sábado, 15 de diciembre de 2018

La MALDICIÓN de HILL HOUSE - de Mike Flanagan


El matrimonio Crain y sus cinco hijos se trasladan a vivir a Hill House, una mansión victoriana que parece anclada un siglo atrás. La intención de papá Crain es reparar y hacer brillar la casa para revenderla y sacar una pasta. Pero el caserón tiene vida propia y poco a poco atrapará a sus moradores. 
Mientras los niños juegan por las habitaciones y el padre emprende las obras, una habitación permanece cerrada a cal y canto. Su lustrosa puerta roja parece el umbral a otra dimensión.

Efectivamente después de unas cuantas noches el padre huye despavorido llevándose a sus cinco hijos. Nunca les confesará qué ocurrió con su madre, ni qué vio cuando por fin se abrió la puerta de la habitación roja.

La serie se desarrolla en dos líneas temporales. Los diez capítulos alumbran potentes flashbacks de aquel terrorífico verano mientras vamos conociendo la vida posterior de cada hijo, el difícil encaje de sus traumas y el regreso a aquellos perturbadores hechos que enterraron en su pasado.

Cada capítulo se centra en un personaje del que conoceremos tanto su pasado como su presente. Los gemelos Nell (Victoria Pedretti) y Luke (Oliver Jackson-Cohen) eran los más pequeños por lo que ahora son los más trastornados. Nell era perseguida por las apariciones de un mujer con el cuello roto y actualmente sigue viendo cadáveres. Luke se ha refugiado en las drogas.  La hermana mayor Shirley (Elizabeth Reaser) regenta una funeraria  (¡lo cual es es como cerrar un círculo!) y la mediana Theodora (Kate Siegel) ha desarrollado extraños poderes que le ofrecen visiones aterradoras.

El horror de los fantasmas de Hill House se combina con unas historias dramáticas  verdaderamente potentes y ahí reside uno de los principales aciertos de la serie. Pero el acierto principal es el tono del relato, a la vez realista e hipnótico. Como el propio caserón de Hill House, que hunde sus cimientos en una tierra envejecida mientras provoca en sus habitantes todo tipo de alucinaciones. ¿Por qué Olivia (Carla Gugino) piensa que sólo envenenando a sus hijos podrá salvarlos? ¿Dónde jugaba realmente Luke cuando en sus recuerdos aparece en la Casa del árbol? ¿Quién es la extraña niña  que se le aparece a Luke y que conoce Hill House como si fuera su propia casa?

Los fantasmas se mezclan con los recuerdos y la realidad se quiebra ante nuestros ojos sin necesidad de nieblas ni de truenos. Lo que consigue la serie es que la locura se de la mano con el terror haciendo que el miedo surja desde nuestra propia mente. Espeluznante.

Basada en la famosa novela que Shirley Jackson (The Haunting of Hill House, 1959), la serie tiene un desarrollo muy libre. En el libro se narra el experimento del antropólogo John Montague, que con todo tipo de aparatos de medida y un puñado de ayudantes decide comprobar de modo científico, la "perturbaciones psíquicas" que se manifiestan en la siniestra mansión. La serie adapta personajes concretos de la novela como Eleanor, una mujer solitaria y desdichada tras once años cuidando a su arisca madre inválida; o Theodora, joven poseedora de una increíble capacidad telepática. O Luke, el vividor y mentiroso sobrino de la propietaria. Pero también inventa otros (como la propia Nell y sobre todo Shirley, la hermana mayor, una especie de homenaje a la autora que también tuvo una vida familiar sui generis). Pero quizás la aportación definitiva es unirlos a todos con lazos familiares. 

De todos modos lo que mejor entronca con el libro es su enfoque: concebir la mansión como una enorme caja de resonancia de las perturbaciones psíquicas de sus habitantes. El director y showrrunner ha hablado en alguna entrevista sobre cómo imaginó la serie, viendo lo que les sucede a unos personajes después de una persecución: "Lo que más me gusta de la serie es cómo habla de personas perseguidas o que están luchando contra sus propios demonios. Ahí encontramos un profundo drama".

No sólo la historia y el desarrollo de los personajes aportan densidad, dramatismo y miedo. Narrativamente incorpora valiosos elementos, como la continuidad entre pasado y presente o el tratamiento del tiempo dentro de la casa. Asimismo el director ha cuidado en extremo ciertos monólogos que, como relatos espeluznantes, salpican varios capítulos. Y no voy a olvidar el maravilloso episodio 6, Two Storms, filmado en sólo 5 portentosos planos secuencia.  


Carla Gugino no está sola
Todo habla de la dedicación y el gusto con que se ha empleado Mike Flanagan para lograr sumergirnos en una experiencia cercana y vívida. Además y tratándose de horror gótico y casas encantadas, el director ha completado el juego, escondiendo docenas de fantasmas a lo largo de la serie.

En la novela, Shirley Jackson juega con el misterio y la sugerencia. Dota a su historia de símbolos y alegorías que nos asaltan desde los persistentes monólogos interiores de la protagonista. La serie elige un camino más concreto y dramático; aunque no menos metafórico. Nos viene a decir, los fantasmas son deseos, temores y arrepentimientos. 

Nuestros.
El final no deja de ser sorprendente. No sólo se trata de que cada hermano se comprenda a sí mismo y a los demás; sino también de comprender qué significa y qué contiene la mansión de Hill House.

"La casa está llena de cosas realmente preciosas, y no todas te pertenecen a ti", le dice el guarda Dudley a Hugh Crain, antes de que éste adopte su decisión final.










Otra obra cinco estrellas de Shirley Jackson: Siempre hemos vivido en el castillo.
Otras obras de Mike Flanagan: Oculus, Gerald´s Game.

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