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sábado, 26 de julio de 2025

LA INVENCIÓN de MOREL - de Adolfo Bioy Casares


Este clásico de la literatura fantástica resulta tremendamente ambiguo y perturbador. No solo actualiza el Mito de la Caverna de Platón o el del Eterno Retorno de Nietzsche, sino que tiene trazos de la más reflexiva ciencia ficción, además de provocar debates tan filosóficos como el de la inmortalidad o tan contemporáneos como el de la realidad virtual. Todo ello en una novela primeriza publicada en 1940.

Un fugitivo de la justicia llega en un bote de remos a una isla desierta en el Pacífico Sur. Allí se esconde bajo unos acantilados. Pasado un tiempo descubre sobre él algunas construcciones abandonadas. Posteriormente se percata de que allí moran algunos habitantes. Sin revelar su posición se dispone a espiarlos, intentando escuchar sus conversaciones, ya que todo le resulta demasiado extraño.  

Sin duda el prófugo recuerda cómo llegó a conocer esta isla misteriosa. Su presentación nos recuerda a la de un mito o a una maldición india.
     "Un italiano, que vendía alfombras en Calcuta, me dio la idea de venirme; dijo (en su lengua):
     —Para un perseguido, para usted, sólo hay un lugar en el mundo, pero en ese lugar no se vive. Es una isla. Gente blanca estuvo construyendo, en 1924 más o menos, un museo, una capilla, una pileta de natación. Las obras están concluidas y abandonadas.
     Lo interrumpí; quería su ayuda para el viaje; el mercader siguió:
     —Ni los piratas chinos, ni el barco pintado de blanco del Instituto Rockefeller la tocan. Es el foco de una enfermedad, aún misteriosa, que mata de afuera para adentro. Caen las uñas, el pelo, se mueren la piel y las córneas de los ojos, y el cuerpo vive ocho, quince días. Los tripulantes de un vapor que había fondeado en la isla estaban despellejados, calvos, sin uñas —todos muertos—, cuando los encontró el crucero japonés Namura. El vapor fue hundido a cañonazos."



Los enigmáticos residentes son caracterizados como turistas y entre ellos hay una mujer, Faustine, que todos los días mira el atardecer desde un mismo lugar del acantilado. Con frecuencia entabla conversación con un hombre llamado Morel. Estos turistas actúan de un modo inquietante. Parecen repetir acciones e incluso conversaciones, en una especie de reinicio constante que parece entrañar algún tipo de clave.

Por ejemplo los habitantes aparecen y desaparecen siempre de forma súbita y cuando el huido logra indagar en algunas dependencias no encuentra evidencia de que allí viva nadie. También oye a los turistas quejarse del calor cuando en realidad hace frío. Finalmente teme estar volviéndose loco cuando se percata de que las conversaciones entre Faustine y Morel son siempre idénticas, en el tono y en las frases. Llega a creer que algunas de la raíces de las que se alimenta son alucinógenas, aunque poco a poco se inclina a pensar que está viendo fantasmas o, peor aún, que él mismo es un fantasma y no lo sabe. Como Jorge Luis Borges señala en el Prólogo, Bioy «despliega una Odisea de prodigios que no parecen admitir otra clave que la alucinación o el símbolo, y plenamente los descifra mediante un solo postulado fantástico pero no sobrenatural».





La novela está construida como un artefacto de ficción con sus piezas meticulosamente encajadas; siendo estas detalles inocuos, pistas ambiguas y secretos reflectantes que el autor va distribuyendo pacientemente por el engranaje de sus páginas. Esta elaboración artesanal de la trama, con detalles que anticipan y determinan el sorprendente desenlace es una característica muy particular de Bioy Casares que podemos apreciar en muchos de sus mejores cuentos, como En memoria de Paulina donde también se vislumbra una pugna entre apariencia y realidad. Además tanto la novela como el cuento son, en el fondo, dos historias de amor en las que el narrador enamorado ve a su amor inabordable. Dos preguntas palpitan en ambos textos: ¿Conozco de verdad a la persona que amo? ¿o lo único que puedo llegar a conocer es lo que yo mismo proyecto?.

Este modo de construir la ficción es subrayado por Borges en el Prólogo, el cual ha quedado como una especie de Manifiesto sobre la Literatura Fantástica, género muy incipiente en aquella época en las letras hispánicas. Borges considera esta obra como una novela fantástica de aventuras que se contrapone a la amorfa novela psicológica en que "no se propone como una transcripción de la realidad", sino como un "objeto artificial que no sufre ninguna parte injustificada". Afirma que las obras fantásticas de "imaginación razonada" tienen en común con la novela de peripecias tradicional y con la ficción detectivesca un argumento hábilmente tejido, un rigor intrínseco y una capacidad de suspensión y sorpresa. Estas características son las que determinan que la obra sea "un objeto artificial", algo que posee una realidad artística propia, más allá de la realidad cotidiana. Lo cual no implica que el texto sea frío o carezca de emociones. Al contrario, el amor y el miedo, la soledad y la falta de comunicación desempeñan un papel central en la obra. 



Pero volvamos al asunto. Un día el fugitivo decide acercarse a Faustine, la interpela... pero ella no reacciona ante él. Sus encuentros con el resto de habitantes obtienen el mismo resultado. Nadie nota su presencia; todos continúan con sus actividades como si él no existiera. Durante su estancia en la isla nuestro protagonista no deja de barruntar que allí se solapan realidad y alucinación. Todo es a la vez patente y profundamente misterioso.
"Al pasar por el hall vi un fantasma del Tratado de Belidor que me había llevado quince días antes; estaba en la misma repisa de mármol verde, en el mismo lugar de la repisa de mármol verde. Palpé el bolsillo: saqué el libro; los comparé: no eran dos ejemplares del mismo libro, sino dos veces el mismo ejemplar."
Como se ve, la trama resulta casi onírica y su desarrollo esconde un homenaje al cine y a la novela de H. G. Wells "La isla del Doctor Moreau". Bioy Casares anticipa la realidad virtual de nuestros días pero, sobre todo, elabora una gran metáfora sobre la inmortalidad y el amor sin olvidar dos aspectos que retratan al hombre moderno, la soledad en medio de la multitud y la dificultad para distinguir lo auténtico de lo falaz.  Incluso diría más, plantea un asunto tan radical como ¿existe el ser humano más allá de sus recuerdos?.

En nuestra era de la imagen no puede dejar de cautivarnos esta reflexión sobre cómo los personajes pierden toda identidad humana al convertirse en imágenes ficticias, ya que la realidad inventada se convierte en la única realidad. Así lo certifica el prófugo: "Las copias sobreviven, incorruptibles. Ignoro cuáles son las moscas verdaderas y las artificiales". O todavía de forma más inapelable: "...no hay más Faustine que esta imagen...", concluye el narrador.
Constanza Ragal 

Tampoco es que el lector sepa mucho del protagonista. Apenas que es venezolano y que huyó de una condena a cadena perpetua. No sabemos ni tan siquiera su nombre ya que el texto tiene la forma de un diario que alguien escribió. La novela entera glosa el debate de fondo entre realidad y ficción, ya que incluye unas notas a pie de página introducidas por un desconocido editor que apuntan a reforzar su verosimilitud. 

Todo ello tiene que ver, creo yo, con la verdadera esencia de esta extraordinaria novela. El poder de la ficción para usurpar la realidad. Poco a poco el narrador va comprometiéndose con el mundo de ilusión presente en la isla hasta el punto de que ésta se convierte en su realidad principal. Llega a olvidar sus problemas de fugitivo para buscar desesperadamente integrarse en ese mundo de quimera.



Morel creó algo que le hace perdurar más allá de la realidad física. También el fugitivo considera que su diario le ofrecerá esto cuando muera, por ello se esfuerza en que sea completo y preciso.
"Siento con desagrado que este papel se transforma en testamento. Si debo resignarme a eso, he de procurar que mis afirmaciones puedan comprobarse; de modo que nadie, por encontrarme alguna vez sospechoso de falsedad, crea que miento al decir que me han condenado injustamente. Pondré este informe bajo la divisa de Leonardo - Ostinato rigore- e intentaré seguirla."
Esta determinación por la objetividad otorga una ilusión de realidad al ambiente fantástico. Obsérvese que el fugitivo, del mismo modo que Morel, está creando un dispositivo -literario en este caso- capaz de hacerle perdurar, aunque su anhelo máximo sería incrustarse en la conciencia de Faustine.
"Al hombre que, basándose en este informe, invente una máquina capaz de reunir las presencias disgregadas, haré una súplica. Búsquenos a Faustine y a mí, hágame entrar en el cielo de la conciencia de Faustine. Será un acto piadoso."
Jorge Luis Borges escribió en el Prólogo a la primera edición de esta novela en la editorial Losada: «He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta». 










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 Adolfo Bioy Casares (1914-1999) fue un verdadero maestro del cuento y la novela breve. “La invención de Morel” se publicó en 1940 y marcó el arranque del género fantástico en español según Borges. Luego seguirían otros libros memorables como “El sueño de los héroes”, “Historias fantásticas”,  “Dormir al sol” y "La trama celeste".
La ambigüedad de la trama de "La invención..." y su intenso poso filosófico ha retado a todo tipo de artistas. En 2018 el antiguo batería del grupo The Police compuso y estrenó la ópera ´The Invention of Morel´. Antes el comiquero Miguelanxo Prado la abrazó como inspiración para su album "Trazo de tinta". E incluso los chalados guionistas de Lost (JJ Abrams y Damon Lindelof,) hicieron aparecer a Sawyer (Josh Holloway) leyendo "La invención de Morel" (en el episodio 4 de la 4ª temporada) para ampliar aún más el desconcierto de los espectadores. También ha dado lugar a distintas versiones cinematográficas entre las que destaca "El año pasado en Marienbad"  (1961), de Alain Resnais, una deslumbrante pieza francesa tan experimental como poética.

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  La inspiración de la novela viene determinada por la fascinación de Bioy Casares por la estrella de cine Louise Brooks, actriz y escritora estadounidense que se convirtió en una de las caras más famosas del cine mudo. Se la conoce, principalmente, por sus papeles en películas mudas durante la última mitad de la década de los años 1920 , sobre todo por La caja de PandoraThe Diary of a Lost Girl, ambas realizadas en Berlín por el director alemán Georg Wilhelm Pabst. Tras finalizar su carrera cinematográfica en 1938, optó por establecerse en Nueva York, ciudad en la que trabajó como vendedora en unos grandes almacenes y, más adelante, de acompañante de hombres ricos.

*  El asunto de una realidad alternativa o más radicalmente aún, el de una ficción que se superpone a la realidad lo trató posteriormente el propio Borges en su magistral relato "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius". En él una antigua sociedad secreta conspira para transformar el universo siguiendo los parámetros imaginarios de la ficticia nación de Uqbar. No en vano para estos gnósticos, "el visible universo no es más que una ilusión", por lo que es factible sustituirlo por cualquier otra.

viernes, 22 de noviembre de 2024

IDÉNTICO al SER HUMANO - de Kobo Abe



Esta novela corta resulta muy paradójica y entretenida. Kobo Abe nos propone un juego de espejos donde se confunden realidad y ficción, locura y cordura. Su lectura pretende seguir una estricta lógica pero nos acabará empujando a un terreno pantanoso lleno de dudas y a un impactante final.

El personaje principal tiene un programa de radio titulado 'Hola Marciano' donde adopta el punto de vista de un supuesto marciano para revelar el absurdo de nuestra existencia. 
"Pregúntese, por favor, si hay alguien que lee los Viajes de Gulliver de Swift como si fueran anécdotas reales. Si acaso lo hubiera, sin duda sería un demente con algo de imaginación. Desde el comienzo Swift creó un personaje ficticio, y de eso no hay ninguna duda. Mi marciano también —estará usted de acuerdo conmigo si ha escuchado siquiera una vez el programa— es un Mr. Gulliver moderno, habitante de una fábula, que, por así decirlo, observa con una óptica distinta el mundo humano para detectar sus aspectos cómicos, no descubiertos en estado normal... Al tratarse de una fábula, ¿por qué no acudir al marciano, ya definitivamente inexistente, en lugar de rebuscar algo más enigmático? 
El hombre se gana así la vida decentemente, pero el lanzamiento de un cohete espacial con destino Marte lo sume en la zozobra. Teme que la realidad sobre la inexistencia de vida en Marte pueda desbaratar su universo de ficción, obligando a cancelar su programa, lo que pondría en peligro su modesto modus vivendi. En esta tesitura mental el hombre recibe la extraña visita de un individuo que se presenta como un marciano auténtico, revestido de una apariencia "idéntica al ser humano". Procede del planeta rojo y su misión secreta es reclutar al guionista como embajador entre ambos mundos. Lo que se desencadena a continuación es un desconcertante diálogo en el que transitamos fácilmente de la lucidez al delirio.


Siguiendo este auténtico diálogo filosófico, tanto el protagonista como los lectores nos preguntamos si el visitante está realmente loco o de verdad es un marciano, por muy inverosímil que esto parezca. Con una prosa punzante y fluida Abe mantiene el interés en todo lo alto, intrigados como estamos por saber hasta dónde podrán llevarnos sus argumentos. Cada vez que el marciano parece desenmascarado, alumbra un nuevo razonamiento cuya lógica parece incontestable. Bajo los auspicios de "la apariencia no siempre es la realidad" o "la duda conduce a la verdad" asistimos perplejos al cuestionamiento de algo que nos parece axiomático, qué es el ser humano.
"Me encuentro en una situación demasiado anormal para convencer a alguien de la veracidad de mi relato. Aunque usted sea un “ser humano”, dudo que reconozca una esencia humana en mí.
     Puesto que el espejo torcido sólo refleja imágenes distorsionadas, toda la lógica se derrumba cuando proyecta una imagen correcta. Desde luego, no habría líneas paralelas si nos saliéramos del espacio euclidiano. Sin embargo, nuestra vida siempre se fundamenta en el marco de leyes empíricas...
     No, dejemos todo esto así. Estas excusas insignificantes terminarán volviéndome más sospechoso y vulnerable. Es inútil proclamarse cuerdo para disipar la sospecha sobre nuestra propia locura. Por el momento, me basta con que usted acepte que el espejo está torcido.
     Imagínese que le llegaran a pedir una evidencia física de que usted es un “ser humano” auténtico, seguro que se molestaría o se reiría sin hacerles caso. Un ser humano lo es porque sí, sin necesidad de demostrarlo, tal como el axioma de las líneas paralelas."
La tensión dramática y los giros narrativos nos arrastran en busca de un desenlace que amenaza con volverse en contra del protagonista. Todo es empezar; porque si cuestionar la humanidad de una persona puede parecer inane, la lógica del debate nos irá arrinconando hasta dejarnos casi sin espacio para refutar. A lo largo del libro la conversación se irá tornando más extraña hasta lograr sumir al protagonista en la duda sobre su propia identidad. 




Formalmente la novela se divide en tres partes con una presentación y un epílogo narrados por el protagonista que rodean a la parte central y principal del libro, donde se desarrolla el diálogo entre los dos personajes. Si recordamos que a Kobe Abe le apasionaba el teatro podemos ver esta parte como un acto listo para representarse.

De todos es conocido que Abe es considerado como el "Kafka japonés" y aquí queda probado. Con un impecable manejo de la alegoría y la sátira trenza un diálogo tan educado como exasperante entre dos seres extraviados que ponen sobre la mesa las obsesiones más habituales del autor; aquellas que lo han emparentado con Kafka o Beckett: el problema de la identidad, el desasosiego de no saber quién soy ni quién es el otro y hasta, en definitiva, el cuestionamiento de la noción de realidad. Obsesiones que también encontraremos en "El rostro ajeno" y "El hombre caja".

El desenlace nos ofrece ecos del final de una novela memorable, El Proceso, de Franz Kafka. En esos últimos capítulos el juego ilusorio planteado por el visitante comienza a envolver al protagonista como una niebla existencial, capaz de provocar un desdoblamiento de la realidad que nos conduce a un enigmático giro que amula al de la cinta de Moebius.

Así, en el párrafo final, el personaje principal se dirige al lector, como ya hizo en la primera parte del libro varias veces, y le suplica que le ayude a entender su propia historia: 
     “Sí, quiero saber: ¿todo esto será la consecuencia de una fábula sometida por la realidad o de la realidad rendida por una fábula? Me gustaría preguntárselo a usted, que está situado fuera de este tribunal. El lugar donde se encuentra, ¿pertenece a la realidad o a la fábula?…”


















👉  Serendipia_____________________________________________________
La lectura de Idéntico al ser humano me ha recordado a un cuento filosófico de Voltaire titulado Micromegas, aparecido en 1752. Este relato es considerado como una de las primeras obras de ciencia-ficción y describe la visita a la Tierra de Micromegas, un ser originario de un planeta de la estrella Sirio. En este relato Voltaire mencionó dos lunas de Marte (Fobos y Deimos), que no fueron descubiertas hasta 125 años después, en 1877, por el astrónomo Asaph Hall. Debido a esta coincidencia (serendipia), uno de los mayores cráteres en Deimos fue bautizado como «Voltaire».
Pues bien, yo creo que todo el mundo hasta visto las películas de las hermanas Wachowski, Matrix, donde las máquinas hacen vivir a los humanos en una realidad virtual y éstos salen al mundo real a través de una llamada, cuando descuelgan el teléfono. Pues bien, fíjense en este párrafo de la novela de Abe, escrita ¡en 1967!, cuando un presunto marciano intenta convencer de su origen a un humano.

"Lo que sacó del bolso para deslizarlo sobre la mesa con la punta del dedo fue un coche de juguete, del tamaño de una caja de fósforos.
—Es un coche de maqueta, común y corriente.
—No, señor, no lo es... Es una obra de arte, Toy Art, realizada por verdaderos artistas del juguete. Su estética consiste en crear lo imposible, lo inexistente en la realidad.
Creo que ésta se titula El miedo de la existencia. Al enterarse de que aquí la tratan como una simple maqueta de juego, seguro se enfermarían, literalmente, de miedo.
—Hubieras traído una maqueta de verdad.
—No se me había ocurrido, desafortunadamente... De paso, mire esto también... aunque sé que no le va a convencer...
Entre los dedos apareció titubeante una foto en blanco y negro. Tenía el tamaño de la palma de la mano, con los bordes desgastados. Parecía un objeto ordinario que me costó trabajo reconocer.
—Esto... es una cabina telefónica...
—Déjeme decirle que no lo es, pese a su apariencia.
Se trata de la misma estación de transposición material, que es el sustento de la civilización marciana. Aquí la copiaron hasta en los detalles del diseño.
—Pero la forma del teléfono también es idéntica.
—Sí, me dejó boquiabierto cuando lo vi por primera vez aquí... Hasta la manera de usarlo es idéntica... Levanta el auricular, marca el número para llamar a la estación deseada y coloca una moneda en la ranura que está en el lado derecho. Empieza a funcionar el sistema antigravitacional y usted llega al destino de inmediato, ¡en un tris!."





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Kōbō Abe (安部 公房 Abe Kōbō), seudónimo de Kimifusa Abe, fue un escritor, dramaturgo, fotógrafo e inventor japonés que nació en Tokio en 1924 u murió en 1993.
Era hijo de un médico y estudió medicina en la Universidad de Tokio. Sin embargo, nunca ejerció la profesión, abandonándola para unirse a un grupo literario que tenía como objetivo aplicar técnicas surrealistas a la ideología marxista. En 1948 publica su primera novela, La señal de tráfico al final de la calle. En 1951 obtiene el prestigioso Premio Akutagawa por La pared: el crimen del señor S. Karma. Con La cuarta edad interglaciar (1959), inicia el camino de la “ficción científica”, que tan fructíferos resultados dará en sus novelas futuras.
Tras una breve militancia en el partido comunista, el unánime reconocimiento de sus novelas La mujer de arena (premio Yomiuri 1962) y El rostro ajeno (1964), lo convierte en uno de los escritores contemporáneos de referencia como afirmaron muy pronto Kenzaburo Oe y Yukio Mishima, entusiastas admiradores de su desconcertante universo. Otras novelas destacadas de su vasta obra narrativa son: El mapa quemado (1967), Amigos (Premio Tanizaki 1967), Idéntico al ser humano (1967), Hombre caja (1973), Encuentros secretos (1977) y El Arca Cerezo (1984).
En la década de 1960, colaboró ​​con el director japonés Hiroshi Teshigahara en las adaptaciones cinematográficas de La trampa, La mujer en las dunas, El rostro ajeno y El mapa en ruinas. En 1973, fundó un estudio de interpretación en Tokio, donde entrenó a intérpretes y dirigió obras. Fue elegido miembro honorario extranjero de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias en 1977.

viernes, 12 de abril de 2024

EL TÚNEL - de Ernesto Sábato




No sé por qué en las últimas semanas mi vista se ha venido posando en noticias de prensa que hablaban del aumento de la soledad en nuestra sociedad, así como de la incomunicación que asola nuestras relaciones personales tan chisporroteantes de redes sociales. Y de pronto me encontré ante el estante donde descansa este librito de Ernesto Sábato, tan menudo y abismal como un punto impreso que albergase un agujero negro. Está claro que el recuerdo de su gravedad me impulsó a releerlo.

La novela posee una intensidad inusitada. Está narrada por una primera persona atormentada y tiene un comienzo fulgurante y abrupto: «Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne». Las posteriores páginas nos arrastrarán hasta el fondo de una mente febril y desesperada. La novela toma la forma de una confesión sobre las motivaciones de un crimen que ya ha sido cometido y que es contado por el narrador con «la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme».

Este súbito comienzo por el desenlace hace que se nos imponga el punto de vista del narrador, el cual nos impele a descubrir las circunstancias personales que le llevaron al crimen.

La acción se inicia en 1946, en la ciudad de Buenos Aires. En la galería donde expone sus pinturas, Castel se da cuenta de que una mujer, María Iribarne, contempla con atención una escena marginal en una de sus telas. El caso es que muchas personas han pasado indiferentes ante la obra; pero María lleva un rato allí, observando una imagen que para el pintor es primordial. En esta circunstancia Castel siente que esa mujer es única por haber sido capaz de discernir el simbolismo de aquella imagen: una mujer absorta ante el mar es vista a través de una ventana. Ahí comenzará su obsesión por María, quizás la única persona en el mundo capaz de comprenderlo.
"Cuando ella se detuvo frente a mi cuadro y miró aquella pequeña escena sin oír ni ver la multitud que nos rodeaba, ya era como si nos hubiésemos tuteado y en seguida supe cómo era y quién era, cómo yo la necesitaba y cómo, también, yo le era necesario”

Juan Pablo Castel es un hombre solitario y pesimista, misántropo e introvertido, metódico y un tanto paranoico. Busca un puente por el que escapar de un mundo de soledad y caos. Como buen artista plástico ve su vida entera resumida en una imagen, metáfora del tormento de soledad que lo engulle, un túnel: «...Un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida».

De alguna forma el túnel representa una visión metafísica del existir, del mismo modo que Castel, como hombre, representa a todos los hombres arrojados a este mundo caótico en el que siente que no encaja. De ahí su pesimismo y su reacción desmesurada ante la posibilidad de haber encontrado a la persona ansiada.

Sábato supo perfilar en esta novela la soledad metafísica ("ansiosa y absoluta") que se cernía sobre el hombre del siglo XX. Las primeras críticas señalaron el profundo análisis psicológico del protagonista por un lado y la descomposición moral de un hombre aplastado por la soledad y la incomunicación por otro. Un palpitante recorrido por los tortuosos laberintos de la psicología a la par que por los precipicios del existencialismo. No en vano la obra fue refrendada por el mismísimo Albert Camus ante la crítica mundial. En todo caso la neurosis de Castel es obvia y, quizas, ahí podría rastrearse un sustrato autobiográfico relacionado con las depresiones que el propio autor declaró haber sufrido.

"Obsesión" de Curiaqui, 2020

Abruma el poder de introspección y análisis del protagonista. Es capaz de inflamar pequeños detalles insignificantes hasta convertirlos en teorías que navegan raudas por su obsesión: «Mi cerebro es un hervidero, pero cuando me pongo nervioso las ideas se me suceden como en un vertiginoso ballet». Castel llega a describir tres sueños que nos muestran su estado de confusión y angustia, sumergiéndonos de golpe en su subconsciente:
"Tuve este sueño: visitaba de noche una vieja casa solitaria. Era una casa en cierto modo conocida e infinitamente ansiada por mí desde la infancia, de manera que al entrar a ella me encontraba perdido en la oscuridad o tenía la impresión de enemigos escondidos que podían asaltarme por detrás o de gentes que cuchicheaban y se burlaban de mí, de mi ingenuidad. ¿Quiénes eran esas gentes y qué querían? Y sin embargo, y a pesar de todo, sentía que en esa casa renacían en mí los antiguos amores de la adolescencia, con los mismos temblores y esa sensación de suave locura, de temor y de alegría. Cuando me desperté, comprendí que la casa del sueño era María". 
La confesión de Castel se acaba convirtiendo en el relato de su descenso al abismo de la demencia, donde unas veces se ve triunfador y otras denostado. 
"Volví a casa con la sensación de una absoluta soledad. Generalmente, esa sensación de estar solo en el mundo aparece mezclada de un orgulloso sentimiento de superioridad, desprecio a los hombres, los veo sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos: mi soledad no me asusta, es casi olímpica.
Pero en aquel momento, como en otros semejantes, me encontraba solo como consecuencia de mis peores atributos, de mis bajas acciones."
Sus razonamientos son como fulgores que iluminan por igual razones y sinrazones, contradiciéndose a cada instante: 
“Las horas que pasamos en el taller son horas que nunca olvidaré. Mis sentimientos, durante todo ese período, oscilaron entre el amor más puro y el odio más desenfrenado, ante las contradicciones y las inexplicables actitudes de María; de pronto me acometía la duda de que todo era fingido. Por momentos parecía una adolescente púdica y de pronto se me ocurría que era una mujer cualquiera, y entonces un largo cortejo de dudas desfilaba por mi mente: ¿dónde?, ¿cómo?, ¿quiénes?, ¿cuándo?."
Son muchos los estudiosos que han valorado El túnel como una de las novelas donde mejor se describe la neurosis; cómo nace, medra y se desencadena a través de la inseguridad, el miedo al rechazo, la angustia de la incomunicación y los arrebatos de ira y culpa. A todo esto se añade, en una lectura actual, la violencia de género.


En los años setenta los lectores nos recreábamos en el mito de Eros y Thánatos, en las obsesiones y manías de quien persigue lo inalcanzable y ha de afrontar una sensación de pérdida o derrota que podemos cifrar en la infancia o el amor. Pero con la sensibilidad de hoy en día nos llama la atención el maltrato. Así lo certifica la relación de amor-odio y desprecio con que Castel trata a las mujeres. También el ansia irreprimible de posesión y la agresividad que desatan sus celos (tanto del marido como de cualquier hombre con quien trate María). Desde el principio Castel se comporta como un maltratador y un misógino.

Para mí está claro que éste no era el objetivo de Sábato. Su disparo era más elevado, pero se dio perfecta cuenta de que este ámbito ("trivial" lo denomina) ganaba espacio en la trama, según reconoció en una entrevista:
–Mientras escribía esa narración, arrastrado por sentimientos confusos e impulsivos no del todo conscientes, muchas veces me detuve perplejo a juzgar lo que estaba saliendo, tan distinto de lo que había previsto. Y, sobre todo, me intrigaba la creciente importancia que iban adquiriendo los celos y el problema de la posesión física. Mi idea inicial era de la escribir un cuento, el relato de un pintor que se volvía loco al no poder comunicarse con nadie, ni siquiera con la mujer que parecía haberlo entendido a través de la pintura. Pero al seguir el personaje, me encontré con que se desviaba de este tema, para «descender» a preocupaciones casi triviales de sexo, celos y crimen. Esta derivación no me agradó mucho, y repetidas veces pensé en abandonar el relato que me alejaba tan decididamente de lo que me había propuesto.

Más tarde comprendí la raíz del fenómeno: los seres humanos no pueden representar nunca las angustias metafísicas al estado de puras ideas, sino que lo que hacen encarnándolas, obscureciéndolas con sus sentimientos y pasiones. Los seres carnales son esencialmente misteriosos y se mueven a impulsos imprevisibles, aun para el mismo escritor que se sirve de «intermediarios» entre ese singular mundo irreal pero verdadero de la ficción y el lector que sigue el drama. Las ideas metafísicas se convierten así en problemas psicológicos; la soledad metafísica se transforma en el aislamiento de un hombre concreto en una ciudad bien determinada; la desesperación metafísica se transforma en celos; y la novela o relato que estaba destinado a ilustrar aquel problema, termina siendo el relato de una pasión y de un crimen. Castel trata de apoderarse de la realidad-mujer, mediante el sexo. Empeño vano….

Castel trata de superar la soledad existencial y el absurdo de la condición humana aferrándose al amor. Pero cuando todo falla mata a María con una queja de lo más patética: "tengo que matarte, me has dejado solo"; como si fuera un niño desvalido que se venga de su madre apuñalándole en el pecho y el vientre, las partes de su cuerpo que considera de su propiedad. Este tipo de símbolos abundan en la narración. María es un nombre que denota lo maternal y virginal; lo que seguramente esté relacionado con el título del cuadro que une a los protagonistas, "Maternidad".

Finalmente quiero hacer notar el aspecto onírico y pesadillesco de la narración. Se puede decir que la novela transcurre fuera del tiempo y del espacio, en el fluir de la conciencia del protagonista. El narrador arrastra al lector hacia su propia lógica y delirio; allí donde no hay horas ni días, sino esperas angustiosas interrumpidas por lapsos de éxtasis, confusión y dolor.
"Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, o a la espera de la muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia..."







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El túnel’ fue la primera novela de Ernesto Sábato (1911 - 2011) y fue publicada en 1948. Anteriormente sólo había publicado el ensayo ‘Uno y el Universo’ (1945). Con ella inició una carrera literaria que incluye otras dos novelas fundamentales: "Sobre héroes y tumbas" (1961), donde está inserto el perturbador "Informe sobre ciegos",  y "Abaddón el exterminador" (1974). Entre medias de estas obras, publicó numerosos ensayos vinculados a la ciencia, la filosofía, la política y la cultura. 
Sábato fue un reconocido físico que desarrolló investigaciones en el Laboratorio Curie de Paris y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En 1943 sufrió una crisis existencial en la que le llevó a alejarse de forma definitiva del ámbito científico para dedicarse de lleno a la literatura y la pintura.
Pero además Sábato siempre estuvo comprometido con la sociedad de su tiempo. En 1983 fue presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y publicó un informe conocido por la famosa expresión Nunca más (también llamado Informe Sábato). La idea era juzgar a las Juntas militares que gobernaron dictatorialmente el país entre 1976 y 1983, sacando a la luz el terrorismo de estado que practicaron provocando la desaparición y muerte de miles de personas. 

sábado, 23 de septiembre de 2023

AURA - de Carlos Fuentes



Aura es una nouvelle mórbida y almizclada de gran potencia literaria.
Carlos Fuentes escogió como epígrafe del libro una cita de ´La Bruja´ de Jules Michelet que delata certeramente la esencia del libro:
"El hombre caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación....Los dioses son como los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer..."
Felipe Montero es un joven historiador que acude a una antigua mansión atraído por la propuesta de un trabajo de edición y un buen sueldo. Se requiere de él que organice y reescriba las memorias de un coronel francés que luchó en México. Su empleadora es Consuelo, la viuda del coronel, que vive allí junto a su sobrina Aura. La única condición que impone la anciana es que el historiador deberá hospedarse en la casa para realizar el trabajo con total discreción. Las dudas iniciales de Felipe desaparecen en cuanto conoce a Aura, una joven de belleza taciturna y misteriosa.

La vivienda es pesada y oscura, como un laberinto surrealista que no tardará en afectar a Felipe hasta el punto de perder el sentido de la realidad,  máxime cuando siempre que busca a Aura a la que encuentra es a la anciana. Pronto Aura se convertirá en una obsesión para él y los furtivos encuentros que logra con ella no harán más que excitar su pasión.




La novela se desarrolla en un territorio claustrofóbico donde impera una atmósfera irreal y onírica. Con el paso de los días el protagonista se verá sumergido en un ambiente de pesadilla donde el amor y la muerte juegan a un juego de espejos y simulacros, marcados por el deseo más voluptuoso y el perfume de una antigua amenaza que se cierne sobre él.
"La ves con las manos en movimiento, extendidas en el aire: una mano extendida y apretada, como si realizara un esfuerzo para detener algo, la otra apretada en torno a un objeto de aire, clavada una y otra vez en el mismo lugar. En seguida, la vieja se restregará las manos contra el pecho, suspirará, volverá a cortar en el aire, como si... sí, lo verás claramente: como si despellejara una bestia...
Corres al vestíbulo, la sala, el comedor, la cocina donde Aura despelleja al chivo lentamente, absorta en su trabajo, sin escuchar tu entrada ni tus palabras, mirándote como si fueras aire."
Condenados a una permanente oscuridad, los pasillos y habitaciones de la casa están poblados por detalles ominosos, como esa coneja que acompaña a la anciana, Saga, y que ella identifica con la sabiduría de los instintos; o esa campanilla que Aura va tocando por los pasillos, "como los leprosos que con ella pregonan su cercanía y advierten a los incautos: "Aléjate, alejáte".



La casa se erige como un territorio fantasmagórico, más allá de la realidad, cuyo acceso se esconde tras una serie de claves. Por ejemplo, en la portada Felipe se encuentra varios números superpuestos y a continuación tiene que realizar una secuencia determinada de pasos, giros y movimientos que decidirán su admisión en esa especie de sancta sanctórum.
"Buscas la caja de fósforos en la bolsa de tu saco pero esa voz aguda y cascada te advierte desde lejos:
-No... no es necesario. Le ruego. Camine trece pasos hacia el frente y encontrará la escalera a su derecha. Suba, por favor. Son veintidós escalones. Cuéntelos.
Trece. Derecha. Veintidós."
Este acceso secreto tiene continuidad en el oscuro laberinto de pasillos y habitaciones en los que la hermosa Aura aparece y desaparece de forma imprevista, estableciendo un juego de ambigua duplicidad con su anciana tía:
"te repites que siempre, cuando están juntas, hacen exactamente lo mismo: se abrazan, sonríen, comen, hablan, entran, salen, al mismo tiempo, como si una imitara a la otra, como si de la voluntad de una dependiese la existencia de la otra".
Si el espacio en el que ocurren los hechos es insólito, no lo es menos la forma de narrarlos. El punto de vista del narrador se sitúa en un punto virtual entre una tercera y una primera persona de donde surge un susurro que implica tanto al protagonista como al lector. Desde la misma lectura del anuncio ese malévolo espíritu narrativo ya los funde y confunde: "Lees y relees el aviso. Parece dirigido a tí, a nadie más". También en expresiones como "Caminas hasta el baúl"; o, "Allí leerás los nuevos papeles"; e incluso "Ya solo buscas la nueva aparición de la mujer de ojos verdes". 

Pareciera que ese espíritu, a la vez que describe tus actos, los dirigiera; como si fueras su marioneta. Este proceder estilístico no hace más que reflejar y amplificar la manipulación a la que es sometido Felipe Montero.
María Negroni lo expresa mejor en su Epílogo al libro:
"El procedimiento con que está escrito es extraño. Como ocurre en La modification, de Michel Butor, hay un tú (cada uno de nosotros, al momento de leer) que es convocado en una trama, ya de por sí saturada de dobles, a identificarse con la pesadilla de quien narra."

Hay dos secuencias maravillosamente terroríficas. En una Felipe ha pasado por fin una noche de amor con Aura, pero al despertarse, la joven se levanta y va hacia una silla oculta en un rincón. Allí encuentra a la tía que ha estado observando toda la noche. Se levantan juntas, se funden en un abrazo y se van entrelazadas.

En la otra Aura se despide de él citándolo para la noche. Felipe le sigue con la mirada hasta que la pierde vista en el pasillo oscuro del que surge, casi instantáneamente, la anciana. Durante esos instantes no ha dejado de sonar la taimada campanilla de Aura.

A lo largo de la páginas Carlos Fuentes maneja obsesivamente el motivo del doble: no sólo por el binomio formado por las dos enigmáticas mujeres de la casa, sino por el juego de espejos en el que se ven implicados lector y narrador. Esta confusión distorsiona tiempo y espacio hasta hacer que Felipe se reconozca vagamente en las fotos del archivo del coronel. 

No olvidemos que Felipe, como nosotros, también es lector de unas memorias en las que acaba leyendo, sin saberlo, su propia historia.
"Sí: tenía quince años cuando la conocí -lees en el segundo folio de las memorias-: elle avait quinze ans lorsque je l´ai connue et, si j´ose le dire, ce sont ses yeaux vert qui ont fait ma perdition. Los ojos verdes de Consuelo, que tenía quince años en 1867, cuando el general Llorente casó con ella y la llevó a vivir a París, al exilio. Ma jeune poupée, escribió el general en sus momentos de inspiración, ma jeune poupée aux yeux verts; je t´ai comblée d´amour."
Consuelo actúa como esa alimaña que desde tiempo inmemorial tiende su celada. Atrae a Felipe, que es historiador, con las memorias de su esposo. Quiere que sepa su historia y que conociéndole caiga conscientemente en la trampa. Felipe va descubriendo en los legajos del general las mismas trampas en las que él va cayendo: Primero el cebo de la bella Aura y luego la noche de amor antes de pasar al anhelo de liberar a su amada, para concluir con la promesa un sueño eterno. Así se lo deja entrever la propia Aura: "Hay que morir antes de renacer..."





















👉 MÁS en DETALLE____________________________________
Libros del Zorro Rojo rescata este relato fantástico de Carlos Fuentes marcado por una atmósfera decadente, lujuriosa y llena de espejismos. La edición se complementa con las ilustraciones fantasmagóricas de Alejandra Acosta, cuya exquisita técnica, basada en collages y grabados antiguos, le viene como anillo al dedo. La yuxtaposición del rojo y del verde en los grabados resaltan la decadencia del esplendor victoriano. 

María Negroni nos aclara en el Epílogo la génesis de la nouvelle:
"Fuentes escribió esta nouvelle de un tirón, en 1962, cuando todavía se hallaba bajo el efecto hipnótico del film Ugetsu Monogatari (Cuentos de la luna pálida de agosto, de Kenji Mizoguchi. Inspirándose, a su vez, en un relato gótico de Guy de Maupassant ("Décoré"). El cineasta japonés había elegido un escenario de niebla, violencia y silencio para desplegar, en un contexto medieval, el tema de la ambición y la lujuria de un hombre. La necrofilia, la imposibilidad de discernir sueño y y vigilia, el vínculo elusivo entre sexualidad y poder, la mujer duplicada (dos figuras femeninas tratan de seducir a Genjuro) y las sorpresas de un tiempo no lineal están allí presentes sin remedio".

viernes, 4 de agosto de 2023

LLUVIA de VERANO - de Ahmet H. Tanpinar



Estambul, verano de 1942. Un hombre regresa a casa bajo la lluvia y descubre a una chica en su jardín, apoyada absorta en un árbol. Es como una aparición. Así empieza esta novela muy corta pero capaz de generar una atmósfera de gran intensidad emocional y melancolía.
"Al entrar por la puerta del jardín le sorprendió ver, bajo la lluvia que caía a cántaros, a la joven, con una sonrisa de felicidad en el rostro, ajena a todo, apoyada con una mano en el tronco de la palmera seca que había en medio, casi como si la acariciara."
Esa tarde será mágica. Dos personas conociéndose. Una mujer hermosa y fascinante con todo un mundo por descubrir. Ese primer encuentro será un poco fantasmagórico. Sabri está casado y es padre de dos hijas pero pasa una temporada solo para acabar de preparar un libro. Vive la situación deslumbrado por un intenso fulgor, un momento de embeleso en el que, casi sin palabras, dos personas desconocidas comparten un aluvión de emociones. Ella estaba de visita en un barrio cercano y ha querido acercarse a la casa en que vivió de niña. Enardecida por los recuerdos comienza a contarle mil historias sobre ella sin lograr terminar ninguna. Son como dos planetas atrayéndose y flotando en un espacio vacío. La música suena dentro de la casa, la lluvia torrencial fuera. Los dos comparten un momento a la vez íntimo y distante. No se tocan, pero la cercanía es máxima. Sus almas sí se tocan. Luego ella desaparece. Es tarde y debe regresar con su marido.
“La mujer le sonrió con sus ojos castaño oscuro. Por un instante, Sabri tuvo la impresión de estar bañándose en un arroyo transparente. Como las últimas rosas del jardín, todo su ser parecía negar cualquier idea de realidad en aquel día tan opresivo. Más que un ser humano, podía ser un sueño de aquella hermosa noche de estío que se hubiera quedado en un rincón del jardín.”

El Bósforo, Estambul


Diez días después vuelve a aparecer en el jardín. Sabri los ha pasado macerándose en el recuerdo de aquellas horas vehementes y cálidas. Ella ha reaparecido radiante, transmitiendo unas ganas enormes de vivir. Se cuelga de su brazo e inician un paseo por el Bósforo. Estambul se erige como una ciudad de ensueño y melancolía. Un baño en el mar, una comida en una taberna. Todo es muy usual y sin embargo especial y único. El milagro primigenio y contradictorio de las relaciones humanas, ese deseo de poseer algo inalcanzable, de acercarse a la belleza que nos redima de una vida insoportable. 

Los dos encuentros son muy diferentes. En el primero se impone la imagen de una mujer-mito que aparece en medio de una naturaleza agitada. Prima el misterio, incluso la joven llega a mentir sobre algún aspecto de su vida, "para adornarla". Mientras que en el segundo la mujer y la naturaleza lucen expansivas. Ella le reconoce que no vive con su marido puesto que se ha ido a vivir con otra. También le cuenta la historia de su familia en esa misma casa hasta que fue pasto de las llamas.
“Volvía a ser la misma niña pequeña. Era como si todos los elementos que el frenesí de la tormenta de hacía diez días había arrastrado encajasen en su sitio otra vez. Ya no estaba a la vista la mujer mitológica, eterno terror del varón, la diosa formidable y aplastante, la criatura que se crece cuando se la pretende dominar y someter, esa aterradora imagen de la madre Naturaleza.”



Sabri llega a rozar la infidelidad, pero prevalece un sentimiento de íntima camaradería que hace que ella se sincere y le cuente la trágica historia de su familia.
“A Sabri le destrozaba el corazón escucharla. Ahora lo sabía todo, más o menos. Una persona diminuta cargaba sobre sus hombros todo el peso de un mundo desaparecido. Era evidente que su infancia no la había dejado tranquila ni por un instante a lo largo de su vida, y no le había dado la oportunidad de ser ella misma. Todo aquello le provocaba tanto dolor... De ahí que recordara a los pájaros asfixiados por el humo en sus jaulas medio quemadas. Sin duda, un paso más allá se hallaba el abismo. “ p. 78
Lluvia de verano es un título poético que refleja muy bien la atmósfera electrizada del relato; aunque también podría haberse titulado “Breve encuentro”, subrayando el cataclismo emocional que esas fugaces horas provocarán en el protagonista. Un encuentro breve, sí, pero “que hizo reflexionar durante meses a Sabri y que puso su vida patas arriba”.

La nouvelle de Ahmet Hamdi Tanpinar, excelente escritor turco, es muy corta e intensa, no llega a las cien páginas. Con la música de Debussy de fondo, el repiqueteo de la lluvia logra difuminar la línea que separa el sueño y la realidad, el pasado y el presente. Un aspecto más incide en esta atmósfera alucinada. Desde niño Sabri tiene la costumbre de escuchar a Hacivat y Karagöz, dos personajes caricaturescos del teatro clásico de sombras que hacen las veces de ángel y diablo. Quizás por eso mismo, para evocar ese halo de misterio, la edición incluye unos grabados del artista libanés Hassan Zahreddine.

Estampa de Hassan Zahreddine, incluida en la edición

La novela es de una sutileza incomparable. Fascina a la vez que intriga. Logra plasmar con un lenguaje sencillo pero muy preciso situaciones y sentimientos que solemos calificar de inefables.

La pareja vive un hechizo, se encuentra en el umbral de un mundo hermoso y genuino. Se intuye el afloramiento del amor, pero se prefiere la sinceridad y la confianza. No hay asomo de culpabilidad. Él siente bullir en su interior “un deseo de evadirse, el simple apetito de una mujer, un extraño afecto, cariño, miedo, admiración, una sensación de amistad como nunca había sentido.”

Para Sabri la joven “tenía algo que daba la impresión de haber regresado tras un breve olvido. Era como si en su interior estuviera persiguiendo una idea más importante que lo que estuviera haciendo o diciendo en aquel momento, como si comprendiera la vida de una forma más profunda, como si viviera en un tiempo completamente distinto que sólo le perteneciera a ella.”
Estampa de Hassan Zahreddine, incluida en la edición

La joven le “recordaba a una imagen que se hubiera quedado fuera de un espejo que se ha roto de repente”. Era una criatura extraña y casi irreal, pero con una alegría inocente capaz de iluminarlo todo y “poner en marcha mecanismos completamente inusuales dentro de uno”.

Pero como la lluvia de verano, el encuentro es efímero, como llega se va. “Bajo la lluvia parecía un sueño que quedara en la memoria al despertar”.
“Sabri quería decirle un montón de cosas, consolarla, aconsejarla, aportar cierta seguridad a su vida. ¿Por qué se cerraba así? “¿Es que no puedo hacer nada?”. De repente sintió un dolor en el corazón como nunca antes había sentido. No, no podía hacer nada. Todos los caminos estaban cerrados. Estaban presos, ella en su vida y Sabri en la suya. "Encerrados en armarios distintos". ” 

viernes, 9 de junio de 2023

RING SHOUT: NUESTRO CÁNTICO - de P. Djèlí Clark



Ring Shout (Nuestro Cántico) es un libro singular ya que se mueve constantemente entre la realidad histórica y la fantasía. Se trata de una novela corta y trepidante que en menos de diez páginas ya ha creado todo un mundo alternativo basado en las luchas racistas que vivió EEUU en los años 20, además de poner en pie un personaje tan carismático como Maryse Boudreaux, una joven de raza negra que lidera la lucha armada contra los supremacistas blancos del Ku Klux Klan. La guerra de guerrillas de estas rebeldes negras junto a la implicación de la magia y la hechicería nos ofrecen un cóctel explosivo y sangriento.

Djèlí Clark utiliza esta base histórica para relatar una guerra abierta entre un grupo de rebeldes negros contra los supremacistas del capirote blanco transmutados en bestias sanguinarias. Ya lo eran, por lo que el novelista no se anda con zarandajas, les quita su máscara humana y crea este grupo de resistencia dispuesto a masacrarlos. Lo mismo que hizo Tarantino en Malditos Bastardos, cuando se inventó un pelotón de judíos que se infiltraba en las líneas enemigas para matar nazis.

La novela comienza con la marcha que el Ku Klux Klan está realizando por las calles de Macon, Georgia, en la fiesta del 4 de julio. Hasta aquí todo “normal”. Pero el relato nos lleva hasta una azotea cercana donde tres cazadoras de monstruos están apostadas. Maryse Boudreaux está al acecho de los ku klux junto a sus compañeras, la francotiradora Sadie y la experta artillera Cordelia “Chef” Lawrence, cuya experiencia con bombas en la Gran Guerra les va a resultar de lo más provechoso. Este trío protagonista dará mucho juego en la novela por su complicidad y humor desenfadado, el cual sirve de contrapunto a una historia terrible de odio y destrucción. En estos tiempos oscuros los líderes del Ku Klux Klan han evolucionado a brujos que, aprovechando la gasolina del odio, convierten a sus más fieros acólitos en monstruos depredadores sedientos de sangre –los ku klux- a los que sólo se puede matar con proyectiles de plata. A los ku klux se les cambia constantemente la cara, como si estuviesen mal sintonizados; y beben agua todo el rato porque, dicen, "vienen del infierno y siempre tienen sed".
"Enseguía me doy cuenta de que hay algo raro en ellos. No son solo esos disfraces ridículos. Ni porque estén olisqueando una perra quemá y despedazá igual que la gente normal olería su comía. Andan de un modo extraño, como rígidos y a trompicones, y respiran demasiao rápido. Esas cosas de las que te das cuenta a poco que te fije. Pero en lo que solo pueden reparar unos pocos (gente como Sadie, Chef o yo) es en los movimientos de sus caras. Porque se les mueven de verdad. No se les quedan quietas en ningún momento, to el rato venga a ondular y retorcerse, como en los espejos esos raros de las ferias." pág. 25.
Ese mismo Día de la Liberación con que se abre la novela supondrá un punto de inflexión en su lucha: las tres amigas van a descubrir que los ku klux a los que persiguen con denuedo, han evolucionado; ya no se les puede matar con balas o metralla de plata. Incluso despedazados por las bombas de “Chef” continúan persiguiéndote para comer tu carne y beber tu sangre.
Wow.
Esta primera escaramuza es brutal, lleva a las tres jóvenes hasta el límite de la muerte y resulta aterradora.


Como se ve Historia y ficción se entrelazan hábilmente para presentarnos un mundo de lo más inquietante cuyo origen el autor focaliza en el estreno de la película de D. W. Griffith, El nacimiento de una nación. La película ya es de por sí un explícito alegato racista que hace apología del Ku Klux Klan y Djèlí Clark aprovecha esta circunstancia para convertirla en un icono proselitista de gran potencia, capaz de llevar a los racistas blancos hasta el paroxismo y convertirlos en bestias asesinas. Hasta los blancos que desconocían el Klan sucumbían al hechizo de las imágenes en movimiento que representaban a los negros de forma atroz, como gente brutal, inclinada al crimen y con un exacerbado deseo sexual.
"Cuando en 1915 se estrenó El nacimiento de una nación, corrieron ríos de tinta sobre lo bien que reflejaba la realidad, de un modo insólito. Las entrás se agotaban semana tras semana, mes tras mes. Se proyectó en el Tribunal Supremo, en el Congreso e incluso en la Casa Blanca. Los blancos devoraban aquellas imágenes que mostraban a unos hombres blancos embetunaos persiguiendo a unas muchachas blancas. Las mujeres blancas se desmayaban en la butaca. Tengo entendío que un blanco que llevaba una pistola le disparó a la pantalla porque, decía, "intentaba salvar a la buena damisela del maldito moreno salvaje". pág. 40
De nuevo la Historia real se entreteje en el tapiz de la novela porque efectivamente la película se proyectó en la Casa Blanca a instancias del presidente de la época, Woodrow Wilson, Premio Nobel de la Paz en 1919 por impulsar la Sociedad de Naciones después de la Primera Guerra Mundial, aunque también defensor de la segregación racial y escritor revisionista con respecto a la Guerra de Secesión.

Pero los hechos se precipitan y, tras descubrir la evolución de los ku kluxes, el trío protagonista se entera de que en Macon están confluyendo fuerzas aterradoras. Para los próximos días se prepara un gran relanzamiento de la película proyectándola en Stone Mountain, lugar emblemático de la Confederación investido ahora con el aura de emplazamiento mágico. Pretenden convertir la proyección en un feroz ritual de odio y maldad capaz de abrir un portal por el que acceda a la Tierra una criatura demoníaca que la colonizará. La escala de la amenaza de pronto cobra una dimensión global de la que Maryse, por su especial espiritualidad, se convertirá en la figura clave. El brujo líder del Klan, Carnicero Clyde, necesita sus cualidades para convocar a la Gran Cíclope por lo que la invita a elegir su destino, uniéndose a ellos para disfrutar de poder absoluto o pereciendo con los defensores de la libertad. La propuesta no es baladí: "Podemos darte lo que más deseas: poder sobre la vida y la muerte".

Y es que esta guerra no sólo se ventila con fusiles y bombas. Maryse Boudreaux posee otras armas con las que enfrentarse al mal. Tiene una sensibilidad única que le permite acceder a una dimensión sobrenatural donde mantiene contacto con las “tías”, tres ancianas visionarias que la están educando en los ritos antiguos a la vez que le avisan de posibles amenazas. También cuenta con una espada fantasmagórica que puede invocar en su mano, en la que confluyen todas las almas torturadas durante la esclavitud.
"Tengo una espá que canta.
Acude a mí en cuanto pienso en ella mientras mascullo una oración, salía de la na pa solidificarse en mi puño ya preparao: una empuñadura de plata unía a una nubecilla que fluye como el aceite ennegrecío antes de disiparse. La hoja plana con forma de pétalo que queda a su paso mide casi la mitad que yo y tiene diferentes grabaos a lo largo del hierro oscuro. Una sucesión de visiones bailan en mi cabeza, como ocurre siempre que la espá viene: un hombre que extrae plata con los pies en carne viva en una mina de Perú; una mujer que grita y expulsa la sangre del parto en la bodega de un barco de esclavos; un niño que, hundío en el agua hasta el cuello, vadea los campos de arroz de las Carolinas.
(...) Las visiones son siempre distintas. Gente que solo Dios sabe cuánto tiempo lleva muerta. La espá atrae sus almas, y puedo oír sus cantos, una mezcla de idiomas cuya armonía me envuelve, posándose en mi piel. Son ellos los que obligan a los que están confinaos en la espá (los caciques y los reyes que los vendieron) a invocar a los antiguos dioses africanos pa que se manifiesten, y a bailar al son de las oraciones" pág. 31
Aunque la espada no es un objeto neutro sino un instrumento de venganza que exige que quien la empuñe "debe verter en ella su rabia y su dolor". Las "tías" temen que la espada convierta a Maryse en asesina y la acerque a los dominios del mal. 

Como se ve, la trama fantástica es coherente y está genialmente articulada. La espada mágica, la cultura gulá de ritos y cánticos que los negros africanos preservaron en las Carolinas, los mitos de las “tías” y de la Gran Cíclope, las pesadillas de los Doctores de la Noche que raptaban a los negros de las plantaciones o el rito iniciático que tiene que afrontar Maryse adentrándose en un bosque onírico en busca del Roble del Ángel Muerto, donde un espíritu le ayudará a comprender la esencia del odio.


Hay dos rupturas en la novela: una es la rebelión armada de los negros ante el abuso de los blancos. Otra que las heroínas y ejecutoras son mujeres. Las tías Ondine, Margaret y Jadine nos recuerdan a las Moiras de la mitología griega, aunque son seres ambiguos que provienen del mismo lugar que los ku klux. Sin embargo Maryse confía en ellas porque el Carnicero ya vino a raptarla hace siete años y ellas lo impidieron, querían "robarnos a nuestra paladina para convertirla en la suya". Y además la joven cuenta con la tutela de Nana Jean, la hechicera gulá que es la verdadera guía espiritual de la rebelión. Junto con el “Tío Will”, encargado de los cánticos y rituales de los que habla el título del libro, son el sostén mágico que respalda la caza de monstruos.

Ring Shout está contado por Maryse en primera persona con su auténtico y expresivo lenguaje paleto (como se aprecia en las citas). Esto y el carácter de sus compañeras proporciona momentos muy divertidos, pero también subraya la gran humanidad con la que el novelista ha retratado a su protagonista. Clark utiliza con sabiduría los lenguajes asociados a cada grupo para retratar de forma muy vívida el trasfondo cultural de esta historia. Así Nana Jean sólo se expresa en Gulá, “"Eo Buckrah caminao tre os diabolos el tempo bastante e saber discerner ejemplo”, un idioma criollo que nos evoca toda la cultura Gulá existente en Carolina del Sur y las Sea Islands, donde el clima tropical favoreció un asentamiento mayoritario de los negros y con ello la preservación cultural de estilos de vida africanos en mayor medida que en otras partes de EEUU. Todo ello nos permite estar tan cerca de las rebeldes como Emma, la profesora alemana que convive con ellas y no deja de tomar notas.

Ring Shout es fantasía y terror pero no por eso elude los elementos de carácter reivindicativo racial. Al utilizar puntos de anclaje de la Historia real, Djèli Clark consigue hacernos llegar la profundidad y extensión del racismo tanto como aguijonear nuestra curiosidad hasta incitarnos a consultar las muchas historias que entrelaza. Como cuando Emma les intenta convencer de que su lucha es la misma que la de los obreros.
"Chef se ríe.
-Tus obreros blancos pobres serán los primeros en lincharnos. En Chicago expulsaron de los sindicatos a los de color. -Se inclina hacia Emma-. Cuando era una cría, los blancos se sublevaron porque Jack Johnson tumbó a un blanco en un cuadrilátero un Cuatro de Julio. Empezaron a perseguir a los morenos desde Nueva York hasta Omaha. Degollaron a un hombre de color en un tranvía, solo porque dijo quién había gano el combate. ¿Crees que Marx podría arreglar eso?"
pág. 52







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El Nacimiento de una nación  es la película fundacional del lenguaje cinematográfico. Está basada en la novela The Clansman (El hombre del Clan), de Thomas Dixon, y aboga abiertamente por la supremacía blanca. La película está dividida en dos partes, la primera centrada en la Guerra Civil y la segunda en el posterior periodo de Reconstrucción. Cuenta la historia a través de dos familias blancas, los Stoneman en el Norte y los Cameron en el Sur, amigos fraternales antes de una guerra que acabará enfrentándolos.
Si bien es cierto que la película es abiertamente racista y hace apología del Ku Klux Klan, lo más interesante es que definió de modo imperecedero el lenguaje cinematográfico. Hasta su estreno en 1915, los films eran prácticamente documentales o mantenían la cámara en un plano fijo frente a la escena. Pero Griffith quería contar una historia y para ello puso en juego por primera vez todo un arsenal de recursos técnicos y expresivos sin los cuales no existiría la narración fílmica, ni la tensión dramática. Para conseguir el efecto deseado de realismo y emoción no dudó en utilizar el primer plano, el plano largo, el fundido a negro, el montaje en paralelo, la fotografía nocturna, las panorámicas, los flashback.... Había nacido el lenguaje cinematográfico.
Incluso su forma de rodar y montar las escenas de acción con multitudes se puede rastrear en películas como “Braveheart” o “El Señor de los Anillos”.
Con Griffith, el cine dejó de ser teatro. Para él la unidad del film ya no era la escena sino la toma. El corte y yuxtaposición de los fragmentos de celuloide durante el montaje permitieron al director controlar el ritmo del film para componer una narración que transmitiese emoción y realismo.
Ahora bien, el contenido de la cinta es repugnantemente racista ya que fija sus ejes en la raza y  en la lucha por la pureza racial. Así lo demuestra un cartel al inicio de la película donde declara su intención de mostrar las secuelas y los horrores de la guerra, para inmediatamente después explicar que “la introducción del africano en América plantó la primera semilla de la desunión”: desviando así el foco desde un enfrentamiento Norte-Sur derivado de las profundas divisiones económicas, políticas y sociales hacia una cuestión sexual/racial. 
Se aprecia con claridad que la película se centra en la contraposición de la virtud de la raza blanca frente al vicio de la negra. Incluso llega a dar una imagen del linchamiento de negros como algo positivo y necesario.
Asimismo, en su apología del Ku Klux Klan, la película llega a incluir una cita del Presidente Woodrow Wilson, defensor del segregacionismo y de un revisionismo histórico que presentaba una visión romántica de la causa confederada mientras demonizaba grotescamente a los afroamericanos y a los soldados nordistas : "Los hombres blancos fueron despertados por un mero instinto de autoconservación [...] hasta que por fin surgió un gran Ku Klux Klan, un verdadero imperio del sur, para proteger a la Nación del sur".