de Scott Derrickson
Un escritor de best-sellers macabros, Ellison (Ethan Hawke), se instala con su familia en una casa donde los anteriores inquilinos fueron ahorcados en un árbol del jardín. En el desván encuentra una caja, "Home movies", con un proyector y películas de 8 mm. Allí se muestran los siniestros asesinatos de una serie de familias enteras en las que uno de los niños desaparecía.
En esta película el terror se vuelve denso y va cobrando cuerpo sin prisa, pero de forma contundente.
En el comienzo del útimo tercio todavía Ellison se pregunta "¿pero qué está pasando?"; y es verdad que en ese momento, justo antes del desenlace, la película sigue progresando, con cartas aún por desvelar.
La colección de películas caseras son la gran baza de la cinta. A través de ellas Ellison y nosotros nos vemos inmersos en la pesadilla. Incluso después de quemarlas empujarán a Ellison a la deseperación. En los visionados puede ver a las familias en distintos momentos de su vida cotidiana, así como los momentos cumbre de los homicidios; pero entonces, ¿quién las rodó?
Como película de terror es verdad que repite esquemas ya vistos y que los efectismos de sonido para producir sustos son un camino fácil; pero a la vez contiene varias escenas de atmósfera muy lograda, aporta una novedosa deidad de lo maligno y el director maneja con solvencia los tiempos y la información.
Quizás el mayor déficit es no haber desarrollado sus dos aportaciones más claras. La idea de que las imágenes son la puerta de entrada del mal a nuestro mundo y esa nueva deidad pagana oriunda de Babilonia, Bagul, que se nutre de las almas de los niños. A pesar de ello, Derrickson logra fascinarnos con el mal, nos hace asomarnos al pozo de unos sádicos asesinatos y junto con la partitura de Christopher Young logra espeluznarnos.
Incluso la huida del protagonista será inútil. Como le dice el policía que colabora con él, al huir has entrado de lleno en el engranaje de los crímenes.
Terror por encima de la media, en la línea de buenas películas como The Messengers o Shutter. Historia bien planteada, sin tiempos muertos y con media docena de sustos de los que hacen que te recorra un escalofrío.
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