viernes, 27 de marzo de 2020

RICHARD POWERS, novelista


Richard Powers nació en junio de 1957 en Evanston (Illinois). Pasó ocho años entre su infancia y adolescencia en Bangkok, Tailandia, donde trabajaba su padre como director de instituto. De regreso, empezó Físicas, pero pronto se pasó a Literatura Inglesa. Ha sido profesor en las Universidades de Illinois y Standford además de programador informático antes de dedicarse a la literatura.

Ha escrito novelas que recorren territorios científicos como la genética, la ingeniería química o la neurociencia. Todas sus novelas poseen un estructura compleja que juega con distintas líneas temporales a la vez que con distintos niveles de lectura. En todas ellas explora esa difícil comunión entre ciencia, cuestiones morales y literatura, a través de historias y conflictos humanos muchas veces conmovedores.

Algunas de sus obras son:
El Tiempo de Nuestras Canciones, (2003), donde se habla de medio siglo de historia norteamericana girando alrededor de los conflictos raciales, de la historia de la música popular negra que va desde los spirituals al hip-hop, de la teoría de la relatividad y la mística cuántica... implicando a varias generaciones de la familia Strom. 
La novela se centra en la historia del matrimonio entre David Strom y Delia Daley, un científico judío huido de Alemania y una joven cantante negra, en el Nueva York de los años 30. Y también es la historia de sus hijos, Jonah, Joseph y Ruth. Vidas sumidas en una sociedad racista. La novela transcurre en la época de la lucha por las libertades civiles y la protesta de los panteras negras. Pero el sustrato del libro es la música. Por sus páginas desfilan Bach, Schubert, Beethoven, Rodrigo, Mozart, Verdi, Dowland y por supuesto el jazz de Coltrane o Miles Davis.
La música se convierte en la luz que arrincona problemas e ilumina los días y las noches... y ya se sabe que la música es tiempo. Sobre una narración que va y viene en el tiempo, sobrevuela la teoría de la relatividad. 
La novela está construida con una estructura de contrapunto y así, en capítulos alternativos, vamos conociendo la historia de los padres y de los hijos; historias que al final, como cabe esperar, se funden en una para acabar, en las últimas páginas, revelando un portentoso secreto.

El eco de la memoria. (2006) 
En una noche de invierno en una remota carretera de Nebraska, Mark Schluter, de veintisiete años, tiene un accidente automovilístico casi fatal. Su hermana mayor, Karin, regresa a la ciudad de la que lleva toda su vida intentando escapar para cuidar a Mark de una lesión en la cabeza. Pero cuando Mark sale del coma, cree que esa mujer es realmente una impostora. 
El famoso neurólogo cognitivo Gerald Weber diagnostica que Mark tiene el síndrome de Capgras, una disfunción que afecta a la identificación de los seres queridos. Para el joven las personas y los escenarios no son más que impostores que pretenden suplantar la realidad. 
Atormentado por esa permanente sensación de falsedad, Mark decide investigar el accidente que ha destruido su vida. Pero los únicos testigos de lo sucedido son el medio millón de grullas que, como cada invierno, se detienen en el río Platte para recuperar fuerzas antes de proseguir su largo viaje. Pero también hay dos pistas: la llamada anónima que avisó del accidente y una misteriosa nota que apareció en el hospital, junto a la víctima: «No soy nadie, pero esta noche en la carretera North Line, Dios me ha conducido hasta ti para que pudieras vivir y traer de vuelta a alguien más».
La naturaleza misteriosa de la enfermedad, combinada con las extrañas circunstancias que rodearon el accidente componen una poderosa novela de gran ritmo y agudos enigmas que, con un trastorno cerebral como pretexto, reflexiona sobre la fragilidad de lo que entendemos como identidad y también sobre la conciencia, la soledad, la culpa y el amor.

Galatea 2.2. (1995) 
Tras años de vivir en el extranjero, el protagonista de esta novela -una suerte de alter ego ficticio del autor- entra a trabajar en un centro de estudios científicos donde conocerá al profesor Lentz, un neurólogo empeñado en el diseño de modelos del cerebro humano, sirviéndose de redes neuronales programadas por ordenador.
Lentz embarca a Powers en un proyecto tan descabellado como irresistible: programar una red neuronal con un canon de obras maestras de la literatura, hasta que la máquina sea capaz de superar un examen de literatura inglesa. Como se ve, una suerte de brillante reinvención del mito de Pigmalión.


The Gold Bug Variations,  1991.
(Las Variaciones del Escarabajo de Oro) Esta obra presenta de nuevo una intrincada trama densamente estratificada. La narración alterna dos marcos temporales. En 1957 el biólogo Stuart Ressler decodifica la molécula de ADN y se enamora de su colega (felizmente casada), la Dra. Jeanette Koss. Ella le da una grabación de Glenn Gould de las Variaciones "Goldberg" de Bach que cambia su vida. Mientras tanto, a mediados de la década de 1980 en Brooklyn, una joven y brillante bibliotecaria y un técnico en computación/historiador del arte se unen para tratar de resolver el misterio de Stuart Ressler, un brillante científico que se hundió en el anonimato y trabaja como supervisor nocturno en una instalación de procesamiento de datos de Brooklyn. Por supuesto, Jan y Franklin también acaban enamorándose.
La simetría de las dos relaciones amorosas sostiene la estructura más profunda del libro. Por su parte el patrón recurrente de cuatro notas que está en la base de las Variaciones "Goldberg" es místicamente análogo a las cuatro secuencias de nucleótidos que escriben el guión de la vida en el ADN. Si añadimos la cita del famoso cuento de Poe (El Escarabajo de oro) que se basa en un pergamino y un criptograma, tenemos un texto en cierta forma cabalístico, una increíble epopeya que profundiza en la genética molecular, la música y la ciencia de la información, combinando elocuentemente los misterios del amor y la apasionada búsqueda del conocimiento. Una obra maestra profundamente vital que contiene una historia de amor verdaderamente conmovedora.

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