domingo, 14 de septiembre de 2025

SIRĀT - de Oliver Laxe


SIRĀT es un viaje a ninguna parte. Una exploración del purgatorio donde están ubicados sus personajes. O de los límites adonde se acerca el ser humano para comprobar la aleatoriedad y futilidad de la vida. Una película radical, sin ningún género de dudas.

Luis viaja con su hijo hasta el desierto de Marruecos para buscar a su otra hija, una joven ofuscada con la vida que se fue de casa meses atrás. Las pocas noticias que tienen de ella les indican que podría haber acudido a una rave en pleno desierto marroquí. Integrados en el delirio fiestero, con furgoneta camperizada y todo, van mostrando la fotografía de la joven a todo el mundo, pero sin resultado alguno.

Cuando llega el ejército para desmontar el jolgorio Luis logra unirse a un pequeño grupo que huye, adentrándose en el desierto. Según le dicen van a otra rave que se va a celebrar en un lugar más remoto y secreto. Puede que su hija acuda allí.

La película entonces se convierte en una road movie hacia la nada que nos recuerda a "El salario del miedo" (Clouzot, 1953), a 'Easy Rider' (D. Hopper, 1969) o incluso a la primigenia "Mad Max" (G. Miller, 1979), saga renacida para alumbrar estos tiempos oscuros. A ello contribuye el carácter desesperado del viaje, el territorio inhóspito que cruzan y las confusas noticias que llegan a este grupo errante sobre el aparente inicio de una guerra del alcance mundial.  

A Luis no le queda más remedio que encomendarse a estos cuatro exploradores extremos y enredarse en un viaje que -como ya intuimos- lo transformará. El viaje poco a poco se convierte en algo atroz. Ya no será iniciático, sino un descenso a los infiernos de la desesperación. 



La película logra algo casi imposible, convertirse en un trance, como reza su subtítulo. Algo que logra con la ayuda de un paisaje abrumador y una música lisérgica. La búsqueda de Luis se desarrolla en un entorno frenético, con la música de ritmo repetitivo a tope, algo que en la sala de cine se te incrusta en el pecho. Las primeras imágenes ya nos sumergen en esa especie de liturgia. Son unos prolongados minutos donde vemos instalar una larga hilera de altavoces que enseguida escupen sus potentes ritmos electrónicos mientras los cuerpos empiezan a vibrar y a retorcerse. Todo un ritual.

La película no creo que se proponga darnos a entender el por qué de las raves o su sentido pero, por un momento -sometidos como estamos a un ritmo repetitivo que se vuelve hipnótico-, nos parece intuir la poesía que hay detrás. También el desasosiego vital de unas gentes que sólo buscan aplacar la desesperación de una vida sin sentido. Ellos parecen conocer el fondo más oscuro de la vida y se entregan a un ritmo que lo ocupa todo y que parece absorber su consciencia. Aquí puedes escuchar su BSO.

La última esperanza de Luis está unida a esta tribu nómada en su viaje a ninguna parte. Todos ellos tienen sus vidas mutiladas, tal y como subraya el hecho de que a uno de ellos le falta una pierna y a otro una mano. Pero ninguno se rinde. Su viaje por momentos parece una temeridad. Como afrontar la vida. La película en ningún momento resulta moralizante. Sólo nos obliga a estar presentes en esta atormentada travesía. Poco a poco el ejército, las noticias o la civilización quedan atrás. Todo se desnuda. El paisaje, las expectativas, el mundo.



Ver esta película es una experiencia perturbadora. No te regala nada, ni te da tregua. Su periplo serpentea entre lo físico y lo espiritual. Como al propio Luis, este itinerario salvaje te va despojando de todos los engaños e insensateces con los que crees vivir hasta dejarte solo, con tu vulnerabilidad, en medio de la nada. 

Lo dicho. Toda una experiencia que se define desde el mismo título. Sirât, nos dice en su presentación la película, significa para el Islam la vía que conduce a la verdad. También da nombre al delgadísimo puente que une el infierno y el paraíso.

En una entrevista, el director sentenciaba: Con esta película expreso mi visión de la vida. El significado literal de sirât es "el camino". La vida es un camino con curvas; tiene callejones a ambos lados. La vida te sacude; no llama a la puerta. Aparece, te sacude de repente y te pregunta: "¿Quién eres?".






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O. Laxe en el rodaje de Sirât
Oliver Laxe es una figura singular en el cine español. Nacido en París, hijo de padres gallegos emigrantes, regresó con ellos a la tierra de origen. Estudió cine en Barcelona, emigró a Londres y después vivió muchos años en Marruecos, donde se interesó por el sufismo y lo estudió. Allí impartió un taller de cine para niños en riesgo de exclusión, que fue el origen de su primer largometraje, el documental Todos vosotros sois capitanes (2010). Con él ganó el Premio FIPRESCI del Festival de Cannes con el que el director ha establecido un idilio ya que también ganó allí el Gran Premio de la Semana de la Crítica en 2016 por 'Mimosas' y el Premio del Jurado en la sección Un certain regard en 2019 por 'O que arde'.
"Mimosas" es una suerte de western contemporáneo de autor en el que se combinan como monturas los caballos y los destartalados taxis. Rodada en la región montañosa del Atlas marroquí, arranca con un anciano que desea morir y ser enterrado en el lugar en el que nació. Así se desarrollaba un viaje iniciático con dilema moral que termina en redención mediante el sacrificio. Esto último es relevante, porque está vinculado con el nuevo viaje iniciático que se emprende en Sirât.
Entre Mimosas y Sirât, rodó en un valle de la Galicia interior Lo que arde, sobre un pirómano que, tras cumplir condena, regresa a la casa de su anciana madre en el lugar en el que incendió el bosque. Puede sonar a crudo drama rural, pero el cine de Laxe tira siempre hacia la dimensión poética y espiritual. Los hipnóticos cinco minutos iniciales de esta película bastan para evidenciar que estamos ante un cineasta notable. Parte del mérito de la fuerza de sus imágenes hay que atribuírselo al director de fotografía Mauro Herce, con el que ha rodado todas sus obras desde Mimosas. En Sirât el trabajo de Herce es portentoso. 
Perfil extraído de la web Letra Global

jueves, 14 de agosto de 2025

WEAPONS - de Zach Cregger

EEUU,2025


El director y guionista Zach Cregger ha creado un gancho inapelable capaz de cautivar incluso a los que no son fanáticos del terror. La película comienza con la voz en off de un niño que nos cuenta el origen de esta terrorífica historia. Un día, a las 2:17 de la madrugada, 17 alumnos de la misma clase de Primaria, salieron de sus casas corriendo, todos con los brazos extrañamente extendidos, y se perdieron en la noche. 

Este comienzo aterrador y traumático sacude al pequeño pueblo de Maybrook hasta los cimientos. Todos quedan tocados y lo peor es que no hay ninguna pista a la que aferrarse. La amenaza sólo se desvelará al comenzar el último tercio de la cinta (pero no del todo); por lo que cabe decir que el miedo que pasamos durante el metraje es de los más atávicos que sufre el ser humano, el miedo a lo desconocido. ¿Por qué se fueron los niños? ¿Quién o qué los controlaba? ¿Por qué todos pertenecían a la misma clase del colegio? ¿Por qué sólo hay un niño, Alex, que no fue afectado por esa llamada?

La voz del niño que nos cuenta la historia no hace sino ratificar a la película como una versión actualizada de una cuento de hadas clásico, uno de esos en el que unos niños se adentran en el bosque sin saber que los acecha un engendro. 



Cregger combina tensión y terror al elegir una ambiciosa estructura narrativa en seis capítulos que combina diferentes puntos de vista que acaban superponiéndose. Primero el de la maestra de los niños (Julia Garner), contra la que el pueblo se revuelve en primera instancia; luego el de un policía y a continuación el de un indigente, para seguir con Archer Graff (Josh Brolin), el padre iracundo de uno de los niños. En los dos últimos ya tocamos el fuego, primero con el director del colegio (Benedict Wong) y finalmente con el propio Alex que nos revelará la madriguera del conejo. Cada episodio nos acercan un poco más al enigma sin revelarlo, lo que acrecienta el mal rollo y te obliga a imaginar nuevas teorías como si estuvieses jugando una partida macabra. Esta fórmula la inauguró el clásico Rashomon (Akira Kurosawa, 1950) y ayuda a dotar de nuevas capas a la historia.

Es como una narración circular en la que los seis protagonistas (más los espectadores) nos encontramos mirando los mismos hechos sin llegar a comprenderlos. Es lo que le ocurre a Archer Graff, único padre que intenta resolver racionalmente el misterio. La cámara del timbre de su casa grabó a su hijo huyendo. Él mira estas imágenes constantemente sin detectar nada extraño. Ha llegado a trazar varias líneas sobre un mapa del pueblo que conforman una gigantesca X, ante la que acaba preguntándose "¿Qué estoy mirando?. El guión juega a dejar caer pistas falsas como el tema que estaban dando los niños en clase, los parásitos. También Archer tiene una pesadilla en la que llega a una casa sobre la que flota un arma automática; una metáfora nada encubierta de los horrores reales que a veces sufren los institutos.  



Los intérpretes están muy ajustados; pero la que llama la atención, sin duda, es la actuación de Amy Madigan. Cuando veas la película ya me dirás. 

A mí me encanta ese ritmo alterno que te lleva repetidamente de la tranquilidad al terror. Cuando empieza un nuevo episodio estás esperanzado pero al acabar siempre te da un hachazo. Una vez es el policía que entra en una casa y sale diabólicamente transformado. Otra vez es la maestra que es atacada por su propio director desfigurado. Así una y otra  vez. La verdad se mantiene velada mucho tiempo. La expectación es máxima. Pero, ¿Qué coño está pasando?


Como suele ocurrir en estos casos, tendrá que ser ese único niño que se quedó sin compañeros quien nos guíe por los vericuetos de esta retorcida casa del terror. La última carta de la película es sangrienta y feroz. El pequeño Alex se enfrentará al monstruo en su mismísima madriguera siendo capaz de encontrar la clave que nos proporcione un final necesariamente catártico... aunque no completamente feliz.

La película es un misterio oscuro y morboso que no acaba de ofrecer todas las respuestas que esperamos, lo cual es aún más excitante y placentero.








Zach Cregeer se estrenó como director en 2022, con Barbarian,  un viaje perverso que invitaba a preguntas espeluznantes sobre lo que podría estar sucediendo tras la puerta de tu vecino. Aquí se ha superado.

miércoles, 13 de agosto de 2025

RHAPSODY in BLUE - de Andrea Serio

Italia, 2025

Andrea Goldstein es un joven italiano de familia judía que vive gozosamente en Trieste y está a punto de empezar a estudiar Medicina; pero todo esto se quiebra cuando Mussolini aprueba las leyes antijudías. Los fascismos se extienden por Europa y Goldstein debe exiliarse a EEUU dejando atrás una vida para comenzar otra. Primero la tristeza lo embarga, “nuestro país ha elegido, y ha querido ser fascista”; y luego su vida arrastrará un inevitable poso de melancolía.

En Nueva York Andrea se convertirá en Edward Goldstein, conseguirá una trabajo en un hospital judío y será aceptado en la Universidad. Él está reconstruyéndose mientras el fascismo demuele Europa. Pero cuando EEUU decide entrar en la Guerra, él decide alistarse. De ese modo, volverá a su país natal para combatir al fascismo que lo expulsó, aunque ya como soldado norteamericano.
Se trata de una historia real que A. Serio cuenta con su estilo característico de contenido lirismo, al fin y al cabo se narra una vida baqueteada por las turbulencias de un siglo trágico. “Con su belleza, su rebeldía juvenil, su conciencia, su impulsividad y su valor, parece el héroe perfecto de una historia trágica”, aseguró el dibujante en una entrevista.
 
Andrea Goldstein
Silvia Cuttin había publicado un libro de biografías, "Ci sarebbe bastato", sobre las ajetreadas vidas de tres jóvenes italianos judíos que fueron víctimas de las leyes raciales de Mussolini.
Según ha contado Andrea Serio otro historietista italiano, Igort, le propuso adaptarlo al cómic, aunque decidieron centrarse en uno de ellos, "Andrea Goldstein, un adolescente atractivo e inquieto, que encontrará refugio en EEUU, donde comenzará a reconstruir su vida, antes de tomar una decisión que cambiará su destino para siempre."

La historia está documentada por el libro de Cuttin y por las cartas que el joven fue escribiendo a su familia, como la que envió a su prima Cathy, en febrero de 1943, que se reproduce al final del volumen.

La novela no sigue una línea temporal cronológica. Las primeras viñetas nos sitúan en 1944, en la cubierta de un transatlántico noruego requisado por EEUU para llevar soldados al frente. Entre ellos está Goldstein. En las siguientes páginas descubrimos que su historia empieza en Trieste en 1938. Andrea Serio estructura la narración alternando presente y pasado para abarcar ese cúmulo de azares que llamamos vida. Por el medio se cruzan asuntos como el racismo, la diáspora y, sobre todo, el miedo y la esperanza ante circunstancias que te cambian la vida.
“Creo que, a través de las historias pequeñas, personales, es posible acercarse de un modo más concreto y directo a los acontecimientos de la Historia con mayúscula”, comentó el creador.


Cada viñeta es una obra de arte capaz de transmitir la emoción de la vida. En el volumen prima la imagen -apenas hay diálogos- y un poso de melancolía. El álbum se define por un uso del color espectacular. De hecho el color se convierte en herramienta narrativa ya que articula una historia que comienza y concluye en las azules aguas del Adriático. Entremedias el azul del cielo neoyorkino le recuerda al protagonista el azul del mar de su Trieste natal. Esta preponderancia del azul es una reminiscencia de la intención original del autor, que pensó realizar su obra según los parámetros de la pieza musical homónima:
"En un momento de evidente megalomanía y descalabro, además de locura total, pensé en concebir la estructura narrativa como una rapsodia, idealmente dividiéndola en movimientos, caracterizados gráficamente por variaciones en azul. Para ello, pedí consejo a algunos amigos músicos; no sé si lo conseguiré todavía, pero lo estoy intentando.
La técnica que utilizo es la que suelo practicar: una mezcla de pasteles al óleo, pasteles de cera y lápices de colores, sin ninguna intervención digital salvo la inserción del texto."
El título de la obra alude a la famosa sinfonía de jazz que George Gershwin compuso en 1924. Y es que en la fase de entrenamiento, entre gritos, órdenes y disparos, Andrea escribe una carta a su prima Cathy en la que le confiesa: “Estoy escuchando ahora mismo Raphsody in blue. No podría haber escogido nada mejor para acordarme de Nueva York.” A. Serio consideró este momento como el centro de su relato. Evidentemente la música de Gershwin retrata una época alocada y llena de posibilidades que se truncó por el crack del 29. Quiero pensar que algo así parece sentir Goldstein cuando su vida se llena de posibilidades en Nueva York ("Nueva York me había acogido y seducido, haciéndome sentir como en casa y, a la vez, en un lugar fuera del mundo, en el centro del mundo que no dejaba nunca de maravillarme"), pero decide alistarse asumiendo su deber ante un mundo en descomposición y también el riesgo de un desgarro.






La lectura del volumen ciertamente parece tener un eco musical. Así se sienten esos profundos silencios de sus viñetas mientras nos deleitamos con esa luminosa gama de azules. Andrea Serio cita a Hopper en la composición de sus bellísimas estampas neoyorkinas, pero va más allá. Dota a cada ciudad por donde pasa el protagonista con su propia esencia y color. Trieste es cálido como el verano y la juventud; mientras que Nueva York tiene los colores fríos del otoño que representan la madurez. 

Aunque Andrea Serio no experimenta, no quiere ser protagonista, su técnica majestuosa hace que la obra respire y nos traslade la emoción de una vida palpitante. 

viernes, 8 de agosto de 2025

DEVUÉLVEMELA - de PHILIPPOU Brothers

Australia, 2025

Película agobiante y realista que se adentra en el terror a partir del dolor de una madre. Ahí está lo más valioso de la cinta, cómo a través del duelo por la pérdida de un ser querido nuestra mente puede quebrarse y adentrarse en el territorio de la locura o la aberración. 

Los adolescentes Piper (Sora Wong) y su hermanastro Andy (Billy Barratt) acaban de quedarse huérfanos. Su vida no ha sido fácil. Ella es ciega, él viene de aguantar malos tratos. Ahora están solos en el mundo y los servicios sociales asignan su cuidado a Laura (Sally Hawkins), una mujer que vive retirada en una finca tras perder en un accidente a su hija también ciega. Laura puede ser encantadora pero también nos deja entrever algo inquietante que no sabemos qué es. Con ella vive un sobrino de 10 años  que sufre algún tipo de trauma puesto que no habla nunca y Laura lo mantiene encerrado en su habitación. 

La película podría haberse titulado "Al acecho" porque esa es la sensación constante que tenemos. Laura manipula a Andy intentando romper su confianza en sí mismo. A la vez quiere sustituirlo como figura protectora de Piper a la que cuida y halaga descaradamente. Pronto la presencia de su hija muerta va cobrando fuerza de una forma espantosa. 

Lo mejor de la película es el derrotero que toma; partir del drama y el duelo de unos niños primero y de una madre después para articular un desvarío aterrador. 

Para anticiparnos a dónde quiere llegar, la cinta cuenta con un prólogo espeluznante cuya visión te pone mal cuerpo y condiciona toda la película. Se trata de un video casero y viejo donde vemos un sótano que parece una sala de torturas. Una joven aterrorizada está de rodillas dentro de un círculo blanco cuando un hombre grueso y desnudo se acerca para colocar su dedo pulgar sobre su cabeza. La cámara gira y detrás se ve cómo otro hombre y una mujer están tirando de una cuerda para colgar del cuello a otra chica cuyo cuerpo comienza a estremecerse. Se oyen susurros en una lengua extraña que parece ruso. La mujer que sostiene la cámara que rueda esta escena es mayor y sonríe alucinada ante la escena que graba. Parece un ritual terrorífico y nuestra visión del resto del metraje está condicionado por este prólogo que amenaza con reproducirse.




Gracias a todo esto, la película consigue una atmósfera aberrante y densa. Piper nos dice que sólo ve formas y luces y los directores eligen que veamos muchas escenas de este modo, con formas e imágenes desenfocadas que dotan a la cinta de un clima de presagio y pavor. Si ya la ceguera de Piper convierte al mundo en un lugar enigmático y amenazador, cuando Laura empieza a ejecutar su plan secreto todos nos hemos convertido ya en esa joven ciega y nos sentimos prisioneros de un ser malévolo. 


La evolución del drama al terror está muy bien graduada y me ha recordado al sobrecogedor camino que sufre el protagonista de "Déjame salir" (Jordan Peele). Vemos a Laura acechar por la noche a Andy y poco a poco vamos descubriendo el papel que juega su silencioso sobrino. Desde el mismísimo prólogo y la presentación de los dos hermanos, el relato se va llenando de códigos que a lo largo de la historia se irán desvelando. Por ejemplo los hermanos tienen una palabra clave para saber cuando están hablando con sinceridad y sin presión o Laura, por su parte, parece controlar al ser maléfico trazando círculos. 

Del mismo modo el círculo blanco que rodeaba a la chica en el terrorífico sótano lo volvemos a ver pero ahora rodeando toda la casa de Laura. Nunca mejor dicho, no tardaremos en saber si ese encantamiento es para proteger del mal al que está dentro o para impedir que algo maligno salga fuera.  





Si la evolución dramática es uno de los valores de la película ésta no sería lo mismo sin una Sally Hawkins que está magnífica. Su presencia atormentada y bipolar hace posible que la trampa en la que han caído los dos huérfanos se vaya cerrando de una forma inexorable.

La amenaza que empezamos sospechando se va volviendo más densa y asfixiarte gracias a un montaje preciso y a la portentosa interpretación de Hawkins; capaz de transmitir aflicción, vesania, remordimiento o esperanza. Todos la recordamos como la genial Maudie (Aisling Walsh, 2016) y también como la novia del monstruo en esa magistral fantasía de Guillermo del Toro, La forma del agua (2017). Por cierto que en Devuélmela hay un plano cenital suyo, en el agua, que inevitablemente me ha recordado a su aventura con el hombre anfibio. ¿Se estará convirtiendo Sally Hawkins en la nueva musa del fantasyterror? Yo encantado.




















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Los gemelos australianos  Danny y Michael Philippou ya nos sorprendieron muy gratamente hace dos años con un terror muy refrescante en "Háblame". Por cierto que las dos películas tienen una estructura semejante. Un prólogo brutal y terrorífico seguido de una historia familiar, dos hermanos, que van a acabar asomándose al lado más tenebroso del más allá.

sábado, 2 de agosto de 2025

EL CASO MOREL - de Rubem Fonseca


El caso Morel es una obra de una gran sabiduría literaria. En la novela se entrecruzan tres historias superpuestas, un libro dentro de un libro, al que se suma un diario...y dos personajes memorables que se influyen hasta parecer sólo uno ante el espejo. 
"Vilela encuentra que se parece a Morel. La misma vida marcada por la pobreza, la soledad, la repugnancia por la violencia. El sadismo de Morel perturba a Vilela. Siente el mismo impulso vital hacia la violencia, no una manifestación salvaje de atavismo, sino el deseo maduro y lúcido que permitía a Morel la conciencia de su propia crueldad."
El caso Morel comienza con la visita a la cárcel del comisario Matos y su amigo Vilela, una famoso novelista. Su objetivo es Paul Morel, un fotógrafo de éxito que cumple condena acusado del brutal asesinato, por una paliza, de una de sus amantes en la playa de Río de Janeiro. Al parecer Morel pretende escribir su autobiografía donde confesará tanto sus actos como sus motivaciones y ha pedido asesoramiento. En sucesivas visitas le irá entregando a Vilela una serie de páginas manuscritas donde se mezcla el relato de una vida depravada de sexo y violencia con puntuales reflexiones sobre la función del arte o el sentido de la vida.

La novela alterna los capítulos redactados por Vilela y la investigación del comisario Matos con las notas escuetas y dispersas de Morel. El libro acaba siendo un espejo donde no solo se reflejan sus protagonistas, sino también la violenta sociedad brasileña de los años 70. 
El resultado, sin duda, es una novela para degustar. 
Todavía hoy, 52 años después de su publicación, mantiene intacta su fascinación debido a dos rasgos principales, la pulsión violenta y subversiva de sus personajes y el carácter radical de su propuesta literaria.
"-No sé cómo empezar -dice Morel-. El rey le dijo a Alicia: "comienza por el principio, luego sigue, y cuando llegues al final te paras". Pero, ¿dónde está el principio?
Vilela:
-También se puede empezar por el final y terminar por el principio o en el medio".
Contrastes en Brasil




Las páginas revelan la vida frenética y degenerada que ha llevado Morel...y también su inmenso vacío existencial. Los héroes de Fonseca suelen ser tipos solitarios y misántropos que desbordan los límites morales de la sociedad. Buscan la exaltación y el placer a través del dolor, quizás como única constatación de estar vivos. Efectivamente durante la lectura no dejo de percibir un profundo desencanto vital, como cuando Joana -una de las mujeres de Morel- está en París y asiste al strip-tease de una mujer negra en Pigalle. Tras el espectáculo los presentes aplauden pero Joana -y Morel que lo refiere- aprecian una sonrisa triste en la cabaretera que parece decir: «No sois culpables de estar aquí, en este lugar infeliz, y yo tampoco, nada tenemos que ver con esto, simplemente gastamos nuestra vida». Esa visión de la vida como un juego al que estamos obligados a jugar parece enojar a Morel que elije el consuelo del sexo, por el que tiene una fijación desorbitada. 
—Has perdido la sensibilidad y la inquietud. El otro día te miraba mientras te bañabas. Hasta tu cuerpo está diferente, ya no tienes esa musculatura enjuta. Estás debilitado y corrompido, feliz con tus mujeres y tu hijo, piensas que la promiscuidad te curó de la apatía. Estás jodido.





Morel no es un libertino ni mucho menos, pero su embriagadora vitalidad acaba empujándolo más allá de los límites morales marcados por la sociedad. Llega a plantear una experiencia de cohabitación con tres mujeres de condiciones sociales diferentes, una pintora, una exprostituta y una mujer muy rica, la que a la postre será la víctima. Su sinceridad con ellas es brutal. Ninguna se llama a engaño. Cada una de ellas encuentra en Morel algo profundamente ansiado.
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Diario:

"Cuando Morel me invitó a la familia, acepté. Creía que era posible la existencia de lazos familiares que no fueran de alambre de espino. El casamiento institucionaliza la ideología burguesa de la seguridad, corrompe la vida emocional de las personas. No conozco un matrimonio feliz, ni uno siquiera. Conozco a los hipócritas constructores de la fachada-que-queda-bien, infelices que de noche se acuestan juntos como viejos compañeros de una miserable hospedería, e ignoran o desdeñan los tormentos que afligen al otro. Esos matrimonios tienen un solo objetivo: comprar cosas, ser respetables, eficientes, influyentes, todas las formas secretas u ostensibles de la corrupción. Toda esposa es una mujer frustrada."


Hay un asesinato y un cadáver pero este "experimento" familiar no parece ser el origen del crimen. En cambio lo que queda mal parado es el matrimonio tradicional tal y como grita Joana en su diario. Un diario que es la prueba definitiva de la acusación, pero también de la exculpación. En las anotaciones de la rica Joana sobre su relación con Morel no hay maltrato ni vejación, sino la constatación de un viaje de exploración muy personal. Ella adoraba las perversiones sexuales de Morel y las alentaba. Una situación que leída hoy día puede llevar a algunas personas a repudiar la novela por violencia de género. Pero no hay caso. El libro va más allá. El sujeto maltratador aquí no es el hombre -puesto que Morel se resigna a satisfacer los deseos de su compañera- sino una sociedad y una moral constreñidora.  
"—Cuénteme cómo ocurrió todo —dijo Matos, con voz compasiva—. ¿Usted odia a las mujeres, lo castran a uno, no es verdad?
Guardé silencio.
—Entonces voy a leer un poco más. «Corrí por la habitación, quería que me persiguiera, eso me excitaba mucho, varias veces me alcanzó y me caí. Cuando llegué a la cocina, Paul me aferró por el pelo, me mordió la cara, cogió una botella del fregadero, me puse las manos sobre la frente, el golpe cayó sobre el brazo, sentía que se partía el hueso. “Me vas a matar”, dije. “Sí, puta, te quiero matar”, pero el segundo golpe falló, la botella se estrelló contra la pared y el ruido despertó a Paul. “Cariño”, me dijo con dulzura…».
Pausa de Matos.
—Etcétera, etcétera…
—Yo no he matado a Joana. Ni le rompí el brazo.
—Entonces, ¿es todo mentira? ¿Las zurras con el látigo, el ondinismo, las degradaciones, las depravaciones, todo imaginación de la muchacha? ¿Quiere que lea un poco más?
—No, por favor.
Matos se quita las gafas.
—¿Conocía este diario?
—Una o dos veces vi a Joana escribir en él. No sabía que era un diario.
—¿Quiere saber cómo vino a parar a mis manos? Una mujer lo dejó abajo, en un sobre con mi nombre. Una nota decía: «El asesino es Paul Morel». Así le encontramos, por una alcahuetería. Ningún mérito para nosotros…, pero en fin, lo que interesa son los resultados."


Aunque la estructura de la novela se corresponde con un relato policial, el fin que persigue no es la restitución del orden social o jurídico. Morel no es un criminal que esté confesando su crimen, es un sujeto -prisionero- que necesita escribir sobre los acontecimientos que lo han llevado a la cárcel como un método para indagar en la realidad de lo ocurrido. Y para ello nada mejor que hablar del entorno social en el que vive, rebosante de hipocresía.
"—La mayoría de los hombres de nuestra clase social —le dije a Gigi— inicia su vida sexual con putas o criadas, chicas importadas del norte o traídas de las favelas, en su mayoría mulatas a las que el hijo de la familia jode con desdén. «Sabes, Laura, ayer mi marido pescó a Eduzinho en la cama de la criada»: una frase dicha con gracia y alivio por las madres el chico aprende a ser hombre y no es necesario darle más dinero. —Gigi me miraba asustada—. El chico crece con la idea de que el acto sexual es una experiencia indigna y subterránea, y que las mujeres que se someten no pueden ser nunca dignas de respeto; se las culpará de todo lo malo que pasa en la Casa del Patriarca y se las considerará débiles mentales porque solo así, por la falta de respeto del hombre a la mujer, podrá subsistir el matrimonio. El gran mito brasileño de la mulata como diosa sexual deriva de esta contingencia cultural. La mulata tiene la piel bastante oscura para parecer inferior a las mujeres de la familia del macho blanco, lo que le permite a este rehacer las deseables condiciones de la primera experiencia sexual sin la menor ansiedad. Nada mejor que una mulata para la sodomía, es un tópico en todo el país."
Otro modo de indagar en lo ocurrido es narrarlo. Y aquí nos encontramos con que más allá de la investigación criminal o de la crítica social la novela lleva a cabo una penetrante reflexión sobre el propio hecho de narrar. ¿Dónde está la realidad en la narración de Morel?. ¿Todo lo que se cuenta allí es verdad o es el delirio de un alienado o un neurótico? Quizás Morel sólo quiera escandalizar a la sociedad o simplemente exorcizar sus traumas. Compartiendo los hechos criminales, Vilela y Morel acabarán encontrándose en el laberinto de la ficción.
"—A esta historia le falta lógica. ¿Has leído el relato de Morel?
—Claro que sí. Ya te dije que escribe como tú.
—No confiesa.
—¿También te has olvidado de Mittermayer? —pregunta Matos—. La confesión es la prostituta de las pruebas. Recuerda el crimen de Arca que tú mismo investigaste. Había una falsa confesión, por exhibicionismo patológico.

El libro nos muestra una encrucijada donde se agitan y mezclan lo ocurrido de verdad con lo narrado por Morel y lo referido por Joana en su diario. Las pistas están ahí, pero pueden ser contradictorias. Morel le llega a responder a Vilela cuando le cuestiona sobre la veracidad de sus escritos: "Usted me decepciona. La única realidad ¿no es la de la imaginación?". Además Morel ha construido su relato rebautizado a los personajes. Él mismo se convierte en Paul Morais y a sus mujeres Joana, Carmen e Ismenia, las ha convertido en Heloisa, Aracy y Lilian. Además, como un agorero, es capaz de repetir, hasta en seis ocasiones, una especie de letanía: "Nada debemos temer, excepto las palabras". Aquí me parece ver una resignación. Al referir algo, al escribir sobre algo, ya lo estamos encubriendo, lo estamos interpretando. 
“—Leí lo de Moráis —continúa Matos—. Ese individuo te imita, pensé que leía tu último libro. Es igual. Joana y Heloísa. ¿Crees que existen las otras mujeres? Varios hechos son verídicos: de veras ganó un premio en la Bienal, se separó de la primera mujer… En el interrogatorio policial, Moráis declaró que vivía solo con Heloísa en la casa de Santa Teresa. ¿Mentía? No sé… Hay que investigar eso. La mierda es que estoy muy escaso de personal, todos los días hay nuevos homicidios. ¡Cómo se mata en esta ciudad!
—También podrían ser puras imaginaciones de Morel —dice Vilela, sin convicción.
Piden la comida.
—La imaginación de los dos es la cosa más alucinante que vi en mil años en la policía —responde Matos—. Moráis ha escrito en su relato: «Sospecho que el universo no es más extraño de lo que supongo; es más extraño de lo que somos capaces de suponer».
—Sí, eso es literatura. Una más de sus citas. ¿Quién habita en esa vivienda que menciona el informe sobre el examen del lugar? ¿Lo averiguaron?
—Una mujer llamada Creuza, que vivía con un individuo llamado Félix Assunçáo Silva. Él murió ahogado el verano pasado, en febrero. Se decía peón de albañil, pero en realidad era un ladrón ordinario de tercera categoría. Creuza fue quien halló el cadáver de Heloísa.
—¿Por qué, en esa ocasión, Morel golpeó a Heloísa hasta el punto de romperle nueve costillas, perforar el pulmón y provocar una contusión en la cabeza?
—¿Quién puede saber lo que pasa por la mente de un sádico? ¿O de un masoquista? Gilíes de Rais, mariscal de Francia, que luchó al lado de Juana de Arco, en Orleans, mató y torturó a cientos de personas en procura de gratificación sexual; Febronio, un modesto compatriota, sacrificó a muchos chicos para poder alcanzar el orgasmo. Le conocí en el Hospicio Judicial: era un pobre infeliz que sufría de fimosis y no podía tener relaciones sexuales con nadie, un ser ignorante y confundido, alejado del mundo.
—Termina con esta charla de Emilio Zola —responde Vilela—"


La sequedad de la escritura, la promiscuidad y la heterogeneidad de apuntes y citas cultas me hacen ver la novela como un organismo vivo, como una gaveta llena de papeles y notas que articulan pero no acotan el más íntimo ser del fotógrafo. De ningún modo el texto es un flujo mental, sino el cajón caótico que resume una vida disoluta. El texto salta sin problemas de lo soez a lo literario. No en balde en una nota señala "por encima de todo sé veraz contigo mismo". Las notas demuestran una amplia cultura clásica y unas reflexiones nada hueras sobre literatura y arte. Aunque se regodea al acordarse de que Maupassant "se envanecía más de sus hazañas amorosas que de su literatura".

La novela se estructura en capítulos cortos y llenos de diálogos entre los tres protagonistas, policía, escritor y prisionero. Una técnica narrativa que te mantiene en vilo hasta el desenlace final. La prosa es concisa y tensa; la mirada aguda, atenta a las miserias e imposturas de la vida. Fonseca despliega un estilo directo, conciso y realista, como su protagonista.
Estamos en la misma celda y nos miramos en silencio.
—No sabías cómo empezar tu libro. ¿Sabrás terminarlo?
—No era un libro. Apenas una pequeña biografía, mal escrita. A story told by a fool
—¿Y la biografía? ¿Sabrías cómo terminarla?










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José Rubem Fonseca (1925 - 2020) fue un escritor y guionista brasileño que ganó el Premio Camões en 2003. Llegó a ser comisario de policía lo que le permitió conocer las miserias de la sociedad brasileña. Entre 1953 y 1954 estuvo varias veces en la Universidad de Nueva York, donde se apasionó por la literatura, actividad a la que se dedicó por completo tras dejar la policía. En esos años conoció al también escritor Dalton Trevisan con quien trabó amistad. También se apasionó por el cine, convirtiéndose más tarde en guionista y llegando a colaborar con HBO.
Tras haber publicado varios libros de cuentos, en 1973 publicó su primera novela, El caso Morel. Tenía 48 años y un pleno dominio de las técnicas narrativas.
Sus héroes se caracterizan por poseer una aguda sensibilidad, una visión crítica de la sociedad y una indisimulada misantropía. Practican una liberalidad sexual sin ambages y una capacidad de subversión decidida frente a la moral establecida. 
Otro libro de Fonseca en este blog, Bufo y Spallanzani.

domingo, 27 de julio de 2025

GENOCIDIO en GAZA

 



























































          Desde el 7 de octubre de 2023, el saldo de víctimas en Gaza es estremecedor: más de 58.000 muertos, la gran mayoría civiles —alrededor de un 70%, mujeres y niños— y decenas de miles de heridos. Israel ha privado de agua a Gaza y está utilizando el hambre como arma de guerra para diezmar a la población. 

     Las autoridades israelíes están llevando a cabo un limpieza étnica en Gaza, desplazando forzosamente a la población por un territorio reducido a escombros, privándola de alimentos y agua mientras continúan destruyendo sistemáticamente todas las infraestructuras, incluidas las instalaciones médicas, escuelas y centros de refugiados. 

     Gaza y su población están al borde del colapso.
     Es conocido lo que dijo el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, al declarar un asedio total a Gaza, cortando el agua, los alimentos o el combustible. Afirmó que “Estamos luchando contra animales humanos” y reaccionaremos “en consecuencia”. 
     También dijo “lo eliminaremos todo”. 
     El portavoz del ejército israelí Daniel Hagari reconoció la destrucción gratuita y dijo explícitamente: “El énfasis está en el daño y no en la precisión”. 

     El gobierno de Israel mantiene bloqueada la Franja como si de un campo de concentración se tratase. 
     Prohíbe la presencia de periodistas para que no haya testigos del genocidio.
     Prohíbe la llegada de ayuda humanitaria para asegurarse la masacre.
     Están llevando a cabo un Genocidio de forma metódica e implacable mientras todo el resto del mundo se convierte en cómplice.










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Las declaraciones de Masha Green han sido tomadas del artículo de Soledad Gallego-Díaz en ElPaís.com 
La declaraciones de Raz Segal han sido tomadas de la entrevista de Javier Espinosa a Raz Segal publicada en El Mundo.
Las declaraciones de Omer Bartov están recogidas de la web de la BBC Mundo
Las declaraciones de Yoav Gallant y Daniel Hagari están recogidas de la web ctxt.,es

sábado, 26 de julio de 2025

LA INVENCIÓN de MOREL - de Adolfo Bioy Casares


Este clásico de la literatura fantástica resulta tremendamente ambiguo y perturbador. No solo actualiza el Mito de la Caverna de Platón o el del Eterno Retorno de Nietzsche, sino que tiene trazos de la más reflexiva ciencia ficción, además de provocar debates tan filosóficos como el de la inmortalidad o tan contemporáneos como el de la realidad virtual. Todo ello en una novela primeriza publicada en 1940.

Un fugitivo de la justicia llega en un bote de remos a una isla desierta en el Pacífico Sur. Allí se esconde bajo unos acantilados. Pasado un tiempo descubre sobre él algunas construcciones abandonadas. Posteriormente se percata de que allí moran algunos habitantes. Sin revelar su posición se dispone a espiarlos, intentando escuchar sus conversaciones, ya que todo le resulta demasiado extraño.  

Sin duda el prófugo recuerda cómo llegó a conocer esta isla misteriosa. Su presentación nos recuerda a la de un mito o a una maldición india.
     "Un italiano, que vendía alfombras en Calcuta, me dio la idea de venirme; dijo (en su lengua):
     —Para un perseguido, para usted, sólo hay un lugar en el mundo, pero en ese lugar no se vive. Es una isla. Gente blanca estuvo construyendo, en 1924 más o menos, un museo, una capilla, una pileta de natación. Las obras están concluidas y abandonadas.
     Lo interrumpí; quería su ayuda para el viaje; el mercader siguió:
     —Ni los piratas chinos, ni el barco pintado de blanco del Instituto Rockefeller la tocan. Es el foco de una enfermedad, aún misteriosa, que mata de afuera para adentro. Caen las uñas, el pelo, se mueren la piel y las córneas de los ojos, y el cuerpo vive ocho, quince días. Los tripulantes de un vapor que había fondeado en la isla estaban despellejados, calvos, sin uñas —todos muertos—, cuando los encontró el crucero japonés Namura. El vapor fue hundido a cañonazos."



Los enigmáticos residentes son caracterizados como turistas y entre ellos hay una mujer, Faustine, que todos los días mira el atardecer desde un mismo lugar del acantilado. Con frecuencia entabla conversación con un hombre llamado Morel. Estos turistas actúan de un modo inquietante. Parecen repetir acciones e incluso conversaciones, en una especie de reinicio constante que parece entrañar algún tipo de clave.

Por ejemplo los habitantes aparecen y desaparecen siempre de forma súbita y cuando el huido logra indagar en algunas dependencias no encuentra evidencia de que allí viva nadie. También oye a los turistas quejarse del calor cuando en realidad hace frío. Finalmente teme estar volviéndose loco cuando se percata de que las conversaciones entre Faustine y Morel son siempre idénticas, en el tono y en las frases. Llega a creer que algunas de la raíces de las que se alimenta son alucinógenas, aunque poco a poco se inclina a pensar que está viendo fantasmas o, peor aún, que él mismo es un fantasma y no lo sabe. Como Jorge Luis Borges señala en el Prólogo, Bioy «despliega una Odisea de prodigios que no parecen admitir otra clave que la alucinación o el símbolo, y plenamente los descifra mediante un solo postulado fantástico pero no sobrenatural».





La novela está construida como un artefacto de ficción con sus piezas meticulosamente encajadas; siendo estas detalles inocuos, pistas ambiguas y secretos reflectantes que el autor va distribuyendo pacientemente por el engranaje de sus páginas. Esta elaboración artesanal de la trama, con detalles que anticipan y determinan el sorprendente desenlace es una característica muy particular de Bioy Casares que podemos apreciar en muchos de sus mejores cuentos, como En memoria de Paulina donde también se vislumbra una pugna entre apariencia y realidad. Además tanto la novela como el cuento son, en el fondo, dos historias de amor en las que el narrador enamorado ve a su amor inabordable. Dos preguntas palpitan en ambos textos: ¿Conozco de verdad a la persona que amo? ¿o lo único que puedo llegar a conocer es lo que yo mismo proyecto?.

Este modo de construir la ficción es subrayado por Borges en el Prólogo, el cual ha quedado como una especie de Manifiesto sobre la Literatura Fantástica, género muy incipiente en aquella época en las letras hispánicas. Borges considera esta obra como una novela fantástica de aventuras que se contrapone a la amorfa novela psicológica en que "no se propone como una transcripción de la realidad", sino como un "objeto artificial que no sufre ninguna parte injustificada". Afirma que las obras fantásticas de "imaginación razonada" tienen en común con la novela de peripecias tradicional y con la ficción detectivesca un argumento hábilmente tejido, un rigor intrínseco y una capacidad de suspensión y sorpresa. Estas características son las que determinan que la obra sea "un objeto artificial", algo que posee una realidad artística propia, más allá de la realidad cotidiana. Lo cual no implica que el texto sea frío o carezca de emociones. Al contrario, el amor y el miedo, la soledad y la falta de comunicación desempeñan un papel central en la obra. 



Pero volvamos al asunto. Un día el fugitivo decide acercarse a Faustine, la interpela... pero ella no reacciona ante él. Sus encuentros con el resto de habitantes obtienen el mismo resultado. Nadie nota su presencia; todos continúan con sus actividades como si él no existiera. Durante su estancia en la isla nuestro protagonista no deja de barruntar que allí se solapan realidad y alucinación. Todo es a la vez patente y profundamente misterioso.
"Al pasar por el hall vi un fantasma del Tratado de Belidor que me había llevado quince días antes; estaba en la misma repisa de mármol verde, en el mismo lugar de la repisa de mármol verde. Palpé el bolsillo: saqué el libro; los comparé: no eran dos ejemplares del mismo libro, sino dos veces el mismo ejemplar."
Como se ve, la trama resulta casi onírica y su desarrollo esconde un homenaje al cine y a la novela de H. G. Wells "La isla del Doctor Moreau". Bioy Casares anticipa la realidad virtual de nuestros días pero, sobre todo, elabora una gran metáfora sobre la inmortalidad y el amor sin olvidar dos aspectos que retratan al hombre moderno, la soledad en medio de la multitud y la dificultad para distinguir lo auténtico de lo falaz.  Incluso diría más, plantea un asunto tan radical como ¿existe el ser humano más allá de sus recuerdos?.

En nuestra era de la imagen no puede dejar de cautivarnos esta reflexión sobre cómo los personajes pierden toda identidad humana al convertirse en imágenes ficticias, ya que la realidad inventada se convierte en la única realidad. Así lo certifica el prófugo: "Las copias sobreviven, incorruptibles. Ignoro cuáles son las moscas verdaderas y las artificiales". O todavía de forma más inapelable: "...no hay más Faustine que esta imagen...", concluye el narrador.
Constanza Ragal 

Tampoco es que el lector sepa mucho del protagonista. Apenas que es venezolano y que huyó de una condena a cadena perpetua. No sabemos ni tan siquiera su nombre ya que el texto tiene la forma de un diario que alguien escribió. La novela entera glosa el debate de fondo entre realidad y ficción, ya que incluye unas notas a pie de página introducidas por un desconocido editor que apuntan a reforzar su verosimilitud. 

Todo ello tiene que ver, creo yo, con la verdadera esencia de esta extraordinaria novela. El poder de la ficción para usurpar la realidad. Poco a poco el narrador va comprometiéndose con el mundo de ilusión presente en la isla hasta el punto de que ésta se convierte en su realidad principal. Llega a olvidar sus problemas de fugitivo para buscar desesperadamente integrarse en ese mundo de quimera.



Morel creó algo que le hace perdurar más allá de la realidad física. También el fugitivo considera que su diario le ofrecerá esto cuando muera, por ello se esfuerza en que sea completo y preciso.
"Siento con desagrado que este papel se transforma en testamento. Si debo resignarme a eso, he de procurar que mis afirmaciones puedan comprobarse; de modo que nadie, por encontrarme alguna vez sospechoso de falsedad, crea que miento al decir que me han condenado injustamente. Pondré este informe bajo la divisa de Leonardo - Ostinato rigore- e intentaré seguirla."
Esta determinación por la objetividad otorga una ilusión de realidad al ambiente fantástico. Obsérvese que el fugitivo, del mismo modo que Morel, está creando un dispositivo -literario en este caso- capaz de hacerle perdurar, aunque su anhelo máximo sería incrustarse en la conciencia de Faustine.
"Al hombre que, basándose en este informe, invente una máquina capaz de reunir las presencias disgregadas, haré una súplica. Búsquenos a Faustine y a mí, hágame entrar en el cielo de la conciencia de Faustine. Será un acto piadoso."
Jorge Luis Borges escribió en el Prólogo a la primera edición de esta novela en la editorial Losada: «He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta». 










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 Adolfo Bioy Casares (1914-1999) fue un verdadero maestro del cuento y la novela breve. “La invención de Morel” se publicó en 1940 y marcó el arranque del género fantástico en español según Borges. Luego seguirían otros libros memorables como “El sueño de los héroes”, “Historias fantásticas”,  “Dormir al sol” y "La trama celeste".
La ambigüedad de la trama de "La invención..." y su intenso poso filosófico ha retado a todo tipo de artistas. En 2018 el antiguo batería del grupo The Police compuso y estrenó la ópera ´The Invention of Morel´. Antes el comiquero Miguelanxo Prado la abrazó como inspiración para su album "Trazo de tinta". E incluso los chalados guionistas de Lost (JJ Abrams y Damon Lindelof,) hicieron aparecer a Sawyer (Josh Holloway) leyendo "La invención de Morel" (en el episodio 4 de la 4ª temporada) para ampliar aún más el desconcierto de los espectadores. También ha dado lugar a distintas versiones cinematográficas entre las que destaca "El año pasado en Marienbad"  (1961), de Alain Resnais, una deslumbrante pieza francesa tan experimental como poética.

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  La inspiración de la novela viene determinada por la fascinación de Bioy Casares por la estrella de cine Louise Brooks, actriz y escritora estadounidense que se convirtió en una de las caras más famosas del cine mudo. Se la conoce, principalmente, por sus papeles en películas mudas durante la última mitad de la década de los años 1920 , sobre todo por La caja de PandoraThe Diary of a Lost Girl, ambas realizadas en Berlín por el director alemán Georg Wilhelm Pabst. Tras finalizar su carrera cinematográfica en 1938, optó por establecerse en Nueva York, ciudad en la que trabajó como vendedora en unos grandes almacenes y, más adelante, de acompañante de hombres ricos.

*  El asunto de una realidad alternativa o más radicalmente aún, el de una ficción que se superpone a la realidad lo trató posteriormente el propio Borges en su magistral relato "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius". En él una antigua sociedad secreta conspira para transformar el universo siguiendo los parámetros imaginarios de la ficticia nación de Uqbar. No en vano para estos gnósticos, "el visible universo no es más que una ilusión", por lo que es factible sustituirlo por cualquier otra.