viernes, 5 de febrero de 2021

LAS SANGRES - de Audrée Whilhelmy


 
Las sangres es un libro delicioso y cruel donde aparecen fundidos Eros y Tánatos. Un libro  de erotismo y perversión que se diría de otra época, casi medieval, cuando la moral aún estaba ausente. En él las pasiones amorosas son extremas y se experimenta el erotismo de una forma brutal y exquisita. Pero por otro lado es un cuento de hadas moderno y feminista donde cada una de las siete mujeres, que se entregan a su amante hasta la muerte, lo hacen libre y conscientemente, bajo los auspicios del Marqués de Sade, como culminación de su experiencia vital. De hecho en algunos casos este moderno Barba Azul parece un mero instrumento de las fantasías de sus esposas.

El libro se compone de siete diarios escritos por otras tantas mujeres que se entregaron a Féléor Barthélémy Rü y acabaron muertas por sus manos. En cada uno de esos cuadernillos está la intimidad más descarnada de cada mujer y la descripción de la relación enfermiza y extrema que mantienen con Féléor; no un ogro odiado y temido como en el cuento, sino un joven apuesto y rico. Audrée Wilhelmy reimagina el cuento clásico de Perrault, pero lo hace a través de las miradas y las fantasías de sus mujeres: Mercredi, Constance, Abigaëlle, Frida, Phélie, Lottä y Marie.

Féléor les pidió que escribieran en los diarios sus más lascivos deseos y a modo póstumo él decidió reunirlos y añadir una apostilla propia sobre su vivencia con cada mujer. Un cuento de hadas moderno, sin cuartos secretos ni llaves prohibidas, donde las mujeres eligen descender por espirales de placer y autodestrucción que asombran por su osadía y fascinan por su perversión.
«Creo que cuando soñamos mucho tiempo con el peligro y el mal, ya nada, ni siquiera la verdadera violencia de la vida real, nos parece auténtica o grave. Lo mismo pasa con el amor, las esperanzas, los miedos...»
Barba Azul por Doré

Las sangres es una puesta al día del clásico cuento sobre el ogro Barba Azul, un hombre rico que se casó en varias ocasiones y cuyas esposas fueron desapareciendo misteriosamente. Por esta razón ninguna mujer quiere casarse con él hasta que finalmente una accede, atraída por la vida de lujos que promete el matrimonio. A punto de realizar un viaje, Barba Azul le da todas las llaves de la casa a su nueva esposa con la única prohibición de entrar en una habitación señalada. Ella, obviamente, entra, y allí encuentra un escenario dantesco lleno de sangre y cadáveres; los de sus anteriores esposas. Cuando él la descubre se dispone a asesinarla también, pero ella le pide tiempo para rezar, una espera suficiente para que sus hermanos lleguen a la mansión y maten a Barba Azul. Un cuento que, como se ve, admite múltiples lecturas sobre la relaciones de poder en la pareja, la confianza, la curiosidad malsana o la atracción de lo prohibido. 

La colección de cuadernos que nos entrega Wilhelmy nos presenta el alma femenina desde múltiples vertientes, todas ellas libres y perturbadoras. El de la joven y fantasiosa Mercredie, que se embriaga con la lectura del Marqués y sus ideas sobre el ahorcamiento y el sexo. El de la mujer, Constance, que busca los límites de sus experiencias sensuales a través de drogas y venenos. El de la implacable Abigäelle que tortura su cuerpo sin misericordia para la lograr la expresión más pura del ballet y también del placer. El de Frida, una viuda "gorda, ni rica ni guapa" que revela aspectos un tanto repulsivos de la perversión sexual del feederismo. O el juego de la caza y la dominación que representa Phélie.
"Más tarde me casé con él, precisamente porque un día podré pedirle que me mate y, ese día, aceptará. Eso me resulta atractivo en un hombre, esa contención del deseo hasta que la mujer acepte satisfacerlo. La tensión creciente me divierte. Es una cosa sin engranajes, el deseo. No responde a ninguna lógica. Me gusta saber que controlo el suyo. Podría tenerlo esperando así, lo mismo seis días que seis años. No sabe cuándo llegará la petición, pero sabe que llegará. Para él es peor esperar sin hacer nada. A mí, sin embargo, me da un poder muy grande. Él me estrangula en la cama y, sin embargo, soy yo la que lo domina. " pág 119


En la historia de Lottä Istvan se mezclan el Destino, lo esotérico y el tarot. "Tu belleza será la perdición de los hombres" le había profetizado su madre. Y aunque Lottä no cree en parcas ni Destinos, vive fascinada con las cartas que echaba su progenitora. Desde que ella murió, cada vez que cumple años saca una carta de la baraja y la coloca en la pared de su cuarto.
"Bajo la de El Diablo (XV), que vela por todas las demás, se despliega el tarot de mi vida desde que cumplí doce años. "
La virginal Lottä vive encerrada y dedicada a sus ensoñaciones, entre las que está presente el deseo de un Féléor ya maduro e incluso el de su propio padre. En su quince cumpleaños saca la carta XI.
"La fuerza (XI).Curioso presagio el de este arcano, con su gran dama vestida de azul y rojo, capa y sombrero, rubia, con una cara sosegada de una pureza tranquila, una pureza de las de pasarse el día leyendo libros piadosos y que, sin embargo, en el tarot sujeta las facuces abiertas de un león como si fuera lo más normal del mundo, la naturaleza misma; una mujer de rostro angelical zambulléndose con valentía en la boca del rey de los reyes sin lastimarse siquiera los dedos con sus colmillos. Puede que el león sea un hombre del que todavía ignoro los rasgos, y entonces la carta sea una advertencia de mamá, una llamada a la vigilancia: "Adriéstalo antes de que te devore". Puede también que la tranquilidad de esta figura posea otro significado. Quizá quiera decir que la mujer que conoce sus virtudes controlará su destino." pág. 141.
Lottä y Abigäelle son mis preferidas, creo que en ellas se reflejan los abismos de la inocencia y la perversión, la tortura y el placer, el miedo y el deseo. Aunque el que busque el violento brebaje de la candidez accediendo sin vértigo al cubil del monstruo se sentirá fascinado por Mercredie y Marie. Mientras que Constance y Phélie nos muestran su perfil de voraces fieras en el que constantemente se intercambian los roles de cazador y víctima.

Por supuesto el libro provoca debate y sensaciones contradictorias. Se puede apreciar el libre albedrío con el que estas mujeres eligen su pasión y su tormento. También la sumisión al hombre que las lleva a la anulación o el aniquilamiento. O incluso esa arriesgada inclinación a lo morboso. Yo prefiero quedarme con una apuesta literaria que es cautivadora y con que las mujeres son el sujeto en esta osada exploración que nos sumerge en los impulsos sensuales y vitales más oscuros de la psique femenina.
"Podía decirme cosas muy hermosas y cosas horribles también. Yo sólo tenía que seguir repitiendo el mismo movimiento. No sabría explicar cuánto lo deseaba cuando me agotaba así. En muchas ocasiones, para arrancarme de mi postura, me ponía los dedos alrededor de la garganta y apretaba hasta que me faltaba el oxígeno y me caía al suelo. Me estrangulaba y luego me subía a la cama. Cuando me despertaba, hacíamos el amor con la violencia de mi propio deseo. Luego, solo era capaz de dormir. Pero durante el día, y durante los espectáculos, los coreógrafos y el público siempre lloraban al verme bailar tan bien. Conseguía sumirme en un estado próximo al del clímax incluso en plena representación, y aquel goce de un sufrimiento insoportable era lo que mostraba en el escenario." pág. 75

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.