martes, 26 de junio de 2012

En tierra de nadie

N
de Denis Tanovic






 El cineasta bosnio nos sitúa en un trozo de guerra en su propia tierra para ofrecernos un contundente alegato contra la insensatez bélica.

Primero los contendientes, pero luego también la propia ONU y la prensa internacional quedan retratadas como un adulterado juego de intereses jugados a espaldas de las ciudadanos que mueren. 

Su enorme grito de desesperación se produce en un pequeño escenario. Dos soldados, unos bosnio y otro serbio, quedan atrapados en una trinchera aislada entre ambos ejércitos. La obcecación ideológica y la intolerancia dejarán paso a la supervivencia que los obligará a afrontar la situación mancomunados. Lo esencial, la vida, las expectativas, la familia, etc, se impondrá a los odios culturalmente heredados.



Al inicio de la convivencia se reproducen los enfrentamientos y desconfianzas. De hecho las armas (el poder) va cambiando de manos alternativamente y esto hace que cada uno pueda entender la situación del otro.  La ostentación del poder o su pérdida no resuelve nada y llegan a comprender que sólo unidos encontrarán el éxito.

La película se desprende enseguida de banderas e insignias para afrontar desnudo el simple drama de la coexistencia en un espacio acotado. Un nuevo elemento se añade a la ecuación cuando descubren que un tercer soldado está sentado sobre una mina antipersonal, la cual explotará en cuanto deje de comprimirla.
Y es entonces, con una convivencia que se va asentando, cuando aparecen los medios de comunicación y los soldados de la ONU que vuelven a colocarlos como simples contendientes. Los medios buscan la exclusiva, su propio alimento; la ONU está más pendiente de la normativa. A nadie importan los soldados en cuya ayuda han acudido. Sólo un sargento francés demuestra sensibilidad e interés por  arbitrar una solución.  El mayor ascendiente de la política y la imagen ante los medios internacionales, convierten la situación en rocambolesca.

Por supuesto nos hace recordar "Infierno en el Pacífico" de John Boorman, con Lee Marvin y Toshiro Mifune: dos soldados enemigos afrontan la supervivencia en una isla desierta en plena Guerra Mundial.


Los dos únicos contendientes de aquella se ven acompañados en ésta por elementos supuestamente civilizadores; pero las escenas con los soldados de la ONU inmersos en discusiones espurias resultan patéticas y dolorosas por su ineptitud.

La película posee una tensión dramática que va a más y en su misma sencillez resulta demoledora.

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