jueves, 21 de junio de 2012

The Good Wife


Creadores Robert y Michelle King




El experto en teatro y finísimo lector de toda literatura Marcos Ordóñez, tiene un blog en ElPais.com llamado "Boulevares periféricos" donde ha escrito sobre una serie que yo desconocía (Post completo aquí). Todo lo que dice en el artículo me gusta enormemente. Incitación total.

"Se ha escrito ya muchísimo sobre The Good Wife, pero mi entusiasmo por la serie es tan grande que me apetece echar mi cuarto a espadas. Inauguré este blog con la frase “Necesitamos a Aaron Sorkin”. Y seguimos necesitándole, desde luego, pero ¿por qué nadie me dijo, de un modo inequívoco, que tenía dos discípulos muy aventajados en la pareja formada por Robert y Michelle King, creadores y guionistas de The Good Wife
(…)
The Good Wife logra la cuadratura del círculo: que sea tan apasionante la trama principal (el día a día del bufete de abogados Lockhart & Gardner y los casos de los que se ocupan) como la secundaria (la peripecia individual -laboral, sentimental, familiar- de la abogada Alicia Florrick), aunque, ciertamente, podría invertirse el orden entre principal y secundaria con idéntico resultado.
¿Cómo se consigue ese equilibrio?
1) Los guiones son tan imprevisibles como sofisticados. Hay 23 episodios por temporada y, hasta ahora, ni uno solo de relleno: todos podrían ser peliculones. E incluso superan películas (o piezas teatrales) existentes: para citar un solo ejemplo, Duda (episodio 18 de la primera temporada), centrado en las deliberaciones de un jurado encerrado a cal y canto, va muchísimo más allá del presunto homenaje a Doce hombres sin piedad, el clásico de Reginald Rose.
2) Los diálogos son ingeniosos y brillantes hasta el pasmo: los personajes son extremadamente inteligentes, puro Sorkin style.
3) Las tramas desmenuzan, con lucidez y sin soflamas, los mecanismos del poder (judicial, político, económico). Los casos tratan asuntos de auténtico interés social con intrigas soberbiamente anudadas, que nunca decaen. Y que incluso “anticipan” procesos, como la ya muy comentada similitud –otro caso de naturaleza imitando al arte– entre Tratamiento VIP, una de las indiscutibles cumbres de la serie, y el (posterior) caso Strauss-Kahn. (…)
4) La puesta en escena rebosa una elegancia poco común: la relación romántica entre Alicia Florrick (Julianna Margulies) y Will Gardner (Josh Charles) es digna del mejor Blake Edwards.
5) Los personajes son complejos y evolucionan, como está mandado.
6) El trabajo actoral es de una gracia y una densidad de altísimo nivel

Si la estructura expansiva y el retrato sectorial del Baltimore de The Wire hacía pensar en Balzac, el Chicago de The Good Wife es profundamente dickensiano: por el núcleo jurídico que sirve para concentrar los principales conflictos de la sociedad que retrata y, desde luego, por la exuberante riqueza de su censo de personajes, todos muy sagazmente observados: hasta el más episódico posee un perfil dibujado con pinceladas certeras y libre de clichés.
Dickens cruzado con el mejor Mamet sería una buena definición de esas estructuras narrativas, esos perfiles y esos diálogos.   
 (…)
Will Gardner (Josh Charles) tiene algunas de las mejores frases del guión. Entre muchas, su respuesta al abogado inglés (Eddie Izzard, otro gigante) que trata de amenazarle: “Un consejo: cuando quiera intimidar a alguien, no use tantas palabras. La intimidación no es un soneto”. (Tarantino hubiera matado por escribir algo  semejante).
(…) 
Archie Panjabi (Kalinda Sharma). De acuerdo, Julianna Margulies es guapísima, pero la bomba sensual de la serie es esa joven actriz de ascendencia shijk crecida en el West End y cuya carrera habrá que seguir muy de cerca. Kalinda Sharma es misterio en estado puro, y con un voltaje erótico que tumba de espaldas (y que funciona por contención, como pedía Hitchcock: hay algo profundamente victoriano en el ADN del personaje).
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Hasta ahora, en las películas o series de abogados, los jueces solían ser figuras borrosas y de escaso relieve. Robert y Michelle King aprovechan al máximo la serialidad para personalizar a los magistrados (y abogados, y fiscales, incluso acusados), papeles que corren a cargo de estrellas invitadas, de modo que cada nueva aparición se convierte en una fiesta. (…)
En el departamento de contendientes jurídicos, el podio se lo reparten tres sierpes marrulleras:
En lo alto, primus inter pares, el peligrosísimo y ultracínico Louis Canning (Michael J. Fox, premio al mejor casting televisivo de la década), que utiliza su incapacidad física como arma arrojadiza (casi la respuesta jurídica al Miguelito Loveless que atormentaba a Jim West); a ambos lados, la falsa ingenua Nancy (“Solo soy una chica de Michigan”) Crozier, un papel bombón para Mamie Gummer, y la gorgónica Patti Nyholm (alias “la abogada del bebé”), cumbre de la duplicidad venal, encarnada por Martha Plimpton.
En el lado de los “buenos”, destaquemos, para ir cerrando ya, a otro personaje que bien podría figurar (sí, uno más) en el reparto de El ala oeste: Kurt McVeigh (Gary Cole), el experto en balística, honesto a carta cabal, republicano hasta las cachas y adorador de Sarah Palin, por el que bebe los vientos Diane Lockhart, la formidable Christine Baranski.”

Corriendo a por ella.

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