Una niña de 13 años siente que es invisible en la vida, tanto en el colegio como en su familia. Un hombre adulto, divorciado, logra que se sienta especial. Cultiva sus ganas de ser independiente, sentirse mujer y ser querida. Embauca a la niña que le consiente todo hasta llegar a la copulación.
Estos son los hechos desnudos y ponen los pelos de punta. Pero si sólo fuese eso, la película no valdría más que una noticia de abuso de menores, de las muchas que lamentablemente se repiten sin cesar. Además, seguramente, yo no la habría visto. Me repugna el abuso. Odio a esos cabrones.
Pero me llamó la atención que la historia estuviese escrita y dirigida por la protagonista que sufrió el abuso, ¡Qué valiente!. Además, cuando acabé el visionado, no pude dejar de pensar ¡qué bien lo ha contado!. Sin caer en el melodrama, la carnaza o el fácil escándalo. Jennifer Fox es hoy una documentalista de prestigio y ejerce de profesora en una universidad. Durante diez años ha dado vueltas a su relato hasta encontrar una estructura narrativa sutil y compleja que ayuda enormemente a acercarnos a una verdad llena de aristas.
El caso es que después de 30 años dirigiendo documentales para exponer la realidad, y en pleno rodaje de su trabajo Flying: Confessions of a Free Woman; se dio cuenta de que estaba escuchando historias de abusos que sonaban como lo que ella vivió en su infancia...aunque ella lo recordaba como un romance. ¿se había estado engañando a sí misma desde que su entrenador de 40 años se apropió de su virginidad cuando ella tenía 13?.
Hay que elogiar sin paliativos la sinceridad de que hace gala la cineasta, que pone en imágenes su propia indagación del pasado: "Mi objetivo era comprender cómo y por qué sucedió para ayudar a otras personas y al mundo a entender lo complejo y los matices de este tipo de experiencias".
El arranque de la historia se produce cuando la madre (Ellen Burstyn) de la autora descubre un relato (The Tale) de su hija entre los papeles del instituto. Alarmada por su contenido y sospechando que lo que allí se cuenta realmente ocurrió, la presiona para que revise sus recuerdos y le cuente esa oculta verdad de sus vivencias en un campamento de equitación. Al leer su propio relato, la autora (interpretada con una gran profundidad dramática por Laura Dern) debe afrontar que sus recuerdos están enmarañados y edulcorados. Congeló aquella historia y la guardó en el desván de tal modo que, al visitar ahora ese texto, parece la historia de otra persona.
De ahí que la película tenga los trazos de una indagación histórica con su búsqueda de testigos y todo. Pero evidentemente la mejor entrevista que puede hacer para aclarar los hechos es a la niña de 13 años que los vivió. De este modo la película se acerca al abuso sexual desde dos puntos de vista, el de la víctima de 13 años que lo vivió como un triunfo y la mujer adulta que lo dejó enterrado en su memoria.
En el pasado la cineasta revela, paso a paso, la estrategia de un depredador sexual, cómo embauca a la niña con halagos y teorías: eres especial, más madura que otras niñas, nuestra relación es algo único que nadie puede entender; todos viven en el convencionalismo, pero tú eres valiente, eres capaz de tomar tus propias decisiones.... Mientras que en el presente Jennifer tiene que despojar a sus recuerdos de un halo dulcificado que los presenta como el éxito de una madurez anticipada.
"The tale" se despliega así entre escenas del presente y del pasado que fluyen de un forma increíble y que llegan incluso a contrastarse cuando la niña responde a las preguntas de la Jennifer adulta.
-"Me mentiste. Todos estos años me dijiste que fue algo bueno.
-Y lo fue. Saqué un 10 (con la redacción de "la historia").
-Un 10...¿crees que eso importa? Eso no hace que esté bien.
-¿Prefieres que sea una víctima patética? Pero ¿sabes qué? No lo soy. Tengo algo que nadie más tiene. Ahora soy la maestra, no una niña invisible."
Esta estructura nos permite adentrarnos en el drama de un modo que muchas veces es desconcertante y siempre desgarrador. Porque la niña lo cataloga como un triunfo: evidentemente la niña fue manipulada por su entrenador pero también por su propia mente.
El tema principal es espeluznante; pero ello no debe hacernos olvidar la estructura narrativa tan maravillosamente trenzada por la directora para contar su historia y enfrentarse a sus propios fantasmas. De hecho Jennifer se ve, en principio, como una adolescente de 15 años, y así aparece representada por Jessica Sarah Flaum durante varias escenas. Pero cuando su madre le enseña su foto de aquella época, con sólo 13 años, debe aceptar que era una simple niña (y así aparece interpretada ya definitivamente por Isabelle Nélisse), inmadura, sin criterio y con una escasa formación moral.
En definitiva la película desarrolla la indagación de un trauma y el esfuerzo por revelar los mecanismos de la mente humana para salir indemne. Jennifer Fox se va quitando las vendas con gran valentía y nos muestra unas cicatrices que ella misma desconocía.
"Nuestra perspectiva y las historias que nos contamos cambian todo el tiempo y se nos enseña que una historia borra la siguiente en un embudo que cambia constantemente hacia esta cosa llamada 'verdad'. Esa es la ideología occidental, me atrevo a decir que es la esencia de los conceptos freudianos. Pero a medida que envejezco, me doy cuenta de que la verdad tiene muchas historias paralelas que conviven simultáneamente en nuestras vidas como las capas de un pastel. Para cuidar realmente el alma, tenemos que permitir aflorar la verdad completa en toda su complejidad y honrar las contradicciones."
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