domingo, 14 de noviembre de 2021

SUEÑO de POLÍFILO - de Francesco Colonna




Hypnerotomachia Poliphili o Sueño de Polífilo, pasa por ser el libro más hermoso y enigmático del Renacimiento. Desde su publicación a finales del siglo XV se ha visto rodeado por un aura de esoterismo enfermizo. El volumen delata una rara hermosura y no oculta un apasionado anhelo de sabiduría y belleza absolutas, bajo el signo de Venus, la diosa del Amor. Salió de las prensas del gran Aldo Manuzio en Venecia en 1499, con el título de 

Hypnerotomachia Poliphili, ubi humana omnia non nisi somnium esse docet, atque obiter plurima scitu sane quam digna commemorat.

(Lucha de amor en sueños de Polifilo, donde se enseña que todo lo humano no es sino sueño y se evocan oportunamente muchas cosas dignísimas)

Manuzio fue un impresor legendario y un gran humanista que tradujo algunos clásicos que él mismo imprimió. Además propició el uso de la letra redonda o romana que sustituiría rápidamente a la letra gótica en los libros. Fue un trabajo atípico del impresor ya que es el único libro ilustrado que produjo. La obra cuenta con 171 grabados en madera (xilografía) y en el momento histórico en que se editó, la inclusión de ilustraciones de grabado era un fenómeno relativamente nuevo. El patrocinador de esta costosa y original edición fue el veronés Leonardo Grassi que se la dedicó a Guidobaldo de Montefeltro, Duque de Urbino. La composición del libro con hermosas letras capitulares, numerosos grabados y remates del texto en forma de pirámide invertida ha hecho, y sigue haciendo, las delicias de los amantes de los libros.



La obra se editó en formato gran folio, plagada de erratas y escrita en una lengua inventada, mezcla de latín arcaizante -el latín de los circuitos eruditos de la época- y vernáculo véneto, amén de términos hebreos, árabes y de escritura jeroglífica mucho antes de que Champolion desvelase la piedra Rosetta. Además se presenta adornada con magníficas xilografías de fuerte impronta pagana.

ARGUMENTO y ESTRUCTURA DE LA OBRA.
La Hypnerotomachia Poliphilii está dividida en dos partes bien diferenciadas. La primera tiene los rasgos de una novela alegórica y está distribuida en veinticuatro capítulos que dan cuenta del extraño periplo del protagonista. Bajo la apariencia de una aventura caballeresca relata el camino de ascensión espiritual de Polífilo desde el miedo inicial hasta el encuentro con su amada Polia, una misteriosa ninfa. El relato finaliza con la ruptura simbólica del velo de Venus por una flecha de oro de Cupido y el despertar del joven.

Esta primera parte es el relato de un viaje lineal dentro de un sueño, del trayecto del amante por el plácido país de Venus hacia su seno, conducido eruditamente por su amada. La crítica ha señalado que esta primera parte constituye el núcleo principal de la obra y hasta puede tener una lectura exenta; mientras que el resto parece un añadido, no sólo por la diferencia temática sino también por el estilo literario en sí.

La segunda parte se extiende desde el capítulo veinticinco hasta el treinta y ocho y en ella es Polia quien refiere su historia. La trama es la misma en ambas partes, el encuentro de los dos amantes, pero en cada una varía el punto de vista y el protagonista. En esta parte Polia ya no aparece como ninfa sino como una joven real (Lucrezia Lelli) con grandes dudas entre ser virgen de Diana o amada de Polífilo. El realismo de esta parte se corresponde con los datos históricos de la peste de Treviso que asoló esa ciudad en aquella época.

El argumento está interrumpido por complejas historias mitológicas y descripciones de lugares fantásticos, arquitecturas extrañas y liturgias mistéricas. Se trata de una novela alegórica que pretexta un sueño fantástico donde se combina el viaje iniciático y amoroso de Polífilo con la descripción minuciosa de monumentos, figuras, relieves y sentencias hasta componer una abigarrada fantasía visual narrada con estilo moroso, elegante y recargado de alusiones mitológicas y motivos eróticos. 
Grabado con la efigie de Príapo bajo un dosel de verduras mientras los dioses
arrojan vasijas de leche, vino y sangre de un asno sacrificado (en primer plano)


El lenguaje críptico y la profusión de símbolos y jeroglíficos la convierten en un texto netamente hermético, fuente de una verdad que está velada, a la espera de aquellos que estén preparados para recibir y entender su enseñanza. Una actitud deliberada del autor que presenta su obra así:
“Estas no son cosas hechas para el vulgo ni para ser recitadas por las callejas, sino sacadas de la despensa de la Filosofía y de las fuentes de las Musas, adornadas por la novedad del lenguaje y dignas de la admiración de todos los ingenios”.
La obra sigue a Polífilo en su peregrinar laberíntico por jardines secretos anegados en un refinado simbolismo. En su recorrido onírico vislumbra restos de culturas pretéritas en forma de construcciones arquitectónicas e inscripciones en distintas lenguas. De ahí que su recorrido quimérico pueda verse como un viaje a la antigüedad; asunto muy en consonancia con la época en que se publica la obra, finales del siglo XV, en pleno Renacimiento. Pero esta antigüedad no es la canónica que se redescubre, sino unos vestigios extraños, fantásticos y en ocasiones indescifrables. Más que recordar el mundo perdido de la antigüedad, nos describe otros mundos posibles a través de potentes símbolos: ahí es donde radica la fuerza y atracción de la obra, ya que es una historia casi carente de acontecimientos e intriga. De hecho la abundancia y minuciosidad de sus descripciones puede llegar a convertir su lectura en algo farragoso que parece adoptar los modos de un tratado de arquitectura. 

FUENTES.
Muchos estudiosos se han dedicado a identificar la distintas fuentes de Colonna. Está aceptado que la Hypnerotomachia viene de tres ilustres antepasadas: la Divina Comedia, el Roman de la Rose y la Amorosa Visione de Boccaccio, la cual es también un Sueño de amor y una máquina alegórica. Comprende la elección del camino de la vida, triunfos «a l’antica», el jardín del amor, el hallazgo de la amada ideal y el despertar cuando el poeta va a poseerla. En el Prólogo, Pilar Pedraza nos informa que
"En su estudio de la Amorosa Visione, Branca señala que el recurso del sueño es el casi insoslayable canon introductorio a las fantasías literarias de este tipo, por medio del cual se intenta conferir cierta verosimilitud a lo que se cuenta. Sus raíces son muy antiguas. En la Edad Media sirvió de prólogo a casi todas las visiones amorosas, como el Roman de la Rose. Boccaccio lo empleó frecuentemente y de él lo tomó el autor del Sueño de Polífilo. En este último es, además, un recurso que permite que Polia muerta reviva en la imaginación del protagonista, que sólo puede amarla en sueños porque no es más que un recuerdo. Igualmente tópico es el recurso a las distintas puertas o senderos que el protagonista encuentra en su camino y entre los que debe escoger uno. En él se inscribe un ciclo de temas renacentistas, uno de los cuales es el del Sueño de Escipión."

Por su parte las descripciones de monumentos antiguos están tomadas de Plinio y de sus comentaristas italianos, mientras que la erudición mitológica proviene de las Metamorfosis de Ovidio. Para las descripciones de arquitectura el autor se apoyó en los tratados de Vitruvio y Alberti, pero su teoría estética difiere de ambos. Tanto Brunelleschi como Alberti habían estudiado durante mucho tiempo las ruinas de la Roma antigua para descubrir el aspecto original de los edificios; sin embargo, en el Sueño de Polífilo las ruinas son tan sólo el punto de apoyo para la imaginación. 

Dado que el libro toma la forma de un texto mistérico para iniciados, ese mundo fantástico simbolizaría una alternativa a la realidad y quizás una denuncia de la misma. Apoya este argumento el hecho de que el libro se vuelque con el carnaval, la alegría y lo grotesco, apuntando claves y conceptos que, efectivamente, invitarían a pensar en un mensaje oculto. Los especialistas han detectado en el libro contenidos críticos con la Iglesia y con la actuación de los poderosos, además de reflejar un deseo de libertad que rompía los esquemas de la época.










Pilar Pedraza es la editora y traductora del libro y en su documentado prólogo escribe: “El claro hilo alegórico está enmarañado por las minuciosísimas descripciones anticuarias y la morosidad en la exposición retórica de los sentimientos del protagonista, que confiere a la novela su peculiar aspecto de monstruoso pastiche de una antigüedad imaginaria y casi oriental.”

ITINERARIO INICIÁTICO.
El esquema de la obra se corresponde con un itinerario espiritual o iniciático que relata la búsqueda del amor por parte del protagonista. Comienza la obra con Polífilo atormentado por el insomnio que le produce su amor no correspondido por Polia. Cuando por fin se duerme accede a un bosque oscuro donde comienzan sus aventuras. Polífilo viaja a diversos y extraños lugares donde encuentra misteriosos monumentos, jardines y ruinas habitados por criaturas monstruosas y seres mitológicos. El propio autor resume la obra en las Palabras al Lector:
"Si deseas, lector, conocer brevemente lo que se contiene en esta obra, sabe que Polífilo cuenta en ella que vio en sueños cosas admirables y que la llama, con vocablo griego, Lucha de Amor en Sueños. En ella finge que ha visto muchas cosas propias de la Antigüedad y dignas de memoria. Y describe punto por punto, con palabras apropiadas y estilo elegante, todo lo que dice haber visto: pirámides, obeliscos, enormes ruinas de edificios, las distintas clases de columnas, su medida, los capiteles, basas, epístilos o arquitrabes rectos, arquitrabes curvos, zóforos o frisos y cornisas con sus ornamentos. Un gran caballo, un elefante tremendo, un coloso, una puerta magnífica con sus medidas y sus ornamentos, un espanto, los cinco sentidos en cinco ninfas, un baño egregio, fuentes, el palacio de la reina que es el libre albedrío, un banquete regio y superexcelente; la diversidad de joyas o piedras preciosas y su naturaleza; un juego de ajedrez a modo de baile con tres medidas de sonido. Tres jardines: uno de vidrio, uno de seda, uno en forma de laberinto, que es la vida humana. Un peristilo de ladrillo, en cuyo centro estaba representada la Trinidad en figuras jeroglíficas, es decir, sagrados relieves egipcios. Las tres puertas y en cuál de ellas se quedó, y cómo estaba vestida Polia y cuál era su talante. Polia le conduce a ver cuatro admirables triunfos de Júpiter y las amadas de los dioses, las de los poetas y el afecto y efecto de las diversas clases de amor..." pág. 69-70
Después del profuso recorrido por ruinas y jardines, unas ninfas conducen a Polífilo al palacio cosmológico de Eleuterilide y le piden que declare su amor por Polia. Luego, guiado por Thelemia −la Voluntad− y Logística −la Razón−, llega a una montaña en la que hay tres puertas entre las que debe elegir una. Sobre ellas están esculpidos tres epígrafes en hebreo, griego, latín y árabe.


En la de la izquierda puede leerse THEODOXIA ("Gloria de Dios"), en la de la derecha KOSMODOXIA ("Gloria del mundo") y en la del centro EROTOTROPHOS ("Madre del amor"). Cada puerta lleva a tres ámbitos de la realidad: el divino, el humano, dominado por el amor, y el cósmico. El viaje onírico de iniciación se consuma, simbólicamente, ante Venus, mediante los dos anillos que les regala la diosa y con las dos flechas doradas que les dispara Cupido. Parece que, después de sus muchas aventuras y pruebas, Polífilo se gana el corazón de Polia; pero entonces el canto de un ruiseñor lo despierta. Su sueño terminó. Todo lo ocurrido ha sido fruto de su fantasía. Tal y como reza el título, se demuestra que todo lo humano no es más que sueño.







La obra trasluce un anhelo totalizador y se muestra como un injerto entre poema alegórico de estirpe medieval y enciclopedia humanística donde abundan los conocimientos botánicos, gemológicos, arqueológicos, epigráficos, arquitectónicos, litúrgicos y hasta culinarios.

Los edificios descritos son de estilo antiguo, los monumentos están cubiertos de inscripciones latinas, griegas o jeroglíficas, y cada ceremonia está dedicada a un dios o una diosa clásica. En general, el peregrinar de Polífilo se produce bajo los designios de Venus, esa esquiva divinidad romana surgida del agua; nacida, como la griega Afrodita, de la inmersión en el océano del falo que Cronos le amputó a su padre, el caníbal y hambriento Urano.




ICONOGRAFÍA.
El Sueño de Polífilo es un libro de una gran belleza visual cargado de exuberantes elementos iconográficos que lo dotan de un aura esotérica. Su influencia e interpretaciones se pueden rastrear desde las obras arquitectónicas y escultóricas de su tiempo hasta pintores y artistas de los siglos XIX y XX, como lo demuestran varias obras de Salvador Dalí en las que aparecen obeliscos y elefantes sin duda inspirados en el Polífilo.

Dalí - Las tentaciones de San Antonio-





















También podemos encontrar la huella de la Hypnerotomaquia en detalles de libros, muebles y pinturas de los artistas ingleses de la Hermandad Prerrafaelita, en la segunda parte del siglo XIX; como John Ruskin, William Morris, Burne-Jones y Dante Gabriel Rosetti. Todos ellos se sintieron fascinados por una obra que sintonizaba con sus planteamientos estéticos y por la belleza del libro como obra de arte. El ilustrador Aubrey Beardsley no sólo se interesó por los grabados sino también por el estilo de la obra cuya influencia reflejó en su Venus y Tannhäuser




El libro entronca no sólo con la tradición del sueño literario, fórmula de éxito desde el medievo hasta el barroco; sino también con la tradición del libro como objeto sagrado, portador de conocimientos esotéricos y ocultos. Un misterioso conciliábulo del siglo XIX, la Sociedad de la Niebla, a la que pertenecieron escritores y artistas como Dumas, Gerard de Nerval, Julio Verne, Delacroix o Poussin; lo tuvo como libro de cabecera. Algunos investigadores traducen al Phileas Fogg de la Vuelta al mundo en 80 días, como "El hijo de la niebla" ("fog" = niebla, en inglés). 

Las huellas del Polífilo se pueden rastrear en las obras de Rabelais y Cervantes y llegan hasta nuestros días cuando aparece citado en la novela El Club Dumas (1993) de Arturo Pérez-Reverte. Incluso los elementos crípticos e iconográficos del Polífilo son el asunto central de la novela El enigma del cuatro (The Rule of Four, 1999) de I. Caldwell y D. Thomason, una novela de misterio ambientada en la Universidad de Princeton.

Desde su aparición se lo ha considerado como un libro enigmático, fantástico y hermético provocando el interés de críticos tan prestigiosos como M. Praz, C. Popelin, Branca, B. Croce, E. Grombrich o E. Panowsky. Aunque también cuenta con furibundos detractores que lo tildan de pedante, informe y pesado. La obra ha sido analizada desde principios del siglo XIX por lingüistas, filósofos, historiadores y arquitectos; pero también por todo tipo de artistas, místicos, tipógrafos, alquimistas, gemólogos, poetas, iconólogos y nigromantes.


Su iconografía está presente en innumerables expresiones artísticas que se pueden reconocer en los siglos posteriores. El elefante con el menhir tiene varias réplicas en Italia, como por ejemplo el llamado "Pulcin della Minerva" que está en Roma (muy cerca del Panteón) y fue diseñado por Bernini

No sólo el elefante sino todo el concepto de jardín de maravillas fue lo que ordenó construir el conde Pier Francesco Orsini en Bomarzo quien, desde 1552 y hasta su muerte en 1584, se dedicó en cuerpo y alma a la construcción de su Sacro Bosque o Parque de los Monstruos. El boschetto alivió su carácter melancólico y también sus pérdidas amorosas. Si recorremos este Bosque desde la perspectiva esotérica del Polífilo, partiendo del nivel más bajo, nos iremos encontrando con diferentes monstruos y monumentos que nos han de proporcionar el conocimiento necesario para alcanzar la iluminación.







Asimismo en ciertas zonas de los famosos jardines de Aranjuez y Versalles se puede apreciar la inspiración procedente del Polífilo. Mientras que si paseamos por el Claustro de la Universidad de Salamanca (abajo) podremos ver en sus paredes relieves que reproducen con fidelidad algunos de los grabados de este libro.





AUTORÍA.
En la primera edición de la Hypnerotomachia Poliphili no constaba el autor o autores del libro. El lenguaje cifrado y el simbolismo de las ilustraciones invitaban a pensar que sus páginas escondían un supuesto mensaje subversivo, de cariz político, dirigido a la élite intelectual de la época. En este sentido cabe recordar que la dedicatoria del libro dice que “no es para el vulgo”.

Parece que el autor, de algún modo, estaba vinculado a la llamada Neoaccademia de Venecia, un cónclave de eruditos donde se debatía con absoluta libertad tanto de lo divino como de lo humano. Estas reuniones eran frecuentadas por toda la intelectualidad de la época: Erasmo de Rotterdam, Pico della Mirandolla, Pietro Bembo, etc.

Aunque también cabe pensar que dicho anonimato escondía un juego muy frecuente en la época, esconder la clave en un acróstico que se formaba juntando la primera letra de cada capítulo. Efectivamente, juntando las treinta y ocho letras capitulares hermosamente decoradas, podemos leer:

- “Poliam frater Franciscus Columna peramavit” –
- “El hermano Francisco Colonna adoró a Polia” –

Esto ha llevado a muchos a pensar que el acróstico quizás fue más un ornato añadido que un verdadero intento de anonimato.
Sobre la identidad de Francesco Colonna existen dos tesis, la “veneciana” y la “romana”. La primera considera que, efectivamente, existió un fraile con ese nombre, que vivió entre 1433 y 1527 y estuvo enamorado de una sobrina del Obispo Lelli -cuya diócesis se encontraba en Treviso- fallecida a causa de la peste en 1466, Hipólita Lelli, de donde habría tomado el nombre de Polia y a cuyo amor no consumado estaría dedicada la obra.

Mauricio Calvesi en cambio impulsa la tesis romana que identifica al autor como miembro de la noble familia romana de los Colonna, nacido en 1453 y muerto alrededor de 1503, poco después de dar a conocer la obra, casado con Lucrecia Orsini y señor de Palestrina. La razón por la que habría querido ocultar su nombre, como en el caso anterior, habría que buscarla en los contenidos paganos de la Hypnerotomachia Poliphili, que podría buscarle al autor más de un disgusto con la Iglesia.










Debido a su carácter onírico y visionario El Sueño de Polífilo ha estado sometido a todo tipo de interpretaciones sin excluir las más extravagantes y arriesgadas. El hermetismo de su lenguaje, los rituales paganos, la excentricidad de sus imágenes y su simbolismo extremo sin duda lo han propiciado. En los grabados del Polífilo no hay ningún objeto o cita inocente. Todo alberga una clave o significado. Todo constituye una metáfora dentro de una gran alegoría hermética.

LECTURA ONÍRICA y HERMÉTICA.
Para concluir quisiera resaltar dos de sus lecturas. 
Una como relato onírico que bebe de la tradición clásica establecida por Artemidoro en su obra Oneirokritiká (siglo II a.C.) y que tiene continuidad en el famoso Sueño de Escipión narrado en el libro VI de la De Re Publica de Marco Tulio Cicerón

La textura del sueño impregna lo fragmentario del relato, así como los saltos en el tiempo e incluso la comprensión instantánea que asalta a Polífilo cuando se enfrenta a la gran pirámide coronada por un obelisco y sabe instantáneamente cuántos escalones la componen y sus medidas exactas. Todo ello sin olvidar la fantasía casi irreal que es capaz de engendrar jardines de cristal, fuentes andantes, edificios gigantescos con forma de elefantes o puertas interdimensionales.



La segunda lectura tiene que ver con la gnosis o el conocimiento hermético. En esta concepción del libro podemos ver a Polífilo como un peregrino que inicia un viaje o una búsqueda que en lo más íntimo está relacionada con el amor, pero que no elude el acceso a un conocimiento superior de la vida y del mundo. Esta búsqueda en pleno siglo XV se orientó hacia la sabiduría antigua tal y como ha estudiado la investigadora Sandra Álvarez Hernández, que nos acerca a ese momento histórico:
"Durante el Renacimiento textos de sabiduría antiquísima cobraron relevancia en los grandes movimientos progresistas de la época, como fue el caso del Pimander y el Asclepius. En 1460 llegaron a Florencia una serie de manuscritos griegos en manos de los doctores bizantinos, como Gemisto Pletón, que asistían al Concilio festejado en esa ciudad. Entre estos documentos se encontraba una versión incompleta del Pimander, y por orden de Cosme de Medici, Marsilio Ficino se dio a la tarea de traducirlos inmediatamente, posponiendo así su trabajo en la obra platónica. Esta nueva traducción de los textos del tres veces grande (Trimegisto) dio inicio a una larga tradición hermética. Los humanistas que se acercaban a estos textos lo hacían convencidos de que se trataba de textos escritos por la mano de Hermes en épocas remotas; y además, resultaban un medio útil para conciliar el viejo paganismo con el cristianismo, a causa de su contenido sincrético. Su importancia fue tal que inspiraron nuevas formas de pensamiento y modos de explicar la vida, el mundo y el cosmos entero."
"Así como diversos estudiosos han dado en afirmar que la Divina Comedia no trata de Dante en busca de su amada Beatriz, sino que, bajo esta pantalla, debemos entender al hombre en su camino a la teología; debemos buscar al verdadero Polífilo en una peregrinación de mayores alcances. Tendríamos que sumar también a esto el hecho de que así como a Polífilo le será develada en su sueño una serie de principios, también a Hermes se le anunció la verdad mientras dormía."

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