lunes, 16 de marzo de 2020

NEFANDO - de Mónica Ojeda




Nefando es un libro audaz y perturbador.
Lleno de abismos y perversiones. Sus personajes navegan por la deep web, escriben novelas pornográficas reflexionando sobre el estilo y se nutren de incesto y pederastia. Todo conforma un caldo de cultivo que sedimenta en un videojuego tan aburrido como escandaloso denominado Nefando
Según la Real Academia de la Lengua, "nefando" se dice de algo que causa repugnancia u horror hablar de ello.

Pueblan la novela seis personajes heridos (o atacados) por una psique enfermiza y su leit motiv es una desesperación, la de no poder descubrir la verdad torturada de uno mismo.

En la página 84 Iván recuerda la obra de Gérôme: la Verdad saliendo del pozo. Obra también conocida como “La Verdad saliendo de su pozo para avergonzar a la humanidad”.
Jean Léon Gérôme, "La Vérité sortant du puits", 1896
Para representar alegóricamente a la verdad, el pintor más importante del academicismo francés plasma el hermoso cuerpo desnudo de una joven que sale de las profundidades de un pozo. Lógicamente, la verdad debe representarse desnuda; pero además la mujer sale del pozo gritando y con un látigo en la mano, en clara actitud beligerante contra los que la insultan o ignoran. El cuadro hace alusión a las palabras del filósofo griego Demócrito (460 – 370 a. C.): “De verdad no sabemos nada, porque la verdad está en un pozo”.

También los seis personajes de la novela están en el fondo de un pozo, buscando su verdad, y para ello no dudan en abismarse en sus más oscuros deseos en pos de la liberación. El problema es que sólo encuentran una forma vicaria de representarlos, los hermanos Terán en su videojuego, Kiki en su novela pornográfica. Viven condenados a la insatisfacción.

"-Lo que no voy a poder comprender nunca es que se haya armado tremendo follón por un videojuego, por una representación de la mierda que nos rodea todos los días, un simple poner en escena lo que está ahí donde es imposible clavar los ojos: en nuestras propias nucas. Pero no, ahora resulta que es censurable hacer de la mierda algo lúdico. La mierda sólo puede ser mierda, nos dicen: entonces a callar. La mierda tiene que causar repugnancia, no diversión. Pero Nefando causó repugnancia, sí. ¡Vaya si la causó! Te lo aseguro. Supongo que todos nos sentimos atraídos hacia lo que nos provoca repulsión y queremos espantarnos aunque no nos guste admitir que el espanto es placentero. Así somos, sí: criaturas complejas.
-Perdona que te contradiga, pero los vídeos que estaban en ese videojuego no eran representaciones, sino grabaciones reales.
-No veo la diferencia. Para mí no hay nada más real en este puto mundo que las representaciones que hacemos de él. A veces cuando somos muy directos terminamos hablando en metáforas. ¿No te has dado cuenta?" pág. 89-90


Nefando es una novela polifónica protagonizada por un puñado de jóvenes confinados en un piso de Barcelona. Iván Herrera, máster en creación literaria, los hermanos Terán (Irene, Emilio y Cecilia); Kiki Ortega, una becaria empeñada en escribir una novela pornográfica y el Cuco Martínez, un diseñador de videojuegos enganchado a la demoscene (subcultura de los albores de la informática). A través de sus testimonios asistimos a la creación de Nefando, un morboso videojuego en línea que fue eliminado de la red pero acabó convertido en un objeto de culto para los más aguerridos gamers.

Cada personaje habita en un laberinto. 
La situación de Iván es terrible. Vive su sexualidad como una tortura. Cada erección de su pene lo vive como la invasión de un ser extraño. De hecho cuando se mira al espejo ve a otro. Ansía matar su sexo, su serpiente, a la que llama Quetzálcoalt.
"Te sobrecogió el asco y el dolor a causa de tu cuerpo equivocado. Habitabas una máscara de ti, una bóveda que debía dañar para liberarte de tu falso yo." pág 157
Cuando se pincha el sexo con jeringuillas recuerda el final de un poema de Borges: "llego a mi centro, a mi álgebra y mi clave, a mi espejo. Pronto sabré quién soy". 

Kiki sólo ve pornografía en la realidad. Escribe una novela sobre la perversión; pero ella lo que investiga es el dolor y más allá del dolor, su verdad más intrínseca y cómo transmitirla. Describir el dolor no es el dolor. 

El relato se mezcla con sus reflexiones como escritora y entonces las páginas cobran una densidad inusitada.
"La pregunta era ¿cómo hacer una pornografía del amor? Sobre la silla descansaba un lápiz Faber Castell con el cuerpo amarillo y mordido y despellejado. Gladys, la de las manos suaves, el lacito rosa y la mochila de Barney, muchos años atrás, se enterró un lápiz en la pierna derecha, arriba de la rodilla, en medio de una clase de gramática. El erotismo es violento como la naturaleza. Lo hizo voluntariamente, la pequeña Gladys, porque había peleado con un niño que tenía el pelo cayéndole sobre la frente y quería arrastrarlo hasta el fondo, a lo más hondo de la fosa, que en esa época -y en todas- es el rechazo. No hay erotismo que se niegue al horror. pág. 93
Los hermanos Terán (Irene, Cecilia y Emilio), vienen de una historia sórdida como pocas, abrumados por el incesto y la pederastia. Para conjurar sus demonios han creado el videojuego Nefando, contando con la colaboración de un hacker informático autodidacta que vive con ellos, el Cuco Martínez.

Los seis viven hacinados en un piso que es como un cubil. Las entrevistas que alguien les va haciendo son el hilo narrativo de una novela que se va conformando como un puzzle. Se presenta como una encuesta para investigar el origen de Nefando; pero finalmente será otra cosa. Una reflexión sobre cómo nos construimos y nos representamos. Qué oscuros secretos y torturas nos conforman.


El libro es fragmentario y tortuoso. Visita cárceles secretas y depravadas. Se abisma en un puñado de mentes enfermizas tocadas por el ala de la perversidad. Los capítulos de Kiki y los de Iván son netamente introspectivos y ahí reside el corazón del libro. En la cabeza de Kiki, y en nuestras páginas, se desarrolla una novela pornográfica protagonizada por tres adolescentes que exploran su sexualidad de forma descarnada.
"Ellos tendrían catorce también. Ella se llamaría Nella. Ellos Diego y Eduardo."
"Una novela sobre la crueldad, una novela destinada a perturbar."
"Ellos estudiarían en un internado y Ella sería la alumna nueva."
"Al principio Diego y Eduardo serían los corruptores, la piedra en el estanque, los párpados abiertos durante el sueño".
"Ella sería la araña".
"Ellos, las moscas".
Desde la segunda página se declara el plan de la obra: Una novela destinada a perturbar. Efectivamente la novela cuenta con personajes que mantienen una relación tortuosa con su propio cuerpo. Viven la herida de la no aceptación.
La clásica dualidad de Eros y Tánatos no aparece en ningún caso. No hay Eros, sino perversión. Morbo y Tánatos.
Leemos en la novela pornográfica de Kiki:
"Ella les mostró su carpeta con ilustraciones antiguas de animales diseccionados y dibujos que había hecho de cuerpos llamados "agonías". Los placeres de Nella, que tenían que ver con lo más recóndito del ser que era, con lo sin nombre, con algo tan místico como la discontinuidad y un grito estirándose adentro para dispararse hacia el mundo.". pág. 177
"Las palabras no pueden decir que las palabras no pueden decir, les dijo Nella alguna vez, para eso están mis "agonías". pág 180
Las agonías y los horrores del infierno, grabado de Martin de Voss, alrededor de 1750

La relación entre la impostura y la autenticidad, entre nosotros y nuestros secretos más abyectos y la relación escabrosa con el cuerpo son los temas de esta novela. Sin olvidar los problemas derivados de representar o narrar la realidad. "Buscamos una expresión verdadera de nosotros para entendernos", le dice Irene al Cuco. O también la reflexión que hace Kiki sobre su novela.
"Lo único que quería era decirse con su propia lengua. Los bichos que caen en telarañas no son inocentes. Lo único que quería era decirse. Mis personajes serán lo real y yo una ficción."
La novela juega con múltiples paralelismos. 
Como el de los tres adolescentes obscenos que imagina Kiki, un reflejo tortuoso de los hermanos Terán, víctimas de pedofilia por su propio padre.

También el que se da entre la situación de estos chicos encerrados en un piso barcelonés y el juego Nefando, cuyo único y misterioso escenario es una chica tumbada y encerrada en una habitación sin ventanas. 

Según Ivan "ni siquiera estoy seguro de que se le pueda llamar juego a algo que no entretiene. Nefando atrapa a sus jugadores pero no porque los divirtiera, sino porque tenía el poder de despertar una curiosidad.. ¿cómo te diría?, morbosa, que se iba agigantando adentro de uno, ¿sabes?" pag. 96

Como este libro, cuyos abismos y perversiones fascinan.

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