martes, 30 de marzo de 2021

ANTIDISTURBIOS - De Rodrigo Sorogoyen



Antidisturbios es una miniserie con un desarrollo modélico. Presentación de la protagonista con dos fieras pinceladas seguida de una potente acción central -un desahucio en una corrala madrileña- sobre la que pivotará todo el desarrollo dramático posterior. A continuación la investigación, las sospechas, la conjura y un par de audaces giros de guion para elevar definitivamente la apuesta hasta revelar la corrupción política y judicial que corroe la sociedad española. Bingo.

Se trata de la primera serie del tándem de guionistas Isabel Peña-Rodrigo Sorogoyen y se erige como la tercera entrega de un retrato cinematográfico de la España más actual que se inició con "Que Dios nos perdone" (2016) y que tuvo continuidad con el ambicioso retrato de la corrupción política en “El reino” (2018). "Antidisturbios" corona esta trayectoria con un relato hiperrealista, creíble y sólido enfocado desde las trincheras del trabajo policial más ingrato.

Seis antidisturbios ejecutan un desahucio en una corrala del barrio de Lavapiés en el centro de Madrid. El lanzamiento se complica por la resistencia de los vecinos y un hombre acaba muerto. Los seis policías se enfrentan a una acusación de homicidio imprudente y serán investigados por la Unidad de Asuntos Internos. Cada agente tiene sus problemas y se confabulan para buscar una salida a través de influencias y corruptelas, lo que complica aún más la situación. Para completar el cuadro una de las agentes de Asuntos Internos, Laia Urquijo (Vicky Luengo) cree que las circunstancias del desahucio escondían irregularidades y sigue tirando del hilo. El lanzamiento no fue uno más, fue acelerado: "coges la carta que está debajo y la pones arriba". Una acción extraña que practican algunos jueces. La corrupción empieza a enseñar sus barbas, pero la inspectora tropieza con el bloqueo por parte de su propio jefe. Tendrá entonces que elegir si continuar la investigación por su cuenta, jugándose el puesto, o mirar para otro lado.











Antidisturbios” es mucho más que una serie policiaca de género. Peña y Sorogoyen montan un thriller vibrante y contemporáneo donde se mezcla la intriga y la más actual ficción política con una gran construcción de personajes. Desahucios, inmigración, cloacas del poder político y judicial, machismo, violencia y depresión son algunos de los temas que toca una trama compleja y muy bien estructurada.

La serie nos mete de lleno en la "furgona" de estos 6 antidisturbios para experimentar en primera persona la tensión que se masca en un trabajo siempre al filo de la navaja. Todo es veraz y duro, huyendo tanto de la burda humanización como de la brutalidad simplona. Para conseguirlo Sorogoyen introduce  su cámara entre los cascos y escudos de los policías y nos hace notar la tensión, el sudor e incluso el miedo que provocan unas acciones secas, sin ningún tipo de épica. También centra cada capítulo en los problemas familiares y psicológicos de cada uno de los agentes y así tenemos que el primero se titula, Urquijo;  el segundo Parra; el tercero Úbeda, etc.


Desde la misma secuencia de apertura ya se declara el enfoque de la serie y el carácter de la agente Urquijo: Está con su pareja en casa de sus padres y todos juegan al monopoly cuando su padre hace una pequeña trampa. Laia lo descubre y se lo hace saber. Su padre lo niega. Ella persevera. Su padre acaba reconociendo la trampa restándole importancia; pero Laia insiste en que tiene que reconocerlo y pedir perdón. En unos pocos segundos se muestra el carácter decidido y de inquebrantable honestidad de Laia.

Pero en su siguiente misión comprobará que no todo es blanco o negro. ¿Los policías que interroga son buenos o malos? Pues ni lo uno ni lo otro. Tienen sus propios problemas y en ocasiones son manipulados. Hay una escena muy descriptiva, donde podemos apreciar sus abruptos vaivenes emocionales: han organizado una cena de compañerismo y a lo largo de ella pasan del amor al odio  entre ellos por un simple gesto o una frase malintencionada. Entre copa y copa en un momento sellan lealtades como en el siguiente se lanzan insultos y amenazas según las reacciones de cada uno. Esta escena me recordó a alguna de las de Scorsese, con sus mafiosos riéndose las bromas  o enseñándose los dientes casi sin transición.
    
La propia Laia, inflexible ante cualquier atajo o corruptela, tendrá que decidir en el momento final, hasta dónde está dispuesta a mancharse para esclarecer toda esta mierda. Por cierto que su contacto para sacar los trapos sucios será, ni más ni menos, que un remedo nada velado del afamado comisario Villarejo, señor de todas las cloacas del estado. 


Al principio de su emisión, la serie recibió airadas críticas de los sindicatos policiales quejándose de la imagen agresiva y descontrolada de estos agentes. Llegaron a tildarla de bulo y a publicar un tuit que decía: NO SON AGRESIVOS - NO SON DROGADICTOS - SON PERSONAS NORMALES - SON DEFENSORES DEL ORDEN CONSTITUCIONAL - 
Efectivamente. 
Pero yo creo que precisamente uno de los aciertos de la serie es reflejar los problemas y la ansiedad de personas normales que, defendiendo el orden constitucional, muchas veces son utilizados como carne de cañón por los poderosos. 

Quitando al sobreactuado Patrick Criado que se presenta como un joven brutal y exaltado, los demás tiene un desarrollo más complejo. Brillan especialmente Roberto Álamo interpretando a un veterano con depresión y ataques de pánico; Raúl Arévalo, como el tío que controla pero que acaba en una encrucijada; Álex García como el magnético mujeriego que alardea de sus contactos y Vicky Luengo que aporta un empuje y una credibilidad máxima. 

Con una realización nada rutinaria, en la que abundan los planos secuencia que te sumergen en la acción sin paliativos; Sorogoyen y los actores nos agarran de las solapas para contarnos en directo cómo son los cosas de verdad.

sábado, 27 de marzo de 2021

ANTES del HURACÁN - de Kiko Amat



Descubro con verdadero placer una nueva forma de reseña arborescente. No sé si antes ha habido más, pero es la primera que veo con este formato y me parece muy sugerente. Se trata de reseñar un libro y seguidamente conformar una relación de obras que han servido como inspiración o referencia, acompañadas de un somero comentario. Estas ramificaciones arborescentes son como chispazos, algunos reconocibles y otros no, por lo que son una invitación a visitarlos.
El caso que presento tiene un valor añadido. Es el propio autor de la novela reseñada quien refiere y comenta los libros que le acompañaron en la escritura. 
Encontrado en Librotea de ElPaís.com






Antes del Huracán no es una novela sobre la locura, sino una novela en la locura, asegura su autor, un Kiko Amat que ha madurado pero no por ello se ha vuelto conformista. Lo que sí ha hecho ha sido desprenderse de los artificios pop que caracterizaron sus obras anteriores para apostar por un estilo directo y contundente que huye de poses narrativas. Pero lo que no abandona es el territorio al que ha sido fiel durante toda su trayectoria, el extrarradio y los descampados de las grandes urbes donde habitan seres con muy pocas oportunidades, aquellos que no están invitados a la fiesta.

Al inicio del libro Amat emplea una frase de Pablo de Tarso: "Me he vuelto loco, pero la culpa es vuestra". Este es tal vez el mejor resumen de una novela que narra la historia de Curro, un hombre que lleva veinte años ingresado en un hospital psiquiátrico, por un brote homicida, al ver desmoronarse su esforzado mundo de clase obrera.

Para revelar la trayectoria de Curro la novela utiliza a tres narradores ubicados en tres diferentes épocas que se entretejen a lo largo de las páginas. Así, podemos ver a Curro en la actualidad, en 2017, internado en el psiquiátrico y también en su preadolescencia en la España de los 80, con la Guerra de las Malvinas y el mundial de Naranjito de 1982 al fondo.

El primer narrador nos acerca a la adolescencia del protagonista con los ojos de un niño cuya familia se desmorona y que “pensaba en el sueño como una máquina del tiempo; te vas a la cama y el tiempo avanza, sin ti. Por tanto, puede ser que las cosas se arreglen mientras tú no te hallas allí para presenciarlas. Ocho horas de sueño maravilloso, de aventuras sin fin, y de repente estás en el futuro, donde ya pueden pasarte cosas buenas”. 
Sant Boi de Llobregat -Barcelona-

Es 1982 y Curro es un frágil niño de doce años, lleno de tics, que lucha por superar sus traumas: la demencia de su abuelo, la obsesión de su padre por el footing y por marcharse de casa, el languidecer acelerado de su madre, los puñetazos con su hermano y el bullying al que le someten los matones del barrio. Curro y su mejor amigo Priu son los raros y nerds, pero también inteligentes, que sobreviven como pueden en el brutal extrarradio urbano. Hasta el día en que estalla el huracán y todas las mentiras y secretos acumulados en la familia y en el pueblo destruyen su mundo para siempre.

Este punto de vista se alterna con interludios en segunda persona donde un joven veinteañero se explaya con un desconocido, en un bar, sobre ciertos episodios cruciales de su historia familiar. El tercer narrador es una omnisciente tercera persona que nos presenta al protagonista en su madurez. Está internado desde hace 20 años en un hospital psiquiátrico, reflexionando sobre las turbulencias de su vida y llegando a la conclusión de que está harto de ser un enfermo mental. Necesita escapar de allí y para conseguirlo nadie mejor que su fiel mayordomo Plácido (ambos unidos por un juramento), un tipo muy capaz que no se cansa nunca de citar a Churchill.

Centro Psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat -Barcelona-

























El estilo directo sumado a este ir y venir temporal produce un tejido narrativo bien trabado y con un ritmo muy dinámico. El libro combina grandes dosis de melancolía y un humor a veces hilarante que desemboca en un dramatismo descarnado, a veces grotesco, donde habita la miseria moral, emocional y económica. La esperpéntica familia de Curro nos llega a despertar una sonrisa bien amarga.

Aunque por momentos se abusa del melodrama y del costumbrismo la obra es enternecedora. El relato de estos dos locos que emprenden la huida para dejar de estar locos a veces es delirante. A medida que su viaje avanza, el lector irá conociendo la verdad de sus protagonistas, el motivo que desencadenó el huracán y encerró a Curro en el psiquiátrico.

Antes del Huracán es una historia quijotesca y un tanto esperpéntica, con unos personajes vapuleados por la vida. Para Amat no hay salvación posible en este extrarradio que describe. Sus protagonistas son diferentes, raros e inteligentes; pero la vida los flagela sin compasión. Quizás ese es el punto central de la novela, lo poco romántico que en realidad es ser distinto y cómo esta diferencia puede ser angustiosa y dañina.
El propio autor lo explicaba en una entrevista:

"Antes del huracán va sobre la rareza patológica, que no tiene nada que ver con pertenecer a una tribu, que es de lo que había hablado en mis libros anteriores. No creo que sea difícil de entender, he hecho otros libros más esotéricos, como Rompepistas, que trataba sobre el orgullo de pandilla subcultural. Con este libro he pretendido hacer algo más grande, más angular, para que todo el mundo lo entienda. Todo el mundo es raro, ¿no? El pueblo que no tiene un psiquiátrico tiene un vertedero, o una central nuclear… Creo que es fácil empatizar con la rareza que se explica en el libro, ya que es una rareza universal y muy periférica. He querido explicar qué significa estar en los márgenes de algo, pero mirando hacia adentro. On the outside looking in, como la canción. "




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El propio Amat confecciona la relación de libros que le han ayudado o servido de referencia en el proceso de escritura de Antes del huracán.

MARY KARR. "El Club de los mentirosos" 
"Las peripatéticas desventuras sureñas de dos hermanas, un padre noblote y una madre bohemia al borde del brote psicótico. Me ayudó a contar el desvarío materno y la angustia infantil de la sección de 'Antes del huracán' que transcurre en 1982 sin histrionismos ni autocompasión ni cursiladas. Frase limpia. Ni juicio ni opinión del autor. Entiendes a la madre, incluso cuando está a punto de apuñalar a Mary."


Sinopsis
La tragicómica niñez de Mary Karr en una localidad petrolera del este de Texas nos presenta a unos personajes tan misteriosos como divertidos: un padre bebedor, una hermana que con doce años le planta cara a un sheriff, una madre con un sinfín de matrimonios a sus espaldas -y cuyos secretos amenazan con destruirlos a todos-. Precisamente, será la madre, ese personaje maravilloso, quien se convertirá a lo largo del libro en la clave de esta gran historia.Una novela autobiográfica e inolvidable sobre los años 60 y unas vidas muy singulares.

WILLIAM STRUNK Y E.B. WHITE. 
"The Elements of Style"
"Es un manual de estilo norteamericano de 1959. Vonnegut lo adoraba, siempre decía que contenía todo lo que había que saber sobre estilo, y es cierto. Me ayudó a recordar cosas como: “la escritura vigorosa es concisa”. “Omite palabras innecesarias”. “No sobre-escribas”. “Evita las palabras ornamentales”. “Sé claro”. “No opines”. “No expliques demasiado”. “Escribe con verbos y nombres, no con adjetivos y adverbios”. Y para mí el mandamiento decisivo, y que cambió radicalmente mi modo de escribir: “Colócate al fondo” (o, dicho de otro modo: que tu temperamento y estado de ánimo -o gustos personales- no se inmiscuyan en la novela)."

INGVAR AMBJØRSEN. "Elling. El baile de los pajaritos"
"Es la segunda parte de una trilogía tragicómica sobre un enfermo mental, Elling. Su vida en la institución psiquiátrica y su relación con su amigote, el grandullón y simplón Kjell Barne, y la forma triste y dulce en que se explica, fueron una de las primeras inspiraciones de Antes del huracán. Luego cambió, cuando entró la idea de Plácido, el mayordomo, que naturalmente saqué de la saga de Jeeves.


Sinopsis
"Ambjørnsen ha ideado una historia que es inteligente, melancólica y al mismo tiempo muy divertida." Linn Ullmann, Dagbladet.
El baile de los pajaritos es la segunda parte de la tetralogía que tiene como protagonista al genial Elling. Cronológicamente antecede a Hermanos de sangre
Tras la muerte de su madre, Elling es internado en una institución psiquiátrica, que se presenta más bien como una instalación recreativa. Allí conoce al que será su compañero de habitación y su primer gran amigo: el grandullón Kjell Bjarne. También se enamorará de una de las enfermeras, Gunn, escenificando la realidad tal como la percibe e imaginando ingenuas y divertidísimas situaciones en las que se ve como un novelista al estilo de Knut Hamsun o un seductor irresistible. La parte central de la novela está dedicada a un viaje que hizo Elling a Benidorm, el paraíso del turista nórdico. Allí todo será nuevo para el y nos reconoceremos en las aventuras cotidianas que todos hemos experimentado en un país lejano.

P. G. WODEHOUSE. ¡Gracias, Jeeves! / El Código de los Wooster / El inimitable Jeeves 
"Mi novela es deudora de toda la serie Jeeves-Bertram. Aunque en realidad Wodehouse también lo sacó de otra tradición, de origen quijotesco. El amo pirado y el sirviente capaz. Es un arquetipo universal. Y su relación de cariño, de apreciación mutua, que les lleva a través de sus cuitas y pesares. Antes del huracán quiso ser, al principio, un libro de humor leve al modo Wodehouse. Pero entonces apareció la infancia de Curro, y secuestró el 70% del libro, y lo volvió todo mucho más triste."


Sinopsis
La creación más querida de P. G. Wodehouse es, con diferencia, el tándem del amo y el sirviente formado por el afable y bobalicón Bertie Wooster y Jeeves, su ayuda de cámara y protector. Este insólito dúo es tan famoso como Holmes y Watson, don Quijote y Sancho Panza y tiene un encanto especial e inimitable.
En ¡Gracias, Jeeves! Bertie Wooster se siente muy disgustado. Los vecinos se han quejado de su práctica persistente con el banjo y decide instalarse en el campo. Pero entonces recibe el golpe final: «Si es su intención tocar ese instrumento en los angostos confines de una casita de campo», le dice Jeeves, «siento decir que debo dejar su servicio.» Rechazando con altivez el ultimátum, Bertie se refugia en la casa de campo de su amigo lord Chuffnell.
En El código de los Wooster, el embrollo gira en torno a una jarrita de leche con forma de vaca que debió de pertenecer al tío Tom pero, mediante una artimaña, fue adquirida por sir Watkyn Bassett. La tía Dahlia insiste en que Bertie la robe de nuevo, pero sir Watkyn y su compañero Roderick Spode adivinan sus intenciones.
En El inimitable Jeeves, el enamoradizo Bingo Little, amigo de Bertie, ha hecho una vez más honor a su fama. Esta vez el objeto de sus desvelos es Mabel, camarera en un restaurante de poca fama. Como suele sucederle, la pasión le invade, le tortura y sus sufrimientos amorosos solo pueden resolverse mediante el matrimonio... o el suicidio.


JULES RENARD. "Pelo de zanahoria"
"Con él aprendí a contar a una familia sin miedo a que sus integrantes resultaran poco simpáticos. Ni siquiera el protagonista, el pelirrojo que le da nombre a la novela, se salva. Son todos pequeños, mezquinos y rabiosos; juntos empeoran. Mirar a una madre y un padre con ese desapasionamiento descarnado, solo observando, sin que interfiera el buenismo o las ganas de romantizar o dejarles mejor de lo que son… Todo eso es Renard. Y una de las dos citas iniciales de Antes del huracán es de aquí, claro.


Sinopsis
«No sé bien si los adolescentes pueden o no leer Pelo de zanahoria. Pero es indudable que los adultos sí deben leer esta historia para comprender qué es un adolescente, qué necesita y qué le perjudica.» Así de contundente se muestra Ana María Moix en el prólogo a la nueva edición de este maravilloso clásico de las letras francesas. Y es que, adolescente o adulto, cualquier lector sale transformado de la lectura de esta novela, uno de los textos más lúcidos, hermosos y desgarradores que se han escrito sobre las relaciones familiares.
Inspirándose en su propia y dura experiencia, Renard nos habla de un chico problemático, obligado a convivir con una madre que no le quiere, un padre que le ignora y unos amigos que hacen de él constante objeto de burla. Pelo de zanahoria va a descubrir de qué materiales está hecho el mundo, pero también el mundo va a oír la voz decidida de este niño que, desde hace más de un siglo, nos ayuda a entender el universo de los más pequeños.

TOBÍAS WOLFF. "Vida de este chico"
"Me ayudó de dos maneras. Por un lado, remachó una vez más en mi cabeza la idea de narrar la familia, y al niño, sin grandilocuencias ni victimismo: contándolo como es, sin opinar. En segundo lugar, ayudó a arrancarme de encima, de una vez por todas, todos los tics pop y las inercias literarias que arrastraba de mi juventud. Frase limpia, y el párrafo que siempre termina dos frases antes de lo que dictaría la lógica. Siempre abierto. Mucho espacio. Nada de pirotecnia."


Sinopsis
Un clásico de la literatura estadounidense.
Wolff narra sus recuerdos de niño y adolescente, cuando, divorciados sus padres, recorría con su madre con la que formaba una autentica "pareja telepática" las carreteras de Estados Unidos de un lado a otro del país.
Toby o Jack, como le gusta llamarse a sí mismo en homenaje a su adorado Jack London absorberá entre mapas, whisky, peleas a puñetazos, amistades y traiciones, la esencia de esa América de los años cincuenta que marcará irremediablemente su juventud. Una juventud con toques minimalistas y dickensianos a un tiempo y que sirve aquí a su autor para trazar con humor y ternura el retrato de un tiempo pasado en el espejo de su propia imagen.

JOHN FANTE. "La hermandad de la uva"
"En mis novelas anteriores predominaba la influencia del Fante de la época Bandini: más exclamatorio y excesivo, más opinador, con esa primera persona entrometida, esa voz histérica, hilarante, de la que no escapas. En Antes del huracán, sin embargo, influyó el Fante tardío, calmado y comedido. La forma en que el protagonista mira al padre -con dureza, rabia, odio y amor simultáneos- configuró la mirada hacia el padre de mi novela."


Sinopsis
Cuando a Henry Molise le avisa su hermano de que sus ancianos padres están a punto de divorciarse–y esta vez parece que va en serio–, regresa a regañadientes a San Elmo, el pequeño pueblo del que se marchó para convertirse en escritor. Allí se verá expuesto a las altas dosis de radiación que emite la figura paterna, Nick Molise, un viejo cantero, borracho, pendenciero, orgulloso e infiel. El «perro rabioso», «tirano de la paciencia ajena», es el padre que ningún hijo querría para sí, el que más que descendencia hubiera preferido una cuadrilla de peones de albañil y que se ríe de Henry cuando lo ve leyendo un libro. Desde la perspectiva de ese álter ego de Fante, el autor nos ofrece otra de sus novelas moldeadas por el peso de la vida, una nueva obra hecha desde la necesidad, casi desde la desesperación, bañada por el humor nacido de lo hiperbólico. Una especie de reconciliación con la maldición hereditaria llamada familia.

HARRY CREWS. "La maldición gitana"
"En general. No solo por la forma en que cuenta cosas tremendas y brutales con esa voz sencilla, cortante, apasionada y contenida a la vez, sino también por su coraje narrativo, y por cómo pinta la lucha de escribir. Cuando me fallaba el ánimo siempre pensaba (y pienso) en Crews. Un hombre solo, escribiendo cada día, sin desfallecer ni cesar, involucrado en un combate demencial contra sí mismo, sin prestar atención a nada de lo que sucede allí fuera. Crews siempre me alienta a seguir, contra toda oposición. Es mi vacuna contra el desánimo."


Sinopsis
Marvin Molar nació con piernas de renacuajo (no miden más de 8 cm). Sus brazos de elefante lo compensan. 56 cm de diámetro y tan fuertes que es capaz de mantenerse en equilibrio sobre la punta de un dedo. También es sordo; y mudo. Pero lo peor de todo es que sobre él pesa la maldición gitana: «¡Que encuentres un coño a tu medida!». Y el coño que encuentra es el coño de Hester, que en principio es una chica normal. Ella insiste en mudarse al Fireman’s Gym de Al Molarski donde Marvin lleva viviendo desde que le abandonaron siendo un bebé. Marvin se resiste. Al Molarski también. Los dos boxeadores sonados que viven y entrenan en el gimnasio se asustan ante la idea de una nueva inquilina. Pero lo que Hester desea, Hester lo consigue, y así queda listo el escenario para la catástrofe.

domingo, 21 de marzo de 2021

NOSOTROS - de Evgueni I. Zamiátin



Tengo que decir que las utopías y distopías no son lo mío. Pergeñar todo un sistema social, económico y judicial con sus usos y costumbres particulares es un asunto demasiado complejo y considero que en muchas obras su presentación adolece de simple y esquemática. Más si encima la sociedad se presenta con calles vacías de cualquier ajetreo y con grupos de personas silenciosas y uniformes que, como zombis, apenas siguen cuatro directrices: obedece, admira al líder, come, duerme. Esas sociedades me parecen poco menos que caricaturas y excesivamente artificiales.

Me interesan más las partes de estos relatos que se centran en un protagonista alienado que desconoce el mapa general del sistema. Y todavía me interesa más el camino que sigue hasta descubrir las rendijas de los muros y romper su condicionamiento social e intelectual para apreciar las férreas normas que lo atenazan. 

Todo esto lo encuentro en esta novela de Evgueni Zamiátin. Los apuntes generales del sistema son escuetos y generales, pero aquí tienen el atractivo de delatar una profunda sátira sobre la colectivización uniforme y adormecedora: el Estado Único, el día de la Unanimidad o las Tablas de la Ley como panacea para resolver todas las inquietudes humanas (guerra, pobreza, miedos o inseguridad) parecen un gran sarcasmo. En el libro podemos leer: «¿Con qué sueña la gente? Con alguien que les diga de una vez por todas en qué consiste la felicidad y que luego les encadene a ella».
"Las Tablas de la Ley hacen de cada uno de nosotros el héroe de acero de un gran Poema. Cada mañana, con matemática precisión, nosotros, una legión de millones, nos levantamos como un solo hombre, a una misma hora, a un mismo minuto. A un mismo tiempo comenzamos nuestro trabajo y en el mismo instante lo acabamos. Así, fusionados en un cuerpo con millones de brazos, nos llevamos la cuchara a la boca en el momento determinado por la Tabla, a un mismo tiempo salimos a pasear y vamos al auditorio y a la sala de ejercicio de Taylor. A un mismo tiempo nos acostamos..." pág. 111


Después de la guerra de los Doscientos Años el Estado Único ha logrado una sociedad perfecta que permanece aislada del exterior por un Muro Verde. Fuera está lo salvaje, lo libre, lo ilógico; dentro rige la lógica que nos lleva a la paz y la felicidad. Ya no hay personas sino números y cada uno ocupa un puesto satisfactorio en un engranaje perfecto. El Estado Único está regido por el Benefactor, el cual se somete cada año al Día de la Unanimidad, elección a mano alzada donde todos los ciudadanos lo ratifican, entregándole "las llaves de la infranqueable fortaleza de nuestra felicidad".
"Nada que ver, desde luego, con las caóticas elecciones de los antiguos, cuyos resultados (resulta ridículo contarlo) no se conocían de antemano. ¿Qué puede haber más disparatado que fundar un Estado sobre la base de una ciega casualidad, absolutamente impredecible?" pág 224
En la ciudad de cristal y acero del Estado Único los hombres-número viven y trabajan con horarios fijos, siempre a la vista de todos, sin vida privada: el "yo" ha dejado lugar al "nosotros". La sociedad funciona sobre la base de unas Tablas de la Ley que regulan de forma estricta todas las acciones del día y de la noche: la hora de dormir, la hora destinada a pasear, el número de masticaciones que hay que hacer, las relaciones sexuales que hay que mantener..... La sociedad está guiada por la más estricta lógica como medio seguro para resolver cualquier aspiración humana. Se puede decir que, por la época en que fue escrito y su matemática regulación de todo, la obra es una burla de las pretensiones cientifistas del materialismo histórico.
"Seré sincero: aún no hemos encontrado una solución definitiva para el problema de la felicidad. Dos veces al día, de las 16 a las 17 y de las 21 a las 22 horas, el gigantesco organismo se divide en células individuales. Son las Horas de Asueto Personal que establecen las Tablas de la Ley. A esas horas, verán que los estores de algunas casas están castamente corridos, que unos marchan rítmicamente por la avenida al metálico son de la Marcha del Estado Único, otros (como yo ahora) están trabajando en su escritorio. Pero creo firmemente -llámenme idealista o soñador- que tarde o temprano encontraremos sitio para estas horas en la fórmula general. Algún día las Tablas de la Ley abarcarán los 86.400 segundos del día." pág. 111

Efectivamente el Estado Único se encarga de llevar a cabo las aspiraciones mesiánicas del estalinismo totalitario: la prioridad incondicional de la colectividad sobre el individuo, la primacía de la igualdad sobre la autonomía moral. Como buenos miembros del Estado Único los números deben suprimir todo sentimiento y deseo personal para entregarse sin reserva al ideal de una sociedad perfecta y armoniosa. En este Edén uniforme las garantías individuales, la autonomía moral o el orden jurídico se desprecian en aras de una conciencia de racionalismo extremo en favor del líder y de la colectividad.

Mucho antes de que Orwell imaginara su 1984 inundado de "telepantallas", Zamiátin ya nos presentó una ciudad con viviendas de cristal, en cuyas habitaciones totalmente transparentes sólo se cerraban las cortinas en la hora marcada para el sexo.
«A través de las paredes de cristal, a derecha e izquierda, creo ver mil veces repetida mi propia figura, mi habitación, mi traje y mis movimientos. Esto me anima: me veo como parte de algo enorme, potente, único. ¡Qué belleza tan precisa! Ni un gesto, curvatura o giro de más». pág. 129

Pero como dije más arriba, lo que más me interesa es la vivencia del protagonista y este D-503 que nos relata su experiencia nos ofrece un perfil denso y paradójico. Por un lado está más que satisfecho con su vida mecánica y ordenada en el Estado Único. Es el Ingeniero Constructor de la nave Integral, la que llevará ese mundo feliz hasta otros mundos y llega a decir del Benefactor, "nos ha atado sabiamente de pies y manos con los bienhechores lazos de la felicidad". Pero por otro lado, cuando conoce a I-330, una mujer independiente y de gran vitalidad, atisba la opresión en la que vive. Eso que bulle en su pecho va más allá de las Tablas de la Ley y de la lógica. Zamiátin presenta al amor como el elemento redentor de su protagonista. Aquí el amor equivale a rebelión y el instinto sexual al deseo de libertad.

El soplo que insufla autonomía en D-503 es de uno de los momentos más poéticos de la novela. Después de besar a I-330, D-503 se siente tan independiente como un planeta flotando en el vacío de la libertad.
"Sus labios insoportablemente dulces (supongo que por el sabor del licor) vertieron en mi boca un sorbo de aquel veneno abrasador, luego otro más, y otro. Caí de la tierra al vacío y, como un planeta independiente, empecé a girar, descendiendo cada vez más y más hondo, describiendo una trayectoria imprevisible." pág 150-51
No es el único número que acaba en una encrucijada. Hay otro personaje a través del que Zamiátin subraya la libertad y plenitud que ofrece el amor. O-90 está asignada como amante esporádica de D-503, pero finalmente, por encima de las prohibiciones de las Tablas de la Ley, quiere tener un hijo suyo. El deseo llega a ser tan intenso que persigue y ruega a D-503 por ese acto de amor. 

Pero que nadie piense que D-503 es un ser unidimensional. El combate entre su amor y su condicionamiento es épico, con victorias parciales en cada bando. Sus notas se contradicen de un día para otro. Su deseo de seguridad planta cara a la vida "ilógica" y salvaje: "
La quiero y por lo tanto quiero irme con ella, pero eso es delito", llega a escribir.
"Resulta asombroso comprobar hasta qué punto siguen activos los instintos criminales en la raza humana. Lo digo conscientemente: criminales. La libertad y la criminalidad están indisolublemente ligadas entre sí, como..., pues, como el movimiento de un aerotransportador y su velocidad. Si la velocidad es = 0, el aerotransportado no se mueve. Si la libertad del hombre = 0, este no cometerá crímenes. Está claro.
El único medio de preservar al hombre del crimen es eximirle de la libertad
." pág. 131
D-503 asume de tal modo la lógica del rebaño que incluso después de haberse entregado a I-330 y haber traspasado el Muro Verde, el raciocinio de la seguridad y la obediencia lo atenaza. Su combate interno se hace tan evidente que un compañero le dice con ironía: "malo, muy malo. Por lo visto se le ha formado un alma". Esa conciencia del yo acaba trayéndole por el camino de la amargura hasta llegar a cuestionarse "¿cómo explicar la enfermedad que describo en estas páginas?"

La novela adopta la forma de un diario íntimo que D-503 redacta, con la idea de que la Integral lleve esas notas hasta otros planetas explicando el "bienhechor yugo de la razón". 
"Tenéis por delante la tarea de imponer el bienhechor yugo de la razón a los ignotos seres de otros planetas -quizá aún en estado de salvaje libertad-. Si no comprenden que llevamos la felicidad matemáticamente infalible, nuestro deber es obligarles a ser felices."
Y es que D-503 es un firme defensor de la razón. Como buen ingeniero tiende a verlo todo como un gran engranaje donde cada pieza tiene su función. 
"Por la mañana estaba en el hangar donde se construye la Integral, cuando, de pronto, me fijé en las máquinas: con los ojos cerrados, los rodamientos de los reguladores giraban abstraídos; las manivelas, relucientes, se doblaban a derecha e izquierda; el balancín funcionaba soberbio en los ejes; la tijera del torno taladraba al ritmo de una música imperceptible. entonces se me reveló la belleza de aquel grandioso ballet mecánico que anegaba un tenue sol azul.
Me pregunté enseguida: ¿Por qué es bello? ¿Por qué es bella esa danza? Respuesta: Porque es un movimiento no libre, porque el sentido de esa danza subyace en su absoluta subordinación estética al ideal de la no libertad. Si es verdad que nuestros antepasados, en los instantes de mayor entusiasmo (misterios religiosos, desfiles militares) se abandonaban a la danza, esto solo puede significar una cosa: el instinto de la no libertad es, desde tiempos inmemoriales, innato en el hombre. La única diferencia es que nosotros, en la vida actual, lo hacemos de manera consciente..."
pág 103-4
Pero esta danza de bielas choca con las pulsiones de amor y libertad que asaltan a D-503 desde que conoce a I-330. Siendo un convencido seguidor de los principios morales del estado, siente sus emociones como una traición. Por eso la voz del relato -apasionada y contradictoria- es uno de sus mayores aciertos. Por ejemplo, cuando I-330 logra acercarle hasta el mismísimo Muro Verde se produce uno de esos momentos mágicos cercanos a la revelación. 
"El hombre dejó de ser un animal salvaje cuando construyó el Muro, cuando gracias a él pudimos aislar nuestro perfecto mundo mecánico del irracional y grotesco mundo de los árboles, los pájaros y las bestias.
A través del cristal, entre la niebla y con escasa luz, pude ver el tosco morro de un animal que me miraba, unos ojos amarillos que repetían tercamente una idea incomprensible para mí. Nos miramos durante un buen rato a los ojos, esos pozos a cuyo fondo se penetra desde el mundo exterior. Entonces me picó la curiosidad: "¿Y si ese ojos-amarillo, con su absurdo y sucio lecho de hojas secas, y su imprecisa vida, fuera más feliz que nosotros?"
pág. 185






















La novela convoca muchos asuntos de gran interés, como el mito del buen salvaje, el vértigo de la libertad o el carácter mesiánico de muchas ideologías. De hecho el estudioso puede leer este libro rastreando los hechos históricos y las teorías sociales de la época (como el taylorismo), así como también su traslado a la actualidad. Y es que la alegoría que plantea tiene un amargo reflejo en nuestros días; en las veleidades absolutistas del neoliberalismo económico y en el ataque a la intimidad y a los derechos en aras de la seguridad.

Pero la novela también es una aventura que se lee con ligereza. El drama humano que aflora en D-503 posee intensidad psicológica y moral, del mismo modo que todo lo referente a la Casa Antigua rezuma misterio o sentimiento de amenaza la vigilancia extrema a la que son sometidos. Qué no decir de la intriga que suscitan los preparativos de la rebelión.

El punto de inflexión lo consigue Zamiátin cuando el Estado lanza la campaña de la Gran Operación a la que todos deben someterse para extirpar la fantasía.
"(La fantasía) es una fiebre que os espolea a correr cada vez más adelante, aunque este avanzar comience ahí donde acaba vuestra dicha. La fantasía es la última barricada en el camino hacia la felicidad.
Pero alegraos, este obstáculo ha sido eliminado. La vía está libre.
El Estado Único ha localizado el centro de la fantasía (es su descubrimiento más reciente): un lamentable nudo en la región craneal del puente de Varolio. Pues bien, una triple irradiación aplicada sobre este nudo os curará para siempre de la fantasía.
Sois perfectos como máquinas. El camino hacia la plena felicidad está libre
. Pág. 261


No quiero finalizar mi comentario sin señalar el continuo paralelismo que la obra establece entre el Estado Único y el cristianismo.
"En el viejo mundo, los cristianos, nuestros únicos aunque imperfectos predecesores, sabían que la humildad es una virtud y el orgullo un vicio. El "NOSOTROS" procede de Dios. "YO", del Diablo" pág 216.
Las referencias son constantes y nada veladas. El propio Benefactor se erige, como un dios, en suma autoridad moral y juez implacable (los castigos son públicos y terribles -en la Plaza del Cubo- para abortar cualquier vacilación). También I-330 aparece como una Eva díscola en el Paraíso, mostrándole otro tipo de vida más llena de emociones y libertad. Asimismo la Integral puede verse como la diáspora de los Apóstoles para llevar la buena nueva a todos los pueblos.
"—Comprenda, es la antigua leyenda del Paraíso... Pero adaptada a nuestra realidad. ¡Sí, piense en ello! A aquellos dos, en el Paraíso, se les presentó una alternativa: o dicha sin libertad o libertad sin dicha. No se les dio una tercera opción. Y ellos, unos zoquetes, eligieron la libertad. Así, es comprensible que durante siglos añoraran las cadenas. Las cadenas, ¿comprende?, ahí tiene en qué consistió el dolor del mundo. ¡Durante siglos! Solo nosotros supimos recuperar la felicidad... (…)
De nuevo somos pobres de espíritu, inocentes, como Adán y Eva. No hay confusión sobre el bien y el mal. Todo es imple, paradisíaco, cosa de niños. El Benefactor, la Máquina, El Cubo, la Campana de Gas, los Protectores... Todo es solemne y puro, majestuoso, noble, elevado, cristalino y transparente. Porque protege nuestro estado de no libertad, es decir, nuestra felicidad.
" pág 156
Aunque hay ejemplos en los que el poder se basa en una religión existente (El cuento de la criada, de Margaret Atwood, por ejemplo), en la mayoría de las distopías la religión ha sido sustituida por el Estado.
"A juzgar por las descripciones que han llegado hasta nosotros, los antiguos experimentaban algo similar durante sus «misas». Aunque, claro, ellos le rendían culto a un Dios absurdo y desconocido. En cambio, nosotros servimos a una divinidad racional y conocida de la forma más precisa. Su Dios no les dio nada, a excepción de una búsqueda eterna y tortuosa. A su Dios no se le ocurrió nada mejor que ofrecerse en sacrificio por un motivo ignoto. Pero nosotros brindamos a nuestro Dios, el Estado Único, un sacrificio sereno y juiciosamente razonado.
Sí, una solemne liturgia para el Estado Único, la conmemoración de la Guerra de los Doscientos Años, la grandiosa victoria de la masa contra el individuo, de la suma sobre la cifra...". pág. 140
La incertidumbre que provocan las emociones y el libre albedrío es algo esencialmente humano. Como ingeniero, D-503 lo vislumbra con una gran intensidad gráfica:
"Me diluía, era infinitamente pequeño, un punto...
A fin de cuentas, esta sensación tenía su lógica el día de hoy: el punto está cargado de incertidumbre; cuando se pone en movimiento es capaz de transformarse en miles de curvas distintas y en centenares de cuerpos.
Me aterroriza moverme: ¿en qué me convertiré?"
pág 233










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Evgeueni Ivánovich Zamiátin  antes que escritor fue un brillante ingeniero naval. Estudió en el Instituto Politécnico de San Petersburgo y viajó por toda Rusia además de visitar ciudades extranjeras como Constantinopla, Esmirna, Salónica, Beirut, Jerusalén y Port Said. Simpatizante del partido bolchevique desde sus inicios, se encontraba casualmente en Odessa en 1905 cuando tuvo lugar la rebelión de los marineros del acorazado Pótiomkin.  Durante el transcurso de la I Guerra Mundial fue enviado a Inglaterra para acometer la construcción de buques rompehielos. Allí vivió en un suburbio de Newcastle llamado Jesmond y tuvo la oportunidad de conocer la obra del iniciador de la ciencia-ficción H.G. Wells. Él fue su inspiración para escribir Nosotros. Los planos y especificaciones de su nave favorita, el Alexander Nevski (más tarde rebautizado como Lenin), llevan la peculiar firma de D-503, I-330 y O-90: los principales protagonistas de Nosotros. Su estancia en los alrededores de Newcastle supuso el contacto con el taylorismo, un sistema de eficiencia en el trabajo industrial que le causó profunda inquietud.
Zamiátin fue un convencido revolucionario pero no se dejó tentar por el pensamiento único. Por su personalidad crítica e indomable era conocido como "El hereje" entre los críticos y estudiosos. "Después de publicar Nosotros le condenaron al ostracismo. Zamiátin participó activamente en un grupo de filósofos y escritores conocido como los escitas que defendían la libertad sin rumbo, lo salvaje y lo apasionado. Una posición que superaba los dogmas de la ideología dominante. Para Zamiátin dicha visión no se oponía al movimiento revolucionario. Sin embargo tanto él como sus compañeros fueron tachados de subversivos y antirrevolucionarios. También se vinculó a un grupo de notable influencia, los Hermanos Serapion, comunidad de escritores y académicos formada en Petrogrado en 1921, cuya principal seña de identidad se fundamentaba en la exigencia de que "el arte se mantuviera apartado del compromiso político, con una postura aún más alejada de la moda cultural que la defendida por los para entonces extinguidos escitas" pág 21 del Prólogo.
Nosotros fue escrita en ruso en 1920 pero se publicó primeramente en inglés en 1924. No se pudo leer en ruso en la Unión Soviética hasta 1988, año en que salió a la luz al mismo tiempo que 1984, de G. Orwell.  Estas dos obras junto con a Un Mundo Feliz de Aldous Huxley forman el triunvirato de distopías que definen el siglo XX. El mundo imaginado por Zamiátin influyó en todos ellos. Huxley es claramente deudor, en su obra un "Estado Mundial" omnipotente se esfuerza por estandarizar al género humano con el objetivo de generar una sociedad ordenada y cómoda. Los seres humanos son procreados en una cadena de montaje y condicionados genéticamente para ser incluidos en una de las cinco castas, donde deberán sentirse realizados. El Estado se sirve de cuatro técnicas para asegurar el orden: la eugenesia (al crearlos en tubos de ensayo se busca la uniformización del producto humano); el condicionamiento psicológico (hipnopedia) para aceptar sin crítica tu status y ames tu inevitable destino social; el sistema científico de castas para que te sientas adecuadamente satisfecho; y el uso de drogas (el soma) para controlar la frustración o pensamientos alternativos.

Lo que escribió la gran Margaret Atwood a propósito de Un Mundo Feliz también sirve para Nosotros
"Según los ojos con que se mire, Un mundo feliz retrata una utopía perfecta o su horrendo opuesto, una distopía: sus hermosos habitantes viven seguros y libres de enfermedades y preocupaciones, pero lo hacen de un modo que, queremos creer, sería inaceptable para nosotros."

lunes, 8 de marzo de 2021

GUILLERMO PEREZ VILLALTA, Artífice

Visperas de Pascua 1999-2000


La Sala Alcalá 31 de Madrid presenta en estos días una retrospectiva del pintor Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) que abarca más de cincuenta años de trayectoria. Contradiciendo lo que escribió Borges en El Aleph, "la confusión y la maravilla de los laberintos son operaciones propias de Dios y no de los hombres", el título de la exposición es "Pérez Villalta. El arte como laberinto". Esta es la muestra que todo buen aficionado debería ver este año.

El Comisario de la Exposición, Óscar Alonso Molina, advierte de sus particularidades: 
"Para esta exposición, Guillermo Pérez Villalta ha partido del estudio geométrico del edificio donde se ubica la sala, construcción del afamado arquitecto Antonio Palacios, trazando sobre su plano la división armónica de la misma. Sobre dicho estudio, ha levantado un laberinto que convierte Alcalá 31 en un recorrido lleno de fracturas, muros cruzados y callejones sin salida, que obligan al espectador a enfrentarse a sus trabajos de manera poco habitual en nuestros días, perdiéndose entre ellos. 
En esta antología atípica, la más amplia individual dedicada al autor gaditano hasta ahora en Madrid, encontraremos algunas de las obras que lo convirtieron en precursor de la renovación de nuestra pintura que acaeció en los ochenta y lienzos en los que la huella de sus estudios de arquitectura inacabados es más que patente, en forma de análisis de la representación del espacio y del vacío, de la presencia de la luz en interiores, de los juegos perspectívicos y la geometría.
El resultado ofrece un continuo sucederse de encuentros en los que la cronología o las temáticas, habituales en este tipo de muestras retrospectivas, se reemplazan por otro orden menos evidente. El recorrido lineal es sustituido por inesperadas relaciones que ofrecen al visitante otra manera de interpretar y disfrutar del casi centenar de obras expuestas."
Sala Alcalá, 31. El Arte como Laberinto.


Pérez Villalta fue uno de los principales representantes de la llamada Nueva Figuración Madrileña de los años 70 y 80, grupo de artistas que reivindicó la pintura en sí y que fue definida como una generación atrapada entre un mundo que no les gustaba y otro que era imposible. Siempre ha sido un artista que ha ido por libre, mostrándose muy crítico con las corrientes actuales. Así lo expresó en una entrevista
"Considero que gran parte del arte actual es ajeno al concepto humanista del arte, se proclama que el arte debe tener un fin social… ¡no, no!, el arte nunca ha servido para nada, sólo para expresar todo aquello del espíritu humano que no tiene manera de expresarse, es decir, lo inefable… lo otro sería como hacer un documental, que pertenecería más a la antropología, pero no al arte…"
 
Dionisios encuentra a Ariadna en Naxos - 2008












Sus obras son fácilmente identificables por su colorido, hedonismo, patrones ornamentales y citas cultas sobre el arte de todas las épocas y latitudes. Tuve la suerte de ver su exposición de 2011, Las Metamorfosis de Ovidio, en el CAC de Málaga. La muestra giraba en torno a cuatro grandes temas, asuntos bíblicos y evangélicos, luchas y batallas, el patriarcado y el mito del artista. Allí se mezclaban los mitos y la religión, los azules de Fra Angélico y las figuras que recordaban a las de Henry Moore o De Chirico. 

Tanto en Málaga entonces, como ahora aquí, en Madrid, está todo él, siempre ecléctico, utilizando un vocabulario de símbolos muy personal como la escalera de caracol (ascenso a la perfección), corderos, albercas y rayos de luz (la verdad). En una misma obra logra reunir fórmulas y referencias de lo más paradójico: las figuras y arquitecturas que nos llevan a Giorgio de Chirico y a la pintura metafísica italiana, a los cuadros religiosos, al surrealismo de Dalí o Duchamp, al Manierismo, el pop, las artes ornamentales y el kitsch.... Guillermo Pérez Villalta siempre ha renunciado a cualquier forma de representación minimalista en favor de opciones más barrocas y ornamentales.

- Creación 2 -





















A pesar de su inmediato aspecto kitsch y decorativo, sus obras poseen un aura de simbolismo y espiritualidad logrado gracias a un complejo aparato conceptual en el que confluyen referencias a la historia del arte, las religiones, la mitología y a su propia vida. 

Los lienzos de Pérez Villalta evocan siempre un misterio o una alegoría. Sus escenas están atravesadas por una cierta trascendencia. En sus obras se repiten constantemente referencias al surrealismo, al arte oriental, al barroco, la psicodelia de los sesenta, al arte religioso; pero siempre evitando la afectación y el realismo.

Se puede decir, sin ningún género de duda, que sus proyectos artísticos tienden a una búsqueda constante de la belleza y el placer, pero con un potente sustrato filosófico: "Mis obras cuentan una historia que pretende ser ejemplar, con un componente ético y filosófico"; ha llegado a decir.

Los dones 


Su elección siempre ha sido asaltar los sentidos a través de la belleza y el placer. Para él el arte existe para deleitar, para transmitir la belleza presente en la armonía y la composición de las formas. Desde la década de los 70 ya consolidó un estilo manierista, caracterizado por sus vivos colores, la textura daliniana de su obra, las citas a la historia de la pintura y un cierto horror vacui claramente influenciado por el barroco.

En una ocasión llegó a definir el arte como "La endorfina de la mente". Según Pérez Villalta la gran labor del arte es "hacer la vida más bella, más llevadera. Es por eso por lo que soy tan reacio al expresionismo, al dolor, al drama. Puedo admirar mucho a Goya pero el cuadro de Saturno devorando a su hijo me produce una inquietud profunda. Yo siempre he sido de positivar las cosas. De ir hacia la luz."

G. Pérez Villalta - Plaza de Europa - 2015









Pérez Villalta es un artista imposible de encasillar. “Mi pensamiento, es como las ramas de un árbol, no soy de pensamiento lineal sino ramificado y sinuoso”, ha reflexionado. Por su estilo ecléctico y colorista ha sido acusado de kitsch; pero en ningún caso su pintura está hueca sino todo lo contrario, en su obra se aprecia una densa iconografía y simbolismo.

No hay que olvidar que Pérez Villalta en los 80 se adelantó a numerosas cuestiones sociales hoy palpitantes, como las cuestiones de género, hablar desde su yo y asumir con naturalidad y sentido lúdico su identidad gay.

J. Pontormo - Historia de José
"El manierismo es una de mis debilidades", confesó en una entrevista. 
"Ha influido muchísimo en mi vida y en mi obra. El Manierismo es un momento cumbre de la pintura, un arte muy conceptual, con muchas ideas. Aunque nunca haya tenido la misma aceptación que el Renacimiento o el Barroco, hay algunos artistas de este periodo que me apasionan. Pontormo, por ejemplo, se anticipó al Desnudo bajando por una escalera de Duchamp, con un desnudo masculino en el que están superpuestos todos los movimientos. El uso que hacía del dibujo y del color es muy especial, conseguía una gradación entre el cuerpo y la vestimenta que transformaba esta última en una segunda piel. En la serie de la Historia de José, en la National Gallery de Londres, contrapone curvas y rectas, introduce una escalera de caracol, personajes en lo alto de una columna…

Pontormo y la imagen de la escalera de caracol se quedaron grabados en mi cerebro. Llegué incluso a escribir un texto en el que contaba la evolución personal de un artista con una escalera de caracol que siempre estaba en el mismo lugar pero cada vez adquiría mayor altura y perspectiva. Otro de mis cuadros conceptualmente manierista es Escena. Personajes a la salida de un concierto de rock (1979), que está en la colección del Reina Sofía, por todas esas posturas imposibles, situaciones raras y luces contrapicadas.
Esta Escena de 1979 simbolizó su identificación con el Madrid de la "movida" y recoge aspectos tan característicos de Villalta como el sentido de la narración, los aspectos biográficos y un comentario muy profundo a la historia del arte. Pérez Villalta fue uno de los primeros artistas jóvenes en gozar de un amplio reconocimiento. En 1983 ya se celebró una retrospectiva suya y en 1985 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas.

 
G. Pérez Villalta - Escena. Personajes a la salida de un concierto de rock (1979)




















Villalta es amigo personal de Pedro Almodóvar desde sus inicios y el director manchego no solo es coleccionista de su obra sino que no duda en incluirla en muchas de sus producciones cinematográficas. En Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), Pérez Villalta realizó los cartones que se intercalan en la cinta para darle un aire de cómic. En Laberinto de pasiones (1982) se rodó una de las escenas en la casa del fotógrafo Pablo Pérez-Mínguez, donde había un mural del artista tarifeño. 

En La piel que habito (2011) Almodóvar colgó en la habitación del doctor protagonista (Antonio Banderas) el cuadro de su amigo, Dionisios encuentra a Ariadna en la isla de Naxos. Finalmente en la película más reciente y personal de Almodóvar, Dolor y gloria, pudimos ver algunos cuadros de Villalta colgados en la casa del cineasta que interpreta Antonio Banderas: Ninfa y Sátiro y Artista viendo un libro de arte (ambos de 2008)
Artista viendo un libro de arte - 2008 -



Pérez Villalta es inclasificable. Su universo bebe de un conocimiento exquisito de la historia de la pintura y de una imaginación desbordante. En sus composiciones nada está al azar, sino que todo es producto de una profunda reflexión pictórica.

Aunque más que pintor, Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948) se considera a sí mismo artífice, un concepto integral donde aglutinar sus facetas como pintor, escritor, dibujante, grabador, diseñador de joyas y objetos, arquitecto, escenógrafo y escultor. 

Los estudios de arquitectura que nunca terminó dejaron una huella que le ha acompañado en toda su carrera: presencia del vacío, análisis del espacio o la geometría... temas que el artista entrelaza con asuntos mitológicos y aspectos privados de su biografía.

G. Pérez Villata - La estancia - 1982-3




LA PINTURA Y EL PINTOR
En la obra La estancia están todos los "ingredientes" que conforman el universo de Pérez Villalta: renacimiento y manierismo, trompe l’oeils y figuras imposibles, capacidad narrativa, autobiografía, narcisismo, citas culturales, confusión entre la realidad y su representación o interés por el paisaje de la Costa del Sol. La obra fue concebida en 1982, durante una enfermedad que lo mantuvo alejado de los pinceles varios meses. Este periodo de reflexión cristalizó en esta obra, toda una meditación sobre la naturaleza de la pintura y la figura del artista.
"Estilísticamente, éste es seguramente el momento de mayor naturalismo en la representación de toda su trayectoria, y coincide con el ocaso de un período que él ha calificado como "manierista" y que daría paso, a mediados de la década de los ochenta, a una nueva etapa "barroca", de tonalidades terrosas, dramatismo lumínico y mayor carga matérica. (...)

La escena puede ser entendida a primera vista como una variación del tema del taller del artista, o del pintor y la/el modelo, pero los roles no quedan en absoluto definidos con claridad. Tanto el personaje sentado y desnudo como el personaje dormido son autorretratos idealizados. (...) Lo que se nos presenta es, en definitiva, dos actitudes ante el arte. Sueño y vigilia, inconsciente y conciencia, informalismo y forma. Este tipo de representación pictórica de conceptos opuestos tiene una larga tradición en el arte occidental: amor sacro y amor profano, la Verdad y la Calumnia, vírgenes necias y prudentes... (...)

Cada uno de los personajes principales, por otra parte, se acompaña de un elemento arquitectónico que, en la simbología personal de Pérez Villalta, expresa esas diferentes actitudes. El "pensador", con su desnudo heroico y esa vara (¿de medir?) que hace descansar sobre el brazo, adopta la clásica postura "melancólica", apoyando la cabeza en la mano; a su izquierda, la escalera en espiral, que significa el dificultoso camino de perfección hacia el conocimiento. Pasando por el centro de esa escalera, un poderoso rayo de luz (la luz de la verdad) incide en un círculo dibujado en el suelo. El "durmiente", que tiene entre los dedos un papel en el que se inscriben la firma y la fecha del cuadro, ha quemado otro en el recipiente de loza bajo el camastro en el que reposa. La copa de vino sugiere una posible embriaguez y, a su derecha, en posición simétrica con la escalera, el otro símbolo arquitectónico recurrente en Pérez Villalta, la alberca o el pozo, sede de lo subconsciente y lo informe.
(...)
La confusión de los niveles de representación hace recordar Las hilanderas o la fábula de Aracne de Velázquez, un pintor por el que Pérez Villalta comprensiblemente siente devoción. En esta obra maestra, que se ha interpretado como alegoría de la nobleza de la pintura, las damas que visitan la fábrica de tapices (también es un taller) parecen ocupar el mismo plano pictórico que los personajes mitológicos del tapiz que cuelga al fondo, en el que se representa una fábula sobre la excelencia y la osadía del creador. (...)
En la obra de Guillermo Pérez Villalta, el arte es una religión y el artista un sacerdote, o el mismo dios sacrificado. Es Cristo y es Dionisos. La pintura es "un calvario", pasión y sufrimiento. En este ámbito semántico religioso/mítico, los significados no son ni ortodoxos ni unívocos. Así, son frecuentes las dualidades: el personaje de doble cara (triple si tenemos en cuenta lo que finge ser un pentimento) sostiene la corona de espinas de Jesús y la diadema de hojas de parra de Dionisos, mientras su compañero, entristecido, lleva un simbólico reloj de arena, objeto que aparece en el clásico grabado de Durero Melancolía y que simboliza además la inversión de relaciones entre el mundo superior y el inferior; el cordero atravesado por la lanza es el cordero sacrificial pero también el vellocino de oro, mito al que había dedicado un cuadro el año anterior; el vino derramado y la viña del emparrado hacen referencia tanto a la sangre de Cristo como a la embriaguez dionisiaca...
 
Lo religioso y lo mitológico, lo biográfico y lo universal, el presente y la historia del arte... Guillermo Pérez Villalta se apropia de todos esos territorios y los fusiona en una pintura programática, intensa, y que defiende ante todo la capacidad comunicativa: un vocabulario de formas polisémico y a menudo privado pero siempre elocuente que persigue suscitar en el espectador una emoción que no surge sólo de la belleza sino que se pretende también emoción intelectual."(1)

El Juicio de París -2004-





El rumor del tiempo -1984-


































Él mismo escribió en el catálogo de la exposición del CAC en Málaga: «Amo el arte, él me complace y llena porque está creado a la imagen y semejanza del ser humano. Nace de mis anhelos y deseos. No me engaña porque sé que es engaño y no me ata con una verdad. Por ello me hace libre, porque puede ser cualquier cosa que desee y yo serlo con él»


Paisaje con Neptuno y Afitrite -2008-










































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(1) Catálogo de la Fundación March, articulo de Elena Vozmediano
Entrevista con Laura Espino para El Cultural
Entrevista en TendenciasDelArte.com