de Yann Martel
"Quisiera decir algunas palabras acerca del miedo. Es
el único y auténtico adversario de la vida. Sólo el miedo puede vencer a la
vida. Es un contendiente traicionero y perspicaz, y bien que lo sé. Carece de
decoro, no respeta ninguna ley, ningún principio. Te ataca el punto más débil,
que siempre reconoce con una facilidad inefable. Empieza con la mente siempre.
Estás tranquilo, sereno y feliz y al poco rato el miedo, ataviado con la
vestimenta de duda afable, se te cuela en la mente como un espía.
La duda se encara con la incredulidad y la incredulidad
trata de expulsarla. Sin embargo la incredulidad es un mero soldado de infantería desprovisto de armas. La duda le elimina en un santiamén. Te
inquietas. La razón viene a luchar por ti. Te tranquilizas. La razón está bien
equipada con armas de ultima tecnología. No obstante, de forma asombrosa, a
pesar de contar con unas tácticas superiores y un número de victorias
aplastantes, la razón se queda fuera de combate. Te sientes debilitar,
flaquear. La inquietud se torna terror.
El miedo entonces acomete contra el cuerpo, que ya se había dado cuenta de que algo va horriblemente mal. Los pulmones ya han salido
volando como un pájaro y las tripas se te han escurrido como una serpiente.
Ahora la lengua se te cae muerta como una zarigüeya y la mandíbula empieza a
galopar sin poder avanzar. Ensordeces. Los músculos te tiritan como si
padecieras de malaria y las rodillas te tiemblan como si estuvieran bailando.
El corazón se pone demasiado tenso y el esfínter se pone demasiado relajado. Y
lo mismo ocurre con el resto del cuerpo. Cada parte de ti, de la forma que más
le convenga a ella, se te desmonta. Lo único que sigue funcionando bien son los
ojos. Ellos sí que le prestan la atención debida al miedo. Te ves tomando decisiones
precipitadas de forma atropellada. Despides a tus últimos aliados: la esperanza
y la fe. Y ya está, tú mismo te has derrotado. El miedo que no es más que una
impresión, ha triunfado sobre ti."
Se acaba de estrenar la película "La vida de Pi", dirigida por Ang Lee. Como en muchas ocasiones, la película sólo ilustra una parte de la novela, siempre más rica en matices y más redonda en su plan.
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