jueves, 28 de febrero de 2013

Siete psicópatas

-Seven psychopaths-
de Martin McDonagh






He aquí un thriller metalingüístico e irónico a más no poder que,  centrándose en un guionista atascado, hace brotar de la pantalla multitud de historias disparatadas de asesinos sin remedio y asesinos redimidos hasta convertirse en un festín. 


Marty (Colin Farrell) está casi alcoholizado y bloqueado en un guión del que sólo tiene el título, "Siete psicópatas". Su amigo Billy (Sam Rockwell) quiere ayudarle y le refiere historias que él conoce o que aparecen en los periódicos. Billy también es colega de Hans (Christopher Walken) con quien tiene montado un tinglado para secuestrar perros de raza y luego cobrar la recompensa. Hasta que raptan a Bonnie, el Shih Tzu de Charlie (Woodie Harrelson), un matón de cuidado, y todo se complica. Además de contarle historias y protagonizar alguna, Billy pone un anuncio en el que solicita psicópatas con una historia que contar.

Esta cinta negra e iconoclasta está habitada por un grupo de desquiciados a caballo entre la ficción y la realidad. Alguno de los psicópatas reseñados por Billy acaban siendo reales mientras el propio guionista termina siendo un personaje más de la trama. La línea entre realidad y ficción se diluye totalmente e incluso asistimos a un par de escenas donde los personajes escriben el guión que protagonizan: Billy define cómo y dónde ha de tener lugar el tiroteo final y Hans da un giro al personaje del psicópata vietnamita. Un festín de vértigo.

Pero no todo es juego e ironía. McDonagh es un reputado dramaturgo y del mismo modo que el guionista Marty, busca una película alejada de los tics de Hollywood. "Quiero una película llena de vida", llega a decir; y a fe que lo consigue.  Sus personajes, como los de su primer film, "Escondidos en Brujas", siguen en el purgatorio.

El formato de thriller esconde un cuento moral. El psicópata cuáquero interpretado por Walken odia la violencia. Cuando Charlie ha matado a su mujer, él le sostiene la mirada e incluso le ofrece su foulard. Más importante aún es la definición que hace del psicópata vietnamita. Un personaje que en la cabeza de Marty sólo podía ser crimen, sangre y destrucción. Hans logra darle la vuelta de una forma muy poética. Por otro lado, el único psicópata que acude en respuesta al anuncio de Billy es Zachariah (Tom Waits),  que junto a su novia recorre el país matando a asesinos en serie, hasta que no puede más. Finalmente se separan y deambula por ahí con un conejo blanco en sus brazos. Todos buscan redención.

Referencias y autorreferencias se multiplican en cada plano. Dos matones charlan con el cartel de Hollywood al fondo antes de que llegue el asesino del 7 de picas y se los cargue. Marty y Billy charlan en un cine mientras ven una película del gran Takeshi Kitano. Zachariah y su novia matan, entre otros, al asesino del Zodiaco, famoso criminal que de pronto dejó de asesinar y desapareció. David Fincher nos contó su historia en Zodiac. Los diálogos se apropian hasta del lenguaje oficial de la crítica: "Tiene muchas lecturas, muchas capas", opina Hans cuando escucha la escena final del tiroteo relatada por Billy. Es una ironía, claro, pero define muy bien esta deliciosa, fresca y divertida película.

Al juego metaficcional hay que añadir los diálogos punzantes, el humor negro, los personajes desportillados y las espléndidas interpretaciones de una lista de actores larguísima y memorable. Sam Rockwell, Colin Farrell, Woody Harrelson y el gran Christopher Walken. A los que hay que añadir en pequeños pero carismáticos papeles a Tom Waits y Harry Dean Stanton o Gabourey Sidibe (Precious).

Me parece fantástica la definición que hicieron en Días de Cine del estilo de McDonagh: "Su cine cuenta con un desparpajo similar al de Quentin Tarantino, posee un humor negro parecido al de los hermanos Cohen y plantea unas tramas criminales que recuerdan a las de Guy Ritchie".

Como buenos personajes de serie negra, sus diálogos no tienen desperdicio.
-Eres un alcohólico.
-No es verdad. Me gusta la bebida y punto.

-Podrías dejar de robar a la gente y trabajar para el gobierno.
-¿Trabajar para el gobierno y dejar de robar a la gente?

-Arriba la manos
-No.
-Pero...voy armado.
-Me da igual.
-¿Por qué no?
-Porque no quiero.
-Pero...no es lógico.
La primera película de McDonagh, Escondidos en Brujas, ya era notable. Esta segunda es muy buena. Ya estoy esperando la tercera.

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