sábado, 23 de marzo de 2019

La Señal y el Ruido - de Nate Silver

"The signal and the noise"
Editorial Península












El autor es un reconocido estadístico, economista y escritor que se dio a conocer en EEUU con un sistema de predicción del rendimiento de los jugadores de la Liga profesional de Béisbol y saltó a la fama en 2008, cuando inauguró FiveThirtyEight, (538, el número total de electores que eligen al presidente estadounidense), una web dedicada al análisis político que logró predecir la victoria de Obana en la que nadie creía y además el vencedor de 49 de los 50 Estados norteamericanos en esas mismas elecciones. Posteriormente, en 2012, acertó el candidato presidencial ganador en todos y cada uno de los 50 estados.
Este libro se publicó en 2014 y al césar lo que es del césar, Nate Silver pinchó en hueso con Donald Trump de quien dijo que jamás lograría la nominacióN.

Silver sostiene que, a menudo, las predicciones son mediocres debido a su afán de precisión: expresan un resultado absoluto, en lugar de asignar probabilidades a una gama de resultados posibles. Además, según sus estudios, se suele dar mayor importancia a la información cualitativa, al instinto y a la información anecdótica que a los datos. Todo lo contrario de lo que él hace, que es recoger datos (siempre de distintas fuentes y encuestas) y aplicar modelos estadísticos de su propia creación. Todos estos datos, a los que da distinto peso dependiendo de su fiabilidad, derivan en porcentajes que se han mostrado muy certeros.  

Otro de los factores de error que detecta en las previsiones es el ruido mediático. La televisión no sólo debe proporcionar información, sino también espectáculo y, por este motivo, siempre es más excitante una predicción categórica sobre una tormenta de proporciones bíblicas que un rango de resultados probables. Según Silver, el mero hecho de salir en televisión reduce nuestra capacidad predictiva. Los pronósticos más "espectaculares" reciben una difusión mediática desproporcionada y a menudo se equivocan. Los que ofrecen porcentajes y matizaciones resultan poco espectaculares. 
El trabajo estadístico de Nate Silver para las elecciones tiene una base matemática y estadística que también se ha aplicado en otros entornos como el deportivo: ahí está el ejemplo que nos trajo la película Moneyball. El General Manager Billy Beane convirtió a un equipo secundario de béisbol en un equipo ganador confeccionando una plantilla en base a las estadísticas de jugadores que no eran estrellas, pero sumaban en cada uno de los apartados del juego.

El libro es ameno y hasta divertido. Intenta mostrar, tanto al experto economista como al lego, a navegar por la ingente masa de datos que proporciona nuestra era de la información. La mejor muestra de su sano escepticismo es el chiste que cuenta: "un estadístico se ahogó cruzando un río de tan sólo un metro de profundidad media". Su capacidad de divulgación es altísima y hablando de situaciones concretas de economía, estadística o meteorología, sus conceptos y argumentos son accesibles para cualquiera que haya acabado Secundaria. 



Además aporta su propia experiencia y errores pero, sobretodo, ofrece reflexiones sobre el mundo actual, puesto que analiza las predicciones de las famosas agencias de calificación de riesgos del capital: Standard and Poor, Fitch, Moody´s, etc . A estas alturas ya es público y notorio que fallaron estrepitosamente en 2008 cuando pusieron sus excelentes notas AAA a las hipotecas subprime.




Para Silver resulta trascendental comprender la diferencia entre riesgo e incertidumbre; según él:

"* Riesgo:  es calculable, con una evaluación de las probabilidades entre
                   los eventos posibles. 
* Incertidumbre: es un riesgo difícil de calcular. Siendo difícil saber cuantos
                  elementos y cuando van a actuar en una situación dada."
Cuando se juega con la incertidumbre como si fuese un riesgo, aparece una alta probabilidad de un desastre en la predicción. Como hicieron las agencias de calificación al tomar unos títulos novísimos, con un alto nivel de incertidumbre sistémica, como si fuesen un riesgo, cuantificándolo sesgadamente y asegurando en muchas ocasiones que no existía tal. 

El análisis que hace Silver le hace concluir que este error en la predicción se debió a que no consideraron la posibilidad de un pinchazo en la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos. Y no lo tomaron en consideración... ¡porque nunca había ocurrido en el mercado norteamericano! La obligación de estas agencias es valorar distintos escenarios por improbables que parezcan; pero todas ellas rechazaron la posibilidad de un pinchazo que, en cambio, ya había sido contrastado en Japón, en 1990.


De modo que el autor no duda en mofarse del exceso de confianza que los economistas tienen en sus pronósticos, toda vez que la mayoría de sus predicciones económicas carecen de valor. Para él son papel mojado. En el capítulo 2 desmonta la capacidad predictiva de los analistas políticos, a la cual no da más valor que el de una moneda lanzada al azar. Para demostrarlo, aporta un análisis propio sobre la fiabilidad histórica de algunos comentaristas políticos de la televisión norteamericana. Como ejemplo señala que, en su día, se consideraba que el ganador de la Super Bowl era un indicador de tendencia de la economía, dependiendo de si ganaba un equipo procedente de la antigua NFL o de la vieja AFL.

La lógica y el azar -Porma visual de David Pérez Pol
Según explica, para el pronosticador económico es muy difícil identificar los mecanismos de causa y efecto sólo a partir de datos estadísticos puesto que la economía cambia constantemente y las leyes de un ciclo económico pueden no servir para otro. Además, en la era de la información, hay una sobreabundancia de variables entre las que elegir para interpretar lo que sucede. Por eso mismo se fija en el trabajo de meteorólogos, sismólogos y epidemiólogos; expertos que lidian constantemente con sistemas dinámicos y complejos para establecer sus acertadas predicciones.

El reto al que se enfrentan los economistas es comparable al de los meteorólogos: la economía y la atmósfera son sistemas dinámicos, sujetos a la teoría del caos: una mariposa bate las alas en Brasil y puede haber un tornado en Texas. Además de la ilegible incertidumbre, los que realizan los pronósticos añaden sus propios sesgos. Uno de los problemas centrales en las previsiones que lanza un experto economista, político o presentador, es su propia "mochila" de prejuicios, ideología y sesgos producto de su idiosincrasia. O como dijo Harry el Sucio, "el problema de las opiniones es que son como el culo. Todo el mundo tiene uno."



En el mismo capítulo 2, se hace eco de un amplio estudio del psicólogo y profesor de Ciencias Políticas Philip E. Tetlock, sobre los "expertos políticos" (Editado en España por Capitán Swing, 2016, El juicio político de los expertos). Entre 1987 y 1990 se pasó un cuestionario a diversos expertos gubernamentales sobre política, economía, educación, etc. Los cuestionarios fueron realizados de forma sistemática e incluían temas tan candentes en aquel entonces como la Guerra del Golfo, la potencial secesión de Quebec, el desmembramiento de la URSS, etc.

El profesor Tetlock estuvo recogiendo en tiempo real las predicciones de estos analistas y expertos. Cuando años después analizó los datos descubrió que las predicciones de estos expertos, independientemente de su experiencia o posición, se demostraban totalmente arbitrarias. Su capacidad predictiva era nula. 

Dado que Tetlock era además psicólogo, analizó el proceso cognitivo que siguen estos expertos para emitir sus juicios; lo que le llevó a definir dos grupos básicos: los que predicen mejor y los que lo hacen peor. Para la definición de cada grupo se guió por un aforismo del poeta griego Arquíloco: "los zorros saben muchas cosas pequeñas y los erizos saben una sola y gran cosa". De modo que asignó a los peores pronosticadores las características de los "erizos" y a los mejores las de los "zorros".

Los zorros suelen ser más certeros, aunque sus ideas son menos espectaculares.

"      * Erizos: personas que creen en las grandes ideas, en principios generales sobre el mundo, que funcionan como si fuesen leyes de la física y que constituyen la base de prácticamente todas las interacciones sociales (Marx, Freud...) 
      * Zorros: creen en múltiples pequeñas ideas y abordan los problemas desde perspectivas distintas. Muestran más tolerancia ante los matices, incertidumbre, complejidad y opiniones discrepantes.

Los erizos son cazadores al acecho de la gran presa, los zorros recolectores.
A los zorros se les dan mejor las predicciones, sin embargo los erizos son mejores tertulianos en los medios de comunicación."

La del erizo y el zorro es una distinción clásica que ya utilizó otro memorable ensayista, Isaiah Berlin. Reproduzco a continuación el cuadro en que Silver define las características de unos y otros.

Cómo piensan los Zorros           Cómo piensan los Erizos

Multidisciplinares: obtienen                                 Especialistas: típicamente
ideas de múltiples campos                                   su carrera gira alrededor
independientemente del                                       de uno o dos grandes temas.
origen ideológico del que                                     Consideran las opciones
provengan.                                                           externas de forma escéptica.


Adaptables: siempre están buscando                  Fieles incondicionales a sus enfoques
nuevos enfoques o utilizan                                  Tienen más problemas a la hora de 
varios a la vez si el que                                       diferenciar entre sus intereses y sus análisis.
originalmente siguen no                                       Crean historias de buenos y malos,
funciona.                                                              Perdedores y ganadores, historias más
                                                                             bonitas y pulcras que el mundo real.


Autocríticos:                                                       Tercos: achacan los errores a la mala suerte
reconocen errores en sus                                    o a que los buenos modelos pueden tener
predicciones fallidas y                                        un mal día, y a medida que tienen más 
aceptan críticas.                                                 experiencia peor son sus predicciones.


Tolerantes ante la complejidad                            Fanáticos del orden, esperan que una vez
aceptando que muchos problemas son               aislado el ruido, el mundo se rija según
irresolubles o impredecibles                                unos principios rectores simples.
                                                                              

Cautos: expresan sus opiniones en                    Confiados, rara vez justifican sus predicciones
términos probabilísticos y argumentan               y son reacios a cambiarlas.
sus opiniones matizando.                                                        


Empíricos: confían más en la observación           Ideológicos: creen que las soluciones a
que en la teoría. La experiencia les                      muchos problemas cotidianos son 
permite mejorar los pronósticos.                           manifestaciones de una teoría o principio
                                                                              superior.


Para Silver, evidentemente, los analistas con mayor proyección mediática son casi siempre pronosticadores tipo "Erizo", con personalidades grandilocuentes y dispuestos a dar proyecciones absolutas y llamativas cargadas de tintes ideológicos. No es de extrañar puesto que en la televisión todo tiende a verse como un partido de fútbol. No me puedo imaginar escuchar una opinión razonada, pausada y probabilística en programas tan vociferantes como "La Sexta Noche" o en cualquier otro debate televisivo.

Creo que estos modelos conceptuales no sólo sirven para los analistas bursátiles o expertos en política económica. También sirven para orientarnos como ciudadanos y tentarnos las ropas. No hay más que mirar a nuestro alrededor para comprobar el grado de fanatismo ideológico que aflora por doquier y la intolerancia a la complejidad con que muchas personas afrontan asuntos sociales, económicos o políticos. Todo es maximalismo. 

Según explica Silver, él basa su modelo predictivo en el ministro presbiteriano inglés del siglo XVIII Thomas Bayes, autor del famoso teorema homónimo que indica las probabilidades de que una teoría sea cierta si se produce un acontecimiento determinado. Por ejemplo -dice- la teoría es que tu pareja te está engañando y el acontecimiento es encontrar una prenda de ropa interior extraña en el cajón. Para aventurar una predicción en ese caso hay que calcular, por ejemplo, las probabilidades de que la aparición de la prenda se deba a un error -por ejemplo, una confusión de equipajes- y, sobre todo, atribuir una probabilidad previa a la posibilidad de que la pareja te engañe. Si es baja, también lo será la probabilidad de que la prenda signifique infidelidad.


La estadística Bayesiana, al contrario que la estadística frecuentista que se fundamenta en la idea de cuantificar la probabilidad de un suceso a partir de la frecuencia relativa de aparición; parte de la noción de que la probabilidad representa el grado de creencia que otorgamos al suceso en cuestión. En
el teorema de Bayes la predicción sirve para procesar información. Usa datos nuevos para contrastar nuestras hipótesis sobre el mundo y a partir de los aciertos y errores afina las probabilidades con las que creemos que suceden las cosas.


Para los más optimistas, en la era del big data lograremos una mejora sustancial de nuestra capacidad para realizar diagnósticos y pronósticos fiables en numerosas áreas de la vida social. En cambio Silver adopta una posición más prudente.

La señal y el ruido propone una evaluación crítica, comprensible y sofisticada de nuestra capacidad predictiva en ámbitos como la economía, la meteorología o la política, en los que estamos arrojados a la incertidumbre y debemos confiar en herramientas probabilísticas. Al igual que en nuestra vida cotidiana, el reto es distinguir lo que sabemos de lo que creemos saber, la información significativa (la señal) que suele ser escasa, de la gran cantidad de interferencias cognitivas aparentemente relevantes (el ruido). Por eso la sobreabundancia de información puede tener el efecto paradójico de empeorar nuestra capacidad para realizar pronósticos fiables.
Reloj astronómico de Praga con los signos del Zodíaco inscrustados




  En este sentido, Tetlock descubrió que los "zorros" mejoran poco a poco sus predicciones a medida que acumulan mayor experiencia; mientras que los "erizos" empeoran a medida que obtienen más títulos académicos y doctorados. La razón es que, cuanto más aumenta la teoría y también la cantidad de datos, los "erizos" disponen de más herramientas para sesgar aún más su visión del mundo. Como dice Silver en una más que gráfica metáfora:
"Esta situación es análoga a lo que ocurre cuando pones a un hipocondríaco en una habitación oscura con un ordenador conectado a Internet. Cuanto más tiempo le das, mayor información tendrá y más ridículo será el auto diagnóstico que se haga. No pasará mucho tiempo antes de que crea que cualquier catarro es la peste bubónica".

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