domingo, 15 de septiembre de 2024

LA CHICA de LA MALETA - de Ángeles Mora


E. Hopper - "Habitación de hotel" - 1931



















 

Esta fría mañana tan cerca de diciembre
no tomé el desayuno, no he leído el periódico,
no me metí en la ducha después de la gimnasia
(esta oscura mañana no quise hacer gimnasia),
no subí la persiana para asomarme al cielo
ni he mirado en la agenda las promesas del día.
Esta dura mañana con su duro castigo
he roto algunas cosas que mucho me quisieron
y salvé algunas otras porque duele mirarlas.
Me estoy haciendo daño esta mañana fría,
quisiera destruirme sin salir de la cama
o encontrar la manera de dormir un momento.



Cuando menos lo esperas, suele decir la gente,
la sorpresa aparece con sus dientes de anís.
Cuando menos lo esperas, si te fijas un poco,
verás que el aire lleva gaviotas y mensajes...
mas ya no van conmigo esos viejos asuntos.
El aire arrastra lluvias y tristezas heridas
y yo no quiero verlo cruzar como un bandido
tan guapo y tan azules sus ojos venenosos.



Esta fría mañana tan cerca de diciembre
cuando rozan los árboles de puntillas las nubes
junto a tanta miseria, tan helada ternura,
yo dejo mi impotencia, mi personal naufragio
entre estos blancos pliegues olvidado...
Aunque mi cuerpo caiga doblemente desnudo
en ese traje roto que luego es un poema.
Aunque otro sueño baje su luz por la almohada
y ya no te despierte mi voz en el jardín.







Poema perteneciente al libro 
"La guerra de los treinta años"













Desde el primer verso se vislumbra un naufragio. 
La maleta sólo aparece en el título, pero 
condiciona todo el territorio del poema 
que está ahíto de los signos de una partida. 
"Esta dura mañana con su duro castigo" nos avisa 
de que se abre un tiempo inhóspito, de alejamiento, de pérdida.
En la primera estrofa se verifican las cotidianas rupturas,
  “No tomé”, “no he leído”, “no subí”, “ni he mirado”.
En la segunda se da cuenta del aire gélido que roba ("bandido") la vida.
Y en la última estrofa aparece ya el cuerpo del "personal naufragio",
que surge de entre las sábanas de una ternura ya pretérita ("helada")
para depositarse en otros "blancos pliegues", los de las páginas
de un poema donde yacerá ("traje roto") el dolor de la ausencia. 

domingo, 4 de agosto de 2024

EL DEPARTAMENTO de LA VERDAD - de James Tynion IV y M. Simmonds




Las redes sociales han acabado siendo un invento del diablo. 
Aparte de su innegable capacidad para comunicarnos de forma fácil e instantánea se han convertido en un indeseado altavoz para feroces odiadores y todo tipo de teorías conspiranoicas, incluidos mensajes mesiánicos, salvapatrias e ideas peregrinas de toda índole que antes no superaban la marginalidad; mientras que ahora -en ocasiones- ocupan el centro del debate social. Las teorías conspirativas siempre han existido pero parece que, tras la pandemia de la COVID, su impacto en la población ha aumentado. Ya no se trata de grupúsculos de ignorantes que sucumben a las más absurdas teorías sin base alguna; sino de verdaderas hordas que con su estrépito intentan amortiguar el verdadero pensamiento. La proliferación de grupos de extrema derecha, la comunidad QAnon y herramientas como los bots y la web profunda les hacen soñar con imponer su estrafalario relato.

Y es que la realidad puede llegar a ser caótica y azarosa por lo que para algunos es más fácil aceptar una teoría de la conspiración simple y quimérica que les evite la complejidad e incertidumbre que rige la vida. Las personas pueden ser propensas a creer estas teorías por tener un sentimiento de antagonismo y superioridad hacia los demás y estar en un estado de sospecha permanente sobre quién mueve los hilos, a lo que se suma nuestra necesidad neurológica de imponer una estructura al mundo. El miedo a perder el control sobre nuestras vidas y un mal uso de nuestra capacidad de reconocer pautas nos vuelve más suceptibles a ideologías conspirativas. Además, paradójicamente, nuestra era de la información ha derivado en una "sociedad de la ignorancia" donde la tecnología parece haber acelerado la expansión de bulos y teorías falaces. 

Esto viene a cuento del tema de este cómic que bucea en los oscuros océanos de las conspiraciones, el estado profundo, la desinformación y la imposición de narrativas.
Uff.
-"Por qué creen eso según tú?
-Siempre...siempre es sobre el control. Eso es lo que creo.
Es un deseo de rechazar los aspectos de la vida que son demasiado complicados y abstractos. Y de construir una realidad más cómoda que puedan comprender.
Más que eso...es la sensación de...que si tienen razón, y si saben la verdad que ha permanecido oculta todo ese tiempo...Bueno, entonces son héroes ¿no es así?"

Este universo de creencias supone para muchos la Revelación Final. Asuntos como el terraplanismo, los antivacunas y la inoculación de microchips, el 5G, los reptilianos, el homosexualismo ideológico, la teoría del gran reemplazo, los negacionistas del cambio climático y tantos otros no sólo entretienen al personal, sino que les hace sentirse especiales por conocer una VERDAD (ficticia) que a los demás se nos escapa.

Para articular su cómic, el guionista Tynion IV plantea la existencia en EEUU de una agencia de seguridad ultrasecreta denominada El Departamento de la Verdad. Su objetivo, garantizar que las ideas conspiranoicas no invadan la realidad. Y aquí entra en juego el otro motor del espectáculo, el Tulpa, un concepto procedente del misticismo budista que identifica a un ser, objeto o creencia que logra tomar cuerpo a través de poderes mentales o espirituales. O sea que si un número suficientemente grande de personas llegan a creer a pies juntillas una teoría (el terraplanismo, el Bigfoot, el 5G, etc), ésta se puede convertir en realidad. Dicho de otro modo, si según Berger y Luckman la realidad es un constructo social, una mayoría suficiente de creyentes puede implementar una realidad alternativa. Así se lo explica, en el número 17 de este cómic, un asesor al presidente Nixon.
-Necesitamos una imagen nuestra plantando la bandera norteamericana en la luna, y esa imagen necesita sentirse tan clara y tan real que todo el mundo la crea.
  Entonces lo que empezó como una mentira dejará de ser mentira. Habrá un hombre en la luna, el Apolo 11 nos llevará ahí. Todas las matemáticas que no pudieron descifrase serán retroactivamente descifradas. La mentira se convertirá en verdad.

Así es. Por falaces que sean esas teorías, a veces afectan a la realidad. La teoría del "reemplazo" empujó a un joven de 21 años a ejecutar la matanza de El Paso, Texas, en agosto de 2019. 22 personas murieron por su defensa del supremacismo blanco frente a los latinos. O también en la teoría del pizzagate, que derivó en que un hombre armado irrumpiese disparando en una pizzería de Washington, en diciembre de 2.016, porque pretendía liberar a los supuestos esclavos sexuales menores de edad que Hillary Clinton y sus secuaces escondían en los sótanos. Por absurdo que parezca hace solo unos meses, el 28 de noviembre de 2023, el nuevo mesías de la desinformación, Elon Musk, reactivó la teoría con un tweet aberrante sobre un experto que quería desenmascarar la conspiración y fue encarcelado por poseer imágenes que mostraban abusos sexuales a menores. Un bulo sobre un bulo. El mismo candidato Trump se apunta a cualquier quimera, por falsa que sea, con tal que le ayude a enardecer a sus masas y conseguir el poder.
 
Todo este conjunto de ideas nos indica que tenemos entre manos una narración adulta y compleja, con evidentes trazos políticos y conspiranoicos. Una reflexión muy particular sobre nuestra realidad, la manipulación y el poder de las historias... hasta tal punto que, en ocasiones, logra situarte al borde de un auténtico precipicio conceptual relacionado con la histeria colectiva, el autohipnotismo, la programación neurolinguística y el fanatismo ideológico. Así es como James Tynion IV, con la ayuda inapreciable de los lápices de Martin Simmonds, nos plantea un viaje hacia los confines de lo desconocido.



El recorrido lo haremos de la mano de Cole Turner, un joven agente del FBI que se dedica a estudiar a los grupos ultranacionalistas blancos en internet y su relación con las muchísimas teorías de la conspiración. Un día decide salir del despacho y presentarse en una conferencia de terraplanistas  para comprobar cómo funciona el cotarro. Allí es descubierto y presentado a los Boulet, unos ricachones que financian proyectos y webs extremistas que le invitan a sumarse a un largo viaje en avión que le acaba depositando en un lugar remoto y helado donde ¡un muro de hielo recorre el borde del mundo!.

Tras esta experiencia Cole será reclutado por el Departamento de la Verdad donde llevará a cabo (y nosotros con él) un formación teórica y de campo inimaginable. Penetraremos en teorías netamente políticas y norteamericanas como el asesinato de los Kennedy, los "actores de crisis" o el pizzagate; y también fantásticas, como el Bigfoot, las profecías de Mothman (el hombre polilla) o el famoso aeropuerto de Denver con su trazado de esvástica, sus murales sobre el apocalipsis y su gigantesco búnker secreto. 

Todo el relato está plagado de medias verdades y de historias que se solapan o imponen unas a otras. Frente al Departamento de la Verdad encontramos a la organización Sombrero Negro que, no sólo intenta implantar su verdad, sino que asegura que es el Departamento de la Verdad quien está manipulando la realidad a su conveniencia. 


La obra se compone de 4 volúmenes donde se reúnen los 22 números publicados hasta ahora. Los volúmenes I y II contienen un arco narrativo completo, desde la captación de Cole y sus primeras misiones, hasta sus contactos con Sombrero Negro y su descubrimiento de la más siniestra verdad. Este arco representa todo un itinerario de aprendizaje o, también, un descenso a los infiernos de Cole Porter; primero guiado por la agente Ruby y luego por el inicuo Hawk Harrison, el auténtico "conseguidor", el sicario encargado de mover los hilos. Pero Cole no es sólo un agente, está implicado personalmente al haber participado de niño en un experimento sociológico que introdujo en la realidad el pánico satánico, un tulpa que pretendía identificar a los demócratas con cultos satánicos y canibalismo que tenían lugar en las guarderías. El más famoso fue el del Parvulario Mcmartin que derivó en un interminable juicio.
"Hubo una década, una década entera, donde se creía que el país estaba abarrotado de cultos satánicos violando y asesinando niños. (...) Los niños hablaban de caerse por los retretes y aparecer en profundos túneles secretos bajo la escuela. Sobre ver a su maestro flotar en el aire (…) Ahora sabemos más. Sabemos que estaban sugestionando a los testigos. Sabemos que los niños estaban imitando lo que veían en las noticias y lo que oían en las preguntas que les hacían."
Estos dos álbumes me parecen redondos y creo que es donde habita la historia original; porque giran en torno al aprendizaje de Cole y porque están dibujados por Martin Simmonds logrando una compenetración entre fondo y forma realmente admirable. En cambio el Vol. 3 titulado Un país libre es ya una colección de relatos sueltos y autoconclusivos en torno al mismo tema, pero dibujados por distintos artistas. A los lápices hay gente tan buena como John D. Pearson, David Romero o Jorge Fornés y, por supuesto, las historias interesan ya que también están escritas por Tynion IV; pero aportan muy poco. 
La trama gira alrededor de sí misma sin avanzar. 

Uno de los relatos profundiza en la historia de Hawk, otro en el ascenso de Lee Harvey Oswald hasta la cúpula de mando del Departamento. Otro vuelve a los ovnis y hasta hay uno con el tema de Mothman que resulta repetitivo y menos profundo que el del Bigfoot, desarrollado anteriormente. Que se trata de un recopilación de relatos sueltos se hace evidente cuando comprobamos que agrupa los números 6, 7, 14, 15, 16 y 17 originales.

Me quedaría con el número 17, dibujado en plan clásico por Jorge Fornés, por el interés de lo que cuenta: la intrahistoria del propio Dpto. de la Verdad, primero relacionado con los documentos secretos incautados a Hitler y luego con la decisión de un presidente tan alevoso como Nixon de encargar la dirección del Departamento a un Lee Harvey Oswald que es todo un hallazgo.
"Los cadáveres de Adolf Hitler y Eva Braun fueron encontrados calcinados. Un agente americano de la OSS, infiltrado en el Ejército Rojo, descubrió una biblioteca secreta en el búnker, parcialmente quemado. La biblioteca contenía documentos históricos que databan del Sacro Imperio Romano, en el primer milenio d.C. Los documentos confirmaban los rumores que el alto mando nazi creía que el mundo era maleable por creencias intensas. Que si suficientes personas creen que algo es verdad, entonces se vuelve verdad. El mundo se reescribe a sí mismo por esa creencia."

Finalmente el Vol. 4, titulado El Ministerio de la Mentira, está centrado en el Departamento espejo en la Unión Soviética: Verdad frente a Mentira. Aunque todos sabemos que la realidad no suele ser blanca o negra. La Guerra Fría fue una lucha secreta y encarnizada en la que todos manipulaban cuanto podían. Pero aquello terminó cuando Cole sólo era un niño, mientras que ahora ha de hacer frente a las tentativas de Sombrero Negro por hacerse con sus servicios. Todo ello con el hándicap del monstruo que lo atormenta desde su infancia... y que su marido está siendo atraído, subrepticiamente,  a la siniestra organización del Sombrero Negro. 

Este volumen lo vuelve a dibujar Martin Simmonds con el mismo estilo y acierto; pero ya no es lo mismo. De hecho hay textos de viñetas repetitivos. Dicen que Tinion IV se ha tomado un descanso para volver con más casos. 
En cambio yo creo que lo mejor ya ha pasado.
Los dos volúmenes iniciales son un auténtico portento.





No dejaré de subrayar al acoplamiento tan íntimo que tienen guión y dibujo.
Martin Simmonds bebe de la escuela de Dave McKean y ese estilo rallado y distorsionado se adecúa perfectamente al misterio y secreto de lo narrado. Muchas viñetas semejan sombras o manchas, enfatizando lo confidencial del asunto, como esos documentos censurados por un rotulador. Las complejas composiciones de página, con multitud de viñetas abiertas y de doble página, nos traslada la amplitud y alcance del mundo conspiratorio.

Dada la envergadura de la trama, el cómic no puede eludir páginas completas dedicadas a la exposición de los orígenes y desarrollo de estas teorías. Pero no creo que aburran. Lo que cuentan tiene un interés palpitante: como esas carpetas que le llegan a un periodista (cap. 4. Los ojos en las paredes) con expedientes secretos firmados por un director del FBI fulminado. Allí se explican los movimientos del Estado profundo para poner y quitar presidentes de EEUU. Una invitación a ver desde otro prisma el asesinato de Kennedy y las presidencias de Reagan o de Obama. 

Otras exposiciones son más historiográficas y nos hablan del origen pagano de la humanidad que fue tamizado por el cristianismo y desembocó en sociedades secretas como los masones, rosacruces y Órdenes Herméticas como la Golden Down. Por supuesto no faltan referencias a Madame Blavatsky, Alisteir Crowley y hasta los sabios de los protocolos de Sión

Que Lee Harvey Oswald aparezca como jefazo del Departamento de la Verdad ya nos descoloca y su historia no es manca; pero yo me quedaría con el conseguidor Hawk Harrison, vaya tipo. Él es el verdadero mentor de Cole, el que le guía por los nueve círculos del infierno... hasta mostrarle una posible y arriesgada salida.



Hawk se llama a sí mismo "el hombre mágico". Lleva décadas moviendo los hilos entre las sombras para provocar lo que América necesita; porque al final se trata simplemente de eso, de poder.  Llegamos a leer "hay que anteponer el bien del país"; lo que quiere decir, hemos de ser los dueños del relato.
"Lo que digo es que todo está conectado con todo. Es un continuo de conocimiento y de símbolos con poder, y si te apoyas en ese poder puedes cambiar el mundo. Me llamo a mí mismo mago, pero soy más bien un sicario. Conozco la historia, conozco los símbolos y los uso para hacer mi trabajo." le dice Hawk a Cole.

Acabaremos conociendo bien a Hawk, un verdadero fontanero de las cloacas del estado; pero sin duda el personaje más sugerente y misterioso es "la dama escarlata". Oooh.
Ella es la amenaza que se esconde tras la niebla, incluso por encima de Martin Baker, el jefazo del Sombrero Negro que está intentando atraer a Cole al lado oscuro. Este papel central de Cole se lo explica el propio Hawk:  
"Lee cree en una mujer escarlata que trata de iniciar una nueva era. Creo que por eso ha decidido que tú eres especial. ¿sabes? entre los cientos de personas que hay en el Departamento de la Verdad, sólo tres han visto a la mujer de escarlata. Tú, Lee y Ruby".



Mis capítulos preferidos son el 3, sobre los "actores de crisis"; el 7 por la exposición esotérica que hace Hawk, y el 8 por narrar de manera formidable unos de los casos más fantásticos, el del Bigfoot.
 
El capitulo 3 se titula Blanco y negro y es el que más me pone los pelos de punta, porque narra una manipulación de la realidad tan factible y salvaje que resulta escalofriante:  aquí no se trata de bulos o ideas abstractas sino de cómo unos tipejos conchabados con políticos y medios de comunicación espurios llegan a acusar a una madre ––que ha perdido a un hijo en un tiroteo–– de que es "una actriz de crisis", que su interpretación está pagada por los demócratas que quieren quitar las armas a los hombres de bien. Puaj. 

El acoso es monumental a través de vigilancias, noticias falsas, llamadas y mensajes. Llegan a crear videos de ella y su hijo siguiendo clases de interpretación. Toda una batería de infundios que le empujan a la enajenación y hasta hacerle dudar de su vivencia.


En el capítulo 7, titulado El trabajo de Denver, Hawk le da una clase magistral a Cole (y a nosotros) sobre la historia de la humanidad desde el punto de vista de las conspiraciones y sus magos.

Por su parte el capítulo 8 se titula Diario de un cazador y está dividido en dos partes porque desarrolla una historia potente y autónoma. Básicamente es la carta de un padre a su hijo relatándole su obsesión por el Bigfoot. Esta carta adopta la forma de un cuaderno de campo con anotaciones y bosquejos de todo lo que ocurrió. Son páginas gourmet de técnica gráfica y narrativa. 

Este relato tiene entidad propia dentro del volumen, no sólo por su particular técnica narrativa, sino por contar con su propio personaje narrador, el hombre que traslada su obsesión a su hijo hasta destrozarle la vida. Además Cole conoce la Oficina de Campo, la "rama Criptozoológica del Departamento de la Verdad", dedicada a matar y hacer desaparecer las ficciones salvajes que un gran puñado de gilipollas logran hacer realidad del tipo bigfoot, yeti, ángeles, alienígenas, fantasmas, etc. Vaya melopea. 
Aquí hay un filón para próximos episodios.

Ni que decir tiene que el capítulo 10, con el que acaba el segundo volumen —El Infierno de Hawk— te hará asomarte al abismo de hasta dónde los Tulpas están ocupando la realidad. 

domingo, 21 de julio de 2024

MI RENO de PELUCHE - creador Richard Gadd








Esta serie tiene guasa. Trata del acoso que sufre un pringao por parte de una mujer desequilibrada mentalmente. Pero no es lo típico...aunque sí resulta agobiante. Lo que cuenta es una experiencia auténtica de acoso y obsesión que vivió el protagonista y creador de la serie, Richard Gadd, quien no tiene problema en desnudar su alma y mostrar ante la cámara esta inquietante historia. 

Donny Dunn (Richard Gadd) es un aspirante a cómico profesional que entre bolo y bolo se gana la vida sirviendo copas en un pub. Una tarde se planta en la barra Martha (excepcional Jessica Gunning), una mujer joven, obesa y con toda la pinta de estar anímicamente hundida. Él intenta consolarla con una broma y hasta le invita a un refresco cuando ella declara estar sin blanca. La atención del joven camarero hace mella. Ella abre bien los ojos y le observa. Algo se ilumina en su interior.




Desde entonces vuelve todas las tardes cada vez más animada. Tiene un amigo. Alguien la escucha. Pero la alegría pronto se convierte en frenesí y la vida de Donny en pesadilla. Martha desarrolla rápidamente una obsesión malsana por el humorista al que pretende cuidar y mimar (hasta casi asfixiarlo) como si fuese su “baby reindeer” (reno de peluche).  

Lo que sigue es un acoso en toda regla invadiendo la vida entera del humorista. En la vida real el acoso duró cuatro años y medio acumulando el tipo 41.071 correos electrónicos, 744 tweets, 106 páginas en cartas y 350 horas de mensajes de voz. Cuando pretendía alejarla no sólo recibía amenazas él, sino también sus padres y sus parejas. Todo ello obligó al cómico a cambiar de residencia. Finalmente un juez emitió una orden de alejamiento contra la acusada, lo que resulta menos drástico que el final escrito por Gadd para la serie; aquí Martha acaba en prisión.


Desde el minuto uno la relación es de lo más extraña. Enseguida nos damos cuenta de que algo no funciona en Martha, pero Donny sigue viéndola. Como espectadores tememos los arrebatos de Martha, pero también asistimos todavía más extrañados a la contemporización de Donny. Será porque ambos están rodeados de un gran vacío y, de algún modo, se necesitan el uno al otro...aunque sea de un modo enfermizo. 

En el momento en el que Gadd conoció a su acosadora en la vida real no estaba pasando por un buen momento personal ni profesional. En medio de una ristra de fracasos profesionales que amenazaban con asfixiarle, de pronto se siente valorado por ella. En una entrevista a The Guardian llegó a declarar: «Sería injusto decir que ella era una persona terrible y yo era una víctima». Así de compleja es la serie que cuenta con un episodio 4 traumático, cuando Donny sufre la agresión sexual de un compañero guionista con el que está trabajando. Uf.



Tal y como se muestra en este episodio el humorista se encontraba en una verdadera encrucijada vital. Violado por un "amigo", acosado hasta la extenuación (la mujer se sienta durante horas en la parada de autobús delante de su piso o aparece en sus actuaciones boicoteándolas) e iniciando una relación inesperada con una mujer trans (maravillosamente interpretada por Nava Mau); el cómico vuelca su ansiedad y pesares en un libreto que inesperadamente, gracias a las redes y el boca oreja, acaba siendo un éxito. 

Lo mismo que hizo el propio Richard Gadd en 2019, cuando se presentó en el Festival Fringe de Edimburgo con su espectáculo "Baby Reindeer". Aunque de hecho la serie recoge trazas de este espectáculo y del anterior "Monkey see, monkey do", presentado en 2016.


Para cualquiera que vea la serie, tanto el humor como la personalidad de Gadd le dejarán estupefacto. Porque no nos engañemos, el estilo de humor que practica es el de la anticomedia, la astracanada y las situaciones incómodas. Un poco al estilo de nuestro insigne Ignatius Farray, vamos. Las actuaciones en las que vemos rular a Donny por esos antros y trastiendas de pub donde el único estipendio son las propinas, son de las que provocan el silencio incómodo, cuando no la vergüenza ajena. Lo mismo que vivió en carne propia Richard Gadd.

Pero el tipo (tanto Gadd en la realidad como Dunn en la serie) supo hacer de la necesidad virtud. Con dudas sobre su propio oficio e incluso sobre su sexualidad, tuvo el arrojo (o la desesperación) de desnudar su alma en un escenario cutre sin importarle cuán vulnerable llegara a mostrase. 
Pura catarsis. Admirable.




A pesar de centrarse en narrar un acoso, la serie entreteje la trama con otros problemas sociales pendientes de resolver. La dependencia psicológica es chunga y la atención que presta la policía a l@s denunciantes de acoso muy mejorable. En cuanto a los problemas de salud mental, el que los sufre está abandonado a su suerte. En la serie Martha ya cuenta con un largo historial pero a pesar de ello nunca fue atendida y terminó volcando sus traumas en el primero que pasaba por ahí. 

También queda reflejado el desgaste psicológico del artista, siempre pendiente de si el éxito llegará o no. Últimamente hemos visto casos de deportistas que han sucumbido a la presión. También quiero resaltar un signo de modernidad: la representación normalizada de relaciones con personas trans.



En sólo 7 episodios de 35 minutos se ventila esta miniserie de ritmo ágil y fondo amargo. 

A destacar el formidable trabajo de la actriz Jessica Gunning, conocida por participar en producciones como Pride (Orgullo, 2014) y series tan emblemáticas como Doctor Who y Ley y orden. Ella es quien da vida al personaje central y logra colmarlo de una gama infinita de matices, unas veces conmovedores y otras escalofriantes. 



viernes, 12 de julio de 2024

PAUL AUSTER, novelista




Paul Auster murió el pasado 30 de Abril, a los 77 años, en Nueva York. Como homenaje he querido releer uno de sus libros. Auster es uno de mis diez escritores favoritos y el título de este blog así lo atestigua. La lectura del libro homónimo fue lo que me decidió a iniciar esta publicación en vez de seguir tomando notas... que irremisiblemente acababa perdiendo. En aquella novela Auster nos describe a un Bill anciano que pasa las noches imaginando historias. Quizás para recordar su vida. Quizás para arrepentirse. Quizás para explicarse el mundo. Quizás para soñarlo. Allí vi reflejado el por qué de mi amor a la literatura y quise compartirlo.

Hasta ahora nunca había podido redactar una reseña sobre un libro de Auster porque su lectura me satisfacía plenamente. La única duda era si ponerle cuatro o cinco estrellas. Hoy voy a intentarlo.

Para mí Auster es poseedor del triángulo mágico que debe tener un libro.
Ha de estar bien escrito o contado (a veces no es lo mismo).
Ha de poseer una trama que combine imaginación, intriga y emoción.
Debe reflejar profundamente lo humano, sea en forma de lucha, aflicción o rebelión.

Finalmente él mismo también ha sido abatido. Descanse en paz.
Aunque desde sus libros nos seguirá iluminando.

Fotografía de Phil Penman

La obra de Paul Auster explora la identidad, el azar y la búsqueda del significado de la vida. En sus novelas la existencia del protagonista suele quebrarse (una pérdida, una enfermedad, una muerte) obligándole a replantearse la vida en términos radicalmente nuevos.  Esa circunstancia deja al protagonista sin asideros, rodeado de una nada que convierte al relato en una investigación sobre cómo seguir existiendo. Es entonces, cuando los protagonistas están fuera de la corriente del río, cuando se percatan de los mecanismos de la vida, de esos azares y casualidades que tanto nos llaman la atención como lectores. Aunque también aprenden sobre su vulnerabilidad. Esa radical consciencia de su mortalidad y del absurdo de la vida es lo que hace tan interesante asistir a cómo recogen sus trozos y resuelven vivir: a través de pequeños rituales, a veces de mentiras, siempre con amigos y con libros, aferrándose a los recuerdos.... 
Sin ninguna duda, los personajes de Auster son seres dolientes que afrontan -más conscientes que nunca- el caos de la vida.

Hoy en día cualquier escritor existencialista tendría sus manuscritos cogiendo polvo en el cajón; pero en cambio Auster es un escritor existencialista de éxito gracias a un aliño muy personal y cautivador.
Yo lo cifro en cinco puntos.

En primer lugar es un tipo de su época, urbano y desengañado; por lo que sus observaciones sobe la vida moderna, con sus soledades y extrañas relaciones suelen ser muy perspicaces.
En segundo lugar voy a colocar lo que para todo el mundo es su sello, el azar. Muchas de sus obras comienzan y giran en torno a eventos fortuitos que trastocan o iluminan la vida de sus personajes. Auster es un fino explorador de la casualidad, pero no como mero juego, sino como un sorprendente recurso que aporta profundidad y perplejidad a sus historias.

En tercer lugar tengo que colocar su gusto por una introspección genuina, nada fatua. La visión íntima y el desasosiego que nos hace llegar de sus personajes les dota de un afán que los sitúa muy cerca de las preocupaciones de los lectores. Sus personajes conmueven y provocan empatía. Nunca se rinden aunque alberguen pensamientos autolíticos y siempre desean salir adelante... aunque es cierto que casi nunca encuentran lo que buscan.

Fotografía de Grégoire Alessandrini

En cuarto lugar colocaría lo que yo llamo la sensibilidad hacia los demás, es decir, la dificultad de conocer a los otros y, a la vez, la necesidad inalienable que tenemos de ellos. Reflexionando sobre sus obras percibo claramente esa necesidad y un hecho aparentemente contradictorio: si hay una salvación está en los otros.

En quinto lugar, pero no por ello menos importante, está la claridad -yo la denomino naturalidad- de su prosa. Auster es un escritor sumamente moderno, juega con la autoficción y cuando no los parodia está cruzando entre sí los géneros; pero lo hace escribiendo con una elegancia y una sencillez que convierten a su prosa en algo diáfano y armónico.

El héroe austeriano es un tipo común pero complejo y lleno de enigmas. Busca el amor y no duda en romper con todo y empezar de nuevo, pero siempre está lastrado por la culpa. Aunque en Auster nunca falta una salida a través de dos puntos de luz, la amistad y el amor.

Añado un bonus. En sus historias no debemos menospreciar el papel que juega la escritura y la ficción como elementos sanadores. Paul Auster es un escritor obsesionado con la identidad y el modo en que ésta se construye por medio de relatos y palabras así como de encuentros y afinidades que administra el azar. Como escritor que es, subraya la necesidad de contar. El protagonista de El libro de las ilusiones se embarca en analizar la obra de un cineasta desaparecido, lo que provoca que una persona le relate las historias que vivió durante el medio siglo que permaneció desaparecido. El profesor de filosofía que protagoniza Baumgartner se propone escribir un ensayo sobre el síndrome del miembro fantasma, que es la mejor analogía que encuentra sobre la muerte de un ser querido. En La noche del oráculo el escritor Sidney Orr compra un extraño cuaderno de color azul bajo cuyo influjo mágico comienza a escribir como en trance, atrapado en un mundo de inquietantes premoniciones y sucesos enigmáticos que amenazan con recomponer la realidad.

Fotografía de Nicolas Miller 

Se puede concluir que sus libros son existencialistas más allá del existencialismo. Como se puede leer en su novela Baumgartner, parece que tanto los personajes como el autor son hombres que no profesan ninguna religión y "no creen en nada salvo en la obligación de formular preguntas aceptables sobre el significado de estar vivo, aunque sepan que nunca será capaz de encontrar la respuesta".

EL LIBRO de LAS ILUSIONES - de Paul Auster


No es baladí que el volumen se abra con una cita de Chateaubriand: "El hombre no tiene una sola y única vida, sino muchas, enlazadas unas con otras, y ésa es la causa de su desgracia"; pues la cita es la expresión cabal de lo que les va a ocurrir a los dos protagonistas de la novela, sometidos a cambios drásticos en sus vidas y obligados a reinventarse. Y es que el libro podría haberse titulado Las muchas vidas de un muerto, debido a la sucesión de giros e identidades superpuestas que esconde el destino final de uno de ellos, un actor de cine mudo desaparecido durante 60 años. 

Esta novela de Paul Auster es el relato de la vida de Hector Mann, contado por David Zimmer, un profesor universitario de Literatura que pasa los días alcoholizado tras haber perdido a su esposa y dos hijos en un accidente aéreo. Zimmer lleva meses hundido en un caos en el que ha llegado a coquetear con el suicidio. Pero una noche un corto de cine mudo en la televisión le hace reír. La inteligencia de la comedia le coloca ante el espejo de su depravación y enciende la chispa del deseo de seguir viviendo.  

El cómico no era muy famoso pero sí tenía un estilo propio basado en un característico traje blanco, propio de climas tropicales, y un fino bigote negro con el que expresaba más que cualquier frase. Su aparición en TV viene a cuenta de un doble misterio: Se trata de Hector Mann, el último de los cómicos importantes que trabajaron el cortometraje. En la década de los 20 realizó 12 comedias de dos rollos y, de pronto, a la vez que llegaba el sonoro, Héctor desapareció sin dejar rastro en enero de 1929. De nuevo era noticia en 1984 porque, tras considerarse perdidas sus películas, en los tres últimos años han ido llegando copias de ellas en paquetes anónimos a instituciones como el MOMA de Nueva York, el British Film Institute de Londres o la Cinémathèque de Paris. Con el último envío toda la producción de Hector Mann estaba definitivamente a salvo aunque dispersa en organismos por todo el mundo.
 


Este doble misterio incita a Zimmer a salir de su marasmo vital y recorrer el globo para ver todas las películas. Los ensayos que escribe sobre cada una de ellas acabarán editándose en un libro que provocará -años después- la recepción de una extraña carta procedente del Rancho Piedra Azul, Tierra del Sueño, Nuevo México: "Querido profesor Zimmer, Hector ha leído su libro y le gustaría conocerlo, ¿Le apetecería venir a visitarnos? Atentamente, Frieda Spelling (Sra. de Hector Mann)."

Zimmer había pasado medio año como muerto sin saber qué hacer con su vida; recuperó el pulso persiguiendo las películas de Mann y encontró la paz y el sosiego cuando le encargaron la traducción de las Memorias de ultratumba de su adorado Chateaubriand. La llamada de Hector desde el más allá supone completar el tercer vértice de un triángulo de muertos que vuelven a la vida. Zimmer carga con una tragedia que le ha devastado; pero también Mann arrastra una muerte que desea expiar. 

En general y tras la introducción de la tragedia de Zimmer, el libro se divide dos partes principales; en la primera podemos leer el comentario detallado de cada una de las películas de Hector, mientras que en la segunda se nos narra el viaje de Zimmer a la Tierra del Sueño arrastrado por Alma, amiga del matrimonio Mann, mientras ésta le va desgranando la azarosa vida de Hector durante los últimos 60 años.

El comentario de las películas quizás peca de prolijo pero sin duda es un prodigio de inventiva y estilo. Auster imagina 12 películas completas detallando los aspectos cruciales de su guión, planos y realización. Toda una carta de amor a los pioneros del cine. 
"Aquello se debía a que entendían el lenguaje que utilizaban. Habían inventado una sintaxis de la mirada, una gramática de cinética pura, y salvo por el vestuario, los coches y el anticuado mobiliario que aparecía en segundo plano, su obra no podía envejecer. Era pensamiento plasmado en acción, voluntad humana expresándose mediante el cuerpo humano, y por tanto era para siempre. En su mayoría, las comedias mudas no se habían molestado en contar historias. Eran como poemas, como interpretaciones de sueños, como intrincadas coreografías del espíritu, y, al estar ya muertas, quizá a nosotros nos llegaban más profundamente que a los espectadores de su época. Las veíamos al otro lado de un gran abismo de olvido, y las mismas cosas que las separaban de nosotros eran en realidad las que las hacían tan fascinantes: su silencio, su ausencia de color, su ritmo irregular, acelerado.
Esos eran obstáculos, y por eso no nos resultaba fácil verlas, pero también aliviaban a las imágenes de la carga de la representación. Se ponían entre nosotros y la película, y por tanto ya no teníamos que fingir que estábamos contemplando el mundo real. La pantalla plana era el mundo, y existía en dos dimensiones. La tercera dimensión estaba en nuestra cabeza."
En cuanto a la historia de Mann es un seductor compendio de los temas y técnicas de Auster. Como en muchas de sus novelas la investigación de un personaje sobre otro no solo cobra un cariz casi policíaco, sino también existencial. Los avatares, giros y adversidades de toda una vida ofrecen a Auster la posibilidad de revelar los mecanismos y azares que rigen nuestro absurdo devenir. Ahí se encuentra lo que tanto nos fascina a sus lectores. Pero ese cataclismo inicial que suele sacudir a sus protagonistas también les enseña que estamos aquí de prestado. En esas encontramos tanto a Zimmer como a Mann, plenamente conscientes de su mortalidad y del absurdo de la vida. También eso estimula nuestro interés lector, ver cómo resuelven afrontar la vida tras el desastre. Los personajes de Auster son seres dolientes que afrontan el caos de la vida tras sobrevivir al vacío, la soledad, el alcohol e incluso -en el caso de Mann- a la degradación sexual.

Francis Bacon, Tríptico: "Three Studies for Portrait of George Dyer"





La "magia" de Auster tiene que ver con un estilo diáfano y elegante al servicio de un relato donde conviven la búsqueda de la identidad, el duelo, la fatalidad y la redención en un contexto de vidas cruzadas, azar y arquitectura metaliteraria.
Me detendré en tres aspectos.

El asunto de la identidad. Quienes somos y qué coño hacemos aquí. 
Zimmer busca encontrarse de nuevo tras una terrible pérdida. Mann se ve envuelto en un asesinato que lo descabalga de su vida empujándolo a una eterna fuga. Ambos necesitan encontrar de nuevo su lugar en el mundo. El desconcierto viene de largo. Al investigar a Mann, Zimmer encuentra varias entrevistas en las que el propio Hector juega a la confusión sobre sus orígenes. Primero se declara de procedencia alemana, luego argentina y posteriormente de un pueblo de Ohio. Las historias sobre él se multiplican todavía más una vez desaparecido:
"Una de ellas afirmaba que había vuelto a su Argentina natal y dirigía ahora un pequeño circo de provincias. Otra, que se había hecho miembro del partido comunista y se dedicaba con nombre supuesto a organizar a los obreros de las centrales lecheras de utica, en nueva York. Y otra más, que con la Depresión se había convertido en un vagabundo del ferrocarril."
La fuga de Mann tiene la forma de una penitencia que nunca se completa. Sólo quiere huir. Desaparecer. La última película que entrega, Mr. Nobody (Don Nadie), parece una premonición de lo que le ocurrirá.
"Hector no desaparece en Don Nadie, pero en cuanto se bebe la poción, nadie lo vuelve a ver. Sigue ahí, frente a nuestros ojos, pero los demás personajes de la película permanecen ciegos a su presencia. Se pone a saltar, agita los brazos, se desnuda en una esquina muy concurrida, pero nadie lo ve. Cuando grita a alguien a la cara, no se oye su voz. Es un fantasma de carne y hueso, un hombre que ha dejado de serlo."
       (...)
"Tenemos que considerar Don Nadie como su última película. Es una reflexión sobre su propia desaparición, y pese a toda su ambigüedad y sus sesgadas insinuaciones, pese a todas las cuestiones morales que plantea y luego se niega a responder, se trata fundamentalmente de una película sobre la angustia de la propia identidad. Hector está buscando el modo de decirnos adiós, de despedirse del mundo, y para ello debe distanciarse de sí mismo. Se vuelve invisible, y cuando la magia se disipa finalmente y se hace visible de nuevo, no reconoce su propio rostro. Observamos cómo se mira, y en esa inquietante duplicación de perspectivas, le vemos afrontar el hecho de su propia aniquilación."

Los paralelismos, azares y encrucijadas que nos depara la vida.
El paralelismo entre Zimmer, Chateaubriand y Mann es evidente. Tres muertos que vuelven su mirada a la vida. Zimmer llega a escribir: "Sólo era alguien que fingía estar vivo, un muerto que pasaba el tiempo traduciendo el libro de un muerto". Las memorias del vizconde francés sirven de guía e inspiración a Zimmer, pero también de nexo con Mann. En el rancho donde acude a visitarlo encuentra los dos volúmenes de La Plèiade.
"No debería haberme afectado, pero lo hizo. Chateaubriand no era un autor desconocido, pero me conmovió saber que Hector había leído aquel libro, entrando en el mismo laberinto de recuerdos por el que yo erraba desde hacía dieciocho meses. Era otro punto de contacto, en cierto modo, otro eslabón en la cadena de encuentros fortuitos y afinidades curiosas que me habían atraído hacia él desde el principio. Saqué el primer volumen del estante y lo abrí. (...)                                      El libro se abrió por la mitad y vi que había una frase subrayada con un tenue trazo a lápiz: "Les moments de crise produisent un redoublement de vie chez les hommes". Los momentos de crisis producen una vitalidad redoblaba en los hombres. O más sucintamente, quizá: los hombres sólo empiezan a vivir plenamente cuando se ven entre la espada y la pared."
No está nada mal. El dolor y la desesperación como acicate.

Como cabe esperar la novela está llena de esos azares y paralelismos que muestran la vida como un laberinto inexplicable y que son marca de la casa. Como por ejemplo cuando Mann explica en una entrevista que es originario de Sanduski, Ohio (como una boutade) y en su huida el azar lo conduce precisamente allí, para iniciar su periplo de aniquilación. O cuando Zimmer va al aeropuerto con Alma, la mujer que le ha devuelto la esperanza de vivir, realizando el mismo trayecto que le hurtó a su mujer e hijos. 
"La última vez que había ido al Aeropuerto Logan fue con Helen, Todd y Marco. La última mañana de su vida la pasaron en las mismas carreteras que Alma y yo recorríamos ahora. Curva a curva, habían hecho el mismo viaje; kilómetro a kilómetro, habían cubierto el mismo trayecto. La carretera hasta la interestatal 91, de la 91 a la autopista de Massachusetts, de allí a la 93, de la 93 al túnel. En cierto modo agradecía aquella grotesca reconstrucción. Daba la impresión de que era una especie de castigo astutamente ideado, como si los dioses hubieran decidido que no se me permitiría tener futuro hasta que hubiera vuelto al pasado. La justicia dictaba, por tanto, que pasara mi primera mañana con Alma del mismo modo que había pasado mi última mañana con Helen."
Está todo tan entrelazado que hasta uno de los volúmenes de crítica literaria que había escrito Zimmer está relacionado con el silencio artístico de Mann: "La ruta de Abisinia era un ensayo sobre escritores que habían dejado de escribir, una meditación sobre el silencio. Rimbaud, Dashiell Hammett, Laura Riding, J. D. Salinger y otros: poetas y novelistas de singular brillantez que, por un motivo u otro, habían interrumpido su actividad."


Pero hay dos bucles que son portentosos y desgarradores. Uno está casi al final, cuando vemos a Frieda, la mujer de Mann, en cuclillas delante de la chimenea arrugando las hojas de papel y echándolas al fuego. Es una escena que replica exactamente la de una película de Mann, La vida interior de Martin Frost (a su vez un guión del propio Auster). Esa duplicidad subraya que tanto el autor Martín Frost como el cineasta Mann han de destruir su obra como rescate de su vida. Otro está a mitad de la novela, cuando Alma nos cuenta que Hector lleva meses huyendo de un crimen que le obsesiona...para acabar en los brazos de la hermana de la asesinada. En ambos bucles cobra todo su sentido el título de la novela:
"A partir de aquella noche, Nora empezó a contárselo todo. Era natural que quisiera compartir sus problemas con alguien, pero entre toda la gente que había en el mundo, de todos los posibles candidatos entre los que podía haber elegido, Hector fue el que consiguió el puesto.
Se convirtió en el confidente de Nora, en el depositario de la información sobre su propio crimen, y todos los martes y jueves por la noche, sentado junto a ella en el salón hasta que acababa la dura clase, sentía que el cerebro se le desintegraba un poco más en la cabeza. La vida era un sueño febril, descubrió, y la realidad un universo sin fundamento, un mundo hecho de fantasías y alucinaciones, donde todo lo imaginario se hacía real."
La estructura narrativa. La novela contiene un juego de historias dentro de historias verdaderamente cautivador: Auster escribe la historia de Zimmer el cual escribe un libro sobre las películas de Mann que provoca la llegada de Alma la cual, durante kilómetros y kilómetros, le cuenta a Zimmer las sucesivas vidas de Mann. Llegamos a leer: "Éste es un libro de fragmentos, una recopilación de aflicciones y sueños medio recordados, y para contar esta historia he de atenerme a los hechos de la historia misma".

Ensayos sobre películas mudas inventadas, traducciones de clásicos como Chateaubriand o Hawthorne que ilustran los hechos narrados, citas de obras propias...Auster maneja una batería increíble de recursos que aportan fértiles capas de complejidad a su novela sin que la lectura pierda un ápice de dinamismo.


Toda el relato está condicionado por un acto de brujería narrativa de altísimos quilates. Mareados por tantos giros y truculencias, algunos críticos desmerecen el libro por artificioso. En cambio yo creo que es uno de los mejores y más completo de Auster. Ahí está todo él. La inventiva, la naturalidad, la trama tan inteligente como increíblemente tejida, la desesperación y el azar. A pesar de su juego de cajas chinas, el libro es ligero por la prosa elegante de Auster, que es capaz de hacer palpitar en él la sombra de la tragedia y una urgencia que nos hace recorrer presurosos estas vidas rotas. El dolor de los personajes me parece genuino y el desenlace devastador.