martes, 28 de noviembre de 2023

EL PESCADOR - de John Langan


Esta historia de pescadores de montaña chorrea un agua oscura y mefítica por los cuatro costados. Muertos que se ponen en pie con la textura de los peces, casas que esconden océanos de pesadilla en sus entrañas, magia negra y un Leviatán colosal capaz de distorsionar tiempo y espacio. La historia gira alrededor de pactos malignos en busca de redención, leyendas que perviven desde tiempos remotos y una figura misteriosa y temible conocida como El Pescador.

Abe y Dan son dos amigos que están pasando el duelo de haber perdido a sus esposas, el primero por cáncer y el segundo en un accidente automovilístico. La tragedia les ha convertido en pescadores aficionados en busca del lugar más recóndito donde perderse y pescar. Pero cuando llegan al "arroyo del Holandés", en las lejanas montañas Catskill, se topan con la leyenda de El Pescador, una figura legendaria que proviene de la época de los antiguos colonos procedentes de Hungría y Alemania. 

Desde su mismo comienzo la novela nos remite a Moby Dick: "No me llaméis Abraham: llamadme Abe". Con ese espíritu el autor nos lanza a la aventura ౼no de la caza del monstruo blanco౼ sino de un ominoso mundo escondido en las entrañas de las montañas Catskill donde habitan monstruos marinos y océanos tenebrosos que nos recuerdan a las pesadillas de Lovecraft. 

Los dos compañeros acuden a aquellos parajes empujados por la desesperación ౼Abe jura que a diario escucha la voz de su difunta esposa౼ y agarrados al atisbo de un endemoniado consuelo, la posibilidad de recuperar a sus esposas muertas.

Traugott Schiess, Paisaje de montaña


La novela se articula en tres partes.
La primera se centra en la tragedia que asalta a Abe y Dan y cómo su duelo los empuja a lugares cada vez más remotos donde pescar. Ocupa el primer cuarto de la novela y resulta un poco lenta al estar centrada en el drama emocional de estos dos hombres; pero finalmente se aprecia como necesaria para entender su posterior resolución ciega. 
La segunda constituye la almendra de la narración y tiene la forma de un cuento de terror incrustado dentro de la novela: La leyenda de El Pescador es referida a los dos protagonistas por el dueño del último restaurante que encuentran por aquellos aquellos lares. Una leyenda que acompañó a los antiguos colonos desde Hamburgo, a donde llegó un joven también desesperado por la pérdida injusta de su esposa. Decidido a traspasar cualquier frontera con tal de recuperarla encontró la clave en un libro esotérico que le proporcionó un experto en alquimia: Las palabras secretas de Osiris.
A finales del siglo quince, los húngaros libraron una guerra con los turcos para expulsarlos del país. El joven y su familia quedaron retenidos dentro de las fronteras. Su esposa era turca, la hija de un mercader que había seguido al ejército otomano hasta Buda. El joven pensó que, si no llamaban la atención de nadie, los dejarían en paz a él y a su familia. Estaba equivocado. Khunrath desconocía las circunstancias exactas, solo sabía que la mujer y los hijos de este hombre fueron pasados a cuchillo por los soldados húngaros. Los húsares apuñalaron asimismo al joven, pero él sobrevivió. Después de enterrar a los suyos, huyó al oeste, a Viena. De Viena pasó al norte, primero a Praga, luego siguió Elba arriba atravesando Dresde, Magdeburgo y Wittenberg, hasta alcanzar Hamburgo. En cada ciudad que iba jalonando en su ruta, y en algunas otras que dejaba atrás, no dejaba de buscar a hombres como Khunrath.
—Magos —dice Italo.
—Eruditos —corrige Rainer— con intereses comunes.
—¿Por qué se hacía llamar el Pescador? —pregunta Jacob.
—Sí, ¿por qué? —intervienen Angelo y Andrea al unísono.
Rainer arruga el entrecejo. No le gusta adelantar acontecimientos. Al cabo, dice:
—Porque el hombre quiere pescar uno de los Grandes Poderes.
—¿Qué Gran Poder? —tercia Italo—. ¿Te refieres a un demonio?
—No —aclara Rainer—. Es algo más. Los antiguos egipcios lo definían como una gran serpiente con cabeza de pedernal, una hija de las tinieblas y el caos. —Al percatarse de las miradas que le sueltan los demás, Rainer suspira y añade—: Es lo que en la Biblia se conoce como el Leviatán.
Este relato oral será la inspiración definitiva que buscaban Abe y Dan para lanzarse de cabeza, en la tercera parte, a un viaje más allá de los límites de la realidad. Allí vivirán en sus propias carnes la obsesión de ese nuevo capitán Ahab que, en las entrañas de las montañas Castskill, se enfrenta eternamente a un gigantesco monstruo marino en un océano negro y devastador. Ver adentrarse a los dos viudos en un territorio donde presente y pasado colisionan resulta de lo más siniestro.

El estrecho de Puget en el Pacífico (detalle), Albert Bierstadt, 1870.




A través de una antigua mansión nuestros dos protagonistas accederán a un mundo de pesadilla impulsados por una obsesión alimentada por la culpa, recuperar a sus mujeres. ¿No estarías dispuesto a cualquier cosa para conseguirlo? El relato de El Pescador es el clavo ardiendo al que ambos se agarran y que ejerce de catalizador.

Efectivamente después de morir su mujer, Abe se levantó un día pensando "necesito ir a pescar"... Y eso le salvó del alcohol y la depresión. Ese pensamiento le ayudó a perfilar su destino e incluso le hizo pensar en una especie de predestinación; como si su mujer, desde el más allá, le hubiese empujado a la pesca. 
"Con cada año que pasaba, no dejaba de pensar si no sería que Marie no había abandonado este mundo, sino que más bien se había adentrado más en él. Al estar rodeada de tierra, acaso había penetrado en ella, en el suelo, en el agua, hasta haber acabado formando parte de estos elementos. Tal vez había encontrado la manera de llevarme otra vez a su lado."
También Dan logró rescatar de su memoria la referencia al arroyo de El Holandés que descubrió en el diario de pesca de su abuelo. Allí había una nota que decía, "Vi a Eva", su mujer muerta ocho años atrás... Remontar el arroyo corriente arriba hasta traspasar las fronteras de la realidad se convierte entonces para ambos en una imperiosa necesidad. 

El autor consigue una novela de poderosa evocación a través de dos métodos. Por un lado inocula al relato la vieja sangre de lo legendario colocando en su mismo centro una leyenda cuyos ecos vienen rebotando desde siglos remotos. A Dan y Abe se lo cuenta Howard, el tabernero, que había conocido la historia por el reverendo Mapple, al que le habían llegado noticias entrecortadas que logró aclarar con la confesión de la anciana Lottie Schmidt. Ella es quien le refiere la llegada, a La Estación de tramperos y comerciantes en que vivía, de un misterioso hombre de negro en un tílbury cuyas ruedas lucían "unos símbolos a modo de jeroglíficos".



Por otro lado el relato se ancla en una realidad muy física. Las montañas, los riachuelos y los bosques despliegan una poderosa presencia, lo que no evita que en lo más profundo de ellos se desdibuje la frontera entre realidad y pesadilla. Langan ha logrado crear una ambientación ominosa contando con la naturaleza como fuerza malévola.

El libro cuenta con un buen puñado de escenas terroríficas. Por ejemplo la primera vez que quedan los dos amigos y el narrador tiene un sueño en el que "pesca" a su mujer, en un río muy profundo. Es una escena onírica realmente espeluznante. O el asalto de Hellen, regresada de entre los muertos, a la joven Lottie. O la entrada de los tres colonos en la mansión Dort cuando sospechan que se ha convertido en otra cosa: el camino de acceso se defiende de los intrusos con árboles fantasmagóricos y muros de agua negra que los hace sentirse como en un túnel amenazante o "como Moisés atravesando al Mar Rojo", tal como dice uno de ellos. Por supuesto la visión de El Pescador batallando implacablemente contra el Leviatán para forzar el tiempo y el espacio resulta sobrecogedora. Por cierto, lo mismo que la última imagen con la que el narrador cierra el libro.



La narración está impregnada de una sensación de peligro inminente. Desde un determinado momento los pescadores se encuentran en un territorio donde el mal campa a sus anchas. El estilo del narrador denota constantemente que todavía le aterroriza rememorar los hechos que vivió; a veces se adelanta y luego se arrepiente, generando expectativas sobre la maldad que se avecina. Es habitual que se dirija al lector: "Os podríais estar preguntando por qué miraba tanto esa pintura si no entendía nada, y haríais bien". 

Finalmente señalar que la obra tiene un gran poso emocional. A Dan y Abe les guía el dolor. La tragedia sufrida les empuja a creer que hay algo más en esta vida y el oscuro océano del Leviatán está acechando debajo de todo. Dan incluso se plantea que la realidad no es más que una máscara que nos interroga sobre lo que esconde detrás. 
Últimamente tengo unos pensamientos de lo más extraños. Te lo juro. Cuando miro las cosas, cuando miro a las personas, me digo para mis adentros: «Nada de esto es real. Todo no es más que una máscara». Como esas máscaras de papel maché que hicimos para una de las obras de teatro del colegio cuando era niño. ¿Qué obra era? Debió de ser Alicia en el país de las maravillas, pero no me acuerdo. Ojalá pudiera acordarme de esa obra. Ojalá pudiera. Todo es una máscara, Abe, y la pregunta del millón es: «¿Qué hay debajo de la máscara?». Si pudiera romperla, si pudiera cerrar el puño y hacerle un agujero —Dan soltó un puñetazo en la mesa, haciendo tembletear los platos—, ¿qué me encontraría? ¿Solo carne? ¿O hallaría algo más?
(...)
Tal vez quien sea, o lo que sea, que esté dirigiendo la obra no es tan bueno. Puede que sea un malvado, o un loco, o que esté aburrido, o que no ponga ningún interés en el asunto. Acaso todos seamos un completo error, un error absoluto, y si miráramos lo que hay detrás de la máscara, aquello que veríamos nos destruiría. ¿Te has sentido así alguna vez?








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John Langan es autor de dos novelas, The Fisherman y House of Windows, y de tres colecciones de cuentos, Sefira and Other Betrayals, The Wide, Carnivorous Sky and Other Monstrous Geographies, y Mr. Gaunt and Other Uneasy Encounters.
Con El Pescador (The Fisherman) ganó los premios Bram Stoker (en 2016) y This Is Horror. Con Paul Tremblay, Langan coeditó Creatures: Thirty Years of Monsters. También es uno de los fundadores de los Premios Shirley Jackson, para los cuales se desempeñó como jurado durante sus primeros tres años. Actualmente, hace reseñas de terror y fantasía oscura para la revista Locus. En 2020, Word Horde Press publicó su cuarta colección, Children of the Fang and Other Genealogies.
John Langan vive en Hudson Valley en Nueva York con su esposa, su hijo menor y muchos animales. Tiene un cinturón negro de primer grado en el arte marcial coreano de Tang Soo Do.
Las inquietas editrices de La Biblioteca de Carfax prometen más John Langan para 2024, su antología de relatos «Corpsemouth and other autobiographies»

miércoles, 22 de noviembre de 2023

ARTISTAS POR UN ALTO EL FUEGO







Hace pocos días una enorme lista de centenares de artistas internacionales han firmado una carta en la que piden al presidente Biden un alto el fuego en la guerra entre Israel y Hamás. Entre l@s firmantes están Susan Sarandon, Jennifer Lopez, Ben Affleck, Joaquin Phoenix, Gigi Hadid, America Ferrera, Alfonso Cuarón, Jessica Chastain, Alyssa Milano, Kirsten Dunst, Rosario Dawson, Tom Hardy, Kristen Stewart, Sandra Oh, Milla Jovovich, Lupita Nyong’o, Annie Lennox, Channing Tatum, Mark Ruffalo. Roney Mara, Florence Pough, Ewan McGregor, Dua Lipa, Bradley Cooper, Mahershala Ali, Michael Shannon, Omar Sy, Oscar Isaac, Peter Gabriel y Nelie Furtado entre otros muchos.

Lamentablemente pedir humanidad y que se honre la vida y no la muerte o la venganza 
está siendo castigado. Por firmar esta carta, Susan Sarandon ha sido expulsada de su agencia de representación y Melissa Barrera ya no protagonizará la próxima entrega de "Scream".

La ceguera ante los horrores de la guerra y la sed de sangre recorre el mundo y yo quiero reproducir y apoyar esta carta que no sólo ha de dirigirse al presidente de EEUU sino a líderes de todo el mundo que por activa o por pasiva están apoyando este auténtico GENOCIDIO.

El ataque del grupo terrorista Hamás el pasado día 7 de Octubre fue despiadado y brutal, el gobierno de Israel con su respuesta sangrienta y desproporcionada (ya han muerto más de 14.000 palestinos, incluyendo a más de 5.000 niños) se ha rebajado a su miserable altura.



❧☙





Estimado presidente Biden,


Nos reunimos como artistas y defensores, pero sobre todo como seres humanos que presenciamos la devastadora pérdida de vidas y los horrores que se desarrollan en Israel y Palestina.

Pedimos que, como Presidente de los Estados Unidos, usted y el Congreso de los Estados Unidos pidan una reducción inmediata de las tensiones y un alto el fuego en Gaza e Israel antes de que se pierda otra vida. Más de 5.000 personas han sido asesinadas en la última semana y media, una cifra que cualquier persona con conciencia sabe que es catastrófica. Creemos que toda vida es sagrada, sin importar la fe o el origen étnico, y condenamos el asesinato de civiles palestinos e israelíes.

Instamos a su administración, al Congreso y a todos los líderes mundiales a honrar todas las vidas en Tierra Santa y pedir y facilitar un alto el fuego sin demora: el fin del bombardeo de Gaza y la liberación segura de los rehenes. La mitad de los dos millones de residentes de Gaza son niños, y más de dos tercios son refugiados y sus descendientes se ven obligados a huir de sus hogares. Se debe permitir que la ayuda humanitaria llegue hasta ellos.

Creemos que Estados Unidos puede desempeñar un papel diplomático vital para poner fin al sufrimiento y estamos sumando nuestras voces a las del Congreso de los Estados Unidos, UNICEF, Médicos sin Fronteras, el Comité Internacional de la Cruz Roja y muchos otros. Salvar vidas es un imperativo moral. Para hacer eco de UNICEF, “deben prevalecer la compasión y el derecho internacional”.

En el momento de escribir este artículo, se han lanzado más de 6.000 bombas sobre Gaza en los últimos 12 días, lo que ha provocado la muerte de un niño cada 15 minutos.


"Los niños y las familias de Gaza prácticamente se han quedado sin alimentos, agua, electricidad, medicinas y acceso seguro a los hospitales, tras días de ataques aéreos y cortes en todas las rutas de suministro. La única central eléctrica de Gaza se quedó sin combustible el miércoles por la tarde, cortando el suministro eléctrico. , agua y tratamiento de aguas residuales. La mayoría de los residentes ya no pueden obtener agua potable de los proveedores de servicios o agua doméstica a través de tuberías... La situación humanitaria ha alcanzado niveles letales y, sin embargo, todos los informes apuntan a nuevos ataques. La compasión (y el derecho internacional) deben ser prevalecer." – James Elder, portavoz de UNICEF



Más allá de nuestro dolor y luto por todas las personas allí y sus seres queridos en todo el mundo, nos motiva una voluntad inquebrantable de defender nuestra humanidad común. Defendemos la libertad, la justicia, la dignidad y la paz para todas las personas, y un profundo deseo de detener más derramamiento de sangre.

Nos negamos a contarles a las generaciones futuras la historia de nuestro silencio, de que nos quedamos al margen y no hicimos nada. Como dijo a Noticias ONU el Jefe de Ayuda de Emergencia, Martin Griffiths, “la historia está observando”.

viernes, 17 de noviembre de 2023

LOS ASESINOS de la LUNA - de Martin Scorsese



Salgo de la película decepcionado.
La historia merece la pena contarse -el expolio racista de los indios Osage- y sus 3 horas y media se siguen con interés -Scorsese nunca aburrirá-, pero el desarrollo de la trama resulta plano y los personajes carecen de profundidad.

Lo peor de todo es que el engaño del hombre blanco hacia el indígena es tan mostrenco que sonroja. No hay tensión. Más que maldad hay una burda mezquindad. Un descarado saqueo avalado por una ley arbitraria perpetrada por los blancos.

Los indios Osage han sido expulsados primero de Missouri y luego de Arkansas hasta ser confinados finalmente en un territorio perdido de la mano de Dios en Oklahoma... pero resulta que al poco tiempo descubren que el subsuelo está pletórico de oro negro. Los yacimientos de petróleo que encontraron en 1894 convirtió a la Nación Osage en la más rica del mundo... y objeto de envidia por parte de los colonos blancos. El derroche y la ostentación -mansiones, coches, joyas, criados- hizo que los colonos les acusaran de incompetentes para administrar semejante riqueza y, efectivamente en 1908, el Congreso de EEUU otorgó a los tribunales de aquellos condados la capacidad de considerar a los indígenas "menores e incompetentes". De este modo el tribunal podía nombrar un tutor blanco para supervisar los asuntos financieros de cualquier Osage. ¿¡!?😕

Una delegación Osage con el presidente Calvin Coolidge en la Casa Blanca el 20-enero-1924


En 1921 el Congreso todavía llegó más lejos en su "protección" hacia los pobres Osages. Aprobó un ley que los consideraba incompetentes para manejar su inmensa riqueza; obligándoles a canalizar sus pagos, compras y ventas a través de tutores -por supuesto blancos- designados por los tribunales.

El abuso y el expolio fue tan racista y repugnante que no sé cual hubiese sido el mejor modo de relatarlo. Scorsese se centra en la época de los años 20 denominada "reinado del terror", cuando murieron o desaparecieron cerca de 60 indígenas en una evidente conspiración para arrebatarles sus derechos y riquezas. Muchos hombres blancos casados con indias no se conformaron con compartir su riqueza y llegaron a asesinar a familias enteras para asegurarse la herencia. 

La principal mano negra que estuvo detrás de estos crímenes fue William King Hale, un ganadero blanco con buenos contactos políticos que se autoproclamó "Rey de las colinas Osage". El tipo se mostraba sumamente paternal con los indígenas y acumuló poder y prestigio repartiendo favores que luego se cobraba con creces.  




Con la Primera Guerra Mundial recién concluida, la fiebre del petróleo se disparó entre aquellos que buscaban hacer fortuna. Ahí es donde aparece el joven Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio), sobrino de William Hale (Robert de Niro); un soldado recién licenciado y sin blanca. Rápidamente su tío le busca novia, una joven india (Mollie) cuya familia ostenta los derechos de una buena explotación petrolera. Ahí tienes tu oportunidad, le dice su tío... porque si se diera el caso de que la madre y las hermanas de Mollie murieran, el marido de ésta sería el heredero de una fortuna. 

Ernest Burkhart no es más que un pobre buscavidas y su tío un tipo taimado y sin escrúpulos. Tampoco los sicarios que contratan son más que unos granujas desastrados. De ahí que la película no despegue. Todo es demasiado ramplón. A veces todo parece una ocurrencia. King Hale convence en unos pocos segundos a un tipo para que mate a alguien o atraque esa misma noche un banco. Muchas de las películas de Scorsese comparten una especie de romantización del crimen como forma de poder y ascenso social. Eso tampoco aparece. No hay goodfelas ni códigos de honor, sólo unos tipos ruines y arteros. Tampoco encontramos ningún tipo de debate o duda moral. 

Para colmo los indios Osage aparecen como meros comparsas. No escuchamos su voz. Scorsese ha admitido que, en cierto punto de la concepción del filme, reescribió el guion por sentirlo excesivamente centrado en los criminales. Corrección que apenas ofrece el fruto de ilustrar la visita a la Casa Blanca por parte de una comisión de indígenas para pedir una investigación sobre los crímenes. La película carece de la épica de los perdedores y su interés radica, sobre todo, en haber rescatado una historia que contradice el relato oficial de bravos colonos y audaces empresarios que expandieron la grandeza del país.



La segunda parte está ocupada por la investigación de una agencia precursora del FBI, pero tampoco resulta excitante sino más bien "casi administrativa". De hecho el libro de David Grann en el que está basada la película -Los asesinos de la luna, 2017- delata cómo esta investigación estuvo plagada de negligencias y errores por parte de las autoridades. Aunque hay que reconocer que esta parte es en la que Di Caprio justifica su presencia en el film. Antes se había mostrado como un verdadero memo que estaba a lo que caía, pero en el momento de ser detenido, y tener que decidir si delatar o no la conspiración, sí es capaz de mostrar las contradicciones de un tipo débil de carácter, enamorado realmente de su mujer india, pero que no tiene empacho en envenenarla a instancias de su poderoso tío.

La narración se estira en situaciones poco relevantes y hubiese merecido una condensación mayor. Da la sensación que ha habido muchos discusiones en la mesa de guionistas sobre cómo armar una película que, al final,  parece un conjunto deslavazado de escenas. Comienza con un repaso de muertes indias que no se investigaron, luego se inicia la historia de un joven Burkhart carente de interés y con la presencia de su tío en un segundo plano muy desdibujado. Tampoco tiene mayor desarrollo la corrupción generalizada de las fuerzas vivas. Finalmente asistimos a la investigación judicial que se desarrolla un poco a salto de mata. 

La secuencia final es un pegote que Scorsese se ha inventado aunque resulta curioso y atractivo. Se trata de un espectáculo de radioteatro -la grabación de un podcast diríamos hoy- donde podemos ver a los actores, músicos y técnicos de efectos narrando en directo el destino de cada protagonista. En una especie de homenaje el propio director aparece narrando el trágico final de Mollie Burkhart (Lily Gladstone).






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La Nación Osage fue un pueblo de grandes guerreros especializado en la caza de bisontes. Lucharon junto a los franceses y contra los españoles por el control de la región del Mississippi en el siglo XVIII. Estuvieron presentes en la guerra de Secesión (1861-1865), tomando partido por los confederados. Asimismo tuvieron un papel activo en el Ejército estadounidense tanto en la Primera como en Segunda Guerra Mundial.

sábado, 11 de noviembre de 2023

ALEX - de Pierre Lemaitre


Alex es una novela negra compuesta de varios espejos terribles que Lemaitre nos describe puntualmente para finalmente darlos la vuelta y descubrirnos la todavía más perversa realidad que esconden. Por ejemplo Alex no es el nombre de un chico, sino de una joven que es secuestrada y torturada. Pero esta víctima pronto se convertirá en un verdugo cuya ristra de asesinatos se nos acabará revelando como una extraña justicia. Menudo tour de force.

La novela es la segunda de la serie protagonizada por el comandante Camille Verhoeven que, en esta ocasión, se enfrenta a un desafío que lo implica personalmente. En la primera perdió a su mujer, Irène, que fue secuestrada y luego asesinada. Esa pérdida hundió a Camille hasta el punto de hacerlo ingresar en una clínica de reposo. En este nuevo caso la figura de Alex se superpone en su mente a la de Irène y ni sus compañeros, ni él mismo, saben si está preparado para afrontarlo. 

La tortura a la que es sometida Alex es brutal y revela un odio intensísimo. Su captor le dice "voy a mirar cómo revientas, puta", mientras la cuelga en una caja en la que no se puede estar ni sentado ni de pie. El adjunto Louis nos ilustra sobre el tormento.
"Es un suplicio ideado bajo el reinado de Luis XI para el obispo de Verdún, creo recordar. Lo tuvieron enjaulado durante 10 años. Es un tipo de tortura pasiva muy eficaz. Las articulaciones se sueldan y los músculos se atrofian...Y la víctima enloquece." pag. 97
El libro va alternando los capítulos en los que Alex nos desgrana su tortura en un almacén abandonado con los que narran la investigación y preocupaciones de Camille; toda una carrera contra reloj para evitar un fatal desenlace. La depravación de las torturas espeluzna mientras el comandante Verhoeven ve crecer de nuevo en él un sentimiento de culpa.

Todo cobra un nuevo giro cuando descubren quién es el secuestrador; pero al ir a detenerlo él prefiere suicidarse. En este callejón sin salida Camille ya empieza a albergar sospechas que le hacen girar el espejo del secuestro para descubrir la horrenda verdad que esconde. Además, cuando logran descubrir donde está la secuestrada, ésta ya ha logrado huir por sus propios medios demostrando una resiliencia encomiable. Los datos que Camille ha venido reuniendo respecto al secuestrador y la secuestrada le hacen sospechar que Alex no es realmente una víctima, sino una sospechosa de asesinato. 

La narración siempre es vibrante, como ese relato en paralelo de la investigación de la policía y del tormento de Alex que confluye en el mismo almacén lleno de ratas hambrientas. Eléctrico. O el cúmulo de asesinatos que se produce en una segunda parte de lo más sangrienta. Alex se nos muestra dura como el pedernal y Camille empieza a interesarse por su historial. Cuando encuentra la caja vacía en el almacén estamos en la mitad del libro y uno tiene la sensación de que ahora empieza lo bueno; porque cada vez que el comandante parece resolver el caso, éste se retuerce y se abisma en un misterio aún más profundo.

La novela se estructura en tres actos y en cada uno de ellos Lemaitre logra dar una vuelta de tuerca más a un historia de abusos, crímenes y perversiones. Para ello cuenta con un Verhoeven que es un tipo muy sagaz; siempre al acecho de un mapa que se recompone con cada nuevo asesinato. Él será el único que percibe que el secuestro no es más que un engranaje remoto de una historia sórdida y terrible, en la que los papeles de víctima y victimario se confunden.

Me gusta la perspicacia de Verhoeven, cómo razona y encuentra el hilo aún en las situaciones más vacuas. Cuando ocurre el secuestro no saben ni quién es el secuestrador ni quién la secuestrada, pero reflexiona que: Primero, no se rapta a alguien al azar, sino a alguien que se conoce aunque sea poco. Segundo, tiene que haberla seguido, busquemos algún indicio en la zona, etc. 

Al atractivo de una trama brutal y absorbente hay que añadir dos aspectos que resultan convincentes. La situación personal de Camille Verhoeven enfrentándose a un caso idéntico al que supuso la pérdida de su mujer. Irène siempre está presente en su mente. Se imagina a la chica secuestrada con sus rasgos y vive las horas del rapto con la misma desesperación con que vivió el de su mujer. El comisario jefe es un buen amigo, ¿le habrá impuesto este caso como terapia de choque?. El propio Camille acabará sospechando que lo necesita de verdad para exorcizar la muerte de Irène. 

El otro asunto destacable son los personajes. Están magníficamente caracterizados y comparten un pasado en común, lo que provoca unos "cara a cara" llenos de ingenio e ironía. Como las conversaciones de Verhoeven con su jefe, llenas de sobreentendidos y disputas que a otros no aguantarían. O la complicidad que demuestra con su adjunto, el inspector Louis Mariani. O la ratería del agente Armand, siempre gorroneando cigarrillos y bocatas como un hurón insaciable. Todos ellos cobran vida a través de sus peculiaridades y rarezas. 


La caracterización de Camille es formidable. Sólo mide un metro cuarenta y cinco, pero es muy capaz de imponer su presencia. Es tan brillante resolviendo casos como irritante para sus superiores. Sabe dibujar muy bien porque su madre alcanzó un cierto status como pintora y acabará dibujando docenas de bocetos de una desconocida Alex...a la que pinta siempre con los rasgos de Irène. Camille es de los que nunca se rinde, es ese tipo de personas "capaces de empecinarse en un error hasta que los hechos le den la razón". Tiene carácter y es muy decidido. Se le describe como "un individuo no violento capaz de cometer brutalidades". 
"Camille Verhoeven nunca grita. Muy raras veces. Es un hombre de autoridad. Es bajito, calvo y ligero pero, como todo el mundo sabe, también astuto e ingenioso." pág. 21
Por su parte el adjunto Louis es un hombre de elevada cultura y además muy rico. Es un tipo que sabe estar y siempre respalda a Camille.
"Le Guen intenta que Louis medie en la conversación. Es una situación embarazosa, pero Louis es un chico de buena familia. Se ha educado en las mejores escuelas, tiene un tío arzobispo y otro que es diputado de extrema derecha, es decir, que desde muy joven ha aprendido a sopesar las cosas a la luz de lo moral y lo práctico. Y estudiado con los jesuitas. En cuestiones de duplicidad, cuenta con un buen entrenamiento." pag. 152
Lemaitre siempre alumbra tramas enfermizas de una gran intensidad psicológica. En este sentido me maravilló su novela Vestido de novia. Aquí es la joven Alex y su espantosa historia la que nos va a conducir de cabeza a un pozo lleno de mierda, abusos y cadáveres. Ante uno de ellos Verhoeven piensa que, como con Irène, siempre llega tarde, lo que le hace recordar un famoso cuadro, éste:


Fernand Pelez, La victime ou l´asphyxiée -1886- Musée d´Art et d´Archéologie, Senlis





















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Pierre Lemaitre (París, 1951) es escritor y guionista. Es un autor tardío que estudió Psicología e impartió clases de literatura. Hasta 2006 no publicó su primera novela, Irène, con la que inició la serie protagonizada por el comandante Camille Verhoeven. Le siguieron Alex (2011), Rosy & John (2011) y Camille (2012), proporcionándole un enorme reconocimiento internacional. Consagrado como uno de los escritores más populares, su carrera literaria dio un vuelco asombroso con la aparición de Nos vemos allá arriba (Premio Goncourt 2013 entre otros), primer volumen de su aclamada trilogía sobre el período de entreguerras titulada «Los hijos del desastre». Los otros dos volúmenes son Los colores del incendio (2018) y El espejo de nuestras penas (2020). Completan su obra las novelas Vestido de novia (2014), Tres días y una vida (2016), Recursos inhumanos (2017), La gran serpiente (2022) y El ancho mundo (Salamandra, 2023), primera entrega de una nueva saga titulada «Los años gloriosos».

martes, 7 de noviembre de 2023

Las PALABRAS y Las TRAMPAS - de Zhuangzi


 © Mahmud HAMS / AFP - vía Amnistía Internacional



 

 

La red sirve para capturar
al pez; una vez capturado el pez
hay que olvidarse de la red.
La trampa sirve para capturar
al conejo; una vez capturado el conejo
se olvida la trampa. 
Las palabras sirven para capturar
el sentido; una vez capturado el sentido
las palabras se pueden olvidar.
Quién pudiera encontrar a alguien
que haya olvidado las palabras
para conversar con él.






ZHUANGZI
siglo III a.C.
Encontrado en la pág. 125 de "Novela natural" 
de Gueorgui Gospodínov
Editorial Fulgencio Pimentel.