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sábado, 27 de mayo de 2023

EL ASEDIO de TROYA - de Theodor Kallifatides


Esta es una novela brutal, sangrienta y conmovedora.
Tal y como lo es La Ilíada de Homero, ya que este clásico relato es la base de la crónica que nos hace un niño griego mientras su pueblo está ocupado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Ante el peligro de los bombardeos, la maestra del pueblo recoge a sus alumnos en una cueva y para animarlos les relata la guerra de Troya. La narración del asedio de Ilión por parte de los aqueos se superpone a la vivencia actual de la ocupación, estableciendo un fructífero paralelismo de sangre y guerra que nos lleva a una conclusión común: la guerra es una barbarie sin sentido en la que todos pierden. Así lo atestigua Helena, la hermosa causante de la guerra, al abandonar a su esposo Menelao por el atractivo Paris, hijo del rey de Troya. En medio de la brutal refriega concluye que ella siempre perderá sea cual sea el resultado de la guerra:
"Iba a perder o al padre de su hijo o a su amante, Esparta o Troya, su tierra o la de Paris.
Ganara quien ganara la guerra, ella siempre sería la derrotada."
El escritor Theodor Kallifatides es un humanista en el más amplio sentido de la palabra. Su experiencia vital como emigrante le ha forjado ese poso de quien sabe lo que es esencial en la vida. Su estilo, sencillo y lleno de sabiduría, así lo atestigua. Ante la falta de oportunidades emigró desde su Grecia natal a Suecia en 1964, con 25 años. Allí aprendió sueco y pudo estudiar Filosofía primero y ser profesor universitario después, adoptando ese idioma como vehículo expresivo cuando decidió ser escritor. 
Aunque nunca abandonó sus raíces griegas. 

Según ha declarado llevaba mucho tiempo meditando sobre la forma de traer a la actualidad la obra de Homero. Él quedó fascinado con catorce años cuando un rapsoda recitó un pasaje del poema épico en su clase. Desde entonces lo ha releído en múltiples ocasiones y quería trasladar su fascinación a las nuevas generaciones. Encontró el formato en una situación muy sencilla y directa en la que también se contarían en una escuela las aventuras de Héctor y Aquiles, pero durante la ocupación nazi, lo cual resaltaría la dañina pervivencia de la guerra.

Aquiles protegido por Ares cae sobre Héctor - de A.R. Calliano - Palacio Real de Caserta


Cuando hay peligro o bombardeos la joven maestra refugia a sus alumnos en una cueva cercana y para ayudarlos a sobrellevar el espanto de las bombas no se le ocurre mejor cosa que invocar el poder del mito: les contará el asedio de Troya y así una guerra silenciará a otra guerra, aunque en el reflejo se cambiarán las tornas: en la Ilíada los griegos (aqueos) son los agresores. Una demostración de que el horror de la guerra perdura a través de los siglos de un modo impenitente. Incluso, cuando al final de la novela se retiran los nazis, el narrador que está recordando su infancia anota que la guerra no tardó en volver y de forma aún más amarga.
“No tardó mucho en estallar una nueva guerra.
La peor guerra de todas. Griego contra griego, hermano contra hermano, padre contra hijo.
La guerra de Troya no había hecho más que cambiar de nombre.”
Recordemos que la Ilíada narra los combates y hazañas del último de los diez años que duró el asedio de Troya. El poema de Homero está muy centrado en la cólera de Aquiles, primero por el ultraje del rey Agamenón al arrebatarle a su esclava favorita y luego por la furia que desata en su corazón la muerte de su amigo más querido, Patroclo, a manos de los troyanos. Alrededor de estos hechos, la Ilíada nos presenta un mundo de ideales heroicos y hazañas guerreras, en el que los dioses ostentan un protagonismo continuo. Kallifatides acierta plenamente en el tono y el alcance de la narración (que hace la Señorita) al obviar toda presencia de los dioses y centrarse en los hechos guerreros y las pasiones netamente humanas.

Aquiles llorando la muerte de Patroclo


Su lenguaje sencillo y la humanidad que destilan sus protagonistas logran trasladarnos el vértigo de la batalla y la emoción de la piedad y el amor. Los valerosos guerreros se nos muestran además como padres, amantes y amigos; del mismo modo que las mujeres aman, sufren y superan sus temores con coraje y lealtad. Desnudo de cualquier épica inflamada, el canto de Homero refulge como un alegato antibelicista que el propio Kallifatides subraya en un escueto Epílogo:
"Ya desde mis años en el instituto, la Ilíada me ha despertado fantasía y admiración. A mi modo de ver, es uno de los más firmes poemas antibelicistas jamás escritos. Por eso, a muchísimas personas les resulta difícil leerlo. No es culpa de las traducciones. Es culpa de que en nuestros tiempos no se nos estimula ni se nos prepara para la exigente lectura que brinda la Ilíada.
Durante años me pregunté si se podría hacer algo al respecto. Y eso he intentado. ¿Blasfemia? Tal vez. ¿Soberbia? No. No he pretendido reemplazar a Homero de ninguna manera.
Tan sólo he querido que lo conozca más gente.
El lector habrá de juzgar si lo he conseguido."
Efectivamente el grueso de la novela lo constituyen esos relatos que la Señorita desgrana en la gruta y que los niños (como nosotros los lectores) acaban esperando con delectación. Es verdad que la ocupación alemana queda en un segundo plano, pero actúa como un potente espejo que provoca la curiosidad y reflexión de los alumnos en torno a la guerra y la muerte, la amistad y el honor o la compasión y la crueldad. Así, del mismo modo que la muerte de Patroclo desata la ira de Aquiles para arrasar a los troyanos, en el pueblo los alemanes buscan venganza por el asesinato de un coronel por los partisanos. Si hasta ese momento la convivencia con los alemanes había sido benévola, la arbitrariedad de la venganza mostrará a los niños sus verdaderos designios. El capitán reúne en la plaza a todos los hombres y matará a tres cada día hasta que los partisanos se entreguen o sean apresados. Como no hay muchos hombres en el pueblo, hasta el mismo niño narrador será incluido en la partida.
Ifigenia - de Anselm Feuerbach, 1871

Otro doloroso paralelismo se aprecia cuando la flota griega está presta para ir contra Troya pero no hay viento durante meses. Para solventarlo consultan al adivino Calcante que aconseja a Agamenón el sacrificio de su hija Ifigenia. Aunque se resiste el rey acaba claudicando y cuando la joven se encuentra sobre el ara sacrificial le pregunta a su padre por qué ha de morir:
"Agamenón carecía de respuesta más allá de que a veces uno ha de sacrificarse por su patria, su honor o el honor de otros, y él mismo oyó lo hueco que sonaba. No eran meras mentiras, eran falacias repulsivas. Pero la muchacha tenía que morir. Y así llegaron finalmente los vientos favorables que condujeron a los griegos hasta la costa de Troya y a la desconsolada guerra que duró diez años."
Estos hechos agitan en Dimitra, la compañera del niño narrador, el recuerdo de la hermosa Katerina cuando quedó embarazada de un hombre casado y su padre la disparó en el bosque para restañar su honor. Llora Dimitra y reflexiona que "pase lo que pase, al final siempre muere una mujer".

Está claro que el cuento de la Señorita no solamente consuela a los niños, sino que los sitúa ante la barbarie, azuzando sus espíritus con historias que les ayuden a entender el absurdo de la guerra y la caótica realidad.

Encuentro un profundo aliento feminista en los paralelismos que Kallifantides establece entre el mito y la actualidad. Por ejemplo, cuando Dimitra pregunta el por qué los griegos abusaban de las esposas e hijas de los troyanos y la Señorita le responde
"No para disfrutar en el regazo de las mujeres, sino para humillar a sus hombres. Así se hacía a veces y así se sigue haciendo. El cuerpo de la mujer es el campo sobre el que los hombres se pisas, unos a otros, el honor y la gloria.
-Tengo catorce años y mi cuerpo no es ningún campo. Yo soy mi cuerpo.
La Señorita la mira sorprendida.
-Espero que no olvides jamás -dijo."
Helena de Troya - Botticelli

También cuando salen a relucir los dioses y el niño le pregunta a Dimitra si cree en Dios:
"Creo en Dios. Sólo que no creo que sea benévolo ni sabio ni listo ni, en general, bueno. Me hace enfadar. ¿Por qué están aquí los alemanes? ¿Qué hacen aquí? ¿Por qué soy una chica? Odio ser una chica. Voy a acabar como mi madre. Jamás estudiaré nada, me casaré con un borracho y me quedaré embarazada dos veces al año."
Concluyo con una imagen que en mi cabeza se solapa a la de la Señorita: Sherezade. Los niños al principio no gustan del relato, pero al final acaban atrapados por la magia de una historia poderosa y de un estilo que destila sencillez y sabiduría. Como Sherezade, la Señorita primero los embauca y luego pospone cada día la continuación hasta encelarlos: 
“Incluso quienes, en un principio se mostraron reticentes o indiferentes habían capitulado. No éramos muchos, siete en total. Nos estábamos convirtiendo en una especie de pueblo dentro del pueblo, que ya nos había apodado “los siete fieles ".
Para quien no haya leído el poema de Homero (y también para los demás), Kallifatides les ofrece una recreación muy cercana a la sensibilidad actual pero sin abandonar su fuerte impronta literaria. El relato que hace la maestra a sus alumnos (y a nosotros) posee intensidad y emoción. Su lectura resulta muy fluida y las descripciones poderosas, escuchamos el impacto de las lanzas y los bufidos de los héroes arrastrando sus heridas.

El rey Príamo suplica a Aquiles


En el relato de la Ilíada conviven lo brutal y sangriento con lo conmovedor, así como lo vengativo con lo noble. El mejor ejemplo es cuando Príamo acude a Aquiles para pedirle el cadáver de su hijo Héctor, al que ha arrastrado por el campo de batalla en venganza por la muerte de Patroclo.
»Mi desgracia no tiene límites. Tenía cincuenta hijos cuando vinieron los aqueos. Diecinueve de ellos de mis dos esposas y el resto, de mujeres de la ciudad. La mayoría de ellos ha muerto en la guerra y he sujetado sus cuerpos inertes entre mis brazos. Héctor era mi único apoyo y está muerto. Es por él que estoy aquí. Para llevarme su cuerpo a casa. Te daré lo que quieras, fuera hay una carreta llena de preciados obsequios. ¡Apiádate! Acabo de hacer lo que ningún mortal había hecho hasta ahora: besar tus manos, las mismas manos que mataron a mi hijo.
Las palabras de Príamo llegaron hasta el corazón de Aquiles. Quería a su padre y aquel anciano arrodillado ante él era un rey y un enemigo, pero sobre todo un padre que lloraba la muerte de su hijo. Se conmovió. Ayudó al sollozante Príamo a ponerse en pie, lo abrazó y se quedaron un buen rato sumidos en el recuerdo de lo que habían perdido. Uno, a su querido hijo; el otro, a su querido amigo. La pena no tiene patria ni fronteras. No había nadie en esa tienda que no hubiera perdido a alguien.
Ese era el fruto de la guerra."
Un fruto emponzoñado.








_____________________________________________________________________
Kallifatides nació en Molaoi, Grecia, en 1938. Tras vivir en su infancia la ocupación nazi y ante las dificultades para labrarse un futuro emigró a Suecia cuando tenía 25 años. Allí ha desarrollado su carrera literaria en la lengua del país escandinavo. Su trayectoria literaria incluye más de cuarenta libros escritos en sueco y posteriormente traducidos por él mismo al griego en la que podemos encontrar poemarios, novelas, ensayos de viaje y obras de teatro. El autor también ha escrito guiones cinematográficos y dirigido películas. En España saltó a la fama en 2019 tras la publicación de "Otra vida por vivir", un relato íntimo y maravilloso, ya de madurez, en el que vuelve a escribir en griego.
Ha traducido del sueco al griego a grandes autores como Ingmar Bergman y August Strindberg, así como del griego al sueco a Giannis Ritsos o Mikis Theodorakis.

domingo, 22 de diciembre de 2019

UN VIAJE a la INDIA - de Gonçalo M. Tavares


















Un viaje a la India es un libro total. Como una ópera incluye narración, poesía, filosofía y un periplo que unge al individuo y al mundo contemporáneo de forma integral.

Y eso que la historia que relata es mínima y esencial.

En una entrevista el autor se expresaba así: "Me gusta que escribir sea un verbo intransitivo; escribir no es escribir un verso, un ensayo o una ficción. Escribir es escribir. Toda novela debe hacer pensar y no concibo escribir algo sin ritmo, principal cualidad de la poesía."

Bloom, el protagonista omnímodo, parte de su Lisboa natal donde ha perdido a la mujer que amaba asesinada. Aunque él ha logrado matar al homicida: su propio padre. Bloon inicia entonces una huida que es un viaje para reconciliarse consigo mismo. 
Su destino es la India, su anhelo lo espiritual.
Huye de un Occidente materialista y decadente. Busca la sabiduría o por lo menor el amor. 

Sobre el mapa del clásico del Renacimiento portugués Os Lusíadas, de Luis de Camoes, también en diez cantos, también en verso; Tavares establece una odisea sin gloria. Bloom es un nuevo Ulises que inicia un nuevo periplo, pero esta vez muy contemporáneo. En la mochila de Bloom ya constan desgastadas las filosofías, el capitalismo, dos guerras mundiales, religiones huecas y utopías usurpadas.
49
"Mira cómo arde la madera.
Algunos hombres escudriñan con manos caninas los cubos
llenos de basura.
Estamos todos locos.
Si rebuscáramos bien, hasta encontraríamos mitologías
entre la basura.
Hemos trazado una diagonal entre la bestia y la máquina:
y por ahí hemos avanzado. El carnicero habilidoso,
delante de enormes trozos de carne, tiene dificultades
para encender una cerilla."
                                                           Canto V, 49. Pág. 196
Su héroe es un pequeño burgués al que, ya en la India, un amigo define como "enemigo de lo abstracto y lo accesorio".
"No es ingenuo: sabe que los colores bonitos quieren de nuestros
ojos la estúpida y fija admiración.
Prefiere la suciedad que todavía puede limpiarse." pág. 285
Quizás el mejor resumen lo ha pulido Peio H. Riaño: "un lúcido viaje a las profundidades del desengaño".
"Con el objetivo de ironizar sobre las epopeyas contemporáneas, Tavares recurre a las intenciones y la estructura de Os Lusiadas, una de las obras cumbres de la épica renacentista, escrita por Camões tres años después del regreso del autor de su viaje al Oriente. Si entonces se cantaba a los héroes de Vasco de Gama, que volvían con el tesoro del descubrimiento de otro mundo entre las manos, ahora Tavares –también en diez cantos– hace lo propio a las decepciones pequeñoburguesas que descubre el turista europeo ávido de iluminación, en la tierra de la pobreza y la espiritualidad. "
Cada uno de los diez cantos está compuesto por un centenar largo de estrofas que son como las páginas de un íntimo dietario. Prima el juego paradójico ("un hombre que habla demasiado es sordo"), el juego del lenguaje y la imaginación, el de la digresión inútil y jocosa, culta y visceral. 
"Hay que decir también (que se me perdona esta digresión;
serán tantas, querido, que vete preparando),
hay que decir también que las discusiones universales de los hombres
son siempre discusiones particulares. Cada cual
se asoma al mundo
desde un frágil alféizar.
Y ni siquiera los imbéciles tienen fisonomías
colectivas.
Cada país es un pormenor que cada habitante utiliza
como más le conviene y como la ley
dicta."                                                                 
                                         Canto I, 33. Pág. 24
Efectivamente el camino de Bloom por varias ciudades europeas tropieza desde la espiritualidad con el engaño, desde lo ideal con lo grosero. El viaje es la constatación de la certeza de que la salvación no es posible: en Oriente, lejos de lo que había imaginado, los hombres son tan ruines como en Occidente. Al inicio de su viaje, en Londres, le roban. Al final del mismo, en la India, le vuelven a robar y casi lo asesinan. La decepción es absoluta.
De regreso a París, un amigo le organiza una noche con prostitutas. La novela deriva hacia lo picaresco. La realidad mostrenca se impone al anhelo de espiritualidad. "sí, debes rendirte a la vida."

India
Pero entonces, ¿qué es esta novela escrita en verso en 2010, con los rasgos de una epopeya épica?
Ya se ha dicho:    una novela sobre nuestro tiempo.
                            una balada sobre el hombre de nuestro tiempo.
Un viaje.
Un testimonio. 
Una reflexión. 
Un libro sin regla. Hay un viaje, pero no un destino.
Un libro sin hipótesis ni dogmas que tiende a la constatación.
"(Sí, debes rendirte a la vida,
"o rápidamente a la muerte", no hay una
tercera opción. Y si te rindes al hecho
de estar vivo, tienes que avanzar. Estás hecho
para ir de un punto a otro, como una línea.
Obedeces a eso de lo que estás hecho
y a eso para lo que estás hecho. En medio
de un recorrido, ni se está al principio
ni se está al final. Y, como definición, eso basta.)
                                                                         Canto X, 10. Pág. 372
De todo modos Bloom persevera en su expectativa espiritual.
"Era por la mañana y como la realidad no le bastaba,
siguió narrando sueños e imaginaciones." pág. 162

"Y qué es la vida sino una partida de dados
entre la voluntad y la materia"       pág. 80
Libro admirable y lúcido, su prosa es a la vez irónica y profunda. Su lectura constituye una verdadera experiencia literaria. Muchas de sus ideas son paradójicas e incluso contradictorias; pero él mismo se encarga de reflexionar que "la coherencia es enemiga de la inteligencia". Así que es un libro múltiple y caótico en busca de un centro.
"Empezar desde los dos extremos al mismo tiempo
y sobrevivir con un único centro: ése es
el camino."      pág 269
Que nadie tema afrontar un texto en verso de más de 400 páginas. La experiencia lectora es transparente y fluvial como la escritura de Tavares. Hijo de un Occidente del que huye, el personaje (y su autor) da cuenta de su experiencia humanística y antropológica. Por sus estrofas pululan los cielos y la tierra, el destino, la naturaleza, las máquinas, el arte y el lenguaje; pero sobre todo una peripecia vital e intelectual.
Tiendo a ver a Bloom como un caminante y al pensar esta palabra me surge en la memoria el delicado librito homónimo de Herman Hesse. Un caminante apasionado e indiferente, vital y estoico, desengañado e inquisitivo que sale al mundo como un inmaculado paño de lino blanco. La travesía le impregnará de perfumes y pestilencias, rosas y espadas, pétalos y almendras amargas. 
No hay posible resumen. 
El mundo es múltiple, terrible, delicioso y agraz. Bloom nos invitará a colocarnos sobre el rostro este paño blanco con el que ha hecho un viaje. Nos invita a esa melancolía de hablar de un hombre como si fuese una raza y constatar sus tropiezos y sus glorias.



Bloom es un viajero. No es un filósofo, ni un diletante. Llega un momento en que es consciente de que lo importante del viaje no va a ser llegar a su destino. Se trata sin duda, de un viaje interior. 
"Y, cada día, Bloom entendía mejor a las piedras.
Así manteniéndose en el mismo barrio, se acercaba a la India."  pág.205 
El viaje a la India se convierte en el viaje hacia sí mismo, hacia la paz, el conocimiento y la aceptación del mundo. Bloom es un caminante que se deja impregnar por el camino; pero este camino no son los hombres o las naciones. 
Es la naturaleza. 
Tavares se preocupa muy mucho de no resultar sentencioso ni burdamente filosófico. Si se embarca en una reflexión profunda siempre acaba dando una patada a una piedra. Si el concepto se eleva demasiado lo apedrea con chinarros llenos del polvo del camino:
"No obstante el alma oye. El alma es una estructura
noble. Instintiva como cualquier animal,
pero noble como cualquier gran
edificio moderno, técnicamente indestructible.
Los sentimientos cohesionan la teoría,
la teoría cohesiona los sentimientos.
Por su parte, Bloom se agacha para ponerse los zapatos." pág. 260 
No es un libro de tesis, sino de aceptación. El hombre constata el mundo y lo acepta, deja que lo atraviese. Aunque Bloom no es un ser pasivo. Ha matado y su visión del mundo es particular: sabe que por muchas ideas que maneje, la realidad es dura como una piedra:
"Si me pongo a reflexionar al lado de una piedra,
al final lo que queda es la piedra."
El donante feliz - Renée Magritte (1966)

Podemos ver en Bloom a un hombre absolutamente moderno y contemporáneo. Un hombre que se ha despojado de toda tutela, tanto de la de Dios, como de la tradición y que se ve abocado a un etéreo aburrimiento. En un artículo de Pedro Corga sobre esta novela se cita a Ricardo Quadros Gouvêa cuando reflexiona

"El posmodernismo rechaza y busca deconstruir cualquier proposición de verdad que se proponga unitaria, absoluta, universal o incluso coherente." Como consecuencia de ello, el hombre contemporáneo no encuentra ya, ni en Dios, ni en sí mismo, un punto de anclaje sólido a través del cual poder construir su identidad."

En el mismo sentido encontramos en otro autor portugués una reflexión semejante sobre la relación existente entre la falta de fe y un profundo sentimiento de aburrimiento, tal y como se puede leer en el Libro del Desasosiego, de Pessoa:

"El aburrimiento... El que tiene dioses nunca tiene tedio.
El que no tiene creencias, hasta la duda es imposible, hasta el escepticismo carece de fuerza."

Por si cupiesen dudas, el título del epílogo es Melancolía Contemporánea (Un Itinerario), el cual funciona como una Índice Analítico en forma de gráfico o línea temporal donde se pueden rastrear las ideas matrices de cada Canto y Estrofa: felicidad, ironía, razón, olvido, filosofía, presente, erotismo, aburrimiento, progreso, los demás, dioses, noticias, identidad, capitalismo....

Sobre el arte:
53
"El arte es bello -dice el otro-. Y la escultura,
que es un asunto de piedras y otros
materiales compactos, puede representar
el agua y simularla de maravilla,
salvo, por supuesto, un detalle casi insignificante,
que no puede saciar la breve sensación de malestar que provoca la sed.
La piedra, aunque sea dura y compacta,
para alguien muy creyente, puede incluso
representar dioses."
                                                      pág. 277
Sobre Europa:

65
Tomó tierra en Londres, más tarde saltó a París;
quería conocer la parte mística de Europa.
Pero Europa no tiene parte mística: ha sido
completamente vendida a unos hombres de la Américas
que hablan en un inglés que funciona.
De lo que no es totalmente comprensible o racional,
Europa sólo ha conservado la noche, que es oscura
y no permite ver del todo las cosas que en ella existen.
Pero una noche no basta
para iluminar un continente." 
66
Intentó encontrar sabios en la ciudad de
Londres, y más tarde en París. Buscó
en el listín telefónico: encontró páginas de fontaneros,
abogados, restaurantes, inmobiliarias,
fontaneros, pero ni una sola referencia a un sabio.
Eso no demuestra que no haya, sólo
que no quieren que se les contacte, pensó.
Y de nuevo salió a la calle.                                    pág 201

Sobre la Naturaleza:


73
En la tormenta, los motores de máquinas incontestables muestran
una evidente ingenuidad. Cualquier máquina
contemporánea se vuelve anticuada cuando en el cielo
los innovadores truenos se poner a rugir. Los conflictos de épocas,
corrientes en otras situaciones, desaparecen en medio de una
tormenta y toda la inteligencia del hombre se pone en tela de juicio.
¿Qué hemos inventado nosotros, con significado, si el cielo sigue
siendo un elemento que espanta?


74
Los vientos primitivos reemplazan
durante horas la autoridad del gobierno. Los animales
se defienden como los hombres, los
filósofos dejan de buscar la verdad
y se humillan por un pequeño abrigo.
La tierra se mueve y durante media hora
no nacen niños. Bloom deja de hacerse
preguntas: el tiempo se ha vuelto material, requiere
actos y experiencia. La tormenta es también
una etapa hacia la India." pág. 244-245

De modo que ¿Cuál es el carácter de este Bloom mediocre, insatisfecho y paradójico?

73
"Pero lo que importa es esto: Bloom ha buscado
lejos de Lisboa la suficiente sabiduría como para llegar
sosegado al país de la calma: la India.
En medio del ruido de los animales contemporáneos
hay que buscar algo más: las bestias, por ejemplo,
tienen otra forma de existir, otro
estilo. Sólo observar y quedarse ahí;
no querer actuar sobre lo que se está viendo;
eso es lo que a bloom le gustaría aprender."                 pág. 204
80
Sin embargo, un hombre no puede desconectarse
de lo que se pasa. Bloom existía,
y eso es ser frágil por fuera, aunque
por dentro uno se dedique al aprendizaje de la sabiduría.
La naturaleza enseña, pero no aprendemos:
el perro doméstico no impide la existencia del lobo, un
clima magnífico no prohíbe las tormentas,
ser feliz no impide que llegue mañana."                     pág 206





P.D. 1
Aquí reproduje las primeras 27 Estrofas del libro. Ahí está el ritmo, alcance y estilo de
     "ese Ónfalo -el ombligo del mundo-
      hacia el que debes dirigir la mirada,
      a veces los pasos, siempre el pensamiento."

sábado, 17 de febrero de 2018

CANTO I de UN VIAJE A LA INDIA - de Gonçalo M. Tavares

Montaje realizado con el Ónfalo y Cielo Azul de Kandinsky






Estoy acabando de leer este homérico poema y tardaré semanas en confeccionar su reseña. Cómo referir un libro que narra el mundo a través de la mirada de un poeta. Un viaje a la India, de Gonçalo M. Tavares, es un poema narrativo y novela tan lúcido como audaz. Nos cuenta el viaje de Bloom, un Ulises contemporáneo que huye de su Lisboa natal después de cometer un terrible crimen. Su destino es la India, donde espera encontrar la sabiduría y reconciliarse consigo mismo. El viaje se convertirá en una odisea que lo llevará por Londres, París, Viena o Praga. 
Estas estrofas iniciales tiene la capacidad de compendiar el libro. En ellas ya está -pletórico- el estilo y el universo que es capaz de convocar este autor total. Un autor que sabe que lo importante es el camino: "sabe que debe correr siempre, sin parar, pero no hasta el punto de alcanzar su objetivo. Aquí acaba la historia". Y que a la vez que canta sus aventuras, interpela a su personaje, "esperamos que crezcas" le dice, y "lo que hemos pensado para ti es mucho más profundo, no bastará que conozcas siete teorías, tendrás que subir a siete altas montañas". Esta es la invitación: "deja que todo suceda hasta el final."





1

No vamos a hablar de la roca sagrada
donde se construyó la ciudad de Jerusalén,
ni de la piedra más respetada de la Antigua Grecia,
que está en Delfos, en el monte Parnaso,
ese Ónfalo —el ombligo del mundo—
hacia el que debes dirigir la mirada,
a veces los pasos, siempre el pensamiento. 

2

 No vamos a hablar de Hermes, el Tres Veces Grande,
ni del modo en que se transforma en oro
lo que no tiene valor,
recurriendo sólo a la paciencia,
las creencias y los relatos falsos.
Vamos a hablar de Bloom
y de su viaje a la India.
Un hombre que partió de Lisboa.
3
No vamos a hablar de los héroes que se perdieron
en laberintos
ni de la búsqueda del Santo Grial.
(No se trata aquí de alcanzar la inmortalidad, 
sino de dar cierto valor a lo que es mortal.) 
No vamos a excavar una fosa para encontrar el centro del mundo,
ni vamos a buscar en grutas 
ni en senderos de la selva 
las visiones que los indios idolatraban. 
4

No se trata aquí de ayunar
en la cima de la montaña sagrada
para que la debilidad y las alturas
provoquen temblores y enfermedades benignas.
Se trata simplemente de constatar
cómo la razón permite todavía
algunos viajes largos.
Vamos a hablar de Bloom.
Bath, ciudad balneario de origen romano en U. K.  (fotografía de Patricia Martín)


5
No nos acercaremos a admirar el Vesubio
ni lanzaremos animales
al cráter para calmar los elementos.
No vamos a matar por el elixir de la juventud eterna,
ni vamos a condenar a nadie
lanzando tablillas con inscripciones malditas
a las aguas de Bath, en Inglaterra.
No vamos a hablar de las grandes pirámides de Guiza,
ni de sus muchos pasadizos secretos
que permiten un refugio o la huida a los hombres.
6

No vamos a hablar de las ruinas de Stonehenge
o de Avebury,
ni de los alineamientos tan exactos de los menhires
de la isla de Lewis.
No vamos a hablar de esos milagros diseminados
un poco por todo el mundo,
de esas cartas de piedra que nos enviaron los antiguos.
Vamos a hablar de un hombre, Bloom,
y de su viaje a principios del siglo XXI. 
7

No vamos a hablar de las terribles catástrofes naturales
de la historia del mundo.
Terremotos y maremotos, ciclones en Bangladés
huracanes en el Caribe:
el mundo se tambalea y sufre incendios e inundaciones,
al menos, desde Noé.
No vamos a hablar de la Piedra Negra de La Meca
ni de las siete vueltas que esa piedra exige
que dé un creyente alrededor de la plaza.
Vamos a hablar de Bloom y de su viaje
de Lisboa a la India.

8

No vamos a hablar de la ciudad inca de Machu Picchu,
no vamos a hablar de las cuevas de Lascaux,
ni de sus dibujos infantiles,
amenazadores y serios.
No vamos a hablar de los caballos chinos
ni de los seres mitológicos de las rocas
de Ontario.
Vamos a hablar de Bloom. Y de su viaje a la India. 
9

No vamos a hablar de la aparición repentina
de enanos en algunas grutas de México,
ni de los peñascos de Colorado
donde en el interior de la roca se construyeron casas.
No vamos a hablar de las mesas velador
ni de las visitas periódicas del Más Allá a las casas
de ciudadanos racionales.
Vamos a hablar de un viaje a la India.
Y de su héroe, Bloom. 
10

Vamos a hablar de la hostilidad que Bloom,
nuestro héroe, mostró con relación al pasado,
rebelándose y partiendo de Lisboa
para llegar a la India, donde buscó sabiduría
y olvido.
Y vamos a hablar de cómo al viaje
se llevó un secreto y lo trajo, después, casi intacto. 
11

Es imprescindible dar a conocer las acciones terrestres
con la longitud del mundo y la altura del cielo,
pero también es importante hablar de lo que no es
ni tan ancho ni tan alto.
Es verdad que los griegos intentaron perfeccionar
tanto la Verdad como el gesto;
sin embargo, fueron las ideas, de lejos, lo que más se transformó.
Así que ha llegado el momento de poner Grecia
boca abajo
y vaciarle los bolsillos, querido Bloom. 
12

Cuidado con los hombres que parten con ganas
y felices: en la primera acción, si se tercia,
serán capaces de matar.
Así que, cuidado, Bloom, con tus ganas.
(Pero preocúpate también, en este viaje,
de cómo haces las cosas.)
Con todo, Bloom no sale de Lisboa feliz, lo que no es malo. 
13

Pero prestemos atención a esta otra historia (¿una parábola?).
De la muchedumbre sale un hombre
que corre hacia
una línea imaginaria.
Ese hombre no está loco;
la muchedumbre sí lo está.
El hombre corre hasta encontrar un esgrimidor, 
14

le ofrecen una espada, lucha y gana.
Ahora tiene prisa, deja un muerto tras de sí
y en su cabeza una línea imaginaria
hacia la que debe dirigirse.
Sabe que debe correr siempre, sin parar,
pero no hasta el punto de alcanzar su objetivo.
Aquí acaba la historia. 

15
Por otro lado, la naturaleza también está muy presente
en este viaje.
El viento, por ejemplo, que podría parecer
un elemento neutro
que reparte fastidios menores entre ricos
y pobres,
en realidad no es más que un elemento hábil:
en los débiles provoca frío y en los poderosos levanta una ligera brisa que
alivia del calor excesivo. 
16

A los palacios llega por ventiladores domesticados,
mientras que sobre las casas frágiles
se abate robusto cual tempestad.
El viento (de ciertos países)
azota la cabeza de quien se acaba de caer y
masajea los pies de quien se halla en la cima.
El viento, querido Bloom, no es un elemento de la naturaleza
en el que puedas confiar. 
17

Además, si un rostro tiene dos caras
—una bella y otra asustada—,
los enemigos tan sólo ven el miedo
y los amantes, la belleza.
Son, en el fondo, dos cegueras
particulares,
especializaciones que surgen (espontáneas)
en algunos momentos. 
18

Es verdad que tus antepasados
(hablamos contigo, Bloom)
no levantaron montañas,
sin embargo, mataron mucho, y algunos contaron historias
que aún hoy perduran. Porque, por lo demás, es bien sabido
que mientras se tiene miedo o valor suficiente,
no hay fines de semana ni banquetes
prolongados. Para algunos antepasados valerosos
ni siquiera hubo un solo fin de semana. 
19

Así que, Bloom, esperamos que crezcas y que creciendo
vayas directo a la realidad
y que no te detengas. Porque no basta con que
te apoyes en los acontecimientos,
lo que hemos pensado para ti es mucho más profundo,
no bastará con que conozcas siete teorías,
tendrás que subir a siete altas montañas.
Y atravesar también los continentes,
como si la tierra fuese una extensión temporal
capaz de medir tus días. 
20

Surca las aguas también, querido amigo Bloom,
parte el mar en dos.
El mar es un mamífero,
el barco, el puñal del sacrificio.
Porque, como ocurre con todos los animales,
el mar sólo se muestra arrogante
hasta que encuentra a su dueño.
Hablamos del mar, pero quizá
sería la tierra o el cielo lo que deberíamos describir.
Bloom, Bloom, Bloom. 
Puerta del cielo, Tianmen, China
                   
21

Podrás acusar a los dioses de poseer
una técnica de gobierno muy particular,
que, en el fondo, se podría resumir diciendo:
deja que todo suceda hasta el final.
En efecto, Bloom, no podrás
atribuir demasiada complejidad a esa manera altiva
de cerrar los ojos, bajar los brazos
y descansar las piernas. Son los dioses, Bloom,
no es asunto tuyo. 
22

Los dioses actúan
como si no existiesen, de manera que
no existen, de hecho, con excesiva eficacia.
Es verdad que entre los dioses
hay una jerarquía,
exactamente igual que entre los operarios
de una carpintería
o entre los estibadores
de algunos puertos de Europa, 
23

y el más fuerte de entre los dioses,
al ser diestro, necesita, al menos,
tener esa mano libre para actuar.
Hay jerarquías, por tanto, en las flores,
las malas hierbas y lo divino.
A partir de la bondad o de la maldad podrás trazar
gráficos de competencia, otorgar medallas;
disparar más balas a uno que a otro. 
24

En el fondo, la organización del universo
es un asunto de galones militares,
y lo informe asusta (precisamente)
porque no sabemos si tenemos que darle órdenes
u obedecerle.
Pero, Bloom, hablemos también de la ironía que tanto
vamos a aplicar.
¿De qué manera la catástrofe
puede llegar a perturbar el viejo método
que consiste en mantener el mundo a distancia? 
25

Por encima de la catástrofe, desde un punto de vista aéreo,
el hombre es capaz de ironizar,
mientras que, bajo la catástrofe,
bajo sus escombros,
la ironía será la última en aparecer
después de la acción instintiva de defensa,
después de la desesperación que sigue emitiendo órdenes y haciendo intentos,
y del último grito que señala el fracaso. 
26

Sólo después de ese grito la ironía regresa,
diciendo, como mucho:
es verdad que me muero, pero aun así,
mantengo una elegante distancia
con mi muerte.
He aquí, Bloom, presentada a grandes rasgos
la vieja ironía
a la que a veces vamos a recurrir para evitar
reír a carcajadas, o llorar. 
27

El corazón: víscera que olvida menos que la cabeza.
Si quieres saber sobre el pasado, Bloom,
habla con los hombres de una ciudad,
pero si deseas descubrir para siempre la
sabiduría primaria,
pasa una tarde junto a un animal
sin lenguaje.
No todo lo que sucede
puede escribirse, he aquí lo que ya sabíamos.