Creadores Robert y Michelle King
El experto en teatro y finísimo lector de toda literatura Marcos Ordóñez, tiene un blog en ElPais.com llamado "Boulevares periféricos" donde ha escrito sobre una serie que yo desconocía (Post completo aquí). Todo lo que dice en el artículo me gusta enormemente. Incitación total.
"Se ha escrito
ya muchísimo sobre The Good Wife, pero mi entusiasmo por la serie es tan grande
que me apetece echar mi cuarto a espadas. Inauguré este blog con la frase
“Necesitamos a Aaron Sorkin”. Y seguimos necesitándole, desde luego, pero ¿por
qué nadie me dijo, de un modo inequívoco, que tenía dos discípulos muy
aventajados en la pareja formada por Robert y Michelle King, creadores y
guionistas de The Good Wife
(…)
The Good Wife
logra la cuadratura del círculo: que sea tan apasionante la trama principal (el
día a día del bufete de abogados Lockhart & Gardner y los casos de los que
se ocupan) como la secundaria (la peripecia individual -laboral, sentimental,
familiar- de la abogada Alicia Florrick), aunque, ciertamente, podría
invertirse el orden entre principal y secundaria con idéntico resultado.
¿Cómo se
consigue ese equilibrio?
1) Los
guiones son tan imprevisibles como sofisticados. Hay 23 episodios por temporada
y, hasta ahora, ni uno solo de relleno: todos podrían ser peliculones. E incluso
superan películas (o piezas teatrales) existentes: para citar un solo ejemplo,
Duda (episodio 18 de la primera temporada), centrado en las deliberaciones de
un jurado encerrado a cal y canto, va muchísimo más allá del presunto homenaje
a Doce hombres sin piedad, el clásico de Reginald Rose.
2) Los
diálogos son ingeniosos y brillantes hasta el pasmo: los personajes son
extremadamente inteligentes, puro Sorkin style.
3) Las tramas
desmenuzan, con lucidez y sin soflamas, los mecanismos del poder (judicial,
político, económico). Los casos tratan asuntos de auténtico interés social con
intrigas soberbiamente anudadas, que nunca decaen. Y que incluso “anticipan”
procesos, como la ya muy comentada similitud –otro caso de naturaleza imitando
al arte– entre Tratamiento VIP, una de las indiscutibles cumbres de la serie, y
el (posterior) caso Strauss-Kahn. (…)
4) La puesta
en escena rebosa una elegancia poco común: la relación romántica entre Alicia
Florrick (Julianna Margulies) y Will Gardner (Josh Charles) es digna del mejor
Blake Edwards.
5) Los
personajes son complejos y evolucionan, como está mandado.
6) El trabajo
actoral es de una gracia y una densidad de altísimo nivel.
Si la
estructura expansiva y el retrato sectorial del Baltimore de The Wire hacía
pensar en Balzac, el Chicago de The Good Wife es profundamente dickensiano: por
el núcleo jurídico que sirve para concentrar los principales conflictos de la
sociedad que retrata y, desde luego, por la exuberante riqueza de su censo de
personajes, todos muy sagazmente observados: hasta el más episódico posee un
perfil dibujado con pinceladas certeras y libre de clichés.
Dickens
cruzado con el mejor Mamet sería una buena definición de esas estructuras
narrativas, esos perfiles y esos diálogos.
(…)
Will Gardner (Josh
Charles) tiene algunas de las mejores frases del guión. Entre muchas, su
respuesta al abogado inglés (Eddie Izzard, otro gigante) que trata de
amenazarle: “Un consejo: cuando quiera intimidar a alguien, no use tantas
palabras. La intimidación no es un soneto”. (Tarantino hubiera matado por
escribir algo semejante).
(…)
Archie
Panjabi (Kalinda Sharma). De acuerdo,
Julianna Margulies es guapísima, pero la bomba sensual de la serie es esa joven
actriz de ascendencia shijk crecida en el West End y cuya carrera habrá que
seguir muy de cerca. Kalinda Sharma es misterio en estado puro, y con un
voltaje erótico que tumba de espaldas (y que funciona por contención, como
pedía Hitchcock: hay algo profundamente victoriano en el ADN del personaje).
(…)
Hasta ahora,
en las películas o series de abogados, los jueces solían ser figuras borrosas y
de escaso relieve. Robert y Michelle King aprovechan al máximo la serialidad
para personalizar a los magistrados (y abogados, y fiscales, incluso acusados),
papeles que corren a cargo de estrellas invitadas, de modo que cada nueva
aparición se convierte en una fiesta. (…)
En lo alto,
primus inter pares, el peligrosísimo y ultracínico Louis Canning (Michael J.
Fox, premio al mejor casting televisivo de la década), que utiliza su incapacidad
física como arma arrojadiza (casi la respuesta jurídica al Miguelito Loveless
que atormentaba a Jim West); a ambos lados, la falsa ingenua Nancy (“Solo soy
una chica de Michigan”) Crozier, un papel bombón para Mamie Gummer, y la
gorgónica Patti Nyholm (alias “la abogada del bebé”), cumbre de la duplicidad
venal, encarnada por Martha Plimpton.
En el lado de
los “buenos”, destaquemos, para ir cerrando ya, a otro personaje que bien
podría figurar (sí, uno más) en el reparto de El ala oeste: Kurt McVeigh (Gary
Cole), el experto en balística, honesto a carta cabal, republicano hasta las
cachas y adorador de Sarah Palin, por el que bebe los vientos Diane Lockhart,
la formidable Christine Baranski.”
Corriendo a por ella.
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