martes, 29 de enero de 2013

Una sombra ya pronto serás

de Osvaldo Soriano









¡Dios mío, qué desolación!
En esta extraordinaria novela el protagonista deambula por la inmensa y vacía Pampa sin dinero ni destino. En su incierto periplo pasa por aldeas perdidas, estaciones abandonadas y carreteras que se diluyen en el campo. 

El territorio por el que se mueve es infinito, liso y vacío. Pero al paso de las páginas se va cruzando con otros desesperados. Un camionero con el vehículo roto al que nadie rescata, una echadora de cartas a la que pagan en especie, unos curas sátrapas que trampean con las misas y sermones, o el gordo Collucini que recorre estos mundos de timo en timo después de perder su circo. 

A la postre este inmenso vacío es un laberinto pues siempre acaban volviendo a los mismos lugares y encontrándose las mismas gentes. No sé si el oscuro millonario que sueña con hacer saltar la banca del casino se llama Lem (Lemmond Stanislas) en homenaje al autor de Solaris. Porque el insigne polaco también escribió "Memorias encontradas en una bañera", donde el protagonista asimismo se pierde en un laberinto personal y colectivo.
"De pronto recordé que había soñado con eso; un laberinto asfixiante en el que por más que caminara siempre estaba en el mismo lugar.". pág. 60

Siendo una novela realista, que masca el polvo del camino y del fracaso, su desolación es tan inmensa que se torna surrealista y onírica. En un momento de amargura Coluccini desvaría y rememorando sus tardes de triunfo en el circo, cabalga una bicicleta de poste en poste por los hilos del teléfono. O cuando el protagonista encuentra en el buzón de una aldea abandonada un carta que le dirige su hija desde Barcelona. O cuando dos oficiales abandonados por su ejército mantienen con sumo celo la retreta, las guardias y las izadas de bandera: "nos hemos tenido que ir ascendiendo solos". O cuando Nadia, le echa las cartas al protagonista y le acierta su vida de cabo a rabo.  Su conclusión es reveladora: "usted está cansado de llevarse puesto."

Esta nómina de perdedores y estragados se cruzan y se vuelven a encontrar sin remedio aunque caminen durante días en línea recta. "Todos estábamos atrapados en esa telaraña, caminando por los bordes como insectos que buscan dar un salto desesperado".

Este territorio devastado por la soledad y la ruina me recuerda al que recorre Plop en la apocalíptica novela de Rafael Pinedo. También al cuento "Cantos de marineros en las pampas" de Fogwill.

















Los personajes se mueven por inercia como sus coches destartalados. El gordini del cirquero, el Mercury de una pareja de hippies o el Citröen 2CV de Nadia  están dando los estertores.

La novela aglutina varias facetas. Casi siempre es una novela apocalíptica, a veces picaresca (la partida de truco a la que se retan dos aldeas),  y en lo más íntimo metafísica y abstracta.

El errático protagonista carece de una brújula vital, pero la obra también apunta a la desorientación del país. Esa Argentina que supuran unas páginas llenas de argentinismos. "L´avventura è finita", repite Coluccini cada vez que nos cruzamos con él. Barrante, el peronista vendedor de duchas, se lamenta constantemente de que el país esté cagado. Todos están perdidos y sus esperanzas son remotas: las de Coluccini irse a Bolivia, las de Lem saltar la banca, las de Nadia irse a Brasil.

Es muy fácil identificar al protagonista con la Argentina: "Tantas veces empecé de nuevo que por momentos sentía la tentación de abandonarme. ¿Por qué si una vez conseguí salir del pozo volvía a caer como un estúpido?, Porque es tu pozo, me respondí, porque lo cavaste con tus propias manos."

El autor nos refirió la génesis de esta obra: 
"Estaba trabajando en una historia sobre un espía argentino en París a principios de siglo cuando un día, cruzando la calle, tuve la visión de un tipo haciendo dedo al costado de una ruta desierta. Supe que era ingeniero en informática, un científico que podría ser útil para un país en crecimiento. Y que sus desventuras debían transcurrir  en medio del ajuste menemista, en esa Argentina que cae en todas las trampas de la historia, que sufre a todos los gobiernos después de creer en todas las promesas". 

domingo, 27 de enero de 2013

Django desencadenado

de Quentin Tarantino






Si ya el spaguetti-western era exageración (aquellos personajes tan malvados, aquellos primerísimos planos tan repetidos, aquellas bandas sonoras tan estrepitosas) y estilización del western clásico; Tarantino ha dado una vuelta de tuerca más y nos regala un western tan excesivo como preciosista, tan irónico como sangriento;  siempre gamberro, como todo lo suyo, pero exquisitamente escrito y rodado. No en vano el director posee una precisión en la puesta en escena con la que pocos autores se pueden equiparar.

Tarantino penetra en la liturgia del western y como un ácido se va colando por sus resquicios hasta desbaratarlo; presentándonos una película del oeste muy original, divertida y brillante.

El cazarecompensas de origen alemán King Schultz (Christoph Waltz) busca a un trío de hemanos asesinos. Como no los conoce necesita al esclavo Django (Jamie Foxx) para que los identifique. Le promete la libertad a cambio de su ayuda. Una vez ejecutado el trabajo y descubierta la habilidad innata de Django para disparar, forman un tandem muy bien avenido dedicado a cazar ladrones y asesinos. El acuerdo sólo tiene una condición; cuando acabe el invierno irán a rescatar a la mujer de Django, Broomhilda, vendida como esclava al malvado Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) propietario de una de las más grandes fincas de Mississippi, Candyland. Candie es conocido por su afición a los mandingos, la lucha a muerte entre dos esclavos negros.

La película posee un guión siempre estimulante (recientemente premiado con un Globo de Oro) que no deja de avanzar, introduciendo una tensión narrativa que te arrastra sin remedio.
Me encanta la puesta en escena de Tarantino. Es cuidada, precisa, elegante. Siempre logra captar tu atención. Su diálogos son siempre intencionados y poseen chispa e ironía a raudales. "La D es muda" le espeta al propio Franco Nero (un cameo del Django original) después de deletrear su nombre.

Hay un puñado de escenas inolvidables: la inicial donde se conocen Schultz y Django, la captura y asesinato de los hermanos Brittle, el paso del invierno en las montañas (para mí un homenaje a The Searchers y su narración del tiempo) o la hilarante escena con los miembros del Ku-Klux-Klan. La secuencia de la cena en casa de Candie es magistral. Posee la tensión y el dramatismo de una partida de ajedrez al límite. A ella hay que sumar el magnífico tiroteo final.
















Como en todas su películas, Tarantino mima el dibujo de sus personajes, incluso el de los secundarios. Para demostrarlo ahí está el odioso Stephen (Samuel L. Jackson), tan racista o más que su propio amo Candie.

Jamie Foxx da el tipo perfecto para el papel, pero la pantalla refulge cuando aparecen Waltz  o  DiCaprio, que están inconmensurables.
Waltz compone un personaje muy parecido al de Malditos Bastardos en un tour de force brillantísimo y DiCaprio despliega su carisma con poderío. Sabe ser sutil y violento en el mismo plano y además aporta un sarcasmo  que redondea al personaje.

La película es exagerada, violenta, estilizada y gamberra. Se acompaña de una banda sonora marca de la casa, genial y sin temor al pastiche o al anacronismo (en un momento del western suena un rap). Es entretenimiento puro y cine de quilates. Lástima que ya existan  Malditos Bastardos y Kill Bill; porque en ellas ya estaban todos estos elementos y son sin duda, obras más redondas. 

Me gusta el comentario de Jordi Costa en Fotogramas: "Con sus disquisiciones lingüísticas segundos antes de un tiroteo o el pulso sobre una fórmula de cortesía que precede al clímax de violencia, ´Djando desencadenado´ es, quizá, el western que mayor atención jamás haya prestado al lenguaje verbal: los zooms y reencuadres de la puesta en escena parecen funcionar como contrapunto estilístico a esta obsesión por la forma. Con una trama que pone especial énfasis en la representación y juega a fondo la carta del humor, Django desencadenado sólo peca por exceso (de metraje) y por no saber acuñar una imagen tan poderosa como la de ese Franco Nero atado a un enigmático ataúd". (imagen del Django original)

jueves, 24 de enero de 2013

Los mi5terios de los númer6s

de Marcus du Sautoy






Me gustan especialmente los libros de divulgación científica sobre física y astronomía. Pero es que las Matemáticas están en la base de cualquier ciencia y es la sutil estructura que subyace en la propia naturaleza. Libros tan amenos y profundos como los del matemático Marcus du Sautoy o de los físicos teóricos Timothy Ferris, Michio Kaku o Brian Green me provocan la delectación del conocimiento y la  envidia de una tradición anglosajona de la que España lamentablemente está huérfana. Los gobiernos antes se dedican a discutir los sesgos ideológicos de sus reformas y a desprestigiar y vender la educación al mejor postor, que a invertir en su calidad. Mientras las instituciones y la televisión bruñen su esplendor en fastos sociales antes que convertirse en el necesario entramado que dé soporte al civismo, la cultura y el progreso. 

En los Agradecimientos el autor nos cuenta que:
"En 2006 me pidieron que pronunciara las Lecciones de Navidad en la Royal Institution. Estas conferencias se han dictado desde 1925 y se han televisado desde 1966. Pretenden llevar la ciencia a una amplia audiencia, poniendo especial énfasis en tratar de enganchar al público más joven para que se consagre de hecho a la ciencia". 
En 2006 la emisión de estas lecciones superó el millón de espectadores. El libro también se basa en la experiencia que acumuló el autor preparando la serie "La historia de las Matemáticas" producida por la BBC.

En total son cinco capítulos que nos acercan a los enigmáticos números primos, a las extrañas y maravillosas formas que adquiere la naturaleza; al azar y a la probabilidad, a la criptografía y los códigos y por último a las matemáticas como herramienta de predicción del futuro.

Las ideas fundamentales del libro nos hablan de las matemáticas como el lenguaje secreto que nos permite resolver los misterios de la naturaleza. También nos revela su enorme fuerza a la hora de descubrir patrones, lo cual nos confiere la capacidad de leer el universo, describir sus leyes y predecir sucesos asomándonos con certeza al futuro. Incluso nos descubre una insólita facultad, la de asegurar que algo existe sin necesidad de que ese algo sea real o tengamos que construirlo.

El segundo capítulo titulado "la historia de la forma elusiva", se nos presenta de este modo:
"Galileo Galilei, el gran cientítifico del siglo XVII, escribió en una ocasión:
No es posible leer el universo mientras no hayamos aprendido  su lenguaje y nos hayamos familiarizado con las letras en las que está escrito. Está escrito en el lenguaje matemático, y las letras son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es humanamente imposible comprender una sola palabra. Sin ellas, uno deambula perdido por un oscuro laberinto.
Este capítulo presenta un catálogo bastante completo de las extrañas y maravillosas formas que aparecen en la naturaleza: desde el copo de nieve de seis puntas hasta la espiral del ADN, desde la simetría radial del diamante hasta la compleja forma de una hoja. ¿Por qué las burbujas son perfectamente esféricas? ¿Cómo consigue el cuerpo desarrollar formas tan tremendamente complejas como las de los pulmones humanos? ¿Qué forma tiene nuestro universo? Las matemáticas están en el núcleo de la comprensión del cómo y el porqué la naturaleza fabrica tal variedad de formas y también nos otorga el poder de crear nuevas formas" pág. 65
Arquitectos, ingenieros, biólogos, científicos y artistas se interesan por las formas. Lo cual nos da una medida de las innumerables aplicaciones que las matemáticas tienen en nuestra vida cotidiana; aplicaciones que muchas veces ni sospechamos.

El autor logra ser muy ameno utilizando ejemplos tan curiosos y conocidos como el análisis del dorsal 23 por parte de David Beckan cuando militó en el Real Madrid, la base matemática de la música en general y de Messiaen en particular, cuando compuso "Cuarteto para el fin de los tiempos", y hasta de alguna partitura de The Pogues. También presentándonos en toda su amplitud la belleza de L´Arc de la Défense de Paris o la Crucifixión pintada por Salvador Dalí. Todo esto incluyendo el análisis de los años que pasan hibernando las cigarras, de dónde viene el famoso número de la bestia 666, o el secreto de las burbujeantes paredes del Centro de Natación de Pekín, construido para las Olimpíadas de 2008.


La ciencia, la tecnología y la economía, e incluso el futuro de nuestro planeta, se basa en las matemáticas. El autor nos asegura y demuestra que las matemáticas están realmente en el meollo de todo lo que vemos y hacemos.


¿Es el cambio climático una realidad?  ¿Se disgregará de repente un buen día el sistema solar? ¿Resulta seguro enviar el número de nuestra tarjeta de crédito a través de Internet? ¿Cómo ayudaron los matemáticos a ganar la Segunda Guerra mundial? 

Tintín se salvó prediciendo un eclipse
Con las matemáticas podemos predecir eclipses y tsunamis,  podemos explicar por qué vuelan los aviones y por qué vuelven los boomerans, y hasta podemos predecir con exactitud la trayectoria de un balón de fútbol (aunque Ronaldo o Messi lo hagan de maravilla intuitivamente). 

El libro nos ilustra de forma amena y convincente sobre teorías tan intimidatorias como la de los fractales o la del caos. El famoso  efecto mariposa, las pequeñas variaciones que pueden afectar enormemente al comportamiento de los valores bursátiles, al latido del corazón o al tiempo atmosférico. 

Me llaman la atención los números de Fibonacci: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, ... Esta es una serie muy curiosa. Se basa simplemente en que cada número es la suma de los dos anteriores. Fibonacci de Pisa descubrió esta serie en 1.202, cuando trataba de comprender cómo se multiplicaban los conejos. Pero también aparece cuando contamos los pétalos de una flor (el trillium tiene 3, el delphinium tiene ocho, el girasol  55 o incluso 89). También al recorrer de arriba abajo las piñas piñoneras, las secciones de un plátano o si cortamos transversalmente una manzana y encontramos una estrella de cinco puntas. Parece que los números de Fibonacci surgen siempre que hay una proceso de crecimiento en la naturaleza....pero no solo en eso.
"ni siquiera fueron descubiertos por los matemáticos, sino por los poetas y músicos de la India medieval. Los poetas y los músicos indios estaban muy interesados en explotar todas las posibles estructuras rítmicas que se pueden generar usando combinaciones de unidades rítmicas cortas y largas. Si un sonido largo dura el doble que un sonido breve, ¿cuántos patrones diferentes hay con un número dado de pulsos? Por ejemplo, con ocho pulsos podríamos hacer cuatro sonidos largos y ocho breves. Pero entre estos dos extremos hay multitud de combinaciones.
En el siglo VIII antes de Cristo, el escritor indio Virahanka asumió el reto de determinar exactamente cuántos ritmos diferentes son posibles. Descubrió que, al ir creciendo el número de pulsos, el número de patrones rítmicos posibles viene dado por la sucesión siguiente: 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21...Y se dio cuenta, igual que Fibonacci, de que para obtener el número siguiente de la sucesión bastaba sumar los dos números anteriores." pág. 50

El volumen utiliza toda una batería de recursos didácticos de última generación que incluye páginas web, códigos QR para teléfonos inteligentes, juegos y anécdotas que multiplican virtualmente nuestra forma de acceder a estas ideas.

"Un matemático, como un pintor o un poeta es un creador de estructuras. Si sus estructuras son más permanentes, es porque están hechas de ideas. Las estructuras del matemático, como las del pintor o las del poeta, han de ser bellas; las ideas, como los colores o las palabras, deben encajar armoniosamente entre sí. La belleza es la primera prueba: no hay lugar permanente en el mundo para las matemáticas feas". pág. 266

miércoles, 23 de enero de 2013

Fractales


de Marcus du Sautoy

¿QUÉ TIENEN EN COMÚN LOS RAYOS, EL BRÓCOLI Y LOS MERCADOS BURSÁTILES?

"En 1960, el matemático francés Benoît de Mandelbrot fue invitado a impartir en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvad una conferencia sobre sus trabajos recientes relativos a la distribución de las rentas altas y bajas. Cuando entró en el despacho del profesor que lo había invitado, se llevó una gran sorpresa al ver que las gráficas que había preparado para su charla aparecían dibujadas en la pizarra.  "¿Cómo ha conseguido mis datos con antelación?", preguntó. Lo curioso es que aquellas gráficas no tenían nada que ver con niveles de ingresos: representaban variaciones en los precios del algodón, que el profesor había estado analizando en una clase anterior.
Este parecido espoleó la curiosidad de Mandelbrot y lo llevó a descubrir que si uno tomaba las gráficas de conjuntos diversos de datos económicos, sin relación alguna entre sí, estas gráficas presentaban formas muy similares. Y no sólo esto, sino que las gráficas parecían ser también las mismas, independientemente de los plazos de tiempo que estaban representados en ellas. Por ejemplo, las variaciones del precio del algodón a lo largo de ocho años parecían las mismas que las variaciones a lo largo de ocho semanas o que las variaciones a lo largo de ocho horas.


El mismo fenómeno ocurre con la costa de Gran Bretaña. (Vista la misma línea de costa a tres escalas diferentes) ¿quién sería capaz de decir cuál de los tres mapas corresponde a cada escala? Por mucho que nos acerquemos o nos alejemos, estas formas parecen tener el mismo nivel de complejidad. Esto no pasa con todas las formas. Si trazamos una línea sinuosa y vamos aumentando de tamaño una porción de ella, en algún momento empezará a parecer muy sencilla. Lo que caracteriza la forma de la línea de costa o las gráficas de Mandelbrot es que por mucho que aumentemos la imagen, se sigue conservando la complejidad de la forma.


Cuando Mandelbrot se puso a investigar un poco más descubrió que estas extrañas formas, que continúan siendo infinitamente complejas sea cual sea el aumento con el que se las mire, abundan en el mundo natural. Si fraccionamos la cabezuela de una coliflor y aumentamos la imagen, lo que vemos se asemeja notablemente a la coliflor de la partimos. Si aumentamos la imagen dentada de un relámpago, en vez de obtener algo recto, lo que vemos en el trozo aumentado es un copia del relámpago original. 
Mandelbrot bautizó a estas formas con el calificativo de "fractales", y se refería a ellas con la expresión "la geometría de la naturaleza", ya que representan un tipo de forma auténticamente nueva que sólo fue plenamente reconocida como tan en el siglo XX. 

Hay una razón práctica que explica la evolución natural de estas formas fractales. El carácter fractal de los pulmones humanos significa que, aunque estén alojados en el volumen finito de la caja torácica, su área superficial es enorme, y por lo tanto pueden absorber mucho oxígeno. Lo mismo es aplicable a otros objetos orgánicos. Los helechos, por ejemplo, buscan maximizar su exposición a la luz del sol sin necesidad de ocupar demasiado espacio. Recurren a la habilidad que posee la naturaleza para encontrar formas con la máxima eficacia. Igual que la burbuja descubrió que la esfera es la forma que mejor se adapta a sus necesidades, muchas formas vitales se han ido por el contrario al otro extremo del espectro, eligiendo formas fractales de una complejidad infinita.
Lo más notable de las formas fractales es que, aunque tienen una complejidad infinita, pueden de hecho generarse con reglas matemáticas muy simples." pág. 101,102 y 103.


Marcus du Sautoy  "Los mi5terios de los númer6s" Editorial El Acantilado 2012

Pollock y los Fractales


Jackson Pollock nº5, 1948

de Marcus de Sautoy



"En el otoño de 2006 una pintura del artista contemporáneo Jackson Pollock se convirtió en la pintura más cara jamás vendida. Se anunció que un financiero mexicano, David Martínez, había pagado 140 millones de dólares por la pintura, llamada sencillamente No. 5, 1948.
La pintura fue creada mediante la técnica registrada de Pollock consistente en salpicar con gotas de pintura todo el lienzo, técnica que le valió al artista el sobrenombre de Jack el Gotero. Algunos críticos quedaron escandalizados por el precio que se pagó por semejante pieza. (...) Pero las matemáticas han revelado que lo que Pollock estaba haciendo era en realidad más sutil de lo que cabía imaginar.














En 1999, un grupo de matemáticos dirigidos por Richard Taylor, de la Universidad de Oregón, analizó las pinturas de Pollock y descubrió que la técnica entrecortada que utilizaba crea de hecho una de las formas fractales tan queridas por la naturaleza. Fracciones aumentadas de una obra de Pollock siguen resultando muy similares a la versión en tamaño completo y parecen poseer la característica complejidad infinita de un objeto fractal. (Por supuesto, el incremento progresivo del aumento revelará finalmente las gotas individuales de pintura, pero esto ocurre solamente cuando se aumenta 1.000 veces el lienzo). La idea de dimensión fractal puede aplicarse incluso al análisis de cómo se desarrolló la técnica de Pollock.

Detalle

Pollock comenzó a crear pinturas fractales en 1943. Sus primeras pinturas tenían una dimensión fractal en torno a 1,45, pero al ir desarrollando su técnica la dimensión fractal fue en aumento, reflejando así el hecho de que las pinturas se iban haciendo más complejas. Una de las últimas pinturas de Pollock a base de gotas, conocida como Polos azules, le costó al artista seis meses de trabajo y su dimensión fractal es 1,72.

Los psicólogos han explotado las formas que la gente encuentra estéticamente agradables. De manera lógica, nos sentimos atraídos hacia las imágenes cuya dimensión fractal está entre 1,3 y 1,5, parecida a la dimensión de muchas de las formas que se encuentran en la naturaleza. En efecto, puede haber buenas razones evolutivas para explicar por qué nos sentimos atraídos por este tipo de imágenes fractales, ya que el cerebro ha terminado por dotarse para reconocer estas formas, a medida que se desenvolvía a través de la jungla que lo rodeaba. O quizá, de la misma manera que la mejor música se sitúa en algún punto entre la aburrida música de los ascensores y el ruido blanco aleatorio, estas formas nos atraen porque tienen una complejidad que se sitúa entre lo demasiado regular y lo demasiado aleatorio." pág. 109, 110 y 111.


Marcus du Sautoy  "Los mi5terios de los númer6s". Editorial El Acantilado, 2012

martes, 22 de enero de 2013

Les Lyonnais

de Olivier Marchal






Muy apreciable película que nos presenta una historia de envergadura. Ahí es nada un relato en paralelo de la formación y ascenso de la banda de los lioneses, entreverado con el ocaso de su pareja de líderes ya viejos y cansados. 

Tiene ecos de El Padrino como se puede ver en la escena inicial que reúne a toda la banda y familia en una fiesta multitudinaria. Pero la verdad es que se queda en un terso policíaco, con muy buen ritmo y tono crepuscular, pero falto de aliento épico. 
No hurga en el drama personal más allá de lo que la acción conlleva.

Basado en las memorias de Edmond Vidal "Por un puñado de cerezas", el título alude a la primera detención, por un pequeño robo juvenil, de los dos amigos y líderes inseparables, Momon y Serge.


Amigos desde su época escolar, irán adentrándose en el mundo del hampa, hasta organizar su propia banda, Les Lyonnais, que campó a sus anchas en los años setenta.

La película toca aspectos como la relación de las bandas con la política, las torturas policiales, la lealtad y las mafias; con la pincelada del origen gitano de Momon.

Es un fresco sociológico y criminal que abarca 40 años.  Los dos amigos inseparables aprendieron "el oficio" integrados en una banda financiada por la extrema derecha francesa. "Nuestros amigos son los que impiden que la izquierda acceda al poder",les explican. Al intentar desvincularse, Mamon sufre un atentado. En respuesta asesinan a toda la banda y se ponen al frente de una nueva, Les Lyonnais.

El duro Gérard Lanvin compone un personaje hiératico, tipo rostro impenetrable. Le acompaña Tchery Karyo, más dúctil y atormentado. El primero es un gitano que desde la época escolar une su destino a Serge. En la actualidad llevan 15 años separados. Mamon adora a su familia, está alejado de atracos y asesinatos; pero Serge vuelve a irrumpir en su vida. Ha sido apresado. La lealtad inquebrantable llama a su puerta y determinará el desenlace. 


Tiene muy buena factura técnica, estupenda ambientación y un montaje sólido. Como buena película negra el pasado y las traiciones terminan aflorando. Los constantes flashbacks están perfectamente orquestados para poder seguir ambas tramas.

También de Olivier Marchal, Asuntos Pendientes (36, quai des Orfêvres)

sábado, 19 de enero de 2013

Luna caliente

de Mempo Giardinelli






Intensísima y breve novela en la que el protagonista se ve inmerso en una  viscosa pesadilla.

Ramiro Bernárdez vuelve a la Argentina una vez concluidos sus estudios en París. Es 1977, en plena dictadura militar, y vuelve buscando el ascenso social; pero quedará atrapado en el tórrido verano de El Chaco donde la joven Araceli ejercerá de ominosa dríade arrastrándolo a una ciénaga de violencia, sexo y perdición.

Es una novela de pasiones extremas, casi animales, que perturban con furor la conciencia de Ramiro. Con sólo trece años, la sensual Araceli será capaz de incendiar su vida, aunque él lo intuya desde el primer momento
"Sabía que iba a pasar; lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco y en medio de tantas emociones por los reencuentros, Araceli fue un deslumbramiento. Tenía el pelo negro, largo, grueso, y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en la que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas: Araceli no podía tener más de trece años.". pág. 13

Parece como que el autor haya querido tejer una metáfora sobre la bestia que el hombre alberga en su interior. Por un lado el arrebato elemental de sexo, muerte y culpa que ofusca a Ramiro. Por otro la supuración que la dictadura produce en las personas.

"El médico habló primero. Lo hizo con voz suave, pero todavía arrastrando las palabras:
  -Este país es una mierda, Ramiro. Era hermoso, pero lo convirtieron en una completa mierda.
   Ramiro no supo si se le había pasado la borrachera. la voz del médico era amarga, pero sobre todo triste, muy triste:
   -Aquí se dio vuelta el principio griego -siguió Tennembaum-: la aritmética es democrática porque enseña relaciones de igualdad, de justicia; y la geometría es oligárquica porque demuestra las proporciones de la desigualdad. Lo dice Foucault. ¿Leíste a Foucault?
  -Algo, en la Universidad.
   -Pues nos dieron vuelta el principio, che; ahora somos un país cada vez más geométrico. y así nos va." pág. 37

El hecho de que Araceli vuelva a aparecer después de muerta, es como una señal de que sólo es un síntoma. Araceli no es el problema sino él mismo.

El laberinto que rodea a Ramiro parece seguir las líneas de la cita que encabeza el cuarto capítulo
"Y lo que no sabes es lo único que sabes, y lo que posees es lo que no posees. Y donde estás es donde no estás". T.S. Eliot.
Nunca sabemos si es un hombre sometido a sus instintos o un hombre fatal atropellado por las circunstancias. Intuimos que es un oportunista. Tuvo un amor que se rompió en Vincennes, con Dorinne. En alguna conversación se entrevé misógino. Su personalidad viene marcada por su regreso a Argentina, buscando un éxito social fácil, y una pulsión sexual irrefrenable y muy violenta.

Pero su personalidad nunca resulta elucidada por completo.

Durante muchas páginas de la novela percibimos una inquietante incertidumbre. Buscamos culpables fuera de nosotros
"La culpa la había tenido la luna. Demasiado caliente la luna, la luna del Chaco."

Los capítulos son cortos, como bocanadas, asfixiantes. Como en un serial, el final de cada uno nos deja en suspenso con una inquietante sorpresa. No parece que esté en nuestras manos barruntar el futuro. Incluso el protagonista, una vez huido, anhela la captura. Está harto de su huida hacia adelante, cargando con una muerte tras otra.

Vicente Aranda adaptó muy libremente la novela a la situación de un poeta que regresa a España en 1970, en pleno Proceso de Burgos. La película es lamentable. Aranda no supo encontrar ni el tono, ni la línea narrativa adecuada. La ambigüedad del protagonista de la novela  se torna confusión grosera.

jueves, 17 de enero de 2013

La noche más oscura

-Zero Dark Thirty-
de Katheryn Bigelow






Zero Dark Thirty está rodado como un documento. Así ocurrió. Katheryn Bigelow y su extraordinario guionista Mark Boal (que lo fue también de En tierra Hostil -The Hurt Locker-) tenían prácticamente preparado un guión sobre la infructuosa caza de Bin Laden cuando la Historia se cruzó en su camino. La preparación que había durado seis años debía "volver a empezar" según han declarado ellos mismos.

Es notorio que la cinta reproduce la investigación del paradero de Bin Laden y la operación montada para su asesinato. Son diez años de palos de ciego por parte de la CIA, en los que se acumularon nuevos atentados y más agentes muertos. De todo ello se da cuenta en esta historia.

La oscuridad nombrada en el título está muy presente en la película, que se abre en negro con las voces de los pasajeros en los aviones secuestrados el 11-S. Asimismo la operación final contra Bin Laden tiene lugar a las 0,30 horas de la madrugada -Zero Dark Thirty en la jerga militar-. Y también pertenecen a la oscuridad los métodos de tortura empleados por la CIA para interrogar. La directora ha querido mostrarlo todo, incluso de forma descarnada, lo cual es encomiable.

La historia tiene un ritmo de thriller con un formato documental. La tensión se masca en cada paso de la investigación y la directora lo escenifica con absoluta verosimilitud. Los 157 minutos del metraje no se notan por el avance milimétrico de la acción.

El hallazgo del guión es haber encontrado el personaje de Maya (espléndida Jessica Chastain), basado en una agente real. Se convierte en el hilo conductor de la acción eludiendo arengas patrioteras o tufos politiqueros. Katheryn Bigelow se centra en la investigación y el ataque sin mayor aderezo. Tan es así que como espectadores nos quedamos sin asideros emocionales. De Maya no conocemos motivaciones personales, políticas o morales. Para ella es un trabajo. Incluso cuando una compañera le insinúa si se ha enrollado con su compañero se extraña enormemente. No cabe. Es una profesional con un sólo empeño, y de tal modo que, una vez segura de la información sobre el fortín de Abottabad, anota fieramente los días que se gastan sin intervenir, en la pared de cristal del despacho de su jefe.

Acompañamos a Maya en su empeño personal. Mujer rodeada de hombres en un mundo de hombres. Su investigación durará diez años, desde que los retazos de interrogatorios la orientaran hacia Abu Ahmed, mensajero del sheik, hasta que éste finalmente la conduce hasta el cubil. 
En artículos y blogs entreveo una larga controversia sobre si los hechos fueron así o no. Sobre si la información salió de torturas o no. Lo encuentro fuera de lugar. Toda película o novela es ficción y como tal sigue sus propias reglas. Los personajes y la acción se dan en un determinado contexto histórico pero como relato, no pretende más verdad que la suya propia y por eso la película es convincente.

También se duda si la obra se muestra a favor o en contra de las torturas. Yo creo que mostrándolas de forma tan cabal ya es tomar partido: son injustificables y moralmente demoledoras. 

Me llama la atención la nobleza en la exposición de los hechos. No sólo se ilustran sin tapujos las torturas, sino también las chapuzas varias que van desde unos analistas de la CIA muy perdidos, hasta el juego político entre la CIA y la Casa Blanca. Cuando el encargado de la Agencia está intentando convencer al asesor de Barak Obama sobre la pista que están siguiendo, éste le espeta con sarcasmo, "yo estuve escuchando los informes sobre las armas de destrucción masiva en Irak y por lo menos presentaban fotos. Usted ni eso". 

La cinta se abona al estilo documental y como tal nos convence. La realización es seca, exacta, marcando a fuego una narración que aparece dividida en capítulos a modo de reportaje. El desarrollo de la acción es implacable y hasta la cámara se enfunda el visor nocturno para no perder detalle. 

Al finalizar la proyección somos nosotros, los espectadores, quienes mascamos el polvo de las imágenes y el hedor de la tortura y el asesinato.


Verdaderamente hay pocos directores tan dotados como Katheryn Bigelow para el cine de acción. La fuerza de sus imágenes hace que  recordemos películas tan contundentes como Le llaman Bodhi (de la que por cierto se está preparando un remake), Días extraños o la más reciente En tierra hostil.

martes, 15 de enero de 2013

Dibaxu

de Juan Gelman

Es curioso el modo en que el lenguaje puede representar nuestro destino.
En el escolio de este libro de 1994, Juan Gelman declaraba: "escribí los poemas de Dibaxu en sefardí, de 1983 a 1985. Soy de origen judío, pero no sefardí, y supongo que eso algo tuvo que ver con el asunto. Pienso, sin embargo, que estos poemas sobre todo son la culminación o más bien el desemboque de Citas y Comentarios, dos libros que compuse en pleno exilio, en 1978 y 1979, y cuyos textos dialogan con el castellano del siglo XVI. Como si buscar el sustrato de ese castellano, sustrato a su vez del nuestro, hubiera sido mi obsesión. Como si la soledad extrema del exilio  me empujara a buscar raíces en la lengua, las más profundas y exiliadas de la lengua. Yo tampoco me lo explico."


                 II                                                              II

¿óndi sta la yave di tu curasón?/              ¿dónde está la llave de tu corazón?/
il páxaru qui pasara es malu/                    el pájaro que pasó es malo/
a mí no dixera nada/                                  a mí no me dijo nada/
a mí dexara timblandu/                              a mí me dejó temblando/    

¿óndi sta tu curasón agora?/                     ¿dónde está tu corazón ahora?/
un árvuli di spantu balia/                           un árbol de espanto baila/
no más tengu ojus cun fanbre                    no tengo más que ojos con hambre
y un djaru sin agua/                                   y un jarro sin agua.

dibaxu dil cantu sta la boz/                        debajo del canto está la voz/
dibaxu di la boz sta la folya                       debajo de la voz está la hoja
qu´il árvuli dexara                                     que el árbol dejó
cayer di mi boca/                                       caer de mi boca/




          XVI                                                             XVI

cuando mi aya muridu                               cuando esté muerto
sintiré entudavía                                        oiré todavía
il batideru                                                   el temblor
di tu saia nil vienti/                                     de tu saya en el viento/

uno qui liyera istus versus                         alguien que leyó estos versos
prieguntara: "¿cómu ansí?/                      preguntó: "¿cómo así?/
¿quí sintirás?  ¿quí batideru?/                  ¿qué oirás?  ¿qué temblor?/
¿quí saia?  ¿quí vienti?"/                          ¿qué saya?  ¿qué viento?"/

li dixí qui vayara/                                      le dije que callara/
qui si sintara a la mesa cun mí/               que se sentara a mi mesa
qui biviera mi vinu/                                   que bebiera mi vino/
qui scriviera istus versus:                         que escribiera estos versos:

"cuando mi aya muridu                             "cuando esté muerto
sintiré entudavía                                         oiré todavía
il batideru                                                   el temblor
di tu saia nil vienti"/                                   de tu saya al viento"./




       XXI                                                                XXI

sintí tu boz in mi vintana/                          oí tu voz en mi ventana/      
mivintana no da a tu boz/                          mi ventana no da a tu voz/
apenas si da al mundu/                              apenas si da al mundo/
¿cómu viniera tu boz?/                              ¿cómo vino tu voz?/

un páxaru nivadu                                       un pájaro nevado
comi trigu                                                      come trigo
nil murmurio                                                en el murmullo
dil sol/                                                            del sol/


sábado, 12 de enero de 2013

Rompe Ralph

-Wreck-It Ralph-
de Rich Moore



Aunque son muchas películas por medio, Rompe Ralph  me retrotrae a aquella genialidad que supuso la aparición de Toy Story; lo que me lleva a pensar que,  aunque le ha costado, por fin Disney ha entendido en qué se basa la calidad y el éxito de Pixar: historias muy bien trabadas  que no tienen miedo a traspasar las fronteras adulto/infantil y héroes de personalidad muy acusada y nada condescendientes. Todo ello sin faltar el humor malévolo e incluso negro. 

Del mismo modo que en aquella nos asomábamos al mundo de los juguetes cuando están solos, ahora la cámara penetra en los secretos de los videojuegos cuando el salón de recreativos está cerrado.

Ralph está harto de ser el malo del juego y que todas las medallas se las lleve el arreglatodo Fix-It Félix. Quiere ser el héroe y para conseguirlo iniciará un periplo que le llevará por varios videojuegos. 

Un malvado como héroe es algo muy novedoso en Disney y eso requiere terapia. ¡Logradísima la escena de los Malos Anónimos! Allí se encuentra Ralph con el malvado de Street Fighter o el Robotnik de Sonic. "Soy un malo y eso es bueno, jamás seré bueno y eso es malo. No me cambiaría por nadie", es el mantra que repite este grupo.

La historia está hilvanada con primor y sentido aventurero. Su calidad narrativa es altísima. Hay un desarrollo milimétrico de varias tramas que confluyen en un final  dramático. Los 30 años que acusa un Ralph cansado, la antigua traición de Turbo que sobrevuela toda la cinta, el apocalipsis que provoca un ciberbicho que se cuela con Ralph. La acción y el humor son constantes. La película va y viene por distintos juegos hasta que todos los personajes aterrizan en Sugar Rush, donde la partida llegará hasta el final. Insert coin.

El trazo de los personajes posee chispa, en especial la pizpireta Vanellope que con su mezcla de audacia y desvalimiento nos gana el corazón. Pero también la sargento Calhoun que procedente de un "shooter" amalgama esa imposible mezcla de chica dura y femineidad.


Fantástica es la forma en que cada videojuego aporta sus propias reglas y las interacciones entre ellos, "si mueres fuera de tu juego no te regeneras".

Sin duda una película brillantísima que une al inconformismo de Ralph y la fe en sí misma de Vanellope, un sentido homenaje al mundo de los videojuegos y de aquellas máquinas recreativas que nos iniciaron en los bits. Volvemos a ver a Sonic, la Serpiente, Pac-Man, etc.


De regalo se nos proyecta "Paperman", un delicioso cortometraje animado, al que sólo encuentro el problema de versionar el que hace unos años nos regaló Patrick Hugues, "Señales".

jueves, 10 de enero de 2013

Invasor

de Daniel Calparsoro









Cine bélico, político y de intriga en un mismo paquete, rodado con potencia y marchamo español. Esa es la propuesta y no puedo menos que declararle mi reconocimiento.

Pablo (Alberto Ammann)es un médico militar del contingente español en Irak. Volviendo de una misión, su ambulancia es atacada y únicamente sobreviven él y su enfermero Paco (Antonio de la Torre). Se refugian en una casa  y entre la tensión y la confusión matan a dos personas. Cuando llegan los refuerzos quieren taparlo todo deshaciéndose de los testigos. A su regreso a casa el gobierno quiere comprar su silencio.

La película quizás resulta un tanto esquemática, pero todas las líneas necesarias están ahí. El aciago momento en que la ayuda humanitaria cambia de rostro, las secuelas de una acción bélica traumática, la conciencia como brújula para elegir un camino u otro, los espurios intereses de estado. 

Las escenas de guerra están rodadas con convicción y naturalidad. Las persecuciones de coches por la ciudad también. Además la cámara de Calparsoro recoge una ciudad gris metálico (que en realidad es A Coruña) en donde estos dos soldados, de vuelta a la vida civil, se sienten unos extraños.

La trama es muy directa y se beneficia de la novela que hay detrás escrita por Fernando Marías, escritor muy competente autor de El niño de los coroneles (Premio Nadal 2001) y Todo el amor y casi toda la muerte (Premio Primavera 2010). Autor asimismo de El silencio se mueve, una curiosa novela de intriga que flirtea con la línea entre realidad y ficción, y que se presenta en multiformato dado que incluye páginas web, cómic, etc.

La conciencia puede ser un arma mortal consta en el frontón del libro y su adaptación al cine adopta la forma de un thriller impulsivo. El debate de fondo es entre la verdad y la mentira. Ahí está el oscuro conseguidor proveniente de las cloacas del estado que Karra Elejalde encarna con aplomo. Y ahí están los soldados supervivientes, sometidos a toda la presión del aparato estatal, que renuncian a vender su alma. Tanto Ammann como de la Torre aportan buenas dosis de intensidad a sus personajes.

Se puede decir que es una película de productores: Juan Gordon, Emma Lustres y Borja Peña. Los mismos que concibieron Celda 211 y que Daniel Monzón llevó a buen puerto. Para este nuevo proyecto han querido contar con buena parte del equipo técnico de aquélla e incluso con el actor principal, Alberto Ammann:  Vaya mi admiración por su saber hacer y sobre todo por el concepto tan claro que tienen de hacer películas interesantes y para el gran público.