Corren los años 70 y el sendero hippie que recorre el sur de Asia bulle de jóvenes buscando nuevas experiencias. Decenas de ellos encontrarán la muerte justo cuando pensaban que habían encontrado un valedor. Estos miles de jóvenes iban buscando una nueva forma de vivir y una nueva espiritualidad pero se encontraron con Charles Sobhraj, un asesino en serie que, con la excusa de ayudarles, les robaba y asesinaba.
Los 8 episodios de esta conseguida miniserie revelan la extraña psicología de este asesino y su modus operandi entre 1974 y 1975, cuando asesinó a 12 personas, aunque las estimaciones elevan este número a más de 30. Sobhraj se acercaba a los incautos viajeros ofreciéndoles ayuda desinteresada e incluso alojamiento para ganarse su confianza. Después les drogaba, desvalijaba (cheques de viaje, joyas, pasaportes) y asesinaba, deshaciéndose de sus cuerpos.
Sobhraj contaba con la ayuda de una novia y cómplice de nacionalidad canadiense, Marie-Andrée Leclerc (Jenna Coleman), que le ayudaba a que todo pareciese normal. Primero les vertían un producto en las bebidas que les provocaba fiebre y diarreas. Posteriormente y con la excusa de ayudarles, les seguían dando esta "medicina" hasta que estaban seguros de poder quedarse con todo lo que tenían de valor. Algunas de sus víctimas estuvieron secuestrados y medio inconscientes varios días e incluso semanas. Finalmente los asesinaban, quemando sus cuerpos en la selva o abandonándolos en el mar.
Sobhraj usaba sobre todo dos tapaderas, la de corredor de joyas y la de narcotraficante; esto le obligaba a moverse continuamente por todo el sur de Asia: India, Tailandia, Nepal, Turquía e Irán. Haciendo uso de los pasaportes de los asesinados (cambiando simplemente la foto), logró evadir los controles internacionales sin dejar rastro. Por esta forma de escabullirse se le llegó a conocer como "la serpiente"; pero también recibió el apelativo de "el asesino del bikini", al aparecer así las dos primeras víctimas que se le adjudicaron. La primera fue una joven procedente de Seattle cuyo cadáver apareció con este bañador. La siguiente fue un joven judío, Vitali Hakim, cuyo cuerpo quemado fue encontrado cerca de una carretera. Posteriormente la novia francesa de Hakim, Charmayne Carrou, llegó a Tailandia para investigar la desaparición de su novio, en un momento en que Sobhraj había captado a una pareja holandesa en Hong Kong y los había invitado a su casa en Tailandia. Los cuerpos de esta pareja holandesa fueron encontrados estrangulados y quemados el 16 de diciembre de 1975 y poco después apareció el cadáver de Carrou; estaba ahogada y vestía un bikini con flores como la primera víctima.
El desinterés de la autoridades, la falta de medios forenses para investigar, la cantidad de jóvenes viajando por ciudades y drogas facilitó la impunidad de este criminal. De hecho la serie abre con un Charles Sobhraj (Tahar Rahim) respondiendo a una entrevista televisiva en los años noventa, tras ser detenido, juzgado y absuelto en Paris. Pausado y desafiante niega a la periodista toda participación en los delitos de que le acusan. Los siguientes capítulos desgranan su historia cuyo centro de operaciones era Bangkok. Para ello la serie realiza numerosos saltos temporales en donde se nos da cuenta de cómo conoció a su novia, cómo se produjeron los distintos encuentros y asesinatos o cómo huyó de la casa de su madre porque, para él, vivir allí era una humillación.
Este es uno de los puntos más interesantes de la historia. Las motivaciones y compleja personalidad de este tipo que quería vengarse de un mundo que, según él, le rechazaba por ser mestizo. Era hijo de un comerciante indio casado con una de sus empleadas vietnamitas. La negativa de su padre a reconocerle le causó un profundo resentimiento y se lanzó a buscarse la vida, engañando y apropiándose de todo cuanto podía. Hay pruebas de que Charles Sobhraj hablaba fluidamente varios idiomas, lo cual le era muy útil tanto para captar a sus víctimas como para asumir sus identidades al viajar con los pasaportes robados.
Billy Howle como Herman Knippenberg |
Pero el punto central de la serie es la incansable lucha que mantiene contra él un funcionario de la embajada holandesa, Herman Knippenberg (Billy Howle). Este joven diplomático y su esposa, Angela Kane (Ellie Bamber), documentaron hasta la extenuación todos los movimientos y fechorías de Sobhraj ayudados por una pareja de franceses, Nadine y Remi Gires, vecinos del criminal en Bangkok.
El diplomático holandés de servicio en Tailandia localizó a los asesinos en 1975, después de que éstos mataran a dos viajeros holandeses y quemaran sus cadáveres. Sorprendentemente Knippenberg tuvo que enfrentarse a su propio jefe, el cónsul, para poder continuar sus pesquisas, incluso cuando afectaban a ciudadanos holandeses. En la serie se hace patente el enorme valor cívico que tiene el compromiso con la justicia de un funcionario civil. Otro cualquiera hubiese evitado todo el cúmulo de molestias a las que se enfrentó. En 2004, tras más de 30 años investigando y recabando datos, declaró: "No podía olvidarlo, era como tener malaria. Cada dos años más o menos ocurría algo que me hacía volver al caso". Finalmente, tras varias condenas y huidas de la cárcel, Sobhraj fue condenado y encarcelado de por vida en una prisión nepalí.
Por momentos la impunidad de Sobhraj parece increíble. Las fiestas y cócteles a los que invitaba a sus víctimas, eran propicios para verter en sus bebidas los venenos con que enfermaban, colocándolos así en una situación de dependencia. También la facilidad con que manipulan los pasaportes. Pero sobre todo es la personalidad de Sobhraj, su carisma y don de gentes, su frialdad para afrontar cualquier situación por comprometida que fuera, su habilidad para usar la corrupción policial en su beneficio lo que le facilitaba salir indemne. "Siempre que pueda hablar con la gente, puedo manipularlos", confesó en una entrevista con Richard Neville. Aunque fue detenido varias veces siempre acabó escapando de la justicia.
Charles Sobhraj arrestado |
Su fin comienza en 1976 cuando intenta drogar a un grupo de estudiantes franceses que viajaban en un autobús en Nueva Delhi. Los jóvenes se percataron de sus intenciones, lograron avisar a la policía y fue capturado. Pasó varios años en la cárcel, pero escapó tras organizar una fiesta de cumpleaños a la que invitó a guardias y prisioneros. Logró poner sedantes en dulces y bebidas, dejando inconsciente a todo el personal excepto a él mismo y otros cuatro fugitivos.
La serie escrita por los guionistas Richard Warlow y Toby Finlayes pormenoriza los encuentros y desmanes de estos renacidos Bonnie and Clyde mezclando diversas líneas temporales, lo que convierte la narración casi en un expediente judicial. El que logró reunir Herman Knippenberg, sin cuyo esfuerzo y sacrificio habría quedado ignorado: "Se había salido con la suya durante tanto tiempo que se creía invencible. Personalmente, creo que pudo haber matado a muchos más. Dentro de su apartamento de Bangkok encontramos una pila de pasaportes y permisos de conducir," declaró el diplomático.
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