domingo, 16 de diciembre de 2018

El IMPERIO de YEGOROV - de Manuel Moyano


Moyano es un narrador nato, con una fértil y consumada imaginación. Su gusto para lo fantástico es todo un lujo para la literatura en español. 

En El imperio de Yegorov compone una maquinaria de ficción perfectamente engrasada donde igual encontramos e-mails, un diario, entrevistas periodísticas, transcripciones de interrogatorios policíales, el prospecto de un medicamento, un obituario, recortes de prensa y hasta un testamento. Incluso el ulterior Índice Onomástico se erige como un relato más, quizás el más importante, porque allí se entreve una pesadilla distópica, constituido por unas docenas más de microrelatos.

El artefacto está completo. Hasta la cita inicial y la Nota Preliminar de los Editores forman parte del relato.
"Los treinta y dos documentos que conforman el presente volumen fueron recopilados a lo largo de cinco años de exhaustiva investigación -no exenta de riesgos- en numerosos archivos públicos y privados tanto de Estados Unidos como de Japón. Para la mejor comprensión del conjunto han sido ordenados cronológicamente y se ha incorporado al final un índice onomástico. Actualmente, dichos documentos se encuentran depositados en la sede itinerante de la Plataforma Ciudadana Contra Yegorov."    Los editores. 

Esa audacia técnica, a la vez juguetona y depurada, es lo que más llama la atención de esta novela fragmentaria y tumultuosa, donde casi cincuenta personajes nos muestran sus anhelos y miserias. Porque es verdad que El imperio de Yegorov es una novela; pero más verdad es que Moyano es un consumado cuentista, de modo que el conjunto se nos muestra como un complejo puzzle de relatos y noticias que el lector va encajando con eficacia y placer.  

Una historia de ritmo vertiginoso y sostenido que se inicia con una expedición antropológica a una perdida isla de Papúa-Nueva Guinea, donde Izumi Fukada es parasitada por un larva letal. Este primer documento "Diario del Antropólogo Shigeru Igataki (1967)" es el relato más consistente, sustenta la base de toda la historia y nos hace un guiño hacia el "El informe de Brodie" de Borges

El regreso de la expedición  y el posterior tratamiento médico nos lleva hasta Japón para acabar desarrollándose en una California con policías corruptos y estrellas de cine ansiosas por detener el paso del tiempo. En definitiva, una entretenidísima novela de aventuras con un toque policíaco que desemboca en un mundo de ciencia ficción dictatorial. Ahí es ná.


El imperio de Yegorov es una historia sobre el ansia de vivir eternamente y la corrupción del poder cuya rápida lectura deleita durante sólo un par de tardes. ¿Demasiado corta? A lo mejor el autor hubiese tenido que imitar a su personaje, el poeta Geoffrey LeShan, y haberse reconvertido a novelista de éxito. Ahí le estaban esperando las aventuras más prolongadas del policía corrupto Dwight LaGuardia o la conspiración que investigan los periodistas del Washington Chronicle que acabará costándoles la vida. O la descripción del mundo distópico que a partir de 2042 creó el nuevo Zar, Oleg Yegorov. 

Pero la realidad es que todo está entrevisto, todo está contado. La mezcla de géneros y formatos nos proporciona un caleidoscopio fulgurante donde vislumbramos ese imperio que, con gran potencia narrativa, nos lleva hasta su antecedente milenario del Gilgamesh. 


En la historia se citan la ambición, la codicia y el anhelo de vencer el paso del tiempo. No falta la ironía, como la que nos traslada un Mick J., artista octogenario que sigue actuando burlándose del paso del tiempo. O que el imperio del título sólo se alumbre en la línea final. 

Una lectura deliciosa.

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