El Bunraku es el nombre genérico por el que es conocido el teatro de marionetas japonés Ningyo joruri (marionetas e historias contadas). Se caracteriza por la unión de tres artes escénicas distintas, las marionetas, la recitación y la música del shamisen.
En el caso que nos ocupa, Bunraku es la forma del relato, con una escenografía muy estilizada tipo decorado teatral y un narrador. Mientras que la historia es la típica del western. Un forastero (en este caso dos) llegan a un pueblo que vive sojuzgado por un desalmado: Nicola, el Leñador; quien con una numerosa banda y una guardia de corps formada por 9 asesinos domina el pueblo a placer.
Se ha dicho y repetido que la película bebe de las fuentes de Kill Bill y Sin City. Es cierto. Pero Bunraku tiene su propia paleta de colores y múltiples hallazgos visuales.
Unos maravillosos créditos realizados con marionetas, (se pueden ver aquí) nos introducen en la historia de una civilización guerrera y autodestructiva hasta llegar a la ciudad actual donde están prohibidas las armas. El narrador nos cuenta: "siempre que dos personas compartan un territorio acabarán disputándolo". (siendo Guy Moshe israelí sabemos de qué habla) y también "el ser humano ha inventado más formas de matar que de hacer el pan o el amor". Esto nos avisa de la violencia que sigue.
Lo más atractivo sin ninguna duda es el aspecto visual que juega con espacios teatrales y luces y sombras mientras coreografía un enfrentamiento a muerte que mezcla el spaguetti western, el cómic y el cine de samurais.
Lo más atractivo sin ninguna duda es el aspecto visual que juega con espacios teatrales y luces y sombras mientras coreografía un enfrentamiento a muerte que mezcla el spaguetti western, el cómic y el cine de samurais.
Aunque es verdad que la historia no va más allá de clichés extraídos de otras películas y géneros, está muy bien rodado y el resultado es entretenido.
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