miércoles, 24 de noviembre de 2021

LA VÍCTIMA - creada por Rob Williams





Un profundo drama, un despiadado thriller legal-policial y un debate moral de envergadura son los cimientos de esta magnífica miniserie de cuatro apasionantes capítulos. Su desarrollo posee una intensidad dramática y una complejidad emocional como pocas veces se ve.

Los dos primeros capítulos nos ofrecen un cuestionamiento ético sobre el papel de las víctimas y su derecho a la acusación indiscriminada. El tercero y el cuarto nos hacen asomarnos a los abismos de la culpa y el perdón.

Anna Dean (una gran Kelly Macdonald) vive obsesionada con el asesinato de su hijo de 9 años, Liam. El chico que lo mató, Eddie Turner, de 13 años, fue juzgado y condenado a siete años de reclusión. Para garantizar su reingreso en la sociedad y dada su condición de menor, su identidad se protegió bajo un estricto anonimato. Cumplida la pena impuesta por el juez ha salido de la cárcel y se supone que el anonimato le ha ayudado a rehacer su vida; pero Anna Dean lo está buscando obsesivamente para exponer su culpabilidad públicamente. Quiere saber la identidad actual del asesino de su hijo, el motivo del crimen y cómo fueron aquellos últimos momentos... también si pudo haber hecho algo para evitar su muerte. Al otro lado está Craig Myers (James Harkness), conductor de autobús y padre de familia, que ve cómo su vida da un vuelco cuando Anna Dean asegura que él es el criminal Eddie Turner.

El crimen hundió a Anna y destruyó su familia. Su marido acabó alcoholizado y llegó a ingresar en la cárcel. Ahora ambos han rehecho sus vidas cada uno por su lado, pero Anna está dedicada en cuerpo y alma a revelar la identidad del asesino alegando que sigue siendo un peligro para la sociedad. Incluso ha llegado a contratar a una detective privada para lograr identificarlo. A pesar de no conseguir más que indicios Anna se lanza a por todas y publica en internet la fotografía y la dirección de Craig Myers, identificándolo como Eddie Turner, junto al mensaje "Don´t let evil live" (no dejes que el mal viva).























La noticia corre como la pólvora y Myers sufre un intento de asesinato cuando una noche regresa a su casa. Mientras se recupera en el hospital el agente de policía Steven Grover (John Hannah) identifica a Anna Dean como la instigadora del ataque por lo que es acusada de incitación a la violencia e intento de asesinato. Ella misma ve el juicio como una oportunidad para revelar definitivamente la identidad del asesino de su hijo.

La serie explora un territorio escabroso y resbaladizo como pocos que gira alrededor del deseo de venganza y la incógnita de la reparación: cuándo y cómo salda su deuda un asesino. La historia retrata con tal sutileza y complejidad al victimario y a la víctima que logra interpelar al espectador, haciéndole partícipe del conflicto.
Todos se coinvierten en víctimas.
Víctima es Anna Dean que sólo ansía una venganza que la está minando.
Víctima es Craig Myers que sufre varias palizas y ve cómo la vida y la familia que ha construido se resquebraja.
Víctima es Christian (Cal MacAninch), el exmarido de Anna y padre de Liam, incapaz de superar el duelo por la muerte de su hijo y al que Anna logra exaltar incitándolo a la venganza. 



La serie cuenta con suspense y algún giro sorprendente que aporta la investigación para descubrir quién es el verdadero Eddie Turner; pero el debate del juicio es más jugoso y plantea cuestiones éticas muy actuales, como la utilización de las Redes Sociales como arma inquisitorial, los juicios paralelos, cómo se repara el asesinato de un hijo o cómo conjugar los derechos de las víctimas con los derechos del culpable que ha cumplido su castigo. Todas estas cuestiones ponen al espectador contra las cuerdas porque lo fácil es acusar, pero más difícil es establecer certezas morales.

Lo que te pide el cuerpo es venganza, pero ¿adónde lleva ese camino? Anna Dean me recordó en muchos momentos el final de El secreto de tus ojos: perseguir la condena perpetua de alguien te acaba condenando también a ti a cadena perpetua.

El desenlace es formidable. El auténtico Eddie Turner se cita con Anna bajo el mismo puente donde ocurrió el asesinato. Un desenlace que anuncia tragedia y que posee una lucidez incuestionable. Como ejemplo hagamos el ejercicio de pensar quién de los dos dice esta frase:

"No puedo vivir con esto cada minuto de cada día. ¿Cómo sigo adelante?"

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