viernes, 6 de mayo de 2016

CAPITAN AMÉRICA: CIVIL WAR - de Joe y Anthony Russo


Después del fiasco que supuso el incongruente y anodino enfrentamiento entre Supermán y Batman, nos llega esta Guerra Civil entre superhéroes y la verdad es que me temía lo peor. Sin embargo la película tiene un pulso firme y vibrante y, sobretodo, la disputa que encabezan Ironman y el Capitán América tiene unas raíces dramáticas sólidas.

Marvel publicó en 2006 una serie limitada de siete comic books titulada Civil War. El protagonismo colectivo iba más allá de los Vengadores puesto que aparecían los New Avengers, los Cuatro Fantásticos y otros. Los guiones se debían a Mark Millar. Aunque las tramas y personajes secundarios difieren enormemente, este Capitán América: Civil War recoge el asunto central (las acciones de los superhéroes deben estar reguladas bajo control gubernamental) y los líderes antagonistas, Tony Stark y Steve Rogers.

Otro diferencia importante entre la película y el cómic es que en éste, una de las razones del conflicto y la oposición a la ley de control son las identidades secretas de los superhéroes. Dado que en el Universo Marvel cinematográfico las identidades no son secretas, el asunto se obvia.






Desde los 80, una de las líneas de renovación de los cómics de superhéroes ha sido la autorreflexiva, el volverse sobre sus propias acciones para comprobar los daños colaterales: la muerte de civiles y la destrucción de ciudades. Este grado de autorreflexión lo plasma perfectamente en la cinta, el recién llegado Visión, quien observa ante el resto de Vengadores: desde que aparecieron los superhéroes no han dejado de aparecer supervillanos. Los combates entre unos y otros dejan el mismo rastro que una catástrofe. El plan entonces es regular esta potencia de fuego y devastación. Algo así como la plasmación real de aquello que aparecía en el melancólico Wachtmen: ¿Quien vigila a los vigilantes? 

El acierto de la película es conducir en paralelo este debate político, con una estupenda trama de suspense y acción que sigue los pasos de un misterioso psiquiatra y del Soldado de Invierno. 

Si la consideramos como una película del capitán América está un escalón por debajo de las dos previas. En cambio si la consideramos como la tercera de Los Vengadores, quizás sea la mejor. Ofrece el espectáculo pirotécnico que se espera (la introducción por las calles de Lagos es trepidante y la batalla entre las dos facciones de superhéroes en el aeropuerto, simplemente espectacular); pero además aporta una intriga muy bien trenzada que justifica plenamente el enfrentamiento final. 

Los elementos que maneja el sibilino psicólogo, interpretado por el sorprente Daniel Brühl, son genuinos; y el señuelo que lanza a los contendientes tiene una potente entidad dramática. De hecho la intensidad emocional del enfrentamiento final entre Tony Stark y el capitán Rogers creo que es única y no aparece en ninguna otra película Marvel.




Formalmente una directriz de la ONU, "Los acuerdos de Sokovia", son la causa de la división. Tony Stark aboga por firmar y acatar la regulación gubernamental. El capitán América se aferra a su conciencia individual (muy americano esto del individualismo). Pero en el fondo, y esa es la habilidad que han tenido los guionistas, el enfrentamiento tendrá un marcado sesgo personal: la venganza por un lado y la defensa leal y a ultranza de un amigo, por otro.

Después del gran trabajo que hicieron en Capitán América, Soldado de Invierno, los guionistas Christopher Markus y Stephen McFeely han sabido conjugar con gran eficacia los aspectos serios de la regulación, con el estrictamente aventurero (en la parte central de la película); sin olvidar introducir una implicación dramática de los protagonistas que se agradece.





Magnífica la aparición de Black Panther (Chadwick Boseman), superhéroe que, además, es príncipe de Wakanda, un ficticio país africano. Y muy celebrada (por lo fresca y divertida) la de Spiderman. En cambio Ojo de Halcón y Ant-man no añaden nada; aunque para Marvel -demasiadas veces- la acumulación constituya un valor preeminente. 








P. D. 
Marvel ha creado todo un universo propio y autorreferencial que hace que cada detalle, frase o personaje -por muy secundario que sea-, albergue su propia historia. Hay páginas y estudios concienzudos dedicados a descubrir estos "easter eggs" escondidos entre los planos.
Por señalar algunos, a mí me ha gustado volver a encontrar a un gran secundario como Frank Grillo, el malvado protagonista de la introducción en Lagos. Originalmente era un soldado de HYDRA incrustado en S.H.I.E.L.D, Brock Rumlow. Ahora, respuesto de sus heridas aparece como Crossbones para volver a tenerlas tiesas con Steve Rogers.
Por otra parte está siendo muy comentada la aparición de un jovencísimo Spiderman que anuncia una nueva saga. Su intervención quizás sea la más comiquera de la cinta ya que se muestra absolutamente locuaz y parlanchín durante las peleas, tal y como lo vemos en las viñetas. Él es quien apunta la táctica que vió en "una vieja película", donde los rebeldes eran atacados por robots gigantes en un planeta helador y no duda en emular al mismísimo Luke Skywalker.
También me ha llamado la atención el momento en que Tony Stark es encañonado por Bucky, lo que hace que Iron Man le interpele: "puedes bajar el arma, mensajero del miedo"; en clara referencia a la película del mismo título (con reciente remake interpetado por Denzel Washington, "The Manchurian candidate"). En estas películas varios  soldados norteamericanos son secuestrados por los soviéticos (en el remake por una conspiración política interna) para someterlos a un lavado de cerebro y convertirlos en asesinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.