sábado, 16 de marzo de 2019

EL VIENTO y LA SANGRE - de M. A. West










Novela negra contundente, eléctrica y seca. Con todas las trazas de las viejas novelas pulp. Sólo los hechos. Todo acción, unos pocos diálogos afilados como directos al mentón, unos escuetos trazos para cada personaje... y a la carretera.

Danny Morton es un tipo sin suerte ni atractivo. Criminal de medio pelo en el Chicago de los años 50, ha tenido un golpe de suerte y tiene un maletín con veinte de los grandes todavía manchados de sangre y traición. Esa pequeña fortuna le permite soñar con encontrar a Lorna Moore, el amor de su vida, que se largó de su lado en cuanto tuvo oportunidad. No lejos de allí Vinnie el Cojo vigila a una niña secuestrada y según pasan las horas sabe que le han dejado tirado. Al otro lado de la ciudad el capo Conrado Bonnazo empieza a mover lo hilos para resolver el embrollo: han secuestrado a la hija de su hombre de paja, Nigel Donaldson, y nadie sabe el calado de esta jugada. Para eso nada mejor que llamar a Rudy Bambridge, un tipo frío y tranquilo, siempre elegante, educado, perspicaz y letal. Él será nuestro guía en esta investigación sin piedad.

La novela es corta, rápida y excitante. Sin un gramo de grasa. Una sola pincelada para el lugar. Apenas dos pincelas para cada personaje. Unos diálogos secos que apenas llegan a seis frases para decir lo imprescindible y unos trepidantes capítulos de no más de cuatro páginas.

Casi como en un guión cinematográfico los hechos se suceden con planos breves y avanzando sin pausa. Llega Morton al motel, llama a Lorna, conciertan una cita. Bonnazo llama a Rudy y le hace el encargo. Alguien le enseña el periódico con un cadáver y empieza a tirar del hilo sólo para encontrar un nuevo cadáver. Menos mal que en una cajita con cartas hay sangre y sobres con las postales de una amiga llamada Lorna y el matasellos de Marksonville (Dakota de Norte).

Los escenarios giran y los personajes van pasando bajo el foco de la narración. Enseguida todos están bailando un ballet sombrío y tétrico alrededor de un secuestro y un maletín de médico con 20.000 $. Entre Chicago y el pueblucho de Marksonville transitan prostitutas, matones de tres al cuarto, violadores, discapacitados psíquicos, capos de la mafia, cocineros de oscuro pasado y extorsionadores de todo pelaje; perseguidos por el viento sucio de Chicago y un reguero de sangre.

Esta es una novela trepidante y violenta que no oculta su crudeza: 

"No te voy a mentir: de esta no sales. Voy a matarte y a despedazarte. Pero de ti depende el orden en que haga esas dos cosas."


El libro se nos presenta como el rescate de un autor olvidado, cuyo traductor y "rescatador", Alexis Ravelo, nos indica en el prólogo que poco se sabe de Martin Aloysius West salvo que nació en Cincinnati en 1923, que comenzó a publicar en 1951 y que su última obra, Scissors, data de 1980. Se ha especulado con la posibilidad de que tras ese seudónimo se escondiese algún autor “serio” que escribiera esas novelas de manera alimenticia o de que fuese un hombre tímido, al estilo de B. Traven

También el prólogo nos hace llegar la opinión del ensayista Harold Diamond Scofield, que dedica a la novela algunos pasajes muy elogiosos en su libro Dark Writers. Dice el ensayista canadiense que sumergirse en sus páginas es “hacer un viaje a la violencia y la degradación moral, pero también a la cara B del disco del Capitalismo, en la que se halla grabada la cantinela de los perdedores, las víctimas anónimas del sueño americano”.

"El caso extremo de este tratamiento de los personajes es Rudy Bambridge, quien ya había protagonizado Sentimental Journey y que aparecería aún en tres títulos más (del autor). Bambridge, más astuto que inteligente, más frío que temerario, es el prototipo de héroe calculador e individualista, capaz de sorprendentes gestos de generosidad, pero también de los actos de más extrema violencia, incluida la tortura. Veterano de guerra, leal servidor de Bonazzo, pero de una independencia a prueba de lealtades, este “solucionador de problemas” que parece lejanamente inspirado en el Ned Beaumont de La llave de cristal (Dashiell Hammett) cuenta entre sus recursos con una extensa agenda de contactos, unas envidiables dotes interpretativas, una serenidad infinita y una gran habilidad para pelear sucio. Para aquellos casos en que estas virtudes no bastan, lleva siempre al alcance de la mano un Colt M1911".

Mirándolo bien, El Viento y la Sangre tiene la estructura argumental del clásico "Retorno al pasado", de Jacques Tourneur, con Robert Mitchum, Jane Greer y Kirk Douglas; pero en femenino. La pobre Lorna huye de una vida depravada con Danny Morton e intenta rehacer su vida de forma sencilla, trabajando de camarera en el café de un pequeño pueblo perdido en las llanuras de Dakota. Pero su pasado vuelve para atraparla y poner en peligro su vida. David Cronemberg llevó a cabo recientemente un estupendo remake con Viggo Mortensen, Una historia de violencia.

Volviendo a la crítica de Harold Diamond Scofield, nos recuerda que muchos críticos consideraron a M. A. West un escritor de segunda o tercera fila, uno de tantos autores pulp que no lograron brillar con la misma fuerza que los grandes iconos del género. Del argumento de Sentimental Journey se dijo que plagiaba el de Cosecha roja. De casi todas sus novelas, que sentía una morbosa tendencia a la violencia gratuita. 
Hoy casi nadie le recuerda. 
Injustamente, ha ido a parar a ese limbo donde Goodis o Manchette habitaron durante años. Y ahí está ahora: esperando un merecido rescate.














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Hasta aquí llega la novela para cuya reseña he utilizado algún párrafo del blog de Alexis Ravelo.
Lo que hay después, antes y alrededor del libro es todo un juego creativo de primera magnitud, elaborado por el autor canario con todo lujo de detalles para poner en pie una novela "perdida" y una autor "olvidado", con una serie de referencias bibliográficas "inventadas", una traductora real (la periodista cómplice Thalía Rodríguez) y hasta notas a pie de página sobre giros de la traducción para reforzar la creencia del traslado al castellano. 

M. A. West no existe.
Alexis Ravelo
Esto es lo que confesó Ravelo en su blog, un año después de la publicación de "El viento y la Sangre" en la Editorial Navona. 
West fue "la máscara que necesitó ponerse un escritor llamado Alexis Ravelo para demostrarse a sí mismo que no era un escritor canario, español o calvo, sino sencillamente un artesano, un escribidor", proclama el autor de la novela.
Todo un delicioso juego netamente literario.

«La encontré tras un gran trabajo de investigación», dijo Ravelo a Pere Sureda, de Navona Ediciones, añadiendo que podría servir para la colección que editaba de novela negra. Sureda, reputado experto, la leyó y se la «tragó», reconoce. Asumida su publicación devolvió la llamada a Ravelo y éste le dijo que se había inventado la biografía de West, sus referencias bibliográficas y los diez trabajos más que supuestamente tenía publicados el estadounidense; que la pieza no se había escrito en Estados Unidos, y que la traductora, la periodista Thalía Rodríguez, era cómplice de la trampa. La novela se escribió en Las Palmas de Gran Canaria en 2012 y su autoría era de quien le hablaba.
Sureda dudó. Se enfadó unos instantes y admitió el mérito: «Juguemos a lo que quieras jugar», le dijo.
Escuchemos a Ravelo: "En parte juego, en parte experimento, en parte (gran parte) apuesta conmigo mismo, a principios de ese año decidí emplear algo del mucho tiempo libre que tenía en plantearme a mí mismo un reto en forma de ejercicio de estilo: lograr escribir una novela negra clásica al modo de los autores norteamericanos de los años cincuenta. Esto no es nada nuevo. Lo habían hecho Boris Vian, Georges Simenon o González Ledesma. Pero ya se sabe: todo está escrito salvo lo que te toca escribir a ti mismo. Y este era un pecado que deseaba cometer. Por supuesto, no bastaría con que yo quedara contento con el resultado: la novela tendría que acabar siendo publicada y los lectores habrían de leerla sin notar que había sido escrita en la parte más africana de España por un autor que no había pisado EEUU en su vida.
(...)
Pronto descubrí que no bastaba con escribir la novela: había que crear una bibliografía esencial, unos cuantos hitos biográficos que sirvieran para perfilar una sombra, una editorial inicial y efímera. Acabé, incluso, escribiendo un prólogo en el que se mencionaban algunos críticos norteamericanos que se habían ocupado de ella. El prólogo, claro está, forma parte de la novela en otro plano de la ficción, pero supuso, para mí, un problema: me vi a mí mismo escribiendo impúdicos elogios sobre mi propio trabajo, amplificando los que ya había incluido en una entrada de blog que debía servir de gancho."



Alexis Ravelo es autor de la saga protagonizada por el rufián investigador Eladio Monroy (Tres funerales para Eladio Monroy, Solo los muertos, Los tipos duros no leen poesía, Morir despacio, El peor de los tiempos) y de La estrategia del pequinés; novelas todas ellas ambientadas en su ciudad natal, Las Palmas de Gran Canaria.

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