viernes, 14 de octubre de 2011

Contagio

de Steven Soderbergh

Está claro que a los americanos les gusta este tipo de historias: una pandemia que amenaza con destruir a la humanidad. Se puede decir que cada década tiene la suya, sea el ébola, la gripe aviar o la peste bubónica.
Soderbergh aporta la tensión de una investigación contra reloj, los movimientos típicos de gobiernos y empresas famaceúticas y los pequeños dramas familiares. La aportación más seria es la veracidad de la propuesta. La película está rodada con limpieza y parquedad, sin caer en efectismos. Pero resulta plana, por momentos carente de interés. Se muestra previsible y, sobretodo,  apenas contiene emoción. Como novedad vemos el papel que juega un blogero free lance, interpetado por Jude Law. Pero como todos los personajes -aunque interpretados solventemente por primeras figuras- acaban resultando intrascendentes.

Cuando el asunto es simplemente el pánico general y sus pequeños dramas, para mí carece de interés. Ya Dustin Hoffman se las vió recientemente con un primo del ébola en Estallido de W. Petersen, un thriller que mantiene el interés aunque no pasa de rutinario.
Creo que la pandemia en cine reacciona mejor como escenario que como actor principal. En 2010 pudimos ver The Crazies, de Breck Eisner que se deslizaba gozosamente al ámbito del terror. También la  miniserie de TV El Factor Hades, con Mira Sorvino y Stephen Dorff, ganaba enteros para mí  al añadir un componente de espionaje y suspense que la hacía muy atractiva. No en vano el libro es de Robert Ludlum, autor de la saga Bourne. Y por supuesto mi preferida si el mundo tiene que venirse abajo por una pandemia es Los doce monos, de Terrry Gillian.  Aunque allí la pandemia es el futuro (o el pasado para un confuso Bruce Willis) y lo interesante está en el camino. Si de virus que amenazan al mundo hablamos, no quiero olvidar el clásico de Don Siegel, La Invasión de los ladrones de cuerpos, donde unas esporas llegadas del espacio  nos ofrecían una catástrofe más íntima, eliminando nuestros sentimientos y nuestra moral, en fin, aquello que nos hace humanos. Este miedo debe ser tan cerval que la película, de 1.956, cuenta ya con tres remakes. Uno más militar de Abel Ferrara, flojo. Otro estupendo y respetuoso con el clásico, dirigido por Philip Kauffman y el último Invasión, interpretado por Nicole Kidman, del montón. Sin salir de los clásicos de ciencia ficción, recordaré La amenaza de Andrómeda de Robert Wise, con un desarrollo muy intrigante al encontrar un pueblo donde todos han perecido menos un bebé llorón y un viejo borrachín.

Y volviendo al terror, seguro que todos retenemos en la retina ese Londres desierto y mudo de 28 días después, asolado por un virus de la rabia. Saga magníficamente continuada por nuestro Juan Carlos Fresnadillo en 28 semanas después. 
No salgamos de Londres para finalizar con una terrible amenaza presentada como muy cercana a nuestros días:  Hijos de los hombres de Alejandro Cuarón;  película rodada con un brío extraordinario que refleja una humanidad incapaz de reproducirse, al borde del abismo.

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