Fervoroso del relato fantástico (Borges, Bioy, M.R. James, Hoffmann, Benson, Bierce, Stevenson, Hawthorne, Chesterton, Saki, Dumas, Maupassant, Schwob, etc) considero que la literatura española peninsular está (ahora hay que decir estaba) huérfana de estos territorios.
Por eso me produce regocijo encontrar temas y personajes tan netamente fantásticos en este espléndido volumen; el cual incluye libros cuyos misterios asesinan o matemáticos y relojeros que como Prometeo roban el fuego aúreo. Todo ello en escenarios como el Toledo de los reinos de Taifas o la ciudad de Praga, ahita de enigmas.
El libro atesora cuatro piezas magistrales como son El libro de los instrumentos incendiarios, Lapis Philosophorum, El relojero de Praga y Te inventé y me mataste, además de otras de una clara invención.
La maldición de Zweiss abunda en el tema de la mansión y las sagas familiares malditas.
El faro de las islas de Os Baixos, reproduce en un escenario remoto la desaparición de la línea que separa a los seres reales de los fantasmas.
Brigada Diógenes como su título indica, remeda el clásico Farhrenheit 451 de Bradbury. En éste unas brigadas policiales asaltaban las casas en busca de libros. En el de Rengel las brigadas persiguen moradores y viviendas atacados por el famoso síndrome.
Pasajero 1/1 abunda en ese futuro apocalíptico en que las basuras se enseñorean del mundo, mientras un tren (casi olvidado ya por sus moradores) se acerca con un único pasajero.
Alegoría de la Alquimia. Nôtre-Dame de París.
El monje Pierre de Nôtre-Dame y su monasterio du Berre que alberga una botica alquímica, la taifa de Toledo con el detective al-Mustansir o la mansión maldita de los Zweiss en la septentrional Baviera, poseen densidad histórica y enjundia ficcional.
Pero también la ciencia ficción de Brigada Diógenes y Pasajero 1/1 es precisa y contundente. En este ámbito futuro se incluye Te inventé y me mataste, magnífico relato que hubiese firmado el maestro Philip K. Dick. También recuerda al magnífico cómic The surrogates de Venditti y Wendele (del que hizo una paupérrima adaptación al cine Jonathan Mostow). A pesar del desafortunado título del relato, su invención, desarrollo y desenlace tiene los mimbres del maestro: en el futuro las personas encargan gólems de apariencia humana con los que convivir. Cuando llegan los roces y el hartazgo uno se puede deshacer de ellos simple y legalmente. El problema empieza cuando tú te deshaces de un golem con la pariencia de una mujer determinada y resulta que esa mujer existe y casi al mismo tiempo se ha deshecho de un gólem que te representa a tí.
Pero también la ciencia ficción de Brigada Diógenes y Pasajero 1/1 es precisa y contundente. En este ámbito futuro se incluye Te inventé y me mataste, magnífico relato que hubiese firmado el maestro Philip K. Dick. También recuerda al magnífico cómic The surrogates de Venditti y Wendele (del que hizo una paupérrima adaptación al cine Jonathan Mostow). A pesar del desafortunado título del relato, su invención, desarrollo y desenlace tiene los mimbres del maestro: en el futuro las personas encargan gólems de apariencia humana con los que convivir. Cuando llegan los roces y el hartazgo uno se puede deshacer de ellos simple y legalmente. El problema empieza cuando tú te deshaces de un golem con la pariencia de una mujer determinada y resulta que esa mujer existe y casi al mismo tiempo se ha deshecho de un gólem que te representa a tí.
Los relatos estan escritos con pausa y aroma
"Ha llamado a la puerta, y un sirviente le ha hecho pasar al zaguán, le ha ofrecido una bandeja de cerezas y otra de naranjas amargas, y le ha rogado que espere unos minutos. Al-Mustansir se ha distraído perdiendo la mirada en la decoración geométrica de las paredes, porque el orden siempre le ayuda a pensar (en estos momentos se concentra en una pared y comienza a sumergirse en las formas mixtilíneas de rombos y estrellas superpuestas, de ahí pasa con facilidad a la repetición simétrica, a la multiplicación y subdivisión infinita, para después ascender a la mutabilidad del universo, y de ahí a la metáfora de la eternidad). Cuando al-Mustansir se encuentra cerca de llegar a la indivisibilidad de Dios ( ... ) es interrumpido por la hija del escriba." p. 12
y no escatiman ese giro final sorprendente o abierto que el propio Bioy determinaba como uno de los factores inexcusables de la perfecta narración.
Maravilloso libro de relatos fantásticos donde no falta la intriga y una fértil imaginación. Un pequeño tesoro en la literatura española.
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