miércoles, 22 de febrero de 2012

Inmortales

de Tarsem Sigh

Es indudable que Tarsem posee un sello propio y en esta película abunda en ello para bien y para mal. Sus imágenes siempre son brillantísimas, el concepto visual de cada plano o secuencia es arrollador; pero en este caso la historia resulta un tanto simple, recreándose largamente en la composición esteticista de algunas escenas.

Además el asunto es nada menos que los dioses del Olimpo, lo que supone una dificultad añadida al escollo de recrear con verosimilitud el aspecto divino. Suele quedar acartonado. No recuerdo casi ninguna película donde esta pesada carga no haya echo zozobrar el empeño. Pero si había alguien dotado para hacer presentes y creíbles a los dioses posiblemente fuera Tarsem. Su concepto teatral y preciosista parece el adecuado y en este caso ayudado por los hallazgos visuales de la precedente 300,  logra entretenernos.

Enloquecido por el poder, el rey Hiperión (Mickey Rourke) reúne un ejército para marchar sobre Grecia. El objetivo es hacerse con el arma definitiva contra los dioses: los Titanes, a los que pretende liberar de su prisión en el monte Tártaro para enseñorearse del mundo. El campesino Teseo se opondrá contando con la sacerdotisa Fedra y un esclavo muy hábil con la espada, Stavros (Stephen Dorff). Su misión salvará a su patria y también de la destrucción a los dioses.


La dificultad de retratar las áureas pasiones, la épica sin límites a la que te obliga el tema y la elocuencia olímpica son puro veneno para la acción y la aventura. Pero el director nos propone un tono narrativo y un espacio fuera de la realidad, al estilo de una Ópera teatral y grandilocuente. Unos verán la película como algo hueco y con poca chicha; pero a mí me ha  gustado la propuesta. Creo un acierto esta escenografía operística, hercúlea y crepuscular.  Al fin y al cabo los dioses están fuera del espacio y el tiempo.


No es la mejor película de Tarsem. La historia que desarrolla es muy elemental y durante muchos minutos resulta lenta. Los diálogos tienen muy poco espesor. Ahora bien encuentro sobresalientes las escenas de lucha perfectamente coreografiadas, (el encuentro y huida de Teseo con las pitonisas o la lucha entre dioses y titanes). Admirable resulta el último plano de la película cuando la cámara desciende y nos presenta la batalla en los cielos como si estuviésemos ante el techo de una mitológica capilla sixtina.


Así que tenemos una entrega visualmente espectacular y entretenida. 

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