lunes, 1 de enero de 2018

STAR WARS - LOS ÚLTIMOS JEDI - de Rian Johnson

EEUU, 2017
No sé cuantas veces diremos lo mismo respecto a estos nuevos episodios de Star Wars: película entretenida sin más, con un gran nivel de producción; pero empobrecida por la excesivas repeticiones y su falta de vuelo.

Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana La PRIMERA ORDEN impera. Se trata de un nuevo grupo militar nacido de las cenizas del Imperio y que se ha convertido en una gran amenaza para los planetas libres de la galaxia. Después de diezmar a la pacífica República, el Líder Supremo Snoke envía a sus despiadadas legiones a asumir el control militar de la galaxia. Sólo la general Leia Organa al mando de un reducido grupo de naves de la RESISTENCIA se oponen a la creciente tiranía. Su esperanza se cifra en el regreso del Maestro Jedi Luke Skywalker. 
Tras la muerte de Han Solo y la destrucción de la Base Starkiller en el episodio anterior (VII), Rey viaja en el Halcón Milenario hacia el lejano planeta oculto Ahch-To. Pretende encontrarse con el legendario maestro Luke Skywalker y convertirse en su aprendiz. En otra parte de la galaxia la Resistencia, encabezada por la general Leia Organa (Carrie Fisher) ha logrado contener temporalmente a la siniestra Primera Orden, que opera bajo el liderazgo del General Hux (Domhnall Gleeson) y del misterioso Líder Supremo Snoke (Andy Serkis). Por otro lado el rebelde y antiguo soldado imperial Finn (John Boyega), junto al droide BB-8 y la experta en mantenimiento Rose Tico (Kelly Marie Tran) buscan desesperadamente la forma de anular la técnica con la que la Primera Orden consigue seguir a las naves de la Resistencia incluso a través de la hipervelocidad. 


Dos aspectos resumen para mi esta entrega.
1.-  El guionista y director Rian Johnson he hecho borrón y cuenta nueva con esta película al destruir muchos de los iconos de la saga: Rey es una donnadie en la que, sin embargo, bulle la Fuerza. Kylo Ren no es un malvado unidireccional: anhela la destrucción tanto de los jedis como del emperador. Luke Skywalker es un ermitaño abrumado por el peso de la leyenda jedi, hasta que Yoda le revela que los libros sagrados de la orden, que con tanto celo custodia, no tienen ningún valor. 

2.-  Esta tercera trilogía nació con demasiadas rémoras. Pretende ser un espejo de la original tanto en personajes como en situaciones. Pero los personajes no dan la talla -en cuanto a desarrollo y carisma- y las situaciones que se plantean, de tanto homenajear a la trilogía original, se convierten en meras repeticionesꟸ.

El supermalvado que se suponía iba a ser la continuación de Darth Vader no es más que un niño, tal y como le espeta el nuevo emperador Snoke: "No veo en ti más que un niño que se esconde tras una máscara". Esto es muy cierto y lo resume todo. Tanto Kylo como Rey son demasiado jovencitos para emular a Vader y Luke respectivamente. Nadie les ha construido un bagaje y ya están liados con las máscaras y los sables láser. Todo resulta excesivamente precipitado. Como muchas cosas en esta tercera trilogía: la salvación de Leia sin ir más lejos o la muerte del Lider Supremo Snoke. Incluso la del presunto heredero de Boba Fett, el capitán Phasma. 

La película entera se resume en una simple persecución -eso sí, magníficamente realizada- de los cruceros imperiales contra la últimas naves de la Resistencia. Un episodio demasiado episódico. Se ha querido enriquecer su trama con la visita de la joven Rey al maestro Luke Skywalker y la búsqueda desesperada que inicia Finn para encontrar al mejor hacker de la galaxia, DJ (Benicio del Toro). Pero, del mismo modo que la aparición de este atractivo personaje, todo es muy escueto y nimio. Aunque he de reconocer que las acciones del impulsivo piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) le han hecho ganar enteros en cuanto a un carisma del que el reparto no anda muy sobrado. 

Se habla y mucho, a través de toda la red, de la última imagen de la cinta, con un niño huérfano y esclavizado, pero dotado con el poder de la Fuerza y mirando hacia el futuro. Ésta parece ser la verdadera chispa de la esperanza de la que tanto se habla en este octavo episodio. Pero para mí, esa chispa es que el trabajo de Rian Johnson le haya gustado tanto a la presidenta de Lucasfilm, Katleen Kennedy, como para encargarle el plan general de una nueva trilogía. Eso sí, alejada de la saga Skywalker y enfocada hacia una galaxia inexplorada. 

El excelente trabajo del director y guionista en sus dos películas previas, Brick y Looper, más la liberación de personajes y tramas en las galaxias, me hace concebir una nueva esperanza. 
Imagen del Libro de Arte  de Star Wars VIII



















¿De verdad van a repetir los esquemas de la trilogía original hasta la saciedad?
El enfrentamiento del joven padawan frente al mismísimo emperador mientras observan en las pantallas cómo los cruceros imperiales aniquilan a la Resistencia ya lo vimos en el episodio VI.
También el enfrentamiento entre la joven Rey y el oscuro Kylo Ren  pulsando aquella las presuntas dudas morales de Kylo. No deja de ser más que un remedo del enfrentamiento entre Luke y su padre en el episodio VI. 
El aprendizaje de la joven Rey con el maestro Luke en un planeta lejano, copia el que realizó el propio Luke con Yoda en el planeta Dagobah, episodio V. Allí Luke afrontó la prueba definitiva introduciéndose en una cueva donde se encontró con el mismísimo Darth Vader. Reaccionó con coraje y le arrancó la cabeza, pero bajo la máscara se encontró a sí mismo. Ahora la joven Rey también se introduce en una cueva pero sólo encuentra un espejo. Un espejo bastante soso que no tiene mayor evocación ni profundidad. 
Incluso la batalla final de estos últimos jedis reúne a los vehículos bípedos del imperio ante el cuartel general subterráneo de la Resistencia, tal y como ocurría al principio del episodio V, El Imperio Contraataca. Simplemente han cambiado el blanco de la nieve por el de la sal....
Todo el mundo (guionistas y directores) afirman que trabajan con absoluta libertad en esta nueva Lucasfilm perteneciente a Disney; por lo que cabe pensar que es la veneración, propia de los trémulos fans, la que está cortando las alas a esta nueva trilogía. Cuando Georges Lucas afrontó una segunda trilogía de su lejana galaxia, no necesitó autocitarse constantemente. Su imaginación e innovación siguieron produciendo nuevos mundos, situaciones y personajes que expandieron la franquicia.

Esta maravillosa saga que aúna los valores del más clásico western con la fantasía de la Fuerza y el entorno político del ascenso y caída del Imperio Romano, necesita creadores y no cándidos fans convertidos en emuladores.

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