jueves, 28 de mayo de 2020

Meme PERNICIOSO





La fascinante novela de Caitlín R. Kiernan, La joven ahogada, es casi como un ensayo de relatos y leyendas basados en La Sirenita y Caperucita Roja. La autora crea un personaje turbador y esquizofrénico, Imp, que se ve afectado por un cuadro titulado "La joven ahogada" y por su posterior encuentro con una joven misteriosa y desnuda que aparece chorreando agua en medio de la carretera, procedente de un río cercano. Desde entonces Imp empieza a sufrir delirios y alucinaciones. Primero convierte a la joven ahogada en La sirenita e investiga todas las noticias y leyendas sobre jóvenes ahogadas y suicidios. Luego la transforma en un lobo y habla de crímenes horripilantes como el de la Dalia Negra en Los Angeles.
Entre las historias de suicidas, está la de su madre Marie Anne y la de su abuela Caroline, también locas y también suicidas; pero además nos relata la historia del Bosque Negro (Kuroi Jukai,1960) novela escrita por Seicho Matsumoto. Los dos amantes protagonistas de la novela eligen el Bosque de Aokigahara al pie del monte Fuji para suicidarse. La gente leyó el libro y comenzó a acudir al bosque para quitarse la vida. 

Imp, la protagonista de la novela de Kiernan intenta encontrar una salida o una explicación a su locura a través de todas estas historias....y ha llegado a establecer la teoría de los memes o contagios especialmente perniciosos que son transmitidos de mil formas distintas. Un libro. Un cuadro. Una canción. Matsumoto creó el Bosque de los Suicidas: "Un meme pernicioso que creó un encantamiento, una especie de punto de fuga para las personas que ya no querían seguir viviendo". Lo mismo le ocurre a Imp con el cuadro de Phillip George Saltonstall, La Joven Ahogada. Los memes perniciosos se te meten en la mollera y se niegan a salir.  
"No creo que cuando Saltonstall pintó La Joven Ahogada, casi cien años antes de que yo lo viera por primera vez, se parase a pensar en toda la gente a la que iba a hechizar. Ésa es otra cosa que ocurre con los fantasmas, algo muy importante… tienes que ser cuidadoso, porque los hechizos son contagiosos. Los hechizos son memes, contagios de pensamiento especialmente dañinos, contagios sociales que no necesitan virus o bacterias huésped, transmitidos de mil formas distintas. Un libro, un poema, una canción, una historia para dormir, el suicidio de una abuela, la coreografía de un baile, unos cuantos fotogramas de una película, un diagnóstico de esquizofrenia, una caída mortal de un caballo, una fotografía borrosa, o una historia que le cuentas a tu hija.
O un cuadro colgado en una pared.
Estoy bastante convencida de que Saltonstall, de hecho, sólo intentaba exorcizar sus propios fantasmas cuando pintó a la mujer desnuda de pie en el agua con el bosque a sus espaldas. Con demasiada frecuencia la gente comete el error de usar su arte para capturar un fantasma, pero lo único que consiguen extender su propio hechizo a innumerables personas." pag. 29
Quiero hacer notar que Imp necesita escribir para poder explicarse y encontrar la salida de su laberinto mental; pero entonces su propio texto corre el albur de convertirse a su vez, en un meme pernicioso...




21 DE JUNIO, 2011 

Otro meme pernicioso, o simplemente una leyenda urbana disfrazada para parecer un encantamiento. En ambos casos, ojalá lo hubiera sabido cuando escribí sobre Aokigahara Jukai, y Seicho Matsumoto y su novela. 
En 1933, un pianista húngaro, Rezsó Seress, escribió una canción que tituló “Vége a világnak”, que podría ser traducido como “Fin del mundo”. Un poeta húngaro llamado László Jávor escribió una segunda letra y la canción se hizo popular con el nombre de “Szomorú vasárnap” o “Domingo triste”. La letra original llora la destrucción de Europa durante la Segunda Guerra Mundial, y la segunda llora la pérdida de un amante y jura suicidarse con la esperanza de poder reunirse en el más allá. Al menos, creo que es así como ocurrió todo.

En 1941, retitulada “Domingo sombrío”, la canción supuso todo un éxito para Billie Holiday. Holiday tenía el mote de “Lady Day”, aunque no sé por qué. Para muchos cristianos, Lady Day es la Fiesta de la Anunciación de la Santísima Virgen, y no sé por qué se convirtió también en el apodo de Billie Holiday, ¿de acuerdo?. En todo caso, la canción supuso todo un éxito para ella. Pero todo se complica, lo que ocurrió con la canción. Con este probable encantamiento. En internet he encontrado páginas y más páginas dedicadas a “Domingo sombrío”, y no voy a tomarme la molestia de transcribir aquí todo, sólo unos cuantos puntos. 
En 1936 la canción era conocida como la “Canción del suicida húngaro”, después de habérsele atribuido un número de suicidios (algunos dicen diecisiete, pero las cifras varían radicalmente). Hay información acerca de la prohibición de la canción en Hungría, pero no logro encontrar ninguna prueba de que esto ocurriera realmente. Algunos dicen que mucha más gente se suicidó en Estados Unidos tras escuchar la versión de Billie Holiday, tal vez hasta doscientas personas. Hay fuentes que afirman que la grabación fue prohibida en la U.S. Radio, pero dichas afirmaciones no están basadas en hechos contrastados. Leí algunos testimonios en los que se hablaba de suicidas con la partitura de música en los bolsillos o arrugada entre sus manos muertas o sonando en gramófonos. 

Algunas fuentes afirman que la versión de Jávor fue inspirada por el amor que sentía por una antigua novia, y que, tras escuchar la canción, se quitó la vida y dejó una nota suicida de dos palabras: “Domingo Sombrío”. Una vez más, parece ser tan sólo un rumor. Pero es un hecho que Rezso Seress se quitó la vida en 1968 saltando desde un edificio de Budapest; la caída no lo mató, pero en el hospital logró estrangularse con un trozo de cable. No puedo evitar pensar en Rosemary Anne, encerrada en el 345 de Blackstone Boulevard, pero… 

Según las notas agregadas de Michael Brook para Lady Day: The Complete Billie Holiday on Columbia, 1933-1944, «“Domingo sombrío” llegó a los Estados Unidos en 1936 y, gracias a una brillante campaña publicitaria, llegó a ser conocida como “La canción del suicida húngaro”. Supuestamente, después de oírla los amantes despechados quedaban hipnotizados y se lanzaban directamente por la ventana abierta más cercana, de forma muy parecida a como hicieron los inversores tras el crack de octubre de 1929; ambas historias son en gran parte mitos urbanos».

No puedo decir qué es verdad y qué es mentira en este caso. Sólo puedo apreciar la similitud con el “Bosque de los suicidas” de Japón tras la publicación de una novela. Sólo puedo reiterar lo que ya he dicho sobre los encantamientos y que estos sean contagios de pensamientos especialmente perniciosos.

Consúltese también “I Will Follow You Into the Dark” (2006) de los Death Cab for Cutie, que Abalyn puso una vez para que la escuchara, y “(Don’t Fear) The Reaper” de Blue Öyster Cult (1976; Rosemary tenía este álbum). También, tal vez, Drowning Girl de Roy Lichtenstein (1963), aunque con los ojos, no con los oídos."    Págs. 376 y 377


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