de Jeff Nichols
La película es hermosísima en sus imágenes y cadencia. Tiene el tempo de un adagio en el que asistimos al desarrollo cotidiano de la vida en Ohio, el trabajo, las tareas de la casa, las visiones: todo se va imponiendo como una opresión cada vez más aguda.
La narración te mantiene en una tensión tremenda. En la primera parte porque te invita a ver el mundo desde el punto de vista de Curtis y no sabes qué va a ocurrir o qué pensar. En la parte central Curtis se sincera. Sabe que puede estar loco, pero está empeñado en que la amenaza es real y él insiste en prepararse. El último tercio avanza hacia la angustia, suenan las sirenas, todos corren hacia el refugio....
Al igual que Curtis se queda absorto mirando el cielo encapotado y lloviéndole una especie de aceite amarillo, nosotros permanecemos fascinados por imágenes, terrores, metáforas y miedos que acaban conformando un torbellino emocional.
Curtis LaForche (Michael Shannon) vive en un pequeño pueblo de Ohio con su mujer Samantha (Jessica Chastain) y su hija. Un día comienza a sufrir fuertes alucinaciones apocalípticas. Sospecha que es un principio de esquizofrenia dado que su madre permanece internada con esta enfermedad.
Las alucinaciones tienen forma de terribles tormentas eléctricas, negrísimas nubes de grajos e incluso ataques indiscriminados de personas alucinadas. Las visitas a un médico y a su madre no le ayudan a discernir la situación. Comienza a sospechar que pueden ser premoniciones de catástrofes; así que decide construir un refugio bajo tierra para proteger a su familia.
La película es hermosísima en sus imágenes y cadencia. Tiene el tempo de un adagio en el que asistimos al desarrollo cotidiano de la vida en Ohio, el trabajo, las tareas de la casa, las visiones: todo se va imponiendo como una opresión cada vez más aguda.
La narración te mantiene en una tensión tremenda. En la primera parte porque te invita a ver el mundo desde el punto de vista de Curtis y no sabes qué va a ocurrir o qué pensar. En la parte central Curtis se sincera. Sabe que puede estar loco, pero está empeñado en que la amenaza es real y él insiste en prepararse. El último tercio avanza hacia la angustia, suenan las sirenas, todos corren hacia el refugio....
Al igual que Curtis se queda absorto mirando el cielo encapotado y lloviéndole una especie de aceite amarillo, nosotros permanecemos fascinados por imágenes, terrores, metáforas y miedos que acaban conformando un torbellino emocional.
La sinceridad con que Curtis afronta esta amenaza (llevando a su familia en el coche amenaza de nuevo tormenta. Se para, baja del coche, observa la tormenta y dice, "así que sólo yo veo esto") nos hace ver su desamparo. Un desamparo tan desgarrador que deviene símbolo, metáfora. De América, del mundo, de la vida, de la crisis.
Michael Shanon lo borda y nos invita a asomarnos al pozo. El terror es latente pero palpitante. En una escena el matrimonio, de pie, en medio de la cocina se miran. No saben qué pasa. Sensación de oprobio. Ella mira el cuchillo. Él refleja desesperanza. Todo es amenaza.
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