jueves, 9 de mayo de 2019

RUSSIAN DOLL - de Amy Poehler, Natasha Lyonne y Leslye Headland


Nadia es una joven neoyorkina inquieta y neurótica que celebra su 36 cumpleaños de mala gana. Se lo ha organizado su mejor amiga, pero Nadia no está por la labor. Está insatisfecha de todo y de todos, así que no tarda en irse. Pero al cruzar la calle la atropella un taxi... y de pronto se encuentra de nuevo en los lavabos de su fiesta, frente al espejo.¡!

Tendrá que morir unas cuantas veces más y regresar ante el espejo de los lavabos hasta que se dé cuenta de lo que ocurre. Se encuentra en un círculo vicioso, un día de la marmota que se repite desesperantemente. Pero Nadia (Natasha Lyonne) es inconformista por naturaleza y lucha para romper el hechizo. Sin embargo todos sus caminos le llevan a morir y despertar ante el espejo.

La serie se beneficia de la personalidad iconoclasta de Nadia, el ritmo narrativo que es muy vivo, la evolución de la historia que se enrosca hasta niveles metafísicos y el tono de comedia, muchas veces hilarante. El capítulo 2 es desternillante ¡después de verla morir 6 veces por minuto en una delirante escalera que se convierte en un amenazante kraken. Nadia es una inconformista, lucha y cambia de ruta; pero nunca pasa más de un día hasta que se ve ante el espejo mientras alguien aporrea la puerta para que le dejen entrar. Una pesadilla.
Nadia lo intenta todo, bebe descaradamente, fuma coca y reflexiona sobre su forma autodestructiva de vida, mientras se sumerge en una búsqueda desesperada por hallar la respuesta a este misterioso suceso. Primero piensa si son alucinaciones, luego en algún tipo de maldición y cuando encuentra a otro personaje, Alan, que está atrapado en ese mismo círculo; empezará a volverse a buscar hacia su interior.

Alan tampoco es un tipo cualquiera. También está atrapado en el infernal circuito. Padece un tipo de depresión clínica, está lleno de tics y tiene que seguir diversos rituales para atreverse a salir a la calle o relacionarse con los demás. Cada vez que muere se reinicia en el lavabo de su apartamento preparado para irse con su novia de vacaciones... sólo que ella planea romper con él antes de irse.

Los días de Nadia y Alan se van alargando o acortando dependiendo de las decisiones que toman. Poco a poco empiezan a entrever ante ellos una especie de universo cuántico en el que pueden encontrarse en varios lugares a la vez.














Este es uno de los mejores logros de la serie que nos hechiza con unas propuestas psicológicas de lo más interesantes y uno giros argumentales realmente sorprendentes.

El otro logro es el personaje de Nadia. En muchos aspectos me recuerda a la inquieta y nada convencional Fleabag: ambas series son muy personales, desinhibidas, frescas y divertidas. Ambas protagonistas son mujeres, están hartas del postureo, hablan sin filtros, viven en una ciudad muy exigente, están hartas de la vida que llevan, ya no admiten componendas y se desesperan por no encontrar un amor estable. Esta vida acelerada y nerviosa se refleja en el ritmo vivísimo de los episodios: 25 minutos para cada uno de los 8 episodios de que consta esta temporada nos golpean con mucha ironía y mala leche.
Nadia y Alan ante sus espejos....

Sin duda la forma narrativa es un gran acierto. Si el primer episodio es de presentación de Nadia y su snob ambiente neoyorkino y el segundo es la multiplicación de sus muertes hasta doblegarla; el tercero es la irrupción de Alan y el cuarto se dedica a reproducir las circunstancias de los tres anteriores desde la perspectiva de Alan... Genial cruce de narrativas, espejos y puntos de vista.

Natasha Lyonne es conocida por haber participado en Orange is the new black y no sólo protagoniza esta Russian Doll, sino que también es una de sus creadoras junto con la divertidísima Amy Poehler (comediante que suele aparecer en Saturday Night Live o en series como Parks and Recreation y que acaba de presentar su primera película como directora, Wine Country) y Leslye Headland, quien además dirige cuatro de los episodios.

Cuando parece que el espectáculo comienza a fatigar sus variantes, las guionistas se lanzan a explorar otras grandes ideas y giros insólitos que nos llevan hasta una seria reflexión sobre la naturaleza del tiempo.

Hay que subrayar la profundización de la serie en su desarrollo dramático. Nadia irá descubriendo que el bucle en el que se halla está relacionado con ella y su historia familiar tanto como con su relación con los demás. Haciendo honor al título de la serie, la protagonista tendrá que ir descubriéndose capa a capa hasta llegar al mismísimo corazón del asunto.

Nadia y Alan luchan por encontrar el modo de salir del bucle, pero sólo atisbarán la solución cuando comiencen a darse cuenta de que todo pasa por el esclarecimiento de su propia vida emocional. Esa con la que todos cargamos y que está llena de bucles. El objetivo va más allá de que Alan pueda hurtar a Nadia de la trayectoria del taxi y de que Nadia pueda evitar que Alan salte del mismo maldito edificio.

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