sábado, 23 de septiembre de 2023

AURA - de Carlos Fuentes



Aura es una nouvelle mórbida y almizclada de gran potencia literaria.
Carlos Fuentes escogió como epígrafe del libro una cita de ´La Bruja´ de Jules Michelet que delata certeramente la esencia del libro:
"El hombre caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación....Los dioses son como los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer..."
Felipe Montero es un joven historiador que acude a una antigua mansión atraído por la propuesta de un trabajo de edición y un buen sueldo. Se requiere de él que organice y reescriba las memorias de un coronel francés que luchó en México. Su empleadora es Consuelo, la viuda del coronel, que vive allí junto a su sobrina Aura. La única condición que impone la anciana es que el historiador deberá hospedarse en la casa para realizar el trabajo con total discreción. Las dudas iniciales de Felipe desaparecen en cuanto conoce a Aura, una joven de belleza taciturna y misteriosa.

La vivienda es pesada y oscura, como un laberinto surrealista que no tardará en afectar a Felipe hasta el punto de perder el sentido de la realidad,  máxime cuando siempre que busca a Aura a la que encuentra es a la anciana. Pronto Aura se convertirá en una obsesión para él y los furtivos encuentros que logra con ella no harán más que excitar su pasión.




La novela se desarrolla en un territorio claustrofóbico donde impera una atmósfera irreal y onírica. Con el paso de los días el protagonista se verá sumergido en un ambiente de pesadilla donde el amor y la muerte juegan a un juego de espejos y simulacros, marcados por el deseo más voluptuoso y el perfume de una antigua amenaza que se cierne sobre él.
"La ves con las manos en movimiento, extendidas en el aire: una mano extendida y apretada, como si realizara un esfuerzo para detener algo, la otra apretada en torno a un objeto de aire, clavada una y otra vez en el mismo lugar. En seguida, la vieja se restregará las manos contra el pecho, suspirará, volverá a cortar en el aire, como si... sí, lo verás claramente: como si despellejara una bestia...
Corres al vestíbulo, la sala, el comedor, la cocina donde Aura despelleja al chivo lentamente, absorta en su trabajo, sin escuchar tu entrada ni tus palabras, mirándote como si fueras aire."
Condenados a una permanente oscuridad, los pasillos y habitaciones de la casa están poblados por detalles ominosos, como esa coneja que acompaña a la anciana, Saga, y que ella identifica con la sabiduría de los instintos; o esa campanilla que Aura va tocando por los pasillos, "como los leprosos que con ella pregonan su cercanía y advierten a los incautos: "Aléjate, alejáte".



La casa se erige como un territorio fantasmagórico, más allá de la realidad, cuyo acceso se esconde tras una serie de claves. Por ejemplo, en la portada Felipe se encuentra varios números superpuestos y a continuación tiene que realizar una secuencia determinada de pasos, giros y movimientos que decidirán su admisión en esa especie de sancta sanctórum.
"Buscas la caja de fósforos en la bolsa de tu saco pero esa voz aguda y cascada te advierte desde lejos:
-No... no es necesario. Le ruego. Camine trece pasos hacia el frente y encontrará la escalera a su derecha. Suba, por favor. Son veintidós escalones. Cuéntelos.
Trece. Derecha. Veintidós."
Este acceso secreto tiene continuidad en el oscuro laberinto de pasillos y habitaciones en los que la hermosa Aura aparece y desaparece de forma imprevista, estableciendo un juego de ambigua duplicidad con su anciana tía:
"te repites que siempre, cuando están juntas, hacen exactamente lo mismo: se abrazan, sonríen, comen, hablan, entran, salen, al mismo tiempo, como si una imitara a la otra, como si de la voluntad de una dependiese la existencia de la otra".
Si el espacio en el que ocurren los hechos es insólito, no lo es menos la forma de narrarlos. El punto de vista del narrador se sitúa en un punto virtual entre una tercera y una primera persona de donde surge un susurro que implica tanto al protagonista como al lector. Desde la misma lectura del anuncio ese malévolo espíritu narrativo ya los funde y confunde: "Lees y relees el aviso. Parece dirigido a tí, a nadie más". También en expresiones como "Caminas hasta el baúl"; o, "Allí leerás los nuevos papeles"; e incluso "Ya solo buscas la nueva aparición de la mujer de ojos verdes". 

Pareciera que ese espíritu, a la vez que describe tus actos, los dirigiera; como si fueras su marioneta. Este proceder estilístico no hace más que reflejar y amplificar la manipulación a la que es sometido Felipe Montero.
María Negroni lo expresa mejor en su Epílogo al libro:
"El procedimiento con que está escrito es extraño. Como ocurre en La modification, de Michel Butor, hay un tú (cada uno de nosotros, al momento de leer) que es convocado en una trama, ya de por sí saturada de dobles, a identificarse con la pesadilla de quien narra."

Hay dos secuencias maravillosamente terroríficas. En una Felipe ha pasado por fin una noche de amor con Aura, pero al despertarse, la joven se levanta y va hacia una silla oculta en un rincón. Allí encuentra a la tía que ha estado observando toda la noche. Se levantan juntas, se funden en un abrazo y se van entrelazadas.

En la otra Aura se despide de él citándolo para la noche. Felipe le sigue con la mirada hasta que la pierde vista en el pasillo oscuro del que surge, casi instantáneamente, la anciana. Durante esos instantes no ha dejado de sonar la taimada campanilla de Aura.

A lo largo de la páginas Carlos Fuentes maneja obsesivamente el motivo del doble: no sólo por el binomio formado por las dos enigmáticas mujeres de la casa, sino por el juego de espejos en el que se ven implicados lector y narrador. Esta confusión distorsiona tiempo y espacio hasta hacer que Felipe se reconozca vagamente en las fotos del archivo del coronel. 

No olvidemos que Felipe, como nosotros, también es lector de unas memorias en las que acaba leyendo, sin saberlo, su propia historia.
"Sí: tenía quince años cuando la conocí -lees en el segundo folio de las memorias-: elle avait quinze ans lorsque je l´ai connue et, si j´ose le dire, ce sont ses yeaux vert qui ont fait ma perdition. Los ojos verdes de Consuelo, que tenía quince años en 1867, cuando el general Llorente casó con ella y la llevó a vivir a París, al exilio. Ma jeune poupée, escribió el general en sus momentos de inspiración, ma jeune poupée aux yeux verts; je t´ai comblée d´amour."
Consuelo actúa como esa alimaña que desde tiempo inmemorial tiende su celada. Atrae a Felipe, que es historiador, con las memorias de su esposo. Quiere que sepa su historia y que conociéndole caiga conscientemente en la trampa. Felipe va descubriendo en los legajos del general las mismas trampas en las que él va cayendo: Primero el cebo de la bella Aura y luego la noche de amor antes de pasar al anhelo de liberar a su amada, para concluir con la promesa un sueño eterno. Así se lo deja entrever la propia Aura: "Hay que morir antes de renacer..."





















👉 MÁS en DETALLE____________________________________
Libros del Zorro Rojo rescata este relato fantástico de Carlos Fuentes marcado por una atmósfera decadente, lujuriosa y llena de espejismos. La edición se complementa con las ilustraciones fantasmagóricas de Alejandra Acosta, cuya exquisita técnica, basada en collages y grabados antiguos, le viene como anillo al dedo. La yuxtaposición del rojo y del verde en los grabados resaltan la decadencia del esplendor victoriano. 

María Negroni nos aclara en el Epílogo la génesis de la nouvelle:
"Fuentes escribió esta nouvelle de un tirón, en 1962, cuando todavía se hallaba bajo el efecto hipnótico del film Ugetsu Monogatari (Cuentos de la luna pálida de agosto, de Kenji Mizoguchi. Inspirándose, a su vez, en un relato gótico de Guy de Maupassant ("Décoré"). El cineasta japonés había elegido un escenario de niebla, violencia y silencio para desplegar, en un contexto medieval, el tema de la ambición y la lujuria de un hombre. La necrofilia, la imposibilidad de discernir sueño y y vigilia, el vínculo elusivo entre sexualidad y poder, la mujer duplicada (dos figuras femeninas tratan de seducir a Genjuro) y las sorpresas de un tiempo no lineal están allí presentes sin remedio".

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