miércoles, 16 de julio de 2025

LA EDAD DORADA - creada por Julian Fellowes


Preparados, listos, ¡ya!....¡espadas en ristre! porque el duelo comienza y no habrá piedad...aunque siempre guardando la etiqueta. Estamos en la década de 1880 en Nueva York y la alta sociedad neoyorkina ve con escándalo cómo los nuevos ricos pretenden acceder a sus clubs y salones exclusivos sin ningún recato.
¡Hasta ahí podríamos llegar!
La guerra más íntima, educada e implacable está abierta entre la vieja alcurnia neoyorkina y la nueva élite millonaria e industrial, y nosotros seremos testigos de este acoso tan elegante como descarnado.

John Fellowes, el curtido guionista de Downton Abbey, traslada su afilada pluma a la bullente ciudad de Nueva York que, tras dejar atrás la Guerra Civil, inicia una despiadada carrera hacia la riqueza y la prosperidad. La expansión del ferrocarril y de las ciudades está creando una nueva clase de muy ricos que se apresta a integrarse en los círculos de poder y de la alta sociedad con pleno derecho... pero no cuentan con la defensa numantina que las familias de rancio abolengo harán de su exclusividad. La batalla es sorda pero fiera, muchas veces trivial, llena de sonrisas falsas y desplantes pero, sobre todo, apasionante.



La T1 se inicia con  la llegada de los Russell a la muy noble calle 61, esquina 5ª avenida, donde van a estrenar una ostentosa mansión que pretende dejar a todo el mundo boquiabierto. Justo enfrente viven las hermanas van Rhijn-Brook, Agnes (Christine Baranski) y Ada (Cinthya Dixon), aristócratas sin título que hunden sus raíces en la época de los pioneros. Agnes está escandalizada por el descaro y la fastuosidad de sus nuevos vecinos y jura que nunca cruzará la calle para visitar a semejantes plebeyos.

Por su parte Bertha Russell (Carrie Coon) viene de una familia sin linaje pero una vez casada con el titán de los ferrocarriles George Russell (Morgan Spector) no se conforma con triunfar en los negocios y la industria... quiere reinar en la vida social de Nueva York y sobre sus rancias familias. Las escaramuzas a las que asistimos durante toda la primera temporada son tan incruentas como encarnizadas. Todo vale para figurar en lo más alto del escalafón. Engaños, amenazas, desplantes. Incluso los negocios del marido serán instrumentos para acceder a esa élite tan exclusiva como cerrada. 



El fresco social es lo suficientemente amplio como para sumar todo tipo de conflictos y desafíos. Recordemos que en aquella época se hablaba de Los Cuatrocientos, una exclusiva lista del "dinero viejo" neoyorkino que gobernaba la vida social bajo la autoridad de "La Señora Astor".

A la media docena de familias aristocráticas hay que sumar a la Sra. Chamberlain (Jeanne Tripplehorn), sometida a un estricto ostracismo por romper las reglas del decoro. Todo ello se complementa con los pequeños dramas de las docenas de criados, doncellas y lacayos que habitan cada mansión. Lo paradójico es que con todo este cúmulo potencial de conflictos y disputas, y en medio de un diseño de producción realmente apabullante, la serie resulta extrañamente superficial. La sangre nunca llega al río (salvo un concejal que se enfrenta al poderoso Mr. Russell). Una cáustica periodista llegó a resumir toda la primera temporada en un simple punto climático, ¿tanto dar vueltas sólo para ver si finalmente Agnes cruza la calle?.



Podríamos tildar a The Gilded Age como una fastuosa telenovela, llena de despampanantes trajes de época, sombreros imposibles y escándalos sensacionalistas producto de nimias faltas de etiqueta; pero también tendríamos que decir que esta telenovela tiene un atractivo picante y la suficiente mala leche como para resultar perversamente embriagadora. Creo que esto tiene que ver con representar una paradoja, la de retratar una guerra despiadada en un entorno de lo más refinado.

Pero a esta atracción cabe señalarle algunos debe. El primero es que en general resulta demasiado amable. Fíjate que uno de los problemas más escandalosos de la primera temporada es que se descubre que el chef francés de los Russell es en realidad originario de Kansas. Bueno, pelillos a la mar. Del mismo modo cuando la ruina económica amenaza primero a la sobrina de las van Rick, luego a los propios Russell y posteriormente a la dignísima Agnes, las aguas no tardan en volver a su cauce. Parecería que los ricos tuviesen asegurado su status. Finalmente es notorio que en la mezcla de dramas que viven señores y criados, los de estos últimos están subrepresentados. 

-Los de abajo-




John Fellowes declaró en la presentación de la serie, en 2022, que estaba interesado en representar las clases sociales en Nueva York y el ascenso social que América lleva en los genes; pero su retrato es demasiado estático. Parece que Fellowes sigue la indicación de Ada cuando le dice a su hermana "La sociedad ha cambiado, Agnes. La clave está en adaptarse a lo nuevo sin trastocar el barco".

La serie busca su inspiración en la vida de Alva Vanderbilt y en la novela La edad de la inocencia de Edith Warton; pero parece claro que la mirada crítica del libro está muy reducida y la dinámica de clases muy poco representada. Incluso la única coprotagonista de raza negra tiene cierto status -sus padres son unos burgueses que regentan una farmacia- y una buena educación, que le sirve para emplearse como periodista. Lo que sí tiene la serie es una fuerte impronta femenina. Sus principales protagonistas son mujeres de armas tomar y también están muy presentes los movimientos sufragistas de la época. 

No en balde la vida de Alva Vanderbilt que inspira la obra es muy jugosa y nos muestra a una mujer adelantada a su tiempo. Era hija de comerciantes que, tras casarse con el soltero de oro William Vanderbilt, se convirtió en la reina de la sociedad neoyorkina a golpe de chequera desbancando a Caroline Astor como dueña y señora del "prestigio" que gestionaba su clase a través de bailes anuales, galas benéficas y todo tipo de eventos. Alva Vanderbilt construyó una especie de castillo francés en plena 5ª Avenida de Manhattan para cuya inauguración organizó un baile de máscaras con más de mil invitados. No sólo eso, como alternativa a la rancia Academia de la Música que acogía a la alta sociedad, mandó levantar la Ópera Metropolitana que hasta hoy en día es el templo de la música clásica en la ciudad. Siempre tuvo muy presente que "el dinero da poder". E incluso no tenía inconveniente en repetir que "todas las mujeres deberían casarse dos veces. La primera por dinero; la segunda, por amor". En los albores del siglo XX, ya viuda y en la cúspide de su vida abrazó la causa del sufragio femenino, donando grandes sumas al movimiento tanto en Inglaterra como en Estados Unidos.  




La T2 tiene dos líneas narrativas reconocibles. Por un lado está lo que podríamos llamar la Guerra de la Ópera, ya que a pesar de que Bertha Russell ha conquistado Nueva York, quiere certificarlo accediendo a la propiedad de un palco en la prestigiosa Academia de la Música, cosa que la Sra. Astor todavía le niega. Y eso a pesar de que, como le recuerda su marido, "si ni siquiera te gusta la ópera". A lo que ella responde con el brillo acerado de su ambición: "La ópera es donde la sociedad se exhibe". 

Por otro lado se aprecia que las tramas de esta temporada introducen algo de la más mostrenca realidad en esa burbuja de seda y armiño. Por ejemplo conoceremos cómo y a través de quién el esposo de Bertha Russell amasó su fortuna. También veremos un cambio drástico en los roles de poder de la hermanas van Rhijn. La dominante Agnes verá cómo su alocado sobrino Oscar (Blake Ritson) prácticamente la arruina y será la apocada Ada la que se encontrará con una abultada herencia que la convertirá en jefa de la casa. Eso sin dejar de lado la trama más ordinaria que sigue a Peggy (Denée Benton), la amiga negra de Marian. Es un personaje aislado de las tramas principales, pero nos permite conocer la época fuera del glamour de la Quinta Avenida. Por ejemplo las primeras demandas de los trabajadores por conseguir mejores horarios y condiciones laborales. Además, cuando Peggy se traslada hasta Alabama para realizar un reportaje, podemos entrever el fuego pavoroso de la violencia racista.





Para poder tener una mayor libertad compositiva, Fellowes ha creado personajes protagonistas ficticios a los que acompañan secundarios tomados de la realidad para respaldar los eventos históricos que reflejan la época (como la expansión del ferrocarril, la inauguración del primer edificio con luz eléctrica o la creación de la Cruz Roja). 

La serie es muy placentera de ver y fascinante en el retrato de los usos y costumbres. Su dirección de arte, escenografías y vestuario son de una opulencia exquisita. Fellowes construye su relato con solidez y elegancia en la puesta en escena y clasicismo en la narración, sin olvidarse de unas necesarias gotas de ácido; como cuando Agnes le dice a su sobrino "me voy a subir a cambiar para la cena" y éste le responde "no creo que lo consigas".






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The Gilded Age consta de 3 temporadas y 25 episodios. Retrata un período histórico de EEUU denominado así que abarca desde 1870 a 1890, justo después de la Guerra de Secesión. En esa época se produjo una gran expansión económica, industrial y demográfica que trajo consigo grandes desigualdades económicas y sociales. 
La primera mitad de la Edad Dorada coincidió aproximadamente con la era Victoriana en Inglaterra y con la Belle Époque en Francia. 
Viñeta satírica de la época

viernes, 11 de julio de 2025

TIERRA de NADIE - de Albert Pintó

España, 2025

Acabo de ver una gran película esta noche. Se titula Tierra de nadie y es una sencilla película de género (narco) pero hecha con habilidad y primor. Se sostiene sobre tres patas muy firmes: un ajustado guión de Fernando Navarro, una dirección con un gran sentido del ritmo y la composición y unas interpretaciones impecables de tres secundarios de lujo convertidos aquí en protagonistas: Luis Zahera, Karra Elejalde y Jesús Carroza. Aunque no me quiero olvidar de un cuarto, otro secundario, que es uno de mis actores preferidos de estos últimos 15 años, el gran Vicente Romero. ¡Que cuatro actorazos!

Esa Tierra de nadie de la que habla el título es la costa de Cádiz, convertida desde hace demasiados años en la puerta de entrada a Europa del narcotráfico. Los cárteles sudamericanos son demasiado potentes y violentos como para que una Guardia Civil con escasos recursos humanos y materiales les haga frente. Este es el caldo de cultivo en el que se van a enfrentar tres amigos de toda la vida a los que el destino ha llevado por distintos derroteros. Mateo "El Gallego" (Luis Zahera) es un indomable capitán de la Guardia Civil que vigila las fronteras desde hace demasiados años... y que está a punto de convertirse en un policía quemado. El sistema parece hacer inútil su trabajo. Benito "El Yeye" (Jesús Carroza) es un resignado joven que está viendo cómo la vida se le escapa entre las manos sin lograr sacarle partido. Y Juan "El Antxale" (Karra Elejalde), un hijo de pescadores que el paro empujó al narcotráfico. Tres amigos atrapados en un polvorín a punto de explotar que pondrá a prueba su amistad.



La película se inicia con la detención de un yate que porta un alijo de droga. Este hecho es el punto de inflexión que nos lleva a conocer el entorno de estos tres colegas. Mientras El Gallego ve cómo los traficantes detenidos son soltados al día siguiente, El Yeye regenta el depósito judicial donde se custodia el barco decomisado y El Antxale se reúne con el cártel colombiano dueño del alijo para exigirle cuentas por utilizar su territorio. 
La tensión se masca. 
Los colombianos no se conforman con perder la carga. Son tipos fieros a los que nos les importa nada. Finalmente el traslado rutinario del yate, para que una juez levante acta, se convertirá en un duelo a muerte para dirimir quien controla esa tierra de nadie. 

Tanto el tema criminal como ese territorio andaluz tan inhóspito y sin oportunidades, nos remite irremediablemente a la excelente La Isla Mínima (Alberto Rodríguez, 2014). También un estilo denso y afiebrado, que describe una situación enquistada que amenaza tragedia.



La película es muy directa, como corresponde a una cinta de género. Las circunstancias personales de cada protagonista y la situación general del narcotráfico en Cádiz se nos muestra con sólo dos brochazos. El primero nos ilumina sobre los sinsabores de unas vidas en descomposición. Los tres coinciden una noche de copas en un chiringuito  para certificar su nostalgia de una amistad que la vida fue llenando de agujeros. El otro se ventila en un amargo diálogo entre la juez y el policía. 
No se necesita más. Prima la acción. 
Los colombianos están matando gente para ajustar cuentas y recuperar su alijo. Cuando el barco inicia su traslado cada bando tiene sus bazas bien guardadas y las garras afiladas.

Me ha gustado el guión tan ajustado que firma Fernando Navarro (Verónica, Bajo Cero) y también las escenas de acción, muy bien rodadas. Como la inicial del asalto y detención del yate en alta mar. Aunque todavía es mejor la escena en la que dos guardias civiles detienen un camión en el puente de la Constitución, en la bahía de Cádiz, para realizar un registro. El suspense hace que el tiempo se detenga. Los dos policías se saben en inferioridad y que la situación está a punto de desbordarlos. Lo mismo ocurre cuando "El Antxale", llega a su casa una noche y empieza a oír crujidos en la habitación de al lado. Uff. Tanto él como los espectadores nos tememos lo peor.

La dirección de Pintó es muy efectiva y la música de Sara Cáceres Huerta subraya con acierto el suspense que nos mantiene cogidos por las solapas. El tiroteo de la escena final con los tres amigos acorralados en las marismas por los colombianos es de los que te deja pegado al sillón.



Creo que el cine español ha descubierto un territorio malsano en la costa andaluza que ofrece mucho rédito. Se beneficia de que es una especie de frontera donde se acumulan personajes turbios, buscavidas y fracasados. Así se aprecia en Toro (Kike Maíllo, 2016), El Niño (Daniel Monzón, 2016) o La maniobra de la tortuga, (Juan Miguel del Castillo, 2022). 

Todas ellas lucen lugares emblemáticos, tal y como aquí brillan el puente de la Constitución 1812, conocido como La Pepa, o la maravillosa playa de la Caleta. 

Puente de la Constitución 1812 en la Bahía de Cádiz


















Albert Pintó ha dirigido anteriormente Matar a Dios y Malasaña 32

sábado, 28 de junio de 2025

LA AGONÍA del ASESINO - de James Sallis


Empecemos por lo más obvio para quien haya leído a este autor. James Sallis emplea las convenciones habituales del género negro para bucear inmisericorde en los problemas emocionales y vitales de sus personajes; habitualmente aquejados por el dolor, la pérdida o la desesperación. En esta novela en concreto -una de las mejores- la acción apenas tiene importancia, en cambio Sallis nos hace ver -y sentir- la vida de sus tres protagonistas desde su mismísimo centro de gravedad. Aunque por supuesto hay un misterio que investigar resuelto con un giro hábil e inesperado... pero esta es la menor de las satisfacciones que ofrece este autor.

Poeta, cuentista, periodista y novelista, la gran creación de Sallis es su detective Lew Griffin, protagonista de 6 novelas. Un tipo introspectivo, de raza negra, que habitualmente husmea por los bajos fondos de Nueva Orleans y que, con el paso del tiempo y de las novelas, llegará a ser profesor de Universidad y escritor. Pero en esta novela precisamente Sallis se desmarca de esa fascinante y corrupta ciudad de Luisiana para trasladar la acción a Phoenix, Arizona. Al concluir la lectura parece claro que al novelista no le interesaba tanto desarrollar el personaje de la ciudad -aquí un escenario desdibujado- como el de sus devastados personajes. El resultado es muy sugerente, atípico y un tanto onírico ya que utiliza tres voces narrativas para implicarnos en cada una de estas vidas que corren paralelas y solitarias aunque extrañamente interconectadas. Todo un reto y un triunfo de este gran narrador.





Por un lado tenemos al asesino a sueldo que da título a la novela, un hombre sin nombre que se acerca al final de su vida (resistiendo a base de medicamentos) y que afronta su último trabajo. Por otro está Sayles, un policía cínico y harto de todo cuya desoladora vida familiar incluye a una esposa enferma terminal que huye del hogar para ahorrarle al marido el sufrimiento de su lenta agonía. Finalmente está Jimmie, un adolescente que ha sido abandonado por sus padres y ha tenido que aprender a valerse por sí mismo. Ahora sobrevive comprando y vendiendo artículos inusuales por eBay mientras se consuela leyendo novelas a los ancianos de un asilo.

Tres personajes afligidos y desarraigados que afrontan su destino en rigurosa soledad. En algún lugar leí una entrevista en la que el autor explicaba que “el libro trata sobre personas aisladas, ya sea por razones personales, familiares o sociales, lo que sea, pero aisladas de la sociedad". Se puede decir que este es el sentimiento que permea toda la novela y que una ciudad como Phoenix, situada en pleno desierto, resalta todavía más. Los tres protagonistas son almas perdidas que se enfrentan a la conmoción que les provoca sus propias vidas. Lo impresionante es el modo en que Sallis logra narrarlo todo desde el interior de cada uno de ellos con autenticidad, dándonos a conocer sus dudas, recuerdos y temores. 



El asunto empieza con sorpresa ya que cuando el asesino se apresta a ejecutar su encargo otro sicario se le adelanta, lo que hace que se proponga identificarlo y cazarlo; aunque el tiempo apremia ya que no le resta mucho. Lo que no sabe es que el detective Dale Sayles les comienza a seguir la pista tras el tiroteo. Por su parte el joven Jimmie de pronto ha empezado a sufrir unas aterradoras pesadillas que -asombrosamente- comparte con el asesino.

La interconexión de estos tres personajes es uno de los asuntos que me causaron mayor perplejidad. No sólo porque Jimmie tenga los mismos sueños que el asesino, sino también porque los libros que lee a los ancianos reflejan por momentos asuntos de la trama e incluso un programa de televisión recordado por el asesino nos transmite un mensaje relacionado tan sutil como poderoso. Hay otro aspecto, también inmaterial, que sirve para ahondar el misterio de este vínculo entre los personajes, los comentarios de El Viajero en su blog. Jimmie lo visita a menudo encontrando allí sorprendentes presagios. 
"Los comentarios de El Viajero habían empezado a aparecer cinco años atrás. Al principio parecía tratarse de un blog más: asuntos de actualidad, abastecimiento de petróleo, inmigración, política exterior. Nada de chismorreo del mundo del espectáculo, ni de opiniones personales ni de todo ese parloteo político que inundan la mayoría de los blogs. De hecho, no se hablaba gran cosa de personas, solo de hechos. Jimmie había consultado los archivos, siguiendo la pista hacia atrás.
Y de repente, cosas de las que El Viajero había hablado hipotéticamente —escasez de gas, una debacle electoral, una inundación en el Medio Oeste— sucedieron realmente."


La novela deja intuir una especie de inconsciente colectivo o espacio onírico donde las vidas de sus protagonistas llegan a superponerse y entrecruzarse. Esto se ve favorecido por la forma de narrar de Sallis, llena de saltos narrativos donde se acumulan anécdotas, recuerdos y pensamientos sin respetar la linealidad de las historias. Lo cual se corresponde con la forma que adopta el relato, donde las tres voces se multiplican en capítulos cortos, intensos y muy vívidos.
"Regresó a sus sitios favoritos para leer de nuevo aquel comentario añadido a la última entrada de El Viajero. ¿Era auténtico? ¿Era un timo? ¿Qué decía? Mejor dicho, ¿qué decía en realidad? Se puso a leerlo una y otra vez.
Mi estancia aquí ha sido muy breve. Al final he visto muy poco de vuestro mundo y he comprendido aún menos.
Nunca olvidéis que el vuestro es un mundo de gran belleza: las nubes, los árboles, el agua que corre, la caricia del viento. Pero muchos de vosotros no vivís en él; solo estáis de visita y preferís vivir en un mundo de palabras, de teorías."
Esa noche, pensando en el texto de El Viajero, recordó lo que había sentido por la tarde, montado en su bicicleta, lo solo que había estado atravesando el mundo."
La historia de estos tres perdedores marcados por la violencia y el desconcierto resulta inquietante y su desarrollo tiene un fuerte poso psicológico que lleva al lector hasta el borde del abismo. Más que de la investigación de un crimen, esta potente y desgarradora novela trata del misterio y el azar que rige nuestras vidas, así como de los abismos de soledad y desesperación a los que fatalmente nos enfrentamos.
"Salió del baño como de una cueva, parpadeando; al otro lado de la ventana, la luz del día empezaba a dar señales de vida. Vio un autobús deshaciéndose del último cargamento humano de la noche, que emprendió el regreso al hogar, sustituido por los que ahora empezaban su jornada: se preguntó cuántos de ellos estarían pensando en su existencia, en dónde terminarían, en dónde habían empezado, en las curvas de sus respectivos caminos, en el banal misterio de sus desgraciadas vidas."
A pesar de que la novela explora un territorio emocional devastador, su estilo siempre es sobrio y elocuente, como corresponde a un clásico del género negro. En una página se nos refiere lo que un usuario escribió en el blog de El Viajero: "La verdad es algo que únicamente atisbas con el rabillo del ojo; mírala de frente y desaparecerá." Esta es una sentencia que  la novela no acata.



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Otra de Lew Griffin en este blog.

viernes, 20 de junio de 2025

TENEBROSA - de Hubert y Mallie



Este es un cómic de una impecable factura clásica.
Reúne todos los ingredientes de una fantasía medieval: un caballero sin honor que alquila su espada al mejor postor, un rey, una princesa encerrada en un castillo, una bruja y tres arpías capaces de oscurecer la mente de cualquiera para beneficio de un ser malévolo; además de túmulos sagrados, mazmorras, monstruos salidos de las entrañas de la tierra y sangrientos combates por el poder. También el dibujo y la composición son clásicos, lo que completa el encanto del álbum... aunque no todo es lo que parece.

Arzhur es un caballero caído en desgracia que malvive por los poblados medievales alquilando sus servicios de espadachín. Un día se le acercan tres ancianas que le prometen una bolsa de oro si rescata a la princesa Islen, encerrada en el remoto Castillo Oscuro. Parece un cuento de hadas tradicional donde sólo falta el "érase una vez..."; pero cuando el caballero libera a la princesa todo da un giro inesperado: ella misma se había enclaustrado en el castillo y las bestias que la custodiaban eran sus aliadas. Arzhur no sospecha que liberándola ha reiniciado una cuenta atrás en la que está en juego el destino del reino y de unos poderes malignos muy difíciles de controlar.
El volumen se puede dividir en dos partes, una primera donde se expone el tema y los personajes y una segunda donde a través de diversos flashbacks cada personaje cobra su auténtica dimensión, situando a la historia en un nuevo y sorprendente ámbito.  

Como se ve la trama luce aparentemente sencilla; pero Hubert tiene la habilidad de actualizar la fórmula con giros constantes en el devenir de los protagonistas y también en sus caracteres. La modernidad del relato no solo viene dada porque ya no se presenta a héroes impolutos, sin manchas de vileza; sino también por el empoderamiento de una princesa que quiere ser dueña de su destino y, sobre todo, porque en estas gestas de caballería la línea divisoria entre el bien y el mal está muy difuminada. 

No en balde la hermosa princesa no es tan inocente como parece, ni el poderoso rey tan noble. Y tendremos que conocer la historia completa de la malvada reina para entender que su actual perfidia viene de una mezcla siempre perniciosa, la del amor y la traición. 


Al fin y al cabo Tenebrosa no es sólo una aventura de magia y espada, también es el relato de un amor imposible y trágico, aderezado con una capa de feminismo y otra de lucha por forjar el propio destino. Porque la princesa Islen ha heredado de su madre Meliren una poderosa magia que ella quiere controlar; aunque primero tendrá que conocer toda la verdad sobre ella, su padre ᅳel reyᅳ y su madre antes de lanzarse a vivir su propia vida. 

La parte gráfica corre a cargo de Vincent Mallie (La búsqueda del pájaro del tiempo, El gran muerto) que logra un arte tan sencillo como encantador. Tiene algunos planos generales muy evocadores y, en las escenas de combate, juega con tonos rojizos para acrecentar su violencia. También consigue un gran contraste entre las escenas bucólicas de los dos protagonistas huyendo por el bosque y las escenas terribles que Islen rememora para contar su historia a Arzhur.













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El guionista Hubert Boulard se suicidó en 2020, a la edad de 49 años y  Tenebrosa constituye su obra póstuma. Empezó de forma muy tardía en el mundo del cómic, pero le dio tiempo a legarnos obras tan valiosas como Piel de Hombre, dibujada por Zanzim, toda una reflexión sobre los estereotipos de género e identidad que se desarrolla en la Italia renacentista y que fue todo un fenómeno de ventas en Francia, donde apiló multitud de premios. También es autor de La virgen del burdel (una historia de crímenes pasionales a la vez que un perfecto reflejo de la vida nocturna en Francia antes de la Segunda Guerra Mundial) y Belleza, otra historia aparentemente infantil (una joven conocida por su fealdad es transformada en la mujer más hermosa del reino con consecuencias funestas) que acaba hablando de la condición humana.
En esta preciosa edición integral de Tenebrosa -gran formato y buen papel- Normal Editorial ha reunido los dos álbumes publicados en Francia entre 2021 y 2022. 

lunes, 16 de junio de 2025

UNA NIÑA ESTÁ PERDIDA en EL SIGLO XX - de Gonçalo M. Tavares



La obra de Tavares no se parece a ninguna otra. Es absolutamente personal. Al concluir la novela no puedo dejar de pensar que es un libro conceptual, que flota sobre la realidad histórica. Tiene personajes y les suceden cosas, pero alrededor de ellos parece instalada una niebla que nos sume en la duda de si lo que vemos es realidad o sueño. Los dos protagonistas son una niña con trisomía 21 (síndrome de Down) que aparece perdida en medio de la calle y un hombre que la recoge y pretende ayudarla. La niña dice estar buscando a su padre y poco más llegamos a saber. Lleva un fajo de cartulinas con notas que le indican qué hacer y cómo relacionarse sucintamente. Siempre sonríe y obedece pero no hay modo de saber quién es o de dónde viene. Del hombre tampoco se sabe nada, sólo que está huyendo de algo. Así inician, estos dos huérfanos —tan semejantes y diferentes— un periplo de lo más insólito por las calles de un Berlín fantasmal.

En su itinerario Marius y Hanna se cruzan con personajes a cual más excéntrico, lo que acentúa una sensación de extrañeza que enseguida me remite a Kafka. Ambos viven en una realidad extraña, cuyos códigos muchas veces son incomprensibles y las personas con que se topan parecen ancladas en su propia dimensión. Así lo intuye el protagonista cuando acude a un anticuario para mostrarle el único objeto que porta la niña: "a primera vista de todas aquellas antiguallas le llegaba la sensación extraña de que habrían pertenecido a otra especie humana como si la evolución fuese no solo técnica sino de los propios organismos". (pág. 70)

Esa sensación de extrañeza la ha vivido Marius en distintos momentos de su vida, como si el mundo y él tuviesen el dial desajustado. Así le ocurrió con la mano gigante de un camarero que llegó a aterrorizar a Marius en el pasado. O con un reloj sin manecillas cuyo mecanismo interno seguía funcionando aunque sin trasladar nada al exterior; metáfora de su propia vida llena de búsqueda y expectativa pero sin destino conocido. Así lo detecta el viejo Terezin que conocen en el hotel: "se dio cuenta de que estábamos en un estado de búsqueda y ese estado en tránsito, esa posición flotante que es estar en busca de algo, producía una curiosidad y una disponibilidad que el viejo Terezin había detectado en nosotros". 



En su andadura por la ciudad Marius y la niña se encuentran con Fried, unos de los cinco voluntariosos hermanos Stamm. Se dedican en cuerpo y alma a pegar carteles en calles secundarias avisando del desastre al que se dirige el mundo. "Estamos intentando avisar a la gente, ésa es nuestra función. Se trata de que la gente no olvide, que no se inmovilice mentalmente". También visitan a un anticuario cuya sede se encuentra en el cuarto piso de un edificio que amenaza ruina. Parece guardar los últimos vestigios de una civilización que está desapareciendo. Y en otra ocasión se topan con Josef, el Fotógrafo de Animales.
"Josef me explicó después que estaba haciendo una Historia de los Animales, una historia paralela a partir de los animales y de lo que les sucedía en cada ciudad, acompañando o reaccionando y, a veces, por extraño que parezca, anticipándose a los acontecimientos históricos.
El movimiento de los animales, cuántas información viene de ahímurmuró Josef. Se anticipan a los bombardeos. Ningún oído humano ha percibido todavía la aproximación aún lejana de un bombardero cuando ya decenas de especies de animales empiezan a buscar refugio. Las ratas, ¡qué bicho tan asombroso! Anticiparon la Segunda Guerra Mundial. Parecía que tuvieran un mapa de las alcantarillas de Londres: como si hubiesen tenido en la cabeza los diferentes itinerarios y como si hubiesen sabido ya la que iba a pasar. Huyeron mucho antes de los bombardeos.
¿Y conoce la invasión del escarabajo en Europa? -¿Se ríe? ¿No se lo cree? Se trata 
continuó Josef Berman de una verdadera invasión militar. Según los estudiosos del tema, por el recorrido del escarabajo de la patata podemos seguir y comprender parte de los acontecimientos políticos, económicos y militares de los siglos XIX y XX." págs 19 y 20


Dado que Marius y Hanna están perdidos parecen recorrer espacios de memoria. El hotelucho donde recalan para descansar está regentado por un anciano matrimonio judío que ha bautizado a las habitaciones con los nombres de los campos de concentración nazis. Por su parte Terezin le habla de los "Siete Siglos XX", siete hombres anónimos que guardan la memoria de todo lo acontecido en él. Mientras que el anticuario le muestra la tarea que se ha impuesto: continuar la obra de su padre y de su abuelo escribiendo cada día nuevas cifras de la interminable secuencia de los números pares. El último número que ha escrito ya es monstruoso y ocupa más de una página de guarismos apretados.
"Había, desperdigados por el mundo, siete hombres, siete judíos, que habían memorizado, sin fallo alguno, toda la Historia del siglo XX. Con hechos, dijo Terezin, con fechas concretas, intentando eliminar cualquier interpretación o juicio. Esos siete hombres -explicó Terezin- habían memorizado el mismo texto; son hombres-memoria cuya única función -además de intentar seguir vivos- es la de no olvidar ni un solo dato, ni una sola línea. Como es evidente, lo que han memorizado tenía que ver directamente o indirectamente, con nuestra historia particular, la de los Judíos." pág. 182.
Como se ve el libro desgrana una serie de encuentros paradójicos que parecen constituirse como relatos autónomos. Tengo la impresión de que cada uno de estos personajes pudiera interpretarse como una alegoría de esta vieja Europa llena de cicatrices. Y es que este turbulento siglo XX quizás no solo es incomprensible para Hanna, sino también para todo el resto de personajes, nosotros incluidos. 



Aunque la atmósfera del relato es sombría su fondo no lo es. Hanna siempre sonríe y es capaz de hacer sonreír a todo aquel con quien se cruza. Tampoco hay ningún personaje malvado. Aunque el final es esperanzador quizás sí hay una veta de desánimo. Los hermanos Stamm perseveran con sus carteles sabiendo que su incidencia será mínima. Lo mismo ocurre con el redactor de los infinitos números pares. Sabe que su tarea es inútil aunque, en algún sentido, quizás pueda justificar su existencia. 

Creo que la conclusión más válida ya nos la ofrece Tavares en las primeras páginas, cuando Marius está repasando las cartulinas de la niña y reflexiona: la niña tiene que aprender unos códigos para manejarse en el mundo, lo mismo que debemos hacer todos nosotros, muchas veces superados.
"Fried interrumpió mis pensamientos diciendo que lo que él tenía en la mano, la caja de Hanna, en la que había varias fichas correspondientes a los pasos que debía seguir, casi hacía sospechar que alguien creía tanto en los demás, en los hombres, que finalmente había abandonado a su propia hija con un catálogo de fichas para su aprendizaje. Es decir, había confiado tanto en los demás -como un loco, susurró Fried-, que había creído no sólo que alguien podría acompañarla, sino que también podría enseñarle cosas y hacer que progresara en los objetivos referentes a (y Fried fue leyendo en voz alta algunos de los objetivos a medida que hojeaba el catálogo): "HIGIENE, MOTRICIDAD FINA, REACCIONAR A ESTÍMULOS TÁCTILO-CINESTÉSICOS". A veces, dijo Fried, yo mismo aún no sé que la mejor manera de reaccionar a un puñetazo es con otro puñetazo, otras veces es fingir que no se tienen fuerzas para responder". (Pag. 42)
Yo creo que para leer este libro sencillo e inocente, pero también perverso y fantasmagórico a su modo, hay que fijarse en ese objeto extraño que porta Hanna y que Marius lleva a un anticuario para ver si descubre indicios de su procedencia. Es como si Marius buscase un anclaje para volver a situar a Hanna en la corriente de la vida, evitando que se convierta en ese reloj vano que funciona correctamente pero no tiene agujas que lo expresen. 








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"Alegoría de Europa" de J-Baptiste Oudry
Este libro se publicó originalmente en 2014 y quedó finalista del Premio PEN de Ficçao de 2015. Es un libro hermoso y un tanto enigmático que podría verse como un intento de acercarse a la memoria colectiva de Europa. El itinerario que afrontan Marius y Hanna parece el recuento de un pasado tormentoso. Refuerza esto que la acción transcurra en Berlín, en el centro de Europa, y que duerman rodeados de habitaciones con el nombre de los campos de concentración  (
Treblinka, Dachau, Mauthausen-Gusen, etc), donde los nazis perpetraron el exterminio del pueblo judío. 
El mayor horror del siglo XX, algo que sólo puede provocarnos rechazo y compasión.

Lamentablemente, ahora mismo, la Historia está añadiendo una nueva y terrible capa  a sus estratos. El gobierno de Israel, liderado por Netanyahu, lleva meses ejecutando el genocidio del pueblo palestino bombardeando escuelas y hospitales, asesinando a diario a mujeres y niños. 
La paradoja es terrible. 
El gobierno de Israel, heredero de aquellas víctimas de los nazis, se ha convertido en verdugo con una ferocidad asesina que nos deja anonadados. 

Con esta perplejidad leo las líneas de la página 51, cuando Marius descubre los nombres de las habitaciones del hotel y siente 
"el impulso de dar media vuelta de inmediato y sacar a Hanna de allí, pero no lo hizo.
-¿Por qué hacen eso?
-Porque podemos -respondió la señora, secamente-. Somos judíos."
En la novela ese "porque podemos" significa la intención de preservar la memoria para no olvidar la barbarie y prevenirnos ante ella. Seguramente ni el autor, ni ninguno de los masacrados en aquellos campos podrían imaginar que sólo unas décadas después un sanguinario como Netanyahu iba a decir lo mismo pero en otro sentido:  "Porque podemos" vamos a eliminar a todo el pueblo palestino y quedarnos con sus tierras como unos implacables forajidos.

La Relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos, Francesca Albanese, lleva meses denunciando el genocidio palestino:
"Usar el hambre como arma de guerra es inhumano. La crueldad del Gobierno israelí no tiene precedentes [y] no debe quedar impune. Racionar la ayuda humanitaria es un acto cruel e ilegal y es el sinónimo más claro de que Israel ha perdido la poca humanidad que habitaba"

           ¡¡BASTA YA!!                  ¡¡PAREN EL GENOCIDIO PALESTINO!!