ocupa el primer plano de la narración.

Edogawa Rampo es el seudónio de Tarō Hirai, quien fue un gran admirador de escritores de misterio occidentales como Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle o Maurice Leblanc. De hecho su seudónimo se corresponde con la transcripción fonética al japonés de su estimado Edgar Allan Poe. Rampo fue el introductor y creador de historias de detectives en Japón y llegó a escribir 67 novelas y 76 relatos que gozaron de gran popularidad. A pesar de que murió en 1965 sus historias siguen reeditándose contantemente y son adaptadas una y otra vez al manga y la televisión. También fue el principal impulsor de la asociación de escritores japoneses de misterio, que, en su honor, creó el premio que lleva su nombre, el más antiguo y prestigioso de su país. 

Hay que recordar que existe otro autor japonés que también quiso emular la figura de Sherlock Holmes. Se trata de Okamoto Kido, (1872-1939), aunque situó a su detective samurai, Hanshichi, en una época remota, al final del período Tokugawa o Edo, entre 1840 y 1860. Kido también dota a su detective de las dotes deductivas de Holmes, pero aprovecha para hacer un retrato fascinante de la vida y costumbres feudales que se daban en la ciudad de Edo. 

Aunque no muy abundante, este recorrido de influencias criminales y detectivescas también se produjo desde Oriente a Occidente, como lo prueban el villano Fu-Manchú creado por Sax Rohmer, cuya primera aparición data de 1913, obteniendo un gran éxito tanto en sus adaptaciones al cine como al cómic. Y por supuesto uno de mis detectives favoritos, el Juez Di escrito por Robert van Gulik, un magistrado sumamente sagaz y educado que ejerce la judicatura en la capital imperial de China en el siglo VII. Van Gulik escribió sus casos basándose en manuscritos donde se relataban hechos criminales y sus actas de investigación.


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EDOGAWA RAMPO, escritor de misterio



Edogawa Rampo (1894-1965) fue el seudónimo de Hirai Taro, creador de la moderna literatura detectivesca y policial japonesa, además de máximo representante del género ero-guro, (erótico-grotesco), relatos con una presencia muy explícita del sexo, la violencia y la muerte planteados como revulsivo contra los tabús y el aburguesamiento de la sociedad. Durante las décadas de 1920 y 1930 Rampo se convirtió en el más popular de los autores de crimen y misterio en Japón.
Tras sufrir la censura durante la guerra (por lo occidentalizado de su obra), se dedicó al estudio y la promoción de la literatura criminal en su país, propiciando la creación de la Asociación de Escritores de Misterio de Japón. También a escribir una serie de novelas detectivescas juveniles pro­tagonizadas por su emblemático investigador Kogoro Akechi y el Club de los Chicos Detectives. Falleció en 1965 dejando tras de sí un prolífico legado literario de historias retorcidas, fas­cinantes y morbosas.

Rampo fue el rey bizarro de los relatos de misterio cuyas fronteras rompió para llevarlos hasta territorios poco frecuentados de terror y perversión. En sus narraciones siempre están presentes el erotismo, lo macabro y lo grotesco, junto a una fantasía muchas veces enfermiza. Su lectura alberga una paradoja. Por un lado son narraciones sencillas y trasnparentes cuya inocencia nos remite a la época inaugural del género detectivesco; pero por otro contienen osadías y tratamientos de lo más moderno, como las perversiones sexuales o la homosexualidad. 
Su estilo es ágil y desenfadado, los giros de sus tramas extremos; la sorpresa y lo insólito asaltan sus páginas como en la mejor novela folletinesca. El carácter osado y pulp de sus obras hizo que se multiplicaran las adaptaciones al manga, el cine y la televisión.
He aquí una referencia de las obras presentes en el mercado español.

LOS CRÍMENES DEL JOROBADO
Editorial QUATERNI, 
Esta novela realmente siniestra te atrapa con su intriga, misterio y crímenes terribles. Se trata de una obra inclasificable ya que en ella encontramos un enigma de cuarto cerrado que, de pronto, se convierte en una mezcla de novela de aventuras y terror habitada por monstruos, piratas y una isla que recuerda a la del doctor Moreau. De hecho el título original es "Koto no Oni" (La isla de los monstruos).
A pesar de haber sido publicada hace cien años no ha perdido ni un ápice de su carácter provocador y sigue siendo una novela terrorífica, sádica y atroz que se desarrolla entre seres deformes y asesinatos inducidos. También resulta muy contemporánea al tratar sin tapujos temas como la homosexualidad.
La novela narra la historia de Minoura Kinnosuke, a quien le es arrebatado el amor de su vida en un brutal asesinato. Ante la incapacidad de la policía para desentrañar el clásico tropo del asesinato en habitación cerrada, Minoura se lanza a resolverlo junto con su amigo Miyamagi Kokichi, detective aficionado, quien también se ve afectado por los asesinatos que están ocurriendo. Juntos darán con la pista de los horrendos planes del Jorobado, cuya pretensión es crear una sociedad de fenómenos repugnantes, enemigos acérrimos de la raza humana.
Su investigación los conducirá de misterio en misterio en un periplo lleno de aventuras y giros inesperados. El propio narrador, muy acostumbrado a hacerse presente en el relato, lo describe así:
"Aunque les parezca increíble a los lectores, toda la serie de acontecimientos que da inicio a mi narración se desarrollaron a lo largo de solo dos meses. Me veo obligado a avisarles de que se encontrarán con asesinatos, amor y comportamientos extraños de una maldad que nadie habría imaginado hasta ahora. Algunos dirán que es una novela de detectives; otros, que es una novela de miedo; y otros, simplemente, que es una novela extraña."
La novela entretiene y fascina siguiendo la estela de unos crímenes atroces, pasiones extremas y villanos de una maldad avasalladora.

EL EXTRAÑO CASO DE LA ISLA PANORAMA
(Editorial SATORI)
En esta novela se aprecian retazos de Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, y de El jardín de los suplicios, de Octave Mirbeau. También del jardín-museo que Raymond Roussel
 narró en Locus Solus.
La novela nos sumerge en una mente obsesionada por la creación de una utopía ignorando los peligros que entraña; aunque la utopía que guía al protagonista no es de carácter político. Su pertinaz sueño es crear una obra de arte de proporciones colosales fundamentada en la naturaleza, los árboles, las piedras y todo bicho viviente que pulula por la tierra. El narrador mismo nos acerca a esa ambición:
"Igual que los músicos usan sus instrumentos para crear música, los pintores sus lienzos y pinturas o los poetas las palabras, él se serviría del sueño de la naturaleza creada por los dioses, no solo para transformarla a su antojo, sino para dar forma a sus ideales estéticos. En otras palabras, pretendía convertirse en un dios".
Hirosuke Hitomi es un escritor mediocre que vive obsesionado con la idea de crear una gigantesca obra de arte, un paraíso utópico en el que recluirse del mundo. Este sueño lo persigue desde niño aunque carece de la fortuna necesaria para llevarla a cabo; pero cuando fallece un antiguo compañero de universidad inmensamente rico, con el que guarda un inquietante parecido físico, se le presenta una oportunidad. Decide suplantarlo fingiendo una suerte de entierro prematuro a causa de una catalepsia no diagnosticada.
Ya con el control de las finanzas, Hirosuke comienza la realización de su disparatado proyecto en el que se encuentra un escoyo imprevisto, la hermosa viuda de su amigo, Chiyoko, la fruta prohibida de su delirante paraíso.
Panorama no kidan’, es el título original de este relato grotesco, hermoso y perturbador. Nada es lo que parece en Panorama, este paraíso sobrecoge y maravilla al mismo tiempo. La mezcla de misterio, hechos macabros y esa vorágine de escenarios artificiales de la isla Panorama están muy relacionados con la corrupción de la belleza. Las descripciones de los escenarios y trampantojos salidos de la insana imaginación de Hitomi se suceden revelando el mecanismo más tenebroso de la historia, el propio cerebro de Hitomi, que lo sacrificará todo para conseguir su objetivo.
Aunque el relato contiene algunos ingredientes de misterio, se acerca más al género que encumbró a Rampo, el ero-guro nansensu (erótico-grotesco-absurdo). El argumento mezcla los conceptos de muerte y amor con una galopante crisis de identidad para conseguir un relato perturbador.
El estilo de Rampo es ágil, muy colorido y sobre todo eminentemente pictórico: formas, texturas, olores y colores, además de la disposición de los objetos adquieren una importancia capital en la historia. Una de las mejores habilidades de Rampo es crear tensión a través de la ambientación que rodea a sus personajes.
Existe una adaptación al manga llevada a cabo por el magistral Shuehiro Maruo que le llevó a ganar el Premio Osamu Tezuka 2009. Está editado en España por ECC Ediciones en diciembre de 2016.
RELATOS JAPONESES DE MISTERIO E IMAGINACIÓN
(Editorial JAGUAR)
Tras sufrir censura durante la 2ª Guerra Mundial, acusado de una obra occidentalizante, en los años 50 Rampo recopiló sus mejores relatos y los reunió en este volumen, una colección ideal para acercarse al perturbador universo del escritor nipón. 
Entre ellos destaca “La butaca humana”, la extraordinaria historia de un ebanista que se oculta dentro de una butaca para disfrutar del contacto femenino. También “El test psicológico”, donde se percibe el influjo de Crimen y Castigo de Dostievski. Aunque no hay que olvidar relatos tan extraordinarios como "La oruga", "El viajero con el cuadro de las figuras de tela" y "El infierno de los espejos", donde la influencia macabra de Poe prevalece sobre la atracción por el misterio de Rampo.
"La oruga" es un relato negrísimo en el que se mezclan el rechazo y la atracción mórbida por lo monstruoso y lo deforme. De una gran crueldad, resulta aún más terrible por lo que sugiere que por lo que se nos cuenta directamente.
"El viajero con el cuadro de las figuras de tela" es perfecto en la recreación de una  atmósfera onírica e irreal a través de algo tan común como subir a un vagón de tren e iniciar un viaje. 


LA MIRADA PERVERSA
(Editorial SATORI)
Edogawa Rampo además de pionero de los relatos de misterio fue también el exponente máximo del 'ero-guro', transliteración al japonés de la expresión erotic-grotesque; género muy explícito en su fascinación por lo macabro y donde se combina sin complejos la sexualidad más abyecta con el crimen más refinado. La sangre, las parafilias y el fetichismo son de uso corriente en estos textos, llegando a tratar elementos más extremos y subversivos como la desfiguración o la violación.  
El volumen incluye: «El que pasea por el revés del techo», «Pulgarcito baila», «El infierno de los espejos», «Un amor inhumano», «La oruga» y «El hombre que viaja con un cuadro en relieve»Seis historias del más enfermizo y fascinante Rampo, con la base común de la obsesión. El universo que nos descubre Rampo es una pesadilla habitada por personajes deformes y/o extraños fascinados por lo monstruoso y lo bizarro. 
Esta edición de Satori reúne los seis relatos citados, seleccionados y traducidos directamente del japonés por Daniel Aguilar en sus versiones íntegras y sin censura.
Destaca, por supuesto, "La oruga", que también aparece en el anterior volumen; un relato morboso hasta la extenuación. Un veterano de guerra ha quedado horriblemente mutilado y reducido a un tronco sin extremidades que no puede hablar. Su mujer cuida de él pero la relación se torna enfermiza cuando ella descubre que ese amasijo grotesco despierta un extraño deseo sexual que la impulsa a torturarlo. El texto, escrito en 1929, fue el único de Rampo que sufrió la censura militar, seguramente por la identidad del protagonista.
Otro relato que también incluido en el volumen anterior es "El infierno de los espejos", la historia de la obsesión de un hombre por la naturaleza reflectante de los espejos. En su exaltación ordena construir una esfera de dicho material para poder meterse dentro, asunto que nos recuerda al Poe de "Entierro prematuro"; aunque en esta ocasión Rampo se explaya con las posibilidades de los  fenómenos ópticos, las ilusiones y trampantojos. 
"El hombre que viaja con un cuadro en relieve", tiene un tono romántico y gótico. Es una muy curiosa historia de un cuadro que contiene un gran secreto y que recuerda a alguno de los relatos de terror de Henry S. Whitehead.
"El que pasea por el revés del techo" supone el relato detectivesco más clásico, con un protagonista que planea el asesinato perfecto, pero comete un pequeño error. Tiene ecos del Auguste Dupin de su admirado Poe. 
"Pulgarcito baila" también tiene como referente a Poe y su narración "Hop-Frog". Narra la venganza de un enano de circo por todas las vejaciones a las que le sometieron sus compañeros. 
"Un amor inhumano" narra la enfermiza historia de amor de un hombre con una muñeca con la que se encierra en el trastero. La historia cobra un giro cuando su mujer descubre lo que está ocurriendo. 
Los cuentos de Rampo exploran los límites de la psicología y la cordura humana y están poblados por seres deformes, voyeurs asesinos y amores sádicos.

LA BESTIA CIEGA
Editorial SATORI
Moju, título original de la obra, es una de las cumbres del ero-guro; una sucesión de episodios de extremada perversión, sadomasoquismo y delirio solo apta para lectores de estómago fuerte y espíritu desprejuiciado. Cuenta la historia de un asesino en serie invidente obsesionado con el cuerpo femenino, sus formas y texturas. Haciéndose pasar por masajista, secuestra, somete y desmiembra a hermosas mujeres, abandonando después sus cuerpos de formas estrafalarias y con toques de humor negro.
Al principio, se conformará con sofocar sus instintos sexuales, pero el ansia de dominación le llevará a traspasar todas las fronteras imaginables… llegando a rozar el éxtasis con obscenas orgías de sangre que el propio Rampo calificaría de "carnicerías biomórficas". 
El atroz humor negro del relato no consigue disfrazar su ferocidad y su flagrante perversión erótica.
Se trata de una obra que fue editada por primera vez en 1931 pero que, durante la postguerra, Rampo renegó del ero-guro y fue él mismo quien ofreció una versión modificada de este relato para futuras ediciones, eliminando los pasajes más siniestros y de difícil asimilación. Sin embargo, esta edición de Satori mantiene el relato íntegro y original, traduciendo la primera versión. 

LOS CASOS DEL DETECTIVE AKECHI
(Editorial SATORI)
Este volumen es un recopilatorio de las primeras historias del famoso detective creado por Rampo, cuya primera aventura, "El asesinato de la cuesta D", apareció en 1925. Aunque el escritor no parecía muy satisfecho con su creación, enseguida se hizo popular, lo que le impulsó a escribir nuevas aventuras.
En esta colección se nos presentan las tres primeras aventuras de Kogoro Akechi, un detective solitario, residente en una casa de huéspedes (muy típica en la época) y rodeado de libros de misterio. No es raro que el detective se refiera a estos detectives clásicos cuando en los casos hace gala de sus deducciones, siempre sorprendentes y casi irreales. 
El enemigo más usual del detective Akechi es el famoso «Monstruo de las veinte caras» (Kaijin ni-ju menso). El Monstruo de Edogawa es un criminal no violento que roba no porque necesite dinero sino para demostrar lo brillante que es. En sus enfrentamientos ambos se demuestran un gran respeto mutuo. 
En su ánimo de emular a los clásicos, Rampo introduce en los relatos un personaje secundario a semejanza de “Watson”, como contrapunto a las pesquisas de Akechi. Aunque nunca se trata de la misma persona. En cada misterio estos personajes aportan su sentido común, solamente para ser deslumbrados por las increíbles deducciones de Akechi.
En el primer caso "El asesinato de la Cuesta D." Akechi se enfrenta a un asesino que parece haberse esfumado de la escena del crimen, un típico caso de asesinato en habitación cerrada. 
La segunda historia es "El Fantasma" y nos muestra otro de los grandes puntos de conexión entre Conan Doyle y Edogawa Rampo, su fascinación por lo esotérico. Aquí nos presente el caso de un fantasma que atosiga y hace la vida imposible a un empresario de éxito. Aunque evidentemente, todo tiene una explicación lógica a la que se llega con un sorprendente giro argumental. 
El último y más largo relato es "Pulgarcito", uno de los más terribles criminales: un vengativo enano que, despreciado por las mujeres debido a su espantosa deformidad, idea un truculento plan para saciar sus apetitos.

LA BESTIA ENTRE LAS SOMBRAS
Ediciones JAGUAR
Esta novela breve es una de las más interesantes de Rampo por cuanto plantea un un misterio metaliterario narrado en primera persona por un autor de misterio, con autorreferencias a los relatos del propio Ranpo. 
Narra la historia de Shundei Oe, un escritor de historias detectivescas que se ve involucrado en los misteriosos e inquietantes sucesos que le ocurren a Shizuko Oyamada, una lectora y amiga suya, quién se ve acosada por su antiguo amante Ichiro Hirata, también escritor de misterio. 
Ella le refiere las cartas que recibe, donde aparecen detalles tan precisos de su vida cotidiana que la dejan aterrada. El narrador se involucra de tal modo que se vuelve obsesivo, poniendo en marcha una serie de acontecimientos que le hacen cuestionarse sus dotes racionales.
En el primer capítulo el narrador llama la atención sobre dos tipos distintos de historias de detectives. Los que se centran en el análisis de la evidencia física, la identificación de pistas y la deducción de su significado y, por otro lado, los que se centran en la psicología de la mente criminal... El narrador insiste en que es del primer tipo, mientras que su adversario es, por supuesto, del segundo: un escritor cuya identidad real se oculta bajo un seudónimo, y cuya persona real es notablemente esquiva, cuyo tema es una psicopatología peligrosa y que, desde el punto de vista del narrador, parece ser un psicópata peligroso. en su propio derecho.
Un narrador poco fiable nos llevará por una senda llena de trampas hasta un final sorprendente y trágico. 
EL LAGARTO NEGRO
Editorial SALAMANDDRA

Esta novela narra el duelo del detective Akechi con uno de sus más temibles adversarios: la hermosa y pérfida madame Midorikawa, apodada El Lagarto Negro, por el tatuaje que luce en el brazo. Ella supone todo un reto para Akechi porque no sólo le iguala con su aguda inteligencia, sino porque sus motivaciones son distintas de los criminales comunes. No busca el simple beneficio económico, para ella el placer superior es salir victoriosa del reto intelectual que supone llevar a cabo el crimen más imposible. Dada su admiración por Akechi el duelo será de altura. 
Reseña en este blog








Fuentes: artículos de 
Sergio Vera en el Blog Elemental de ElPaís.com,  
* Carolina Pou en la revista digital EcosdeAsia.com

domingo, 9 de mayo de 2021

DIARIO de ARGÓNIDA - de Jose Manuel Caballero Bonald



Esta misma tarde se está velando la muerte de José Manuel Caballero Bonald, poeta muy ligado a sus raíces, y como homenaje he querido releer su poemario Diario de Argónida (1997).
 
En estos poemas asoma la luminosidad de las marismas de su querida tierra, ese Coto de Doñana que convirtió en el mítico territorio de Argónida, tierra virgen y primigenia, "una referencia decisiva en mi educación sentimental".
 
El poema "Apunte del natural" supone un acercamiento tan pictórico como preciso a lo que supuso Argónida para el poeta, "paisaje ameno... tu cobijo primero, tu última morada".






APUNTE DEL NATURAL


Ese óleo locuaz de las colinas
colgado de la luz, al fondo
de la inestable prórroga del río,
apenas un reclamo evanescente
retenido en los bordes
majestuosos del paisaje, ilustra
la pasión y el desdén con que has juzgado
los quebrantos del tiempo, esa voluble
jurisdicción de lo vivido
donde se albergan siempre las mentiras.

Paisaje ameno, mesurado, manso
benigna imagen que remeda
tu cobijo primero, tu última morada."

En la Nota del Autor que figura al final del libro, el poeta aclara el topónimo literario de Argónida y explica la denominación de diario:
"Uso el término "diario" con una deliberada imprecisión. (...) Siempre me ha parecido que, a efectos literarios, nadie es capaz de evocar lo que ha vivido sin incurrir en alguna desviación engañosa o consecuentemente equívoca. Incluso se tiende a otorgarle al estilo mayor poder argumental que al testimonio. Y como estoy bastante convencido de que la poesía no tiene por qué coincidir con la verdad autobiográfica sino con esa otra verdad generada en el texto, el concepto de "diario" también puede disponer aquí de su propia ambivalencia".
Esta distinción clásica entre "verdad y veracidad" en la literatura aparece en muchos de los textos. Así el poema "Verdad Poética" concluye de forma tajante: "Empieza a ser verdad mientras lo escribo". Mientras que en "Soliloquio" podemos leer, "Evocar lo vivido equivale a inventarlo". No importa tanto la verdad como la veracidad de lo vivido o inventado. Algunos poemas parecen escritos en el mismo instante en que el poeta está asomado a la ventana, ante ese mágico estuario del Guadalquivir; pero la verdad está solo en el texto, haya sido escrito en Doñana o en su casa de Madrid.

En el libro encontramos paisajes y emociones de la adolescencia, apuntes del natural e incluso alguna crítica social "esa inconmovible seguridad / que algunos bienpensantes dictaminan (...) conduce a la sandez / sin paliativos." Pero también hay una profunda reflexión sobre la memoria y el tiempo. En torno a este último hay unos cuantos poemas hondos y penetrantes que he querido reproducir. 
In memoriam.




JUSTICIA DEL TIEMPO


La araucaria que crece en el jardín, aloja
entre sus lentas
                         gradas
                                    basculantes
un tropel bullicioso de pájaros 
oriundos de Argónida.

Huéspedes obstinados, comparecen
cada mañana bajo un cielo
incoloro
               y dejan en las vecindades
resplandecientes de la playa
el sonido del tiempo y su justicia.






MENOSCABO
  
Cautelosa avalancha de la noche
que en piedras,
en insectos, en árboles,
se asocia a las diseminadas
exhalaciones de la mar.

Allí amaina el deseo, se erosiona
como los promontorios litorales, dura
lo que un naufragio
                                y surge
alrededor como el trasunto
de un desigual desgaste de la vida.






DÍA CRÍTICO
  
Entre los pliegues lívidos del ocio
cohabitan de continuo
las larvas de las horas,
                                     vacilantes señales
de seductora información
-como mar o mazmorra o ventisquero-
que fluyen en lo absorto
de las amables treguas de la edad,

mientras la prenoción de la memoria
acude como un hosco buey exhausto
por los primeros,
                            por los últimos
trayectos de un pretérito
donde ya queda atrás hasta la vida.






SOLILOQUIO 
 
Con paso incierto y no segura
voluntad de vivir,
 se acerca el día opaco, macilento,
insustancial, ridículo,
en que todo se acalla,  
                                   el rescoldo mejor
que ya dejó ese día
precipitadamente
entre un raudal de interferencias
cada vez más presuntas.
                                        Ninguna
palabra será ya la palabra
que desmienta al silencio,
ninguna certidumbre
anulará el valor de lo ficticio.

Evocar lo vivido equivale a inventarlo.






 


VERDAD POÉTICA 
 
Adolescente de livianos lazos,
lienzo de luna, pétalo impoluto
que cruza el arenal, cruza el exiguo
lindero de los acebuches,
llega al vidrioso estanque,
y allí precisamente,
cuando se inclina para verse a solas,
hace su aparición el asesino.

Sangre junto al tupido seto
de arizónicas, sangre
por los rezumaderos de los caños
y en la huraña ruina
del fortín y en la playa acosada
de pájaros y larvas y alacranes.

¿De quién la transitoria furia,
qué se hicieron
aquellos vengadores? ¿Soy yo acaso
el que oyó las aladas palabras de Tiresias?

-El asesino que buscas eres tú.

Empieza a ser verdad mientras lo escribo.






FÁBULA 
 
Nunca serás ya el mismo que una vez
convivió con los dioses. Tiempo
de benévolas puertas entornadas,
de hospitalarios cuerpos, de excitantes
travesías fluviales y de fabulaciones.

Tiempo magnánimo
compartido también con semidioses
errabundos y hombres de mar que alardeaban
del decoro taimado de los héroes.

Qué ha quedado, oh Ulises, de esa vida.

La historia es indulgente, merecidas las dádivas.
Los dioses son ya pocos y penúltimos.
Justos y pecadores intercambian sus sueños.






DIDÁCTICA 
 
Si miras un reloj y esperas impasible
a que pase un minuto,
comprenderás al fin en qué consiste 
la eternidad.
                     Detente, caminante,
                                                      escucha
esos latidos perentorios, ese inconmensurable
desplazamiento de tu corazón
que deja por momentos un gran foso vacío
entre lo efímero y lo permanente.

El instante que pasa ocupa todo el tiempo.

No hay final ni principio:
sólo el todo y la nada equidistando.






BIOBIBLIOGRAFÍA 
 
Cuando busco al que fui, qué hacinamiento
de vacilaciones, atisbos,
pistas falsas, presagios, averías
de la memoria, ardides
neutralizados por la incertidumbre.

A veces soy alguno
de esos esquivos personajes
que repentinamente me suplantan,
y a veces sólo soy 
como un antecesor del que nunca seré
o acaso ese inconstante buscador de respuestas
por la futilidad de sus pesquisas.

Sin embargo, mi historia personal
poco tiene que ver con esa historia:
también yo soy aquel que nunca escribe nada 
si no es en legítima defensa.








La imagen incrustada corresponde a la edición gráfica que en 2017 publicó el Grupo Pandora/Pedro Tarbernero. con ilustraciones de Luis Manuel Fernández.



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Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1926 - Madrid, 2021) fue poeta, novelista, ensayista y flamencólogo. Autor destacado de la generación del 50, publicó diversos poemarios que reunió en 1969 en el volumen Vivir para contarlo. En 1997 publicó un libro central en su poesía, Diario de Argónida. En 2006 recibió el Premio Nacional de Poesía por su poemario Manual de infractores, según el autor una “apología de la desobediencia”. Los poemas de este libro surgen de la indignación del poeta como ciudadano ante las guerras miserables, las injusticias sociales y los atentados a los derechos humanos que cada día encontramos en los medios de comunicación. "Descrédito del héroe" fue su último libro de poesía publicado, un libro que causó impacto en el ambiente poético, porque venía a demostrar que era posible hacer crítica de la realidad social con un lenguaje preciso y elaborado.
Su obra poética completa está recogida en el volumen 'Somos el tiempo que nos queda'.

Como novelista destaca en Dos días de septiembre, que ganó el Premio Biblioteca Breve de Novela en 1961, Ágata ojo de gato, (su novela preferida) con la que ganó el Premio Barral y de la Crítica, Toda la noche oyeron pasar pájaros (1981) y En la casa del padre (1988). También fue un prolífico ensayista, con obras tan destacadas como Narrativa cubana en la Revolución (1968), Luis de Góngora (1982) y el extraordinario volumen Luces y sombras del flamenco (1975). Como divulgador del arte jondo defendió una idea del flamenco como bandera de rebeldía y emancipación.

Fue profesor de Literatura Española en la Universidad Nacional de Colombia y en el Centro de Estudios Hispánicos del Bryn Mawr College. Fue director literario de la Editorial Júcar, subdirector de Papeles de Son Armadans y trabajó en el Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española. Dirigió también un sello discográfico y editó en 1966 un Archivo del cante flamenco, compuesto de una monografía y una serie de grabaciones in situ.
En 1995 publica la primera parte de sus memorias, titulada Tiempo de guerras perdidas y en 2001, la segunda parte titulada Costumbre de vivir. Ambos volúmenes recogidos en La novela de la memoria (2010). 
En 2012 recibió el Premio Miguel de Cervantes. 

miércoles, 5 de mayo de 2021

PATRICK MELROSE - creada por David Nicholls y E. Berger























Patrick Melrose es un drama desgarrador que llega a tener tintes de película de terror en uno de sus extremos (episodio 2, Never Mind); mientras que en otro vivimos momentos hilarantes a costa del proceso de autodestrucción al que se lanza Patrick, consumiendo todo tipo de drogas y alcohol. En todo caso se trata de un relato con una gran intensidad emocional.

La serie está basada en los 5 libros autobiográficos que escribió Edward St. Aubyn, conocidos como "Las novelas de Patrick Melrose". Allí se da cuenta de una historia familiar llena de snobismo y crueldad. El padre de Patrick (interpretado por Hugo Weaving) fue un ser tiránico que abusó sexualmente de su hijo cuando sólo era un niño. Mientras que su madre (Jennifer Jason Leigh), una rica norteamericana, alcohólica y prisionera en una relación tóxica, se desentendía de todo. Cuando su hijo le confesó los abusos, ella simplemente le respondió: "A mí también me viola". Se trata de una feroz crónica que combina con maestría momentos atroces con otros donde reina la más acerada ironía. 

Así se puede apreciar en esta conversación en la que unos amigos de David Melrose, padre de Patrick, lo visitan en la Provenza. Allí también se encuentra Nicholas Pratt (Pip Torrens), otro engreído aristócrata no menos desaprensivo que el padre.  
Víctor.-Anne se ha quedado prendada especialmente con Calígula.
Anne.-Víctor intentó que sintiera lástima por él
Víctor.-Pero Tiberio asesinó a toda su familia. Es natural que aquellos que vivieron el terror terminen también aplicándolo tarde o temprano.
Anne.-¿Así eran las cosas en Eton?
Víctor.-A Anne le encanta satirizar el sistema educativo inglés.
Anne.-Y en cuanto a su obsesión por follarse a sus hermanas...
N. Pratt.-El vicio es bueno pero nada como el incesto, dicen. Ese tipo me habría caído muy bien. Hizo todo lo que quiso sin preocuparse por la ética.
Anne.-Por qué crees que hay una superioridad en ser inmoral?
N. Pratt.-No es una cuestión de superioridad, es cuestión de no ser un aburrido o un capullo.
David Melrose.- Lo único que uno ansía es el hastío.
Patrick Melrose recorre varias décadas de la vida de este aristócrata traumatizado, politoxicómano y dipsómano; desde los 60 retratando su niñez en un château del sur de Francia, hasta la madurez, con hijos y familia, en los dos mil y ya en Londres; pasando por los 80 donde se narra la juventud disipada de Patrick, a caballo entre Londres y N. York. Todo para dar cuenta del profundo trauma que amargó su vida para siempre y del espantoso círculo familiar y social que le rodea. En definitiva, una odisea por el dolor siempre a la búsqueda del camino de redención.


Patrick Melrose (Benedict Cumberbatch) se define a sí mismo como "narcisista, esquizoide y alcohólico suicida" y en el primer plano de la serie recibe la llamada de un amigo de la familia que le comunica la muerte de su padre. La cara de Patrick, adormecida por las drogas, casi no reacciona; pero poco a poco una sonrisa se va ensanchando en su cara. "El viejo cabrón ha muerto" le dice a una amiga. "Estoy pensando en dejar las drogas", le dice poco después a otro. Es 1982, en Londres, y Patrick debe viajar a N. York para recoger los restos de su padre. Cuando cruza el Atlántico no sólo fracasa espectacularmente en dejar las drogas, sino también en suicidarse. 

La muerte de su padre le provoca tanto una liberación como un shock y para gestionarlo Patrick se abandona a un tobogán de drogas y alcohol. El recipiente con las cenizas de su padre le inunda de rabia y los chutes en los que busca ayuda convierten al episodio inaugural en una comedia negra con momentos hilarantes. Un drogadicto pegado a un recipiente de cenizas al que lanza, golpea y pretende abandonar, sin conseguirlo, en repetidas ocasiones.


El segundo episodio es un terrible drama infantil que transcurre casi íntegramente en el château francés. La tiranía del padre tanto sobre su hijo como sobre su mujer llega hasta la humillación y el episodio, a pesar de las maneras educadas y el colorido maravilloso de la campiña, resulta insoportable y conmovedor. Hijo y madre viven acechados por una bestia que los somete hasta límites inconcebibles.

El tercero es un repaso sin piedad a la alta sociedad británica, poniendo el acento en la estupidez, displicencia y amoralidad de esos personajes que viniendo de Eton y Oxford, acaparan los puestos claves de la sociedad sin demostrar valía alguna. La fiesta de una arribista, a la que acude la mismísima princesa Margarita, provoca no pocas situaciones ridículas y unos diálogos de lo más cínico. 

Patrick los observa con su amigo y psiquiatra Johnny (Prasanna Puwanarajah)
-Dios mío, míralos. Los recuerdo a todos de mi infancia. Estirados y aburridos.
-Son los últimos marxistas.
-¿Hum?
-Los últimos en creer que la clase social lo explica todo.


Los dos episodios finales giran en torno a la madre de Patrick y a su propio rol, ya como adulto y padre de familia con dos hijos. Cada verano todos se reúnen en la mansión familiar del sur de Francia; pero su madre, ya anciana y enferma, pretende donarla a una fundación de carácter New Age, dejando a Patrick sin herencia. Además pide a su hijo un último deseo, que le ayude a morir mediante el suicidio asistido.

La serie es ácida y dramática hasta la médula. Patrick no encuentra más coraza para sobrevivir que el sarcasmo y la ironía. En el entierro de su madre mantiene esta conversación con Julia (Jessica Raine), su más constante amiga y esporádica amante.
-Es verdad que has vuelto a dejar la bebida.
-Sí, se acabó.
-Felicidades. Complicado justo ahora.
-No. Al contrario. Las emboscadas llegan cuando parece que todo va bien. O eso dicen.
-Lo que no has dejado es la ironía.
-¡Es la adicción más fuerte! Olvídate de la heroína, con la ironía puedes decir dos cosas a la vez.
-Ya me cuesta aguantar los parches de nicotina y fumar al mismo tiempo, no me quites la ironía, déjame un poco de sarcasmo.
-El sarcasmo no es igual, es demasiado simple
-Que puntilloso.
-Será mejor que entremos o los cadáveres se van a amontonar.


Los cinco episodios exploran de forma descarnada el dolor emocional más atroz y unos vínculos familiares tóxicos. Cada episodio corresponde a una de las cinco novelas semiautobiográficas que publicó St. Aubyn. En España se publicaron en dos volúmenes; el primero titulado El Padre reúne las tres primeras: Bad News, Never Mind y Some Hope; mientras que en el segundo, titulado La Madre, se incluyen las dos últimas, Mother’s Milk y At Last.

Adaptar cinco libros suponía todo un reto y hacerlo en cinco magníficas horas supone todo un logro por parte del guionista David Nicholls. Sus escenas y diálogos siempre son agudos e inteligentes y hacen que este personaje atormentado cobre vida ante nosotros. Por su parte el director Edward Berger es capaz de adaptar el ritmo de las imágenes a lo que se está contando. Los planos de furia y drogadicción son rápidos, impacientes y eléctricos; mientras que las secuencias de la campiña (con esos azules y amarillos tan maravillosos) o de las fiestas son pausados y cuidados al detalle. Es de subrayar cómo está rodado el primer abuso del padre, en off, con un silencio atronador mientras la cámara se va retirando por el pasillo. (Del mismo modo que el maestro Hichtcock rodó uno de los asesinatos que tienen lugar en Frenesí). 


Pero está claro, el rey de la fiesta es un formidable Benedict Cumberbatch que, según ha declarado, siempre quiso interpretar este personaje y lo demuestra con una interpretación antológica: vulnerable, obcecado, trágico e irritante en ocasiones, hilarante en otras y siempre profundamente melancólico. Es capaz de pasar de la delicadeza a la furia en el mismo segundo. Muchos de sus diálogos son consigo mismo y destilan un profundo sarcasmo que Cumberbatch sabe dejar caer con una elegancia suprema. 

Al final Patrick siempre estará solo con sus demonios y ni su amiga Julia podrá consolarlo.
-Qué te ha dicho esa lunática
-Que no hay una conclusión sencilla sobre lo que significa la vida de alguien.
-Pero sí que puedes saber lo que significa para ti.
-No siento nada concluyente sobre mis padres.
-Suena agotador ¿No sería más sencillo detestarlos?
-Ya lo intenté con mi padre. No fue bien. Siento un poco de todo: desprecio, pena, rabia...miedo y... ternura.
-¿Ternura?
-De pensar en lo desgraciados que fueron los dos. Y entonces recuerdo que tengo hijos y el odio vuelve a invadirme.
-Yo odio la pena. Hace estragos con el rímel.
-Tanto te importaba mi madre?
-No tiene que ver con ella. Se te saltan las lágrimas en un funeral o con una película ñoña. No es lo que las provoca es sólo por la tristeza del ambiente. Supongo.
-A veces por lo que lloras y lo que sientes coincide. Solo a veces
-Hum.
-Ah, ¡joder!, me pregunto lo que sería tener una reacción natural ¡la que sea! sin ironía ni desapego, sólo ser espontáneo al...al sentir algo.
-No me lo preguntes a mí.