martes, 12 de marzo de 2019

ALTERED CARBON - creador Laeta Kalogridis


Si el mundo se divide entre los que prefieren primero leer el libro y luego ver la película y los que lo hacen al revés, yo soy de los primeros. Leí el libro (aquí la reseña) y encontré todo lo bueno que busco en una obra de ciencia ficción y hasta un poco más. Ahora toca hablar de la serie que por suerte, siendo una adaptación fiel, elige sus propios derroteros.


Recordemos que el protagonista es Takeshi Kovacs único soldado superviviente de una fuerza de élite interestelar que vive en un futuro en el que la humanidad ha conseguido digitalizar la conciencia y los recuerdos. Todo tú cabes en una pastilla de datos que se puede transferir a cualquier cuerpo. La inmortalidad de facto. 



Takeshi participó en un alzamiento contra el nuevo orden mundial, ricos matusalenes gobernando humanos como si fuesen simples unos y ceros;  pero fue derrotado y su mente condenada a prisión por siglos. Pero ahora el millonario Laurens Bancroft, le ofrece a Kovacs la oportunidad de volver a vivir y su misión será resolver el asesinato del propio Bancroft, un Matusalén muy difícil de destruir porque guarda múltiples fundas de su cuerpo y copia de seguridad permanente de su disco duro mental.  
Renée Elise Goldsberry interpreta a Quell
La narración se enriquece entrelazando las historias de unos y otros. Los capítulos de la serie están sembrados de flashbacks con los recuerdos de Takeshi en la guerra y en su período de formación con la líder espiritual, Quell. Todo ello dota al personaje y a la serie de una cierta profundidad filosófica de la que carece el libro, más centrado en la investigación criminal.

Las enseñanzas de Quell (un personaje que se convierte en el Alfa y el Omega del problema central de esta humanidad) están muy bien perfiladas: "debéis aprender la debilidad de las armas". O también: "la verdadera fuerza del lobo no está en sus colmillos, su rapidez o su destreza. Está en la manada. Sea cual sea el mundo al que os transfiráis formad una manada, buscad la manera de inspirar lealtad en unos pocos lugareños".


Otro de los cambios en los que acierta la serie y que amplía el horizonte del libro, es dotar de cuerpo a la Inteligencia Artificial que gobierna el desierto hotel donde vive Takeshi. 
Poe en el Hotel El Cuervo
En el libro el hotel se llama Hendrix, mientras que en la serie se denomina El Cuervo y su gerente digital, Poe. Humm. Además el actor elegido para este personaje y sus líneas de diálogo mantienen perfectamente el tono irónico y guasón que definía a esta I.A. en el libro.


Por su parte, Takeshi está prisionero tan lejos que sólo han podido descargar sus datos e integrarlo en el cuerpo de un agente de policía defenestrado, Ryker. Todo se complica cuando conocemos que la que era compañera profesional y sentimental de Ryker, es la misma policía menuda y endurecida que acompaña ahora a Takeshi (con el cuerpo de Ryker), Kristin Ortega; papel que borda Martha Higareda. En cambio he de decir que el actor que interpreta a Takeshi, Joel Kinnaman, no me acaba de convencer. Es demasiado hierático. No tiene esa chulería, ironía y cinismo que destila el Takeshi narrativo. 



Finalmente una de las aportaciones más importantes de la serie es colocar como némesis de Takeshi a su propia hermana Reileen que, en el libro, se supone que murió con Quell en una explosión.

La serie la convierte en la malvada gobernadora del más exclusivo burdel de lujo, el Head in the Clouds, donde los mats abusan de las trabajadoras sexuales cuyo código de programación ha sido alterado con el DNR, un código católico que indica renuncia a revivir cuando mueren. En este lujoso burdel flotante los mats pueden torturar y asesinar sin miedo a que nadie sea reenfundado y testifique.


























Este es uno de los asuntos de la serie que más nos recuerda a Blade Runner. Allí los replicantes se plantaban ante nosotros como un espejo para interrogarnos sobre qué nos hace humanos. Aquí las fundas nos interrogan sobre el valor de las personas. De hecho, en muchas conversaciones se habla de materia prima en vez de personas. 


"Cuando vivas lo suficiente ya verás: No hay reglas". Le dice Reileen a su hermano, en una escena en que ella está ocupando la funda de Kristin Ortega. Por cierto una de las mejores escenas de la serie: la fiera y menuda Ortega luchando contra docenas de clones de Reileen. Uufff.

La hermana de Kovacs es un invento de la serie y, con ella, logra profundizar más si cabe su carácter: más salvaje, más indiferente, más cínica. Por supuesto la violencia, tan explícita como estéril, está al día en un entorno donde las fundas son reemplazables. También el sexo. Pero si tengo que quedarme con una situación escalofriante es cuando Takeshi es hecho prisionero en el capítulo 4 y lo someten a torturas virtuales. Algo sólo aparentemente inane. En el libro podemos leer:

"No hay ningún tipo de condicionamiento en todo el mundo que te prepare para que tus pies sean quemados o tus uñas arrancadas. O a cigarrillos siendo apagados en tus pechos. O a un metal candente siendo introducido por tu vagina"


Por otro lado el entorno urbano y tecnológico que nos presenta la serie es excelente. Se nota que el nivel de producción es muy alto. La ciudad, los muy diversos set (me encantan los puticlubs y los antros donde Takeshi trafica con armas), los coches voladores y las calles abigarradas y decadentes nos remiten sin rubor a Blade Runner. Las instalaciones de PsychaSec, donde se fabrican las "fundas" son blancas, limpias, frías y tenebrosas.

Visualmente la serie logra aciertos incuestionables. La imagen del cadáver de una prostituta cayendo desde el cielo al agua se convierte en una imagen recurrente y será la llave del misterio. Otra imagen muy conseguida son las mansiones de los Mat, esbeltas torres que ascienden por encima de las nubes; como si se tratase de un nuevo Olimpo con sus falsos dioses. Incluso en el capítulo 3, Mr. Bancroft monta una fiesta que cuenta con la pelea a muerte de unos gladiadores. Símbolo perfecto de una sociedad envilecida por un poder omnímodo.

Sin ninguna duda la serie es más lenta y filosófica, y busca ampliar su foco más allá del género negro de la novela. En un momento dado Takeshi reflexiona:
"La humanidad se ha extendido hasta las estrellas. Zarpamos como los antiguos marineros para explorar el infinito océano del espacio, pero por mucho que nos adentremos en lo desconocido, los peores monstruos son los que llevamos dentro de nosotros."
En un entorno sideral y con avances tecnológicos que han cambiado el paradigma; el relato se centra en los pecados irredentos de la humanidad, la avaricia, la dominación, el sexo como arma de poder, las leyes como imposición. No es un asunto menor el contrapeso que el novelista ha colocado con los neocatólicos. Ellos creen que la pila cortical es una representación del alma huma, y que ésta debe estar sujeta a los designios de Dios, no de unos perversos humanos.


En el capítulo 7 la serie parece abandonar el relato negro para centrarse más en la rebelión que lideró Quell y el original Takeshi contra los Mat. Una batalla más de los rebeldes contra el Imperio, basada en un conflicto trascendental: "La inmortalidad pervierte la humanidad" 

"La vida era solo un refugio de pastores, pero se convirtió en el Imperio más poderoso de la Tierra Antigua, ¿sabes cómo? Por las carreteras. Ellas eran la tecnología que les permitió enviar a sus ejércitos por todo el mundo. Creía que liberaba el espíritu humano, pero construía las carreteras de Roma. La vida eterna para quienes se la pueden permitir , significa el control eterno sobre quienes no pueden."

Excitante y muy notable.

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