miércoles, 5 de mayo de 2021

PATRICK MELROSE - creada por David Nicholls y E. Berger























Patrick Melrose es un drama desgarrador que llega a tener tintes de película de terror en uno de sus extremos (episodio 2, Never Mind); mientras que en otro vivimos momentos hilarantes a costa del proceso de autodestrucción al que se lanza Patrick, consumiendo todo tipo de drogas y alcohol. En todo caso se trata de un relato con una gran intensidad emocional.

La serie está basada en los 5 libros autobiográficos que escribió Edward St. Aubyn, conocidos como "Las novelas de Patrick Melrose". Allí se da cuenta de una historia familiar llena de snobismo y crueldad. El padre de Patrick (interpretado por Hugo Weaving) fue un ser tiránico que abusó sexualmente de su hijo cuando sólo era un niño. Mientras que su madre (Jennifer Jason Leigh), una rica norteamericana, alcohólica y prisionera en una relación tóxica, se desentendía de todo. Cuando su hijo le confesó los abusos, ella simplemente le respondió: "A mí también me viola". Se trata de una feroz crónica que combina con maestría momentos atroces con otros donde reina la más acerada ironía. 

Así se puede apreciar en esta conversación en la que unos amigos de David Melrose, padre de Patrick, lo visitan en la Provenza. Allí también se encuentra Nicholas Pratt (Pip Torrens), otro engreído aristócrata no menos desaprensivo que el padre.  
Víctor.-Anne se ha quedado prendada especialmente con Calígula.
Anne.-Víctor intentó que sintiera lástima por él
Víctor.-Pero Tiberio asesinó a toda su familia. Es natural que aquellos que vivieron el terror terminen también aplicándolo tarde o temprano.
Anne.-¿Así eran las cosas en Eton?
Víctor.-A Anne le encanta satirizar el sistema educativo inglés.
Anne.-Y en cuanto a su obsesión por follarse a sus hermanas...
N. Pratt.-El vicio es bueno pero nada como el incesto, dicen. Ese tipo me habría caído muy bien. Hizo todo lo que quiso sin preocuparse por la ética.
Anne.-Por qué crees que hay una superioridad en ser inmoral?
N. Pratt.-No es una cuestión de superioridad, es cuestión de no ser un aburrido o un capullo.
David Melrose.- Lo único que uno ansía es el hastío.
Patrick Melrose recorre varias décadas de la vida de este aristócrata traumatizado, politoxicómano y dipsómano; desde los 60 retratando su niñez en un château del sur de Francia, hasta la madurez, con hijos y familia, en los dos mil y ya en Londres; pasando por los 80 donde se narra la juventud disipada de Patrick, a caballo entre Londres y N. York. Todo para dar cuenta del profundo trauma que amargó su vida para siempre y del espantoso círculo familiar y social que le rodea. En definitiva, una odisea por el dolor siempre a la búsqueda del camino de redención.


Patrick Melrose (Benedict Cumberbatch) se define a sí mismo como "narcisista, esquizoide y alcohólico suicida" y en el primer plano de la serie recibe la llamada de un amigo de la familia que le comunica la muerte de su padre. La cara de Patrick, adormecida por las drogas, casi no reacciona; pero poco a poco una sonrisa se va ensanchando en su cara. "El viejo cabrón ha muerto" le dice a una amiga. "Estoy pensando en dejar las drogas", le dice poco después a otro. Es 1982, en Londres, y Patrick debe viajar a N. York para recoger los restos de su padre. Cuando cruza el Atlántico no sólo fracasa espectacularmente en dejar las drogas, sino también en suicidarse. 

La muerte de su padre le provoca tanto una liberación como un shock y para gestionarlo Patrick se abandona a un tobogán de drogas y alcohol. El recipiente con las cenizas de su padre le inunda de rabia y los chutes en los que busca ayuda convierten al episodio inaugural en una comedia negra con momentos hilarantes. Un drogadicto pegado a un recipiente de cenizas al que lanza, golpea y pretende abandonar, sin conseguirlo, en repetidas ocasiones.


El segundo episodio es un terrible drama infantil que transcurre casi íntegramente en el château francés. La tiranía del padre tanto sobre su hijo como sobre su mujer llega hasta la humillación y el episodio, a pesar de las maneras educadas y el colorido maravilloso de la campiña, resulta insoportable y conmovedor. Hijo y madre viven acechados por una bestia que los somete hasta límites inconcebibles.

El tercero es un repaso sin piedad a la alta sociedad británica, poniendo el acento en la estupidez, displicencia y amoralidad de esos personajes que viniendo de Eton y Oxford, acaparan los puestos claves de la sociedad sin demostrar valía alguna. La fiesta de una arribista, a la que acude la mismísima princesa Margarita, provoca no pocas situaciones ridículas y unos diálogos de lo más cínico. 

Patrick los observa con su amigo y psiquiatra Johnny (Prasanna Puwanarajah)
-Dios mío, míralos. Los recuerdo a todos de mi infancia. Estirados y aburridos.
-Son los últimos marxistas.
-¿Hum?
-Los últimos en creer que la clase social lo explica todo.


Los dos episodios finales giran en torno a la madre de Patrick y a su propio rol, ya como adulto y padre de familia con dos hijos. Cada verano todos se reúnen en la mansión familiar del sur de Francia; pero su madre, ya anciana y enferma, pretende donarla a una fundación de carácter New Age, dejando a Patrick sin herencia. Además pide a su hijo un último deseo, que le ayude a morir mediante el suicidio asistido.

La serie es ácida y dramática hasta la médula. Patrick no encuentra más coraza para sobrevivir que el sarcasmo y la ironía. En el entierro de su madre mantiene esta conversación con Julia (Jessica Raine), su más constante amiga y esporádica amante.
-Es verdad que has vuelto a dejar la bebida.
-Sí, se acabó.
-Felicidades. Complicado justo ahora.
-No. Al contrario. Las emboscadas llegan cuando parece que todo va bien. O eso dicen.
-Lo que no has dejado es la ironía.
-¡Es la adicción más fuerte! Olvídate de la heroína, con la ironía puedes decir dos cosas a la vez.
-Ya me cuesta aguantar los parches de nicotina y fumar al mismo tiempo, no me quites la ironía, déjame un poco de sarcasmo.
-El sarcasmo no es igual, es demasiado simple
-Que puntilloso.
-Será mejor que entremos o los cadáveres se van a amontonar.


Los cinco episodios exploran de forma descarnada el dolor emocional más atroz y unos vínculos familiares tóxicos. Cada episodio corresponde a una de las cinco novelas semiautobiográficas que publicó St. Aubyn. En España se publicaron en dos volúmenes; el primero titulado El Padre reúne las tres primeras: Bad News, Never Mind y Some Hope; mientras que en el segundo, titulado La Madre, se incluyen las dos últimas, Mother’s Milk y At Last.

Adaptar cinco libros suponía todo un reto y hacerlo en cinco magníficas horas supone todo un logro por parte del guionista David Nicholls. Sus escenas y diálogos siempre son agudos e inteligentes y hacen que este personaje atormentado cobre vida ante nosotros. Por su parte el director Edward Berger es capaz de adaptar el ritmo de las imágenes a lo que se está contando. Los planos de furia y drogadicción son rápidos, impacientes y eléctricos; mientras que las secuencias de la campiña (con esos azules y amarillos tan maravillosos) o de las fiestas son pausados y cuidados al detalle. Es de subrayar cómo está rodado el primer abuso del padre, en off, con un silencio atronador mientras la cámara se va retirando por el pasillo. (Del mismo modo que el maestro Hichtcock rodó uno de los asesinatos que tienen lugar en Frenesí). 


Pero está claro, el rey de la fiesta es un formidable Benedict Cumberbatch que, según ha declarado, siempre quiso interpretar este personaje y lo demuestra con una interpretación antológica: vulnerable, obcecado, trágico e irritante en ocasiones, hilarante en otras y siempre profundamente melancólico. Es capaz de pasar de la delicadeza a la furia en el mismo segundo. Muchos de sus diálogos son consigo mismo y destilan un profundo sarcasmo que Cumberbatch sabe dejar caer con una elegancia suprema. 

Al final Patrick siempre estará solo con sus demonios y ni su amiga Julia podrá consolarlo.
-Qué te ha dicho esa lunática
-Que no hay una conclusión sencilla sobre lo que significa la vida de alguien.
-Pero sí que puedes saber lo que significa para ti.
-No siento nada concluyente sobre mis padres.
-Suena agotador ¿No sería más sencillo detestarlos?
-Ya lo intenté con mi padre. No fue bien. Siento un poco de todo: desprecio, pena, rabia...miedo y... ternura.
-¿Ternura?
-De pensar en lo desgraciados que fueron los dos. Y entonces recuerdo que tengo hijos y el odio vuelve a invadirme.
-Yo odio la pena. Hace estragos con el rímel.
-Tanto te importaba mi madre?
-No tiene que ver con ella. Se te saltan las lágrimas en un funeral o con una película ñoña. No es lo que las provoca es sólo por la tristeza del ambiente. Supongo.
-A veces por lo que lloras y lo que sientes coincide. Solo a veces
-Hum.
-Ah, ¡joder!, me pregunto lo que sería tener una reacción natural ¡la que sea! sin ironía ni desapego, sólo ser espontáneo al...al sentir algo.
-No me lo preguntes a mí.

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