domingo, 15 de abril de 2012

La tía de Seaton y otros relatos

de Walter de la Mare

Son relatos de presencias, de ausencias y sospechas. La mayor parte están protagonizados por niños lanzados al descubrimiento de un mundo a veces de ensueño, a veces de pesadilla, siempre misterioso.   En el camino siempre hay una extraña mujer que ejerce de ménade.

De la Mare ciertamente es un escritor expresionista en cuanto que en sus páginas no existe nada que no sea su propia y sobrenatural visión de la realidad. Sus relatos describen de forma aguda y elegante el mundo físico y las acciones de los personajes por lo que el contraste con lo fantástico de lo narrado es muy vívido.
Los relatos omiten una resolución pulcra, cerrada y sorprendente. Sus finales son como todos ellos, abiertos. La cuestión es el mundo al que accedemos, mitad recuerdo, mitad ensueño.

Hay dos párrafos en el libro que parecen describir su propio estilo y su mundo:

"Su oyente se esforzaba en comprender. Estas palabras inconexas no le decían nada claro y concreto, y no obstante estaban cargadas de significados siniestros e incomprensibles." p. 83
"Confieso que consiguió fascinarme. Hay un "pathos" melancólico, tenso, vibrante, lacrimoso, en esa canción; pero bajo aquellas manos viejas y magistrales lloraba suave y amargamente la soledad y el desesperado extrañamiento del mundo". p. 125
La señorita Miller y La señorita Duween nos muestran el encuentro de un niño con un mundo fascinante. El de la señorita Duween afecto a la fantasía y la locura. El de la señorita Miller es el mundo donde vive la Alicia de Lewis Carroll: 
"...pues desde una de aquellas ventanas lo vi huir por primera vez.
-¿Qué vio huir?
-Eso, mi vida, es lo que no puedo distinguir con claridad -dijo la señorita Miller, inclinando su larga nariz y el ala de su sombrero en dirección a la niña como una cacatúa en su percha-. A unos que huyen y otros de los que se huye, y la distancia es lo que da encanto a la escena. Lo que puedo decir es que parecía algo o alguien que yo no quería precisamente que se fuera ¡Y cuánta luna! p.221
En Crewe una estación solitaria es el espacio donde surge una voz que refiere una historia. Una historia también hecha de retazos, de recuerdos. Un puzzle que va componiendo "Una voz rara, apresurada, incoherente e interna, como de un hombre en sueños o bajo el efecto de una droga." p. 137

En Un artesano ideal un niño enfrascado en una guerra con los adultos se encuentra con un crimen real.
En Desaparecida también es otra persona que se acerca a referir una historia  mientras el protagonista está refugiado en un café solitario.


Walter de la Mare nació en Kent, en el seno de una familia de ascendencia hugonote francesa, como su colega irlandés Joseph Sheridan Le Fanu. Sus poemas y libros infantiles son muy populares en Inglaterra. Su gran afición fue la fantasía, de la cual consideraba que existían dos tipos: la propia de los niños y la de los muchachos. Aseguraba que era en el límite de ambas donde habían vivido Shakespeare, Dante y el resto de grandes poetas de la historia. Sus cuentos son refinados artefactos de terror psicológico presididos por una gran fuerza evocadora de lo fantasmal. 
H. P. Lovecraft , en El horror sobrenatural en la literatura, afirmó de él: 
"Era un poeta cuyos versos fantasmales y exquisita prosa están sellados con las huellas de una misteriosa visión que cala hondamente en las esferas veladas de la belleza y las tremendas y escondidas dimensiones del ser humano". 
G. K. Chesterton escribió un artículo* sobre la singularidad de Walter de la Mare: 

"Podemos decir que, a comienzos del siglo XX, se produjeron dos movimientos hacia lo imaginativo o fantástico, que se alejaban de lo estrictamente racional y material: un movimiento centrípeto y uno centrífugo. Una espiral espiritual que marchaba hacia adentro, hacia los secretos sueños subjetivos del hombre, y otra, que marchaba hacia los poderes o la verdades que parecen estar más allá de su alcance. El nuevo mundo logrado por la primera fue la burbuja grande, ardiente, iridiscente de la quimera de Barrie; el mundo revelado por la segunda fue ese mundo de cielos extraños, en las extremidades del mundo y en los confines del mar, que aparece a gran distancia entre los relampagueos de imaginación de Walter de la Mare. Podríamos decir, brevemente, que Stevenson y Barrie pueden producir bucaneros espantosos que chorrean sangre, sin asustar a los niños; mientras que De la Mare puede producir sauces podados o graneros encalados con riesgo inminente de asustar a los niños, y hasta a los grandes."

* G. K. Chesterton "El hombre común y otros ensayos sobre la modernidad"

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