jueves, 12 de abril de 2018

CAMPEONES - de Javier Fesser

España, 2018

Salgo del cine profundamente emocionado y con dolor de barriga de tanta carcajada. Fesser es un tipo muy riguroso en su cine, siempre imaginativo, pleno de humor y extraordinariamente humano. 

Marco Montes (Javier Gutiérrez) es el entrenador ayudante del Estudiantes de baloncesto, pero está pasando por una crisis personal. El Alcohol, un accidente y un enfrentamiento con la policía dan con sus huesos en la trena. Juicio rápido y 90 días de trabajos comunitarios: ya que es entrenador, ejercerá como tal en una Asociación de discapacitados intelectuales que tiene un equipo de baloncesto.

"¿Trabajar con subnormales?"  Le suelta ofuscado a la jueza.
Marco tendrá la oportunidad de contrastar sus deficiencias emocionales con las de un grupo de treintañeros con la mentalidad de un niño de seis años.

La película derrocha sabiduría y buen hacer. Sabe lo que está contando y lo hace con desparpajo y gran ritmo. Las personas discapacitadas son francas, directas, carentes de prejuicios y siempre tienen la emoción a flor de piel. La vida para ellos constituye una enorme aventura que Fesser logra trasladarnos con gran humor y sensibilidad. 

¿Qué es más un marino o un submarino?
Le cuestiona uno de los jugadores discapacitados a su entrenador. Ese es el acierto de la película, reflejar el mundo de las personas con discapacidad intelectual en todo su esplendor, captar su lógica y sus formas de expresarse y relacionarse. Todo ello sin moralina, sin tesis, sin fatuo buenismo.
Javier Fesser es un gran entrenador

El guionista y director se ha rodeado de actores discapacitados no profesionales y ha logrado captar toda su nobleza y vitalidad. Para reflejar esa autenticidad ha adoptado el truco de no detener la cámara"Es increíble la de material que estoy utilizando sacado de las tomas antes de "acción" y después de "corten", ha declarado el director.

Como en la hermosa "Intocable", el contenido y el continente de la película están muy bien engrasados. Lo que ocurre en cada secuencia siempre interesa, tiene significado. Con una enorme naturalidad se exploran las emociones, los miedos, los retos, las dificultades, la forma de pensar o las relaciones personales. 
Cinematográficamente la narrativa es impecable. Dura más de dos horas pero pasan volando. No hay esos típicos tiempos muertos de cuando participan actores no profesionales o ese baile impostado que suele falsear las escenas deportivas en el cine. Fesser posee un guión de hierro y demuestra un gran pulso narrativo. Sin estridencias ni subrayados nos muestra las vidas y dificultades de las personas discapacitadas y las contrasta con la vida "normal" de Marco: miedo a los ascensores, temor al compromiso, separado de su mujer, tendencia a ahogar sus penas con gin tonic,...

En definitiva, una triunfal oda a la diferencia y a la autenticidad en medio de la hipocresía rampante del mundo moderno. ¿Qué es lo normal? le dice el gerente de la Asociación a Marco. O también otro de los jugadores cuando le preguntan sobre el entrenador dice: está bien, pero todavía le estamos tratando de su incapacidad. 

En una entrevista el director comentó: "Empecé la película pensando en demostrar que todos somos iguales, y no, todos somos maravillosamente diferentes, acojonantemente distintos. Encontrar la supercapacidades de todos en las diferencias es lo más hermoso que nos puede pasar entre seres humanos."
Exitazo seguro y merecido.




Javier Fesser comenzó su carrera con el poema cómico-onírico-visual de El milagro de P. Tinto. Después basculó al drama más visceral con "Camino"; para volver a alejarse de los caminos trillados con Mortadelo y Filemón. Entre medias no deja de rodar cortometrajes, los últimos ’17 años juntos’ o ‘Servicio técnico’, su otra gran pasión.

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