de Mike Nichols
El gran Aaron Sorkin, guionista de la memorable serie "El ala oeste de la casa blanca" nos invita aquí a un divertimento ácido. Un congresista vividor y mujeriego es capaz de ver cómo se puede derrotar a los rusos en Afganistán y conseguir que se aprueben cientos de millones de dólares para apoyar con armamento a los entonces amigos talibanes.
Una vez expulsados los rusos es incapaz de lograr ni siquiera un millón en calderilla para ayudar a crear escuelas y hospitales.
Prevenir es curar parece gritar. Pero para los EEUU la enfermedad ofrece réditos.
La película es seca y precisa. Destila mala leche, humor y unos diálogos marca de la casa, brillantes y afilados. Cada uno ocupa su lugar: el juego de favores entre los congresistas, los lobbys de influencia, los actuales y tan de moda tea partys representados por Julia Roberts que utiliza todo a su alcance para imponer su ideologizada visión del mundo.
El personaje de Tom Hanks es brillante y sutil, la fascista encarnada por Julia Roberts sabe jugar la partida alternando sus bazas con dinero, amenazas o directamente sexo. Pero el personaje más enloquecido y bestial es el espía que encarna Seymour-Hoffman, candidato al Oscar con todo merecimiento. Un descreido superviviente de mil batallas que como todo buen cínico conoce la verdad y sabe que la darán mil patadas antes de ponerla sobre la mesa.
"(El Congresista) -Quién está llevando esta guerra.
(El Espía) -Yo y otro."
Esta pose y esta respuesta resume lo que cuenta la película. Una visión cateta y miope del mundo y sus conflictos. Desnudos en sus miserias.
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