domingo, 22 de noviembre de 2020

CUENTOS CARNÍVOROS - de Bernard Quiriny



La literatura de Quiriny transita por una dimensión propia, estrafalaria y perturbadora, donde habita lo fantástico, el humor negro y lo absurdo. Sus páginas son ligeras y asombrosas porque vuelan encaramadas a una grácil imaginación que nos trasladan de un mundo a otro con ironía y erudición. 

Borges, De Quincey y Bierce son los compañeros de viaje más reconocibles en estas 14 historias que igual nos presentan a personajes excéntricos que incluyen elementos perturbadoramente fantásticos en entornos realistas o se hacen eco de una tan profunda como ficticia erudición. Ésta última es una de las características borgeanas que destaca en cuentos como "Unos cuantos escritores, todos muertos", un delicioso catálogo de ignotos escritores con obras tan extrañas como las de Adolphe Morceau que nunca escribió sobre papel y lo hizo sobre soportes que tuviesen relación con la intriga. Así Muerte de un peatón fue "redactado sobre un zapato de cuero del número 46" o Cuarteto del tiempo que pasa, fue "esculpido con punzón en el dorso de un reloj de bolsillo"; mientras que Bertrand Sombrelieu se ocupó de publicar por su cuenta y riesgo una serie de biografías de desconocidos, pero homónimos de personajes ilustres, donde incluyó el suyo propio.

Del mismo tenor son las "Crónicas musicales de Europa y otros lugares" donde se da cuenta de algunos inventos musicales, como el “no-órgano” de Gaudí presentado en Bélgica en 1930, con consecuencias desastrosas; o la composición de Yoshi Murakami que pretendió "hacer bramar" a la mismísima torre Eiffel para extraerle una música "cercana a las voces de los animales submarinos". Mientras que en La dificultad no es nada el músico argentino Eduardo Morand compone una serie de partituras de tal complejidad técnica que resultan imposibles de tocar por intérprete humano alguno. Para él la dificultad  es un valor artístico integral y por eso "Ni sentando a un solo piano a dos virtuosos de primer orden mundial -afirma el pianista chileno Arturo Monterroso- se podrían ejecutar más que dos o tres compases del célebre Paseo curativo para piano, el cual sin embargo fue escrito para un solo músico." En Sinestesia conocemos a un Thomas Gartner que tiene el don (o la enfermedad) de oler la música
"Los poemas sinfónicos de Liszt? "Un no sé qué de frescura excesiva, un poco lácteo, de un olor y un sabor muy agradables". ¿Aaron Copland? "Bosque, seta, tabaco. Cuero, también. y tal vez un humo de neumáticos quemados, con el respeto debido". ¿Berlioz? "Jara, bergamota, mandarina, piel de limón."
También el relato "Quidproquópolis", nos remite al Informe de Brodie de Borges o a El Entenado de Saer, ya que trata del estudio de campo que un aguerrido antropólogo lleva a cabo sobre el lenguaje de una tribu del Amazonas, los Yapus. Del mismo modo que en otro relatos, Quiriny elige la ironía y visita este asunto desde el otro lado del espejo ya que el lenguaje de los yapus conjuga el malentendido y lo absurdo.
"Entender a los yapus me ha exigido mucho tiempo y esfuerzo, y es difícil afirmar que los entienda, habida cuenta de que ellos mismos no se entienden nunca. Digamos que logré penetrar en su secreto y entrever cómo se debaten diariamente en los atolladeros de su lengua." pág. 73


Una peculiaridad del volumen (y de la obra en general de Quiriny) es que en muchos de sus relatos aparece el personaje de Pierre Gould, un dandy extraño y fantasioso, experto en sueños y objetos imposibles, como esa báscula que construyó y que ofrece cifras extravagantes, porque "no sólo te indica si has engordado o adelgazado, sino si tienes el corazón pesado o ligero".

"Mareas negras" tiene el humor negro de los clubes de caballeros sobre los que levantó acta en sus relatos Chesterton y, además, da cabida a la catástrofe del Prestige frente a las costas gallegas. También afila su ironía citando el relato de De Quincey, "Del asesinato considerado como una de las bellas artes". La historia da cuenta de un trabajador del puerto de Amberes que es introducido por el ubicuo Pierre Gould en el exclusivo club La Sociedad de Expertos en Mareas Negras. Allí se dedican a anticipar e intentar presenciar aquello que les provoca fascinación, las mareas negras. 
"Me fui a la cama de buen humor y preguntándome si en verdad, como pretendía Gould, se podía hacer con las mareas negras lo que ese autor tan ingenioso había hecho con el asesinato: crítica de arte." pág 81
La Sociedad acecha y estudia petroleros que estén "maduros", a punto de catástrofe, para acechar sus singladuras y estar preparados para ser testigos del desastre. Así es como logran llegar a Muxía (Galicia) en pleno chapapote, como un perfecto viaje iniciático: "Había que rendirse a la razón: ya que no podía salvar el cabo de Finisterre, podía al menos contemplar la belleza del espectáculo". Esta sociedad pone sobre el tapete -con amarga (bitter) ironía- la inevitabilidad de estas catástrofes mientras en la ecuación primen los beneficios sobre cualquier tipo de coste.  
 

"Recuerdos de un asesino a sueldo" también nos remite a clubs clásicos como el de los suicidas de Stevenson o el de los parricidas de Ambrose Bierce, autor con el que comparte ironía, desenfado y humor negro. No en balde la cita que abre el libro es del propio Bitter Bierce: "Si estos hechos pasmosos son reales, voy a volverme loco; si son imaginarios, ya lo estoy". En uno de los casos una viuda quiere deshacerse de su nieto porque lo cree el diablo; mientras que en Autorretrato el asesino recuerda un extraño encargo de un artista que ilustra literalmente un libro que le regaló un amigo, Del asesinato considerado como una de las bellas artes. En Aburrimiento un hombre de negocios contrata al asesino para que lo ejecute por puro aburrimiento.
"He aquí lo que me condujo hasta usted. Quiero tener otras preocupaciones, a la hora de acostarme, que el tiempo que hará al día siguiente para jugar al golf. Mi sueño: dudar si cerrar los ojos por miedo a que me maten mientras duermo. Estar permanentemente en peligro. Exponerme a sus balas. En resumen, condimentar mi vida.
Le pido, pues, que me asesine, o más bien que lo intente: es la parte del contrato que le corresponde; la mía consistirá en sobrevivir. No dudo que usted ganará la partida."
pág 128
He leído varias reseñas que anotan conclusiones decepcionantes para algunos relatos. Creo que no ha lugar. Habría que distinguir en el volumen relatos abiertos y cerrados. Los relatos abiertos refieren conjuntos de historias y personajes como los reseñados más arriba, donde no importa tanto la tensión como la desbordante imaginación de Quiriny para dar cuenta sucinta de innumerables personajes inquietantes y estrafalarios. Sería como un estructura del Quién es Quién o un alternativo Diccionario del Diablo que escribiera su admirado Bierce. En este epígrafe también hay que incluir el dietario fantástico que es el "Extraordinario Pierre Gould". En él se da cuenta de objetos, pensamientos y anécdotas de Pierre Gould, como ese "reloj al revés que no da el tiempo que pasa sino el tiempo que queda", o su legendaria impaciencia.
"La impaciencia de Pierre Gould no tiene límites. El día en que, siendo joven, decidió que sería escritor, empezó por redactar una nota testamentaria legando sus futuros manuscritos a la Biblioteca nacional. Al día siguiente recorrió la ciudad en busca de traductores. El tercer día registró doscientos títulos en el Instituto nacional de la Propiedad Intelectual. El cuarto, llamó a varios periodistas para asegurarse buenas críticas. yu diez años después, por supuesto, todavía no había escrito ni una palabra." pág. 165-6



Y como he dicho, también hay cuentos cerrados, con presentación, nudo y desenlace. Ahí están Mareas negras y también El episcopado de Argentina, Sanguina, Qui habet aures, El cuaderno, El pájaro raro y Cuento carnívoro. Todos ellos relatan una circunstancia realista en la que se hace presente un elemento a veces surrealista, siempre fantástico que lo subvierte todo. Curiosamente el tono de estos cuentos parece decimonónico: científicos obsesionados con plantas carnívoras, obispos que se desdoblan en dos cuerpos, artistas devorados por su secreta obra maestra, espejos memoriosos que persiguen al adúltero o la historia de un misterioso huevo con un símbolo chino que designa al ave mítica que roba bebés para devorarlos. El estilo ligero de Quiriny y su imaginación profusa e inquietante nos seduce sin remedio.

"Una borrachera perpetua" reúne manuscritos, ecos legendarios y humor negro en torno a un brebaje denominado zveck. El autor rastrea la escasa bibliografía sobre esta bebida y reproduce un manuscrito olvidado de su padre donde revela que fue agente secreto británico y una accidentada escamaruza lo llevó hasta una remota aldea de Europa del Este en cuyo mesón se servía zveck. En "Sanguina" un hombre en una cafetería se percata de que su vecino vierte unas gotas de sangre en su zumo de naranja antes de beberlo. Intiman y éste le refiere una terrible historia que es de amor pero también de destrucción.

El libro cuenta con un regalo en forma de prólogo-relato escrito por Enrique Vila-Matas donde, utilizando tanto sus propias claves como las de su admirado Quiriny, compone un texto que se comunica y trenza con el resto de cuentos del libro. Por él transitan personajes reales y ficticios, así como libros tan improbables como La Historia General del Aburrimiento, redactada en 1788 por un antepasado homónimo del Pierre Gould que se duplica por el libro. 
"A veces me hago pasar por Pierre Gould, por el historiador del aburrimiento, pero a veces también por su descendiente, ese que también se llama Pierre Gould y aparece en los relatos de Bernard Quiriny.
En cualquier caso, me gusta saberme diferente. La capacidad de alegría se atrofia cuando uno quiere ser igual que los otros."
Libro sumamente imaginativo, delirante y perturbador.





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Bernard Quiriny nació en Bélgica en 1978 y vive en Borgoña, donde enseña Derecho. Ha escrito tres colecciones de cuentos fantásticos (L´Angoisse de la première phrase, Contes Carnivores y Une collection très particulière). Los tres volúmenes cuentan con Pierre Gould como personaje recurrente, descrito como excéntrico, poeta, dandy, aficionado a los libros y un poco misántropo.  
En 2010, Quiriny publicó su primera novela, Les assoiffées, que describe una Bélgica totalitaria y aislada desde que en 1970 triunfase una revolución de inspiración supuestamente feminista. El régimen está preparando la visita controlada de un grupo de periodistas cuidadosamente seleccionados para pasearlos por los escenarios de propaganda de este supuesto paraíso igualitario. Paralelamente conoceremos el diario de Astrid que describe de forma mordaz los excesos del fanatismo y el poder absoluto, dando cuenta de la realidad paranoica y los delirantes caprichos de la casta del poder. 

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