Ring Shout (Nuestro Cántico) es un libro singular ya que se mueve constantemente entre la realidad histórica y la fantasía. Se trata de una novela corta y trepidante que en menos de diez páginas ya ha creado todo un mundo alternativo basado en las luchas racistas que vivió EEUU en los años 20, además de poner en pie un personaje tan carismático como Maryse Boudreaux, una joven de raza negra que lidera la lucha armada contra los supremacistas blancos del Ku Klux Klan. La guerra de guerrillas de estas rebeldes negras junto a la implicación de la magia y la hechicería nos ofrecen un cóctel explosivo y sangriento.
Djèlí Clark utiliza esta base histórica para relatar una guerra abierta entre un grupo de rebeldes negros contra los supremacistas del capirote blanco transmutados en bestias sanguinarias. Ya lo eran, por lo que el novelista no se anda con zarandajas, les quita su máscara humana y crea este grupo de resistencia dispuesto a masacrarlos. Lo mismo que hizo Tarantino en Malditos Bastardos, cuando se inventó un pelotón de judíos que se infiltraba en las líneas enemigas para matar nazis.
La novela comienza con la marcha que el Ku Klux Klan está realizando por las calles de Macon, Georgia, en la fiesta del 4 de julio. Hasta aquí todo “normal”. Pero el relato nos lleva hasta una azotea cercana donde tres cazadoras de monstruos están apostadas. Maryse Boudreaux está al acecho de los ku klux junto a sus compañeras, la francotiradora Sadie y la experta artillera Cordelia “Chef” Lawrence, cuya experiencia con bombas en la Gran Guerra les va a resultar de lo más provechoso. Este trío protagonista dará mucho juego en la novela por su complicidad y humor desenfadado, el cual sirve de contrapunto a una historia terrible de odio y destrucción. En estos tiempos oscuros los líderes del Ku Klux Klan han evolucionado a brujos que, aprovechando la gasolina del odio, convierten a sus más fieros acólitos en monstruos depredadores sedientos de sangre –los ku klux- a los que sólo se puede matar con proyectiles de plata. A los ku klux se les cambia constantemente la cara, como si estuviesen mal sintonizados; y beben agua todo el rato porque, dicen, "vienen del infierno y siempre tienen sed".
"Enseguía me doy cuenta de que hay algo raro en ellos. No son solo esos disfraces ridículos. Ni porque estén olisqueando una perra quemá y despedazá igual que la gente normal olería su comía. Andan de un modo extraño, como rígidos y a trompicones, y respiran demasiao rápido. Esas cosas de las que te das cuenta a poco que te fije. Pero en lo que solo pueden reparar unos pocos (gente como Sadie, Chef o yo) es en los movimientos de sus caras. Porque se les mueven de verdad. No se les quedan quietas en ningún momento, to el rato venga a ondular y retorcerse, como en los espejos esos raros de las ferias." pág. 25.
Ese mismo Día de la Liberación con que se abre la novela supondrá un punto de inflexión en su lucha: las tres amigas van a descubrir que los ku klux a los que persiguen con denuedo, han evolucionado; ya no se les puede matar con balas o metralla de plata. Incluso despedazados por las bombas de “Chef” continúan persiguiéndote para comer tu carne y beber tu sangre.
Wow.
Esta primera escaramuza es brutal, lleva a las tres jóvenes hasta el límite de la muerte y resulta aterradora.
Como se ve Historia y ficción se entrelazan hábilmente para presentarnos un mundo de lo más inquietante cuyo origen el autor focaliza en el estreno de la película de D. W. Griffith, El nacimiento de una nación. La película ya es de por sí un explícito alegato racista que hace apología del Ku Klux Klan y Djèlí Clark aprovecha esta circunstancia para convertirla en un icono proselitista de gran potencia, capaz de llevar a los racistas blancos hasta el paroxismo y convertirlos en bestias asesinas. Hasta los blancos que desconocían el Klan sucumbían al hechizo de las imágenes en movimiento que representaban a los negros de forma atroz, como gente brutal, inclinada al crimen y con un exacerbado deseo sexual.
"Cuando en 1915 se estrenó El nacimiento de una nación, corrieron ríos de tinta sobre lo bien que reflejaba la realidad, de un modo insólito. Las entrás se agotaban semana tras semana, mes tras mes. Se proyectó en el Tribunal Supremo, en el Congreso e incluso en la Casa Blanca. Los blancos devoraban aquellas imágenes que mostraban a unos hombres blancos embetunaos persiguiendo a unas muchachas blancas. Las mujeres blancas se desmayaban en la butaca. Tengo entendío que un blanco que llevaba una pistola le disparó a la pantalla porque, decía, "intentaba salvar a la buena damisela del maldito moreno salvaje". pág. 40
De nuevo la Historia real se entreteje en el tapiz de la novela porque efectivamente la película se proyectó en la Casa Blanca a instancias del presidente de la época, Woodrow Wilson, Premio Nobel de la Paz en 1919 por impulsar la Sociedad de Naciones después de la Primera Guerra Mundial, aunque también defensor de la segregación racial y escritor revisionista con respecto a la Guerra de Secesión.
Pero los hechos se precipitan y, tras descubrir la evolución de los ku kluxes, el trío protagonista se entera de que en Macon están confluyendo fuerzas aterradoras. Para los próximos días se prepara un gran relanzamiento de la película proyectándola en Stone Mountain, lugar emblemático de la Confederación investido ahora con el aura de emplazamiento mágico. Pretenden convertir la proyección en un feroz ritual de odio y maldad capaz de abrir un portal por el que acceda a la Tierra una criatura demoníaca que la colonizará. La escala de la amenaza de pronto cobra una dimensión global de la que Maryse, por su especial espiritualidad, se convertirá en la figura clave. El brujo líder del Klan, Carnicero Clyde, necesita sus cualidades para convocar a la Gran Cíclope por lo que la invita a elegir su destino, uniéndose a ellos para disfrutar de poder absoluto o pereciendo con los defensores de la libertad. La propuesta no es baladí: "Podemos darte lo que más deseas: poder sobre la vida y la muerte".
Y es que esta guerra no sólo se ventila con fusiles y bombas. Maryse Boudreaux posee otras armas con las que enfrentarse al mal. Tiene una sensibilidad única que le permite acceder a una dimensión sobrenatural donde mantiene contacto con las “tías”, tres ancianas visionarias que la están educando en los ritos antiguos a la vez que le avisan de posibles amenazas. También cuenta con una espada fantasmagórica que puede invocar en su mano, en la que confluyen todas las almas torturadas durante la esclavitud.
"Tengo una espá que canta.
Acude a mí en cuanto pienso en ella mientras mascullo una oración, salía de la na pa solidificarse en mi puño ya preparao: una empuñadura de plata unía a una nubecilla que fluye como el aceite ennegrecío antes de disiparse. La hoja plana con forma de pétalo que queda a su paso mide casi la mitad que yo y tiene diferentes grabaos a lo largo del hierro oscuro. Una sucesión de visiones bailan en mi cabeza, como ocurre siempre que la espá viene: un hombre que extrae plata con los pies en carne viva en una mina de Perú; una mujer que grita y expulsa la sangre del parto en la bodega de un barco de esclavos; un niño que, hundío en el agua hasta el cuello, vadea los campos de arroz de las Carolinas.
(...) Las visiones son siempre distintas. Gente que solo Dios sabe cuánto tiempo lleva muerta. La espá atrae sus almas, y puedo oír sus cantos, una mezcla de idiomas cuya armonía me envuelve, posándose en mi piel. Son ellos los que obligan a los que están confinaos en la espá (los caciques y los reyes que los vendieron) a invocar a los antiguos dioses africanos pa que se manifiesten, y a bailar al son de las oraciones" pág. 31
Aunque la espada no es un objeto neutro sino un instrumento de venganza que exige que quien la empuñe "debe verter en ella su rabia y su dolor". Las "tías" temen que la espada convierta a Maryse en asesina y la acerque a los dominios del mal.
Como se ve, la trama fantástica es coherente y está genialmente articulada. La espada mágica, la cultura gulá de ritos y cánticos que los negros africanos preservaron en las Carolinas, los mitos de las “tías” y de la Gran Cíclope, las pesadillas de los Doctores de la Noche que raptaban a los negros de las plantaciones o el rito iniciático que tiene que afrontar Maryse adentrándose en un bosque onírico en busca del Roble del Ángel Muerto, donde un espíritu le ayudará a comprender la esencia del odio.
Hay dos rupturas en la novela: una es la rebelión armada de los negros ante el abuso de los blancos. Otra que las heroínas y ejecutoras son mujeres. Las tías Ondine, Margaret y Jadine nos recuerdan a las Moiras de la mitología griega, aunque son seres ambiguos que provienen del mismo lugar que los ku klux. Sin embargo Maryse confía en ellas porque el Carnicero ya vino a raptarla hace siete años y ellas lo impidieron, querían "robarnos a nuestra paladina para convertirla en la suya". Y además la joven cuenta con la tutela de Nana Jean, la hechicera gulá que es la verdadera guía espiritual de la rebelión. Junto con el “Tío Will”, encargado de los cánticos y rituales de los que habla el título del libro, son el sostén mágico que respalda la caza de monstruos.
Ring Shout está contado por Maryse en primera persona con su auténtico y expresivo lenguaje paleto (como se aprecia en las citas). Esto y el carácter de sus compañeras proporciona momentos muy divertidos, pero también subraya la gran humanidad con la que el novelista ha retratado a su protagonista. Clark utiliza con sabiduría los lenguajes asociados a cada grupo para retratar de forma muy vívida el trasfondo cultural de esta historia. Así Nana Jean sólo se expresa en Gulá, “"Eo Buckrah caminao tre os diabolos el tempo bastante e saber discerner ejemplo”, un idioma criollo que nos evoca toda la cultura Gulá existente en Carolina del Sur y las Sea Islands, donde el clima tropical favoreció un asentamiento mayoritario de los negros y con ello la preservación cultural de estilos de vida africanos en mayor medida que en otras partes de EEUU. Todo ello nos permite estar tan cerca de las rebeldes como Emma, la profesora alemana que convive con ellas y no deja de tomar notas.
Ring Shout es fantasía y terror pero no por eso elude los elementos de carácter reivindicativo racial. Al utilizar puntos de anclaje de la Historia real, Djèli Clark consigue hacernos llegar la profundidad y extensión del racismo tanto como aguijonear nuestra curiosidad hasta incitarnos a consultar las muchas historias que entrelaza. Como cuando Emma les intenta convencer de que su lucha es la misma que la de los obreros.
"Chef se ríe.
-Tus obreros blancos pobres serán los primeros en lincharnos. En Chicago expulsaron de los sindicatos a los de color. -Se inclina hacia Emma-. Cuando era una cría, los blancos se sublevaron porque Jack Johnson tumbó a un blanco en un cuadrilátero un Cuatro de Julio. Empezaron a perseguir a los morenos desde Nueva York hasta Omaha. Degollaron a un hombre de color en un tranvía, solo porque dijo quién había gano el combate. ¿Crees que Marx podría arreglar eso?" pág. 52
El Nacimiento de una nación es la película fundacional del lenguaje cinematográfico. Está basada en la novela The Clansman (El hombre del Clan), de Thomas Dixon, y aboga abiertamente por la supremacía blanca. La película está dividida en dos partes, la primera centrada en la Guerra Civil y la segunda en el posterior periodo de Reconstrucción. Cuenta la historia a través de dos familias blancas, los Stoneman en el Norte y los Cameron en el Sur, amigos fraternales antes de una guerra que acabará enfrentándolos.
Si bien es cierto que la película es abiertamente racista y hace apología del Ku Klux Klan, lo más interesante es que definió de modo imperecedero el lenguaje cinematográfico. Hasta su estreno en 1915, los films eran prácticamente documentales o mantenían la cámara en un plano fijo frente a la escena. Pero Griffith quería contar una historia y para ello puso en juego por primera vez todo un arsenal de recursos técnicos y expresivos sin los cuales no existiría la narración fílmica, ni la tensión dramática. Para conseguir el efecto deseado de realismo y emoción no dudó en utilizar el primer plano, el plano largo, el fundido a negro, el montaje en paralelo, la fotografía nocturna, las panorámicas, los flashback.... Había nacido el lenguaje cinematográfico.
Incluso su forma de rodar y montar las escenas de acción con multitudes se puede rastrear en películas como “Braveheart” o “El Señor de los Anillos”.
Con Griffith, el cine dejó de ser teatro. Para él la unidad del film ya no era la escena sino la toma. El corte y yuxtaposición de los fragmentos de celuloide durante el montaje permitieron al director controlar el ritmo del film para componer una narración que transmitiese emoción y realismo.
Ahora bien, el contenido de la cinta es repugnantemente racista ya que fija sus ejes en la raza y en la lucha por la pureza racial. Así lo demuestra un cartel al inicio de la película donde declara su intención de mostrar las secuelas y los horrores de la guerra, para inmediatamente después explicar que “la introducción del africano en América plantó la primera semilla de la desunión”: desviando así el foco desde un enfrentamiento Norte-Sur derivado de las profundas divisiones económicas, políticas y sociales hacia una cuestión sexual/racial. Se aprecia con claridad que la película se centra en la contraposición de la virtud de la raza blanca frente al vicio de la negra. Incluso llega a dar una imagen del linchamiento de negros como algo positivo y necesario.
Asimismo, en su apología del Ku Klux Klan, la película llega a incluir una cita del Presidente Woodrow Wilson, defensor del segregacionismo y de un revisionismo histórico que presentaba una visión romántica de la causa confederada mientras demonizaba grotescamente a los afroamericanos y a los soldados nordistas : "Los hombres blancos fueron despertados por un mero instinto de autoconservación [...] hasta que por fin surgió un gran Ku Klux Klan, un verdadero imperio del sur, para proteger a la Nación del sur".
Si bien es cierto que la película es abiertamente racista y hace apología del Ku Klux Klan, lo más interesante es que definió de modo imperecedero el lenguaje cinematográfico. Hasta su estreno en 1915, los films eran prácticamente documentales o mantenían la cámara en un plano fijo frente a la escena. Pero Griffith quería contar una historia y para ello puso en juego por primera vez todo un arsenal de recursos técnicos y expresivos sin los cuales no existiría la narración fílmica, ni la tensión dramática. Para conseguir el efecto deseado de realismo y emoción no dudó en utilizar el primer plano, el plano largo, el fundido a negro, el montaje en paralelo, la fotografía nocturna, las panorámicas, los flashback.... Había nacido el lenguaje cinematográfico.
Incluso su forma de rodar y montar las escenas de acción con multitudes se puede rastrear en películas como “Braveheart” o “El Señor de los Anillos”.
Con Griffith, el cine dejó de ser teatro. Para él la unidad del film ya no era la escena sino la toma. El corte y yuxtaposición de los fragmentos de celuloide durante el montaje permitieron al director controlar el ritmo del film para componer una narración que transmitiese emoción y realismo.
Ahora bien, el contenido de la cinta es repugnantemente racista ya que fija sus ejes en la raza y en la lucha por la pureza racial. Así lo demuestra un cartel al inicio de la película donde declara su intención de mostrar las secuelas y los horrores de la guerra, para inmediatamente después explicar que “la introducción del africano en América plantó la primera semilla de la desunión”: desviando así el foco desde un enfrentamiento Norte-Sur derivado de las profundas divisiones económicas, políticas y sociales hacia una cuestión sexual/racial. Se aprecia con claridad que la película se centra en la contraposición de la virtud de la raza blanca frente al vicio de la negra. Incluso llega a dar una imagen del linchamiento de negros como algo positivo y necesario.
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